Re: 壁 (Muros) [Priv: Lena Stevens]

por **Lena Stevens** Lun Nov 13, 2017 7:49 am

Lena y Mamemon contemplaban cómo el pequeño Sven, que les había dado un par de indicaciones, se transformaba otra vez en esa... cosa gigante y detenía la protesta. Todos los Digimon salieron huyendo por una única vía que éste había dejado apropósito para dirigir la protesta a otro lugar y se calmasen. Una vez hecho esto, Lena miró a Mamemon -Creo que es el momento! Vamos!- Y, al decir esto, Lena hizo digievolucionar a Mamemon a MetalMamemon. Ahora, el pequeño digimon esférico era... pequeño y esférico, pero ahora estaba acorazado y armado hasta los dientes! Además, también podía volar en ésta forma, por lo que sería perfecto para llegar hasta el enorme Digimon para noquearlo.
-MetalMamemon, Emprende vuelo!- Ordenó Lena mientras se abrazaba a éste, y MetalMamemon inició su vuelo hacia la espalda del Armamon.
-Lena! Hemos llegado! Qué haremos ahora!?- Preguntó MetalMamemon una vez tras la espalda de Armamon. -Debes arrojarme hacia él! Yo daré el golpe!- Respondió Lena
-De acuerdo! Ahí vamos!- Dijo MetalMamemon, quien empezó a moverse para hamacar a Lena, hasta que tuvo suficiente impulso para que ella pudiese soltarse y llegar hasta Armamon. En el aire, Lena cargó puño con Digisoul y golpeó la nuca de Armamon. -Hyaaaa!!- Gritó, mientras daba el golpe, que provocó una pequeña onda expansiva, pero no fue nada grave. A pesar de que Lena puso toda su fuerza en éste puñetazo, apenas logró atontarlo.

Mientras Lena caía, MetalMamemon se disponía a ir a atraparla, pero Lena lo detuvo. -No! No me atrapes aún! Dispárale tu Rayo Magnético! Debe pegarse a algún edificio! Así cuando caiga, no provocará tantos daños a la ciudad!- Le gritó Lena a su Digimon.
-Ahh... Entendido!- Asintió Mamemon, quien no esperó para dispararle a Armamon también en la nuca con su cañón, disparando un rayo magnético que al impactarlo lo magnetizó, haciendo que Armamon se pegase como un imán a un resistente edificio lleno de metal en su estructura que se encontraba en la cercanía. Tras esto, voló rápidamente hacia Lena, atrapándola en el aire y aterrizando con ella en el techo de un edificio, para contemplar la situación que ahora tomaría lugar frente a ellos con el enorme Digimon.

por Roku Ginshô Lun Nov 20, 2017 5:39 pm

El impacto resonó, abollándose el metal macizo que componía el cuello de la bestia. La inconsciencia solo duró unos segundos, y aunque, cual tronco muerto, parecía que la gravedad sentenciaría su caída, esta idea no tardó en esfumarse. ¿La victoria? Una vana quimera, y es que la hoja, hundiéndose de nuevo en la tierra, estabilizó a la criatura. Su colmillos, afilados cuchillos, rechinaron, expeliendo chispas al abrirse las fauces, y un rugido, como el de espadas restallando y chocando, manifestó su rabia. Iba a atacar.

Ya rotaba su cuerpo, solo para recibir un nuevo ataque. No sentiría dolor alguno, pues su cuerpo de hierro carecía de nervios en la epidermis, mas ese ataque no pretendía dañarlo. Antes de alzar su hoja, sintió como una fuerza tiraba de él. Se resistió, sin entender qué pasaba, furioso, pero esta energía forcejeaba con él, evitando su escape. Finalmente, las cadenas invisibles vencieron, y el gigantesco coloso acabó chocando contra los andamios supervivientes a los temblores previos.

Y pese a estar así, derrotado, en su interior seguía manteniéndose una lucha interna. Sven pretendía recuperar el control, sin éxito. La frustración de ese animal interno se sobreponía a él, más furioso que nunca, buscando vengarse de esos dos que se habían atrevido a humillarle. Solo quedaba su Malkuth, quien seguía extrayendo el poder del resto de digimons. Cuando recuperase la plenitud de sus fuerzas, desmenuzaria esa prisión improvisada y, sin duda, acabaría con todos los allí presentes.

