Magic, Kings and Curiosity (Priv.Irina Giorgatos)

por **Runari Wildly** Vie Feb 02, 2018 8:46 pm

Esto era una terrible idea…. ¡Pero qué demonios estaba diciendo! ¡Esta sin duda era la peor de las ideas! Debió haber visto las claras señales de que todo esto iba a terminar en un completo y absoluto desastre, pero como ingenuo solo las ignoro, pensando que jamás llegarían a este punto. Esto solo era su culpa, él era el que estaba guiando, siempre era el que guiaba de lo contrario solo terminarían metidos en problemas, pero a causa de eso ahora había aún más problemas. Debo haber evitado aquel bosque que parecía sacado de los muchos libros que leía Runari, pero no, solo se dejó engatusar por el encanto de este, colorido, brillante y encantado. Simplemente era algo que no podía evitarse, mucho menos pelear con el encanto.

Debió hacerle caso a esos viejos cuentos y rumores ¡Pero no! Tuvo que confiarse que solo eran palabrerías de digimon que buscaban atención, ahora estaba pagando el precio. Pero jamás en su vida, corrijo, jamás en todas sus vidas hubiera creído que este lugar realmente llegara a existir. Pero estaban aquí, luego de pasar casi todo el Fairy Forest, de alguna manera ilógica habían logrado llegar a la aldea de los magos.

Por primera vez en su vida el Hackmon sentía completo y absoluto miedo, no podía siquiera ver a su tamer, ya podía imaginar por si solo que tipo de cara rara estaba poniendo en estos momentos. Sin duda era un buen momento para comenzar a temer por su vida.

Le tomo todo el valor del mundo para mirar a su lado.-¿Runari?.-Para su desgracia ella ya no se encontraba a su derecha. Busco con la vista en todos lados, tan rápido como su cuello se lo permitía, para su desgracia, ella estaba peligrosamente cerca de la escoba de una Witchmon, la cual estaba a punto de agarrar.

-¡Runari no!.-La chica solo lo miro unos segundos, luego a la escoba y luego de nuevo al digimon, solo para agarrar finalmente la escoba y montarse tan rápido como pudo. Luego de eso, lo último que supo era que su tamer había ascendido varios metros directo al cielo. Esto sin duda no iba a terminar bien.

por **Irina Giorgatos** Sáb Feb 03, 2018 9:11 pm

El viaje a través del bosque había sido agotador, Irina no sabía cuántas horas llevaba caminando por aquellos parajes. Había decidido ir a pie para no abusar demasiado de los Espíritus Digitales y reservar esas fuerzas para cuando fuese necesario. Además, desde el aire se perdería muchos caminos por el denso follaje. Su objetivo era una pequeña aldea en la que habitaban digimons magos. Había oído hablar de ella en una plaza del pueblo anterior. A decir verdad resultaba todo demasiado tentador como para no acercarse a investigar. Quién sabe, tal vez en esa aldea hayan oído hablar de Witchelny y puedan ofrecerle alguna pista de cómo llegar hasta allí, Porque, hasta ahora, los rumores de ese mundo no eran más que simples cuentos para los digimons del Mundo Digital.

MedievalGallantmon se mantenía callado en la mente de Irina, pero la joven podía notar que el monarca guardaba muchas esperanzas en esa aldea. Por fin llegaron. Era un lugar precioso, con casas de madera y calles de adoquines. Los digimons que veían podían encajar perfectamente en cualquier historia de fantasía. Parecía que el lugar había sido sacado de algún libro.

- ¿Por dónde empezamos? – pensó Irina.
- Deberíamos buscar el mercado- sugirió MedievalGallantmon dentro de su mente- En ese tipo de lugares es donde se suele reunir la gente. Tendremos más posibilidades allí.

Se pusieron en camino y, puesto que no era una aldea muy grande, no tardaron mucho en encontrar una plaza con comercios a todos lados. Vieron a un Sorcerymon y un FlaWizarmon hablando entre ellos frente a un carro con libros. Seguramente estarían en mitad de una venta. Irina pensó en acercarse a ellos y preguntar pero algo le hizo detenerse.

- ¡Runari no!

Cuando Irina quiso encontrar el origen de ese grito vio a un digimon con aspecto de dragón o reptil blanco y un poco más alejada de él a una chica que se estaba elevando en una escoba voladora. En el suelo, los gritos de una furiosa Witchmon le hicieron saber a Irina que tal vez acababa de presenciar un robo.

- Esto es malo- escuchó la voz del rey.
- Seguramente las autoridades se molesten por esto- pensó.
- No, no es por eso. Esa chica corre peligro. Las escobas de las Witchmon solo las obedecen a ellas.- le informó- A no ser que tenga algún modo de controlarla, la escoba la tirará. Prepara el D-Scanner por si acaso.

Sacó su digivice por si fuese necesario intervenir. Una mala caída, y esa chica podría acabar con los huesos rotos o algo peor.

por **Runari Wildly** Lun Feb 05, 2018 10:01 pm

Apenas si llego a alcanzar a oír los gritos que daban que estaban abajo, vamos que ya había llegado unos cuantos metros hacia arriba antes de poder escuchar siquiera el muy posible regaño de parte de Haku, quizás acelerar de forma repentina a una distancia de una caída mortal no era tan malo, es decir, había una buena vista para disfrutar. Lo único malo es que el pequeño asiento de la escoba era algo incómodo, las Witchmon sin duda debían tener unos muslos fuertes para pasársela todo el día en estas escobas.

