壁 (Muros) [Priv: Lena Stevens]

por Roku Ginshô Jue Oct 12, 2017 5:40 pm

Asistiendo al hogar de un anónimo, el aparato de televisión, encendido, transmitía una noticia que no podía dejar a nadie, independientemente de su identidad, credo o pensamiento, indiferente. Manifestaciones, pancartas, gritos, protestas... Una marea viviente intentando hacerse oír, aplacada por barricadas y amenazas. Quedas ante el bloqueo, transmitían un mensaje firme, pero en caso de que intentaran cruzar o actuaran contra la población, los cuerpos de seguridad se implicaban, acabando con la amenaza de esta acción. Lo que intentaba ser una reivindicación de intenciones finalizó con un más que violento clímax.

"Tras los sucesos ocurridos en una de sus instalaciones, varios habitantes del ME intentaron independizarse, escapar del sistema Prime y adscribirse a una nueva sociedad. El atentado RK y los rumores del Imperio y su alianza con los emisarios del Caos, pese a estar actualmente en trámites de resolución, no ha tranquilizado a parte del colectivo, y esta movilización a ciudad Central ha generado una serie de desajustes sin solución aparente."

Con estas declaraciones, todos podían sentir el derrotismo y desesperación de esos parias buscando un nuevo hogar, y el rechazo que despertaban en otros que, por miedo a las represalias, buscaban deshacerse de estos. Mas en estos primeros momentos, nadie podía saber cómo acabaría el problema. La televisión se apagó. Garantizar la seguridad de la ciudad, o ayudar a los exiliados. Dos bandos, ambos con sus motivaciones y miedos. Y ninguna solución a esta crisis.

por **Lena Stevens** Jue Oct 12, 2017 10:58 pm

La fabulosa Lena Stevens se encontraba caminando por la Ciudad Central junto a su no tan fabuloso compañero, Mamemon. Era la primera vez de ambos en esta zona del Digimundo, así que no tenían idea de qué esperar, aunque parecía ser una ciudad comun y corriente, como la encontrarías en el mundo humano, solo que poblada por Digimon. -No puedo creerlo, vengo a otro mundo mundo y me encuentro lo mismo que en casa! Siento que venir aquí fue completamente innecesario- Se quejaba la tamer. -Oh, vamos, no esta tan mal! Al menos en este mundo no hay problemas como crimen, racismo, pobreza en exceso y todas esas bobadas que sólo los humanos tienen- Respondió Mamemon. Enseguida, pudo verse una marcha pasar a su lado. Eran digimon parecidos a Mamemon, pero no tanto, así que probablemente fuesen del mismo tipo que él. Lena, con su maravilloso conocimiento sobre los Digimon y el Digimundo, no tenía ni idea de qué estaba ocurriendo, pero las pancartas claramente demostraban una problemática racista. Lena miró a Mamemon, claramente fastidiada, y dijo -Oh, vamos! Me estas diciendo que esto no es un problema de racismo!? Que era eso de que esas cosas solo eran humanas?-
-Oh, vamos Lena...- Mamemon iba a hablar, pero Lena lo interrumpió.
-Oh, vamos nada! Este MUNDO acaba de llevarte la contraria en 0,5 segundos!- Continuó quejándose Lena. -Humana 1, Máquina 0!- Dijo orgullosa de su victoria en el debate.

-WOWOWOWOWO! Maldita Racista! No puedes usar la palabra con M así como así!- Dijo un Monochromon ofendido que por algún motivo estaba metido en la protesta de los Digimon máquina. -Cual? Máquina?- Preguntó Lena confundida. -Oh! Lo dijiste otra vez! Maldita humana racista!- Se quejó otra vez el Digimon dinosaurio. -Que? Yo no soy racista! Mi amigo aquí también es un digimon máq... Metáli... Oh, olvídalo, no saltaré con eso.- Se hartó Lena, a punto de saltar con la excusa de que no es racista más vieja del libro. -Pero tu eres un dinosaurio!- Señaló la tamer.
-Como!? Discúlpeme, pero soy un Digimon Transmáquina! ... Aún me falta un poco para ser MetalTyranomon, pero estoy en transición!- Dijo el Monochromon. Lena, al oír eso, otra vez vió a Mamemon, quien entendió enseguida que con esa mirada estaba diciendo que este lugar era básicamente igual al mundo humano.

por Roku Ginshô Vie Oct 13, 2017 2:32 am

La manifestación seguía, presentándose con gritos de reivindicación, queriendo ser escuchados por una mayoría que hacía oídos sordos. Así lo indicaban las ventanas que se cerraban, las persianas que tintineaban y la gente que se apartaba, buscando salir de esa amalgama gritona. Aunque estaban en el barrio de las máquinas, no todas eran iguales. Los que habían crecido en la ciudad, desarrollándose como digis mecánicos, sin relación alguna con el ME, sentían ese lugar como su patria, el lugar donde podían relacionarse con otros de su mismo talle. En cambio, no compartían este sentimiento con sus nuevos (y forzados) vecinos, ya que estos, alterados por el proceso de fabricación, estaban manufacturados bajo directrices prime. No era lo mismo nacer así, que crecer así.

