Re: Lost in Wonderland (Libre)

por **Runari Wildly** Jue Jun 15, 2017 1:13 am

¿Estaba perdida?¡Por supuesto que estaba perdida! ¡Esa es una pregunta tonta! No estuvo paseando por el bosque como en el cuento de la caperucita roja solo por gusto, al menos no tenía un lobo persiguiéndola, bueno si había un lobo pero aquel no contaba. En fin, ya estaba comenzando a cansarse de andar sin rumbo aparente por el bosque, esto no sería tan malo si al menos se hubiera topado con algún árbol frutal o algún arbustos con moras, pero no, solo se cruzo unas… ¿Cinco? Quizás seis, si, unas seis veces el mismo árbol torcido.
Tampoco ayudaba mucho que los gruñidos bestiales del estomago de Runari se hicieran cada vez más frecuentes, es mas el digimon veía con cierto temor el estomago de la chica temiendo que alguna criatura terminara por salir por ese lugar. –Mejor concéntrate en buscar algo de comer que al resto. La verdad temo que vayas a-

¡CHOMP!

Y sucedió, pasó lo que el pequeño Koromon temía, Runari estaba tratando de comerlo, mas bien, solo le había mordido en la parte superior de ¿La cabeza? Es difícil describir esto cuando la criatura era completamente redonda. Lo único relativamente bueno es que no estaba tratando de masticarlo.
Y el pobre Koromon, bueno quedo atónito y paralizado por unos cuantos segundos, aun procesando lo que estaba pasando hasta que, su grito resonó por la gran mayoría del bosque. No se le puede culpar por pegar semejante grito, alguien estaba tratando de comérselo. Por suerte el grito basto para que Runari regresara en sí y alejara sus dientes de él.- ¿¡Me mordiste!?-Claramente seguía incrédulo respecto a todo el asunto.

-…Si.-No tenia caso tratar de mentir, las marcas de sus dientes estaban ahí, aunque no recordaba como paso.

-¿¡Por que!?-¿Estaba alterado? Por supuesto que lo estaba, no todos los días trata de comerte un humano.

-Creo que tengo más hambre de lo que imagine.

Una respuesta simple pero ¿Valida? Al menos el digimon estaría más atento de ahora en delante de cualquier señal de que fuera a tratar de comerlo, de nuevo. Pero quedaba claro que tenían que reunirse rápido con los demás o esto volvería a pasar, miro a su alrededor, y lo único que llamo su atención fue un árbol de muy buen tamaño. -Agárrate fuerte.-No lo pensó dos veces y lanzo al digimon sobre su hombro, por suerte este se agarro de su cuello con aquellas…orejas. Con ambas manos libres Runari solo comenzó a trepar el árbol hasta llegar a una buena altura y apoyarse en una rama lo suficientemente gruesa.

-¿Ves algo?

-No tengo muchos puntos buenos de vista desde mi posición.-Comento la obviedad el digimon.-¿Y tú?

-Veo…Algo grande y azul moviéndose.-Esperen, grande y azul, grande y azul...¡Oh claro el guay!.-¡Hey tu por aquí!

Su voz era fuerte de forma natural, por lo que no escuchar su grito era algo casi imposible, sin mencionar que sus ropas de por si resaltaban bastante de entre las hojas verdes.

-Creo que con eso basta, deberíamos bajar de aquí.-Hablo el Koromon solo recibiendo silencio de parte de la chica.-¿Runari?

-Si sobre eso…-Hablo con toda la calma del mundo, antes de ver hacia atrás con una sonrisa nerviosa.-Nunca aprendí como bajar arboles.

Los silencios incómodos se estaban haciendo demasiado frecuentes entre estos dos, en especial este día. Ahora, solo les quedaba esperar a que alguien los bajara, como gato atrapado en el árbol.

por Roku Ginshô Sáb Mar 10, 2018 10:04 pm

El olor a flores de vainilla nublaba su mente, pese a lo suave y sencillo del aroma. Cada bocanada de aire se veía eclipsada por la dulce fragancia, y al poco que expiraba, quería más. Era un pensamiento impropio de él, ¡ni que fuera un animal! El asunto era serio, pues cada minuto que pasaba incrementaba el riesgo de que aquella chica se viera involucrada en algún peligro. Claro que no podía concentrarse mientras la fragancia prosiguiera, y pese a este impedimento, no quería que ella se alejara. Buscaba las palabras, pues en un primer momento, se viera como se viese, afirmar que le gustaba cómo olía y que no se bajara de su lomo lo hacía verse como un pervertido. Y no quería dar esa impresión.