Esta venganza, sin embargo, no se llevaría a cabo. Sabiendo que este choque de intereses se originaria tarde o temprano, Roku predijo esta trifulca, y tomó las medidas necesarias para cortarla de raíz. Si aplastaba ambas fuerzas, reduciendo a cero su capacidad combativa, no les quedaría más que hablar, y exponer su situación para solventar estas penurias. La neurotoxina de SkullBaluchimon, su beast spirit, servía bien a esta pretensión.

La nociva nube se granuló, dispersándose por la atmósfera y, movida por el viento, bañó la plaza, contagiando la debilidad a todos los presentes. Sumado al efecto del Malkuth, los ánimos de la batalla no tardaron en apagarse, y el poder robado por estos cristales, que alimentaban a Armamon, quedaba mermado. Como si el sopor de una dura jornada les invadiera, algunos empezaron a dormirse, mientras que otros aún luchaban para permanecer conscientes.

-Creo que igual me pasé con la dosis -dijo el enmascarado, la identidad de Adam, el US-. Pero al menos espero haber demostrado que la violencia no es la solución -y observando a su metálico compañero inmóvil-. En unos minutos regresarás a tu forma felina, y en cuanto a usted -apuntando con su dedo a Lena, dudó unos segundos-, igual experimenta un anormal cansancio durante los próximos minutos, pero no se apure: este veneno no es letal -y casi inconscientemente, como un relámpago surcando su mente, sustrajo la tarjeta que una vez le fue entregada por una mujer rubia en un bar-. Así que ni usted ni su compañero deben tener preocupación alguna, el malestar solo será pasajero.

No iba a revelar, delante de todo el público de la plaza, la identidad de la srta. Stevens, y mucho menos, el hecho de que “Adam” la conocía, cuando el encuentro fue con Roku. Así, rápidamente guardó la tarjeta de nuevo en su sitio, como si nada hubiera pasado, y caminó por la aplacaba guerra.

por **Lena Stevens** Sáb Nov 25, 2017 8:01 pm

El gigantesco Digimon había caído, pero parecía que volvería a ponerse de pie, hasta que de pronto... Algo pasó? Ni Lena ni MetalMamemon entendieron qué había sucedido, pero el Digimon se había calmado y vuelto a su etapa mas pequeña y apapachable. -MetalMamemon, tu entiendes qué acaba de suceder?- Le preguntó la rubia a su compañero.
-Para nada- Respondió el pequeño Digimon.

Entonces, extraño hombre se acercó a ellos. Lena lo observó cuidadosamente... Él estaba enmascarado, lo que le resultaba extraño. Era la primera vez que veía a alguien así en el Digimundo, pero al parecer fue quien acababa de salvar el día, así que no iba a quejarse ni nada. Él les explicó sobre una toxina que se había dispersado en el aire, que debilitaría tanto a ella como a MetalMamemon. -Pffft... Hacerlo más débil aun? no te creo!- Le dijo Lena al hombre, refiriéndose a MetalMamemon.
El hombre no dijo mucho más, y luego no se esfumo del lugar. Lena posó su mano sobre su mentón, pensativa. -Hmm...
Esa voz... Me pareció haberla oído en otro lado... Donde... Donde...?- Pensaba la ex-detective, tratando de hacer memoria. Si ella conocía a alguien así de competente, era importante recordar quién era.
-Has llegado a alguna conclusión, Lena?- Preguntó MetalMamemon.
-Sí! No estoy segura, pero creo que tengo a un sospechoso de ser ese tipo. Creo que ya recuerdo de quién es esa voz! Creo que es alguien con quien he bebido hace un tiempo en un bar!- Explicó La rubia.
-De veras? A caso no será...?- Preguntó MetalMamemon sorprendido.
-Sí! Definitivamente es Bill de Contabilidad!- Concluyó la tamer. -Cree que puede engañarme con su máscara! Ya verá! Mañana en su oficina le dejaré una nota diciendo ''Sé quien eres!'' o algo así... Algo que suene amenazante y misterioso!-

por Roku Ginshô Dom Nov 26, 2017 7:43 pm

El Malkuth, sumado a la toxina, cumplían du labor, hermanándose en una suerte de sopor. La guerra había acabado, sin vencedores ni vencido, y aunque ya se podía respirar la paz, no dejaba de ser un miasma que, a cada suspiro, los sumía más y más en una impuesta y autoritaria enfermedad. Por supuesto, el plan de Roku, efectuado por Adam, no se reducía a que las fuerzas del orden y los insurgentes se vieran imposibilitados a confrontarse, apostando su plan a dejar el diálogo como la vía más atractiva.

