Re: C'est la vie [Priv. Elluka Clockworker]

por **Elluka Clockworker** Sáb Dic 26, 2015 8:58 am

Elluka

Yo no estaba sorprendida al escuchar la historia del hombre. De cierta manera me lo esperaba. Ese verbo del más enamorado y talentoso de los poetas, esa mirada que a veces parecía la más fría de la zona helada, incluso esa manera arrogante de hablar cuando se siente amenazado, todo parecía una funda que buscaba proteger la más frágil y fina de las dagas. Un suspiro pequeño y silencioso salió de mis fosas nasales mientras sonreía de lado. Me provocaba ternura esta faceta nueva que me había permitido ver. Pude ver la magnificencia de la más bella de las gladius, porque la misma espada me lo permitió. Tenía que decir algo después de escuchar semejante historia, pero ¿Qué debería decir? Fuji pidiéndome tutearlo hizo que me olvidara por completo de las palabras que estaba preparando. Fue algo tan repentino que hizo que mezclara palabras y sílabas, haciéndome ver cómo la más torpe de las musas.
-Si eso desea... ¡Deseas! Deseas. -Mi cara se sentía en llamas, pero ni una gota de sudor se generó por ella. Ya había abandonado de esa manera la etiqueta, siempre que me lo pedían lo dejaba de hacer, era algo extraño pero soportable y, a final de cuentas, a lo que me podría adaptar. Pero aún así se sentía diferente en este caso, Fuji era demasiado especial. Estaba entrando en una confianza mayor con él, ¿verdad? Me sentí tan feliz que una sonrisa tan amplia como el jardín que recorríamos se hizo pasó en mi rostro. Me ajusté la voz y dejé de caminar de nuevo, esperando llamar a atención ajena.
-Fuji. -Clavé un momento mi mirada en el suelo, a pesar de que no podía distinguir nada. Me sentía avergonzada, pero lo quería ¿era natural pedirlo? Había dicho que ambos nos queríamos, ¿verdad? Alcé mi rostro mientras cerraba los ojos con suavidad.

Julio

-Louise Françoise LeBlanc De la Vallière. -PawnChessmon la nombró al cielo mientras asistía mi aún entumecida mejilla con una pomada. Ese peón siempre andaba preparado, pero no esperaba esto. -Esa muchacha tanto lo mete en problemas como lo saca. ¡Sólo mire cómo ha quedado! Sabía quién era Fuji Raikomaru, debió haberse abstenido de tanta tensión. -Ya era costumbre, desde la desaparición de mia bambina todo ha sido así. Cheshire me ha regañado por los problemas en los que me meto gracias a buscarla ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la ultima vez que la vi? No ha pisado su casa desde hace poco más de un año.
-Lo sé, lo sé. -Comenté en una voz monótona, exigiendo con ella a Cheshire que se callara. Sé que se preocupaba por mí, pero ese peón no entiende lo que es querer a alguien desde adentro. -Esa mujer era idéntica a ella, ¿No lo crees? -Suspiré mientras divisaba la escena entre la pareja que acababa de enfrentar hacía unos minutos. No me he rendido, no me rendiré hasta que mia bambina proclame amar a alguien digno de ella.

por Fuji Raikomaru Sáb Dic 26, 2015 9:58 am

Fuji

Al parecer mi petición la tomó con la guardia baja, ¿me habré equivocado?, no debía ser eso. Posiblemente solamente se encontraba sorprendida, asentí con la cabeza sonriente al escucharla. - Me siento tan comodo contigo que deseo por un momento dejar de ser el señor Raikomaru, el holy knight of the Deadly Rose, el conde y el primer ministro... contigo puedo ser Fuji, ademas, eres la persona mas cercana que tengo, así que naturalmente tienes permitido llamarme como te haga sentir mas comoda -Con el pulgar acaricíe su mano, intentando que se relaje un poco, al menos mi corazón había detenido su galope salvaje. Ella me transmitía una sensación refrescante, es como dije cuando nos conocimos hace poco mas de un año, ella es mi justo cambio de aires, viento de comienzo. Seguí mi andar, casi ritmico por el bastón que me acompañaba tan fiel como Lilithmon. La demoniaca dama esperaba mi regreso en la base, no hubiese sido prudente traerla, verdaderamente quería privacidad con Elluka.

Al escuchar mi nombre, ladee la cabeza ligeramente sorprendido. No era la primera vez que lo decìa, pero era la primera vez que no era por el calor del momento, sonreí alegre como un niño, contadas personas me llamaban de esa forma, tal vez Sigrun Vinter y Cadejo Shiroi eran las únicas persona.