-¡Les avisamos que la manifestación debe ser disuelta! ¡Desalojen la vía pública y acudan a los puntos designados para la protesta!-un agente de la ley, cono en mano, indicaba esta normativa- ¡No nos hagan recurrir a la fuerza!
-¡Cisevolutivos de mierda! -gritó un radical, arrojando una botella que, con paño en llamas, reventó en el pecho del organismo legal- ¡¿A quién os habéis vendido esta vez?!
-Suficiente -indicando con la mano, sus tropas se colocaron- ¡Fuego!

Y empezó el fusilamiento. En realidad, disparaban pelotas de goma, inofensivas al rebotar en la piel curtida de los digimons, ya fuera esta de acero, plástico o piel sintética. Era más el ruido y la sorpresa de sentirse impactado que una molestia, claro que esto solo era aplicable a los rasgos físicos de estos digimons. De hacer un humano en el grupo, sentiría lo que todo manifestante: la violencia inherente al sistema.

por **Lena Stevens** Vie Oct 13, 2017 5:10 pm

-Demonios, Mamemon! Todo esto es tu culpa!- Se quejó la tamer. -Y por qué no me dijiste que Máqu... La palabra con M es racista!?- Lena no se encontraba furiosa, sino que más bien frustrada ante la situación. No importa el mundo, cualquiera se sentiría así al quedar en medio de una protesta. -... De todos modos...- Lena miró curiosa la situación, pensando en algo.
-Si, Lena?- Preguntó su Digimon.
-Éste es un ambiente más que propicio para usar al Proyecto L- Opinó, hablando de un proyecto personal que había comenzado hace no mucho tiempo.
-Pues... Creo que tienes razón, pero aún no esta completa, verdad?- Comentó Mamemon sobre el proyecto, refiriéndose a tal en femenino.
-Correcto. Aún no me siento... cómoda con nuestra misión. No me he sentido con ánimos de completarla- Dijo Lena, con un tono de voz melancólico.
-... Estás... Disfrutando de este mundo, verdad?- Preguntó Mamemon con cuidado, ya que no sabría cómo reaccionaría su tamer ante tal pregunta. Lena lo miró, pero evitó responder la pregunta. -El Proyecto L apenas puede manifestarse físicamente y aún no puede dar una conversación fluída y natural. Responderá cinco veces a una pregunta con oraciones genéricas antes de poder comprenderla y dar una respuesta correcta-

Mientras conversaban, la marcha se tornaba más violenta, y finalmente empezó una represión que usaba pelotas como munición. Una le dió a Lena en la mejilla y ella la tomó en su mano y la estrujó. -... Con ésto quieren reprimir?- Se preguntó a sí misma, notando lo blando de ésta.-De todos modos, creo que deberíamos movernos de aquí- Dijo Mamemon, a lo que Lena asintió con la cabeza y se dirigieron a un callejón a un costado de la calle, entre dos edificios, que se encontraba vacío, pero desde el cual podía verse la protesta.

por Roku Ginshô Vie Oct 13, 2017 7:00 pm

Por la andanada de aviso, lejos de calmarse los ánimos, se avivaron las hostilidades. A medida que las inofensivas pelotas rebotaban contra los blindajes y corazas, los indignados y refugiados cargaron contra las fuerzas del orden, gritando varios lemas en rima que eran tan fácilmente olvidables que a día de hoy nadie sabría citarlos. Lo que se supone era una manifestación para dar constancia de su precaria situación y descontento general estaba por transformarse en un altercado de tintes políticos, una verdadera masacre nacida del miedo y frustración. Quien impidió esta crisis, no obstante, distaba mucho de ser un héroe, y lejos de querer apoyar a uno de los dos bandos, sin entender a qué venía tanta ira y rabia, se limitaba a cumplir órdenes: “No dejes que se maten”.

-¡Hola!