-No, no supone ninguna molestia -quiso hacer algo más que gruñir excusas baratas-. Estando en un bosque, seguir un rastro concreto ya sería difícil. Son muchos olores para poder distinguir uno tan claro, y más cuando no lo he memorizado -eso era verdad en parte, un humano no huele como un lobo digital-. Creo que la mejor pista que podemos seguir en tierra es analizar los posibles rastros que haya podido dejar. Huellas, principalmente.

Había muchas pisadas, de todos los que se habían reunido, y aunque quisiera seguir, por descarte, las marcas que debían de pertenecer a Runari, siendo estas además el rastro más fresco y el único que proseguía una ruta más allá del deambular de ese variopinto grupo de tamers. Las pisadas del digimon eran las más fáciles de obviar, así como las de Sven. Sigrun era la única que se veía acompañada con enormes huellas, de Ulforce sin duda. El chico podía descartarse también al poder divisar su calzado y pisadas más recientes. Quedaba solo las de esa niña, y pudiendo ver la hierba machacada, las huellas en la tierra, y ver el camino de helechos y ramas que, apartados por mano humana, constituían la ruta a seguir para encontrarla.

-Por ahí -el morro apuntó, cual galgo de caza, el camino que, según sus deducciones, era el seguido por esa tamer-. Procura agarrarte bien, intentaré evitar las ramas altas por comodidad.

Y así fue, aminorando su marcha para no molestar a la improvisada jinete. Sven no tuvo ese problema, ignorando a los demás, e incluso su propia tarea, se dedicó a correr, destrozando cualquier obstáculo que supusiera una molestia a la gigantesca bestia. Se preguntaba qué debía encontrar, pero antes de preocuparse por esto, disfrutaba del juego consistente en ver cómo se partían los árboles, y el sonido que hacían al desplomarse. ¿Cómo era esa cosa que le dijeron una vez? “Si un árbol cae y no hay nadie para oírlo...”, ¿y cómo seguía?

PUM, BUM, CRASH.

Eran como los huesos, cada uno hacía su propio sonido antes de partirse. Y eso le gustaba, era algo rítmico. Podía deberse a una crianza sin nanas ni canciones infantiles, o simplemente a una más que demostrable psicopatía. La cuestión era, que le importaba nada, y menos, lo que le habían dicho. Por ello, no se alegró al ver a quien se supone tenía que localizar, porque directamente ni recordaba quién era o qué hacía ahí.

-Esa fruta parece una persona -decía, tras haber estampado su lomo contra el tronco, quebrándolo como una ramita seca-. ¿Cómo será por dentro?

Y se sentó, sobre sus cuartos traseros, esperando a que el árbol cayese, y la supuesta fruta reventara contra el piso. “¿Sus semillas serían comestibles?” era la pregunta del can, esperando a ver si la merienda de ese día se prestaba a ser más dulce, o salada.

por Sigrun Vinter Lun Mar 12, 2018 8:10 pm

Según lo que dijo Seimei, el aroma a vainilla del champú de aquella mañana no le molestaba a la hora de buscar un rastro. Ya de por su era complicado, aún sin ese olor. Aunque Sigrun no estaba muy convencida, tal vez habría sido mejor ir con Ulforce, para así no molestar al tigre de dientes de sable. Por suerte, había otra alternativa y eran las huellas. Con eso no necesitaría el olfato. Tras investigar el terreno hallaron varias huellas y fueron descartando las que no cuadraban hasta encontrar la que correspondía con la tamer que buscaban.

- No te preocupes, estoy acostumbrada a volar con la velocidad de Ulforce- le contó cuando él le avisó que se agarrara bien- Te aseguro que no me caeré.

Sonrió y se aseguró de sujetarse bien al lomo del tigre cuando este empezó a avanzar por el bosque. Si el rastro era el correcto debería llevarles hasta su objetivo pero Sigrun no miraba al frente si no a los lados. Sabía que los bosques eran el hábitat de varias especies de digimon y que no todas estarían muy contentas con que haya extraños vagando por sus terrenos. La valquiria empezó a sentirse inquieta mientras intentaba agudizar sus sentidos. Tal vez fuese por su experiencia en la batalla pero sabía que bajar la guardia en un territorio ajeno puede resultar fatal.