No podía seguir pensando en el asunto de las piernas de una Witchmon, ya que tuvo que agarrarse con fuerza al sentir como esta se inclinaba hacia a un lado.-¡¡U-UHWAAAA!.-Sin previo aviso solo comenzó a dar en el lugar, Runari tuvo que clavar las uñas para no salir disparada hacia cualquier sitio, estuvo así, con vueltas y gritos, hasta que la escoba finalmente paro, por suerte, Runari logro mantener su almuerzo en el estómago.-¿Ya te cansaste?.-Y canto victoria demasiado pronto, ya que la escoba comenzó a volar MUY rápido hacia los árboles. Esto sin duda le iba a dejar marca.

Ni gritar pudo, se agarró con todo lo que pudo de la escoba mientras cerraba los ojos, esperando que ninguna rama se le clavara en ellos. Aun así termino con más rasguños de los que podía contar y hojas en la boca.-¡Puaj! ¡No te desharás tan fácil de mí!.-Sin más se quitó los restos de su chaqueta destrozada, atando con este su cintura a la escoba.-¡Aguantare hasta el fin del mundo!.-Finalmente paso, había finalmente enloquecido y sí que se notaba por la expresión en su cara.

Mientras tanto en la tierra, Haku solo observaba mientras movía la cabeza siguiendo el rastro de la escoba, no tenía caso andar persiguiéndola, la escoba era más rápida, sin mencionar que Runari dejo caer el digivice apenas subió. Entonces un Wizardmon se le acerco, bastante curioso con toda la situación y el escandalo.-¿Tú la conoces?.-Pregunto el digimon mago sin quitar la vista del origen del escándalo.

-Nah, es solo una tonta.-Respondió a secas el digimon, cuando ambos tuvieron que retroceder un paso cuando la escoba paso peligrosamente cerca de ellos dos.-Diviértete yendo al hospital.

Regresando a lo importante, había que darle punto a la determinación o la terquedad de Runari para no soltarse de la escoba, ayudaba mucho que se hubiera atado a ella, más aun por no haber soltado la comida sobre aquellos que hacían apuestas sobre cuanto aguantaría, esto parecía un rodea a los cuales solía participar su padre de joven en américa.

Pero iba por buen camino, no sentiría los brazos por un par de horas, ni hablar de sus piernas, pero sin duda estaba logrando avances. Hasta que la escoba decidió darse un chapuzón y clavarse de una en un lago que no estaba muy lejos de la aldea, aunque el nado solo duro dos segundos ya que salió y volvió a ascender hacia arriba, para su desgracia, había un birdramon volando muy cerca.-¡AUN LADO!.-Definitivamente tenía mala suerte con ellas, no chocaron, pero las filosas garras del digimon ave cortaron la chaqueta, dejándola sin la atadura y que las manos de Runari se resbalaran de la escoba. Este sería un largo camino hacia el lago de ahí abajo y pensar que todo esto paso en casi un minuto, como vuela el tiempo.

por **Irina Giorgatos** Vie Feb 09, 2018 7:46 pm

Irina observaba, digivice en mano, el vuelo de la desafortunada chica. Aunque la situación pareciera muy mala no había porque pensar en negativo. No tenía por qué acabar mal ¿no? Tal vez sea capaz de controlar la escoba o de hacerla bajar lo suficiente como para saltar al suelo. Por desgracia no fue así. La escoba parecía un caballo encabritado y no sabía cuánto tiempo iba a durar su pasajera. Cuando se alejó de la aldea volando en dirección a un lago cercano ya se cansó de esperar. No iba a salir de esa por su cuenta, tendría que echarle una mano.

Rápidamente activó la cadena d datos en su mano y la pasó por el D-Scanner. Irina se envolvió en luz y al instante siguiente un dragón oriental se elevó hacia el cielo en dirección lago. Su beast spirit era la mejor opción. Cuando llegó, la vio chocar contra el ave y caer. Aceleró. Volaba bajo y lo suficientemente rápido como para que el aire moviera el agua y creara ondas. Se concentró, necesita saber el momento exacto en el que empezar a ascender y recogerla desde abajo. Si fallaba, esa chica se daría un buen chapuzón.

- ¡Ahora!- le indicó MedievalGallantmon que también estaba atento.

Ascendió, y cuando tuvo la ocasión agarró a la desafortunada jinete de escoba con las garras delanteras. Se quedó en el aire, levitando para tomar un poco de aliento tras la frenética pero corta carrera.

- Ha faltado poco ¿Se puede saber por qué subiste a esa escoba? ¿Pretendías robarla acaso?- le comentó mientras voló para aterrizar en la orilla.

Le habló con tranquilidad, no la estaba reprendiendo simplemente quería saber porque hizo lo que hizo. Simple curiosidad. No le daba la sensación de que la chica fuera una ladrona, pero Witchmon no paraba de gritar eso. Es lo que se suele hacer cuando alguien se sube a tu medio de transporte sin permiso. No se preocupó en buscar la escoba, el monarca ya le había dicho que ella misma volvería con su dueña.

por **Runari Wildly** Mar Feb 13, 2018 3:56 pm

¿Este no era el momento exacto en donde Haku venía a Salvarle el trasero? Si, estaba segura que era el momento justo, así era casi siempre….Vaya, sí que tendía a meterse en bastante problemas más seguido de lo normal, debía ser culpa de toda el azúcar que consumía durante las mañanas ¡Sí! ¡Todos sus problemas eran culpa del azúcar!