Por un momento presté particular atención, mi mirada se entrecerró notando sus gestos suaves. Lo noté, y fue cuando en mi mente comenzó una lucha sin cuartel. Había leído decenas de novelas romanticas, había visto la sirenita de Disney, sabía que esa era el momento en que el cangrejo Sebastian cantaría. Ya lo había hecho antes, cientos de veces, pero la dama con cabellos de cerezo tenía cierto... Je ne se quoi, que me hacìa sentir como un verdadero primerizo inexperto, y posiblemente, plebeyo, ¿Así se sentirían los plebeyos?.

Me armé de valor, me acerqué a ella con decisión, y entonces me relajé. Lleve mi diestra hacia su rostro, con los parpados cerrados se veìa tan hermosa, tan magnifica, que por mi pecho corrió un escalofrío reconfortante. Era como tener mariposas, una sensación similar a cuando galopé por primera vez un potro con once años, y a la vez, imposible de comparar con cualquier tipo de emoción previa. Acaricié su rostro, y me decidí a sentirlo, era suave, cálido, tan blanco como la nieve pero no parecía pálida, tenia un balance perfecto, Da Vinci sería incapaz de pintarla distraído por su belleza.

En poco menos de un par de segundos, cerré mis parpados "dejandome llevar" como suelen decir. Me acerqué a ella, y deposité el mas dulce beso en sus labios, salído directamente de mi corazón, podía sentir en mi interior como le transmitía todas mis emociones con el mas ligero de los roces. Eran suaves, eran cálidos, eran perfectos. Mis mejillas se tiñeron bordó al contacto, y separarme del contacto fue sin duda mas dificil que salir de la Dark Area.

Al estar nuevamente a unos pasos de la joven, extendí mi diestra hacia ella mientras con la zurda sostenía mi bastón. Podía caminar sin él, pero era indudablemente mas incomodo, y hacìa notoria mi discapacidad. El sol ya podía verse detrás de los edificios en la lejanía, debian ser las siete de la mañana en ese preciso momento, y fue cuando entregué una sonrisa llena de emoción a mi acompañante. - Vamos, el día recien comienza y al que madruga, Yggdrassil lo ayuda -El horario de apertura de la enorme torre detrás nuestro ya estaba cerca, y tenía preparadas mas de una sorpresas para ese día, cuanto antes mejor.

por **Elluka Clockworker** Sáb Dic 26, 2015 11:49 pm

Elluka

Sentir los labios ajenos junto a los míos era una sensación indescriptible, era como si el mundo se apagara al instante del más mínimo contacto para darnos tiempo de disfrutar todo lo que quisiéramos. El calor subía a mi rostro, pero mis manos dejaron de temblar poco a poco al colocarlas en los hombros del emperador, por lo que no me sentía tan nerviosa. ¿Qué era lo que tenía que lo hacía tan adictivo? Me costó mucho dejar separarnos del beso, pero al hacerlo mi sonrisa estaba tan satisfecha por la ola de sentimientos que me fueron transmitidos a la perfección, y a la vez tan hambrienta por saber más por medio de su boca que tanto me erizaba la piel. Tal vez ese suspiro que salió desde lo más profundo de mis entrañas era señal obvia de ello, era increíble como mi mismo cuerpo deseaba comunicarle a ese caballero lo mucho que me gustaba. Comencé a avergonzarme y me refugié en mis hombros con disimulo.
-Siempre tan elocuente, eres peligroso. -Bromeé con una tenue carcajada que trataba de ocultar mi previo pensamiento mientras posaba mi zurda sobre la mano que me ofreció. Estar con Fuji me hacía feliz, no podía negarlo, pero aún me sentía algo nerviosa estando en París. Ya había una persona que me conocía, o por lo menos conocía a Louise ¿dónde estaba mi familia? ¿Ese muchacho era parte de ella? El topármelos no había cruzado por mi cabeza en dicho momento. Una serie de sentimientos encontrados se abrió paso en mí, no sabía qué debía hacer en dado caso. Dudaba que haya sido alto bueno dejar a Julio sin decirle lo que ocurrió con esa chica. Sacudí la cabeza para barrer mis preocupaciones y sonreí nuevamente a mi acompañante. -¿Cuál es el nuevo plan? ¿A dónde vamos? -Pregunté mientras daba un paso hacia el hombre de ojos de avispa. No necesitaba hacerme preguntas que no me podía responder ahora, lo único y lo mejor que podía hacer era aprovechar la intención de Fuji y disfrutarlo lo más posible.