De los cielos cayó una blanca pelota gigante, que al primer bote adoptó la forma de un osito de nieve, con la pierna estirada y los brazos abiertos, acompañados de una amplia sonrisa. Durante unos segundos todos se detuvieron, estupefactos por lo incoherente de la interrupción. Pero eso daba igual, ya que al poco regresaron a su estampida. El oso sonrió más, y con un gesto acompañado de una patada al suelo se fundió por este, creando una pista de hielo improvisada que provocó caídas, tropiezos y demás. Los más ágiles se vieron vencidos por las pelotas de goma antes disparadas. Todo era un caos de cómicos golpes, al más puro estilo toon.

-¡¡Así me gusta, que bailéis!!

El oso se materializó por la turba, jugando a empujarlos por la pista y que se dirigieran a la zona donde la manifestación sí sería legal.

por **Lena Stevens** Dom Oct 15, 2017 10:58 pm

La situación se había tornado complicada, y ahora la represión tomó un tono cruel cuando un pequeño oso congeló el piso. Lena, que usaba tacones altos, no podía mantenerse de pié, por lo que Mamemon la sostuvo y luego dió un puñetazo al suelo, rompiendo el hielo a su alrededor, deshaciéndose de él. Ahora que Lena podía ponerse de pié sin dificultades otra vez, pudo opinar de la situación. -... What a dick- Pensó en voz alta sobre el oso y su actitud tan alegre al hacer resbalar a los Digimon máquina. Por otro lado, Mamemon se encontraba furioso al verlo, y cerraba con fuerza sus puños. -Lena, hazme digievolucionar!- Le pidió a su tamer. -Ara?- Lo miró curiosa.
-Que me hagas digievolucionar!- Repitió Mamemon visiblemente furioso.
-No- Dijo Lena, negando la petición de su Digimon.
-No!? No me permitirás acabar con ese idiota de ahí!?- Protestó Mamemon.
-Aunque no te guste, esta situación no nos incumbe. Recuerda que nuestra presencia en este mundo es a modo de observadores. No debemos cometer ninguna locura de éstas características- Explicó la tamer completamente seria, aunque tranquila. La situación le molestaba, pero podía conservar la calma y reservarse sus impulsos.
-Esta bien! Como quieras! Iré de todos modos!- Dijo el Digimon, que empezó a correr hacia la salida del callejón.
-Mamemon, detente- Le ordenó Lena a su Digimon, quien se detuvo de pronto y quedó completamente quieto en el lugar, como si jamás hubiese empezado a correr.

-... Qué!?- Mamemon no podía comprender lo que le estaba sucediendo. Su cuerpo no respondía a su voluntad. -Regresa- Ordenó nuevamente la Tamer, y su Digimon caminó tranquilamente hacia ella, aunque con una clara expresión de pánico. -... Q-Qué es esto!?- Preguntó Mamemon, cuyo tono de voz se notaba cada vez más horrorizado. Finalmente, cuando volvió hacia ella, se quedó quieto y pudo retomar algo de control sobre sí mismo, aunque de pronto se sintió débil como para poder volver a correr. -Te advertí de las modificaciones que hice en tu código. No quise tener que hacer uso de ellas, pero no me dejaste otra opción- Se lamentó Lena, aunque su tono de voz no había cambiado en todo este tiempo.
-A-Así que era ésto, verdad!? ... C-Como pudiste!?- Se quejó Mamemon, furioso con su tamer. -Cómo pudíste!?-
Lena lo miró seriamente, y dió una última orden. -Silencio-
-No, no me harás calla... Ca... N-no me har-raaaaaaaagghh... AAAAAGH!!- Intentó discutir Mamemon, pero un fuerte zumbido empezó a oírse en su cabeza, que le provocó una jaqueca que se hacía cada vez más fuerte mientras más luchase contra la orden de Lena. Luego de un último grito de dolor, quedó completamente mudo, temblando en el piso.