Aun así no podía evitar seguir cayendo hacia el lago, en estos momentos no le importaría tener un digimon con capacidades de vuelo, vamos que le sería bastante útil en situaciones así, aunque por suerte su mala suerte con los digimons pájaros solo actuó a medias en esta situación, como olvidar la vez que fue secuestrada por ese mismo pájaro naranja, ese sin duda había sido un día bastante loco.

¿Este no sería el mejor monto para empezar a gritar? Estaba cayendo hacia una muy posible muerte, eso era cierto, pero le dolía la garganta de tanto haber gritado antes. Posiblemente no era el mejor momento para andar pensando en esas cosas, pero su mente estaba funcionando a mil kilómetros por hora y la caída era muy larga.

Por más que le dolía la garganta no pudo evitar soltar un chillido cuando sintió que algo la sostenía evitando su caída.-Mejor tarde que nunca ¿No Haku?.-Pero cuando vio con mejor detalle las garras y se giró hacia atrás, no encontró a su dragón.-¡Tu no eres Haku!.-Grito de sorpresa, sin duda estaba demasiado acostumbrada a los rescates improvisados de su camarada.

¿Otro secuestro? No, posiblemente no, la última vez trataron de llevarla lejos, pero a diferencia de esa vez solo la bajo a la orilla del lago preguntándole el “Por qué” de sus acciones, la cual, era una muy buena pregunta.-“¿Por qué?”…La verdad no se el por qué.-La verdad muy pocas veces se preguntaba por qué hacia las cosas que hacía, así que tendría que buscar una respuesta que se aceptable.-No lo sé…No tenía intención de robarla, yo solo….¿Tenia curiosidad?.-Tratar de recordar el porqué de sus acciones del momento era más difícil de recordar de lo que se creía.-¡Ah sí! Tenía curiosidad, yo solo quería saber que se sentía.-Y al fin recordó el hilo de pensamiento que tenía en ese momento.-Quería saber si era divertido, yo solo quería saber cómo se sentía volar.-Trato de ver hacia atrás todo lo posible para ver al dragón mientras balanceaba las piernas en forma de juego.-Respóndeme ¿Cómo se siente volar?

por **Irina Giorgatos** Mar Feb 13, 2018 8:40 pm

Mientras descendía lentamente hacía la orilla escuchó su explicación. Curiosidad. Era la palabra que resumía el por qué actuó de esa manera. No la culpaba, tener curiosidad no era nada malo. Al contrario. Aunque también reconocía que subir a esa escoba había sido temerario ¿Pero quién era ella para juzgar? Su viaje había estado lleno de problemas y dificultades de todo tipo. Por no hablar de las meteduras de pata.

La joven tamer le preguntó qué se siente al volar e Irina miró hacia el cielo. ¿Qué sentía ella? Sólo aquella forma le permitía surcar los cielos y cuando accedió a ella por primera vez sintió libertad. Pero no tenía claro si aquella fue realmente su sensación o la del instinto animal del beast spirit. Su transformación fue algo caótica e incontrolable, y aun ahora era algo confuso recordar lo que hizo o si quiera lo que pensó. Sin embargo, esa sensación se mantuvo en las siguientes transformaciones.

- Me siento libre. Siento que puedo ir a donde quiera y en la dirección que quiera. Deja de existir un horizonte o una frontera – sonrió- También era algo nuevo para mí el volar.

Una vez en la orilla dejó en el suelo a su pasajera y se rodeó de datos, regresando a su forma humana.

- Me llamo Irina. Irina Giorgatos. Estaba en la aldea cuando te vi volar en la escoba- le explicó.- Por cierto ¿Quién es Haku?

Antes la confundió con ese tal Haku y sentía curiosidad por saber de quién se trataba. Irina tampoco estaba libre de curiosidad. Al principio pensó en que sería su compañero digimon, pero luego pensó en la posibilidad de que, al igual que ella, tuviera D-Scanner y que fuese algún amigo. Ya sea digimon u otro tamer.

por **Runari Wildly** Miér Feb 21, 2018 12:51 pm

Le dio lo que pidió, una respuesta, pero por alguna razón eso no le hizo sentir completamente satisfecha, debía ser porque es difícil entender algo que nunca se experimentó por cuenta propia, puede que hace tan solo unos minutos se haya encontrado en los cielos surcándolos con una escoba, pero la realidad era que solo estaba más concentrada en agarrarse de esta que en cualquier otra cosa. Por lo que sería normal no quedar del todo contenta con una respuesta sin importar si era muy explicativa o no, supuso que tendría que satisfacer su curiosidad respecto al tema con otro tipo de estrategia, quizás una un poco más alocada funcionaria.

Dejando de lado eso, sus pies finalmente habían logrado volver a tocar el suelo, lo cual sería un gran alivio para su estómago, a pesar de que sentía que no había tocado tierra aun del todo ya que su cuerpo se balanceaba de un lado al otro tratando de recuperar el equilibrio. Era como bajarse de una montaña rusa, simplemente todo seguía moviéndose.-¿Giorgatos? ¿Eres de Italia o algo así? ¿Es cierto que tienen la mejor pasta de todas haya?.-Y aquí vamos de nuevo, simplemente no podía parar su tren de pensamiento hasta que algo la distrajera de nuevo.-¡Oh! ¿Haku? Pues Haku es Haku.-Bien eso no explicaba nada en lo absoluto, vamos de nuevo.-Él es m-

¡¡¡PAFFFF!!!

