不敬 (Profano) [Privado: Fuji Raikomaru]

por Roku Ginshô Jue Jul 27, 2017 7:17 am

En la oscuridad de la noche, ocupaba las horas con la lectura. El dolor, nacido de un mal que se extendía, dificultaba el sueño, así que era mejor disfrutar de la vigilia con algo ameno: ejercicio moderado, una luz suave, y un buen libro. Lectura del digimundo, claro. En esta ocasión, un catálogo de amuletos, emblemas y demás superchería relacionada con la buena suerte, la fortuna y la prosperidad. Recordaba esto, de sobremanera, a las antiguas creencias sintoístas para evocar a las fortunas, y no podía evitar contrastarla con las adaptaciones que, en el presente, seguían vigentes.

La lectura le recordaba a casa, a los festivales, a tiempos más felices.

Poco a poco, el sueño lo fue venciendo. Los párpados cedían, y finalmente, oscuridad. No duró mucho, pues un dolor súbito acabó con su descanso. Su ojo se abrió, y pudo verlo. Una máscara de zorro, portada por un sujeto de gran tamaño, vestido con indumentaria de monje, y acompañado por otros de la misma guisa. ¿Una secta?

Saltaban por las azoteas de diferentes edificios, alumbrados por las estrellas y la Luna. Una única Luna. Poco tardó en comprender dónde estaba. Los neones en perfecto japonés, la arquitectura moderna, el silencioso tráfico, el diseño de las calles. Estaba en casa.

Mas no se contentaba con su posición. Crepitaba en rabia, y antes de que su captor se percatase, una gigantesca mano ya se aferraba a su cabeza. Otra inmovilizaba su brazo, y aquí acabaría la presa de no ser porque su restante extremidad tampoco podía moverse, y un puño castigó su espalda. El cazador estaba siendo cazado. Una sonrisa, un rostro solemne, y una triste mirada, todo a la vez. La vorágine emocional contrastaba perfectamente con la forma elegida: Asuramon.

-A-ayudadme...

Pudo decir antes de que el fuego se alimentara de su carne, y el puño de la ira atravesara su costado. El tacto era de piel, ¿estaría hecha de algún tipo de cuero? Daba igual, el resto se escapaban, y necesitaba respuestas. Los siguió, imitando su carrera, y al poco, pudo deducir el destino de estes. A las afueras de la ciudad, un enorme complejo en medio de los bosques, una fortaleza donde esconderse de miradas y preguntas indiscretas. De diseño clásico japonés, Roku no tuvo reparo en avanzar por debajo de aquellos arcos tori, hasta que uno le cortó el paso. Una pared invisible, al parecer, como si fuera aire sólido. Colocó la mano, respiró profundamente, y de un puñetazo deshizo el obstáculo.

Se habían ganado un enemigo.

por Fuji Raikomaru Jue Jul 27, 2017 7:26 am

La cálida brisa del verano mecía mis cabellos por la noche, no era un humano, ni un caballero, esa noche era un hombre con un objetivo. Subía las escalinatas de un templo shintoista como hacía cada tanabata, cada bon odori, y particularmente cada hatsumôde; pero esa noche ni vestía un yukata, ni me disponía a hablar con los dioses, no con los de éste mundo. Cada paso removía las hojas caídas de los árboles que contorneaban el ascenso hacia el templo, pero no anunciaba mi llegada, el sigilo de la noche me amparaba.

En las sombras de aquellos árboles, sigilosa como el manto negro que cubría el firmamento avanzaba a la par mía, atenta a cada cambio o reacción que se produjese. Mis pasos eran firmes, determinantes, pero poseían calma en su haber. Mi mirada se encontraba en alto, mis brazos se contorneaban con cada movimiento, poco a poco llegaba hacia la cima. En mi cintura el D-scanner reposaba listo para ser usado, yaciente en su funda de cuero negro.

