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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
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y Sigrun Vinter
Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
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Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
-Vaya, que interesante, así que es tu amiguito el de los trámites. Lamento el malentendido -sonriendo, ayudo a incorporarse a aquel digimon-, pero entiéndeme, no puedo dejar que vengáis aquí a hacer lo que os venga en gana, ¿sí? -tras esto se paró a pensar durante unos segundos- Ah, y se me olvidaba -lo siguiente que hizo fue empujar al digimon por la cornisa-, esto es lo que pasa por no enterarte bien de las cosas. No delegues en otros si quieres vivir.
Mientras aquel cuerpo se aproximaba a la muerte de asfalto, Roku saltó también, y aprovechando su mayor masa y peso, además de la fuerza ganada por el impulso de una patada en la propia pared, recorrió una gran distancia en menos tiempo que la asustada bestia, aterrizando en tierra con el tiempo suficiente para coger al vuelo a su presa.
Del cuello, eso sí.
-Bien, ahora le voy a preguntar a tu amiguito, y como este no sepa decirme nada, ambos vais a desear haber muerto. Creo que me he expresado correctamente esta vez.
Dejando al digimon en el suelo, se paseaba ignorando la escena. Descartando al digimon negro que suponía se llamaría “Black algo”, quedaba un especimen similar al que atrapó y otro que solo se diferenciaba de una paleta de colores más violácea.
-¿Quién es Gabumon? Tengo que preguntarle unas cosas y mi paciencia se está agotando.
Viendo que nadie le hacía caso, pudo contemplar ya el panorama: el digimon Akuma, tendido en el suelo, herido por algún golpe fuerte en lo que parecía su costado, y su tamer, permaneciendo a su lado, ajena a los enemigos próximos, siendo el perro quien intentaba mantener a raya a los pequeños digimons.
Ignorando ya a su rehén, cogió al primer digimon que vio del trío restante, aferrándose a su cuerno y colocando el filo de Shiratorimaru en su cuello.
-Tienes diez segundos para decirme qué ha ocurrido, o te mato. Pero antes quiero saber quién de vosotros es Gabumon, y si no me lo dices vas a echar de menos la opción donde te ofrecía una muerte rápida.
Mientras aquel cuerpo se aproximaba a la muerte de asfalto, Roku saltó también, y aprovechando su mayor masa y peso, además de la fuerza ganada por el impulso de una patada en la propia pared, recorrió una gran distancia en menos tiempo que la asustada bestia, aterrizando en tierra con el tiempo suficiente para coger al vuelo a su presa.
Del cuello, eso sí.
-Bien, ahora le voy a preguntar a tu amiguito, y como este no sepa decirme nada, ambos vais a desear haber muerto. Creo que me he expresado correctamente esta vez.
Dejando al digimon en el suelo, se paseaba ignorando la escena. Descartando al digimon negro que suponía se llamaría “Black algo”, quedaba un especimen similar al que atrapó y otro que solo se diferenciaba de una paleta de colores más violácea.
-¿Quién es Gabumon? Tengo que preguntarle unas cosas y mi paciencia se está agotando.
Viendo que nadie le hacía caso, pudo contemplar ya el panorama: el digimon Akuma, tendido en el suelo, herido por algún golpe fuerte en lo que parecía su costado, y su tamer, permaneciendo a su lado, ajena a los enemigos próximos, siendo el perro quien intentaba mantener a raya a los pequeños digimons.
Ignorando ya a su rehén, cogió al primer digimon que vio del trío restante, aferrándose a su cuerno y colocando el filo de Shiratorimaru en su cuello.
-Tienes diez segundos para decirme qué ha ocurrido, o te mato. Pero antes quiero saber quién de vosotros es Gabumon, y si no me lo dices vas a echar de menos la opción donde te ofrecía una muerte rápida.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
El Gabumon no dijo nada dado su nerviosismo. A pesar de ello, aceptó la ayuda del samurai que poco tardó en "traicionarlo" tirándolo así desde la gran altura. Cerró sus ojos con fuerza rezando a Yggdrasil. No quería morir por una tontería como aquella, recordando toda su vida en aquellos segundos que parecieron eternos. Cuando dio todo por perdido algo, o mejor dicho alguien, lo salvó... Aunque de una manera muy poco cuidadosa. Por un instante se quedó sin aliento, recuperándolo tras volver a notar el suelo bajo su cuerpo.
—Él lo sabe... Pero no aseguro que vaya a hablar...
BlackGabumon, Psychemon y el tercer Gabumon con un tono ligeramente más claro que el otro -el que se encontraba cerca del edificio sin poder moverse- se giraron a mirar al samurai, mas sin hacerle demasiado caso ya que les resultaba más entretenido la escena entre la rubia y su digimon. BlackGabumon soltó un gruñido cuando el humanoide lo sujetó del cuerno y vio el filo de la espada en su cuello.
—Ese digimon bebé que parecía ser inteligente ha resultado ser un estúpido al proteger a aquel otro humano ladrón— mostró una sonrisa de tiburón, como si disfrutase de aquella escena sin miedo alguno a diferencia del anterior —Y a quién buscas, Gabumon, es ese de pelaje claro— habló sin sentir pena alguna por vender de aquel modo a su compañero.
Valshe, aún con Akuma en sus brazos, finalizó por quedar sentada en el suelo creando así una burbuja donde no escuchaba nada ni a nadie.
—Akuma... ¿Por qué te has puesto delante?— cuestionó con sus azules ojos volviéndose algo vidriosos sin recibir respuesta alguna, por mínima que fuese. Amagó con ponerse en pie cuando su Digivice IC cayó al suelo llamando su atención. Debía intentarlo, no podía dejar que su compañero acabase de ese modo. Tomó el aparato rodeando su mano con la dorada cadena de datos —Espero que haya llegado el momento— pensó —¡DigiSoul, carga!— dejó la mano sobre el digivice mientras este absorbía la digisoul. Una luz de esperanza despertó en la joven cuando su digimon comenzó a desprender una luz y su cuerpo modificaba su aspecto. Creció unos centímetros, le apareció una cola a juego con unas alas y cuernos demoniacos. Su aspecto de "parásito" ahora era el de un koala —¡Phascomon!— se puso en pie abrazando con fuerza al digimon animal antes de soltarlo de golpe —Esto... Quiero decir...— murmuró por la situación ya que desde hacía mucho tiempo nunca antes había abrazado a su compañero. Su reacción fue maldecir tanto en cantonés como en japonés desquitándose con él por sus propios actos.
—Chiisana— agitó sus alas manteniéndose a la altura de sus ojos. Se acercó a ella evitando que las lágrimas saliesen y, para sorpresa de los presentes, golpeando a la humana despeinando sus rubios cabellos —¡Te he dicho mil veces que las mujeres no deben hablar así!
—Sigues siendo el de siempre— sonrió ligeramente con un brillo en sus ojos que había perdido durante la batalla —Muy bien Akuma, ahora es nuestro turno de hacerles morder el polvo— desvió la mirada a Abe ya que ni si quiera se había dado cuenta de su presencia hasta ese instante —¡Akuma, a por ese Psychemon!
—No tardaré, Chiisana— afirmó mirando al oponente mencionado que estaba manteniendo una pelea verbal contra Labramon ya que este último los había protegido -a Akuma y Valshe-. Se acercó a él lo suficiente para llamar su atención —Hora de dormir: Evil Snore— sus verdes ojos emitieron una onda de energía que al impactar con el digimon mamífero lo hizo sentirse somnoliento hasta caer dormido.
—Vale, lo admito, eso ha sido muy efectivo— comentó Labramon acercándose a Akuma.
—Descartando a aquel Gabumon que no puede moverse y este que va a seguir durmiendo por un largo rato solo quedan dos— analizó la situación Valshe —¡Hey, Abe!— exclamó —Deja a ese BlackGabumon... Por favor— dijo tragándose su orgullo. Ya no quería ver más peleas innecesarias. Akuma era rival para los enemigos de igual modo que ella, pero el único que parecía estar mejor informado era el Gabumon que estaba frente a ellos y con había peleado al principio de la revuelta —Puedes conseguir la información que quieras de él, pero deja al resto.
—Chiisana...— dijo en un bajo tono de voz Akuma antes de descansar sobre su cabeza.
—¿Y tú quién eres?— preguntó el Gabumon viéndose solo y rodeado —¿Nos conocemos de algo?— miró al samurai ya que parecía ser el que podría matarlo con más facilidad.
—Él lo sabe... Pero no aseguro que vaya a hablar...
BlackGabumon, Psychemon y el tercer Gabumon con un tono ligeramente más claro que el otro -el que se encontraba cerca del edificio sin poder moverse- se giraron a mirar al samurai, mas sin hacerle demasiado caso ya que les resultaba más entretenido la escena entre la rubia y su digimon. BlackGabumon soltó un gruñido cuando el humanoide lo sujetó del cuerno y vio el filo de la espada en su cuello.
—Ese digimon bebé que parecía ser inteligente ha resultado ser un estúpido al proteger a aquel otro humano ladrón— mostró una sonrisa de tiburón, como si disfrutase de aquella escena sin miedo alguno a diferencia del anterior —Y a quién buscas, Gabumon, es ese de pelaje claro— habló sin sentir pena alguna por vender de aquel modo a su compañero.
Valshe, aún con Akuma en sus brazos, finalizó por quedar sentada en el suelo creando así una burbuja donde no escuchaba nada ni a nadie.
—Akuma... ¿Por qué te has puesto delante?— cuestionó con sus azules ojos volviéndose algo vidriosos sin recibir respuesta alguna, por mínima que fuese. Amagó con ponerse en pie cuando su Digivice IC cayó al suelo llamando su atención. Debía intentarlo, no podía dejar que su compañero acabase de ese modo. Tomó el aparato rodeando su mano con la dorada cadena de datos —Espero que haya llegado el momento— pensó —¡DigiSoul, carga!— dejó la mano sobre el digivice mientras este absorbía la digisoul. Una luz de esperanza despertó en la joven cuando su digimon comenzó a desprender una luz y su cuerpo modificaba su aspecto. Creció unos centímetros, le apareció una cola a juego con unas alas y cuernos demoniacos. Su aspecto de "parásito" ahora era el de un koala —¡Phascomon!— se puso en pie abrazando con fuerza al digimon animal antes de soltarlo de golpe —Esto... Quiero decir...— murmuró por la situación ya que desde hacía mucho tiempo nunca antes había abrazado a su compañero. Su reacción fue maldecir tanto en cantonés como en japonés desquitándose con él por sus propios actos.
—Chiisana— agitó sus alas manteniéndose a la altura de sus ojos. Se acercó a ella evitando que las lágrimas saliesen y, para sorpresa de los presentes, golpeando a la humana despeinando sus rubios cabellos —¡Te he dicho mil veces que las mujeres no deben hablar así!
—Sigues siendo el de siempre— sonrió ligeramente con un brillo en sus ojos que había perdido durante la batalla —Muy bien Akuma, ahora es nuestro turno de hacerles morder el polvo— desvió la mirada a Abe ya que ni si quiera se había dado cuenta de su presencia hasta ese instante —¡Akuma, a por ese Psychemon!
—No tardaré, Chiisana— afirmó mirando al oponente mencionado que estaba manteniendo una pelea verbal contra Labramon ya que este último los había protegido -a Akuma y Valshe-. Se acercó a él lo suficiente para llamar su atención —Hora de dormir: Evil Snore— sus verdes ojos emitieron una onda de energía que al impactar con el digimon mamífero lo hizo sentirse somnoliento hasta caer dormido.
—Vale, lo admito, eso ha sido muy efectivo— comentó Labramon acercándose a Akuma.
—Descartando a aquel Gabumon que no puede moverse y este que va a seguir durmiendo por un largo rato solo quedan dos— analizó la situación Valshe —¡Hey, Abe!— exclamó —Deja a ese BlackGabumon... Por favor— dijo tragándose su orgullo. Ya no quería ver más peleas innecesarias. Akuma era rival para los enemigos de igual modo que ella, pero el único que parecía estar mejor informado era el Gabumon que estaba frente a ellos y con había peleado al principio de la revuelta —Puedes conseguir la información que quieras de él, pero deja al resto.
—Chiisana...— dijo en un bajo tono de voz Akuma antes de descansar sobre su cabeza.
—¿Y tú quién eres?— preguntó el Gabumon viéndose solo y rodeado —¿Nos conocemos de algo?— miró al samurai ya que parecía ser el que podría matarlo con más facilidad.
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
-Tranquilo, aunque no lo parezca soy tipo de palabra -decía al ya maltrecho digimon-, contigo ya he acabado y no voy a hacerte nada, tu amigo es otro cantar. ¡Ah, se me olvidaba! Claramente si decides atacarme por la espada deberé cumplir lo que voy a decirte ahora: te matare, ¿entendido?
Dedicándole una breve sonrisa, continuó con su camino, amenazando ahora al digimon oscuro que, inesperadamente, cooperó a la primera, arruinándole la diversión irrepetible de poder aporrear a un rookie, posibilidad que se cerraría de un modo definitivo cuando Bakemono volviera. Esperaba que estos recuerdos no le enfureciesen en exceso, pero tampoco era posible hacer un buen trabajo sin recurrir a la violencia.
Y sin embargo, aunque ocupara su mente con ideas de piedad y autocontrol, ya estaba clavando al digimon a una pared con su propio cuerno, probablemente por el hecho de haber llamado “estúpido” al pequeño ser digital. Tampoco veía la necesidad de esto, pero ese día cualquier ofensa le afectaba al ánimo de un modo inusualmente iracundo.
Mientras examinaba que la altura fuera la adecuada para incordiar al azabache, ocurrió el espectáculo de la evolución, pero de un modo ciertamente más estético a lo que estaba acostumbrado a ver. Tampoco es que hubiera observado muchas veces el espectáculo de la evolución, pero, al menos para él, esta nunca había sido tan poética. El propio tamer generaba datos similares a los que usaba él para transformarse, pero se los transmitía a su compañero a través del digivice.
-Debe ser bonito poder ayudar así a tu compañero -decía en voz baja-. Supongo que es lo necesario para ser un tamer “de verdad”.