Nadie puede terminar una frase cuando es arrollada por un Hackmon del tamaño de un pastor alemán. Claramente él había venido corriendo hacia ella siguiendo la escoba y ni siquiera se molestó en frenar, llevándose a la chica por delante sin mucho esfuerzo y dejándola sentada en el piso.-¿¡Que pasa contigo!?.-Antes de que Runari pudiera decir algo, ya tenía las garras del digimon en las comisuras de los labios jalándole las mejillas en direcciones opuestas.-¿¡Quien se cae sin siquiera tratar de evitar su caída!? Mejor dicho ¿¡Quien en su sano juicio monta la escoba de una Witchmon!?.-Claramente las mejillas de Runari no iban a tener sensibilidad por un tiempo.

-Heeeeelp

por **Irina Giorgatos** Vie Mar 09, 2018 8:45 pm

Irina sonrió amistosamente cuando escuchó que la confundió con alguien de Italia. ¿Su apellido confundía? Ella nunca lo habría visto de esa manera. Aunque tampoco podría estar segura del todo. Nunca había estado en Italia, no conocía como eran los apellidos allí o si el suyo se parecía a ellos.

- No soy de Italia, aunque tampoco te has ido muy lejos. Soy griega- le explicó.

Luego vino la respuesta de Haku. Lo primero no le explicaba gran cosa. A decir verdad no explicaba nada, seguía pudiendo ser cualquier cosa: tamer, digimon o hasta una mascota. Pero cuando intentó explicarle de nuevo quién era Haku un digimon dragón blanco apareció de la nada y arrolló a la joven. Por puro reflejo, Irina llevó su mano al digivice pero el pensamiento de MedievalGallantmon la detuvo. Le dijo que observara mejor y eso hizo. El digimon no estaba atacando a la desafortunada tamer o al menos, no pretendía causarle daño. La sensación que daba era la de una buena regañina. ¿Sería aquél digimon su compañero? ¿El famoso Haku?

- Con las vueltas que le dio la escoba creo que ya aprendió la lección, no creo que sea necesario ser muy duro con… ehm…- fue entonces cuando se percató que aún no sabía su nombre- ¿Cuál es tu nombre? Aún no te lo he preguntado. – pero con el digimon decidió arriesgarse, ya que parecía que se conocían- Tú debes de ser Haku ¿no?

El D-Scanner de Irina estaba en su mano derecha, no había vuelto a guardarlo desde que creyó al supuesto Haku una amenaza. Su pantalla permanecía apagada pero MedievalGallantmon escuchaba y veía lo mismo que Irina, sintiendo curiosidad por aquél dúo que había aparecido. Quiso presentarse también, pero decidió esperar a ver como avanzaba la situación y si el dragón dejaba de castigar las mejillas de su supuesta tamer.

por **Runari Wildly** Jue Mar 15, 2018 10:41 pm

Bueno, se acercó bastante, pero al fin de cuentas se había equivocado por unos cuantos kilómetros a mar de distancia, eso sin duda complicaría un poco la pregunta sobre la pasta. No tenía caso insistir con el tema, ella ya había dicho que no había visitado Italia, por lo que más tarde la cambiaria, al fin de cuentas tenía un poco de curiosidad sobre el famoso yogurt griego y por qué todos parecían querer un poco de este, vamos que no todos los días te encuentras con extranjeros provenientes de esa zona, había que preguntar todo lo posible sobre la cultura y en especial la comida.

Por supuesto que más tarde tendría que acordarse de esto, ya que en estos momentos estaba más ocupada soltando quejidos por la incomodidad al sentir como sus mejillas eran jaladas, esto sin duda le dejaría sin la capacidad de sentirlas por el resto del día, solo esperaba que eso no le impidiera comer. Para colmo el Hackmon parecía que no iba a parar en un buen rato hasta asegurarse de que Runari hubiera comprendido lo que había hecho. Así que por el bien de los cachetes de sus cachetes, opto por la opción de no poner resistencia alguna.

El digimon paro la tortura que estaba aplicando de momento, dejando a la chica con las mejillas lo más estiradas posible, pero solo porque la mujer se le había acercado para hablarles.-Sho oy Ruwali.-Claro que hablar con dos garrotas jalando sus mejillas no era cosa fácil.

Por el contrario, Haku parecía un poco perplejo de que una completa extraña se le acercara y le hablara como si nada.-Si…aunque es el que ella me dio sin preguntar. En realidad no es mi nombre.-Nunca va a aceptar que Runari le haya nombrado, eso sería como darle la victoria en el asunto, a pesar de que ya hace mucho se acostumbró a que le llamaran así.

La chica, un poco cansada de tener garras en la boca y con las mejillas ya entumecidas, llevo las manos a las patas del Hackmon para alejarlas de su cara.-Ugh eso dolió.

-Más vale que no vuelvas a hacer algo así.

-Yes Dad, a la otra no me subiré a una escoba como si nada.-Comento mientras continuaba frotando sus mejillas, aunque no parecía que se podía tomar en serio sus palabras.-A la otra me encadenare a ella antes.- Y Runari solo aprendió que si vas a montar una escoba salvaje, primero debes encadenarte.

por **Irina Giorgatos** Jue Mar 22, 2018 8:47 pm

Nunca pensó que estaba realmente a salvo en ese mundo, pero tenía la esperanza de poder encontrar a su rey antes de que aquellos traidores la encontraran a ella. Por desgracia, Sanzomon no pensó en que destinarían tantos esfuerzos en su búsqueda, al fin y al cabo solo era sacerdotisa y astrónoma, no tenía ninguna habilidad para el combate. Aquellos que se atrevieron a alzar su espada contra el buen rey sabían que si Sanzomon lograba su objetivo, se uniría a su causa y lo que menos querían era que MedievalGallantmon y la humana que él había elegido, consiguieran aliados.