Los arcos carmesíes comenzaron su danza, teóricamente el mundo de los dioses comenzaría tras ellos, el sendero detenía su ascenso moderado para volverse un serpenteado camino llano hacia el destino. Veía el templo, sonreí de lado al hacerlo. Estaba listo, mi mente, mi sable, era hora de imponer mi justicia. No como Royal Knight, sino como Japonés.

Una figura, imponente, en llamas. Asuramon reconocí, arquee una de mis cejas anunciando mi llegada con un carraspeo de mi garganta. No iba a atacar por sorpresa de buenas a primeras, un caballero se anunciaría, siempre. — Si eres uno de los residentes de éste templo prepárate para ser castigado, más si en algo crees recomiendo comenzar a rezarle —Exclamé depositando la diestra sobre la funda de mi D-Scanner, en guardia, a medida que me acercaba hasta posicionarme tres metros por detrás del ente. Lilithmon se hizo presente, a mi izquierda, oculta entre los últimos árboles del sendero antes de tocar la luz de la luna que la revelaría.

por Roku Ginshô Jue Jul 27, 2017 7:51 am

Una voz reconocible, y su figura, imponiéndose con la escasa luminiscencia como una atalaya del poderío humano, no hacía más que confirmar a Roku que aquello no era ningún sueño. Fuji Raikomaru, quien para todos es primer ministro, y para unos pocos el Caballero Santo de Crusadermon, el RK de la rosa. Por increpancia del destino estaba allí, ya fuera por asuntos mundanos o profesionales, como político, empresario o caballero. Independientemente de todo esto, el Asuramon estaba en un problema, pues a ojos de cualquiera, era él quien estaba irrumpiendo en una propiedad privada, y es más, siendo un digimon, o lo que es lo mismo: un invasor de otro mundo.

Revertir a su forma humana se descartaba, ya que sin el anillo quedaría postrado en el suelo, y seguiría sin aportar justificación alguna a su presencia en la estancia. Ergo, sería ejecutado. Cualquier explicación que pudiera proporcionar se estimaría como excusa, y probablemente, lo asesinaría. Hiciera lo que hiciera, el combate parecía inevitable. No pensó en dar el primer golpe y aprovecharse, ya que eso sería reconocer su culpabilidad y adentrarse en un combate que no deseaba, principalmente porque sabía que era inocente, la víctima en todo aquello.

La verdad estaba de su parte, mas no la credencial. Y ninguna prueba, pues la retirada de sus captores a su más que evidente base lo colocaba en desventaja. Ellos podrían estar ocultos, deshacerse de las pruebas e incluso convencer a aquel visitante de que no había más criminal que Roku. Debía ser más astuto, adelantarse a ellos y a sus movimientos, como si se tratase de una partida de ajedrez donde se apostaba la misma vida. Primer movimiento.

-He sido traído a este mundo en contra de mi voluntad. Un grupo de enmascarados quería llegar hasta aquí conmigo, pero me liberé y acabé con uno -uno de sus brazos apuntaba al complejo-, y pude seguir a los restantes hasta aquí. Desgraciadamente, no tengo pruebas, pues se deshizo en cenizas, y mis habilidades de rastreo no me han permitido verificar en qué parte se adentraron, y cuando quise entrar, una barrera intentó refrenarme -queriendo ahorrar energías, y demostrar que no tenía interés en el combate, pasó a Musyamon-. Solo quiero saber qué querían de mí, pues de volver a casa sin respuestas, existe el riesgo de que intenten repetir mi rapto, y sin errores.

Procurando no dar la espalda por completo a Raikomaru, dio un par de pasos hacia atrás. No sospechaba de un mezquino ataque por la retaguardia, más bien consideraba poco respetuoso proseguir la marcha poniendo fin a la conversación, denegando la respuesta. Se apoyó en el arco, desconfiando, eso sí, del templo, y de que en cualquier momento alguien iniciara un ataque contra él, pese a la presencia del tamer recién llegado.”

por Fuji Raikomaru Jue Jul 27, 2017 8:04 am

Negué con la cabeza, no había una sonrisa en mi rostro. Pero mi diestra se relajó, tomando desde el otro lado de mi cinturón un par de guantes de seda blanca. Los coloqué en ambas manos con meticuloso cuidado, antes de llevar mi mirada al antiguo asura, actual samurai. — No requiero pruebas, esto no es un juicio, has explicado tus motivos y, en caso de ser falsos, serás destruido —Espeté antes de caminar un par de pasos hacia adelante, quedando este ser a mi derecha. Observé el espectral silencio del templo en cuestión, no conocía su estructura interna, no sabía de puertas trampa o caminos subterráneos, pero sí poseía los dos dedos de frente necesarios para poder suponer las cosas.