por Fuji Raikomaru Dom Dic 27, 2015 9:01 am

Fuji

A medida que avanzaba una cuota de misterio abordó mi sonrisa, decidí no revelarle nada que no fuese obvio, mi mano pasó por encima de mis labios como si estuviese sellandolos con una cremallera. - Si te revelase donde vamos no sería una sorpresa, solamente te puedo confirmar que pocos favores se le pueden negar a un primer ministro que hace un poco de filantropía, y que sabe hacer amigo en la ONU -bromeé para que no se preocupase por nada ese día, era cierto que tuve que mover un par de influencias para prepararlo todo. Sin embargo, cada segundo con ella valía mas que toda mi fortuna; las memorías de ese día se atesorarían por siempre en mi mente, no necesariamente había sucedido nada epico, nada de duelos a muerte, rescates a reinos mágicos, era algo mas simple y a la vez mas importante, simplemente se estaba forjando mi futuro con ella, y eso para mí era lo mas valioso.

Una vez atravesamos el campo de marte, la vista mas imponente consistió en estar al pie de la gran torre Eiffel, que permanecía durmiente aún de no ser por los trabajadores que ya estaban llegando a la misma. Un puñado de efectivos de la policía parisina se podían ven haciendo guardia en los alrededores, siempre supe que la mejor forma de no levantar sospecha y permanecer oculto, era ser espontaneo a simple vista; por lo que ante la mirada de cada efectivo policial, me retiraba el sombrero en un saludo tìpico mientras sonreía deseandoles buena jornada.

No fue difìcil ingresar en el monumento junto con los trabajadores, adentro de la misma, un hombre de traje formal y edad avanzada se nos acercó. Era calvo como si la luna llena estuviese sobre su cabeza, pero portaba un frondoso bigote grisaceo que se arqueaba al sonreír. El viejo de escasa altura se nos acercó, acomodando sus lentes con marco de plata. - ¡Joven amo! -exclamó el hombre con profunda alegría mientras me abrazaba, tras yo corresponder al abrazo con calma aunque igual de alegre que el caballero, nos separamos. - He concertado todo tal cual me lo pidió por carta, me ha sorprendido verdaderamente su visita a la ciudad... ¡Oh!, ¿donde están mis modales?, es un placer conocerla señorita, mi nombre es Benoit -El anciano se inclinó ante Elluka sin siquiera generar una arruga en su traje, aunque su rostro, era otro tema.

- Elluka, él es Benoit, Benoit, Elluka Clockworker... -Los introduje moviendo la zurda sin soltar el bastón en un ligero ademan. - Benoit estuvo desde mi nacimiento encargandose de mi cuidado, es el mejor mayordomo que una persona puede pedir, ademas de todo ha sido siempre un gran amigo mío y un tutor de primera categoría -Ante mis palabras el anciano hizo poco mas que sonrojarse, antes de tomar el pañuelo de seda que colgaba perfectamente plegado desde el bolsillo de su chaleco, y secaba sus lagrimas de emoción. - Sus palabras son demasiado amables, no soy mas que un viejo en mal estado que ha sido bendito al poder verlo crecer... Es la viva imagen de su padre sin duda, cuando lo nombraron Primer Ministro todos en la mansión no cabiamos en nosotros de la emoción -Antes de seguir hablando Benoit hizo silencio, sus ojos se llenaban de lagrimas con relativa felicidad al pensar en mí. Le palmeé el hombro con una sonrisa para que se relaje, y le pedí que tuviese todo listo para mi retorno, puesto planeaba pasar la noche en la ciudad.

Veloz como un relampago, el anciano se retiró tras despedirse de manera apropiada de ambos, y nos dejó nuevamente solos en la base de esa imponente torre. - Él es uno de los pocos trabajadores de mi familia que verdaderamente se preocupaba por mí, cuando mis padres murieron él decidió quedarse conmigo hasta que llegué a la mayoría legal, y no aceptó jubilarse nunca, hoy en día es quien se encarga de entrenar a las doncellas, criadas y demás mayordomos de la mansión en la ciudad -expliqué mientras nos acercabamos con un andar simple al elevador que conducía a la cima de la torre, por razones más que obvias no podía realizar el ascenso a pie, esperaba eso no la moleastase.