El nuevo digimon koala dejó inconsciente a su oponente solo con un haz de luz, acabando con la violencia de la batalla. La tamer luego le llamó para pedirle que dejara en paz a un tal “blackgabumon”, tardando en entender que sería la pequeña vestía del abrigo de piel oscuro, que llevaba ya rato clavado en la pared. Apreciando que esto no agradaría a la muchacha, el samurai insecto se desplazó para cubrir al digimon con su cuerpo, ocultando así su falta.
Luego atendió a que esta le dejaba sacar la información. Se movió al digimon que iba a ser víctima de sus “refinadas técnicas de obtención de información”, dejando ver su anterior travesura del digimon inmovilizado en el muro. Se encogió de hombros decidiendo no dar explicaciones de ello y se colocó delante del digimon cromáticamente opuesto.
-Ssssshhhhh -indicaba, posando su índice sobre sus labios-, calla un segundo- su espada hizo un sonido seco golpeando el suelo, cortando limpiamente las uñas del monstruo digital-. Aquí soy yo quien hace las preguntas, la próxima vez apuntaré a los pies -mientras el digimon observaba el estado de sus pies, lo cogió del cuerno y lo levantó del suelo-. Ahora explícame, por qué los estábais siguiendo, de dónde habéis salido o, por lo menos, qué extremidad es la primera que quieres que te corte. Ah, y se me olvidaba... Enhorabuena por la digievolución, Valshe, lo has hecho bien.
Dedicándole una breve sonrisa, continuó con su camino, amenazando ahora al digimon oscuro que, inesperadamente, cooperó a la primera, arruinándole la diversión irrepetible de poder aporrear a un rookie, posibilidad que se cerraría de un modo definitivo cuando Bakemono volviera. Esperaba que estos recuerdos no le enfureciesen en exceso, pero tampoco era posible hacer un buen trabajo sin recurrir a la violencia.
Y sin embargo, aunque ocupara su mente con ideas de piedad y autocontrol, ya estaba clavando al digimon a una pared con su propio cuerno, probablemente por el hecho de haber llamado “estúpido” al pequeño ser digital. Tampoco veía la necesidad de esto, pero ese día cualquier ofensa le afectaba al ánimo de un modo inusualmente iracundo.
Mientras examinaba que la altura fuera la adecuada para incordiar al azabache, ocurrió el espectáculo de la evolución, pero de un modo ciertamente más estético a lo que estaba acostumbrado a ver. Tampoco es que hubiera observado muchas veces el espectáculo de la evolución, pero, al menos para él, esta nunca había sido tan poética. El propio tamer generaba datos similares a los que usaba él para transformarse, pero se los transmitía a su compañero a través del digivice.
-Debe ser bonito poder ayudar así a tu compañero -decía en voz baja-. Supongo que es lo necesario para ser un tamer “de verdad”.
El nuevo digimon koala dejó inconsciente a su oponente solo con un haz de luz, acabando con la violencia de la batalla. La tamer luego le llamó para pedirle que dejara en paz a un tal “blackgabumon”, tardando en entender que sería la pequeña vestía del abrigo de piel oscuro, que llevaba ya rato clavado en la pared. Apreciando que esto no agradaría a la muchacha, el samurai insecto se desplazó para cubrir al digimon con su cuerpo, ocultando así su falta.
Luego atendió a que esta le dejaba sacar la información. Se movió al digimon que iba a ser víctima de sus “refinadas técnicas de obtención de información”, dejando ver su anterior travesura del digimon inmovilizado en el muro. Se encogió de hombros decidiendo no dar explicaciones de ello y se colocó delante del digimon cromáticamente opuesto.
-Ssssshhhhh -indicaba, posando su índice sobre sus labios-, calla un segundo- su espada hizo un sonido seco golpeando el suelo, cortando limpiamente las uñas del monstruo digital-. Aquí soy yo quien hace las preguntas, la próxima vez apuntaré a los pies -mientras el digimon observaba el estado de sus pies, lo cogió del cuerno y lo levantó del suelo-. Ahora explícame, por qué los estábais siguiendo, de dónde habéis salido o, por lo menos, qué extremidad es la primera que quieres que te corte. Ah, y se me olvidaba... Enhorabuena por la digievolución, Valshe, lo has hecho bien.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Alex entornó la mirada con una mueca que hablaba por sí sola: "Eso debe doler", es lo que quería decir su rostro al ver como el samurai clavaba al BlackGabumon en la pared con su cuerno. Akuma dejó caer con ligereza sus párpados acomodándose entre los dorados cabellos de su compañera sin dejar de analizar la situación y los futuros movimientos que efectuaría para llevar a cabo su misión. Si bien es cierto que en un principio debía proteger a Kevin, sus planes ya no eran esos: Debía conseguir el digivice, devolvérselo a Labramon y que él se lo cuidase hasta encontrar un nuevo tamer digno de su lealtad.
—Bueno... Al menos ha dejado tranquilo a ese BlackGabumon— pensó al ver como este forcejeaba consigo mismo logrando sacar el cuerno de la pared. Aunque pensó en la posibilidad de un repentino ataque por la espalda esto nunca sucedió. BlackGabumon ayudó a su compañero herido -el Gabumon con los tendones rotos- y se dirigieron hasta el tercero que se mantenía dormido —¿Sabes? Abe tiene una manera un tanto curiosa de conseguir información... Se parece al jefe y el resto de ratas de la mafia— comentó al ver como alzaba al Gabumon. Sonrió ligeramente con una especie de pequeña reverencia con su cabeza a modo de agradecimiento por aquellas últimas palabras dedicadas a su persona —Gracias.
Akuma abrió sus ojos al fin tras escuchar a su compañera, dejándose caer sobre el hombro derecho admirando la escena mostrando una clara pasividad, eso sí, manteniendo un ojo sobre Kevin de manera indirecta. El digimon cachorro que se encontraba más cerca de Valshe que de "su propio tamer" optó por sentarse para ver las acciones del samurai con cierta curiosidad.
—¿Cuál es exactamente la misión de Abe no Seimei?— pensó el koala demoníaco agitando su cola de un lado a otro con lentitud —Chiisana— susurró llamando su atención —¿Qué sucedería en el hipotético caso de que el digivice de Kevin desapareciese?
—¿Hmmm?— arqueó una ceja confusa —¿A qué viene esa pregunta?
—No sé cuales son las verdaderas intenciones de Abe; hay algo en él que logra mantenerme alerta a pesar de su ayuda— habló con un bajo tono de voz para no ser escuchado por todos, eso sí, manteniendo la calma y ese rostro somnoliento que caracteriza a los Phascomon.
Valshe se mantuvo en silencio. La misión había dado un giro demasiado grande desde el comienzo: Se suponía que Kevin carecía de digimon, aparece un viejo conocido siendo el compañero digimon de este, un humano con capacidad de adoptar la forma de digimon hace acto de presencia, unos Gabumon los atacan para conseguir el digivice... Soltó aire por sus fosas nasales pensando a fondo y de manera subjetiva. ¿Qué debía hacer?
Mientras tanto el forcejeo del Gabumon con más claro pelaje se efectuaba contra el samurai insecto. Tras unos gruñidos y arañazos en la armadura logró deshacerse del agarre. Una vez sus pies tocaron el suelo de nuevo sacudió su cuerpo como si se quitase el polvo. Aclaró su garganta asumiendo la desventaja y las posibilidades tan pequeñas que tendría de salir él solo del lugar.
—Está bien, esta bien. Os contaré el por qué de nuestros actos pero a cambio quiero que dejéis a mis compañeros.
—No debe preocuparse por ello— afirmó Akuma —Mi compañera humana, Labramon y yo prometemos no tocar un solo pelo de sus compañeros, puede estar tranquilo.
—Era información confidencial, pero dada la situación no tengo alternativa— hizo una pequeña pausa —Ese humano ha robado algo muy valioso. Mi hermano mayor, WereGarurumon, es un fiel seguidor de un poderoso digimon que iba a cerrar un pacto con otro reino y por ello me pidió que lo llevase de vuelta— explicó —Podréis creerme o no, eso es decisión vuestra, pero el humano tiene que devolver el objeto antes de que comience una guerra innecesaria.
—Vale, digamos que te creemos— dijo Valshe desviando sus ojos a Kevin —Desde el inicio del día has estado actuando como un cordero indefenso; ¿eres actor?— comentó con sorna —¿Qué has robado? ¿Es necesario que te lo quite por la fuerza?
—¿Tú?— soltó una carcajada —Dudo que una fémina como tú fuese capaz de ello, a demás, deberías derrotar antes a Labramon.
—A mí no me metas en tus problemas— ladró entre dientes —¡¿Cuándo has robado eso?!
—Cuando no mirabas, obvio.
—Recuerdas cuál es nuestra misión, ¿verdad?— cuestionó Akuma sin perder un solo ápice de la conversación y la joven asintió sin más —Bueno, pues hay un cambio de planes— cambió su postura optando por sentarse aún sobre el hombro. Apartó unos mechones de la oreja para contar su nuevo objetivo a cumplir —Lo primero es evitar una pelea contra Abe no Seimei ya que nos gana en poder— inició hablando de manera clara pero serena —Labramon parece no ser un cómplice y por ello no es necesario tratarlo como un enemigo— la rubia asintió escuchando atentamente y procesando la información —Debemos recuperar el digivice, incluso romperlo es mejor opción a que Kevin siga teniéndolo— hizo una pausa algo incómoda a ojos de la joven. El koala volvió a centrarse en el resto de presentes —¿Si un digivice desaparece, el digimon lo hace con él?— finalizó con aquel murmuro.
Valshe se quedó en silencio sin encontrar respuesta ya que desconocía la verdad sobre el tema. Ladeó algo la cabeza con curiosidad fijándose en el cambiaforma. Al igual que Akuma, ella no se encontraba cien por cien segura de las intenciones del joven.
—Bueno... Al menos ha dejado tranquilo a ese BlackGabumon— pensó al ver como este forcejeaba consigo mismo logrando sacar el cuerno de la pared. Aunque pensó en la posibilidad de un repentino ataque por la espalda esto nunca sucedió. BlackGabumon ayudó a su compañero herido -el Gabumon con los tendones rotos- y se dirigieron hasta el tercero que se mantenía dormido —¿Sabes? Abe tiene una manera un tanto curiosa de conseguir información... Se parece al jefe y el resto de ratas de la mafia— comentó al ver como alzaba al Gabumon. Sonrió ligeramente con una especie de pequeña reverencia con su cabeza a modo de agradecimiento por aquellas últimas palabras dedicadas a su persona —Gracias.
Akuma abrió sus ojos al fin tras escuchar a su compañera, dejándose caer sobre el hombro derecho admirando la escena mostrando una clara pasividad, eso sí, manteniendo un ojo sobre Kevin de manera indirecta. El digimon cachorro que se encontraba más cerca de Valshe que de "su propio tamer" optó por sentarse para ver las acciones del samurai con cierta curiosidad.
—¿Cuál es exactamente la misión de Abe no Seimei?— pensó el koala demoníaco agitando su cola de un lado a otro con lentitud —Chiisana— susurró llamando su atención —¿Qué sucedería en el hipotético caso de que el digivice de Kevin desapareciese?
—¿Hmmm?— arqueó una ceja confusa —¿A qué viene esa pregunta?
—No sé cuales son las verdaderas intenciones de Abe; hay algo en él que logra mantenerme alerta a pesar de su ayuda— habló con un bajo tono de voz para no ser escuchado por todos, eso sí, manteniendo la calma y ese rostro somnoliento que caracteriza a los Phascomon.
Valshe se mantuvo en silencio. La misión había dado un giro demasiado grande desde el comienzo: Se suponía que Kevin carecía de digimon, aparece un viejo conocido siendo el compañero digimon de este, un humano con capacidad de adoptar la forma de digimon hace acto de presencia, unos Gabumon los atacan para conseguir el digivice... Soltó aire por sus fosas nasales pensando a fondo y de manera subjetiva. ¿Qué debía hacer?
Mientras tanto el forcejeo del Gabumon con más claro pelaje se efectuaba contra el samurai insecto. Tras unos gruñidos y arañazos en la armadura logró deshacerse del agarre. Una vez sus pies tocaron el suelo de nuevo sacudió su cuerpo como si se quitase el polvo. Aclaró su garganta asumiendo la desventaja y las posibilidades tan pequeñas que tendría de salir él solo del lugar.
—Está bien, esta bien. Os contaré el por qué de nuestros actos pero a cambio quiero que dejéis a mis compañeros.
—No debe preocuparse por ello— afirmó Akuma —Mi compañera humana, Labramon y yo prometemos no tocar un solo pelo de sus compañeros, puede estar tranquilo.
—Era información confidencial, pero dada la situación no tengo alternativa— hizo una pequeña pausa —Ese humano ha robado algo muy valioso. Mi hermano mayor, WereGarurumon, es un fiel seguidor de un poderoso digimon que iba a cerrar un pacto con otro reino y por ello me pidió que lo llevase de vuelta— explicó —Podréis creerme o no, eso es decisión vuestra, pero el humano tiene que devolver el objeto antes de que comience una guerra innecesaria.
—Vale, digamos que te creemos— dijo Valshe desviando sus ojos a Kevin —Desde el inicio del día has estado actuando como un cordero indefenso; ¿eres actor?— comentó con sorna —¿Qué has robado? ¿Es necesario que te lo quite por la fuerza?
—¿Tú?— soltó una carcajada —Dudo que una fémina como tú fuese capaz de ello, a demás, deberías derrotar antes a Labramon.
—A mí no me metas en tus problemas— ladró entre dientes —¡¿Cuándo has robado eso?!
—Cuando no mirabas, obvio.
—Recuerdas cuál es nuestra misión, ¿verdad?— cuestionó Akuma sin perder un solo ápice de la conversación y la joven asintió sin más —Bueno, pues hay un cambio de planes— cambió su postura optando por sentarse aún sobre el hombro. Apartó unos mechones de la oreja para contar su nuevo objetivo a cumplir —Lo primero es evitar una pelea contra Abe no Seimei ya que nos gana en poder— inició hablando de manera clara pero serena —Labramon parece no ser un cómplice y por ello no es necesario tratarlo como un enemigo— la rubia asintió escuchando atentamente y procesando la información —Debemos recuperar el digivice, incluso romperlo es mejor opción a que Kevin siga teniéndolo— hizo una pausa algo incómoda a ojos de la joven. El koala volvió a centrarse en el resto de presentes —¿Si un digivice desaparece, el digimon lo hace con él?— finalizó con aquel murmuro.