- Nos has causado muchos problemas - Un Mistymon terminaba de atar de manos y pies a la desafortunada sacerdotisa- Tú y ese miserable paladín.

Una solitaria lágrima resbaló por su mejilla mientras aquél traidor la amordazaba con una tela para que no gritara durante el transporte. Gracias a uno de los paladines, que aún era leal al verdadero rey, ella pudo escapar de las celdas y huir de palacio hacia ese mundo. Por desgracia, su salvador se quedó atrás para protegerla y seguramente fue capturado. Quién sabe por todo lo que estará pasando ahora. Mistymon no fue el único a quien enviaron, un Sorcerimon le había seguido desde Witchelny para apoyar al guerrero.

- El baúl ya está listo- informó mientras abría la tapa de un baúl de madera- Ponla dentro y marchémonos de aquí.

Se encontraban a las afueras de aquél pueblo pero aún así, llamarían mucho la atención llevando a Sanzomon como un saco. Era mejor ocultarla y fingir que eran comerciantes viajando con su mercancía. Metieron a la digimon dentro y cerraron el baúl con un cerrojo para que no pudiera salir.

- Y más te vale estar en silencio durante el trayecto- amenazó Mistymon dando una patada al baúl- O te aseguro que lo pasarás muy mal en tu nueva celda.

La sacerdotisa lloró en silencio, estaba aterrada. No sabía que iba a ser de ella una vez volviese a Witchelny pero sabía que no sería nada bueno, quien lideró el asesinato del rey no iba a estar muy contento con su huida.

- ¿Majestad, dónde estáis? – se lamentaba en sus pensamientos.

…

- Pues encantada de conocerte. Ya me he presentado antes a tu compañera pero me llamo Irina. Vi como ¿Runari? – intentó adivinar la curiosa forma de hablar de antes- salía volando con la escoba y quise ayudar.

De repente, la pantalla del D-Scanner se encendió y un digimon con una armadura similar a la de Gallantmon, pero más elaborada, apareció en ella. Irina lo notó y observó el digivice sorprendida, ya que pensaba que preferiría quedarse al margen, pero estaba equivocada.

- Espero que podáis perdonar mi mala educación por permanecer en silencio- se disculpó el digimon desde la pantalla- Perdí la costumbre tras tanto tiempo en el que sólo Irina escuchaba mi voz. Soy su Espíritu Digital, es un placer conoceros.

MedievalGallantmon se sintió bien hablando por sí mismo, aunque no estuviese allí físicamente. Tardó mucho en poder recuperar poder suficiente para no depender de Irina como mediadora, y aun así no solía hablar mucho, al menos hasta ver si quienes tenían delante eran de fiar o no. Tras haber sido traicionado y asesinado por los suyos, se tomaba más precauciones. De todos modos, aquél dúo no le pareció que fuesen malas personas por lo que decidió ser amistoso con ellos.

…

Dos digimons cargando un cofre de madera caminaban por un sendero que pasaba por la orilla del lago. Era la ruta más corta hasta el punto de encuentro desde donde regresarían a Witchelny, ellos no sabían cómo regresar pero confiaban en que al llegar a ese punto con Sanzomon alguien les llevase. La caminata les llevaría bastantes horas y ya se habían topado con un importante obstáculo. Más hacia adelante, por el camino que ellos debían seguir, había un grupo de dos humanas y un digimon blanco. Reconocieron a una de ellas por las informaciones que les llegaban a Witchelny: Irina, aquella que portaba el espíritu del rey. Sin pretenderlo estaban acercando a Sanzomon al monarca pero aún tenían la ventaja. Sanzomon no podía ver nada dentro del cofre y de todos modos ella no conocía a Irina ni su relación con el monarca, por otro lado ni Irina ni MedievalGallantmon podrían reconocerles a ellos dos y menos con un pueblo donde viven digimons similares a pocos metros. Solo debían seguir con el plan, fingir ser mercaderes que salen del pueblo tras una dura jornada de trabajo.

Con todo esto en mente se acercaron para pasar al lado, aparentando toda la naturalidad que podían.

por **Runari Wildly** Jue Mar 29, 2018 9:16 pm

Haku había tenido razón respecto al presentimiento que había tenido antes, este sin duda será un día realmente largo, vamos había tenido ese mal presentimiento desde que llego al pueblo, era como un maldito cosquilleo que le advertía que su compañera y hasta ahora nunca había fallado. El problema era que estaba teniendo el mismo exacto mal presentimiento ahora, no es que desconfiara de la humana, pero en su experiencia siempre se Runari encontraba con otro humano en el mundo digital, la cosa siempre terminaba por descontrolarse tan rápido, que nunca podía hacer nada para evitar el desastre y ahora, solo deseaba que ella tuviera una correa en estos momentos.

Y ese mal presentimiento aumento cuando apareció la voz del digivice de la mujer, ya que Runari no tardo en comenzar a dar vueltas rápidas alrededor de ella mientras miraba el digivice.-¿Desde cuándo estas ahí?, ¿Te atraparon ahí? Si es así, ¿Cómo? ¿Cuándo?, ¿Es como las P*keballs? ¿Es apretado ahí dentro o es espacioso? ¿Todos los digivices hacen eso?.-Pregunto de forma acelerada, mientras el digimon solo opto por apartarse y solo observar cómo se formaba el tornado para luego ver como se descontrolaba.