- Si Seimei se encarga de seguir el rastro yo debo cubrirle las espaldas y avisarle si hay algún peligro- pensó- Ya que me he quedado con él, al menos tengo que serle útil.

…

Ulforce por su parte no veía nada más que verde, verde y más verde. Las copas de los arboles eran demasiado frondosas como para intentar ver algo a través de ellas, pero su tamaño le habría impedido hacer la búsqueda por tierra con comodidad. Escuchó algunos estruendos y árboles cayendo y se aproximó a la zona, pero al sobrevolar el lugar lo único que vio fue al lobo metálico arrasar con todo mientras corría.

- ¿Así piensa encontrar algo? – murmuró- Cualquier tamer novato con eso se alejaría de la zona.

Batió las alas y se alejó de allí para seguir por la zona, aunque sin mucho resultado. Pero de repente escuchó una voz y al girar la cabeza vio colores que resaltaban entro todo ese verde. Eran ellos. Eran Runari y Koromon. Voló hacia ellos, llegando allí en poco tiempo y quedando en el aire, junto a ellos.

- Menos mal que no os pasó nada. Deberíais tener un poco más de cuidado ¿Y si hubierais atraído la atención de algún digimon agresivo? – les dijo antes de darse cuenta de algo- ¿Podéis bajar solos?

por **Runari Wildly** Lun Mar 19, 2018 9:17 pm

Era mejor comenzar a planear su vida de ahora en adelante, sería difícil, más en invierno pero estaba segura que lograría adaptarse a nueva viva en la copa de este árbol, podría sobrevivir mascando la corteza de este y recolectando agua de lluvia, incluso si llega a estar en verdaderos problemas en invierno siempre podría darle otro mordisco al malvavisco rosa parlante que tenía al lado, también podría hacer una cama cómoda con algunas ramas y hojas. Si, será una buena vida aquí en la cima de este árbol, incluso su cadáver cuando muera tendría utilidad para la fauna del lugar, además de dejar una horrible peste.

Quizás en vez de estar tan concentrada en su fatídico e imaginario final, debió darse cuenta del sonido de árboles partiéndose y cayendo estrepitosamente contra el suelo y que cada vez se acercaban más y más, hasta que pudo jurar que sintió los temblores de estos al chocar contra la tierra-¿Pero qué carajos está pasando?.-No importaba lo que estuviera pasando, solo sabía que no iba a traer nada bueno. Así que de momento solo tenía dos opciones, seguir subiendo y esconderse o saltar y esperar solo romperse una pierna, obviamente la primera opción siempre es la mejor.

-¿¡Qué haces!?.-Pregunto el Koromon asustado cuando la chica volvió a agarrarlo pero esta vez de las orejas y con claro miedo a otro mordisco.

-Solo cállate y agárrate de algo.-Sin mas solo lo lanzo hacia las ramas más altas y claramente el digimon no estaba muy feliz con esto, pero al menos había logrado enredar esas orejas en una rama.

Runari comenzó a subir por las ramas, pero cometió el error de mirar hacia abajo y ver la cosa que estaba apoyada contra el árbol y no paraba de mirarla, por lo que solo inhalo profundo.-¡OYE TU! ¿¡QUIERES DEJAR DE MIRAR EL TRASERO!?.-Hermosas últimas palabras.

Y sin más solo siguió subiendo hasta alcanzar las ramas hasta llegar junto al Koromon, que mejor manera de encontrar la forma de bajar que subiendo aún más. Pero para su suerte el tipo de azul había logrado encontrarlos ¡Vivirían un día más! Aunque eso no significaba que se salvarían del pequeño regaño preocupon sobre tener cuidado con las criaturas agresivas.-¿Cómo la que está contra el tronco del árbol y no para de mirarme de forma rara?.-Dijo mientras con una mano señalaba al lobo metálico que ya podía jurar que se estaba babeando.

