Orion & Deimos [Ficha]

- Nombre: Orion Starlight

- Edad: 19 Años

- Sexo: Masculino

- Digivice: IC, negro con los bordes y los decorados rojos. Los botones blancos y la pantalla rojiza.

Spoiler:

- Digisoul: Naranja oscuro

- Apariencia:
Cuerpo delgado y falto de músculo. Con una altura de, aproximadamente, 1'73 Metros y un peso que roza los 65 Kilos. Tez clara, casi blanca. El pelo largo y encrespado, de color verde claro. Lleva el cabello amarrado en una coleta baja, dejando suelto el flequillo que cae sobre su frente. Tiene unos grandes y expresivos ojos de color azul verdoso, con una mirada melancólica constante. Su nariz es pequeña y los labios finos.
Le gusta mezclar colores a la hora de vestir. Camisetas negras de manga larga, pantalones ajustados marrones y una chaquetilla a botones blanca. Muchas veces utiliza una gorra de baseball blanca y negra. Suele llevar varias pulseras cuadradas en la mano izquierda y un collar con forma de Júpiter con su nombre grabado.

Spoiler:

- Carácter:
Es un chico muy expresivo, el lenguaje corporal tiene una gran importancia para él ya que no tiene la capacidad de hablar. Es tranquilo generalmente, pero pierde los estribos con mucha facilidad, poniéndose nervioso o enfadándose a la mínima. Por esto también se le puede considerar una persona impulsiva, dejándose llevar por los sentimientos del momento.
A pesar de ser mudo es muy sociable, le gusta rodearse de gente y pasar tiempo haciendo nuevos amigos. Sobre todos ellos se alza su digimon, a quien aprecia como si fuese una especie de hermano pequeño y del cual trata no separarse mucho. Amable y considerado con todo el mundo hasta que alguien le demuestre que no merece ser tratado con su respeto.
Se considera a sí mismo una persona alegre, siempre tiene una sonrisa que regalar, incluso en los momentos más horribles. Otra cosa que destacar sobre Orion es que es un tanto despistado, pocas veces logra centrar toda su atención en algo, pero cuando lo hace es como si todo su alrededor desapareciera para él.

- Gustos:
- Le encanta el cielo nocturno.
- Los las frutas, en especial las manzanas.
- La naturaleza en general, sobre todo las mariposas.

- Otros:
- Se conoce el idioma de signos, es su forma de comunicarse aparte de la mímica.
- Le entusiasma la astrología, conoce todas las constelaciones y sabe guiarse con ellas.
- Su pasatiempo favorito es el dibujo. Siempre lleva un cuadernito y una mina encima.
- A distancia se comunica con Deimos con silbidos de diferentes tonalidades.

- Historia:
– ¿Ya acabaste? Por favor, dime que ya has acabado... – El Petit Meramon levitaba sobre la cama con un gesto nervioso. Trataba de no moverse, pero es que llevaba así más de diez minutos, además, siendo de fuego era complicado mantener la misma postura en sus llamas.
El chico que estaba sentado delante de él simplemente sonrió suavemente. Sin levantar la mirada de su block de dibujo levantó tres dedos y señaló el despertador que tenía a su lado.
– ¿Aún...? – Miró el reloj, como si aquello fuese a hacer que el tiempo avanzase más rápido.
... ... ...
El muchacho por fin levantó la mirada del cuaderno. Soltó un ligero soplido de orgullo y el digimon se tomó aquel gesto como que ya podía moverse. Se acercó al humano y miró el dibujo por encima del hombro.
– ¡¡Yay!! ¡Soy yo! ¡Soooy yooo! ¡Está genial genialidoso, Orion!
Orion sonrió mientras pasaba las páginas del block. Se detuvo en una en la que había un Mokumon dibujado con todo lujo de detalles.