Valshe se quedó en silencio sin encontrar respuesta ya que desconocía la verdad sobre el tema. Ladeó algo la cabeza con curiosidad fijándose en el cambiaforma. Al igual que Akuma, ella no se encontraba cien por cien segura de las intenciones del joven.
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Al mismo tiempo que sostenía al pequeño digimon por el cuerno, Roku se percató de que la chica mantenía una conversación con su digimon. Por supuesto no quiso atender a estos, tanto por lo complicado que sería como por el hecho de que no quería violentar su intimidad. En su lugar zarandeaba suavemente al digimon para motivar sus respuestas, pues ciertamente no querría tener que recurrir a la tortura delante de aquellos dos humanos, y menos después de que ella hubiera conseguido hacer evolucionar a su compañero. Acabar con su alegría sería muy ruín.
Finalmente la pequeña bestia accedió a hablar, cosa que animó a Roku, y más cuando Akuma no le recogió en la promesa de no dañarlos. Le extrañó que tampoco incluyera al tamer, llegando a pensar que este, al igual que Valshe, podía valerse de sus habilidades para luchar sin su compañero digital. Fue una historia breve y muy simple. Aquel chico había robado un importante objeto del digimundo, y este grupo solo quería recuperarlo.
Podría tratarse de una falsa inculpación, o de un engaño intentando salvar la vida y la de los suyos, pero los ademanes de este, acompañados a un tono lleno de sorna y superioridad manifestó en qué situación se encontraban ahora. Todo este tiempo había estado protegiendo al villano de esta historia, e incluso había asesinado por él.
Soltando el cuerno del animal, caminó hasta el tamer. Ahora sabía que, como él, no era un usuario legítimo de estas armas digitales, y por tanto había obrado con malicia e intereses personales. Le daba asco. En los escasos pasos que los separaban recapituló su comportamiento en aquel día, y si bien él había robado y mentido, Roku había abusado de su fuerza. Cegado por la ira, observó con despreció al muchacho.
Y antes de que este pudiera hablar, todos vieron como un una de las piernas del ladrón estaba clavado el cuerno que, minutos antes, el samurai cercenó a uno de aquellos digimons. Si bien el chico iba a dejar escapar un más que evidente grito de dolor, el puño del digimon hundió su traquea, y en una rápida sucesión la mano libre proyectó un sonoro directo contra su rostro, pudiendo oír todos un “crack” que indicaba, sin duda, la rotura de la nariz.
El chico salió despedido unos metros, y mientras Roku sacudía su puño para librarlo de la sangre, ya podía notar las miradas acusadoras de los digimons, habiendo sufrido estos por la negligencia del propio samurai. No solo eso, pues notando la ausencia de sus compañeros, lo culpaban, y con razón, de la muerte de estos.
-¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O también te lo cargaste? -decía, irónico, el digimon de oscuro pelaje.
-Toda esta violencia ha sido innecesaria. Mínimo merecemos una disculpa...
-Una disculpa no sería suficiente -declaró el líder-. No solo nos han robado, nos han asesinado. Esto solo es una muestra más de que los tamers son innecesarios en nuestro mundo, solo complican las cosas...-tras esto, bufó- Si nos hubieras dejado en paz, esto ya estaría resuelto, imbécil.
-No busques hacer entrar en razón a un asesino -reía-, al fin y al cabo es lo único que sabe hacer él y la mayoría. Consiguen un digivice, ganan poder rápido, y ya se creen con el derecho de decidir quién vive y quién muere.
-¿Y por qué nosotros? Simplemente podría habernos interrogado antes y nada de esto habría pasado...
-¡Que solo sabe matar, idiota!
-Nos dicen “monstruos digitales”, pero en ocasiones como esta podemos ver quién es el verdadero monstruo...
-¡¡Callaos!!-gritó Roku, dejando grabado en una pared el contorno de su puño, habiéndola golpeado fuertemente- ¡Que él haya robado no os permite insultar al resto de la humanidad! ¡Habéis entrado aquí ilegalmente cuando podríais haber usado a los US de mediadores! -su dedo les apuntaba acusadoramente- ¿O acaso su deber no es conectar ambos mundos? Os habéis tomado la justicia por vuestra mano, y así os ha ido -ahora señalaba a Valshe-. A ella la atacásteis con intención de matar, y de no haber intercedido ahora mismo la policía estaría investigando lo extraño de su muerte. Los humanos no se reencarnan como vosotros, hubiera sido una muerte definitiva. ¡Así que no me vengáis con acusaciones e hipocresía! Se os devolverá el anillo, pero a él se le ajusticiará aquí, en nuestro mundo, ¿entendido?
Pero durante este tiempo se dio cuenta de que no había inmovilizado al tamer, y como todos los ladrones aprovecharía el descuido para huir. Siendo un amasijo de inseguridades y dudas, Roku se replanteaba su actuación, pues pese a lo que había dicho, se sentía culpable de los abusos efectuados en aquella jornada. De estar Bakemono, los habría evitado, pero no podía responsabilizarlo, pues el único culpable era él mismo.
Y hablando de culpables, no podía permitirse dejar escapar a aquel ratero.
Finalmente la pequeña bestia accedió a hablar, cosa que animó a Roku, y más cuando Akuma no le recogió en la promesa de no dañarlos. Le extrañó que tampoco incluyera al tamer, llegando a pensar que este, al igual que Valshe, podía valerse de sus habilidades para luchar sin su compañero digital. Fue una historia breve y muy simple. Aquel chico había robado un importante objeto del digimundo, y este grupo solo quería recuperarlo.
Podría tratarse de una falsa inculpación, o de un engaño intentando salvar la vida y la de los suyos, pero los ademanes de este, acompañados a un tono lleno de sorna y superioridad manifestó en qué situación se encontraban ahora. Todo este tiempo había estado protegiendo al villano de esta historia, e incluso había asesinado por él.
Soltando el cuerno del animal, caminó hasta el tamer. Ahora sabía que, como él, no era un usuario legítimo de estas armas digitales, y por tanto había obrado con malicia e intereses personales. Le daba asco. En los escasos pasos que los separaban recapituló su comportamiento en aquel día, y si bien él había robado y mentido, Roku había abusado de su fuerza. Cegado por la ira, observó con despreció al muchacho.
Y antes de que este pudiera hablar, todos vieron como un una de las piernas del ladrón estaba clavado el cuerno que, minutos antes, el samurai cercenó a uno de aquellos digimons. Si bien el chico iba a dejar escapar un más que evidente grito de dolor, el puño del digimon hundió su traquea, y en una rápida sucesión la mano libre proyectó un sonoro directo contra su rostro, pudiendo oír todos un “crack” que indicaba, sin duda, la rotura de la nariz.
El chico salió despedido unos metros, y mientras Roku sacudía su puño para librarlo de la sangre, ya podía notar las miradas acusadoras de los digimons, habiendo sufrido estos por la negligencia del propio samurai. No solo eso, pues notando la ausencia de sus compañeros, lo culpaban, y con razón, de la muerte de estos.
-¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O también te lo cargaste? -decía, irónico, el digimon de oscuro pelaje.
-Toda esta violencia ha sido innecesaria. Mínimo merecemos una disculpa...
-Una disculpa no sería suficiente -declaró el líder-. No solo nos han robado, nos han asesinado. Esto solo es una muestra más de que los tamers son innecesarios en nuestro mundo, solo complican las cosas...-tras esto, bufó- Si nos hubieras dejado en paz, esto ya estaría resuelto, imbécil.
-No busques hacer entrar en razón a un asesino -reía-, al fin y al cabo es lo único que sabe hacer él y la mayoría. Consiguen un digivice, ganan poder rápido, y ya se creen con el derecho de decidir quién vive y quién muere.
-¿Y por qué nosotros? Simplemente podría habernos interrogado antes y nada de esto habría pasado...
-¡Que solo sabe matar, idiota!
-Nos dicen “monstruos digitales”, pero en ocasiones como esta podemos ver quién es el verdadero monstruo...
-¡¡Callaos!!-gritó Roku, dejando grabado en una pared el contorno de su puño, habiéndola golpeado fuertemente- ¡Que él haya robado no os permite insultar al resto de la humanidad! ¡Habéis entrado aquí ilegalmente cuando podríais haber usado a los US de mediadores! -su dedo les apuntaba acusadoramente- ¿O acaso su deber no es conectar ambos mundos? Os habéis tomado la justicia por vuestra mano, y así os ha ido -ahora señalaba a Valshe-. A ella la atacásteis con intención de matar, y de no haber intercedido ahora mismo la policía estaría investigando lo extraño de su muerte. Los humanos no se reencarnan como vosotros, hubiera sido una muerte definitiva. ¡Así que no me vengáis con acusaciones e hipocresía! Se os devolverá el anillo, pero a él se le ajusticiará aquí, en nuestro mundo, ¿entendido?
Pero durante este tiempo se dio cuenta de que no había inmovilizado al tamer, y como todos los ladrones aprovecharía el descuido para huir. Siendo un amasijo de inseguridades y dudas, Roku se replanteaba su actuación, pues pese a lo que había dicho, se sentía culpable de los abusos efectuados en aquella jornada. De estar Bakemono, los habría evitado, pero no podía responsabilizarlo, pues el único culpable era él mismo.
Y hablando de culpables, no podía permitirse dejar escapar a aquel ratero.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Con la mente distraída y los ojos admirando a la nada Alex, que parecía estar completamente sumida en sus propios pensamientos, no era consciente de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Aquella última frase dicha por su compañero lograba erizar su piel, y si bien al principio quería propinarle una buena a Labramon por su carácter, ahora que recordaba el tiempo pasado buscaba una manera de que nada malo le sucediese... O nada más, al menos.
Labramon, quien había estado al margen y un tanto neutral en la batalla, ahora no tenía dudas de cual era su lugar: Junto a Alex y Akuma. No podía seguir protegiendo a "su tamer" después de saber que había estado robando a sus espaldas, peor aún, haciéndose con objetos que podrían crear una guerra entre dos reinos. Retrocedió un paso al ver como el digimon samurai se acercaba a su posición, mas pasando de largo hasta quedar frente al humano. Puede que una parte dentro de él quisiese saltar sobre el digimon humanoide, pero después de todo lo que había vivido recibiendo tan poco a cambio, decidió hacer oídos sordos. De dos zancadas se colocó al lado zurdo de la joven como si de una mascota se tratase.
Los verdes ojos de la bestia demonio rodaron hasta el cachorro, de algún modo u otro, agradecido por su cambio de actitud. No quería enfrentarse a él de nuevo. Akuma, al ver aquella escena tan bárbara hacia un humano y la completa distracción de su compañera, decidió actuar. Agitó su cola pasando esta de manera superficial por la herida del brazo de Valshe, y aunque de una manera extraña de actuar por su parte, logró que la humana reaccionase. Esta se quejó cómo era de esperar, también soltó unas desagradables palabras en chino que su amigo comprendió a la perfección, mas sin sentirse afectado por ellas a pesar de ser ofensivas hacia su persona.
—Chiisana, reacciona de una vez— dijo, o mejor dicho, exigió —¿Dónde está tu mente ahora?
—L-Lo siento— apretó su brazo con fuerza al darse cuenta de la situación —Akuma, Eucaly Claw.
El koala asintió rodeando sus garras con un veneno paralizante. Batió sus pequeñas alas tomando impulso y pasó por delante del samurai sin siquiera rozarle lo más mínimo, más como una advertencia que como una amenaza.
—No debería tratar así a un humano por cruel, despiadado o malvado que pueda ser— habló clavando sus garras en la pared para evitar resbalar hasta que se mantuvo en el aire con prudencia, a la suficiente distancia para hablar y no salir herido por ello —No voy a detenerlo, ni si quiera me importa lo más mínimo lo que le suceda a Kevin, pero debería hacerlo bajo su forma humana de igual a igual— comentó con calma volviendo a su lugar correspondiente; el hombro de la rubia —Y ahora, por mi parte, puede seguir haciendo lo que guste.
—Akuma...— negó Valshe con una extraña mueca en el rostro, mezcla de gracia y decepción —Aunque, sinceramente, estoy contigo— musitó escuchando los comentarios que comenzaron por parte de los Gabumon. Sí, de alguna manera tenían razón, pero al mismo tiempo ella estaba muy acostumbrada a aquellos actos mafiosos. Según sus compañeros de trabajo: "No importa una muerte, dos o las que sean necesarias para llevar a cabo la misión" —No es necesario llegar a esos extremos— pensó tras recordar e imitar esa voz. Bajó algo su mirada por la repentina defensa verbal del samurai. Parecía que estaba más afectado de lo que intentaba aparentar bajo esa fachada de... ¿Chico malo?... Bueno, algo así —Esto...— se aclaró la garganta en un intento de llamar la atención de los allí presentes, pero se silenció cuando Abe comenzó a hablar sobre ella —Tampoco ha sido para tanto— se encogió de hombros quitando importancia al asunto —Seguro que Akuma no hubiese dejado que eso sucediese.
—¡Hey!— ladró Labramon con el pelaje erizado —¿Sabéis cómo funciona el digivice de Kevin?— cuestionó sin dejar responder a nadie —Bueno, pues tengo una gran noticia que daros— se quedó en silencio unos segundos, pero su tensión en el cuerpo hablaba por sí mismo —¡¡¡No dejéis que escape!!!
—¿Eh?
Cuando Valshe quiso darse cuenta de lo que quería decir Labramon giró bruscamente sobre sí misma divisando a Kevin en pie -aunque sin apoyar la pierna herida- y con el teléfono móvil de un viandante cualquiera en su mano. Su digivice se iluminó por un instante abriendo así un portal al mundo digital gracias al aparato electrónico del desconocido que, por otra parte, seguramente estaba pensando que aquello era una pesadilla o semejante. Labramon fue el primero en salir a la carrera y sin analizar la situación lo más mínimo saltó al móvil regresando a su mundo sin perder de vista a Kevin.
—Vamos Chiisana, es el momento de conocer el mundo digital.