Finalmente devolví mis ojos celestes al digimon. — Desconozco los motivos de tu rapto, te desconozco a ti, pero temporalmente nuestros intereses parecen coincidir de momento... —Busqué la cigarrera de plata en mi bolsillo trasero, y tomé uno de los cigarros que deposité entre mis labios, encendiéndolo con una ligera llama de digisoul. Exhalé el humo, antes de retomar mi atención sobre la figura. — Te propongo una alianza hasta que deje de convenirnos, no te atacaré, siempre y cuando tú acates la misma condición —Finalicé, alerta a los cambios en las proximidades, con Lilithmon siempre en guardia.

por Roku Ginshô Jue Jul 27, 2017 10:57 pm

Aclarado momentáneamente aquella primera impresión, pareciera que el RK estaba dispuesto a cooperar en esa investigación. Otros intereses lo habrían llevado ahí, pero hasta que algo permitiera desmentirlo, tenían un común interés. Deberían cruzar aquel umbral, entrar en las fauces de la bestia, una bestia que deseaba, por algún motivo, a Roku, sin conocer este el fin de esta pretensión. Es decir, ¿qué inquirían? ¿cómo supieron de su existencia? ¿y cómo llegaron a su instancia? Eran demasiadas cuestiones, y lo único que tenía era un camino, una línea recta, sí, de la cual no podía ver más que una trampa, una ruta demasiado simple. Lo estarían esperando, algo más que seguro.

Reanudando su paso, apoyó la mano en el arco y avanzó. La entrada típica de un templo, lejos de presentar peligro alguno más allá de las piedras del camino. Con algunos tonos de naturaleza en los flancos, bordear el complejo arriesgaba perderse en medio de aquel bosquecillo, y ante la ausencia de obstáculos, ir de frente parecía lo más cómodo, y efectivo. Por ello, no dudo, hasta que aquel silbido despertó su sospecha. Un proyectil, que iba hacia su lado izquierdo, donde su visión era peor. ¿El enemigo sabía de aquello, o era simple coincidencia? Se rodeó de llamas negras para protegerse, y aquel cuchillo rebotó. Pudo identificarlo de un vistazo, era un kunai. ¿Ninjas? ¿En un templo? ¿Era alguna clase de broma?

Se giró hacia el punto de donde este debería haber llegado: la arboleda. Permitía al shinobi movimiento, refugio, y una posición privilegiada. Le había atacado a él en lugar de a Raikomaru, el cual aún seguía paseando en su forma humana. Indicaba esto que sí iban a por él, ya sin duda alguna. No podía demostrar piedad ante un enemigo desconocido, por lo que su medida fue extrema.

-¡Habéis cometido un error! -dijo, desenvainando su arma y convocando un fiero dragón de coloración similar a su armadura- No me importa incendiar este monte si con ello dais la cara. ¡Así que salid de una vez!

Una cadena rodeó su cuello, cual aspid, y ahogó su amenaza. Aquel ataque solo fue una distracción para dar la espalda al verdadero atacante. Si no tomaba rápido una decisión, acabaría inconsciente por la falta de oxígeno.

por Fuji Raikomaru Jue Jul 27, 2017 11:06 pm

Me moví tres metros hacia adelante, adentrándome en la luz de la luna y por ende alejándome de los últimos atisbos de la arbolada donde anteriormente esperaba Lilithmon. Quien ahora se había movido hacia mi frente, colocándose a dos metros de distancia. Observamos los movimientos, shinobis, míticos escaramuzadores, mercenarios y asesinos. Sonreí de lado, chasqueando los dedos de la diestra. — ¡Phantom Pain! —Ordené a Lilithmon, quien comenzó a lanzar desde su boca una gran cantidad de niebla oscura que rodeó los alrededores, maldiciendo a todo enemigo que entrase en contacto con dicho miasma, oculto o no, afectando su suerte como un veneno impío.