-... Hubieron muchas alteraciones a tu código para impedir que actuases contra mis intereses o hablases de más.
Cuando te calmes, recuperarás control sobre tí mismo y será como si esto jamás hubiese pasado.- Explicó la tamer, y tras 5 minutos, Mamemon pudo ponerse de pié, dejando de temblar, y completamente calmo. -... Qué debemos hacer entonces, Lena?- Preguntó el digimon, volviendo a hablar sobre la situación que se presentaba frente a ellos. No había olvidado lo que acababa de suceder, pero era como si no pudiese enojarse con su tamer. De pronto, no sentía enojo. -Esperar, y observar cómo se desarrolla la situación- respondió la humana.

por Roku Ginshô Mar Oct 17, 2017 7:04 pm

-¡¡Pero será hijo de...!! -gritaban varios digimons armados con bloques de plástico- ¡¡Fascista, represor!! -a Sven esas palabras no le provocaban efecto alguno, pues no sabía qué significaban- ¡¡Eres un bastardo!!
-¡¡Solo queremos un hogar!! -protestaba una muñeca de felpa, abrazada a un peluche de osito abeja que lloraba, por impotencia- ¡¿Tanto pedimos?! -él seguía sin entender la situación, cumplía órdenes sin valorar el peso de sus actos- ¡Sois unos monstruos! -eso sí le dolió, mas tenía órdenes de no atacar- ¡Sois todos unos monstruos sin corazón!
-¡¿Acaso no somos todos iguales?! -un gigantesco oso de felpa luchaba por incorporarse, aunque la ausencia de garras impedía este intento- ¡Somos digimons, por el amor de Yggdrassil! ¡Todos somos digimons!

Sven empezaba a pensar. Y no le gustaba hacerlo. Para él, todos eran “personas”, ni se fijaba en diferenciar humano de monstruo, diferenciando a los seres capaces de evolucionar del insulto que alude a una ausencia total de moral, civismo o piedad. Que pensaran que era un digimon no le importaba, lo asumía al no revertir nunca a su blanda forma humana, pero cuando le decían monstruo, dudando de que sentía... “Algo” le oprimía el corazón, y no entendía muy bien por qué. Se limitó a cumplir su tarea, resurgiendo del hielo como una masa de nieve que, empujando a los digimons, los conducía a la plaza donde su manifestación sería legal.

-¡¡Ay!!

Eso dolió de verdad. Bueno, no era cierto. Alguien había golpeado el hielo, y al partirlo, Sven experimentaba como si le hubiesen dado un empujón. Su queja era exagerada, un intento de simular que, si su cara manifestaba dolor, era por el golpe y no por sus dudas. Localizó al causante, y o siguió con la vista. Era fácil por su llamativa forma: una brillante esfera metálica con extremidades. Al alejar a todos los manifestantes, los buscó, y no es que se hubiesen ido muy lejos. Reapareció ante estos como una masa de nieve que comenzó a solidicarse en la forma del oso armado.

Amenazante, colocó sus manos sobre las caderas e intentó parecer más grande, transmitir autoridad. El intentó se prestaba al fallo, pues aparte de la armadura que portaba, la sensación que transmitía era más cómica o adorable que violenta, pues no dejaba dejaba de ser un osito de metro y medio regordete. Sin atender a lo que manifestaba, los consideraba prófugos del ME que debían ir al lugar designado, claro que no sabía si una canica contaba como máquina pese al metálico aspecto, y la chica que estaba a su lado no parecía tampoco un robot.

-...¿Sois ciborgs? -dijo, examinando con la mirada- Veamos, tengo la lista -de su cuerpo sustrajo una lista plastificada con los seres que debía movilizar: robots, juguetes, marionetas...-Tú eres una canica, pero tú... ¿Una muñeca?

Dijo al tiempo que saltaba sobre la esfera viviente, y con la mano empezó a palpar la mejilla de Lena. De ser un androide o una muñeca de trapo, no desprendería calor. Los dedos de Sven se apelmazaban, empezando a fundirse. Descartaba esto su duda, y retiró los dedos, que volvían a endurecerse. Luego, se sentó sobre esa cabeza gigante, ya que tenía la duda:

-¿Qué sois?

por **Lena Stevens** Mar Oct 17, 2017 10:30 pm

Mientras veía desarrollarse la situación, Lena no podía evitar demostrar su disgusto ante ésta. -Supongo que al menos la mitad de esa gente merece lo que pide, no? ... Luego están los activistas estúpidos que sólo agitan porque se creen superhellou- Opinó. Al menos Mamemon ya se encontraba tranquilo, así que no tenía que preocuparse de que todo se fuese de control. De pronto, el oso que había ocasionado todos los problemas en la protesta se apareció frente a ellos. Al parecer, intentaba determinar si ambos eran máquinas o si eran... cual sea que fuese la otra alternativa. Su dedo se derritió al tocar a Lena, por lo que entendió que al menos ella no lo era, y marcó que Mamemon era una canica. Mamemon se vio molesto ante esa calificación, pero Lena rió y le siguió el juego, interrumpiéndolo antes de que pudiese defenderse. -Sí, es una canica. Una canica con brazos y piernas, así que no rueda muy bien que digamos- Bromeó.