-Los cristales aún siguen activos -manifestaba el US, apuntando a que estas construcciones seguían erigidas-, por lo que mi estrategia se ha visto, fruto de la suerte, reiterada...-y a continuación, comenzó a hablar más alto- ¡Si hacen el favor, en esta plaza se han reunido ambos bandos para que pueda establecerse un diálogo! -los representantes de la ciudad, presentes allí desde antes de que la violencia estallara, se prestaban en sus formas más débiles-¡No se preocupen, el efecto es pasajero, no permanente! ¡Sin embargo, para evitar que en unas horas volvamos a la casilla de inicio! Por ello, estamos aquí.

Apuntando a grandes carteles y pantallas, colocadas en fachadas y azoteas con fines publicitarios y pregoneros, se había preparado una segunda parte del plan. En estas apareció un dibujo, un ojo cuyo iris iba alternando su color en un espectáculo de luces que iba mermando la voluntad y afianzando una simple orden: “no a la violencia”. El ojo de Dracumon disponía de la habilidad para indagar en la psique y manipular los designios de esta, siempre que se cumplieran dos principios: no podían ser órdenes largas ni elocuentes, solo básicas; y por supuesto, no podía afectar a quienes poseyeran un poder superior al suyo.

De este modo, se explicaba la necesidad de que todos respiraran el veneno de SkullBaluchimon, la fase uno, mientras que esta hipnosis pacifista se convertía en la fase dos. Así, aunque finalizara el efecto de la nube tóxica, la orden implementada en sus mentes obligaría a apostar por el diálogo, impidiendo cualquier ataque por ambos bandos. El mandato duraría unos días, más que suficiente para negociar la paz. Aunque fuera abuso de poder, él no sacaba beneficio alguno de esto, destinando sus esfuerzos al bienestar de sendas partes.

-La hipnosis está siendo retransmitida por televisión. Así, los ciudadanos tampoco podrán atacar a los refugiados -explicaba esto a la humana que, por una serie de casualidades, se vio implicada en el caso-. Acompáñeme, tenemos unos minutos antes de que los líderes se presten a conversar -con la mano, la invitó a seguirle-. Fuerzas US ofrecerán víveres bienes de primera necesidad, medicinas, mantas y demás, entre los necesitados, pero usted no forma parte de esto. Hay instalaciones destinadas a los tamers, y allí estará más cómoda que aquí, ¿no cree?

por **Lena Stevens** Dom Dic 03, 2017 10:02 pm

Lena observaba todo, pensando en lo bueno que era que todo al fin se hubiese solucionado. Si, el conflicto entre ambas partes aún existía, pero ahora se resolvería entre pequeños dinosaurios y animales que apenas pueden causar daños si tratasen de irse a las manos, y no por dragones lanza-misiles ni lobos super poderosos con jets en sus espaldas. Cualquier cosa sería mejor que ese escenario, sinceramente, pero daba mucho en qué pensar. -Mamemon, te imaginas lo genial que sería un reality show de policías en el digimundo?- Le planteó Lena a su Digimon, que por culpa de la toxina había regresado a su etapa de Mamemon.
-Yo pagaría por ver eso. Imagínese ver a un Digimon policía yendo a atender un caso de violencia doméstica entre un Mummymon y una MetalSeadramon. Yo... Yo creo que tenemos una buena idea aquí entre nuestras manos!- Respondió Mamemon. Sin duda, ya habían tenido un par de ideas que podrían resultar exitosas, y poseían el dinero como para financiarlas en el mundo real, pero en el digimundo... Esa ya era otra historia. El intercambio entre Yenes o Dolares a Bits era casi inexistente, pues un 90% del Digimundo jamás visitaría el mundo humano como para poder darle un uso a la moneda humana.