La Demon Lord se acercó con sigilo, cubierta por su niebla al Musyamon, tocando con su garra dorada la cadena alrededor de su cuello para reducir a poco mas que decrépitos, y corroídos fragmentos de acero oscuro. No era Chrome Digizoid ni mucho menos, lo atacantes eran humanos. Tomé el D-Scanner en mi diestra, con una serie de códigos fractales alrededor de mi zurda, y la atención fija en la dirección de donde voló el kunai que fue hacia el digimon, y no hacía mí, un simple humano desprotegido a ojos de terceros.

por Roku Ginshô Jue Jul 27, 2017 11:28 pm

Libre del acero, Roku no tuvo tiempo del más mínimo agradecimiento. Desde que sintió el helado tacto del arma, y había pensado una contramedida, y es que con un esfuerzo mínimo, podía pasar a esa otra forma. La fiera de hueso y oscuridad movió su mastodóntico cuerpo hacia la cadena no corroída, y mordiéndola, sin dar tiempo a que la soltara, tiró de ella con fuerza. La presa nunca tuvo oportunidad antes de caer a ese pozo de tinieblas, y miedos.

“Vaya, vaya”, dijo en forma de ecos a su prisionero, “¿Crees que tenéis un ejército? Porque yo también”. Y todo el clan apareció, con figuras humanoides, cubriendo sus rostros con máscaras, como era costumbre. Rugiendo, se abalanzaron contra él, haciéndole revivir miedos de todos los que habían asesinado, alimentándose a su vez de los suyos. Gritos y más gritos, ahogados en un espacio, del que nadie podría oírle, nunca más.

Los árboles podridos ya no ofrecían refugio, y el asaltante huía de copa en copa, notando que le seguían. Dio un silbido, y más de los suyos empezaron a aparecer, saltando como hacía este aprovechando el terreno. Con gestos, unos se detuvieron aferrados a las ramas, e iniciaron una lluvia de proyectiles, siendo estos un arma muy emblemática de los ninjas: los shuriken.

por Fuji Raikomaru Jue Jul 27, 2017 11:40 pm

Ante los refuerzos del enemigo, el lector de mi D-Scanner tomó el código fractal, cubriéndome de una luz plateada. Mas plateada que cualquier metal, mas brillante que la luna misma, mi silueta como un manto de seda se vio unida al digispirit de Duftmon. La luz cesó, y extendí mis alas con mi sable danzando de forma que los shuriken, que fuesen a impactar contra mi cuerpo, fuesen interceptados y mermados por mi Perfekte Schloss. Cuando el ataque de los refuerzos cesó, era mi turno de moverme, dirigí mi mirada a Lilithmon quien repitió su Phantom Pain para propagar la niebla del infortunio sobre los ya de por sí más torpes shinobis, y extendí mi sable hacia los cielos.

— ¡Aussterben! —Exclamé rasgando el aire. En el cielo un arco lumínico se formó, del cual relámpagos violáceos descendieron, feroces inquisidores, sobre los enemigos quienes ya de por sí debilitados por el ataque de la Super Ultimate poco pudieron hacer mas que recibir mis vorágines de energía. Con un aletear de mis blancas alas me elevé sobre los enemigos, contemplando toda la situación con mi criterio afilado. Lilithmon se mantuvo cercana al suelo, lista para avalanzarse contra quien osase oponer resistencia al arrollador poderío.