- ¿Como te sientes?, sé que debe ser dificil estar de regreso aquí, si en algún momento quieres retirarte solo necesito chasquear los dedos y estarémos en la Ciudad Central, así que no te cortes conmigo que lo último que necesitamos es tímidez y malos tragos.

por **Elluka Clockworker** Lun Dic 28, 2015 6:36 am

Elluka

-Oh vaya, usted... -Me ajusté la voz y me corregí. Era algo difícil el tutearlo, sentía que mi corazón iba a explotar por la gran aceleración que tomaba, pero era necesario. Deseaba ser más cercana a él, quería sentir que estaba más que apegada a ese caballero. -¿Tú siendo filántropo? -Pregunté en un tono exagerado mientras arqueaba ambas cejas, haciendo gala de mi picaresca y juguetona sonrisa. Una pequeña risita salió de mis labios. Era obvio que bromeaba, yo sabía que ese hombre estaba rodeado de misterio y una extraña sensación de oscuridad... Pero era bueno, podía sentirlo desde muy dentro. Era esa oscuridad que no podía existir sin la luz, tal cual como es viceversa. Si él era la misteriosa oscuridad, ¿Sería yo su radiante luz? Eso me gustaría pensar, ser el complemento perfecto para el otro y no poder hacer nada para cambiarlo. Fuji era tan especial que me hacía pensar semejantes cursilerías, hacía despertar mi corazón de doncella. Todo eso lo pensaba mientras atravesábamos la parte del Campo de Marte que colindaba con el titán de acero. Los trabajadores comenzaban a llegar, y Fuji les dirigió una sonrisa a los oficiales que pasaban, me pareció un gesto encantador.

Entrando al edificio, un señor bien trajeado nos recibió con una cálida mirada que podía percibir sin necesidad de tener una buena visión. Regaló un abrazo igual de cálido a mi acompañante, no pude hacer más que dejar salir una sonrisa de ternura. Y pensar que hacía unos minutos Fuji había sentenciado no haber sido capaz de sentir afecto por sus sirvientes, ahora era algo difícil de creer. Hice una reverencia cuando Fuji me presentó al susodicho. Parecía un abuelo orgulloso de su nieto, tal vez incluso un padre, cuando escuché a Benoit hablar maravillas de su amo, provocó una sensación de cosquilleo en mi interior, como si me contagiada todas sus emociones al punto de hacerme sentir igual de grande por estar al lado de semejante príncipe de esmeralda melena. Sentí igualmente por unos momentos, quería a alguien que me quisiera de la manera en la que el adulto demostraba querer a Fuji, tan conmovedor que era imposible no reflejar alegría en mi rostro. Era un ambiente tierno y cómodo para mí, ya que no necesitaba usar mis ojos para darme cuenta de todo.

Una vez que el mayordomo se fue y nos acercábamos al elevador que nos llevaría a la cima, el imponente gallardo me contaba más sobre el mencionado.
-Podía sentir todo ese cariño que te tenía, era algo totalmente enternecedor, envidiable. -Comenté juntando ambas manos por detrás y alzando mi mentón, adopté una postura alegre que podía ser percibida a kilómetros. Casi tropecé al escuchar la siguiente oración, ¿Cómo era que podía leer mis pensamientos? Esbocé una sonrisa y volví a aferrarme al brazo del príncipe, pretendiendo que era un asunto de mi visión. -No te preocupes, sólo te necesito a ti a mi lado para poder pasarla de maravilla. -El elevador comenzó a ascender, y pude divisar al muchacho rubio a medida que subíamos. PawnChessmon ya no estaba a su lado, seguramente yacía en su digivice debido a que la gente comenzaba a aparecer persona por persona. Acerqué mi mejilla al hombro del de los ojos de oro, reposando mi cabeza en el mismo. -La única timidez de la que podría temer es la que me impones con sólo escuchar tu voz, es como ser todo y nada al mismo tiempo; tener al mundo tan cerca, pero tocar el vacío, como un cosquilleo que siempre está presente, pero no puedes detectar. -Suspiré antes de darme cuenta que pensaba en voz alta. Mi cara enrojeció por completo y mi corazón inició una carrera por escapar de mi pecho. ¿Qué estaba diciendo? ¡Demasiado vergonzoso! Trataba de explicarme, pero no lograba conectar una sola palabra. Incluso desvié la mirada cuando no podía ver nada. -Y-Yo solo...

por Fuji Raikomaru Mar Dic 29, 2015 12:02 pm

Soundtrack.

