Calendario 2017 {Parte 1}{Sigrun,Zephyr, Kagura, Alanna}

Eran las 9 de la mañana cuando bajó corriendo con sus pantalones ajustados, su camiseta suave de lana, sus botas más calentitas su chaqueta de plumas las escaleras del piso y abrió la puerta de la furgoneta que le había prestado la revista. La idea del calendario benéfico había resultado un triunfo, no solo para su revista, si no que había logrado convencer a Sigrun para que la ayudase.

Estaba entusiasmada mientras encendía el motor de la furgoneta ya medio cargada. Había metido las mantas, las bolsas de comida y su maleta, más llena de lentes, filtros, y pequeños detalles para las fotos y las cámaras que de ropa, junto a sus esquís. Quedaba sitio para las maletas de las otras tres personas que irían con ellas. En un principio, Sigrun, un modelo, y Kagura, irían con ella a la estación de esquí donde se realizaría la sesión de fotos. No obstante, el modelo había fallado a última hora, pero Sigrun le había asegurado que no debía preocuparse de nada, ella, al parecer, llevaría un invitado.

Detuvo el coche en el parque donde habían quedado en verse y salió para apoyarse en el capó, colocándose el gorro de nieve, tenía tantísimo frío que no sabía si era buena idea ir hasta la estación, aunque, después de todo, no pensaba que fuera a haber problemas, estarían en una cabaña de madera, con chimenea, cocina, y baño, además, había oído que no muy lejos había un recinto de aguas termales, en cuanto llegasen podrían encender la chimenea y enredarse en las mantas con un chocolate caliente.

Sonrió para si, entusiasmada, iría con Sigrun y Kagura. Sig, como su mejor amiga, era una compañía inmejorable, y Kagura, no lo conocía demasiado aun, pero le parecía un chico dulce, amable, aventurero y entusiasta, no sabía cómo, ni por qué, pero se sentía muy cercana a él a pesar de los pocos días que se llevaban conociendo. Si tuviera que pensar en una persona para ir a pasar unos días a un lugar nevado, no podría decir otro nombre que el suyo.

Se sopló a las manos, ella no podría conducir hasta las pistas de esquí, no era demasiado buena conduciendo, se sentía ansiosa al coger el volante, así que probablemente le pidiera a Kagura que los llevase él mientras ella miraba el mapa en el asiento del copiloto. Tras un par de minutos esperando, con las manos heladas, vio acercarse al primero, venía solo por lo que supuso que sería Kagura, se levantó, nerviosa y sonrió mientras lo veía acercarse, moviéndose para llegar a su encuentro y detenerse, tímida, frente a él, sin saber como saludarle.

- Hola.- musitó con las mejillas y la nariz rojas por el frío, mirando con cierta languidez sus ojos rojizos.- Gracias por venir, espero no interrumpir tus negocios.- se disculpó con sinceridad.- ¿Y Mizuki?- preguntó, Sig era tamer, y su amigo, suponía, también. Escuchó que la llamaban desde atrás, y se giró para ver quien la llamaba y vio a Sigrun acercarse con un joven de pelo negro, sonrió para si, ese era Zephyr, al que le había dado un empujón en esa fiesta, tiempo atrás, para que fuera a bailar con Sigrun.- Vamos.- Tiró de la mano de Kagura con la suya helada para llegar hasta los otros dos.- Hola Sig.- saludó soltando a Kagura para abrazar a su amiga.- y Hola Zephyr, me alegro de verte.- saludó al otro separándose de Sigrun.- Este es Kagura.- Lo presentó lanzando una mirada disimulada a Sig que solo ella entendería.- Kagura, estos son Sigrun, mi mejor amiga, y Zephyr, un amigo suyo.- les presentó y esperó a la charla de rigor para invitarlos a dejar las maletas en la parte de atrás y subir a la furgoneta, que tenía la calefacción encendida, pidiéndole a Kagura que, por favor, tomase él el volante.- Si no te importa, no soy muy buena conductora, prefiero ir de copiloto.- le pidió.