-Por supuesto que podemos bajar, solo estamos al borde de una caída de varios metros y ser comidos por un lobo por gusto. Ya sabes, lo normal.-Vale respira, aunque es difícil no ser sarcástica cuando tienes los pies colgando en el aire.- No es por ser mal agradecida ni nada, pero necesito que nos bajes de aquí antes de ser la merienda de ese de ahí.

por Roku Ginshô Lun Mar 26, 2018 11:11 am

Prosiguiendo con su espiral de destrucción, el lobo aumentaba los daños causados al chocar contra los árboles y disparar rayos, cohetes o cuchillas en direcciones aleatorias. Le hubiera gustado que de este caos emergiera un enemigo, molesto por su comportamiento, y que le plantase cara, solo para disfrutar aplastándolo. Eso hubiera sido más entretenido que desperdiciar tiempo y energía buscando a esa tonta, pero tuvo la mala suerte de que al ruido de sus ataques la gente se alejara.

En este espectáculo de fuegos artificiales asesinos, se sucedieron dos eventos imprevistos, nacidos de la propia (mala) fortuna. Primero, Sven notó una pestilencia bajo su pata, lo cual hizo que se detuviera para examinar la fuente del hedor. La responsable era una plasta que, pese a su tamaño, quedaba oculta en el barro. Ya le irritaba haber pisado una caca, pero para más irritación, vio que había un habitáculo de muros rojos, con las iniciales W.C, que dejaba ver una letrina dispuesta para estas necesidades. No hacía falta ser un genio para saber que quien se alivió justo allí no quería servirse de aquel sistema gratuito e higiénico.

Queriendo pagar su enfado con lo primero que viese, dirigió su vista al cielo, y encontró un blanco móvil, y vivo. El sonido de huesos y carne sufriendo suplirían su impulso animal de hacer daño, y más si imaginaba que aquella cosa voladora era la responsable del excremento. Sin pensar siquiera que “eso” era un grupo, y que lo conformaban un digimon más fuerte que él, y el dúo que debía localizar y poner a salvo, abrió las fauces, reunió energía, y disparó con todas sus fuerzas. El ataque podía ser evadido sin problema alguno, ya que ese digimon tenía el título de “el más rápido”, pero el problema nacía del lanzacohetes de su espalda. Disparando varias veces, una andanada de misiles se elevaron rumbo al blanco, y evadir tal cantidad de proyectiles suponía un problema.

Entre otras cosas, que si Ulforce usara, por inercia, la velocidad match, la presión reventaría los vasos sanguíneos de la humana que debía salvar. No era igual que con Sigrun, quien disponía de la protección, tal vez inconsciente, de su digisoul.

Y hablando de ella, continuaba a la vera del animal, quien pese a tener localizado el rastro, atendía más a las palabras que le dedicó la valquiria. En cierto modo, le había molestado la afirmación de que estaba acostumbrada a la velocidad. ¿Le estaba llamando “lento”? ¿O simplemente confiaba tanto en su compañero, que él siempre estaría relegado a un rol menor? ¿Debería intentar moverse más rápido, pese a que esto dificultaría detectar las pistas? ¿O atender a la misión e ignorar esa frase? ¿Por qué se estaba haciendo tantas preguntas?No dejaba de ser un acontecimiento banal, sin importancia... ¿O no?

La seguridad de la tamer perdida era más importante que sus preocupaciones personales, así que seguía manteniendo el ritmo adecuado, hasta que a sus oídos llegó un jaleo que acaparó la atención de sus sentidos. Por inercia, y por temerse conocer al responsable, ignoró a quien cargaba, corriendo a su máxima velocidad entre zarzas, árboles y arbustos. Solo cuando de un salto se acercó peligrosamente a una sobresaliente rama, preocupándose si esta chocó contra Sigrun.

Divisando ya los proyectiles que apuntaban al cielo, no dudó en saltar varios metros, pasando de nuevo a SkullBaluchimon para que el espacio oscuro existente que servía de entrañas y tendones engullera el rayo, mas no los proyectiles, que evadieron su figura, sorteándole, y regresando a la trayectoria y blanco originales.

por Sigrun Vinter Sáb Abr 07, 2018 9:56 pm

Sigrun se agarró con fuerza al lomo de Dinotigermon cuando notó que aceleraba. Ella había oído algo más adelante pero seguro que Seimei habría localizado algo más ¿por qué correría tanto entonces? La valquiria había volado muchas veces a grandes velocidades en Ulforce pero aquello era muy distinto. En el aire no hay obstáculos de los que preocuparse, es todo un espacio infinito. Sin embargo, en tierra había ramas y zarzas por todos lados y debía de estar más atenta, aunque tampoco quería decirle que aminorara la marcha y menos después de haberle dicho que estaba acostumbrada. No quería quedar mal delante de él o ser tachada de mentirosa.

