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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Fantasia o realidad [Priv. Diana]
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Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Después de una larga siesta pudo descansar lo suficiente como para salir de los brazos Morfeo y volver al mundo real, o al menos así debería ser porque al abrir sus ojos entre bostezos, no observo el acostumbrado techo de su habitación sino un cielo despejado y hojas de árbol sobre él que se movían con el viento. Se enderezo sobando su espalda puesto que sufría de dolor al estar tanto tiempo en una posición incómoda recostado del tronco de ese árbol. Observo a su alrededor la primera conclusión que podía tomar era que no estaba en su casa o alguna zona parecida, todo era zonas verdes sin embargo se dio cuenta que tanto el cielo como los arboles eran extraños parecían artificiales.
Cuando se intentó levantar noto que sentía un peso extra sobre su cuerpo, bajo la mirada y ahí estaba aquella criatura con cresta naranja durmiendo sobre su regazo, en lugar de asustarse lo miro con curiosidad tocándolo un poco para verificar si era real, esto obviamente lo hizo despertar, ambos se miraron en silencio mientras Haruto aún le tocaba la mejilla - ¿Qué haces? – Pregunto al ser tocado de esa manera; en cuanto le respondió Haruto dio un pequeño salto sorprendido porque le haya hablado – ¿Cómo es que ….. Puedes hablar? – Realmente todo era muy extraño, parecía uno de esos mundos de fantasía de lo que tanto solía leer, donde habitaban criaturas como la que tenía en frente -¿Qué eres? – pregunto mirándolo fijamente –Yo? Soy un Pakumon ¿y tú que digimon eres? – Pregunto inocentemente el Pakumon – ¿Digimon? soy un humano – respondió ante la interrogante del Pakumon el cual por un momento se quedó en silencio para luego empezar a brincar de felicidad.
Cuando se intentó levantar noto que sentía un peso extra sobre su cuerpo, bajo la mirada y ahí estaba aquella criatura con cresta naranja durmiendo sobre su regazo, en lugar de asustarse lo miro con curiosidad tocándolo un poco para verificar si era real, esto obviamente lo hizo despertar, ambos se miraron en silencio mientras Haruto aún le tocaba la mejilla - ¿Qué haces? – Pregunto al ser tocado de esa manera; en cuanto le respondió Haruto dio un pequeño salto sorprendido porque le haya hablado – ¿Cómo es que ….. Puedes hablar? – Realmente todo era muy extraño, parecía uno de esos mundos de fantasía de lo que tanto solía leer, donde habitaban criaturas como la que tenía en frente -¿Qué eres? – pregunto mirándolo fijamente –Yo? Soy un Pakumon ¿y tú que digimon eres? – Pregunto inocentemente el Pakumon – ¿Digimon? soy un humano – respondió ante la interrogante del Pakumon el cual por un momento se quedó en silencio para luego empezar a brincar de felicidad.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :37Ficha :Nivel On Rol :RookieInventario :
Haruto Yuichi
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
La anterior tarde, Diana y su compañero tuvieron un golpe de divina suerte. En su incansable búsqueda por respuestas llegarían a las costas de un pueblo playero; pueblo que rodeaba una especie de edificio rocoso y con varias vallas de madera sujetas para usarse de soporte. Ahí las casas eran bastante sencillas, humildes; un deleite para los ojos de la princesa. Ahí en ese lugar pudo conocer a muchos digimon, pudo conocer a algunas personas, e incluso pudo presenciar el proceso y producto de las clases trabajadoras.
¿Pero qué pasó ahí exactamente? … Bueno, esa sería otra historia.
Centrándonos en la que nos ocupa ahora, por la noche Diana encontró reposo en aquel pueblo; sus anfitriones eran un par de Kamemon que sabían hacer una deliciosa sopa de mariscos recién pescados; y por primera vez en su vida probó también dormir en una hamaca, una cama por supuesto no tan cómoda como las que ella acostumbraba en su hogar, ¡Pero sí muy divertida! La gente de aquel pueblo era bastante amable, y ella lo apreciaba mucho.