Cuando todos estuvieron en el coche, se quitó la chaqueta, se abrochó el cinturón y dejó la cámara digital que le colgaba del cuello sobre su regazo mientras abría el mapa. Era hora de iniciar el viaje por carretera, a penas una hora y estarían calentitos en la cabaña que había alquilado la revista en la estación de esquí.

Despertó de un agradable sueño por la mañana, era uno de esos frescos pero agradables días para Kagura, despues de todo si a algo estaba acostumbrado era a 2 cosas, el frió y la soledad.Se levanto de la cama y fue al baño para cumplir con su aseo personal, se observo al espejo, su cabello era un desastre color plata como siempre,trato de peinarse un poco, darle forma, pero era inútil, su pelo rebelde resistía a todo producto, termino suspirando y cediendo ante el caprichoso pelo color plata que tenia, salio del baño cubierto solo de la cintura para abajo por una toalla, se acerco a su guardarropa y tomo una playera playera blanca, un bóxer, su pantalón de mezclilla, unos calcetines, se vistió tranquilamente pensativo.

Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo, su vida dio un giro inesperado definitivamente, aun le costaba un poco acostumbrarse a algunas cosas, pero si algo lo motivaba era ir descubriendo mas cosas que pudieran sorprenderle, habia conocido algunas personas al fin, ¿amigos?, supongo que se les puede decir de esa forma, antes, cuando estaba bajo el cuidado de sus padres, no podía tener ese lujo, tener buenas amistades era difícil, sobre todo si eras considerado un niño de una de las familias mas ricas o millonarias de todo japón, no todos se acercaban a Kagura con meras intenciones de formar una amistad pura sin interés alguno por la fortuna familiar.

Pero ahora todo era diferente, si bien seguía teniendo una gran fortuna gracias a la herencia que su abuelo le dejo, ya no fraternaba mucho con aquellas personas de un "nivel social superior", pues fue uno de los afortunados cambios que hubo tras ser echado de casa de sus padres. Kagura divagaba en su mente, reflexionando todo su pasado y su presente actual, si, definitivamente esta vez todo era diferente, incluso Alanna lo habia invitado a una especie de viaje y él, sonriente acepto, su interés por Alanna era grande en verdad. Pasaron unos cuantos minutos mientras el terminaba de vestirse, habia dejado todo su departamento ordenado, finalmente tomo las maletas que ya tenia hechas desde el día anterior y salio caminando tranquilamente para ir al punto de encuentro.

Había acordado con Mizuki que ella lo seguiría de cerca, Mizuki tenia una habilidad que le permitía ocultarse en las sombras, en lugares oscuros, era de esperarse que no accediera viajar a simple vista con el, por lo que aprovecharía esta habilidad para viajar de sombra en sombra, ocultándose ante los civiles. Kagura se acercaba ya al punto de encuentro, visualizo una furgoneta y Alanna saludándolo a lo lejos, se acerco y la saludo con una educada reverencia. -Hola, para nada descuida, por algo tengo gerentes en cada uno de los negocios que eh abierto.

Respondió con una cálida sonrisa, sus mejillas se habían enrojecido un poco al tan solo haberse acercado un poco mas a Alanna. - Bueno... ella puede viajar por las sombras ¿recuerdas?, lo mas probable es que me haya seguido de cerca con la suficiente cautela, y si la conozco bien seguramente ya se encuentra dentro de tu furgoneta. - soltó una pequeña risa y observo a otras 2 personas acercarse, se habia sorprendido, habia pensado por un momento que el viaje seria solo de ellos 2, ella no habia mencionado antes a otras personas, pero de todas formas conservo la calma y educadamente saludo a la chica, a quien Alanna llamaba Sigrun.