por Roku Ginshô Vie Jul 28, 2017 12:00 am

Viendo que era inútil atacar, y una diferencia de poder que solo podía catalogarse de “abismal”, cambiaron la estrategia. Con algunos gestos, de unos pocos surgieron decenas de ninjas los cuales, desenvainando su espada, pretendieron atacar al humano. No habiendo duda posible, ese fue su mayor error, pues el fulgor de su ataque erradicó las burdas copias, y los originales, conociendo ahora que el Terror y la Muerte tenía rostro, ni tiempo tuvieron de salvaguardarse. Corroidos por un mal tan antiguo como el mismísimo tiempo, nunca tuvieron oportunidad, y mientras sus vidas acababan, imploraban a un poder superior que tuviera la piedad que en vida no se les había otorgado.

En las entrañas de la bestia, la tortura seguía, sufriendo aquel desdichado los miedos de tiempos pasados, superpuestos en una orgía de pesadilla y canibalismo. Estaba siendo devorado, tanto su cuerpo como su psique, y solo podía gritar implorando piedad. Roku, con un gesto, se impuso como el Alpha, y el clan se detuvo. No hubo discusión, ni un combate para ver quién controlaba el cuerpo. Las investigaciones sobre la mente de estas fieras, el acceder a cualquier recuerdo remoto, le había permitido dominar cualquier miedo, y si bien no superarlo (¿cómo se superan miedos tan primarios como el dolor, la muerte o la soledad?), aceptarlos, no dejando que hicieran mella en el espíritu.

“Vas a hablar”, dijo, con calma, mientras pequeños orbes se iban apilando en torno a él. Los miedos de aquel, ¿digimon? Sí, su forma no era del todo humanoide. Sus miedos establecían una puerta a la información que tanto deseaba. A su vez, el cuerpo iba a la vera de los dos RK's, pudiendo ver el exterminio de aquellos oponentes. No debería quedar nadie, mas una niebla empezó a levantarse. Siendo verano, y por la ausencia de nubes o humedad, no había explicación para esta, salvo que, del mismo modo que SkullBaluchimon, esta naciera de un ataque.

-Al menos, reconocerles la insistencia...-bufó Roku, intentando encontrar la fuente antes de que fuera tarde.

por Fuji Raikomaru Vie Jul 28, 2017 12:13 am

Hace ya cinco años cuando luché contra Jyureimon en el pantano por la dominación de dicha zona en nombre de Tonosama Gekkomon había conocido de primera mano esta niebla, el olor de los cerezos embriagando los sentidos, el temblor de mi mirada. Podía notar lo pesado de mi respiración, el suelo se movía, los árboles danzaban lentamente como el viento, era una danza de kagura, era el mas lento bon odori de la existencia. Traté de retornar a mis sentidos, buscando con mi mirada de depredador la causa del ataque entre los árboles. La niebla, la confusión, la noche, todos esos factores se tornaban en mi contra.

Descendí, reposando mi rodilla contra el suelo para sostenerme de mi sable. Necesitaba buscar un eje, un punto fijo para intentar que aquel ataque que alteraba los sentidos no fuese mas que un predicamento temporal, un anécdota a contar cuando cortase el tallo de su creador. — La arboleda, busca ahí, cuidado con las ilusiones —Dije al SkullBaluchimon, ya había visto tres de sus formas, sin duda era un tamer de digispirits. Clavé mi mirada en el filo de mi sable antes de reincorporarme, ondeando mis alas para adentrarme en la arboleda con el sable en mano, prestando particular atención a los árboles que a mi parecer danzaban, pero inertes permanecían. Lilithmon al no ser afectada por la niebla se mantuvo en posición, atenta a cada cambio alrededor del templo.

Estoqué hacia delante, pero nada había, mis sentidos se confundían aun mas. Suspiré, y retomé la búsqueda atento a que mi paranoia no me derrotase antes que la niebla.

por Roku Ginshô Vie Jul 28, 2017 1:17 am

Como si fueran interferencias, un ruido blanco martilleaba sus sienes. No podía atender a su núcleo, perdiendo el contacto con su prisionero. Puede que por la ausencia de nervios más allá de los sensoriales, el efecto fuera más paulatino, que no menos irritante. Todo daba vueltas, y empezaba a delirar. Sacudió la cabeza, y fue peor, pues los contornos ya se difuminaban, y las formas iban cobrando otro cariz. Poco a poco la noción de la realidad se iba perdiendo, y como ondas de agua, se superponían en una confusión constantes, una fluctuación sin fin.

