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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Una tarde como esta... [Priv. Leyla Juno]
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Una tarde como esta... [Priv. Leyla Juno]
El reloj marcaba las 7:34 PM. Moonmon y Yuzuki se encontraban en la habitación de esta última; Moonmon devoraba unos bocadillos dulces llamados "Macaron" que había previamente preparado su Tamer, pues para ese día ella ya conocía bastante bien el enorme gusto que tenía su compañera con las golosinas, y si había algo que le divertía mucho a la joven de cabello color lavanda era hacer postres. Para esas horas ya se había desocupado de los deberes que su madre le había dejado, nada fuera de lo común, tan solo ir a recoger y entregar algunos documentos de los cuales en estos momentos en los que se halla de viaje no puede realizar; por eso, en esa tarde de ocio, Yuzuki decidió recostarse sobre su cama mientras leía una revista y escuchaba un poco de buena música.
Moonmon seguía degustando de sus dulces y, de vez en cuando, daba rápidos vistazos hacia la ventana la cual estaba comenzando ya a humedecerse tras una repentina lluvia que caía- ¡Ah, mira Zuki! Está lloviendo otra vez -indicó la joven criatura después de tragar uno de los bocadillos que tenía en la boca.
- ¿Hm? -la chica tan solo dio un vistazo a la ventana para comprobar si lo que decía su compañera era cierto, y tras hacerlo, comentó- Ha estado lloviendo mucho esta semana, es extraño -volvió su vista hacia su revista.
- ¿Porque es extraño? -se atrevió a preguntar al desconocer la respuesta.
- Estamos en verano, ¿No? Las lluvias suelen provenir más en primavera, aunque creo que a estas fechas ya no debería ser sorpresa lo que ocurre con el clima -comentó. Su digimon, como era de esperarse, no entendía en nada lo que Yuzuki estaba tratando de decir.
- ¿Y qué es verano?
El bebé digimon esperó a una respuesta, pero extrañamente la mirada de su compañera permaneció perdida en la revista por un momento, haciendo caso omiso a sus palabras.
- ¿Zuki? Zuki, ¿Me escuchas? -insistió, y tras no tener respuesta, se desesperó- ¡¡Zuki!!
- ¿Ah, qué? -los gritos de su compañera le hicieron salir de aquel extraño trance en el que había entrado, apagando la música y quitándose los auriculares que llevaba puestos- Lo siento, Moonmon ¿Me estabas hablando?
- ¿Por qué te quedaste dormida con los ojos abiertos de repente? -cambió se pregunta, era la que ahora más le desconcertaba.
- No me quedé dormida, es solo qué... -se enderezó sobre la cama, recostando su espalda contra la pared y clavando su mirada en los auriculares- ...Estaba escuchando una canción que me traía muchos recuerdos.
- ¿Son recuerdos bonitos como los de Moonmon, o recuerdos malos? -cuestionó de nuevo, su mirada ahora mostraba la viva curiosidad de un niño pequeño.
- Tiene... un poco de ambos -contestó titubeante, dibujandosele una leve sonrisa- Pero en su mayoría buenos -desconectó los auriculares y de su bolsillo derecho reveló aquel aparato digital que ella utilizaba para escuchar música, era un reproductor pequeño que no tenía nada fuera de lo normal pero que aún así llamaba mucho la atención de la bebé digimon- Posiblemente no lo sepas, pero este dispositivo no fue siempre mío, una amiga me lo regaló hace un par de años -le confesó.
La criatura con forma de gota de lluvia se acercó al aparato y lo inspeccionó, olfateándolo- Tiene un aroma dulce, ¿Esa persona era dulce? -preguntó y, aunque su pregunta era bastante rara, Yuzuki ya se había acostumbrado a eso y sabía que lo hacía de forma muy ingenua.
- No literalmente, pero sí fue amable conmigo. De hecho... -observó a la ventana- Fue una tarde como esta...