-No más azúcar en el desayuno.-Comento el digimon mientras dejaba que Runari sea Runari.

Si bien quitar la atención de encima de la chica no era cosa fácil, de alguna forma el Hackmon se las de alguna forma para notar al par que se acercaban con un cofre de madera, es raro que pasen comerciantes carca de un lago, es como pedir ser emboscados por un ataque desde el agua, posiblemente eran principiantes.

Antes de poderse dar cuenta, la chica castaña ya no estaba dando vueltas alrededor de Irina, no, apenas si giro la cabeza para ver Runari se había acercado al par, aunque en este punto Haku podía adivinar que las intenciones de la chica no eran otras más que obtener el sombrero del Sorcerymon, cosa que, no terminaría bien.

por **Irina Giorgatos** Mar Abr 24, 2018 5:21 pm

Irina intentaba poner en orden las preguntas que Runari le hacía, pero no sabía ni por dónde empezar e incluso llego a encontrarse con la situación de no saber qué le estaba preguntando en varias. Medieval, aún igual de confundido, si captó lo suficiente como para poder darle una explicación sencilla.

- Sólo el D-Scanner hace esto, pero aún así no todos los Espíritus Digitales nos comportamos de la misma manera. Para que se pueda entender, yo sería el equivalente a tu Hackmon, sólo que yo soy un alma sin cuerpo, por lo que debo compartirlo con Irina – intentó explicar- Ella puede convertirse en los fragmentos de mi alma, el equivalente a la línea evolutiva de tu digimon que…

Antes de poder terminar aquella explicación, Runari desapareció. Casi literalmente. Estaba dando vueltas hace unos escasos instantes, pero en un parpadeo ya no estaba. Aquella tamer que parecía atraer el peligro, o ir directamente hacia él, se acercó a quienes parecían ser unos comerciantes que pasaban por la zona y cargaban un baúl de madera. MedievalGallantmon desapareció de la pantalla, aún estaba conociendo a Runari y Haku así que no le apetecía darse a conocer a más desconocidos.

Irina sólo pudo observar como Runari le quitaba el sombrero a Sorcerymon, y preguntarse si aquello era normal en ella, si realmente se metía tanto en problemas. Se acercó un poco, le había quitado el sombrero pero realmente tampoco era meterse tanto en problemas. Sólo con disculparse con los mercaderes sería suficiente. Estaba siendo demasiado optimista. Justo al llegar, el Sorcerymon, queriendo recuperar su preciado sombrero, soltó sin avisar su extremo del baúl para arrebatárselo. Ese lado cayó y se pudo escuchar un quejido desde su interior. Eso puso en alerta a Irina. ¿Qué clase de mercancía puede emitir sonidos, sentir dolor con un golpe? Estaba claro, llevaban a alguien dentro. Seguramente de manera ilegal, de lo contrario no lo habrían metido ahí. A MedievalGallantmon ese quejido lo había alterado y se encontraba inquieto.

Recordó una vez en el observatorio de palacio, alguien intentó alcanzar un libro en una estantería alta, pero lo sujetó mal y le cayó encima. El quejido que había escuchado ahora era tan similar. ¿Era posible que…?

- Irina, hay que ayudar a quien sea que esté ahí dentro. Dudo que sean mercaderes si llevan a alguien atrapado- le dijo el rey directamente a su mente- Y deja que me encargue yo de esto.
- ¿Por qué razón? –le preguntó de igual manera- Seguro que podría con ellos.
- Tengo una corazonada, y si son quienes creo que son…-el tono de MedievalGallantmon se volvió algo más sombrío ante esa posibilidad-… ya es personal.

Mistymon gritaba a su compañero para que se olvidara del sombrero y siguieran su camino. Demasiada prisa tenían como para ser dos mercaderes sin nada que ocultar. MedievalGallantmon era demasiado calmado y se pensaba bien las cosas antes de actuar, como para arriesgarse inútilmente. Si él tenía una corazonada había altas posibilidades de que fuera así. No tardó en generar la cadena de datos en su mano, liberando uno de los Spirits que albergaba. Con la transformación completada, los datos se desvanecieron dejando ver a un Gaioumon que ya llevaba sus dos espadas preparadas. Este digimon no tenía los ojos azules de Irina, si no los ojos dorados o ámbar del rey, prueba de que era él quien tenía el control del cuerpo. El monarca juntó ambas espadas y formó un arco, generando una flecha oscura al tiempo que tensaba la cuerda, apuntando al Mistymon.

- ¡Empezad a confesar los dos de inmediato! – amenazó, incluso su voz era distinta a la de Irina siendo digimon, pero al dirigirse a Hackmon volvió a un tono más amable aunque preocupado- Ayudadla a salir de ahí, por favor- le pidió.

Mistymon dejó en el suelo el extremo del cofre que sujetaba y generó en su mano derecha una espada llameante. Ya no valía la pena seguir fingiendo si el rey había intervenido, tampoco les serviría huir, lo único que podían hacer era luchar. Sabían que el monarca no tenía el poder de antes, así que tenía una oportunidad de acabar con él y ser recompensado a su regreso a Witchelny.

- Todo habría sido más fácil si no hubieras aparecido, pero no importa, me aseguraré de que jamás regreses a tu tierra.