Valshe pasó una rápida mirada por el samurai y los digimon, como si esperase reacción por parte de ellos. Corrió siguiendo los pasos del digimon cachorro desapareciendo así del mapa... Humano, al menos. Al mismo tiempo los Gabumon intercambiaron algunas rápidas palabras. Esta era su oportunidad de volver ya que, de ser sinceros, no tenían la menor idea de como regresar tras conseguir el anillo. Ayudándose los unos a los otros y de igual manera que había hecho el resto traspasaron el portal.
Labramon, quien había estado al margen y un tanto neutral en la batalla, ahora no tenía dudas de cual era su lugar: Junto a Alex y Akuma. No podía seguir protegiendo a "su tamer" después de saber que había estado robando a sus espaldas, peor aún, haciéndose con objetos que podrían crear una guerra entre dos reinos. Retrocedió un paso al ver como el digimon samurai se acercaba a su posición, mas pasando de largo hasta quedar frente al humano. Puede que una parte dentro de él quisiese saltar sobre el digimon humanoide, pero después de todo lo que había vivido recibiendo tan poco a cambio, decidió hacer oídos sordos. De dos zancadas se colocó al lado zurdo de la joven como si de una mascota se tratase.
Los verdes ojos de la bestia demonio rodaron hasta el cachorro, de algún modo u otro, agradecido por su cambio de actitud. No quería enfrentarse a él de nuevo. Akuma, al ver aquella escena tan bárbara hacia un humano y la completa distracción de su compañera, decidió actuar. Agitó su cola pasando esta de manera superficial por la herida del brazo de Valshe, y aunque de una manera extraña de actuar por su parte, logró que la humana reaccionase. Esta se quejó cómo era de esperar, también soltó unas desagradables palabras en chino que su amigo comprendió a la perfección, mas sin sentirse afectado por ellas a pesar de ser ofensivas hacia su persona.
—Chiisana, reacciona de una vez— dijo, o mejor dicho, exigió —¿Dónde está tu mente ahora?
—L-Lo siento— apretó su brazo con fuerza al darse cuenta de la situación —Akuma, Eucaly Claw.
El koala asintió rodeando sus garras con un veneno paralizante. Batió sus pequeñas alas tomando impulso y pasó por delante del samurai sin siquiera rozarle lo más mínimo, más como una advertencia que como una amenaza.
—No debería tratar así a un humano por cruel, despiadado o malvado que pueda ser— habló clavando sus garras en la pared para evitar resbalar hasta que se mantuvo en el aire con prudencia, a la suficiente distancia para hablar y no salir herido por ello —No voy a detenerlo, ni si quiera me importa lo más mínimo lo que le suceda a Kevin, pero debería hacerlo bajo su forma humana de igual a igual— comentó con calma volviendo a su lugar correspondiente; el hombro de la rubia —Y ahora, por mi parte, puede seguir haciendo lo que guste.
—Akuma...— negó Valshe con una extraña mueca en el rostro, mezcla de gracia y decepción —Aunque, sinceramente, estoy contigo— musitó escuchando los comentarios que comenzaron por parte de los Gabumon. Sí, de alguna manera tenían razón, pero al mismo tiempo ella estaba muy acostumbrada a aquellos actos mafiosos. Según sus compañeros de trabajo: "No importa una muerte, dos o las que sean necesarias para llevar a cabo la misión" —No es necesario llegar a esos extremos— pensó tras recordar e imitar esa voz. Bajó algo su mirada por la repentina defensa verbal del samurai. Parecía que estaba más afectado de lo que intentaba aparentar bajo esa fachada de... ¿Chico malo?... Bueno, algo así —Esto...— se aclaró la garganta en un intento de llamar la atención de los allí presentes, pero se silenció cuando Abe comenzó a hablar sobre ella —Tampoco ha sido para tanto— se encogió de hombros quitando importancia al asunto —Seguro que Akuma no hubiese dejado que eso sucediese.
—¡Hey!— ladró Labramon con el pelaje erizado —¿Sabéis cómo funciona el digivice de Kevin?— cuestionó sin dejar responder a nadie —Bueno, pues tengo una gran noticia que daros— se quedó en silencio unos segundos, pero su tensión en el cuerpo hablaba por sí mismo —¡¡¡No dejéis que escape!!!
—¿Eh?
Cuando Valshe quiso darse cuenta de lo que quería decir Labramon giró bruscamente sobre sí misma divisando a Kevin en pie -aunque sin apoyar la pierna herida- y con el teléfono móvil de un viandante cualquiera en su mano. Su digivice se iluminó por un instante abriendo así un portal al mundo digital gracias al aparato electrónico del desconocido que, por otra parte, seguramente estaba pensando que aquello era una pesadilla o semejante. Labramon fue el primero en salir a la carrera y sin analizar la situación lo más mínimo saltó al móvil regresando a su mundo sin perder de vista a Kevin.
—Vamos Chiisana, es el momento de conocer el mundo digital.
Valshe pasó una rápida mirada por el samurai y los digimon, como si esperase reacción por parte de ellos. Corrió siguiendo los pasos del digimon cachorro desapareciendo así del mapa... Humano, al menos. Al mismo tiempo los Gabumon intercambiaron algunas rápidas palabras. Esta era su oportunidad de volver ya que, de ser sinceros, no tenían la menor idea de como regresar tras conseguir el anillo. Ayudándose los unos a los otros y de igual manera que había hecho el resto traspasaron el portal.
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Ante el intento de ataque del digimon koala y su aviso, Roku se quedó pensando unos segundos. ¿Había demostrado un comportamiento abusivo ante aquel humano? Este había robado, ultrajado , mentido y tomado por idiotas a todos los presentes. A los humanos fingiendo ser inocente, a los digimons demostrando estar indefenso y a su compañero... Bueno, literalmente lo había tratado como a un perro.
Si de él hubiera dependido, el muchacho tendría la tráquea no hundida como cuando aparentó axfisiarle, sino completamente quebrada para evitar que de su boca salieran más mentiras. Pero entonces perderían la opción de obtener respuestas. Además, él no era un digimon, y su muerte sería definitiva. Por ello solo le había herido la pierna, para prevenir un intento de huida.
-La barrera entre “humano” y “monstruo” es muy fina. Simplemente intento prevenir que este imbécil cause más problemas. Puede alegrarse de que conserve aún las extremidades -se quedó pensando si él era antes así de violento, y la respuesta llegó rápido: no, pero tampoco podía permitirse el lujo de ser blando cuando había vidas en juego-. Y a la siguiente interrupción o intento de ataque deberé tomar medidas, ¿entendido?
Una vez aclarado este punto se sucedió la discusión con los digimons, en la que Valshe solo incorporó el matiz de que no había sido para tanto. Roku desconfió de esta declaración pues el cuerno que casi la atraviesa se encontraba ahora en la pierna del mentiroso, y si bien él tenía una grave herida, la muchacha podría estar a estas alturas en un charco de su propia sangre.
Ladrando el perro, avisó de que ciertamente el ataque preventivo había fallado, estando el delincuente dándose a la fuga. De haber atendido a sus instintos y no a su lado “humano”, esto no habría pasado, claro que entonces el humano no tendría piernas.
Ya había oído antes la facultad de ciertos digivice para abrir portales, pero nunca había podido ver que esta función podía usarse en un móvil. Desgraciadamente, un testigo había asistido al espectáculo de luces que suponía aquella puerta al otro mundo. Debía procurar que no pudiera hablar de esto, y aunque lo más fácil sería el asesinato, optó por un método más sutil, hundiendo su hoja en el brazo de aquel desafortunado espectador. Activando su filo maldito, el daño provocado le haría pensar que todo era una alucinación. Simplemente iba paseando y se tropezó, con la mala suerte de que se hizo una herida con una tubería estropeada del edificio aledaño, cayéndose por la pérdida de sangre.
Roku lanzó las gotas de sangre que quedaban en su filo contra la pared, e incluso cortó una tubería externa para que aquella ensoñación le pareciera real. “Creo que soy el único que intenta ocultar su paso por el mundo humano...” se decía, y esperaba de veras que el hecho de que un koala volador, una pandilla de enanos con pieles, un samurai insecto y un chico rubio de rasgos afeminados entrando en su móvil fuera un sueño lo bastante absurdo como para que no lo fuera contando, a no ser que quisiera ir al psicoanalista.
Acabada esta pauta saltó también por el portal antes de que se cerrara, llegando al mismo destino que todos. Lejos de sorprendente, quería acabar rápido con aquel asunto, por lo que ideó una estrategia. Con la pierna herida podría esconderse, pero no llegar muy lejos. Depender de los digimons y Valshe no terminaría funcionando, ya que no podrían trabajar coordinados y planificarse daría tiempo a que la fuga se efectuara. Con todo esto, llegó a una solución basada de nuevo en el poder bruto.
-Lo primero es buscar sangre -dijo, atendiendo también al cuerno que le clavó, encontrando rápidamente el rastro-. Vale, se ha ido en esa dirección, pero ni voy a rastrear ni a correr detrás de él como un idiota. Los que no quieran salir lastimados, detrás de mí -dirigió una mirada a Valshe y a su koala-. Ahora vais a ver la crueldad de un monstruo.
Activando lo que parecía ser una evolución, pasó de samurai a una gigantesca bestia de hueso, que rugió con fuerza a modo de aviso. Si bien para todas sus etapas recitaba un breve verso para concentrarse, declarando el nombre asignado al spirit, esta fiera era la excepción, ya que cuando la usaba parecía que sus instintos primarios brotaban, costándole pensar con claridad. En este estado difícilmente podía buscar una forma para comunicarse con el digimon, por lo que debía limitarse a aprovechar su poder crudo para solventar rápidamente el problema.
-Vapor helado -dijo, exhalando una neblina cristalina que avanzaba por la naturaleza, congelándola al contacto; propagando el efecto rápidamente, consiguió afectar al sector donde se guarecería aquel ladrón-. Ahora solo hay que buscarle. Y para que lo sepáis, otra opción más fácil para mí habría sido liberar una neurotoxina por la zona, pero no lo hice para evitar más daños colaterales. De nada.
No siendo su modo de comportamiento habitual, procuraba usar el humor para evadir el instinto de querer devorarlos a todos con sus enormes fauces. Especialmente a Valshe, pues su cerebro animal le hacía preguntarse el sabor del digisoul.
Si de él hubiera dependido, el muchacho tendría la tráquea no hundida como cuando aparentó axfisiarle, sino completamente quebrada para evitar que de su boca salieran más mentiras. Pero entonces perderían la opción de obtener respuestas. Además, él no era un digimon, y su muerte sería definitiva. Por ello solo le había herido la pierna, para prevenir un intento de huida.
-La barrera entre “humano” y “monstruo” es muy fina. Simplemente intento prevenir que este imbécil cause más problemas. Puede alegrarse de que conserve aún las extremidades -se quedó pensando si él era antes así de violento, y la respuesta llegó rápido: no, pero tampoco podía permitirse el lujo de ser blando cuando había vidas en juego-. Y a la siguiente interrupción o intento de ataque deberé tomar medidas, ¿entendido?
Una vez aclarado este punto se sucedió la discusión con los digimons, en la que Valshe solo incorporó el matiz de que no había sido para tanto. Roku desconfió de esta declaración pues el cuerno que casi la atraviesa se encontraba ahora en la pierna del mentiroso, y si bien él tenía una grave herida, la muchacha podría estar a estas alturas en un charco de su propia sangre.
Ladrando el perro, avisó de que ciertamente el ataque preventivo había fallado, estando el delincuente dándose a la fuga. De haber atendido a sus instintos y no a su lado “humano”, esto no habría pasado, claro que entonces el humano no tendría piernas.
Ya había oído antes la facultad de ciertos digivice para abrir portales, pero nunca había podido ver que esta función podía usarse en un móvil. Desgraciadamente, un testigo había asistido al espectáculo de luces que suponía aquella puerta al otro mundo. Debía procurar que no pudiera hablar de esto, y aunque lo más fácil sería el asesinato, optó por un método más sutil, hundiendo su hoja en el brazo de aquel desafortunado espectador. Activando su filo maldito, el daño provocado le haría pensar que todo era una alucinación. Simplemente iba paseando y se tropezó, con la mala suerte de que se hizo una herida con una tubería estropeada del edificio aledaño, cayéndose por la pérdida de sangre.
Roku lanzó las gotas de sangre que quedaban en su filo contra la pared, e incluso cortó una tubería externa para que aquella ensoñación le pareciera real. “Creo que soy el único que intenta ocultar su paso por el mundo humano...” se decía, y esperaba de veras que el hecho de que un koala volador, una pandilla de enanos con pieles, un samurai insecto y un chico rubio de rasgos afeminados entrando en su móvil fuera un sueño lo bastante absurdo como para que no lo fuera contando, a no ser que quisiera ir al psicoanalista.
Acabada esta pauta saltó también por el portal antes de que se cerrara, llegando al mismo destino que todos. Lejos de sorprendente, quería acabar rápido con aquel asunto, por lo que ideó una estrategia. Con la pierna herida podría esconderse, pero no llegar muy lejos. Depender de los digimons y Valshe no terminaría funcionando, ya que no podrían trabajar coordinados y planificarse daría tiempo a que la fuga se efectuara. Con todo esto, llegó a una solución basada de nuevo en el poder bruto.
-Lo primero es buscar sangre -dijo, atendiendo también al cuerno que le clavó, encontrando rápidamente el rastro-. Vale, se ha ido en esa dirección, pero ni voy a rastrear ni a correr detrás de él como un idiota. Los que no quieran salir lastimados, detrás de mí -dirigió una mirada a Valshe y a su koala-. Ahora vais a ver la crueldad de un monstruo.
Activando lo que parecía ser una evolución, pasó de samurai a una gigantesca bestia de hueso, que rugió con fuerza a modo de aviso. Si bien para todas sus etapas recitaba un breve verso para concentrarse, declarando el nombre asignado al spirit, esta fiera era la excepción, ya que cuando la usaba parecía que sus instintos primarios brotaban, costándole pensar con claridad. En este estado difícilmente podía buscar una forma para comunicarse con el digimon, por lo que debía limitarse a aprovechar su poder crudo para solventar rápidamente el problema.