Tal vez por eso, por distraerse pensando en lo que Seimei pensaría, una rama se acercó rápidamente hacia ella. A penas tuvo tiempo de reaccionar y activar unas pocas llamas que trataron de rodearla para reducir el impacto, cuando ya vio que esquivarlo era imposible. El golpe se lo llevó la cabeza, y cuando Seimei siguió adelanté ella cayó al suelo. Por suerte, su traje contaba con algunas placas de metal en cuerpo, brazos y piernas que la protegieron de la caída. A pesar de que las llamas impidieron que el golpe en la cabeza fuera peligroso, al no llevar ningún tipo de casco fue suficiente para dejarla en el suelo, aturdida y con todo dándole vueltas.

Perdió el conocimiento.

No pasó mucho tiempo antes de que dos digimons se acercaran al lugar. Un Gazimon y un Numemon observaron a la inmóvil Sigrun, habían sido testigos de su accidente pero no fueron a ayudar si no a comprobar si podían sacar algún beneficio de la situación.

- ¿Está muerta? – preguntó la babosa- Tiene algo de eso que los humanos llaman sangre en la cabeza.
- Aún respira y… - dijo Gazimon antes de taparse la boca de repente tras ver algo.
- ¿Qué pasa?
- Ya sé quién es… - comentó el digimon señalando el escudo de los Royal Knights en la chaqueta, a la altura del corazón- … la valquiria.
- Como se despierte estamos perdidos…- dijo temeroso Numemon alejándose.

Pero al ver que su compañero no lo seguía se volvió. Gazimon le dijo con un gesto de la zarpa que esperara, que quería buscar algo. Numemon estaba nervioso, ambos eran ladrones pero robar a una de los dos líderes de los Royal Knights no era algo que estuviera en sus planes.

- Lo encontré – dijo Gazimon.

El digimon vio una bolsa de un material similar al cuero atada a su cintura, con el emblema del clan grabado. Con cuidado se la quitó y hecho un vistazo dentro, había un buen puñado de bits, un botín que repartirían más tarde. Ahora debían alejarse de allí y tal vez encontrar otra víctima. Gazimon llevaba la bolsa bastante satisfecho con lo fácil que les había sido robar ese dinero.

…

Ulforce miró hacia abajo y vio al lobo metálico de antes. No parecía tener muy claro cómo hay que buscar a alguien o qué hacer una vez lo encuentras. Cuando Runari terminó de hablar, él extendió su mano y les ayudó a pasar a esta. Por desgracia el lobo de abajo no se iba a quedar quieto y sin mediar palabra las atacó. Rayos y proyectiles se dirigieron hacia ellos. Por el rabillo del ojo vio llegar a Dinotigermon y transformarse pero él no le prestó atención y simplemente actuó. Mientras que con una mano sujetaba a Runari y su digimon, con la otra activó su escudo y una esfera de luz les rodeó. Los proyectiles impactaron en el escudo generando humo y ruido, pero Ulforce no se movió un centímetro de su posición en las alturas. Confiaba en la resistencia de su escudo.

La barrera aguantó los impactos sin problemas e incluso cuando el humo se disipó el caballero alado seguía manteniéndola activa. Pero luego la desactivó, generando con esa misma mano su espada, no pretendía atacar sólo defenderse mejor si resultaba atacado de nuevo.

Nota:

por **Runari Wildly** Miér Abr 18, 2018 8:07 pm

Muy bien, es hora de llevar el conteo de todo lo que le había sucedido desde que bajo del tren. No mejor no, ya todos aquí saben exactamente cuáles fueron los fatídicos pasos a seguir para que terminara en esta situación, no es como si hubieran pasado casi un año desde que todo esto comenzó, eso sin duda sería una locura.

Por lo que para que terminar con esta locura de día de una vez, no dudo ni un segundo en saltar hacia la mano del....Bueno, ni siquiera sabía que era con exactitud, solo le diría el tipo de azul, eso no resumiría bien. Claro que Runari se trajo consigo, a la fuerza, a la pequeña bola rosada parlante, simplemente no podía dejarlo ahí en el árbol, ya que claramente no podría bajar por su cuenta a causa de falta de brazos y piernas ¿Cómo demonios esta especie logra sobrevivir?