Kagura observo al acompañante de la amiga de Alanna, quedo impresionado, por un momento dudo si saludarlo estrechando su mano o solo de vista, pues lo había clasificado como una amenaza, su interés por Alanna era grande, y no le gustaban las competencia en ese sentido, por lo que opto por saludarlo a distancia. Kagura accedió ante la petición de Alanna y asintió aceptando conducir el vehículo una vez que colocara sus maletas en la parte de atrás de este, aprovecho un momento en que Alanna bajo la guardia y se acerco detrás de ella, se apego a Alanna rodeando su pequeña cintura con sus brazos, fue un cálido abrazo en un día nevado como tal, el rubor del rostro de Alanna ya no se sabia si era por el frió o el inesperado y atrevido abrazo que Kagura le había dado desde atrás.

Kagura si bien no era muy hablador y menos con personas que acaba de conocer, expresaba por general todo con sus acciones. era mas un chico de acción que debate, si bien no podía reclamar a Alanna como algo mas que su amiga, definitivamente la quería reclamar como suya de alguna forma, e instintivamente mientras mantenía el abrazo a Alanna, él dio un ligero pero atrevido y pequeño beso en el cuello y nuca de ella, ta vez habia exagerado las cosas, pero quería dejar el claro el gran interés que el tenia por aquella chica que conoció esa desastrosa noche.

Tenia ocultos sus ojos bajo el plateado flequillo del pelo, pero sus mejillas se hallaban ruborizadas totalmente tras reaccionar un minuto después y darse cuenta de lo que habia hecho, ya no sabia si soltar inmediatamente a Alanna o mantener ese abrazo para reafirmar aquello que era evidente, su situación era un tanto vergonzosa, se habia dejado llevar demasiado por lo que sentía hacia esa chica y si bien no le agradaba mucho pensar que posiblemente hubiera alguien mas interesado en ella, pensaba que tampoco debía dejarse llevar por un sentimiento de celos irracionales y menos frente a sus amigos, lo que menos quería hacer era dar una mala impresión.

Finalmente después de un momento de incomodo silencio, Kagura soltó a Alanna apenado, dio una reverencia en señal de disculpa y se dispuso a subir las maletas de todos dentro de la furgoneta, tomo asiento del conductor y una vez que todos estuvieran dentro, encendió el transporte poniéndose en marcha siguiendo las indicaciones que Alanna le daba para llegar a su destino.

Cuando Sigrun y Zephyr desaparecieron en el interior de la camioneta tras dejar las maletas en el maletero, notó los brazos de Kagura rodeándole la cintura, alzó la cabeza, avergonzada, para verle, y la volvió a bajar con las mejillas de color. Notó la respiración de kagura junto a su mejilla y su barbilla apoyada en su hombro. Quiso girar a ver cuando sintió un suave beso en su nuca y otro en el cuello justo antes de que los brazos se desenredaran de su cintura y Kagura desapareciera para dejar sus cosas en el maletero, dejando, por unos instantes, a Alanna quieta en medio del parque, roja como un tomate y con una mano en el cuello.

Suspiró recuperando la calma y subió a la camioneta, en el asiento del acompañante, quitándose la chaqueta para ir más cómoda. Se puso el cinturón y sonrió al chico que subió a su lado dando gracias por la calefacción. Se quitó los guantes y sacó el mapa para mirar el camino más rápido para llegar. Cuando el motor se encendió y el coche comenzó a rodar se giró en el asiento para poder hablar con los tres tamers que iban con ella.

- Bueno, nos vamos a una cabaña a la montaña, creo que ya os lo dije, podemos divertirnos lo que queramos, solo tenéis que hacer lo que os de la gana y dejar que os saque fotos.- explicó con una sonrisa, enseñando la vieja cámara digital de fotos que llevaba por entretenimiento.- si necesito alguna en concreto ya montaré el estudio en la cabaña, si no, con esta me apaño.- aseguró.- así que olvidaos de las foto y divirtamonos.- animó mientras el coche avanzaba por la carretera.