Luego, el oso le preguntó qué era ella, a lo que también respondió bromeando. -Soy una koala. No te culpo por no adivinarlo a simple vista. Soy una variedad de koala muy rara. Una Koala Mexicana del sur de Sri Lanka. Estamos en peligro de extinción, así que no somos muchos que digamos- Dijo, estando en el fondo sorprendida de que un digimon que se encargase de calmar protestas y actuase como una suerte de policía no supiese identificar a una humana a simple vista. -La pregunta aquí sería qué eres tu- Le cuestionó al extraño oso. -Y también qué está pasando aquí- Agregó.

por Roku Ginshô Mar Oct 17, 2017 10:52 pm

Sven intentaba comprender lo que le decían, más allá de los términos desconocidos de los que se hizo uso, como “mexicana”, “sri lanka”o “extinción”. En su cabeza imaginaba un koala, que para él eran como peluches vivos que viven durmiendo y comen eucalipto. El eucalipto es una cosa verde con la que se hace pasta de dientes y chicles que saben mal. No le gusta el eucalipto, y por tanto, no le gustaban los koalas. Aunque ahora que lo pensaba, si los koalas acababan con el eucalipto del mundo, siendo este su enemigo, ¡entonces eran sus amigos! ¡porque se comían esa porquería verde!

-Ah, así que un koala -buscaba las orejas, la cola, o algo identificativo; ni el pelo se le hacía “de koala”, no le sonaban la existencia de koalas rubios-. ¿Los koalas pueden disfrazarse de persona? Como, como...-lo primero que le sonaba eran los humanos que se disfrazan de digis, pero quería decir otro ejemplo- Cómo era, piensa -se llevó las manos a la cabeza, recordando cuando Azazel le contaba historias cuando no podía dormir- ¡¡Tanukis!! ¡¡Kitsunes!! Son animales japoneses que PUEDEN disfrazarse de persona.

En realidad, nunca le pedía estas narraciones a Roku, pero este, pensando que era didáctico para un niño como él, leía en voz alta por las noches, y aunque Sven fingía dormir, escuchaba. Estos cambiaformas eran traviesos, jugando con los viajeros y haciendo timos y engaños inofensivos. Al menos, en las historias destinadas a un público pueril. Sven cambió rápidamente la expresión de su cara, pasando a la defensiva. No quería que un yokai le tomara el pelo.

-¿Y has hecho esta canica tú? -ya empezaba a imaginar cosas que no eran, como que por un engaño, la “koalanuki” hizo que el digimon o persona acabara siendo esa pelota de metal- ¡¿Usaste magia?! -miró abajo, para observar al Mamemon- ¡¿Antes eras persona?! ¡Dime qué te ha hecho, señor Canica!

Igual que un niño pequeño, atendió a sus propias dudas, nacidas de la sana curiosidad, e ignoró la pregunta. Aunque más bien, fue a propósito, pues Sven no pensaba en su propia referencia. ¿Persona? ¿Digimon? ¿Animal? ¿Monstruo? Qué más daba. Él siempre iba a ser Sven, ¿no?

por **Lena Stevens** Mar Oct 24, 2017 7:01 am

Lena no podía comprender cómo es que aquella criatura podía confundirla con una youkai, pero bueno, ya que había empezado con éste juego, iba a seguirlo a ver hasta dónde podía llegar. El digimon creía, además, que Mamemon era víctima de alguna maldición que le habría hecho. Otra vez, antes de que Mamemon pudiese decir algo, Lena respondió por él. -Nonono, el no es una víctima. Es mi familiar. Las brujas tienen gatos, y las Koalas Mexicanas del sur de Sri Lanka tenemos canicas!- Explicó brevemente.

Volviendo al problema que había en la ciudad, Lena quería sacarle algo de información al osito de nieve, más solo para tener un poco de contexto sobre el asunto, pues esa información no le serviría de nada realmente. -Verás...- Empezó a hablar, aún pensando en qué decir a continuación -Buscaba embrujar este barrio pero este desorden no me gusta para nada. Cuando busco un lugar para embrujar, busco que sea silencioso, para que cuando salte y grite ''BU!'', mis víctimas se asusten, pero... Aquí hay mucho ruido, si gritase ''BU!'' nadie me oiría, y por lo tanto no asustaría a nadie, como te podrás imaginar- La joven mujer hablaba como si fuese una persona que buscaba comprar una casa. -Por eso quiero saber de qué se trata todo este escándalo. Para saber si es algo de todos los días o si solo ocurre hoy! Sino, tendré que buscar otro lugar para embrujar- Dijo, fingiendo preocupación.