Claro que saltar a la mano de un desconocido no era tan difícil cuando un gran lobo metálico trataba de matarla por solo dios sabe que, estaba comenzando a pensar seriamente que este mundo, tenía una razón para odiarla de la cual ella desconocía por completo, o solo era el recibimiento estándar que les daban a todos los novatos que recién llegaban.

Instintivamente se abrazó al pequeño digimon rosado como si su vida dependiera de ello, al ver como los ataques eran dirigidos hacia ellos, aunque fueron bloqueados por el escudo del digimon azul, no significa que ella se haya salvado del susto que había recibido. -Ok tengo que preguntar esto...-Comenzó a hablar mientras seguía apretujando al pobre digimon bebe. -¿Esto es cosa de todos los días?

-Oye...Me estas asfixiando...

por Roku Ginshô Jue Mayo 31, 2018 11:48 pm

No sentía nada. Carente de piel, músculos y nervio, era poco más que un armazón vacío, movido únicamente por un impulso animal y primitivo. Era como nadar a contracorriente, hundiéndose en oscuras aguas a cada brazada, perdiendo aliento a cada momento, hasta caer en una paz tan solemne, tan relajante, que amenazaba con acabar siendo el último sueño. Antes de transformarse en ese monstruo, debía pensar con fuerza un propósito, qué meta conseguir con ese poder, o si no, podría perderse en esas tinieblas. En aquella ocasión, detener el ataque era el primer movimiento, y al igual que en el shogi, debía pensar el siguiente movimiento, y preveer los siguientes. Ya había localizado a Sven, y sabía que debía darle caza, prescindiendo de sus habilidades en área, pues afectarían a terceros. Por eso, una vez ingerido el ataque, inició la persecución, sin poder sentir que ya no tenía jinete alguno.

Sven seguía sintiendo el calor y hedor de la plasta en su pata. Le molestaba la fragancia que liberaba a cada paso, sin poder desprenderse de esos tropezones repugnantes que se adherían a su piel. Aunque su vista podría haber detectado esa forma de Azazel, su olfato captó un olor similar, pero en la distancia. El responsable de la “cagada”, y sonrió. Esta vez sí tenía una diana para sus proyectiles, así que lejos de perder más tiempo, fue al encuentro de esa escoria. No tardó en encontrarse con ellos, pues iban juntos, y estos, sabiendo de las hostilidades que guardaba Sven para con ellos, solo pudieron estremecerse. El lobo había llegado a ellos derribando árboles sin dificultad alguna, mostrando que el filo de sus espadas en el lomo podía segarlos sin problema alguno.

Por otra parte, Roku no podía avanzar de ese modo, pues a él sí le importaban los daños colaterales. No podía recorrer tales distancias arrasando con todo, sin que el remordimiento le asaltara al pensar en que en esos árboles podría vivir alguien. Regresó a su forma de Musyamon, y gozando ya de sentidos y carne, un escalofrío súbito recorrió su espalda: Sigrun no estaba. La duda asaltó su corazón, pues tenía que encontrarla, pero también detener a Sven. Maldiciendo su sentido del deber, eligió la segunda meta, y convocando al dragón de fuego, lo cabalgó, recubriendo con energía oscura las partes de su anatomía en contacto con la inusual montura. No tardó en localizar, con vista de pájaro, al pequeño alborotador, y al caer de los cielos, la pareja de ladrones pensaban que se trataba de su salvador.

Pero Roku vio la bolsa con el bordado de los RK's, y no tardó en deducir que eso era robado. Antes de que esos dos le agradeciesen la ayuda, cambió a Asuramon, y el torrente de llamas y músculo que ahora conformaba su ser despertó en ellos un miedo más profundo que el del lobo.