Moonmon seguía degustando de sus dulces y, de vez en cuando, daba rápidos vistazos hacia la ventana la cual estaba comenzando ya a humedecerse tras una repentina lluvia que caía- ¡Ah, mira Zuki! Está lloviendo otra vez -indicó la joven criatura después de tragar uno de los bocadillos que tenía en la boca.
- ¿Hm? -la chica tan solo dio un vistazo a la ventana para comprobar si lo que decía su compañera era cierto, y tras hacerlo, comentó- Ha estado lloviendo mucho esta semana, es extraño -volvió su vista hacia su revista.
- ¿Porque es extraño? -se atrevió a preguntar al desconocer la respuesta.
- Estamos en verano, ¿No? Las lluvias suelen provenir más en primavera, aunque creo que a estas fechas ya no debería ser sorpresa lo que ocurre con el clima -comentó. Su digimon, como era de esperarse, no entendía en nada lo que Yuzuki estaba tratando de decir.
- ¿Y qué es verano?
El bebé digimon esperó a una respuesta, pero extrañamente la mirada de su compañera permaneció perdida en la revista por un momento, haciendo caso omiso a sus palabras.
- ¿Zuki? Zuki, ¿Me escuchas? -insistió, y tras no tener respuesta, se desesperó- ¡¡Zuki!!
- ¿Ah, qué? -los gritos de su compañera le hicieron salir de aquel extraño trance en el que había entrado, apagando la música y quitándose los auriculares que llevaba puestos- Lo siento, Moonmon ¿Me estabas hablando?
- ¿Por qué te quedaste dormida con los ojos abiertos de repente? -cambió se pregunta, era la que ahora más le desconcertaba.
- No me quedé dormida, es solo qué... -se enderezó sobre la cama, recostando su espalda contra la pared y clavando su mirada en los auriculares- ...Estaba escuchando una canción que me traía muchos recuerdos.
- ¿Son recuerdos bonitos como los de Moonmon, o recuerdos malos? -cuestionó de nuevo, su mirada ahora mostraba la viva curiosidad de un niño pequeño.
- Tiene... un poco de ambos -contestó titubeante, dibujandosele una leve sonrisa- Pero en su mayoría buenos -desconectó los auriculares y de su bolsillo derecho reveló aquel aparato digital que ella utilizaba para escuchar música, era un reproductor pequeño que no tenía nada fuera de lo normal pero que aún así llamaba mucho la atención de la bebé digimon- Posiblemente no lo sepas, pero este dispositivo no fue siempre mío, una amiga me lo regaló hace un par de años -le confesó.
La criatura con forma de gota de lluvia se acercó al aparato y lo inspeccionó, olfateándolo- Tiene un aroma dulce, ¿Esa persona era dulce? -preguntó y, aunque su pregunta era bastante rara, Yuzuki ya se había acostumbrado a eso y sabía que lo hacía de forma muy ingenua.
- No literalmente, pero sí fue amable conmigo. De hecho... -observó a la ventana- Fue una tarde como esta...
Re: Una tarde como esta... [Priv. Leyla Juno]
Había ya pasado un tiempo desde que llegue a este inusual mundo, gracias a diferentes personalidades que había conocido a lo largo de mi trayecto por el Digimundo, pude emprender el comienzo de mi viaje, pero también, en algunas veces me ponía a pensar en las personas que había dejado atrás tras adentrarme a este mundo completamente diferente.
En algunas ocasiones me ponía a pensar si las personas que alguna vez conocía si quiera me recordarían. Por su puesto que no, el trabajo como artista era un tanto difícil, teniendo que ir a diferentes lugares cada que se preparaba un concierto, cada gira y sobre todo cada día era dejar a las personas con las que entablaba alguna relación.
En estos momentos me encontraba en una zona del Digimundo llamado el claro del olvido, en donde había una gran mansión, en la cual me refugiaba por algunos días, en lo que encontraba otra zona para explorar. La mansión era muy cómoda ya que ningún Digimon la habitaba, sin duda era un lugar muy bueno para reflexionar.
Un tanto aburrida decidí ir a donde se encontraba un viejo piano, tocando aquella canción que en algún momento, cuando era mas joven debutó en el teatro de la ciudad, cuando apenas comenzaba a sobresalir de entre los demás chicos demostrando mi don para la música.