Sin siquiera pestañear, el guerrero traidor se lanzó al ataque y el rey tuvo el tiempo justo para saltar hacia atrás, evitando la estocada. Disparó su flecha pero su enemigo hizo aparecer una pequeña esfera blanca que levitaba a su alrededor, esta tomó la forma de un escudo y protegió a su dueño del proyectil.

Mientras tanto, Sanzomon amordazada y atada, golpeaba el interior del cofre intentando escapar en vano. No podía ver nada pero lo había escuchado, había escuchado la voz de su rey. Sin embargo solo podía oír ruidos de batalla. Había llegado demasiado lejos como para rendirse ahora, había visto demasiados sacrificios. Quería salir, tenía que salir.

....

Off: Todo tuyo el Sorcerymon.

por **Runari Wildly** Jue Mayo 03, 2018 10:38 pm

Era algo típico de Runari preguntar y huir, aunque no era huir del todo, era más bien distraerse con cualquier cosa brillante o que le llamara la atención. Pero al menos había logrado alcanzar a oír más de la mitad de la explicación, lo cual sin duda alguna era un verdadero logro, al menos para ella.

Haku por su parte, incluso si había perdido de vista a la chica solo por unos instantes, a este punto ya podía saber que se meterían en un gran aprieto gracias a la sobredosis de Runari y por su incapacidad propia de no poder sujetarla antes de que esta saliera disparando hacia cualquier punto, sin duda, debía mejorar sus reflejos.

Pero claro, que sin importar que pasara o que estuviera pasando, era muy claro la expresión de «¿Por qué a mí?» que tenía plasmada Haku en toda la cara. Lo más gracioso, o quizás trágico de todo esto, es que él era el que tenía que usar correa normalmente, mientras ella corría libre cual animal salvaje.

¿En qué estábamos? ¡Oh si! El sombrero, el sombrero siempre es importante. Claro que ver un sombrero de bruja y pedirle a Runari no ir por él era un acto casi imposible de realizar, al igual que detenerla. Y ahí estaba, agarrando el sombrero tan rápido que ni el mismo Sorcerimon se dio cuenta que se lo quitaron hasta que Runari se lo coloco encima, comenzando así un extraño juego de "Atrápame si puedes". En este punto cualquiera pensaría que el digimon tenía ventaja por el nivel en el que estaba, pero hablamos de una maldita adolescente hiperactiva, con 18 años recién cumplidos y sobredosis de azúcar, el pobre no tenía oportunidad alguna.

Pero cuando el baúl cayo y ese quejido se oyó, estaba muy claro lo que pasaba aquí. El Hackmon solo tomo una respiración profunda y golpeo su frente dejando escapar todo el aire.-Debí suponer....que pasaría algo así.-Ya no tenía caso fingir, todos aquí habían escuchado ese quejido y claramente la personas que acababan de conocer no iban a ignorar eso, muchos menos cuando claramente estos parecían querer lanzarse al ataque y eso paso, dejándole a él, a cargo de liberar a quien estuviera atrapado ahí dentro.

Fue la primera vez que estaba feliz de que Runari sea....Runari, ya que era un excelente factor de distracción, lo cual le permitió acercarse al baúl sin preocuparse mucho por el Sorcerimon, al menos por el momento. Miro con cuidado la cerradura del cofre, sin duda costaría romperlo, a menos que...-Si me escuchas ahí dentro, te recomiendo retroceder todo lo que puedas. -Advirtió antes de levantar su garra derecha y dar un gran corte a la madera del cobre, si la cerradura iba a ser difícil de romper, la madera, es un tema distinto.

Con las garras hizo un hueco bastante grande en el baúl, antes de meter la cabeza en este y mirar a quien se encontraba dentro. -Bien, te pondré al tanto. Se está desatando la guerra aquí, te recomiendo que corras a esconderte en lo que yo voy a asegurarme que mi compañera continúe con vida ¿Quedo claro? -De un rápido corte la libero de las ataduras para volver su atención a la distracción, es decir la chica, al parecer justo a tiempo, ya que claramente el digimon mago estaba más que harto de la humana.

-Pequeña saband-…!.-El digimon fue cortado cuando una bola de fuego le impacto por la espalda.

-¡Hey! Ni siquiera lo pienses, soy el único, de todos aquí, que tiene derecho a meterse con ella. -Bien analicemos la situación, no era muy grande a quien se enfrentaba, pero no era bueno subestimarlo, no tenía idea de sus habilidades, así que solo había una opción.-Runari, cuando quieras....de preferencia para este siglo. -Ahora debía esperar, que aquella lección de cómo usar el aparatejo ese, haya servido de algo.

-No tienes que pedirlo. -Saco el digivice de su bolsillo y casi de forma inmediata comenzó a brillar junto con el Hackmon antes de que este pasara a un gran dragón blanco. Ahora si podía comenzar la fiesta.

por **Irina Giorgatos** Lun Jul 16, 2018 9:01 pm

Sanzomon salió del cofre, ayudada por aquél pequeño dragón blanco y enseguida miró a su alrededor buscando el origen de la voz que había escuchado. No vio MedievalGallantmon, en su lugar vio a un Gaioumon peleando con uno de sus captores. ¿Podría ser él? En el fondo ella tenía el presentimiento de que era así, que allí estaba la persona que tanto había buscado y por la que tanto había sufrido. Se sintió feliz, muy feliz, pero aún no era el momento de cantar victoria. El dragón le dijo que corriera y se escondiera, antes de irse a ayudar a una humana.