El camino siguió entre charlas agradables, preguntas y planes en la nieve, su capacidad de leer mapas era tan pésima que acabó por pasarlo hacia atrás entre risas antes de que, por su culpa, se perdieran o tuvieran algún accidente. No podía ser más torpe. Llegaron, finalmente, a la pista de nieve, aparcaron junto a una pequeña cabaña de madera cubierta de nieve y bajaron de la camioneta, abrigados. Allí hacía más frío que en la ciudad, y el paisaje era increíble. o muy lejos de la cabaña las pistas de esquí se desplegaban, inmensas, los bosques que las rodeaban estaban blancos, el cielo despejado y la cabaña, solitaria, presidía la escena.

Se quitó los guantes, aun a riesgo de congelarse las manos, y lanzó una foto, mirándola al instante, la luz era perfecta. Escuchó abrirse el maletero y se giró a ver, dejando caer la cámara sobre su pecho, cierto, debían descargar. Fue a abrir la puerta de la cabaña con las llaves que le habían entregado y dejó la puerta abierta. Entró a un salón con cocina americana, un sofá repleto de cojines y algunas mantas finas se encontraba frente a una alfombra de pelo sobre la que había una mesa baja de café, estaba frene a una chimenea, aun apagada, sobre la que había un televisor plano. Tras el sofá, una mesa de comedor con cuatro sillas de aspecto cómodo y la figura de un búho de porcelana sobre esta. Junto a la mesa, un corto pasillo que daba paso a cuatro cuartos, confortables y amplios, de camas grandes y con calefacción interna. Al fondo, dos baños, uno daba a una bañera termal, el otro a un cuarto usual, con bañera, lavabo y servicio. La cocina, comunicada con el salón, tenía unas amplias encimeras negras, un fuego grande, horno y nevera.

Entró para dejar paso a los demás y se agachó para encender la chimenea. Estaba acostumbrada a hacerlo desde pequeña, pronto el fuego comenzó a crepitar, y a caldear el cuarto. Fue a ayudar a descargar la camioneta mientras dejaba calentar la casa, esos dos días prometían ser divertidos.

- Sig, ¿me ayudas con esto?- le pidió sacando una bolsa pesada del maletero, llevaba allí la comida y algunas mantas, a pesar de que las camas estaban perfectamente hechas y listas para dormir sin que pudiera pasarse frío, después de todo, los cristales tenían una doble capa la chimenea funcionaba bien y había calefacción en el resto de cuartos.

Habian arribado a su destino y Kagura seguía un tanto ansioso por pasar todo el tiempo posible cerca de Alanna, apago el motor de buena manera bajo del vehículo para bajar algunas maletas, amablemente le pidió al otro chico que le ayudara con las maletas, pues si bien él podía con las suyas, las de Alanna estaban pesadas por todo el equipo fotográfico que traían dentro, a demás, necesitaban tener cierto cuidado pues el equipo era algo delicado, Kagura tomo la maleta de Alanna con un brazo y con el otro su propia maleta, era gracioso verlo caminar, pues como la maleta de Alanna pesaba mas, casi se lo llevaba de lado algunas veces a punto de caer, pero Kagura siendo alguien un tanto orgulloso seguía adelante hasta llegar al interior de la cabaña y colocar las maletas en la sala frente a la chimenea.

Cuando ya todos se hayaban dentro de la cabaña, Mizuki se dio al escape de a furgoneta, salio corriendo, exploro un tanto los alrededores de la cabaña y se acerco a esta a mirar por la ventana que hacia su tamer, este se hallaba en la cocina, preparando unas tazas de chocolate caliente para todos, habia hecho uno especial para Alanna, pues le habia puesto algunos malvaviscos extras, Mizuki seguía un poco molesta por la forma en como su tamer trataba a aquella chica, su molestia fue tanta que sin darse cuenta golpeo levemente el cristal de la ventana sin romperla, haciendo a penas un ruido.