Mis dedos comenzaban a tocar cada pieza del piano con delicadeza, entonces fue cuando cerré mis ojos adentrándome en mis recuerdos, simplemente recordado una época especifica… Una pequeña lagrima recorrió mi mejilla.
De pronto, una voz interrumpió la melodía que tocaba. Al abrir los ojos y sobre el piano, sentada se encontraba Palmon, una Digimon que había estado acompañándome durante mi viaje, aunque al principio era una Tanemon ya había logrado su primer digievolución.
Palmon con extrañez preguntó –Dime Leyla, ¿Por que lloras?- La Digimon se notaba un tanto preocupada por mi –¿Esa melodía que estabas tocando es un poco triste no crees?- Inmediatamente limpié la lagrima con una de mis manos –Había olvidado que estabas conmigo- Desvié la mirada ignorando a la Digimon –¡Que grosera eres!- Palmon se cruzo de brazos, aunque sabía que no lo decía por ser mala.
Devolví mi vista a Palmon –Estoy jugando, nunca olvidaría que estas conmigo- Solté un profundo suspiro para después mirar el piano –Sabes esta canción me costaba mucho trabajo, pero ahora cada vez que la toco me trae recuerdos del mundo humano. Precisamente esta canción me relaciono con alguien que conocí hace mucho tiempo, ahora no se nada de ella- Mi vista se encontraba perdida en las teclas del piano –Leyla nunca te había visto así, ¿Esa humana era muy cercana a ti?- Preguntó Palmon, ella siempre estaba dispuesta a escucharme y sobre todo a estar conmigo aunque yo no quisiera su compañía.
Mire a Palmon –Fue una chica como tu, ella estaba ahí cuando estuve a punto de darme por vencida, pero gracias a ella pude dar un ultimo esfuerzo con la melodía, le debo ese día a la chica- Mis palabras se notaban un tanto sinceras, le estaba mostrando a Palmon una parte sensible de mi ser que a ninguna otra persona le mostraría.
Estaba segura que Palmon estaba ahí para mi, haciéndome compañía, era alguien con quien podía ser yo misma, sin mascaras ni mucho menos tratarla mal, como a todos los demás… –Sabes, a pesar de que eres muy molestosa… Me alegro de tenerte aquí- Mis palabras se tornaban cada vez mas cálidas. Palmon comenzaba a conocer mi verdadero ser, la escencia de mi corazón y mis verdaderos sentimientos, algo que muy pocas personas conocían, personas como Yuzuki Suzuki…
Mi inocencia y felicidad en este momento de mi vida era tanta que siempre quería dar a demostrar el talento que tenía, ya fuera cantando o tocando algún instrumento. Si bien el tocar el piano era una de las cosas que mas me llenaba la vida, una forma de sacar a flote todos mis sentimientos en melodías que tocaban mis dedos sobre las delicadas teclas del piano.
Al llegar a mi casa con aquel poster, abrí la puerta de la entrada muy entusiasmada –Mamá mamá! Corre ven a ver lo que tengo que mostrarte!- Dije con mucho entusiasmo y alegría. Mi madre no tardo mucho en salir de la cocina para ver de que se trataba –¿Que sucede cielo?- Inmediatamente mostré lo que era el poster con la información –Ya veo, ¿Entonces quieres participar en ese concurso eh?- Preguntó mi madre alegre y algo pensativa –Si mamá creo que es lo que mas quiero en estos momentos ¿Puedo?- Mis mejillas se llenaron de un rubor intenso mientras mi madre sonreía con una cálida sonrisa –Claro que si Leyla, practicaremos mas horas todas las tardes para que logres hacer tu debut- Mi madre era muy buena tocando el piano así que estaba segura que ganaría bajo su tutela.