por Roku Ginshô Mar Oct 24, 2017 2:28 pm

“¿Pero embrujar no era algo malo?”, se cuestionaba el león, que rascaba su cabeza pensando en lo que le estaba diciendo. Su única tarea era llevar a los manifestantes a la plaza, para que no provocaran atascos en las calles principales. De no haberlo hecho, los residentes habrían acabado uniéndose a la protesta, pero no del modo que deseaban los sin-hogar. Habría empezado una disputa similares a las del mundo humano, con la salvedad de que en el digimundo cualquier vecino puede proyectar bolas de fuego, lanzar misiles o destrozar paredes de un puñetazo. Los daños materiales y civiles serían demasiado cuando podía evitarse con esta “no-violencia”, algo nuevo para Sven, que no iba a discutir su efectividad. Quería discutir sobre la brujería.

-No puedo dejar que conviertas a la gente en CANICAS -recordó que este era su familiar, no víctima de un sortilegio-, o lo que puedas hacer. Mi misión es evitar las peleas, es decir, que se hagan daño -bajó de la canica-. Mientras no hagas algo que pueda provocar eso, yo no te voy a hacer nada.

Al poco de hablar, se volvía a escuchar los jaleos propios de la trifulca. Asentados ya en el lugar, las fuerzas del orden intentaban que no propagaran el mensaje a otras zonas de la urbe, y esto, por supuesto, rompía los intereses de la manifestación, avivando la impotencia y frustración que sentían estos exiliados. Su única opción era hacerse notar a la fuerza, y era justo eso lo que debía evitar Sven.

-Aunque prepararas el BUH del siglo, creo que ya tienen bastante miedo -dijo, con toda la tranquilidad del mundo-. ¿Tú también eres de los que han venido de fuera?

por **Lena Stevens** Dom Oct 29, 2017 1:11 am

-Tranquilo, no lastimare a nadie, serán sustos inofensivos- Le respondió la tamer al pequeño digimon. Él tenía razón en que este tipo de protestas ocurría también en el mundo humano, aunque bajo un contexto diferente. De todos modos, el resultado siempre es el mismo, y resultaba obvio que alguien acabaría causando estragos. Quizás, pensó la tamer, sería adecuado ayudar al Digimon a controlar la situación? De este modo, podrían evitar que hayan problemas y a la vez evitar que se le vaya la mano a algún miembro de las fuerzas de seguridad de la Ciudad Central. -Quieres que te ayudemos con esto? Tengo algo de experiencia para controlar muchedumbres. Solía trabajar con cosas parecidas- Preguntó la tamer, ofrenciendo su ayuda. Mamemon la miró con cierto desagrado a su idea, pero sentía curiosidad de las intenciones de su tamer. Sabía que ella no estaría proponiendo algo que sabe que le molesta sin un buen motivo.

-Lena- Dijo el Mamemon a su tamer, llamando su atención -En qué estas pensando? No me digas que te interesa la seguridad de esta ciudad- Le dijo, haciendo énfasis en que esto era poco característico en su tamer y que se desviaba de su rol como observadores. Lena suspiró y le respondió -Quizás si, quién sabe-

Mamemon realmente ya no sabía que pensar de su tamer. Ella insistía con que debían avanzar con su plan, pero parecía estar haciendo lo posible para atrasarlo. Siendo ella una persona perezosa pero que solía poner empeño en su trabajo, ésto le resultaba extraño. De todos modos, él ya tenía sus sospechas sobre las intenciones actuales de su tamer... Ella realmente quería evitar problemas en la ciudad...

... Ella se había encariñado con este mundo y sus habitantes.

por Roku Ginshô Sáb Nov 04, 2017 8:01 pm

¿Inofensivo era que no hacía pupa o que no ofendía? Sven seguía teniendo problemas para deducir el sentido de las palabras, especialmente las que tenían sufijos, prefijos y... ¿Interfijos, eran los terceros? Cómo saberlo, si esas malditas piezas se le parecían un puzzle sin solución. Ella seguía hablando, pero Sven hace tiempo que perdió el hilo, solo asentía fingiendo haber entendido claramente lo que le decía y, por supuesto, el significado de cada término utilizado.

