Ficha de Jojo

Tamer

-Nombre: Jojo Yamaki

-Sexo: Masculino

-Edad: 15 años.

-Digivice: D-Scanner

-Apariencia: Jojo es un adolescente de quince años de constitución promedio aunque tan solo mide metro y medio (152 cm), de lo cual no se siente especialmente acomplejado, más bien frustrado. Viste uniforme escolar verde oscuro o azul, depende del día, y cuando no, suele preferir vestir ropas informales y cómodas. No acostumbra a peinarse, tan solo agarra agua con ambas manos y se la pasa por el cabello de adelante hacia atrás, el cual es de color casi plateado. Tiene los ojos azules y una nariz pequeña y respingona. Por mucho que entrene, por razones de metabolismo quizás, nunca parece ganar un ápice de masa muscular.

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-Personalidad: Se trata de un joven alegre, simpático y optimista. A pesar de su tamaño es alguien muy valiente, no teme enfrentarse a alguien mayor si es por una buena causa. Su familia dice que es un chico "noble de corazón", por su gran sentido del deber y su afán por defender siempre a los más débiles. A menudo lo tratan de estúpido, por su deseo de un mundo ideal, utópico, donde el bien y la justicia reine sobre todo, y aunque sabe que es algo casi imposible, no pierde la esperanza de ver algún día su sueño hecho realidad.
Le gusta estar al aire libre, pero todavía le gustan más los videojuegos, se puede pasar horas y horas frente al ordenador o con la consola. Le encanta la pizza, si pudiese se alimentaría tan solo de eso, según él "lo tiene todo". Le da miedo prácticamente cualquier insecto, y los animales en general no le agradan en exceso, además, le ponen muy nervioso las cosas "adorables", para él son graciosos y ya. Es un buen estudiante, y aunque no tiene muchos amigos, esos pocos tienen en muy alta estima a Jojo.

-Historia: Una pareja, en plena madrugada de abril, tuvieron que correr hasta el hospital para conocer a su pequeño. Así nació Jojo, pesando apenas nada, siendo tan pequeño como un garbancito, o eso le contaba su madre. Lo cierto es que la infancia del niño estuvo llena de felicidad y despreocupación, su padre desempeñaba un importante (y muy bien remunerado) trabajo en un laboratorio, desarrollando vehículos, no sonaba espectacular, pero era un empleo muy bien pagado. Su madre, al no necesitar en casa de los Yamaki más dinero que el de su marido, pudo dedicarse enteramente a su niño, educándolo con todo el amor que solo una madre sabe dar. Fue hijo único, pero no por ello malcriado.

Durante la escuela se hizo amigo de prácticamente todo el mundo y sacaba muy buenas notas, sin embargo la empresa donde su padre trabajaba quebró repentinamente debido a un tremendo incidente relacionado con un modelo de coche recientemente añadido al mercado, resultó tener taras por defecto y provocaba accidentes por todas partes, empezaron a llover las críticas y denuncias y no hubo forma de enmendar aquello. Eso obligó a la familia Yamaki a cambiar de residencia, tuvieron que mudarse y con ello Jojo tuvo que despedirse de sus amigos justo el año que empezaba la secundaria.
Allí todo era distinto, uno de los primeros días se metió en problemas por defender a un chico de la clase al cual lo estaban acosando, le plantó cara al matón de turno y éste le terminó partiendo el labio. Sin embargo, eso no iba a diezmar su determinación, iba a seguir intentándolo, alguien tenía que hacerlo. Y así transcurrían los días para Jojo, peleándose con los abusones a todas horas, aunque siempre salía escaldado.

Tardó un par de años, más o menos, en darse cuenta de que aquello no servía para nada, sino para llegar cada día a casa con un moratón (o varios) diferente. Y precisamente por haberse rendido, los abusones se ensañaron todavía más con el chico, ya abatido, sin ganas de seguir. Lo que antaño fueron peleas, ahora eran persecuciones, jugar al ratón y el gato, pero cuando el gato te cazaba te molía a palos y te humillaba en público. Entonces sus notas empezaron a caer en picado, y Jojo prefería pasarse el día en casa jugando a videojuegos con tal de no salir, por si acaso se encontraba con algún indeseado.

Por aquél entonces, a su madre, le diagnosticaron una enfermedad bastante grave, esa que por mucho que se empeñan en controlar parece que jamás lo logran. Su padre no podía pasar apenas tiempo en casa y mucho menos acompañarla al hospital para la rehabilitación, así que Jojo tuvo que encargarse de todo eso. Pasó el verano entero junto a su madre, en el hospital; allí conoció a varios chicos y chicas de más o menos su edad, y descubrió que, a pesar de todo, la mayoría eran felices con poco. Aquello hizo que volviera en sí, a ser quien era antes, a creer en imposibles.
Cuando el verano acabó su madre ya estaba mucho mejor, la terapia había surgido efecto y aunque tuvo que perder algo por el camino, pudo vivir.