Imitando el modo de aquella mujer, la cual había extendido su influencia para acabar con el refugio de aquellas sombras errantes, decidió proceder igual. Tomo aire, y expelió una densa niebla helada, la cual se extendía mezclándose con los efluvios nocivos del atacante, condensánsolos. La mayor densidad de los gases permitían apartarlos, y así lo hizo, golpeando al aire con su pata. Seguiría habiendo veneno en él, pero el flujo constante de este se había acabado. Su ataque se extendía, dañando al bosque mismo como si el crudo invierno hubiera decidió, en ese mismo momento, castigar a los insensatos que se creían a salvo.

Los árboles supervivientes sufrían ahora del gélido mordisco, y aunque no esperaba acabar así con el responsable, al menos, estuviera donde estuviese, supiera que no estaba a salvo. La escarcha, proyectada sin pensar en daños colaterales, llegó a todos, sin distinción, mas esperaba que, debido a su poder, para Raikomaru y su acompañante fuera simplemente una fresca brisa, y en cambio, para los ninjas, shinobis, shugenjas o lo que fuera que les esperase en el bosque, el mismísimo infierno de hielo, Nifelheim.

por Fuji Raikomaru Vie Jul 28, 2017 1:30 am

El gélido sentir de la escarcha cubriendo mi cuerpo me ayudó a que mis sentidos se safasen del efecto de la niebla, me moví para quebrar los cristalinos fragmentos que se habían adherido a mis articulaciones, y noté como poco a poco los árboles caían, victimas del frío atronador. No era el modo más didáctico de hacer las cosas, después reforestaría todo lo que se destruyese como consecuencia de esta incursión, no como Royal Knight, sino como un habitante de Japon al que le gusta cuidar el medio ambiente.

Elevé mi mirada, y lo noté. A aproximadamente quinientos metros entre los árboles caídos, con una altura de diez metros, grande e imponente el Jyureimon parecía concentrado en mantener su niebla que, por el peso de la bruma, era llevada hacia el suelo. La niebla con partículas mas sólidas siempre vencería a la gaseosa, era una ley básica de la química. Aceleré con mi volar, y en menos de un parpadeo cuatro patas se impusieron en la tierra, cabalgando raudo contra el árbol. — ¡Wolkenkratzer! —Grité, desapareciendo tan subito como mi embestida, para reaparecer tras el Jyureimon, habiendo impactado a forma de bala, imperceptible y salvaje, contra el mismo.

por Roku Ginshô Vie Jul 28, 2017 3:44 am

¿Qué ruido hace un árbol al caer, si a nadie le importa su caída? Astillado de un solo golpe, no tuvo oportunidad de ver su propio fin, pues sus últimos instantes los dedicó a retirar la película helada de sus raíces, intentando escapar de aquel súbito invierno. Quebrándose justo por su mitad, las dos partes empezaron a retorcerse, dando lugar a dos iguales, como si el reflejo de un espejo se tratara. Igual de frágiles, no tardaron en quebrar su figura, desvaneciéndose en aquella profunda noche, sin suspiro ni quejido alguno. No dio tiempo a lamentos.

Restaurada la momentánea paz, indagó en la psique de su prisionero, usando sus temores más profundos como agujas para ahondar en sus secretos. Pudo ver su miedo a fracasar, a defraudar a su “señor”, una figura oscura que gobernaba una legión de seguidores. Era débil, se sabía débil, y podrla generosidad de su maestro debía dar la vida.

No pudo ver la identidad de este soberano, saltando de recuerdo en recuerdo, como instantáneas, buscando alguna pista. Lo que estaba claro es que aquello no era solo un templo: hectáreas edificadas, lujosas estancias, baños, armerías, bibliotecas, campos, todo lo necesario para abastecer y preparar un ejército, uno adoctrinado para venerar a su mecenas. ¿Y todo esto, para qué? Aún faltaban cosas.

Un dragón.

Solo fueron unos segundos, más que suficiente. La bestia, encerrada, rugía y se retorcía, intentando escapar. Presa, herida, furiosa. La prisión cada día se agrietaba más, y aunque sangraba y sufría, su poder incrementaba día tras día.

¿Querían detenerlo? ¿Combatirlo? ¿Domarlo? ¿O aún no había nacido? Ya no pudo sacar más, aquel prisionero estaba catatónico, así que lo expulsó, apostándolo en un árbol, y pasando a Musyamon, lo ató usando su propia cadena. Tras esto, se internó en ese primer templo, esperando ver cuál sería la siguiente sorpresa.

por Fuji Raikomaru Vie Jul 28, 2017 4:03 am

Cuando el árbol colosal se hubo derrotado, usé mis sentidos para rastrear por el tacto de la tierra, el olor del aire y el sonido de la noche si habría mas enemigos por las cercanías. Negativo, no estaban a la vista por lo pronto. Decidí una cabalgata rauda, pero leve, hacia Lilithmon donde retomé mi forma humana para no cansarme mas de la cuenta. Un gesto de mi mirada fue suficiente para que la Demon Lord me siguiese, caminando con largos trancos de mis ya de por sí largas piernas para alcanzar al samurai.

Al retornar a mi forma humana tenía el cigarro entre mis labios, inhalé y lo largué hacia el suelo antes de ingresar al templo, posteriormente pisándolo para apagar su brasa. Exhalé el humo una vez mas, con el D-Scanner preparado en mi diestra. Palmeé con calma la espalda del Musyamon para no elevar la voz de ninguna manera, y realicé un gesto al llevar mi indice al oído en señal de que escuche con atención, y se mantuviera alerta.

Me hice caso a mi mismo cuando comenzamos a andar a través del primer templo, atento a cualquier novedad que aconteciese.

por Roku Ginshô Vie Jul 28, 2017 4:39 am

-Con esto, espero que de momento la alianza prosiga. Aunque estemos irrumpiendo en una propiedad privada, tal cantidad de digimons, y atacando a matar, algo de credibilidad me confiere, ¿no? -esperó una reacción por parte del tamer, o de su silenciosa compañera- Que dispongan de un ejército privado de digimons, sin registro de ningún clan, despierta cierta sospecha. ¿Por eso estáis aquí? A él le he podido sacar...

Un sonido, casi ininteligible, y ya no estaban. Proyectados hacia el horizonte, se vieron inmediatamente en la entrada del complejo. El mantra disponía de ese poder, y estando solo, Roku se las vio con aquel primer guardián. Un humanoide dorado, con un orbe dorado a su espalda, y una numeración de talismanes orbitando, que solo tuvo que hacer un gesto para que una mano gigante inmolizara a Roku.

-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? Un pequeño semi-mini-mini-dios -se regodeaba, sonriendo- ¿Te crees que no sabemos quién eres? Los tamers ton-tos son -empezaba a canturrear-, siempre buscando algo que, les fascine. Y se contentan con un líder para que, se inclinen. Pero tu corazón no podemos ignorar, sabemos cómo eres por dentro. Un demonio que a todos engañó, que contaminó su centro. Mejor ser DESLUMBRANTE -abrió sus brazos, aludiendo a su coraza-, e ir solo con un poder TAJANTE. Leeejos de aquellos, que te ocultaron, muy duro te crees, pero tu alma FRÁGIL ESS...

Aunque el número musical siguió, el hecho de que su cabeza impactara contra el muro casi lo deja inconsciente, atendiendo solo a esas luces voladoras. Debía reconocer que tenía ritmo, mas no estaba por la labor de atenderlo.

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不敬 (Profano) [Privado: Fuji Raikomaru]

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