- Pero no puedo…- le dijo en vano mientras se quitaba los restos de las ataduras.

Ella no quería irse, no podía abandonar a su rey, pero sabía que sus capacidades para el combate eran nulas. Se sentía inútil viendo como ambos espadachines luchaban pero se le ocurrió algo que si podía hacer. Desde una distancia relativamente segura empezó a entonar lo que parecía ser un canto o un hechizo mientras sujetaba su rosario entre sus manos con los ojos cerrados. Su rosario pareció cobrar vida con aquellas palabras, y sus cuentas se separaron y levitaron por todas partes.

- ... Mugen Danmakushin kyou – añadió al final, abriendo los ojos de nuevo.

Las cuentas ahora actuaron como proyectiles y se dirigieron hacia el Mistymon desde todas direcciones. Que no tuvo otra que olvidarse del rey para bloquearlas con la espada. ¿Desde cuándo la sacerdotisa tenía tanto poder? Prácticamente le resultaba imposible seguir las cuentas con la mirada de lo veloces que iban. El rey, aliviado al ver que Sanzomon estaba bien, sonrió. Él conocía sus habilidades y sabía que aquello no era un ataque. El rosario nunca había empezado a levitar y no había ni un solo proyectil atacando al espadachín de fuego. Era una ilusión. Sus técnicas no causaban daño físico, pero entre otras cosas podía crear ilusiones de ataques que lo único que hacían era confundir al rival. Inútil cuando se actúa en solitario pero…

Una flecha silbó en el viento y se clavó en la pierna de Mistymon hasta la mitad, haciendo que la punta y gran parte de la saeta salieran por el otro lado y haciéndole caer al suelo. Ese era el verdadero poder de esa ilusión, servir de una eficaz distracción.

- Malditos seáis… ¡Malditos seáis todos! – gritó.

Intentó levantarse pero una segunda flecha negra silbó y esta se clavó en el brazo derecho y le hizo soltar su espada. Desesperado, trató de usar la gema blanca como proyectil pero el dolor no le permitió apuntar por lo que una segunda saeta oscura destrozo su último recurso.

- Estás acabado – sentenció el rey viendo de reojo la pelea con el Sorcerymon que dejó por el momento que siguiera su curso.

por **Runari Wildly** Vie Jul 20, 2018 4:44 pm

Si esto era una fiesta, pues esta quedo completamente congelada, literalmente. Cinco segundos, no transcurrieron ni cinco segundos cuando el mago de hielo invoco varias nubes de tormenta que causaron una gran ventisca y Runari no andaba con la mejor ropa para soportando esta clase de clima, quizás debería volver la atención al digimon. Ciertamente la ventisca y la nieve no eran su elemento, era un maldito dragón con habilidades de fuego que creció en un bosque, no estaba habituado a las tormentas de nieve. Tenía cuerpo caliente por las llamas, pero hasta él sabía que no sería capaz de aguantar por siempre las bajas temperaturas que iban descendiendo y se enfocaban únicamente en ellos.

Lo perdió de vista. Era difícil verlo con la nieve golpeando sus ojos, obviamente no se quedaría en el mismo sitio esperando a que lo golpeen, lástima que no podría decirse lo mismo de él. Varios proyectiles de agua impactaron contra su costado, provocando que gruñera y clavara las garras firmemente contra el suelo para no moverse del lugar, esto sin duda no estaba bien, era un blanco grande y fácil en estos momentos. Cualquier digimon hubiera movido y lanzado ataques al azar tratando de darle al Sorcerimon, él no podía, había otros peleando cerca suyo que podían recibir el ataque por error, moverse, eso no era una opción. Si se movía la humana recibiría de lleno la tormenta de nieve, y él no era el más grande experto en humanos, pero, hasta él sabía que podría morir congelada si le daba de golpe por más de diez segundos. Por lo que solo debía aguantar hasta encontrar una abertura y...

-¡Maldita sea Haku! ¿¡Quieres que nos congelemos hasta la muerte!? ¡Solo necesitas un maldito golpe!.-Grito mientras jalaba de la capa del digimon.

Su mensaje no podía ser más claro, era un todo o nada, bueno, dicen que la vida no es vida sin un poco de riesgo. Levanto la capucha de su capa cubriendo su cabeza y sus ojos con los googles, estos estuvieron protegidos detrás de su cabeza, pero ahora solo tenía pocos segundos antes de que se congelaran y se volvieran inútiles. Pero unos segundos le basto, ahora sin la nieve molestándole los ojos lo encontró con mucha facilidad.

-Ahí estas...

Un ataque, no necesitaba más. Solo concentro cada maldita fuerza suya en ese condenado ataque, rodeando su cuerpo de llamas mientras afirmaba las garras en el suelo, la tormenta de nieve era fuerte, sí, pero Haku tenía demasiada furia contenida que dejar salir afuera. Solo un instante de lo que llevaba encendida la llamarada, se abalanzo utilizando toda su fuerza en un condenado salto para ir contra el Sorcerimon, mientras que al mismo tiempo abría sus fauces.

Runari lo único que supo es que la tormenta se disipo tan rápido como había llegado, no pudo ver u oír nada con la interferencia de esta, pero aun así casi podía jurar que escucho un sonido de un golpe seco seguido de algo crujiendo. -Primero una tormenta de nieve, luego una llamarada y por último de regreso la nieve ¡Acaso tratan de enfermarme! .-Mejor que se queje a saber lo que había pasado.

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