Luego de que todo estuviera en orden y cada que llegaba de la escuela, tiraba la mochila en la entrada y me dirigía a la sala, en donde estaba mi dulce madre esperándome sentada a un costado del piano. Así fueron todas las tardes por al menos la primer semana. Todo parecía ir en orden, las clases que me daba mi madre cada vez eran mejores y mis amigos en la escuela se enteraron que iba a participar… Todos ellos comenzaron a hacer pancartas con mi nombre para el día del evento, lo cual estaba muy pronto.
Si bien en ese entonces no tenía muchos amigos y no todos me apoyaban puesto que iban a participar también, lo que se hizo una competencia. Si bien eran pocos mis amigos lo que me estaban apoyando.
La competencia por ser el mejor fue empeorando por los primeros días ya que muchos querían participar, por lo que mis compañeros que estaban conmigo comenzaron a dejar el apoyo que tenían hacia mi dejándome completamente sola. En ese momento estaba un poco triste por haberme quedado sin apoyo.
Por las tardes, cuando mi madre no podía apoyarme con las clases de piano debido a que tenía que doblar horas en su trabajo, decidía quedarme en el colegio practicando en la sala de música y cuando todos se habían ido.
Esa tarde, me quede en la sala de música practicando un poco, errando en varias notas, pero no me daba por vencida, tenía en mente que quería ganar, lo único en lo que pensaba era en darle a mi madre esa medalla y el premio en efectivo, eso sería perfecto para gastarlo en el invernadero que mi madre quería tener en la casa… Tenía un sueño por seguir y ahora era el momento de demostrar lo que era capaz de hacer…
En algunas ocasiones me ponía a pensar si las personas que alguna vez conocía si quiera me recordarían. Por su puesto que no, el trabajo como artista era un tanto difícil, teniendo que ir a diferentes lugares cada que se preparaba un concierto, cada gira y sobre todo cada día era dejar a las personas con las que entablaba alguna relación.
En estos momentos me encontraba en una zona del Digimundo llamado el claro del olvido, en donde había una gran mansión, en la cual me refugiaba por algunos días, en lo que encontraba otra zona para explorar. La mansión era muy cómoda ya que ningún Digimon la habitaba, sin duda era un lugar muy bueno para reflexionar.
Un tanto aburrida decidí ir a donde se encontraba un viejo piano, tocando aquella canción que en algún momento, cuando era mas joven debutó en el teatro de la ciudad, cuando apenas comenzaba a sobresalir de entre los demás chicos demostrando mi don para la música.
- Melodía que tocaba en el piano:
Mis dedos comenzaban a tocar cada pieza del piano con delicadeza, entonces fue cuando cerré mis ojos adentrándome en mis recuerdos, simplemente recordado una época especifica… Una pequeña lagrima recorrió mi mejilla.
De pronto, una voz interrumpió la melodía que tocaba. Al abrir los ojos y sobre el piano, sentada se encontraba Palmon, una Digimon que había estado acompañándome durante mi viaje, aunque al principio era una Tanemon ya había logrado su primer digievolución.
Palmon con extrañez preguntó –Dime Leyla, ¿Por que lloras?- La Digimon se notaba un tanto preocupada por mi –¿Esa melodía que estabas tocando es un poco triste no crees?- Inmediatamente limpié la lagrima con una de mis manos –Había olvidado que estabas conmigo- Desvié la mirada ignorando a la Digimon –¡Que grosera eres!- Palmon se cruzo de brazos, aunque sabía que no lo decía por ser mala.
Devolví mi vista a Palmon –Estoy jugando, nunca olvidaría que estas conmigo- Solté un profundo suspiro para después mirar el piano –Sabes esta canción me costaba mucho trabajo, pero ahora cada vez que la toco me trae recuerdos del mundo humano. Precisamente esta canción me relaciono con alguien que conocí hace mucho tiempo, ahora no se nada de ella- Mi vista se encontraba perdida en las teclas del piano –Leyla nunca te había visto así, ¿Esa humana era muy cercana a ti?- Preguntó Palmon, ella siempre estaba dispuesta a escucharme y sobre todo a estar conmigo aunque yo no quisiera su compañía.