Y es que, aunque quisiesen, no podrían mentir al Asura.

por Sigrun Vinter Mar Jun 05, 2018 12:29 am

Sigrun despertó con dolor de cabeza y notando el frescor de la tierra en su mejilla ¿Dónde estaba y cuánto tiempo llevaba ahí tirada? Empezó a levantarse despacio para evitar que le diera algún mareo y se quedó sentada en el suelo, mirando a su alrededor. No había nadie. Ni Ulforce ni Seimei estaban allí. Empezó a pensar que, tal vez no se habían dado cuenta de que no estaba, o si lo habían hecho estaban demasiado lejos como para encontrarla. Tras unos instantes, empezaba a espabilarse y ser más consciente aunque todavía le dolía la cabeza. Cuando acercó la mano notó algo cálido y al mirar se dio cuenta de que en los dedos había algo de sangre.

Terminó de levantarse e intentó seguir las huellas que dejó Seimei, para reunirse cuanto antes con los demás. La herida no parecía gran cosa, de hecho le preocupaba más el que su pelo se estuviera manchando así, pero como no podía hacer nada por evitarlo no le quedaba más opción que seguir. Pero durante el camino vio algo entre los árboles que le llamó la atención y decidió acercarse a investigar. Llegó hasta un claro y visualizó una formación curiosa de ruedas mecánicas. Cada rueda estaba enterrada en el suelo a la mitad y todas formaban un círculo. Parecía un antiguo lugar de culto, y bastante antiguo por el musgo que cubría parte de las estructuras. Sería buena idea recoger datos de la zona y luego investigar en la base. Al menos no volverían con las manos vacías, ya que el digimon sin identificar y el Puppetmon no parecía encontrarse en ese bosque.

Con un gesto en el aire, hizo aparecer una pantalla holográfica e intentó ponerse en contacto con Ulforce, por suerte su compañero le contestó.

- ¿Dónde estás? – le preguntó de inmediato, preocupado- Seimei llegó sin ti y… ¿eso es sangre? ¿Qué te ha pasado?
- Tranquilízate, solo ha sido un golpe. Creo que fue una rama. Escucha, he encontrado una formación de ruedas oscuras muy curiosa– dijo antes de fijarse en algo- Veo que encontraste a Runari y su compañero ¿Seimei está con vosotros?
- Iba tras él en estos momentos, ha salido corriendo detrás del lobito- comentó el caballero alado.
- Cuando llegues manda tus coordenadas, recogeré algunos datos de la zona e iré a allí.
- ¿Vas a ir camin…?

Sigrun cortó antes la comunicación y Ulforce que seguía a Seimei por aire solo siguió. A pesar del golpe de la cabeza la vio bastante bien y seguramente fuese capaz de caminar por su cuenta pero aun así le preocupaba, eran compañeros al fin y al cabo.

- Me habíais preguntado si esto era cosa de todos los días ¿no? Bueno, de mí se podría decir que sí. Ya sea entrenamiento o combate real siempre acabo en batalla.

Una vez llegaron, vieron al lobo, a Seimei (ahora como Asuramon) y dos digimon que al verle llegar a él temblaron de miedo aún más de lo que ya lo estaban haciendo. Los pequeños ladrones parecían estar dando explicaciones o intentándolo al menos. Dejó que hablaran mientras él mandaba la posición.

- L-la bolsa la encontramos- dijo el Numemon que intentaba aguantarse para no hacer sus necesidades encima.
- Sí, sí. Es verdad – mintió al Gazimon- Pero pensábamos devolverla.

Por supuesto, no pensaban devolverla ¿pero qué podían decir cuando sentían que su vida corría peligro? Y mientras los digimon trataban de salvar su vida, Ulforce aterrizó y dejó a Runari y su compañero en el suelo.

- Hey, Seimei. Si te estás preguntando dónde está Sigrun puedes estar tranquilo. Me acaba de llamar y está bien. Se cayó pero le dado estas coordenadas, estará de camino- le explicó.

por **Runari Wildly** Vie Jun 29, 2018 2:47 pm

Si antes estaba perdida, ahora sentía que se la había tragado un tornado llevándola lejos de Kansas, la tiro por un agujero de conejo para solo terminar entrando dentro de un ropero. Si, así de perdida se sentía y ni siquiera podía decirse que todo lo anterior tenía algo de sentido, sin mencionar que había altas probabilidades de que esto más adelante fuera a repercutir contra lo poco de cordura que poseía intacta hasta estos momentos. Para evitar eso, opto por la idea de tomar todo como si se tratara de un maldito libro de fantasía o quizás ciencia ficción, tal vez era un poco de ambos...¡Oh no espera! El tipo tiene una pantalla holográfica de esas de las series, bien, ya podía catalogar esto en ciencia ficción y despedirse finalmente de su cordura.