-Vapor helado -dijo, exhalando una neblina cristalina que avanzaba por la naturaleza, congelándola al contacto; propagando el efecto rápidamente, consiguió afectar al sector donde se guarecería aquel ladrón-. Ahora solo hay que buscarle. Y para que lo sepáis, otra opción más fácil para mí habría sido liberar una neurotoxina por la zona, pero no lo hice para evitar más daños colaterales. De nada.
No siendo su modo de comportamiento habitual, procuraba usar el humor para evadir el instinto de querer devorarlos a todos con sus enormes fauces. Especialmente a Valshe, pues su cerebro animal le hacía preguntarse el sabor del digisoul.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Akuma no dijo ni hizo nada con respecto al comentario recibido por parte del samurai. ¿Intento de ataque? Él no era tan estúpido como para atacar a alguien claramente más fuerte, y si lo hiciese, no sería de la forma tan llamativa en la que había actuado.
La portadora de ojos azules se quedó por unos segundos bastante asombrada al ver el mundo de donde procedía su compañero y amigo. Parecía tan... Real. Lo que en su mente eran simple cadenas de datos con formas similares al mundo humano, resultó ser más realista: Árboles con corteza y hojas que se movían con el viento, verde hierba que se agitaba de igual modo, incluso las sombras estaban en perfecta armonía con los cuerpos. Salió de aquel trance, como de costumbre, gracias a su compañero demoniaco. Desvió su atención a los Gabumon que entraron por el portal seguidos por el digimon humanoide. Habían perdido de vista a Kevin, que por otro lado, era bastante más rápido y ágil de lo que uno podría pensar si recordaban que estaba herido. Valshe frunció ligeramente el ceño por el comentario sin entender muy bien: ¿La crueldad de un monstruo? Sin pensarlo dos veces cogió en brazos a Labramon antes de que saliese corriendo de nuevo y se quedó tras un árbol manteniendo un ojo sobre el joven.
—Akuma... ¿Crees que será peligroso?— tragó saliva en seco al ver la evolución, pudiendo incluso decir que su cuerpo se paralizó.
—Lamentablemente no puedo responder a ello, pero estoy seguro de una cosa— miró a la rubia y al cachorro —Ahora mismo solo somos... Como decirlo... 昆虫 (Insectos).
—Puede acabar con nuestra existencia si hacemos movimientos erróneos, ¿verdad?— dejó los labios en una fina línea al ver al koala asentir —Genial. Menos mal que era una misión sencilla— masculló.
Miró la zona que comenzaba a congelarse saliendo de su escondite titubeando un poco. Soltó a Labramon que cayó sobre una capa de hielo pero clavo sus garras para no resbalar. Alex miró al digimon esquelético no muy segura de como reaccionar, decidiéndose por ocultar cualquier rastro de miedo o asombro. Tomó una gran bocanada de aire.
—Gracias en ese caso— en verdad agradecida de que no hubiese usado esas toxinas que mencionaba —Akuma, Labramon, ¿y los Gabumon?— cuestionó repentinamente al darse cuenta de la ausencia repentina —Hace frío— pensó. El koala se deslizó por el cuerpo de la fémina quedando a su espalda, acurrucándose en ella como si de una cama se tratase.
—Se han ido por allí— señaló una dirección Labramon. Alex lo observó y, sin necesidad de articular palabra, el cachorro respondió a su interrogante —Soy un perro, obvio que puedo seguir rastros— encogió sus hombros —A demás, también huelo la sangre de Kevin— comentó empezando a trotar —Voy a adelantarme.
—E-Espera— chasqueó la lengua —Akuma, ¿qué haces exactamente ahí?— indagó —Bueno, da igual, no te sueltes— con un par de pasos logró estabilizarse sobre el hielo y mantener el ritmo para avanzar sin caerse.
—¡¡¡Corred!!!
Los Gabumon chocaron con Valshe y se ocultaron tras la congelada vegetación. Tartamudeaban algo de una evolución. ¿Qué estaba sucediendo? Akuma levantó el vuelo al escuchar los gemidos de Labramon. Parecía estar sufirendo. Cuando quiso darse cuenta frente a ellos apareció Kevin con el digivice en su mano y, sin mediar palabra, obligo al cachorro a evolucionar con lo que parecía ser una armadura digital; una réplica mejor dicho, una muy mala. El peludo cuerpecillo de Labramon fue modificándose adoptando un tono negruzco. De su espalda nacieron dos alas pero, lo más intimidante a ojos de la humana, eran sin lugar a dudas esos filosos dientes y garras de color carmín.
—Adelante Devidramon, acaba con ellos, ¡que no se entrometan en mis planes!— ordenó Kevin, aunque parecía estar poseído por la avaricia, incluso se asemejaba a un títere sin sentimientos.
—Akuma, retrocede— ordenó Valshe evitando que su compañero entrase en la pelea —Vamos a por el digivice— miró a la bestia esquelética —¿Quieres jugar un rato?— sonrió con inocencia —Vamos gatito, vete a jugar.
—Chiisana, no es momento de tentar a la suerte— sentenció Akuma —A demás, ese Devidramon sigue siendo Labramon, no lo olvides.
La portadora de ojos azules se quedó por unos segundos bastante asombrada al ver el mundo de donde procedía su compañero y amigo. Parecía tan... Real. Lo que en su mente eran simple cadenas de datos con formas similares al mundo humano, resultó ser más realista: Árboles con corteza y hojas que se movían con el viento, verde hierba que se agitaba de igual modo, incluso las sombras estaban en perfecta armonía con los cuerpos. Salió de aquel trance, como de costumbre, gracias a su compañero demoniaco. Desvió su atención a los Gabumon que entraron por el portal seguidos por el digimon humanoide. Habían perdido de vista a Kevin, que por otro lado, era bastante más rápido y ágil de lo que uno podría pensar si recordaban que estaba herido. Valshe frunció ligeramente el ceño por el comentario sin entender muy bien: ¿La crueldad de un monstruo? Sin pensarlo dos veces cogió en brazos a Labramon antes de que saliese corriendo de nuevo y se quedó tras un árbol manteniendo un ojo sobre el joven.
—Akuma... ¿Crees que será peligroso?— tragó saliva en seco al ver la evolución, pudiendo incluso decir que su cuerpo se paralizó.
—Lamentablemente no puedo responder a ello, pero estoy seguro de una cosa— miró a la rubia y al cachorro —Ahora mismo solo somos... Como decirlo... 昆虫 (Insectos).
—Puede acabar con nuestra existencia si hacemos movimientos erróneos, ¿verdad?— dejó los labios en una fina línea al ver al koala asentir —Genial. Menos mal que era una misión sencilla— masculló.
Miró la zona que comenzaba a congelarse saliendo de su escondite titubeando un poco. Soltó a Labramon que cayó sobre una capa de hielo pero clavo sus garras para no resbalar. Alex miró al digimon esquelético no muy segura de como reaccionar, decidiéndose por ocultar cualquier rastro de miedo o asombro. Tomó una gran bocanada de aire.
—Gracias en ese caso— en verdad agradecida de que no hubiese usado esas toxinas que mencionaba —Akuma, Labramon, ¿y los Gabumon?— cuestionó repentinamente al darse cuenta de la ausencia repentina —Hace frío— pensó. El koala se deslizó por el cuerpo de la fémina quedando a su espalda, acurrucándose en ella como si de una cama se tratase.
—Se han ido por allí— señaló una dirección Labramon. Alex lo observó y, sin necesidad de articular palabra, el cachorro respondió a su interrogante —Soy un perro, obvio que puedo seguir rastros— encogió sus hombros —A demás, también huelo la sangre de Kevin— comentó empezando a trotar —Voy a adelantarme.
—E-Espera— chasqueó la lengua —Akuma, ¿qué haces exactamente ahí?— indagó —Bueno, da igual, no te sueltes— con un par de pasos logró estabilizarse sobre el hielo y mantener el ritmo para avanzar sin caerse.
—¡¡¡Corred!!!
Los Gabumon chocaron con Valshe y se ocultaron tras la congelada vegetación. Tartamudeaban algo de una evolución. ¿Qué estaba sucediendo? Akuma levantó el vuelo al escuchar los gemidos de Labramon. Parecía estar sufirendo. Cuando quiso darse cuenta frente a ellos apareció Kevin con el digivice en su mano y, sin mediar palabra, obligo al cachorro a evolucionar con lo que parecía ser una armadura digital; una réplica mejor dicho, una muy mala. El peludo cuerpecillo de Labramon fue modificándose adoptando un tono negruzco. De su espalda nacieron dos alas pero, lo más intimidante a ojos de la humana, eran sin lugar a dudas esos filosos dientes y garras de color carmín.
—Adelante Devidramon, acaba con ellos, ¡que no se entrometan en mis planes!— ordenó Kevin, aunque parecía estar poseído por la avaricia, incluso se asemejaba a un títere sin sentimientos.
—Akuma, retrocede— ordenó Valshe evitando que su compañero entrase en la pelea —Vamos a por el digivice— miró a la bestia esquelética —¿Quieres jugar un rato?— sonrió con inocencia —Vamos gatito, vete a jugar.
—Chiisana, no es momento de tentar a la suerte— sentenció Akuma —A demás, ese Devidramon sigue siendo Labramon, no lo olvides.
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Costaba pensar en su forma animal. Ahora mismo sus sentidos solo se ocupaban en la detección y caza de su “comida”, ocupando este puesto Valshe y el grupo de digimons que la acompañaban. En su cabeza resonaban varias voces que discutían por cuál debería empezar el festín. Muchos opinaban que el primer bocado debía ser el digimon de pelaje negro, por sus ademanes de superioridad, pero otros se decantaban por el líder, que lo acusó de bárbaro. Había quien se preguntaba a qué sabría el perro bocazas y unos pocos apostaban por el koala.
El ruido iba en incremento, pues cada uno defendía su opinión y gusto por una determinada carne, dando lugar a una situación que parecía no tener fin, hasta que un susurro calmó los animos: “La humana”, dijo con voz suave, casi como un suspiro. Poco a poco todos fueron cambiando su opinión exigiendo a Roku carne fresca para calmar sus apetitos.
Pero el humano solo profirió un sonoro rugido en señal de protesta.
“Callaos”, exigió a aquellas voces. Si bien debía soportar su presencia, era él quien controlaba el cuerpo, o al menos, de momento. Una vez relajado, golpeó con su pata en el hielo, quebrando parte de este para facilitar el paso de la muchacha, habiendo deparado en sus dificultades para moverse por aquella superficie. Observándola fíjamente, y durante unos segundos, se preguntó cuál sería su sabor. Pero intento cambiar rápidamente de pensamiento.
Procurando atender a cualquier otra cosa, vio a los digimons correr hacia la humana, como si huyeran de algo. De una zancada se colocó al lado de la tamer y pudo ver que la presa ahora se resguardaba del peligro tras una gárgola digital. Ya alzaba su pata para acabar con aquel ser de un solo golpe, pero el compañero de Valshe lo identificó como la evolución del chucho.
¿Era moralmente aceptable acabar con la vida de este por los caprichos de su actual amo?
No, ese humano ya se había reído bastante de él. Si hoy había más derramamiento de sangre, sería la del delincuente, no más víctimas inocentes. Con la lucidez de la que disponía, pasó a su forma samurai, pues los ataques de la bestia probablemente ocasionaría demasiados daños colaterales. Quitándose el fajín de la cintura, se lo lanzó a la muchacha.
-Para el frío, puedes usarlo de bufanda...-desenvainando su espada, apuntó al digimon oscuro- Yo me encargo de él, el chico es todo tuyo. Y por cierto, en esa forma no soy un gato, técnicamente procede de la familia de los caballos, más exactamente...
Antes de poder acabar la explicación, la garra de la gárgola ya se había hundido en su pecho, sin poder hacer nada. Incrédulo, miró la extremidad ensangrentada del digimon, y como sonreía triunfante. No podía moverse, y un extraño brillo rojo nacía de los diferentes ojos con los que le miraba.
-Vaya, el primer punto es para ti -dijo mientras notaba el escozor de la herida-. Pero ambos podemos jugar a esto, idiota.
Aunque sus movimientos estaban sellados, Roku desplazó su centro de gravedad, desequilibrándose. En las artes marciales esta técnica básica servía para poder dar mejores golpes, pero en esta ocasión iba a ser usada en pos de una extraña (y efectiva) estratagema. Al estar sobre hielo, el cambio de peso hizo que empezara a caer, apuntando la hoja al pie de la bestia, hiriéndolo.
El inesperado ataque hizo que aquel digimon gritara, cerrando los ojos en el proceso y finalizando su habilidad. Aprovechando esto, Roku cogió su espada con ambas manos y profirió un poderoso tajo en el torso del digimon demonio, pero el efecto remitente de la parálisis no le permitió hacer una herida muy profunda.
-Empate.
Con un nuevo rugido, la gárgola cargó contra el samurai, alejándolos de la zona. Para Roku era difícil maniobrar en un suelo sin fricción alguna, pero aquel digimon podía volar, además de poder privarle del movimiento. La iniciativa del combate, sin duda, era del oponente. No podía hablarse de ningún “empate”.
El ruido iba en incremento, pues cada uno defendía su opinión y gusto por una determinada carne, dando lugar a una situación que parecía no tener fin, hasta que un susurro calmó los animos: “La humana”, dijo con voz suave, casi como un suspiro. Poco a poco todos fueron cambiando su opinión exigiendo a Roku carne fresca para calmar sus apetitos.
Pero el humano solo profirió un sonoro rugido en señal de protesta.
“Callaos”, exigió a aquellas voces. Si bien debía soportar su presencia, era él quien controlaba el cuerpo, o al menos, de momento. Una vez relajado, golpeó con su pata en el hielo, quebrando parte de este para facilitar el paso de la muchacha, habiendo deparado en sus dificultades para moverse por aquella superficie. Observándola fíjamente, y durante unos segundos, se preguntó cuál sería su sabor. Pero intento cambiar rápidamente de pensamiento.
Procurando atender a cualquier otra cosa, vio a los digimons correr hacia la humana, como si huyeran de algo. De una zancada se colocó al lado de la tamer y pudo ver que la presa ahora se resguardaba del peligro tras una gárgola digital. Ya alzaba su pata para acabar con aquel ser de un solo golpe, pero el compañero de Valshe lo identificó como la evolución del chucho.
¿Era moralmente aceptable acabar con la vida de este por los caprichos de su actual amo?