Kagura habia llevado las tazas de chocolate caliente sobre una bandeja, la coloco sobre la mesa del comedor y les llamo a todos para que fueran a probar, le dio a cada quien una taza de chocolate y cuando le toco entregarle la suya a Alanna, se sonrojo un poco, aun con todo y sonrojo procedió a dársela. -E-e-esta... lo hice especialmente para ti. - Decía apenado mientras desviaba la mirada a un lado, tomo asiento y procedió a beber tranquilamente su chocolate, desempacar era lo que menos le interesaba, pues lo que le importaba era estar cerca de Alanna.

Mizuki se encontraba mirando el interior de la cabaña por la ventana, se metió por una que se encontraba abierta y fue a curiosear a buscar la habitación donde se quedaría su tamer para así dormir junto a él. - Si crees que te puedes olvidar fácilmente de mi amo, estas completamente equivocado. - Kagura por otra parte seguía en el piso inferior, trataba de entablar una conversación con los amigos de Alanna, pero por alguna rara razón siempre terminaban de una manera un tanto incomoda, Kagura seguía siendo un tanto malo para hacer nuevos amigos, en verdad le costaba un poco entablar una buena conversación, pero al menos se encontraba junto a Alanna que era lo que le importaba.

Su mirada estaba fija en ella, recordando los momentos, comenzando por desde como la miro en el baile donde la conoció hasta aquel beso que se dieron bajo la luz de la luna en el tiovivo, sonreía calidamente ignorando la presencia de los amigos de Alanna por un momento, hasta que se quemo un poco los labios al beber de su chocolate caliente, habia regresado a la realidad, apenado por como sus amigos se habían dado cuenta de la forma en que él miraba a Alanna, nervioso se levanto de su asiento y se dispuso a desempacar su maleta en una de las habitaciones.

Mizuki observo a su tamer entrar a una habitación y aprovecho para entrar a hurtadillas a la misma, se oculto incluso dentro de un armario, estaba decidida a esperar a que la noche llegara para dormir con junto a su tamer. Por otra parte, Kagura habia comenzado a sacar las cosas de su maleta, habían algunas camisas de distintos tonos de colores, principalmente porque el no sabe nada de moda, normalmente quien le decía que ponerse era su hermana pero ahora ya no contaba con su ayuda para decidir con que se vería bien, saco algunos pantalones, calcetines, y otros objetos, saco un libro viejo que habia comprado antes, lo habia traído para leer un poco mientras estaban de viaje, al final ni lo pudo leer ya que le habia tocado conducir.

El tiempo paso hasta que termino de desempacar, la noche habia caído y ya solo quedaba tiempo para ver si podía pasar un rato agradable con Alanna, el viaje habia sido largo y gasto gran parte del tiempo, fue una suerte haber llegado a la cabaña antes de que anocheciera, salio de la habitación en busca de Alanna y al no encontrarla decidió ir afuera, se recargo en el pasa manos de las escaleras del exterior y quedo mirando hacia la luna, como si en ella viera aquel momento del beso, se preguntaba si Alanna lo recordaba igual, hacia frió, no faltaba poco para que fuera el momento perfecto de encender la chimenea y sentarse frente al fuego a recuperar calor.

Cuando la camioneta estuvo, por fin, vacía, pudieron sentarse frente a la chimenea, a tomar algo calentito antes de que la noche cayese totalmente sobre ellos. Salió del que sería su cuarto durante esos días, tras haber organizado su ropa y los materiales de la cámara. Salió directa hacia el salón sentándose sobre la cálida alfombra de pelo que había frente a la chimenea, junto a Kagura, y cerca de Sigrun. Agradeció algo sonrojada la taza de chocolate caliente que le pasó Kagura y le sonrió avergonzada.

Había sido una suerte encontrarse con alguien tan dulce, dio un trago de chocolate apoyándose en el brazo del sofá, dejándo la cabeza más cerca del tamer de pelo negro y ojos rojos. A penas habían comenzado a conversar cuando Sigrun la llamó para que fuera con ella. Sabía que había estado desaparecido durante tres días completos, había tenido llamadas de Sigrun y sabía que la había preocupado, le había prometido darle explicaciones durante el viaje, y parecía ser que era el momento de darlas.