Fuji

Esperaba que las palabras dulces como la miel que se desprendían de sus labios fuesen la realidad, como hombre nunca podría entender del todo a las mujeres, y como persona tampoco había sido mi especialidad el haber pensado con anterioridad en cosas como los sentimientos ajenos, o el bien común. Posé mi palma sobre su mejilla, buscaba calmar su nerviosismo, deposité un suave beso en su frente. - L'oiseau que tu croyais surprendre, battit de l'aile et s'envola; l'amour est loin, tu peux l'attendre, tu ne l'attends plus, il est là... -Recité susurrandole a su oído, era lo mas acertado en respuesta a su declaración, siempre había amado la obra de Bizet que lo había inmortalizado y mostraba ese lado picarezco, burlón, y caprichoso del amor.

Acaricié con la punta de mis dedos el dulce rostro de mi amada, atreviendome inclusive a contornear su cuello con el ligero roce de los mismos. Deseaba pasar cada segundo con ella, poder explorar su alma con mi mirada, simplemente estar a su lado ya me sumergía en el mas profundo de los oceanos, no tenía palabras exactas para describir cada sensación; igual que Alejandro el Magno soñaba con alcanzar el oceano viajando incesablemente al este, yo añoraba desentrañar cada petalo de esa bella rosa, entenderla, verla florecer; ¿capricho, deseo u obsesión?, tenia un poco de todas ellas conmigo.

Tras unos segundos con mi vista perdida sobre la joven, como un lobo observando una pequeña oveja, dejé escapar una ligera risa. - Vaya, ¿es que acaso eres un hechizo de amor, o un embrujo de locura? -Roté mi cuerpo de manera que pudiese ver por los enormes ventanales del elevador, en dirección a la ciudad que poco a poco despertaba. A casi doscientos metros del suelo, la vista era magistral, los tintes del cielo, las luces de la ciudad, los edificios, todo se convertía en una bella pintura; verdaderamente era obra de dioses, tíranos y libertadores.

- Paris es la ciudad del amor, yo creo que, es el amor de sus habitantes, de sus historias, de cada uno de sus lugares lo que crea la magia... Es amor genuino, eterno y etereo, prohibido, pecaminoso y sin embargo santo, y perfecto; es la primera vez que puedo entenderlo a la perfección -susurré mientras contemplaba ese panorama, había notado que la vista de Elluka no se encontraba en optimas condiciones, pero esperaba que pudiese ver aunque sea una pequeña parte de lo que yo veía.

por **Elluka Clockworker** Jue Dic 31, 2015 3:49 am

Elluka

El roce de sus labios contra mi oído y la caricia de su aliento contra el costado de mi rostro, estoy segura que esas fueron las razones por las cuales un escalofrío caprichoso se apoderó de mi cuerpo. El aria Habanera de Bizet era una manera muy acertada de describir este romance tan juguetón. Traté de sonreír de manera picaresca para esconder mis nervios, pero su mirada era tan intensa que todo fue en vano. Quería recitar algo que respondiera a ese murmullo tan encantador, algo que lo hiciera sentir tal y como me hizo sentir, unas palabras que lo hicieran ruborizar... Y sin embargo, en mi boca sólo había un vacío y en mi garganta un nudo que me impedían cumplir mi objetivo como si de ello dependiese mi vida. ¡No era justo! ¿Qué estaría sintiendo él al verme así?

No pude evitar esbozar una sonrisa al primer suave tacto en mi cara, una sonrisa que fue intercambiada por una expresión de ligera sorpresa al su mano bajar hasta mi cuello. Fue tan inesperado que un cosquilleo hizo que me removiera un poco. La intensidad de su mirada creció y fue como si mis cuerdas vocales se hubieran evaporado. Me sentía hipnotizada por la intensidad de ese par de temas doradas, haciéndome incapaz de mirar hacia otro lado aún y cuando todo era una obra a acuarelas sin definir. Sentía como excavaba por medio de mis ojos hacia mi alma, como si pudiera ver todas mis memorias y las leyera como la novela más intrigante de todas. Su risa era un aria de amor aún más expresiva que la Habanera, traviesa y caprichosa, dominante e inocente. Un pájaro rebelde no era suficiente alegoría a esa risa, no había palabras.