Luego habló la bola brillante. El brillo de su cabezón era hipnótico, y el reflejo producido en su brillante piel, sumado a su esférica figura, daba lugar al mismo espectáculo que los espejos abovedados de las ferias: el Sven del otro lado era distinto al Sven real. De nuevo, se distrajo al punto de no atender qué decían, mas pasando un buen momento jugando a ver cómo cambiaba ese Sven al moverse él. Nosequé de seguridad. Un momento, ¿esa no era su tarea? Sí, ¿qué debía asegurar? Piensa, pequeño, piensa.

-¡¡GRROAAAARR!!

Ah, la plaza, cierto. Se giró y pudo divisar un gigantesco dinosaurio con armazón metálico y... ¿Vestido de maid? ¡No! ¡No podía despistarse de nuevo! ¡Tenía trabajo que hacer! La protesta se había descontrolado, y tanta ira, resentimiento y odios había generado la suficiente carga emocional para que se forzara la evolución. Al no ser la mejor forma de acceder a este poder, eran como camiones sin piloto. Debía intervenir.

El Sven-Lobo podría derribarlo por sorpresa. Un golpe en el cuello le sacaría el aire (¿los robots respiraban?) y lo dejaría en el suelo, con tiempo para atacar a otros que empezaran también a perder el control. No, sería meterse en la boca del lobo (¿estaba haciendo un juego de palabras? Bien hecho, Sven, bien hecho), necesitaba algo más duro y fuerte... Armamon, claro, pero cada vez que lo activaba, quien tomaba el control era el otro niño. Y eso no estaba bien, ese niño solo pensaba en comer y hacer daño. Con tanta gente sería un caos, y le regañarían.

¡Ya está! Solo debía usarlo, ¡pero sin perder el control! Sven saltó, con un gran salto, y en mitad del aire se convirtió en ese armatoste de metal lleno de espadas. Estiró la mano y dio un guantazo a ese gritón, usando su espada para estabilizarse, clavándola en el suelo. La caída del gigante armó cierto revuelo, e incluso se estuvieron callados unos segundos. Sven regresó, rápidamente, al Spadamon, respirando pesadamente, doliéndole todo. Era más difícil de lo que parecía permanecer en esa forma sin que el otro le molestara.

El digimon revirtió a su etapa anterior, mas la potencia del golpe, debilitándo su forma en exceso, repitió el proceso, pasando a la etapa rookie. “Así que en grande era nivel Lobo”, se decía Sven, que catalogaba los digis según sus formas: Gato era la más débil, como su Spadamon; luego venía Oso, Kumamon; el nivel Lobo sería el tercero; por último, estaba el nivel Arma. Ya quienes superaban a Armamon solo podían ser categorizados como “Demonios” o “Monstruos”. Se sorprendió ver que ahora el traje de maid, ajustado al portador, se ajustaba a la figura de lo que parecía, más por el pelaje y las orejas, a un humanoide-zorro. Le parecía raro, porque no era un robot, ¿no se supone que eran personas-robot buscando hogar? No entendía nada.

Y allí, pensando aún qué debía hacer, en ese cráter con forma de dinosaurio, los insurgentes seguían atacando a los cuerpos de seguridad, en una disputa cuya violencia se acrecentaba más y más.

por **Lena Stevens** Dom Nov 05, 2017 4:34 am

El Spadamon que tenian frente a ellos era algo... Lento. Asentía a todo con la cabeza y en cierto momento parecía como si estuviese hueco, como si su cerebro hubiese abandonado su cuerpo por unos minutos. Estaba pensando en algo? No había forma de saberlo. Lena paso su mano frente a la cara del pequeño Digimon, que ni reaccionó. Luego, se oyó un fuerte rugido y Spadamon finalmente reaccionó. Tal parece que SI estaba distraído y olvido el asunto de la protesta que, naturalmente, se había puesto violenta. Lena y Mamemon caminaron hacia allá, mientras el pequeño Digimon debatía consigo mismo qué hacer. En cuanto llegaron, Lena no pudo evitar un grito ante el terrible escenario que se encontraba frente a ellos. -OH MY GOD!- Exclamó la tamer. -THAT'S SOOOOOOOOOOO CUTE!- La tamer no podía evitar encontrar al ... A la? MetalGreymon vestida de maid super tierna. Claro, estaba ocasionando un alboroto que podía resultar con muchos heridos, pero al menos se veía bien.

-Lena! Debo detenerla?- Preguntó Mamemon, preparándose para pelear contra la MetalGreymon.
-Eso creo Mamemon, pero debes tener cuidado... Sus niveles de Moe están por encima del promedio- Respondió Lena, que de alguna forma pudo decir esa oración manteniendo una cara completamente seria.
-... Demonios Lena! No se puede luchar así!- Se quejó Mamemon por el comentario de su tamer, aunque esta vez era evidente que le dió gracia e intentaba contener su risa.