Salió de la sala dando un ligero apretón en el hombro de Kagura. Se apoyó en la parede del pasillo y sonrió, arrepentida, a Sigrun, antes de contestar a sus preguntas. Tomó aire y le cogió las manos a su amiga, con una sonrisa avergonzada, como le explicaba que se había pasado tres días metida en la cama de Kagura, entre caricias, besos y sonrojos. ¿Cómo le decía eso? Pues directamente, no tenía otro modo de hacerlo.

- Estuve con Kagura.- murmuró sonrojada.- Lo conocí en una fiesta del Periodico, salimos de allí, y vimos unos digimon atacando, los logramos detener y... bueno, el caso es que Kagura salió herido, lo llevé hasta su apartamento, pero me resfrié, así que... tuve que estar allí 3 días hasta que me encontré mejor, el telefono se quedó sin batería y no tenía el cargador.-Explicó.- Lo siento Sig, debería haberte avisado.- se disculpó, Sig no llegó a hablar cuando Ulforce avisó de que notaba a un digimon cerca.- Ah, debe ser Mizuki, es una especie de Renamon plateada, el digimon de Kagura.- les dijo.- También es un tamer.

Siguieron hablando un rato más, hasta que las preguntas de sig por fin habían sido resueltas, y su curiosidad, satisfecha. Alanna salió de nuevo hacia el comedor, que se había quedado vacío, y con ceño fruncido buscó a su alrededor, intentando saber donde habían ido Zephyr y Kagura. Al no verlos, y notar la hora en su movil, decidió remangarse y comenzar a cocinar, no tardaría en ser la hora de la cena. Ya estaba casi terminada, y la mesa puesta, cuando decidió ir a buscar a los demás.

Informó a Sig y a Zephyr, y a Kaguro lo encontró fuera, mirando la nieve. Con una sonrisa, cogió una manta y el chocolate caliente que había tenido que volver a calentar en el microhondas, y salió cubriéndose con la manta para, despacio, acercarse a él y cubrirle, también los hombros. Le sonrió con timidez acercándo la taza caliente a la mejilla de él, para que se le calentase la cara, parecía que había pasado un rato fuera.

- Esta calentita, ¿a que si?- le preguntó.- ¿no tienes frío? La cena está casi preparada.- informó.- Te esperamos dentro- le sonrió antes de dejarle la manta sobre los hombros y comenzar a caminar hacia la puerta, para volver a entrar.- Ah, y Mizuki puede pasar dentro si quiere, puede dormir en mi cuarto si le apetece, y si no... el comedor es calentito y cómodo.- Invitó a la Digimon, que, probablemente, estaba escuchando por algún lado, antes de volver a acercarse a la puerta.

Kagura reacciono sorprendido, pues fue tomado con la guardia baja por Alanna, no pudo evitar reaccionar con un leve sonrojo en las mejillas y todo lo que pudo hacer por ese momento fue afirmar con un movimiento de cabeza mientras el ritmo cardíaco de su corazón volviera a la normalidad, aun estaba un tanto tímido por lo que habia sucedido recientemente entre él y Alanna. - E-e-esta bien, descuida, estaré cenando con ustedes en un momento. - escucho mencionar a Mizuki, a si que después de todo no era su imaginación, en verdad lo habia seguido hasta aquel lugar a pesar de que le dijo que el viaje quería pasarlo con Alanna, no podía entender cual era la insistencia de estar junto a él, era cierto que así podrían estar preparados cualquier momento para enfrentar cualquier encuentro peligroso con digimons salvajes, pero aun asi Kagura deseaba pasar ratos de su vida como cualquier otra persona.