Su silueta mirando hacia el paisaje que nos regalaba el estar subiendo el gigante de acero me hizo buscar también la belleza de la pintura dinámica que era Paris. A diferencia de la percepción del hombre que tanto me hacía suspirar, podía apreciar a la perfección las cosas a la distancia, el campo verde, la villa detrás. Sin embargo, no estaba observando con toda mi concentración puesto mis oídos estaban fijados en la voz ajena. Llevé una mano a mi pecho cuando terminó de hablar, mi corazón estaba latiendo tan fuerte que no me sorprendería que Fuji pudiese escucharlo si prestaba atención. Amor, estaba diciendo que comprendía el amor ¿verdad? Me acerqué un poco al costado de ese emperador y lo miré. Trataba de desmenuzar su figura, de separarla de la mezcla de colores y tomé con dos dedos su manga mientras alzaba la mirada en búsqueda de su rostro y su atención.
-Creo... Creo que... -Pronuncié murmurando sin dejar ir de su ropa, y una sonrisa sobria y serena que se hacía presencia por mi parte de manera involuntaria. Me ajusté la voz y clavé los ojos en el suelo. Entendía, podía entenderlo y no podía decirlo. Durante mucho tiempo mi corazón solo podía reflejar rencor y soledad, el cariño que mis hermanos me brindaban no era suficiente para llenar ese vacío. De un momento a otro no necesitaba nada más; de un instante a otro mi único deseo era él. ¿Eso era amor? Quizás estaba confundiendo sentimientos, pero aquella descripción... Simplemente era acertada. -Sé que París me trae un sinfín de sentimientos, no estoy segura de si es el amor que menciona. -Una exhalación que tomó el deseo de ser sustituto de risa salió por mi nariz mientras mi sonrisa se ampliaba. -¿París le provoca dicha emoción?

por Fuji Raikomaru Dom Ene 03, 2016 12:34 am

Soundtrackmon.

Fuji

Pensar en el amor me hacía reflexionar sobre mi pasado, desde la muerte de mi familia pocas cosas habrían llegado a cautivarme, había desarrollado un sistema bastante simple de costo, y beneficio en casi todo lo que me rodeaba. No importaba si era nocivo, siempre y cuando me diese algún tipo de ganancia temporal; de igual forma rechazaba muchas cosas que posiblemente me hubiesen beneficiado a largo plazo, como el encariñarme. La observé pensativo ante su pregunta, y asentí con la cabeza tras unos momentos. - Así es, en este momento lo hace -Sin dejar de sonreír ni por un momento, asenté mi bastón con el suelo del elevador una vez estabamos llegando a la cumbre de la torre, donde los turistas podían observar todo casi todo parís desde tal majestuosa vista. Las paredes de aquel último piso estaban cubiertas de cuadros, y los muebles que adornaban aquella gigantezca recamara eran curiosamente iguales a cierto famoso museo barroco de la ciudad.

Los enormes ventanales ubicados a lo largo, y ancho de todo aquel sector permitían ver Paris en todo su esplendor, dando un paisaje casi hipnotico de la bella ciudad lúz. - Parece que hemos llegado, a la cima, sin embargo algún día construiré una torre que sea capaz de ver todo el país desde su cumbre... será una obra de arte, la torre de Babel que desafiará a los dioses -Cerré mi puño ambicioso mientras observaba el panorama parisino. La torre Raikomaru tenía casi cintocincuenta metros de alto, pero no era suficiente para mí, quería ser único, demostrar que iba a dejar una huella inborrable en la historia y mi nombre nunca sería olvidado.

- Y tú estarás en la cima del mundo conmigo, por que un rey no es nada sin su reina, detras de todo gran hombre ha de haber una gran mujer, ¡Y tu eres la mas grande de todas! -Mi voz era dulce, aunque en cierta forma firme. Mi mirada no podía despegarse ahora de ella, era tan magnifica, como la luna; sin duda ella es la luna, yo soy el sol, y jugueteamos a lo largo de los días interminablemente persiguiendonos. Ella tranquiliza con su luz, da descanso; yo soy capaz de abrasar a los desdichados que me desafíen, pero en cierta forma, soy un mal necesario.