Pero, antes de que pudiesen hacer nada, una cosa gigante con armas apareció en el cielo y derrotó a la Maid Cyborg Jurásica, que se revirtió a su etapa Rookie, la cual era Renamon y mantenía su vestidito de maid. -... Así no es moe!- Se quejó Lena.
-Era más sexy como MetalGreymon!- Comentó Mamemon, a lo que Lena lo vió raro. -... Say what?-
-Soy un digimon Máquina! Me gusta que tengan MÁQUINAS- Explicó Mamemon, dejando en claro sus gustos.
-Oh... Supongo que eso tiene sentido, si-

Luego, el ... coso gigante lleno de espadas que había aparecido en el cielo se convirtió en Spadamon y cayó cerca de ellos. -Oh, ahora no te quejas de que evité que peleases con él, verdad?- Le comentó Lena a Mamemon.

por Roku Ginshô Sáb Nov 11, 2017 6:30 am

Unos intentaban avanzar, atacando; otros buscaban defenderse, resistiendo; y los menos afortunados, idealistas que pensaban en una solución dialogada, se encontraban ahora atrapados en el fuego cruzado, tumbados a ras de suelo y encomendando sus existencias a todos los dioses que conocían. Era un espectáculo lamentable, y la violencia iba a más. Cada segundo amenazaba con un nuevo digimon rindiéndose a sus impulsos y luchando por su vida, y la mayoría de estos acabaría en una forma cuyas dimensiones escaparán de lo que la ciudad puede contener.

Es el caso de aquella MetalGreymon, cuya caída no solo agrietó la calzada, sino que el hundimiento afectaba a los cimientos de los edificios aledaños. El temblor iba a más, y la amenaza del derrumbe se acrecentaba, alimentaba por los gritos y constantes ataques. Los proyectiles perdidos impactaban en estas viviendas, cuyos residentes solo querían ignorar lo que pasaba fuera, sin ser conscientes de que su pasividad podría conllevar la muerte.

Acorralado, demasiadas responsabilidades recaían sobre los hombros de Sven. Debía actuar, pero ninguna solución se afianzaba en su mente. El calor de la batalla derretiría el hielo del oso, por lo que no podría apuntalar los edificios. El lobo podría plantar batalla, sí, pero su tamaño haría que todos lo atacaran. Solo quedaba una solución, Armamon. Él podría tanto ayudar en los derrumbes como en la contienda, pues su Malkuth serviría como pilares para las fachadas y, dado que estos drenaban la luz y poder de los seres vivos cercanos, se opacarían sus violentas intenciones.

Claro que, al usarlo, perdía el control, y ya no era Sven, era... No sabía quién era, nunca pensó en darle un nombre. ¿Sería Armamon? ¿Un digimon que había conseguido desarrollar mente propia y escaparse del spirit homogéneo? La verdad, pensar en ello ahora era perder el tiempo. Tenía que usarlo, no había otro remedio. Aunque, sabiendo su límite, decidió pensar una contramedida, y así lo dispuso al ver cómo llegaba la bruja de antes y su ayudante canica.

-¡¡Tú!! ¡¡Vosotros!! -saltaba, moviendo los brazos- ¡Necesito que me ayudéis! Para parar esto, voy a convertirme en un monstruo muuuuy grande, y descontrolado. Con él pararé todo esto, pero cuando veáis que ya no se pegan -se señaló la nuca-, dejadme inconsciente golpeando aquí. Intentaré dejaros esa ruta libre, para que no tengáis problemas.

Y al terminar esta oración, comenzó a crecer, adoptando de nuevo ese monstruoso cuerpo. La gigantesca hoja se hundió en el suelo, brotando afilados cristales que golpearon los edificios, sirviendo de refuerzo y dando tiempo a la evacuación. Ambos bandos también vieron que este ataque surgía frente a ellos, en puntos aleatorios, y antes de sospechar siquiera en qué consistía esta técnica, se sintieron más débiles.

El Malkuth ya drenaba sus fuerzas, haciendo que los más débiles se desmayaran. Quienes se resistían ya notaron que algo iba mal, pero no podían dedicarse a romper estos dejando que el enemigo obtuviera ventaja. Solo había una ruta sin cristales: la marcada por la espalda de Armamon. A su sombra, ni un solo filamento, solo dos presencias, que ahora tenían la oportunidad de derribar al monstruo.

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