Kagura termino asintiendo con la cabeza de nuevo, estaba decidido a pedirle a Mizuki que por lo menos hiciera las paces con Alanna por estos días, no quería que sus continuos berrinches de niña pequeña o celosa arruinara estos días de diversión o peor aun arruinara el trabajo de Alanna, vio a Alanna entrar de nuevo a la cabaña, suspiro pesadamente nervioso, era increíble, nunca pensó que conocería una chica tan dulce, tan alegre, fue como una obra del destino, por su mente aun repasaba todo los acontecimientos con ella, desde aquel baile pasando por aquel beso hasta llegar a aquella noche de besos, caricias y pasión, aquel día inolvidable y que sin duda perduraría siempre en su mente, era imposible olvidar la sensación de sus manos recorrer aquella piel tan suave, imposible olvidar aquella fragancia de su pelo, ni la expresión tímida,roja y llena de ternura del rostro de aquella chica, era la primera vez de ambos después de todo, se habían dejado llevar por lo que sentían.

Sin poder notarlo su rostro se encontraba completamente rojo al repasar aquel ultimo recuerdo, sacudió la cabeza de lado a lado tratando de recobrar la compostura, no podía seguir pensando solo en aquel ultimo momento, o se consideraría así mismo como un pervertido, aun que los secretos debajo de su cama revelan su naturaleza como Mizuki lo averiguo hace tiempo, aun así quería hacer las cosas bien con  Alanna, en verdad quería mantenerla a su lado, pues la apreciaba mucho mas de lo que ella pudiera imaginar, posiblemente incluso mas de lo que aparenta.

Mizuki habia escuchado todo y habia sacado la cabeza por la ventana pudiendo ver a Alanna y a su tamer juntos, las garras de sus manos se aferraron un poco fuerte al borde del marco de madera de aquella ventana dañandolo un poco, era algo inevitable, vio a aquella chica estar demasiado cerca de aquella que ella consideraba como suyo, con una mirada un tanto tétrica puesta sobre Alanna, era como si un gran e imponente depredador marcara a su presa con la mirada, por su mente solo repasaba mil y una formas de deshacerse de aquella chica cuya presencia tanto le molestaba, aquella que interfería en sus planes, pues habia sacado un poco del rumbo a su tamer en el camino de hacerse mas poderosos juntos.

Kagura habia podido alcanzar a verla de reojo, podía ver como su compañera digital lucia un tanto molesta o celosa, seguia sin entender el porque de este comportamiento, pero prefirió solo ignorar esto y entrar a la cabaña, paso de largo y fue a su habitación para encontrarse con Mizuki, así fue sorprendido por un libro que ella le lanzo con intenciones de que este se estampara en su cara, pero Kagura con lo ágil y el entrenamiento que tuvo de pequeño pudo esquivarlo fácilmente.

Se podía escuchar todo un escándalo, era como si discutiera alguna pareja de recién casados aun que Kagura continuara de manera pasiva, era mas bien Mizuki quien dramatizaba todo y gritaba a un nivel que se pudiera escuchar en toda la cabaña, sus ultimas palabras hicieron un gran eco antes de ser castigada con un leve golpe por su tamer, fue lo único que termino calmándola, ahora solo estaba distraída por el leve dolor de su cabeza, por lo que aun con un poco de molestia, Mizuki se quedo con las orejas bajas como si fuera un cachorro regañado y se tallaba la cabeza con sus manos, Kagura también podía ser alguien duro si lo molestaban no dudaba en aplicar disciplina a su compañera si era necesario.

Ambos salieron de la habitación y pasaron al comedor, Kagura esperaba que lo que Alanna le habia contado de aquellos amigos suyos fuera cierto, que ellos fueran tamers haría mas fácil que entendieran un poco mejor la situación, presento a Mizuki ante los demás y esta saludo un tanto obligada por su tamer pese a que sabia perfectamente que prefería no tener relación alguna con otros digimons o personas, Mizuki hizo una reverencia como disculpa por causar un escándalo enorme, tenia presente que ya no habia razón alguna por la cual ocultarse por lo que permaneció cerca de su tamer, de igual manera Kaguro hizo una reverencia como disculpa por el escándalo y los problemas que pudiera ocasionar su tosca y un poco dramática digimon.