Hacía ya casi una semana desde que su compañero Deimos había cambiado de forma inexplicablemente. Llevaba viviendo con aquel extraño ser por lo menos tres meses, desde que apareció por arte de magia delante de su puerta con la forma de un extraño huevo y acompañado de una maquinita. Le había adoptado como quien adopta un gato callejero, pero con el tiempo se había vuelto alguien muy querido para él.
– Je, ese también soy yo. – Interrumpió los pensamientos de Orion mientras clavaba sus ojos en el dibujo. – Bueno, cambiando de tema... Ya podemos salir ¿No? ¿¡No!?
Con una sonrisa en los labios, se levantó y guardó el cuaderno. Ya era muy tarde, sobre la una de la madrugada, la hora del paseo de Deimos. No podía salir por la calle con una llama viviente a horas normales, así que se habían acostumbrado a pasear cuando las calles estaban desiertas.


Caminaban por una calle peatonal, totalmente vacía y mal iluminada por las pocas farolas que seguían encendidas.
– Aaaaaaaaaaaah~ ¡Que bieeeeeen~! – El Petit Meramon se regodeaba, danzando alrededor de Orion y separándose de vez en cuando para asustar algún que otro gato despistado que veía.
Orion por su parte centraba toda su atención a la maquinita que había encontrado con el Digimon. La había estado ignorando durante todo este tiempo, pero no pudo evitar fijarse en la luz que emitió la primera vez que Deimos cambió de forma. Desde ese momento su curiosidad sobre el aparato había estado creciendo.
– ¡Jajaja! ¡¡Mira como corre ese!! – Escuchó hablar a Deimos, pero no estaba atento.
Pulso varios botones del Digivice. Nada. Ni siquiera se iluminaba la pantallita. Se lo acercó a la oreja y lo agitó. Quizá no tenía batería...
– *Deimos*. *Puedes*. *Venir*. *Un*. *Segundo*. *?* – Hizo rápidamente los signos con una mano. Si el aparatito vino con Deimos, a lo mejor solo funcionaba con él. – *Dey*. *?*
Chasqueó los dedos tratando de llamar la atención de su digimon, pero no fue hasta que levantó la vista que se dio cuenta de que estaba solo.

Soltó un jadeo a la vez que notaba una bola de angustia presionar su estómago. Lo había perdido de vista. "No. Tranquilidad, no pasa nada." Se dijo a sí mismo. Tampoco era la primera vez que desaparecía durante un rato. La calle estaba vacía. Deimos sabía que no debía dejarse ver. Todo estaba bien, solo tenía que esperar un poco.
Un minuto... Dos minutos... Tres minutos...
Ya comenzaba a impacientarse cuando...
– ¡¡AGH!!
Fue como activar un resorte. Orion salió corriendo dirección a la voz. Cruzó la calle. Salto un par de arbustos y por poco resbaló al dar un frenazo cuando llegó al parque.

Estaba suficientemente cerca como para ver la escena y a la vez lo suficientemente lejos como para pasar desapercibido.
En medio del parque, a unos metros delante de él, había una enorme grieta del tamaño de un humano. La grieta tenía el interior anaranjado y destelleaba de vez en cuando en otros colores más claros: Amarillo, rosa y morado. Pero eso no era lo más llamativo de aquella rotura. Era su posición. No estaba en el suelo o apoyada en alguna pared, simplemente... levitaba en mitad del aire, como si fuese el propio espacio el que se hubiese roto.
– ¡¡Suéltame, maldita sea!! – Una bolita de fuego siguió esas palabras.
El ataque iba dirigido a un pequeño murciélago de ojos amarillos que reía con voz aguda y estridente. La llama no llegó a rozarle y el murcielaguito contraatacó.
– PicoDevi Claw – Sus garras cobraron un color rojizo y descendió como un ave de rapiña sobre Deimos.
El Peti Meramon trató de cubrirse mientras esperaba recibir más de un zarpazo.