por **Elluka Clockworker** Lun Ene 04, 2016 12:46 am

Elluka

Reí ante la expresión tan ambiciosa de mi acompañante y di una vuelta sobre mi eje lentamente para tomar la esencia del lugar. Olía como si lo acabasen de limpiar y fuese completamente nuevo, como si nosotros dos fuésemos las primeras personas en observar su magnificencia. A su vez, se sentía tan antiguo y con tantas memorias que era imposible descifrar ¿Cuántas parejas se habrían formado en este lugar? Paseos escolares, propuestas de matrimonio. Todo era tan perceptible y tan borroso sin necesidad de ver el lugar claramente, me sentía en casa.
-Vaya propuesta más interesante, mi estimado, noble, y galante caballero Fuji. -Utilicé un tono de voz grave y forzado, tratando de imitar un acento inglés muy malo, como aquellos de las películas mal dobladas. -Pero antes de pedir mi esplendorosa y tan codiciada mano real, deberá enfrentarse a mis príncipes hermanos que me resguardan como el más fino y delicado de los rubíes de la corona británica. -Llevé el dorso de mi mano a la frente mientras hacía mi cabeza hacia atrás en un gesto exagerado de sufrimiento. Mostré mi lengua mordiéndola suavemente y cerrando los ojos posteriormente. Si bien, yo soy muy mala actuando, no había necesidad de tener talento en esta ocasión. Mi juego era bastante obvio, al igual que como su propuesta no era una de matrimonio... ¿Verdad? Oh Elluka, aún no lo terminas de conocer y ya estás pensando en doble sentido, menuda chica que soy.

Me acerqué a uno de los ventanales, ahogando un suspiro al cubrirme los labios con los dedos. Toda la ciudad era visible desde arriba, el río Sena era como una franja azul-grisácea que centelleaba con el sol y las interferencias de las nubes. El estilo tan viejo y moderno de los diferentes barrios que se podían apreciar eran tan constarse antes que formaban una buena combinación; tal como el rojo con el negro, uno hacía resaltar al otro sin necesidad de opacarse mutuamente. Una sonrisa sorprendida y dichosa se hizo presente en mis labios, miré alegre al del bastón y me acerqué un poco más. Aún y cuando podía sentir el calor de su presencia, mi mirada seguía fijada en el panorama parisino que me era tan adictivo como un niño al comer un dulce.
-Es hipnotizante, majestuosa. -Dejé pasar unos segundos antes de dejar salir un suspiro lleno de nostalgia nuevamente. -No he visto más ciudades, o más bien quizás es que no las recuerdo, pero estoy más que segura que la más magnífica de todas aquí debe ser esta. -Llevé mi zurda al cristal en un intento fallido por tocar toda la ciudad. Me sentía en la cima del mundo, como si fuese la persona más poderosa e imparable de la historia. Ya no estaba segura de sí era la impresión que era tener a la ciudad más hermosa de todas a mis pies, o si era el hecho de sentir su calor apoderarse de mí desde mi costado hasta provocarme un cosquilleo en la boca de mi estómago. -Y sé que es muy pronto para agradecerte. -Proseguí con suavidad. Acabábamos de llegar a la ciudad, el día apenas empezaba y ya me sentía maravillada por la molestia que se había tomado en conseguir un lugar así. -Pero... Gracias. -Elluka Clockworker dando las gracias tan tímidamente, difícil de ver, ¿eh? Löwemon seguramente me estaría felicitando y aleccionando mientras Devimon reiría hasta quedarse sin energía. Este hombre lograba lo imposible... Por lo menos en mí lo lograba.

por Fuji Raikomaru Vie Ene 08, 2016 10:08 pm

Fuji

Con ligeros intervalos entre el paisaje frente a mí, y la presencia de mi acompañante, mi mirada viajaba intentando descifrar inconscientemente cual era mas hermosa. No era dificil darme cuenta que no habría paisaje en el mundo, en ninguno de ambos mundos, capaz de equiparar lo que me producìa la sonrisa de la joven; era un geass, una maldición puesta en mi con total consentimiento de mi parte. - ¿Solo deberé enfrentarme a tu sequito fraternal?, eso es simple, soy capaz de voltear mi espada contra todos y todo, con tal de tenerte a mi lado; asì deba convertirme en un demonio, y encerrarte en una torre con tal de hacerlo, lo haré una y mil veces por tì -La broma que había realizado tenia cierto tono de realidad en ella, era cierto que no tendría problema alguno en hacer lo que sea por ella, sin importar los demas, ni siquiera el clan o Yggdrassil podrían hacer algo para cambiarlo.