Mire a Palmon –Fue una chica como tu, ella estaba ahí cuando estuve a punto de darme por vencida, pero gracias a ella pude dar un ultimo esfuerzo con la melodía, le debo ese día a la chica- Mis palabras se notaban un tanto sinceras, le estaba mostrando a Palmon una parte sensible de mi ser que a ninguna otra persona le mostraría.
Estaba segura que Palmon estaba ahí para mi, haciéndome compañía, era alguien con quien podía ser yo misma, sin mascaras ni mucho menos tratarla mal, como a todos los demás… –Sabes, a pesar de que eres muy molestosa… Me alegro de tenerte aquí- Mis palabras se tornaban cada vez mas cálidas. Palmon comenzaba a conocer mi verdadero ser, la escencia de mi corazón y mis verdaderos sentimientos, algo que muy pocas personas conocían, personas como Yuzuki Suzuki…
MEMORIAS
Mientras venía del colegio con la mochila en la espalda y uniformada, pude ver en un poste lo que parecía ser un poster de concurso de talentos, si bien recordaba este se haría en el teatro de la ciudad, estaba a unos cuantos meses, por lo que mi emoción era tanta. Era una chica de apenas 16 años, apenas explotando lo poco que conocía de música gracias a mi madre, la cual me enseñaba todas las tardes a tocar el piano. Mi inocencia y felicidad en este momento de mi vida era tanta que siempre quería dar a demostrar el talento que tenía, ya fuera cantando o tocando algún instrumento. Si bien el tocar el piano era una de las cosas que mas me llenaba la vida, una forma de sacar a flote todos mis sentimientos en melodías que tocaban mis dedos sobre las delicadas teclas del piano.
Al llegar a mi casa con aquel poster, abrí la puerta de la entrada muy entusiasmada –Mamá mamá! Corre ven a ver lo que tengo que mostrarte!- Dije con mucho entusiasmo y alegría. Mi madre no tardo mucho en salir de la cocina para ver de que se trataba –¿Que sucede cielo?- Inmediatamente mostré lo que era el poster con la información –Ya veo, ¿Entonces quieres participar en ese concurso eh?- Preguntó mi madre alegre y algo pensativa –Si mamá creo que es lo que mas quiero en estos momentos ¿Puedo?- Mis mejillas se llenaron de un rubor intenso mientras mi madre sonreía con una cálida sonrisa –Claro que si Leyla, practicaremos mas horas todas las tardes para que logres hacer tu debut- Mi madre era muy buena tocando el piano así que estaba segura que ganaría bajo su tutela.
Luego de que todo estuviera en orden y cada que llegaba de la escuela, tiraba la mochila en la entrada y me dirigía a la sala, en donde estaba mi dulce madre esperándome sentada a un costado del piano. Así fueron todas las tardes por al menos la primer semana. Todo parecía ir en orden, las clases que me daba mi madre cada vez eran mejores y mis amigos en la escuela se enteraron que iba a participar… Todos ellos comenzaron a hacer pancartas con mi nombre para el día del evento, lo cual estaba muy pronto.
Si bien en ese entonces no tenía muchos amigos y no todos me apoyaban puesto que iban a participar también, lo que se hizo una competencia. Si bien eran pocos mis amigos lo que me estaban apoyando.
La competencia por ser el mejor fue empeorando por los primeros días ya que muchos querían participar, por lo que mis compañeros que estaban conmigo comenzaron a dejar el apoyo que tenían hacia mi dejándome completamente sola. En ese momento estaba un poco triste por haberme quedado sin apoyo.
Por las tardes, cuando mi madre no podía apoyarme con las clases de piano debido a que tenía que doblar horas en su trabajo, decidía quedarme en el colegio practicando en la sala de música y cuando todos se habían ido.
Esa tarde, me quede en la sala de música practicando un poco, errando en varias notas, pero no me daba por vencida, tenía en mente que quería ganar, lo único en lo que pensaba era en darle a mi madre esa medalla y el premio en efectivo, eso sería perfecto para gastarlo en el invernadero que mi madre quería tener en la casa… Tenía un sueño por seguir y ahora era el momento de demostrar lo que era capaz de hacer…
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