El chico soltó un fuerte silbido y tanto el DemiDevimon como Deimos se giraron hacia él.
– ¡Orion!
– ¿Tú también quieres jug- ¡¡AY!! – Recibió una pedrada entre los ojos.
Aprovechó la distracción. Soltó la otra piedra que había cogido del suelo y se acercó lo más rápido posible a su Digimon, cargándolo entre sus brazos.
– ¿Acaso piensas que algo así va a detenerme? ¡¡Bat Flutter!!
Las alas del murciélago se tornaron oscuras y dispararon una fuerte ráfaga de murcielagos diminutos a los pies del chico. Orion puso una mueca de dolor al notar una de aquellas criaturas rozarle el tobillo y retrocedió, intentando alejarse lo antes posible de aquel ser. Otra vez, resonó aquella aguda risa y atacó de nuevo. Escuchó la voz de Deimos chillar algo, pero no lo entendió bien. Trastabilló hacia atrás y cayó dentro de la grieta.


Abrió los ojos lentamente. La luz del sol le golpeó directamente en los ojos y tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la claridad. Estaba tendido en medio de una enorme llanura. Alrededor hierba. Ni árboles, ni edificios, ni carreteras. Solo kilómetros y kilómetros de jugosa hierba.
Se incorporó con suavidad, poniendo una mueca al notar un escozor en el tobillo y se acordó de la pelea. El extraño murciélago, la grieta y... ¿Dónde estaba Dey?
La respiración se le detuvo durante un segundo antes de verlo acostado a su lado. Estaba algo magullado, pero sus ronquidos dejaban claro que no era nada grave. Lo cogió en brazos y se puso de pie. Eligió una dirección al azar y se puso en camino. Tenían que encontrar a alguien que pudiese decirles dónde estaban y cómo volver a casa.

Perdidos en un mundo desconocido para ellos, actualmente vagan en busca de respuestas.

- Nombre: Deimos

- Apodo: Dey

- Sexo: Masculino

- Tipo de digimon: Flamon

- Apariencia:
No es muy diferente del resto de los Flamon: Tiene un cuerpo delgado pero atlético, con una altura similar a la de un niño humano. La tez morena en general, con algunos símbolos marcados en la piel a modo de tatuajes. Tiene los ojos grandes de un color difícil de describir, entre el gris y el verde. Las orejas puntiagudas, decoradas con un pendiente en cada una.
El cuerpo en general es humano, exceptuando las afiladas garras de los pies, la base de los cuernos limada y la larga cola envuelta en llamas. Tiene el cabello rojo y, a diferencia de los Flamon comunes, que tienen el pelo erizado hacia arriba, Orion se asegura de que Deimos esté presentable peinándolo a cada rato, dejándole el cabello algo más liso de lo que debería.
Solo viste un pantalón, unas hombreras y unas muñequeras, todo del mismo tono rojo. Además, Orion le regaló una bufanda negra que lleva alrededor del cuello.

Spoiler:

- Carácter:
Es un digimon alegre, juguetón y un poco travieso. Tiene mucha confianza en sí mismo y se cree capaz de conseguir todo lo que se propone. Por esta misma razón es muy terco, cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien le haga cambiar de opinión. Es de estas personas que prefiere pedir perdón a pedir permiso, por lo cual suele meterse en muchos líos. Tiene una personalidad bastante infantil, casi parece un niño.
Es muy leal, pero no obediente. Es difícil encontrar las palabras -O gestos- adecuados para que haga caso sin sentirse ofendido; Él es un espíritu libre y nadie le da órdenes, como mucho se lo suplican y ya decide él si hacer caso o no... Aunque a la hora de la verdad, sobre todo en momentos de peligro, trata de hacer caso a su Tamer, pues sabe que Orion es lo suficiente inteligente como para saber cómo actuar.

- Gustos:
- El calor y los días soleados.
- Los olores/sabores dulces.
- Dormir abrazado a algo, lo que sea.

- Otros:
- Aprendió el idioma de signos para poder comunicarse con Orion sin problemas.
- Es un digimon muy activo, cuando se queda mucho tiempo quieto se pone de mal humor.
- Nació en el mundo humano. No sabe cómo llegó allí, pero por culpa de eso el Digimundo es desconocido para él.
- No lo reconoce, pero se le soborna fácilmente con cualquier cosa dulce.

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