Entonces, el humano que probablemente era Bill de Contabilidad los invitó a ir a una sección exclusiva para tamers donde tanto Lena como Mamemon podrían estar más cómodos. Eso realmente no decía mucho, pues cualquier lugar era más cómodo que el techo de una casa en una ciudad invadida por una nube tóxica. Lena también había recordado por unos segundos la lección que le había dado su madre en su infancia: ''Nunca confíes en un hombre enmascarado que quiera llevarte a algun lado'', pero ésto era el digimundo. Éste no destacaba por ser un lugar en donde la lógica humana de todos los días resultase efectiva, así que decidió ir con el para ver hasta donde los llevaría.

por Roku Ginshô Mar Dic 05, 2017 7:15 am

-¡Zoi Cocko il MitalMamimon! -gritaba un un Ninjamon, que correteaba de forma errática hasta colisionar con uno de los cristales- ¡Zoi un ninya! -y así, tumbado panza arriba (aunque con su esférica forma, no había panza más allá de su redondez), revirtió a una etapa anterior- ¡Zumzumzum!

Influenciado por el veneno, este era uno de los efectos secundarios. La súbita debilidad provocaba síntomas similares a los de una borrachera. No era el único que deliraba, profiriendo gritos inconexos de amenazas o declaraciones ficticias. Era un espectáculo gracioso, digno de verse por televisión, como esos programas de hipnotismo donde la gente comete actos ridículos presa de dicha técnica.

Junto con la idea de los “digipolicías digipolis”, situaciones como esta daban pie a idear la disposición de un canal televisivo destinado, precisamente, a un lado más cómico del digimundo, alejándose del aire marcial y serio dispuesto en las noticias. Disponer solo de los asuntos solemnes, orillaba el espíritu del pueblo, despertando su histeria.

Por suerte, la pesadilla psicodélica que les hacía compartirse así solo afectaba a una parte, y quienes debían negociar la paz se sobreponían a los efectos. Ya administraban suero para contrarrestar el problema a nivel mental, pero mientras unos eran asistidos, otros continuaban diciendo necedades.

-¡Yo soy el verdadero villano, tontos! ¡¡Ustedes persiguieron y atacaron a inocentes!! ¡¡Pero yo lo instigué todo!!

Ignorando las voces de estos locos, continuó paseando con la única humana y su compañero, llevándola, como prometió, a unas instalaciones, semejantes a un hostal, destinadas a ofrecer asilo temporal a los tamers. Dado que estos disponían de habilidades que escapaban de la lógica del mundo, gracias a los digivices, no se hacía extraño que dispusieran de estos lugares para facilitar su paso por este mundo.

Solo que prestaban un servicio muy básico, y no era gratis. Servían de taberna y hotel, pero los distintos servicios partían de una serie de pagos, ya fuera para disfrutar de comodidades, comidas, etc. El US corrió con los gastos, sirviendo esto como secreto agradecimiento por las copas de la última vez. Aunque lo que esperaba ahora era un trago más amargo.

-Queriendo ser franco, en unos minutos me necesitarán para mediar por ambas partes, ¿sabe? No se puede alojar a tanta gente en la ciudad sin romper los planes económicos de esta -iba preparando el terreno-. Por ello, estamos viendo a cuántos podríamos dar asilo, y en qué lugares recolocar a los necesitados, aunque para ello deban presentarse en otras etapas evolutivas -con esto, ya se oía el sonido de los Trailmons, vehículo característico del clan, que ayudaría en las siguientes horas o días a la reasignación de refugiados-. Pero hay un último punto antes de partir. Y es, por supuesto, la despedida.

Pasando a Dracumon, el digimon que permitía indagar en mentes y emociones con ese mesmerismo nacido de una simple mirada, como el vampiro del folclore centroeuropeo, inició la operación. El veneno, el paseo la charla se sumaban a una misma pretensión, generar tiempo a que sus fuerzas descendieran al punto de que la influencia de esta hipnosis tuviera garantizado su éxito.