Lleve mi diestra a su rostro, y con suavidad lo acaricié nuevamente, se estaba volviendo una costumbre un tanto adictiva sentir esa piel tan inmaculada, sentir ese calor. Cuando se acercó a mi, deposite un beso en su frente para despues dirigirle una sonrisa ligera. - Tenemos tiempo, todo el tiempo a partir de ahora y hasta siempre, para conocer todos los lugares que desees, y debas conocer... No seré un gran escolta, pero quiero ser quien te acompañe; así que no me agradezcas, por que estos momentos son tan invaluables para mí que dista enormemente de ser un favor; sinceramente me siento, enamorado, no solo de tí, si no de tus acciones, de tu pasado, de cada parte de tì que conozco y de las que espero conocer -Murmuré sonrojandome ligeramente, el calor en mis mejillas no me importaba, estaba siendo sincero. No pensé en lo que dije, solo lo dije, brotó desde mi interior, por inercia, imparable e incallable.

- A donde quieras iré, donde me necesites estaré, si quieres que me aleje aunque duela, lo haré... Pero nunca podré separarme de tí, por que tu vives en mí, y aunque no te guste eso se mantendrá; esta es la confesión de una persona que poco entiende de sentimientos, pero sì de realidades, es una certeza y es una de las pocas verdades absolutas.

por **Elluka Clockworker** Mar Ene 12, 2016 2:32 am

Elluka

Mi pulso se aceleró desde el instante en que sus labios hicieron contacto en mi piel. Sentía como la sangre caliente iniciaba una carrera a toda velocidad con meta en mi cara y mis manos comenzaban a temblar de la ansiedad. Si era tan obvio lo que sentía por mi ¿Por qué me ponía tan maravillosamente nerviosa al escuchar su confesión? Me hizo sentir torpe, completa, culpable y libre. Una tormenta de emociones no se hizo esperar y me invadió por completo. Quería darle una abofeteada tan fuerte que le dejaría la mejilla entumecida, pero quería besarlo tan dulcemente que olvidaría el sabor de un caramelo. Quería salir corriendo del lugar y gritar, y sin embargo también deseaba aferrarme a él en un abrazo que lo haría mi prisionero eterno.
-Fuji... -Logré pronunciar finalmente con una aguda y baja voz. No podía dejar de sonreír por más que tratase de evitarlo, era como un hechizo, o tal vez más como una reacción a la adición que era notar su cara enrojecida. Me sentía avergonzada de que yo misma sabía cuán colorida estaba mi cara y, aún y cuando mis ojos me negaban apreciarla a detenimiento, podía decir que su mirada era firme. Era como eso en lo que sientes cuando alguien te mira incómodamente, era algo parecido. Era una sensación buena, un sentimiento hermoso que quería guardar para siempre. No había caído en cuenta de cuánto tiempo había pasado en silencio sumergida en mis pensamientos, simplemente quería seguir reproduciendo ese instante una y otra vez en mi cabeza. Alzé mi rostro en un intento arduo de encontrar sus ojos de oro, pero parecían tan lejanos por la diferencia de altura que no pude evitar apoyarme posando ambas manos alrededor de su cuello tratando de no dejarle ir. -Me encanta cada palabra que sale de tus labios, tan seductora que parece magia negra; pero al mismo tiempo tan cristalino como el más fino de los cuarzos al ser expuesto a la luz. Me haces sentir débil y completa, y que debo huir de aquí, pero aquí me tienes paralizada por tus encantos; estoy expuesta a cada parte de ti ¡y es porque yo así lo quiero! -Alcé un poco mi tono de voz en esa última oración, incluso una pequeña risa salió de boca. Me sentía tan nerviosa que todo eso se reflejó en el aria que reflejaba mi tormenta interna. -Eso me provoca querer hacerte feliz, no importa quién se oponga o quién me ponga obstáculos. -Continué bajando de tono con cada palabra hasta terminar en un murmullo suave. Estaba dejando a mis emociones tomar el control de mi verbo, a este punto terminaría haciéndole saber todo lo que siento; sin embargo no había vuelta atrás. -Y quiero que seas feliz solo para mí, quiero atesorar cada parte tuya y poder decirle al mundo que yo soy la razón por la cuál suspiras. -Mi voz volvía a tornarse emocionada, alta, orgullosa. -Quiero ser egoísta, pero quiero ser egoísta por ti. ¿Eso es enamorarse? -No podía decir con certeza si estuve enamorada, mucho menos si conocía ese amor romántico que tantos proclaman haber probado. Desvié la mirada avergonzada, ya podía tomar control de nuevo sobre mi boca. Aunque era tarde, me sentía tan aliviada que quería terminar de confesarme. -Yo... Creo que sí lo es. Sé que ésta adicción no es normal, es un deseo tan profundo que no encuentro otra respuesta que no sea que lo estoy, que estoy muy enamorada.

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