Runari solo observo la pantalla, y por lo que se hablaba pudo deducir que no tenía idea de que iba todo esto, hace ya bastante que perdió el seguimiento de todo lo que pasaba, solo sabía que la chica se golpeó y encontró ruedas pintadas de negro que por alguna razón eran interesantes.-Lamento meterme, pero recomiendo no dormir pronto con semejante golpe. Tengo un primo que se durmió luego de golpearse la cabeza contra una pared y solo despertó luego de otro golpe. -Ahora que recordaba, casi todas las historias de su familia terminaban relacionadas con un golpe o alguien llorando de forma histérica, bueno al menos nunca eran aburridas.

Es bueno saber para el bienestar de su salud mental, que este tipo de cosas solían suceder a diario, genial, podría lograr dormir esta noche sin mantenerse despierta pensando que había de mal consigo misma. -Oh vaya, y yo que creía que era la locura previa al martes de tacos. -Todos conocían la legendaria locura causada por el martes de tacos, simplemente no hay quien se salve.

Finalmente aterrizaron encontrándose con, bien, no tenía ni la menor idea de quien eran ellos, pero ya que se había sentido así de perdida desde que bajo de ese tren.-Oye, ¿tu sigues el hilo?.-Pregunto a la masa rosada que tenía entre los brazos, por lo callado que había estado uno pensaría que estaba muerto.

-¿Qué hilo?.-Pregunto el pequeño mientras se movía inquieto entre los brazos de la chica, ya demasiado se dejó cargar.

-Eso pensé...

-No enserio, ¿de qué hilo hablas?

por Roku Ginshô Vie Jul 13, 2018 9:28 pm

El sonido de la hierba fresca aplastada delataba su impaciencia. Las garras decapitaban los más desafortunados brotes, hundiéndose en la tierra, procurando imaginar que el pastoso terreno era la carne de ese par. Sven solo pensaba en matarlos, casi habiendo olvidado los motivos originales que impulsaban su ira. Quizás fuera más un cúmulo de cosas, pues ese día se estaba convirtiendo en uno de los más irritantes: visitar un aburrido bosque, luego encontrarse con esos tamers preguntones, tener que buscar a una que se perdió, pisar una caca... Nada entretenido ni divertido, ¡y seguro que le regañaban por disparar al aire! ¡¡Pero no era culpa suya!! Parecía que todos estaban en su contra... Era uno de esos días en los que mejor quedarse durmiendo.

-Encontrasteis la bolsa, pero no a la mujer inconsciente que debía estar a unos pasos -rotando el cuello, la cara alegre se colocó a un lateral, dejan la ira como su nuevo rostro-. Podría ser que la hierba la ocultase, explicando vuestro error -ahora, la máscara azul indicaba que hablaba con tristeza-, y sería un fallo sin importancia, devolvéis la bolsa, y ya está -retornaba a la alegría inicial-. Lástima que las marcas de uñas en la tierra y los hierbajos, así como la baba de caracol, os delata como unos delincuentes -con un giro drástico, la cara central, la que hablaba, volvía a ser la iracunda-, pues sois la única pareja que ha podido hacer eso. ¿Pensabais que podíais engañarme? ¿Mentirme a las caras?

A Sven, por alguna razón, le gustaba ver eso de las caras rotatorias, como si fueran tres personajes que se iban turnando para contar una historia, cada uno con un tono, o puede que fueran los distintos colores. Lo que sí era cierto, es que dicha distracción le hacía olvidarse de su mal día, o de los impulsos homicidas. En definitiva, ese par de ladrones tenían suerte de que un lobo mecánico no los estuviera masticando en ese momento. Ya más relajado, esperaba a que el Azazel prosiguiese con su monólogo.

-Os voy a decir qué vamos a hacer ahora: devolveréis el dinero, y os disculparéis; luego,os vais a encargar de que por esta zona no haya inmundicias por el suelo, alguien tiene que hacer ese trabajo; tras la jornada, yo os embolsaré vuestros honorarios. Será un trabajo más digno que arriesgar la vida robando a gente como la líder de los RK -alzando el puño, lo prendió, manifestando una flama que buscaba más asustarles que provocar un incendio-, o alguien que pueda haceros daño. ¿Entendido?

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