Un nuevo curso empezaba, y éste no iba a ser como los demás, no iba a permitirlo. Desde la primera semana, cuando el macarra que estuvo convirtiendo su vida en un infierno decidió tomarla con un chico que justo empezaba la secundaria, varios años menor, Jojo se hinchó de valor y le plantó cara, se enfrentó a sus demonios. Su puño, cargado de rabia e impotencia, estalló en la mejilla del bruto. Le cogió por sorpresa, nadie se lo esperaba, pero fue lo que hizo falta para que soltase al novato y retrocediese, desorientado. Para cuando el grandullón se recompuso, el chiquillo ya había salido corriendo, pero Jojo seguía allí plantado, con una mirada llena de determinación, dispuesto a terminar con esa rivalidad de una vez por todas.

-¡No eres mejor que nadie!- gritó con los ojos encendidos. -¡Y ya no te tengo ningún miedo, eres tú el cobarde, sólo puedes con los más pequeños, lo haces para sentirte me...!- un puñetazo le obligó a callar. Cayó al suelo y notó el sabor salado de la sangre. Uno de los amigos del matón entró en escena y, junto a su compañero, empezaron a propinarle patadas en la espalda y estómago mientras le berreaban.
Un profesor llegó, apartó a los chicos, y exigió explicaciones. Se llevaron a Jojo a la enfermería para tratarle el labio partido y a los matones al despacho del director. Aquél día los padres vinieron a por los chicos para asegurarse de que no hubieran más altercados al salir.

Llegó el fin de semana, el cual Jojo no salió de casa para nada, prefirió estudiar y jugar a videojuegos, y aprovechó para pasar el domingo con su madre que por fin se la veía con mucho mejor aspecto.
El lunes, en cambio, cuando Jojo se dirigía a la escuela por la mañana se encontró con los chicos del otro día, pero ahora eran cuatro más. Cuando el primero de ellos gritó "a por él", Jojo salió corriendo hacia un callejón. Corrió tanto como pudo, y estuvo a punto de tropezar un par de veces, empezaba a alejarse de la ciudad siguiendo un camino que llevaba a un antiguo parque de atracciones, llevaba años abandonado.
Llegó exhausto a la primera taquilla, allí echó la vista atrás un segundo mientras recobraba el aliento, y tan solo le dio tiempo a respirar un instante, los matones le pisaban los talones. Se apresuró para llegar a una vieja barraca donde se ocultó agachado, allí los escuchó pasar corriendo, hablaban de separarse para encontrarlo. Tenía miedo, no podía negarlo, temía las represalias de aquellos brutos.

Jojo permaneció oculto durante horas, las mismas que aquellos abusones emplearon en buscarle, e incluso algunas más por si acaso. Empezaba a caer la tarde, estaba preocupado por haber faltado a clase, lo que dirían sus padres si se enteraban de esto. Salió de su escondite y se sacudió la ropa, llena de polvo, y luego su maleta que acabó igual de sucia. Entonces escuchó un pitido muy peculiar y débil, parecía un móvil, así que revisó el suyo por si acaso pero no, venía de fuera.
Una vez fuera de la barraca intentó averiguar de dónde provenía aquél sonido, ya por curiosidad, tal vez alguno de los matones perdió su teléfono por allí. El ruido lo condujo hasta unas escaleras que se hundían en la tierra, como la entrada de un metro. Estaba muy oscuro, pero una tenue luz aparecía y desaparecía junto al pitido; se acercó con cuidado, y descubrió el móvil en el suelo. Lo cogió y, de cerca, no parecía un teléfono normal y corriente, se extrañó, pero no le dio demasiada importancia. Un silbido, como el de un tren, le hizo dar un brinco de sorpresa. Se giró y, alumbrando con el extraño aparato, intuyó algo parecido a un vagón de metro. Se acercó curioso, incluso soltó un temeroso "¿hola?" sin respuesta alguna, pero cuando puso ambos pies en el vagón, la puerta de éste se cerró repentinamente y un brusco acelerón le mandó al suelo.
Asustado, sin entender nada de lo que le estaba sucediendo, allí estaba Jojo, rumbo a la incertidumbre.

DigiSpirit

-Tipo de DigiSpirit: Terriermon Spirit

-Elemento: Luz

-Apariencia:

Spoiler: