Primeros tropiezos [Daiki Mori]

Sin esperarse esa ayuda de último segundo, tanto Tamer como compañero digimon contemplaron al principio incrédulos y luego maravillados la intervención milagrosa de Gabumon en escena. - ¡Lo está deteniendo! ¡Es nuestra oportunidad! ¡Ve por él Agu.... Hakase! ¡Ve por el! - Vocifero el niño, soltando a su compañero a quien habia mantenido aferrado hacia él en una actitud protectora hasta dicho momento (y corrigiendo la forma en la que había llamado a su camarada ya sabiendo que le molestaba ser llamado de otra forma). El joven digimon no demoró en también reincoporarse y adoptar una posición preparada para intervenir en ese combate. - No hace falta que me lo repitas. - Declaró, con voz más calma que su colega humano pero no por eso con menos espíritu de lucha. Lanzándose sin dudarlo de un potente salto en dirección al Keramon enemigo que el otro digimon aliado presente estaba reteniendo valientemente.

En medio de pleno salto, el Agumon de bata y sombrero desplegó su tercer posesión particular que le buscaban dar un aspecto más letrado y sabio. Era aquel fino pero muy sólido bastón extensible propio del aire docente que tenía aquel peculiar Agumon. - ¡Hakase Bô! - El grito de la técnica en particular fue seguido del contundente golpe de dicho bastón contra la cabeza del Keramon, logrando tumbarlo con eficacia. Mientras, Simon todavía no se creía que esa fuera la técnica definitiva de su colega, y no precisamente por esta impresionado al verla. - ¡No dejemos que se levante! ¡Ataquemos al mismo tiempo contra él! - indicó el joven digimon posicionandose lado a lado con Gabumon. - Baby Flame.- -Petit Fire.- Disparando al unísono ambas llamas, tanto la azul como la anaranjada impactaron en el blanco mientras el confundido Keramon apenas si advertía el ataque venidero. Bastando y sobrando tal ataque coordinado para dar fin al menos a este de los dos Keramon enemigos en escena.

Aunque no diera mucho crédito al respecto, era innegable el hecho de que el novato dúo de Tamer y Digimon que eran Simon y el recién evolucionado Hakase Agumon habían sobrevivido con sorpresiva efectividad a su primer combate. Aprendiendo muchas cosas a la carrera aún desde el más básico concepto de las peleas entre Digimons y la evolución misma. - ¡Lo logramos! ¡Ja! Jamás puse en duda que pudiera hacerlo. - Victoreó el peculiar Agumon, primeramente reconociendo el esfuerzo en conjunto de todos. Pero sin poder evitar que su ego saliera a flote al final. - No tienes remedio... - Murmuró su joven compañero humano, quién no podía salir del todo de la agitación de aquella movida experiencia pese a que ya podía respirar mas tranquilo. Poniendo particular atención aquel chiquillo en el drástico cambio de apariencia del otrora contestón Nyaromon. ¿Como una bola de pelos de aspecto gatuno pasaba a ser una lagartija de mas de un metro con sombrero y bata de profesor?

Aquel pensamiento interior fue interrumpido por la reaparición de Daiki, quién a simple vista había tenido mucho mas esfuerzo físico que Simon a la hora de finiquitar a Keramon. - Todo lo contrario... No habríamos sobrevivido a esta si no nos cruzábamos con ustedes. - Admitió el peliazul, alzando la vista levemente a la hora de dirigirse al contrario por la obvia ventaja en altura que le sacaba el Tamer mayor en edad así como en cierta experiencia que él. - No tenía idea que Nyaromon... Agumon... Pudiera cambiar así tan... sorprendentemente... Es increíble. - Dio a entender el novato Tamer, mirando con maravilla a su compañero Digimon. Mismo que no demoró en ser advertido por sus oídos de las palabras de su compañero humano y disponerse a nuevamente corregirle. - ¡Hakase! ¡Te he dicho que te refieras a mí desde ahora en más como Hakase! - A viva voz y con notoria prepotencia, una graciosa dicho sea de paso, el juvenil digimon sin pelos en la lengua le soltó aquel reproche a su Tamer.

Si bien por unos instantes la verguenza volvió a invadir al peliazul ante el hecho de que su Digimon le reclamase cosas con tanta soltura cuando por lo que había visto de momento éste debía ser un fiel compañero, Simon espabiló rápidamente para responder la pregunta de Daiki. - Eh...¡Si! Claro que les acompañaremos... Es mejor eso que seguir vagando sin rumbo nosotros dos solos por ahí. - Dicho esto, el chiquillo no pudo evitar demorarse un poco ante la duda que le surgía por el aspecto actual de su colega. - Eres entonces muy listo ¿No? - Le preguntó por lo bajo el chiquillo al peculiar Agumon. - ¡Claro que lo soy! ¿Dudas de ellos acaso? - Replicó con notoria prepotencia el lagarto naranja en bata y sombrero. - Entonces... ¿Por que Gabumon sabe el camino a la aldea de los Koromon y tu no? - El cuestionamiento por parte del adolescente le cayó como un balde agua fría al vanidoso Hakase, quién se sintió enormemente tentado con escupirle una Baby Flame al ocurrente compañero humano que le había tocado.

Pero la potencial nueva riña entre Tamer y Digimon iba a tener que esperar, pues Daiki y Gabumon ya se encontraban en plena marcha en dirección al destino en común que ahora ambos dúos compartían. - ¡Ya vamos! ¡Ya vamos! -Repitió Simon dejando de lado al Agumon que le fulminaba con la mirada para en los minutos siguientes dedicarse a una marcha continua que para bien o para mal en este tiempo en estas planicies del Digimon ambos se habían acostumbrado a hacer. - ¿Eh? ¿Este es el...lugar? - Pero ver una aldea en una condición de destrucción casi total era algo decepcionante. Pero poco tiempo tuvieron para lamentarse por tal desolador escenario. Pues un nuevo ataque, obviamente proveniente de un nuevo Digimon hostil, hizo que Simon tumbara velozmente a Agumon para ponerse ambos cuerpo a tierra y así evitar el alcance mortal de aquellos tentáculos coronados con puntas como lanzas. - ¡Ah! ¡Es Chrysalimon! ¡De nivel Adulto! - Gritó Hakase al identificar al ataque, mismo que se encontraba ya en plena carrera salvaje en dirección hacía ellos una vez comprobó que no le había atinado a ninguno.

El dúo de Tamer y Digimon no tuvieron mucho tiempo para horrorizarse por el nuevo nivel de enemigo que tenían que enfrentar ahora. Pues pronto un nuevo acontecimiento inesperado les dejó anonadados, pero esta vez mas positivamente. - A... a digievolucionado otra vez... - Hakase no podía salir del asombro. Contemplando al Garurumon en que el otrora Gabumon se había convertido sin poder dar crédito a haber contemplando tan rápido su pasaje hasta el nivel adulto. Pero por otro lado, Simon no sentía gran incertidumbre sino que pronto le invadió una gran sensacion de entusiasmo ante el milagro que acababa de contemplar. - ¡Ahora es nuestro turno, Hakase! -vocifero con determinación absoluta en su ser el joven humano, al ver que el poder obtenido por la otra combinación de Tamer y Digimon había bastado para tumbar rápidamente al Chrysalimon enemigo.

Deduciendo que el aparato de aspecto un tanto similar al de Daiki podría ser la causa de tales cambios, lo sacó desde el bolsillo en el que había guardado al propio y lo esgrimió posicionandose un poco peligrosamente cerca del digimon enemigo. - ¡Ahora, Hakase! ¡Digievoluciona! - Su fe y su confianza estaban al máximo posible, ahora es cuando debía ocurrir aquel milagro. Pero nada. No hubo cambio alguno por parte de su compañero Digimon, mientras que el Chrysalimon ya se encontraba recuperado del último ataque recibido. - Ay... No... - Notando que su Tamer había quedado petrificado de la mortal decepción, Hakase brinco desesperadamente en dirección a Simon. Logrando tumbarlo a tiempo como para evitar la estacada por parte de un tentáculo del Chrysalimon. - Eso fue... increíblemente estúpido de tu parte ¿Lo sabes? - Le reprochó el lagarto anaranjado al chiquillo, instandole a avanzar cuerpo a tierra para evitar otro ataque.