No, ese humano ya se había reído bastante de él. Si hoy había más derramamiento de sangre, sería la del delincuente, no más víctimas inocentes. Con la lucidez de la que disponía, pasó a su forma samurai, pues los ataques de la bestia probablemente ocasionaría demasiados daños colaterales. Quitándose el fajín de la cintura, se lo lanzó a la muchacha.
-Para el frío, puedes usarlo de bufanda...-desenvainando su espada, apuntó al digimon oscuro- Yo me encargo de él, el chico es todo tuyo. Y por cierto, en esa forma no soy un gato, técnicamente procede de la familia de los caballos, más exactamente...
Antes de poder acabar la explicación, la garra de la gárgola ya se había hundido en su pecho, sin poder hacer nada. Incrédulo, miró la extremidad ensangrentada del digimon, y como sonreía triunfante. No podía moverse, y un extraño brillo rojo nacía de los diferentes ojos con los que le miraba.
-Vaya, el primer punto es para ti -dijo mientras notaba el escozor de la herida-. Pero ambos podemos jugar a esto, idiota.
Aunque sus movimientos estaban sellados, Roku desplazó su centro de gravedad, desequilibrándose. En las artes marciales esta técnica básica servía para poder dar mejores golpes, pero en esta ocasión iba a ser usada en pos de una extraña (y efectiva) estratagema. Al estar sobre hielo, el cambio de peso hizo que empezara a caer, apuntando la hoja al pie de la bestia, hiriéndolo.
El inesperado ataque hizo que aquel digimon gritara, cerrando los ojos en el proceso y finalizando su habilidad. Aprovechando esto, Roku cogió su espada con ambas manos y profirió un poderoso tajo en el torso del digimon demonio, pero el efecto remitente de la parálisis no le permitió hacer una herida muy profunda.
-Empate.
Con un nuevo rugido, la gárgola cargó contra el samurai, alejándolos de la zona. Para Roku era difícil maniobrar en un suelo sin fricción alguna, pero aquel digimon podía volar, además de poder privarle del movimiento. La iniciativa del combate, sin duda, era del oponente. No podía hablarse de ningún “empate”.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
La respiración de la joven parecía algo extraña; irregular tal vez. Se llevó la diestra al brazo izquierdo asegurando el estado de la herida. Sus manos descendieron en temperatura rápidamente por aquel ataque helado de Abe, decidiéndose sin dudar dos veces a posar con cuidado la mano sobre el arañazo. Mostró una mueca fugaz sintiendo cierto alivio por el frío, agradeciendo al mismo tiempo que aquello detuviese su sangrado; nada exagerado, pero sí molesto. Sonrió con ligereza al darse cuenta de las grietas que habían aparecido en el hielo, cayendo en la cuenta de que había sido acto del cambiaforma.
Ahora había cosas más importantes de las que preocuparse, como por ejemplo, Labramon.
—Chiisana— señaló Akuma con su cola.
—¿Hmmm?— cuando quiso darse cuenta, con unos reflejos felinos, agarró aquella prenda que el tan conocido a esas alturas samurai la había tirado —Ah... Hmm...— se quedó en silencio apenas tres segundos desviando la mirada —Gracias— murmuró. Intentó decir aquello más alto pero su carácter y personalidad hacían que una simple palabra fuese difícil de pronunciar. A pesar de ello pudo verse una clara sonrisa satisfactoria en el rostro de su compañero —Mucho mejor— aferró el fajín tras cubrirse con el mismo, o al menos, parte del cuerpo como eran los hombros. Observó al samurai entornando la mirada —Caballo, gato... ¡Qué mas da!— dijo con un tono algo infantil, eso sin querer asumir que realmente sintió miedo y asombro a partes iguales al ver a esa criatura digital. Volvió a centrarse en el nuevo Labramon mientras se alejaba para no salir más herida —No lo mates— pidió antes de recordar algo —Si lo debilitase tal vez haya una posibilidad de que pueda revivir...
—¿Planeas convertirlo en digitama?— preguntó Akuma, quién pareció leer la mente de su compañera, recibiendo una afirmativa de la misma —Quién no arriesga no gana. Podrías intentarlo, pero ahora hay que recuperar el digivice.
Valshe asintió, y gracias a las roturas en la superficie congelada, se movió con mayor facilidad hasta golpear con todas sus fuerzas el abdomen de Kevin mientras que Devidramon estaba ocupado con Abe. Escuchaba de fondo los golpes y palabras de los dos digimon que mantenían aquella batalla bastante peligrosa para ella en esa situación. Por un segundo recordó de nuevo a Akuma en su etapa mayor -no la mega, sino su etapa de Astamon-. Mostró una ligera sonrisa al ver a Kevin en el suelo intentando ponerse nuevamente en pie. Se sintió completamente aliviada al propinar ese golpe que tanto había aguantado durante todo el día.
—Muy bien, y ahora quiero saber cómo es posible que tengas el valor de hacer sufrir a un digimon de ese modo— masculló con cara de pocos amigos colocándose frente al joven y acuclillándose para quedar a su altura puesto que seguía en el suelo sentado —O mejor aún, ¿qué pasó con Henry?— ladeó la cabeza llena de curiosidad pero sin dejar al contrario responder —Hacer que Labramon evolucione con una réplica lo ha llevado a esa etapa corrupta... ¿Eres humano?
—Me das pena Valshe— respondió con firmeza, a pesar de su clara desventaja en esa situación, retando a la joven de manera verbal y jugándose un segundo golpe —Si yo tuviese un digimon como Akuma me hubiera deshecho de esa mafia hace mucho tiempo. Dime, ¿qué sabes de tu propio digimon? O mejor aún, Akuma, ¿qué sabes de tu última etapa?— rió al ver la expresión algo pálida de la muchacha.
—Cierra la boca Kevin— dijo casi en un gruñido.
—He investigado algo sobre las líneas evolutivas y, curiosamente, Akuma tiene cerca de un noventa y nueve por ciento de posibilidades de convertirse en un demonio capaz de destruir cualquier cosa que se ponga delante suya.
—¡He dicho que te calles!— exclamó Valshe, sin querer contenerse lo más mínimo, volviendo a golpearlo con fuerza en la boca del estómago cortando por unos instantes la respiración del castaño —No hables de Akuma nunca más— advirtió quitando le el dispositivo de las manos —Y si eres inteligente te vas a quedar aquí quieto. No quiero acabar en la cárcel por asesinato— habló con una clara mueca de desagrado en el rostro alzando la vista escuchando con atención y sintiendo con claridad como la pelea seguía su curso —Akuma, revisa sus bolsillos y encuentra lo que ha robado. Voy a adelantarme para asegurarme de que Devidramon no muera.
Dicho aquello salió corriendo, casi deslizándose mejor dicho, por el hielo siguiendo los tan sonoros golpes contra el suelo y el temblor del mismo. Aferró con fuerza el fajín sin ser consciente de ello; ¿le preocupaba Abe? No, seguramente no fuese eso... ¿No? ¿Se sentía insegura sobre el poder del samurai? Sí, más bien era eso; que pudiese acabar con Labramon. Llegó a las cercanías sin adentrarse en la boca del lobo seguida, escasos tres minutos después, por el koala demoníaco que se posó en la cabeza admirando la escena. Dejó caer su cola frente a los ojos azules de su compañera humana y, en esta, tenía colgando lo que parecía ser un anillo.
—Es un anillo sagrado— dijo Akuma dándole el objeto —Ahora entiendo lo que dijeron los Gabumon sobre una guerra.
.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·
Una vez la rubia desapareció del campo de batalla, la verdadera lucha entre los dos digimon comenzó. Varios golpes fueron los recibidos por ambas partes, pero aquello solo era el comienzo de, quizás, una muy larga y peligrosa pelea.
Devidramon rugió con fuerza retrocediendo por el corte recibido, que por suerte, fue menos profundo de lo que podría haber llegado a ser. Por un solo segundo se quedó inmóvil antes de que se alejasen de la zona continuando con la batalla. Los árboles más cercanos acabaron en el suelo, incluso podría decirse que la zona iba a cambiar por completo. Devidramon agitó sus alas levantando el vuelo antes de que su oponente pudiese volver a atacarlo. Si bien estaba en un estado de locura total -en comparación al carácter normal de Labramon-, no iba a ser tan estúpido como para enfrentarse cara a cara teniéndo una herida abierta de una proporción ligeramente grande.
No recibía órdenes por parte de "su tamer", pero estaba claro que ese no era Labramon. Batió sus alas creando una fuerte ráfaga de aire ascendiendo aún más. Su retorcida mente planeó algo: Descendió a gran velocidad rozando las copas de los árboles creando una onda de choque que rompió cada árbol que estaba bajo él -Vendaval demoníaco-. Con el ataque quiso herir a su oponente y, al mismo tiempo, que cayese al suelo. Se posó sobre el hielo agrietando esta por la brusquedad hasta el punto de levantar algunos fragmentos del mismo, y haciendo uso de sus alas, los lanzó como proyectiles helados.
Ahora había cosas más importantes de las que preocuparse, como por ejemplo, Labramon.
—Chiisana— señaló Akuma con su cola.
—¿Hmmm?— cuando quiso darse cuenta, con unos reflejos felinos, agarró aquella prenda que el tan conocido a esas alturas samurai la había tirado —Ah... Hmm...— se quedó en silencio apenas tres segundos desviando la mirada —Gracias— murmuró. Intentó decir aquello más alto pero su carácter y personalidad hacían que una simple palabra fuese difícil de pronunciar. A pesar de ello pudo verse una clara sonrisa satisfactoria en el rostro de su compañero —Mucho mejor— aferró el fajín tras cubrirse con el mismo, o al menos, parte del cuerpo como eran los hombros. Observó al samurai entornando la mirada —Caballo, gato... ¡Qué mas da!— dijo con un tono algo infantil, eso sin querer asumir que realmente sintió miedo y asombro a partes iguales al ver a esa criatura digital. Volvió a centrarse en el nuevo Labramon mientras se alejaba para no salir más herida —No lo mates— pidió antes de recordar algo —Si lo debilitase tal vez haya una posibilidad de que pueda revivir...
—¿Planeas convertirlo en digitama?— preguntó Akuma, quién pareció leer la mente de su compañera, recibiendo una afirmativa de la misma —Quién no arriesga no gana. Podrías intentarlo, pero ahora hay que recuperar el digivice.
Valshe asintió, y gracias a las roturas en la superficie congelada, se movió con mayor facilidad hasta golpear con todas sus fuerzas el abdomen de Kevin mientras que Devidramon estaba ocupado con Abe. Escuchaba de fondo los golpes y palabras de los dos digimon que mantenían aquella batalla bastante peligrosa para ella en esa situación. Por un segundo recordó de nuevo a Akuma en su etapa mayor -no la mega, sino su etapa de Astamon-. Mostró una ligera sonrisa al ver a Kevin en el suelo intentando ponerse nuevamente en pie. Se sintió completamente aliviada al propinar ese golpe que tanto había aguantado durante todo el día.
—Muy bien, y ahora quiero saber cómo es posible que tengas el valor de hacer sufrir a un digimon de ese modo— masculló con cara de pocos amigos colocándose frente al joven y acuclillándose para quedar a su altura puesto que seguía en el suelo sentado —O mejor aún, ¿qué pasó con Henry?— ladeó la cabeza llena de curiosidad pero sin dejar al contrario responder —Hacer que Labramon evolucione con una réplica lo ha llevado a esa etapa corrupta... ¿Eres humano?
—Me das pena Valshe— respondió con firmeza, a pesar de su clara desventaja en esa situación, retando a la joven de manera verbal y jugándose un segundo golpe —Si yo tuviese un digimon como Akuma me hubiera deshecho de esa mafia hace mucho tiempo. Dime, ¿qué sabes de tu propio digimon? O mejor aún, Akuma, ¿qué sabes de tu última etapa?— rió al ver la expresión algo pálida de la muchacha.
—Cierra la boca Kevin— dijo casi en un gruñido.
—He investigado algo sobre las líneas evolutivas y, curiosamente, Akuma tiene cerca de un noventa y nueve por ciento de posibilidades de convertirse en un demonio capaz de destruir cualquier cosa que se ponga delante suya.
—¡He dicho que te calles!— exclamó Valshe, sin querer contenerse lo más mínimo, volviendo a golpearlo con fuerza en la boca del estómago cortando por unos instantes la respiración del castaño —No hables de Akuma nunca más— advirtió quitando le el dispositivo de las manos —Y si eres inteligente te vas a quedar aquí quieto. No quiero acabar en la cárcel por asesinato— habló con una clara mueca de desagrado en el rostro alzando la vista escuchando con atención y sintiendo con claridad como la pelea seguía su curso —Akuma, revisa sus bolsillos y encuentra lo que ha robado. Voy a adelantarme para asegurarme de que Devidramon no muera.
Dicho aquello salió corriendo, casi deslizándose mejor dicho, por el hielo siguiendo los tan sonoros golpes contra el suelo y el temblor del mismo. Aferró con fuerza el fajín sin ser consciente de ello; ¿le preocupaba Abe? No, seguramente no fuese eso... ¿No? ¿Se sentía insegura sobre el poder del samurai? Sí, más bien era eso; que pudiese acabar con Labramon. Llegó a las cercanías sin adentrarse en la boca del lobo seguida, escasos tres minutos después, por el koala demoníaco que se posó en la cabeza admirando la escena. Dejó caer su cola frente a los ojos azules de su compañera humana y, en esta, tenía colgando lo que parecía ser un anillo.
—Es un anillo sagrado— dijo Akuma dándole el objeto —Ahora entiendo lo que dijeron los Gabumon sobre una guerra.
.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·
Una vez la rubia desapareció del campo de batalla, la verdadera lucha entre los dos digimon comenzó. Varios golpes fueron los recibidos por ambas partes, pero aquello solo era el comienzo de, quizás, una muy larga y peligrosa pelea.
Devidramon rugió con fuerza retrocediendo por el corte recibido, que por suerte, fue menos profundo de lo que podría haber llegado a ser. Por un solo segundo se quedó inmóvil antes de que se alejasen de la zona continuando con la batalla. Los árboles más cercanos acabaron en el suelo, incluso podría decirse que la zona iba a cambiar por completo. Devidramon agitó sus alas levantando el vuelo antes de que su oponente pudiese volver a atacarlo. Si bien estaba en un estado de locura total -en comparación al carácter normal de Labramon-, no iba a ser tan estúpido como para enfrentarse cara a cara teniéndo una herida abierta de una proporción ligeramente grande.