Con una mirada, extirpó los recuerdos de aquella noche en el mundo humano, no quería que relacionase ambas identidades. Luego la indujo al sueño, y por ello se hizo necesario que todo estuviera pagado. Se hubiera sentido mal consigo mismo de dejarla allí, desmemoriada y con una desagradable deuda al despertar. Dio órdenes de que la condujeran, a ella y al digimon, al que solo indujo el pensamiento de que nada de esa pantomima se habia efectuado más allá de una tranquila negociación, a su habitación.

Dicho cuento, había terminado.

por **Lena Stevens** Vie Dic 08, 2017 9:12 pm

La genialosa Lena Stevens acompaño al misterioso enmascarado, que seguramente era Bill de Contabilidad, hacia aquel lobby donde descansaban los tamers. La tranquilidad de aquel lugar sin duda era mejor que el alboroto incoherente que ocurría afuera. Luego, el sujeto enmascarado hablo un poco sobre qué ocurriría a continuación y se despidió tras hacer algo raro. Lena no entendió qué acababa de pasar, pero era como si le faltase algo... -... Que acaba de suceder?- Se preguntó luego de que el sujeto se hubiese retirado -Me robaron la billetera?- Se dijo a sí misma, pero reviso su bolsillo y aún la tenía.

-Estás bien, Lena?- Pregunto MetalMamemon.
-... Sí... Pero algo raro acba de suceder... Mejor volvamos a casa y ya- Respondió la tamer. Luego, ambos emprendieron el camino de regreso a casa, en el cual no pasó nada realmente extraño. Al día siguiente, Lena cumplió su promesa y le dejó a Bill de Contabilidad la nota diciendo que sabía quién era en el refrigerador en Digital Inc.. Bill tan solo miró la nota confundido, se fijó a ambos lados para ver si alguien lo estaba mirando, y se fué devuelta a su oficina.

por Roku Ginshô Lun Dic 11, 2017 2:20 am

Precisamente, la genialosa Lena Stevens pudo salir del edificio, regresar a casa, y completar su diatriba hacia Bill de Contabilidad, sin que nada ni nadie se interpusiera en su camino, ni las protestas de su digimon, ni la amnesia provocada, ni mucho menos digis tales como el MetalGreymon que, minutos atrás, amenazaba con devastar gran parte de la ciudadela. Era el problema de este tipo de crisis, más allá de los recursos y la economía, de las leyes que colisionaban en un conflicto de intereses, el daño irreparable que ha afectado a los humanos desde mucho antes de la fundación de las ciudades: el terror.

La guerra contra el terror nunca acaba, siempre buscan nuevas amenazas. Los gobiernos, los medios, quieren que siga existiendo, que la gente siga teniendo medio, para moldearles a sus intereses, para que culpen a otros de todos sus problemas. ¿Y esto arreglaba algo? No, solo alarga el problema, acrecienta el odio, inicia una caza de brujas. El Chaos Empire, Digital INC, la propia Unión, y ahora, Sigrun. Usada como excusa para este éxodo, su ataque no fue algo impropio, extraño, solo una muestra más de violencia. Los digimons, en muchos aspectos, se asemejaban a las bestias, luchando por territorio, comida o simplemente, poder.

Este día supuso una excepción en este círculo. Por las calles podía verse a los ciudadanos y los exiliados, juntos, reparando los daños. Pudieron hablar, exponer sus preocupaciones e intereses, conocerse los unos a los otros. Los US solo mediaron, aportando facilidades para este conserso. Se estimaron cuántos podían alojarse en la ciudad, y cuántos deberían localizar un nuevo hogar, abriendo comunicaciones con otras zonas y familias.

¿Sería posible solucionar así todas las crisis? Si Sigrun, en su ataque al ME, podía ser perdonada, del mismo modo que el propio ME quedó absuelto en este conflicto con la Ciudad Central, ¿quién sabe? Quizás el día de mañana, Adam y Lena podrían hablar, exponer sus problemas, superarlos, sin uso de violencia.

Como en aquel recuerdo olvidado, de dos desconocidos, bebiendo sin preocupación, en un local ameno, y tranquilo.

Este epílogo constituye el primer paso, de un futuro mejor.

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