No recibía órdenes por parte de "su tamer", pero estaba claro que ese no era Labramon. Batió sus alas creando una fuerte ráfaga de aire ascendiendo aún más. Su retorcida mente planeó algo: Descendió a gran velocidad rozando las copas de los árboles creando una onda de choque que rompió cada árbol que estaba bajo él -Vendaval demoníaco-. Con el ataque quiso herir a su oponente y, al mismo tiempo, que cayese al suelo. Se posó sobre el hielo agrietando esta por la brusquedad hasta el punto de levantar algunos fragmentos del mismo, y haciendo uso de sus alas, los lanzó como proyectiles helados.
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Alexandra Wang escribió:-No lo mates
Era más fácil decirlo que poder cumplir aquella petición. La katana tendría de largo aproximadamente un metro y medio, sin llegar a las dimensiones de una no-dachi, pero acercándose más a dos katanas “normales”. Era amplia, pero no permitiría un golpe directo a aquel demonio, por más que la blandiera con amplios arcos. Podría recurrir al ataque ígneo de la espada, pero pudiendo evadir la habilidad gracias al vuelo, solo desgastaría sus fuerzas.
Roku se encogió de hombros, esperando a que él hiciera el próximo movimiento. Para distraerse, empezó a pensar una posible forma de resistirse a la técnica inmovilizadora de aquel monstruo. Cuando fijaba en él aquellas pupilas carmesís, sus músculos se volvían rígidos, dificultando el contraataque. Debía de existir una manera de protegerse de esa molesta habilidad. Y pensando, se le ocurrió el modo de poder no solo ignorar dicho poder, sino de sentenciar la batalla. Y sonrió.
La criatura batió sus alas, generando una poderosa corriente de aire que arrancó los árboles de cuajo, proyectándolos hacia Roku. Lejos de alarmarse, sostuvo la espada de forma que el mango estuviera a la altura del casco, paralelo a su frente. Exhalando, preparó la kata.
-Los cinco arcanos del kendo, el tercero: 炎 (la llama).
Generalmente, esta postura de esgrima japonesa se destinaba plenamente a la ofensiva, permitiendo unas estocadas poderosas y amplias, en este caso se usó para la defensa. Ya que los árboles caían sobre él, al tener la espada en alto esta podía parar la marea de madera, y con golpes secos, proyectar los árboles lejos de él. No le gustaba usar esta posición ya que desprotegía toda la parte baja, pero en este contexto el Devidramon no podría aprovecharse al seguir en el aire.
La bestia, no obstante, preparaba su siguiente ataque. Una andanada de improvisados proyectiles, creados del hielo que, minutos atrás, generó Roku. Podría protegerse de ellos con la capa negra, la habilidad defensiva de Musyamon, pero lo vio innecesario. Era un ataque de escaso calibre. Y había descendido. Era el momento de su plan.
-Ahora vamos a divertirnos -dijo, corriendo hacia su presa mientras el hielo se dirigía peligrosamente hasta él-. Cambio -con esa palabra, pasó de Musyamon a SkullBaluchimon, cuya armadura de hueso redujo el daño al mínimo- ¿Y ahora, seguimos jugando? -podía notar la mirada del demonio, pero sin efecto alguno- ¡No tengo músculos que puedas afectar, y aunque los tuviera, soy demasiado grande para que me afecte al 100%!
Notando una parálisis en una de sus piernas, usó otra para golpear el torso de Devidramon, abriendo aún más la herida. Si volara, se agravarían los daños, pues la tensión constante de suspenderse en el cielo le castigaría. Para huir por el aire, dependía de un buen estado físico, y este último ataque le privó de la posibilidad, a no ser que quisiera ignorar sus heridas.
El plan había funcionado. Al no ser un digimon normal, podía oscilar libremente entre sus estados evolutivos, y aunque la fuerza no era la misma, cada etapa tenía unas ventajas que le proporcionaban una versatilidad con la que sentenciar el combate. Musyamon, con su destreza marcial, podía propinar precisos golpes con la espada, mientras que el poderío físico de SkullBaluchimon resultaba decisivo, pero torpe. Aquel diablo no tuvo ninguna oportunidad, pues se enfrentaba ante un ejército conformado por un único hombre.
La batalla, sin embargo, no finalizó aquí. Aprovechando el golpe, Devidramon planeó buscando una forma de, si bien no derrotar a su oponente, garantizar su supervivencia. Y la encontró. Valshe. Usando sus alas, pese a que el corte se reabría, aceleró su movimiento con la garra en alto para golpear a la muchacha.
Roku, sabiendo que en su forma animal era más torpe, regresó al samurai para intentar hacer algo, pero estaba demasiado lejos. Ahora, era Devidramon quien sonreía.
Última edición por Roku Ginshô el Vie Nov 18, 2016 2:08 am, editado 2 veces (Razón : Error al colorear)
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Valshe, aún desde la lejanía, analizaba -o intentaba- el dispositivo que ahora estaba entre sus manos. Con los rápidos vistazos que echaba poca información lograría obtener. Necesitaba concentrarse, recordar todos los datos que obtuvo a lo largo del día. Mordió su labio inferior con cierta fuerza presionándose a sí misma. Akuma, consciente de ello, acarició las doradas hebras de su compañera para llamar su atención; la delicadeza no funcionó, así pues, el rookie tiró de sus cabellos logrando su objetivo.
—De nada sirve que te sobre esfuerces de ese modo— quiso calmar a la joven —Piensa con calma.
—No entiendo como puedes estar tan tranquilo— chasqueó la lengua —Mira al frente— señaló la batalla con sus azules ojos —Labramon está sufriendo y, aunque irónico, Abe parece estar pasándolo algo mal intentando no matarlo. Si nos hubiésemos apoderado de este aparato desde el principio nada de esto hubiese pasando.
—Destruye el dispositivo— habló el koala casi en una orden —Tal vez los efectos de la evolución corrupta se desvanezcan y vuelva a ser el de siempre.
La humana no reaccionó. Algo en su interior evitaba que arriesgase así la vida de un conocido y, por qué no decirlo, viejo amigo. Akuma tomó el digivice tirándolo contra el suelo quebrándolo de manera superficial: No estaba roto, pero parecía funcionar mal; aunque seguramente podría llegar a repararse. Valshe alzó la vista en dirección a la batalla sin ver cambio alguno en Devidramon.
Un fuerte rugido volvió a resonar por la zona. Cuando la rubia quiso darse cuenta la gárgola digital había desaparecido de su campo de visión. ¿Dónde estaba? La joven palideció cuando todo a su alrededor oscureció, y mirando hacia el cielo se topó con aquella sombra que se dirigía hacia ella. Era grande, qué digo grande, gigante. Cada metro que avanzaba su aspecto amenazador lograba ponerla más nerviosa. Ni su compañero ni ella eran rivales; solo quedaba una opción.
—¡Corre!
Sí, por cobarde que pareciese aquel acto apreciaba su vida lo suficiente como para querer seguir viviendola. Valshe corrió todo lo rápido que pudo sin mirar atrás, aunque el cansancio de todas las aventuras vividas en ese día estaban pasando factura. Akuma articuló algunas palabras extrañas; ¿estaba maldiciendo en cantonés? Su compañera humana mostró una sonrisa en el rostro al escucharlo intentando acelerar su paso todo lo que podía, pero fue literalmente imposible huir de semejante coloso azabache. Por unos muy escasos centímetros salieron con vida de aquellas rojas garras que se clavaron en el suelo, pero no corrieron la misma suerte con el estruendo creado y la onda de choque. Valshe perdió el equilibrio, sumándose a esto el hielo de la zona, terminando por caer al suelo y rodar dos o tres veces antes de quedar boca arriba soltando un largo suspiro de resignación.
—Que acabe este día ya...— murmuró divisando a su compañero digimon volando sobre ella.
—Vamos, levanta— dijo agarrando su mano y alzando esta en un intento de ayudarla a ponerse en pie —Utiliza tu digivice para acabar con esto.
—Quiero ir a mi casa Akuma— cerró los ojos con una infantil rabieta. Tras unos segundos se incorporó llevándose una mano al brazo sintiéndose dolorida por todo el cuerpo —El jefe va a matarme cuando se entere de esto— se dijo a sí misma antes de volver a chasquear la lengua molesta. La prenda que cubría su cuerpo con anterioridad -el fajín- se había perdido por el camino, peor aún —Genial...— tensó la mandíbula aceptando la ayuda de Akuma logrando ponerse en pie. Se deshizo de la chaqueta que había quedado completamente desgarrada: Su camiseta tampoco había quedado mejor, pues al parecer las garras de Devidramon sí que habían rozado la espalda de la muchacha —¿Qué más puede pasar hoy?
Devidramon sacó la garra del suelo asegurándose de que su enemigo principal estuviese aún lo suficientemente lejos. Sacudió su cola rompiendo los árboles que había a su alrededor hasta lograr golpear a Valshe y Akuma y aprisionarlos contra el suelo. Los filosos colmillos que resplandecían en su boca lograban erizar la piel de la humana que, seguramente gracias a sus entrenamientos, aún no había perdido el conocimiento a pesar del ataque y cansancio acumulado. Forcejeó de manera inútil intentando alcanzar su digivice que se encontraba aún en el bolsillo de su pantalón, pero la escasa movilidad se lo impidió.
—¡¡¡Labramon reacciona de una vez!!!— exclamó a la desesperada queriendo ayudarlo y salvar a su compañero.
Devidramon, por puro instinto, agitó sus alas al sentir como el samurai acortaba distancia con bastante más velocidad de lo que había planeado. Soltó un gruñido entre dientes clavando sus carmines ojos en el digimon humanoide queriendo paralizarlo nuevamente y evitar que acabase con su diversión, pero los pocos árboles que aún seguían con vida dificultaban esta tarea hasta el punto de ser imposible. Ejerció más presión en la humana y el koala girando sobre sus talones buscando con la mirada a su objetivo, y cuando al fin lo pudo ver con claridad, hincó una rodilla en el suelo. Un insoportable dolor se apoderó de la herida abierta de su abdomen. Entreabrió sus fauces rodeando a sus presas con la cola y lanzando a ambos fuertemente contra Abe. Valshe gritó a pleno pulmón rezando para no chocar contra ningún árbol.
—¡¡Chiisana!!— el pequeño koala agarró con fuerza la mano de su compañera intentando estabilizarla, pero su reducido tamaño no le permitía tal acto.
Devidramon se lanzó a por el oponente siguiendo de cerca a la humana, que debido a la fuerza, acabaría muy mal si llegase a golpearse como la retorcida mente del digimon corrupto había planeado. Y si por alguna clase de suerte divina lograba sobrevivir, ya se encargaría él personalmente de acabar con la rubia, su compañero y cualquiera que se interpusiese en su camino.
—De nada sirve que te sobre esfuerces de ese modo— quiso calmar a la joven —Piensa con calma.
—No entiendo como puedes estar tan tranquilo— chasqueó la lengua —Mira al frente— señaló la batalla con sus azules ojos —Labramon está sufriendo y, aunque irónico, Abe parece estar pasándolo algo mal intentando no matarlo. Si nos hubiésemos apoderado de este aparato desde el principio nada de esto hubiese pasando.
—Destruye el dispositivo— habló el koala casi en una orden —Tal vez los efectos de la evolución corrupta se desvanezcan y vuelva a ser el de siempre.
La humana no reaccionó. Algo en su interior evitaba que arriesgase así la vida de un conocido y, por qué no decirlo, viejo amigo. Akuma tomó el digivice tirándolo contra el suelo quebrándolo de manera superficial: No estaba roto, pero parecía funcionar mal; aunque seguramente podría llegar a repararse. Valshe alzó la vista en dirección a la batalla sin ver cambio alguno en Devidramon.
Un fuerte rugido volvió a resonar por la zona. Cuando la rubia quiso darse cuenta la gárgola digital había desaparecido de su campo de visión. ¿Dónde estaba? La joven palideció cuando todo a su alrededor oscureció, y mirando hacia el cielo se topó con aquella sombra que se dirigía hacia ella. Era grande, qué digo grande, gigante. Cada metro que avanzaba su aspecto amenazador lograba ponerla más nerviosa. Ni su compañero ni ella eran rivales; solo quedaba una opción.
—¡Corre!
Sí, por cobarde que pareciese aquel acto apreciaba su vida lo suficiente como para querer seguir viviendola. Valshe corrió todo lo rápido que pudo sin mirar atrás, aunque el cansancio de todas las aventuras vividas en ese día estaban pasando factura. Akuma articuló algunas palabras extrañas; ¿estaba maldiciendo en cantonés? Su compañera humana mostró una sonrisa en el rostro al escucharlo intentando acelerar su paso todo lo que podía, pero fue literalmente imposible huir de semejante coloso azabache. Por unos muy escasos centímetros salieron con vida de aquellas rojas garras que se clavaron en el suelo, pero no corrieron la misma suerte con el estruendo creado y la onda de choque. Valshe perdió el equilibrio, sumándose a esto el hielo de la zona, terminando por caer al suelo y rodar dos o tres veces antes de quedar boca arriba soltando un largo suspiro de resignación.
—Que acabe este día ya...— murmuró divisando a su compañero digimon volando sobre ella.
—Vamos, levanta— dijo agarrando su mano y alzando esta en un intento de ayudarla a ponerse en pie —Utiliza tu digivice para acabar con esto.
—Quiero ir a mi casa Akuma— cerró los ojos con una infantil rabieta. Tras unos segundos se incorporó llevándose una mano al brazo sintiéndose dolorida por todo el cuerpo —El jefe va a matarme cuando se entere de esto— se dijo a sí misma antes de volver a chasquear la lengua molesta. La prenda que cubría su cuerpo con anterioridad -el fajín- se había perdido por el camino, peor aún —Genial...— tensó la mandíbula aceptando la ayuda de Akuma logrando ponerse en pie. Se deshizo de la chaqueta que había quedado completamente desgarrada: Su camiseta tampoco había quedado mejor, pues al parecer las garras de Devidramon sí que habían rozado la espalda de la muchacha —¿Qué más puede pasar hoy?
Devidramon sacó la garra del suelo asegurándose de que su enemigo principal estuviese aún lo suficientemente lejos. Sacudió su cola rompiendo los árboles que había a su alrededor hasta lograr golpear a Valshe y Akuma y aprisionarlos contra el suelo. Los filosos colmillos que resplandecían en su boca lograban erizar la piel de la humana que, seguramente gracias a sus entrenamientos, aún no había perdido el conocimiento a pesar del ataque y cansancio acumulado. Forcejeó de manera inútil intentando alcanzar su digivice que se encontraba aún en el bolsillo de su pantalón, pero la escasa movilidad se lo impidió.
—¡¡¡Labramon reacciona de una vez!!!— exclamó a la desesperada queriendo ayudarlo y salvar a su compañero.
Devidramon, por puro instinto, agitó sus alas al sentir como el samurai acortaba distancia con bastante más velocidad de lo que había planeado. Soltó un gruñido entre dientes clavando sus carmines ojos en el digimon humanoide queriendo paralizarlo nuevamente y evitar que acabase con su diversión, pero los pocos árboles que aún seguían con vida dificultaban esta tarea hasta el punto de ser imposible. Ejerció más presión en la humana y el koala girando sobre sus talones buscando con la mirada a su objetivo, y cuando al fin lo pudo ver con claridad, hincó una rodilla en el suelo. Un insoportable dolor se apoderó de la herida abierta de su abdomen. Entreabrió sus fauces rodeando a sus presas con la cola y lanzando a ambos fuertemente contra Abe. Valshe gritó a pleno pulmón rezando para no chocar contra ningún árbol.
—¡¡Chiisana!!— el pequeño koala agarró con fuerza la mano de su compañera intentando estabilizarla, pero su reducido tamaño no le permitía tal acto.
Devidramon se lanzó a por el oponente siguiendo de cerca a la humana, que debido a la fuerza, acabaría muy mal si llegase a golpearse como la retorcida mente del digimon corrupto había planeado. Y si por alguna clase de suerte divina lograba sobrevivir, ya se encargaría él personalmente de acabar con la rubia, su compañero y cualquiera que se interpusiese en su camino.
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Desenvainando la espada, el samurai profirió un poderoso golpe que retumbó por el lugar. Los digimons que antes habían sido adversarios se voltearon para ver a qué venía dicha acción, pues siendo meros espectadores del combate lo último que habían visto era como la tamer y su compañero eran proyectados por aquella gárgola hacia el Musyamon. Y el sonido del metal cortando el aire les hacía temerse que, siendo una muestra más de la agresividad hasta entonces mostrada por aquel tipo, se deshiciera de la humana para evitar que Devidramon tuviera ventaja en la confrontación.
Mas no fue eso lo que pasó. La espada taló los árboles aledaños para evitar que estos entorpecieran la maniobra. Soltó su arma y se preparó para la recepción. Una de sus manos se aferró a la cintura de Valshe mientras la otra se colocaba en la base del cráneo, evitando que la sacudida de la frenada le hiciera daño. La fuerza del lanzamiento se anuló al rotar Musyamon para disminuirla por medio de la fuerza centrífuga, usando una pierna como punto de apoyo.
-¿Estáis bien?-dijo, intentando evaluar con un simple vistazo el estado de ambos- ¿Os ha hecho alg...?
Antes de acabar la frase, una garra emergió de su hombro. Devidramon le había empalado, desgarrando la carne del guerrero. Las fauces de la bestia se clavaron en la yugular, buscando seccionar las venas y arterias que llevan sangre al cerebro. Mordisqueaba la criatura mientras la garra seguía hiriéndole, y el samurai, desarmado y con las manos ocupadas, no tuvo más remedio que soltar a la chica y su compañero.
-¿Crees que la pérdida de sangre me importa? Ya has derramado la de una chica inocente -estaba enfadado, pero sabía que no podía descargar su furia contra Devidramon, víctima del control de su desquiciado tamer-, y me temo que mi paciencia se agotó. ¿Quieres que nos matemos como bestias salvajes? ¡¡Pues cumpliré tu deseo!! ¡¡¡Matémonos como bestias salvajes!!!
Una vez más, Musyamon se transformó en un gigantesco monstruo de hueso, oscuridad y frío. Sus cuencas vacías, alumbradas por unos mortecinos fuegos, se clavaron sobre el digimon demonio, y esa parte del cerebro que busca garantizar la supervivencia propia le mandó un claro mensaje: “corre”. SkullBaluchimon preparó su garra, buscando impactar con esa parte negra que llevaba a un mundo de miedo y pesadilla, pero Devidramon, gritando, intentó evadir el golpe. Sus garras se aferraron a Valshe, y desfortunadamente, cuando Roku logró impactar, transportó a los tres a esa horrible dimensión.
-Dita sea...-protestaba, sabiendo que aún no controlaba bien aquella forma- No pude modular el golpe...Deberé buscarlos antes de que el daño sea irreversible...
Se apagaron los ojos de aquella Gargantúa, buscando adentrarse en las sombras de su interior, pero no pudo concentrarse. Los digimons estaban gritando en el mundo físico, y el jaleo dificultaba dicha tarea. Una vez más, las llamas de los ojos se encendieron, y pudo ver como Kevin trataba de huir.
-¿Otra vez...? No aprende, ¿verdad?
Mientras se efectuaba esto, la joven ya empezaba a experimentar los males de las entrañas de aquel esqueleto. Por supuesto, no sabía qué pasaba, que aquello era una ilusión, y por ello, el terror fue más auténtico. Se despertó, sobresaltada, en su cama, con vendajes cubriendo sus heridas. Estaba viva, bien, todo en orden, excepto un elemento. Akuma no estaba.
Buscó por la habitación, pero nada. De pronto, entró la policía, acusándola de unos robos que, aunque no los hubiera realizado, le sonaban. Sí, eran los golpes efectuados por Kevin, de los que se vanagloriaba. Intentaba dar explicaciones, pero nadie iba a creer lo del digivice, ni mucho menos la existencia de monstruos de otro mundo.
Bueno, el jefe la sacaría, ¿no? Al fin y al cabo, ella era inocente, ¿verdad? Sí, la culpa era de aquel chico, que había estado enriqueciéndose a costa de Labramon y ahora quería librarse de los cargos inculpándola. El jefe aparece, habrá justicia. Saldrá de allí, podrán buscar a Kevin y a... Akuma...
No da crédito. El jefe la traiciona, la culpa de todos esos delitos, él y toda la banda. Pero por qué, por qué le hacen eso... Irá a la cárcel, aunque no haya hecho nada. No puede ir, no quiere ir, ¡¡debe buscar a Akuma!! No le dicen nada, va a prisión. Sus padres van a verla, ¿para qué? Para decir que se avergüenzan de ella y de lo que ha hecho, ¡¡aunque no haya hecho nada!!
Planea su fuga, su venganza. Contra Kevin, contra el jefe, contra su familia... ¡Contra todos! Mas algo acaba por apagar sus ánimos. Una noticia del gobierno, de una nueva clase de seres. ¿Alienígenas? ¿Demonios? No saben cómo nombrarlos, pero ella sí: digimons. Han encontrado uno, y lo están diseccionando. Lo reconoce.
Akuma.
Inculpaba... Abandonada... Rota... Sola...
-Espero que aguanten un rato -se decía Roku-, pero ya que no van a pasar un buen día... Él tampoco.
De un salto, sobrevuela la zona, colocándose frente al esquivo humano. Puede ver el miedo en sus ojos. Intenta decir algo, ¿se rinde? ¿clemencia? Le da igual. Sabe que es mentira, pues sigue notando a Devidramon en su interior. Abre las fauces, y saborea el miedo del chico, literalmente. Prometió a Valshe que liberaría al perro sin matarlo, y cree haber encontrado el medio.
Si explota los miedos del tamer hasta el máximo nivel, no podrá mantener el control sobre la armadura, por lo que esta acabará “apagándose”. Pero para hacerlo, no debía depender únicamente de sus temores innatos, sino controlar cada atisbo de terror. Aunque esto le impidiera ir a salvar a la chica y su digimon de su propia habilidad, solucionaría el problema de Labramon.
-¿Qué debería hacer, Bakemono?
Adentró su consciencia en aquel mundo de miedos y traumas, buscando por dónde empezar. De veras quería socorrer a la chica, a su compañero e incluso al perro, pero para desgracia de todos, al primero que encontró fue a Kevin.
Y sonrió.
Mas no fue eso lo que pasó. La espada taló los árboles aledaños para evitar que estos entorpecieran la maniobra. Soltó su arma y se preparó para la recepción. Una de sus manos se aferró a la cintura de Valshe mientras la otra se colocaba en la base del cráneo, evitando que la sacudida de la frenada le hiciera daño. La fuerza del lanzamiento se anuló al rotar Musyamon para disminuirla por medio de la fuerza centrífuga, usando una pierna como punto de apoyo.
-¿Estáis bien?-dijo, intentando evaluar con un simple vistazo el estado de ambos- ¿Os ha hecho alg...?
Antes de acabar la frase, una garra emergió de su hombro. Devidramon le había empalado, desgarrando la carne del guerrero. Las fauces de la bestia se clavaron en la yugular, buscando seccionar las venas y arterias que llevan sangre al cerebro. Mordisqueaba la criatura mientras la garra seguía hiriéndole, y el samurai, desarmado y con las manos ocupadas, no tuvo más remedio que soltar a la chica y su compañero.
-¿Crees que la pérdida de sangre me importa? Ya has derramado la de una chica inocente -estaba enfadado, pero sabía que no podía descargar su furia contra Devidramon, víctima del control de su desquiciado tamer-, y me temo que mi paciencia se agotó. ¿Quieres que nos matemos como bestias salvajes? ¡¡Pues cumpliré tu deseo!! ¡¡¡Matémonos como bestias salvajes!!!
Una vez más, Musyamon se transformó en un gigantesco monstruo de hueso, oscuridad y frío. Sus cuencas vacías, alumbradas por unos mortecinos fuegos, se clavaron sobre el digimon demonio, y esa parte del cerebro que busca garantizar la supervivencia propia le mandó un claro mensaje: “corre”. SkullBaluchimon preparó su garra, buscando impactar con esa parte negra que llevaba a un mundo de miedo y pesadilla, pero Devidramon, gritando, intentó evadir el golpe. Sus garras se aferraron a Valshe, y desfortunadamente, cuando Roku logró impactar, transportó a los tres a esa horrible dimensión.
-Dita sea...-protestaba, sabiendo que aún no controlaba bien aquella forma- No pude modular el golpe...Deberé buscarlos antes de que el daño sea irreversible...
Se apagaron los ojos de aquella Gargantúa, buscando adentrarse en las sombras de su interior, pero no pudo concentrarse. Los digimons estaban gritando en el mundo físico, y el jaleo dificultaba dicha tarea. Una vez más, las llamas de los ojos se encendieron, y pudo ver como Kevin trataba de huir.
-¿Otra vez...? No aprende, ¿verdad?
Mientras se efectuaba esto, la joven ya empezaba a experimentar los males de las entrañas de aquel esqueleto. Por supuesto, no sabía qué pasaba, que aquello era una ilusión, y por ello, el terror fue más auténtico. Se despertó, sobresaltada, en su cama, con vendajes cubriendo sus heridas. Estaba viva, bien, todo en orden, excepto un elemento. Akuma no estaba.
Buscó por la habitación, pero nada. De pronto, entró la policía, acusándola de unos robos que, aunque no los hubiera realizado, le sonaban. Sí, eran los golpes efectuados por Kevin, de los que se vanagloriaba. Intentaba dar explicaciones, pero nadie iba a creer lo del digivice, ni mucho menos la existencia de monstruos de otro mundo.
Bueno, el jefe la sacaría, ¿no? Al fin y al cabo, ella era inocente, ¿verdad? Sí, la culpa era de aquel chico, que había estado enriqueciéndose a costa de Labramon y ahora quería librarse de los cargos inculpándola. El jefe aparece, habrá justicia. Saldrá de allí, podrán buscar a Kevin y a... Akuma...
No da crédito. El jefe la traiciona, la culpa de todos esos delitos, él y toda la banda. Pero por qué, por qué le hacen eso... Irá a la cárcel, aunque no haya hecho nada. No puede ir, no quiere ir, ¡¡debe buscar a Akuma!! No le dicen nada, va a prisión. Sus padres van a verla, ¿para qué? Para decir que se avergüenzan de ella y de lo que ha hecho, ¡¡aunque no haya hecho nada!!
Planea su fuga, su venganza. Contra Kevin, contra el jefe, contra su familia... ¡Contra todos! Mas algo acaba por apagar sus ánimos. Una noticia del gobierno, de una nueva clase de seres. ¿Alienígenas? ¿Demonios? No saben cómo nombrarlos, pero ella sí: digimons. Han encontrado uno, y lo están diseccionando. Lo reconoce.
Akuma.
Inculpaba... Abandonada... Rota... Sola...
-Espero que aguanten un rato -se decía Roku-, pero ya que no van a pasar un buen día... Él tampoco.
De un salto, sobrevuela la zona, colocándose frente al esquivo humano. Puede ver el miedo en sus ojos. Intenta decir algo, ¿se rinde? ¿clemencia? Le da igual. Sabe que es mentira, pues sigue notando a Devidramon en su interior. Abre las fauces, y saborea el miedo del chico, literalmente. Prometió a Valshe que liberaría al perro sin matarlo, y cree haber encontrado el medio.
Si explota los miedos del tamer hasta el máximo nivel, no podrá mantener el control sobre la armadura, por lo que esta acabará “apagándose”. Pero para hacerlo, no debía depender únicamente de sus temores innatos, sino controlar cada atisbo de terror. Aunque esto le impidiera ir a salvar a la chica y su digimon de su propia habilidad, solucionaría el problema de Labramon.
-¿Qué debería hacer, Bakemono?
Adentró su consciencia en aquel mundo de miedos y traumas, buscando por dónde empezar. De veras quería socorrer a la chica, a su compañero e incluso al perro, pero para desgracia de todos, al primero que encontró fue a Kevin.
Y sonrió.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
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