¿Y que pasó con su compañero? Bueno, cabe resaltar que sería imposible separarlo mucho tiempo de Diana, pero tampoco se le podría obligar a dormir en una hamaca o pasar algo de tiempo con los demás; él, una vez se le permitió cenar, se alejó con la excusa de ir a dormir, pero como acostumbraban los de su especie pasó casi toda la noche en vela, procurando que su compañera no corriese ningún peligro por parte de sus anfitriones o cualquier otro digimon. Sí, Baal es un digimon bastante desconfiado, aunque a él le gusta decir que más bien detesta que lo atrapen con la guardia baja.
Por fortuna nada malo sucedió. Diana y Baal partieron en la mañana, después de haberse llevado consigo algunos aperitivos preparados por los Kamemon en caso de no hallar comida y reposo pronto; ellos estaban muy agradecidos por el hospedaje y regalos, uno más que otro.
- ¿Dónde deberíamos de buscar el día de hoy? ¿Tiene alguna idea sobre qué camino tomar? –preguntaría la princesa a su compañero, que como de costumbre, se hallaba más pendiente del camino y sus alrededores que con la persona con la que hablaba.
- No conozco muy bien las islas, pero creo que cualquier dirección lejana al mar sería un buen sitio donde explorar –sería su respuesta.
No hablaron más después de eso, se dedicaron a buscar algún otro pueblo donde pudieran encontrar lo que buscaban, pero algo llamaría la atención de Diana quien se hallaba con su vista siempre al frente.
- Baal, ¿Qué es esa luz que viene por allá?
- ¿Una luz? A saber… Seguramente debe tratarse de los rayos del sol chocando con alguna superficie reflejante…
- No, estoy segura de que no es eso. Mira, está viniendo directo hacia acá.
- …Un momento, ¿Luz móvil? ¡¿No será…?!
Para cuando el digimon murciélago se dio la vuelta hacia la misma dirección que donde Diana apuntaba ya había sido muy tarde, un pilar de luz móvil absorbería a la pareja a medio camino y los haría desaparecer… para hacerlos reaparecer en otro lugar.
La caída pudiese haber sido dolorosa, si tan solo la joven hubiese chocado contra el suelo, pero la realidad era otra; debajo de ella se hallaba un joven de cabello oscuro y ojos verdes cual esmeralda. Ella aún no recobraba del todo la consciencia, lo último que recordaba era ese pilar de luz cegando sus ojos por instantes.
- ¿Dónde estoy…? ¿Sobre qué estoy recostada? –preguntaría al aire, no esperando exactamente una respuesta.
¿Pero qué pasó ahí exactamente? … Bueno, esa sería otra historia.
Centrándonos en la que nos ocupa ahora, por la noche Diana encontró reposo en aquel pueblo; sus anfitriones eran un par de Kamemon que sabían hacer una deliciosa sopa de mariscos recién pescados; y por primera vez en su vida probó también dormir en una hamaca, una cama por supuesto no tan cómoda como las que ella acostumbraba en su hogar, ¡Pero sí muy divertida! La gente de aquel pueblo era bastante amable, y ella lo apreciaba mucho.
¿Y que pasó con su compañero? Bueno, cabe resaltar que sería imposible separarlo mucho tiempo de Diana, pero tampoco se le podría obligar a dormir en una hamaca o pasar algo de tiempo con los demás; él, una vez se le permitió cenar, se alejó con la excusa de ir a dormir, pero como acostumbraban los de su especie pasó casi toda la noche en vela, procurando que su compañera no corriese ningún peligro por parte de sus anfitriones o cualquier otro digimon. Sí, Baal es un digimon bastante desconfiado, aunque a él le gusta decir que más bien detesta que lo atrapen con la guardia baja.
Por fortuna nada malo sucedió. Diana y Baal partieron en la mañana, después de haberse llevado consigo algunos aperitivos preparados por los Kamemon en caso de no hallar comida y reposo pronto; ellos estaban muy agradecidos por el hospedaje y regalos, uno más que otro.
- ¿Dónde deberíamos de buscar el día de hoy? ¿Tiene alguna idea sobre qué camino tomar? –preguntaría la princesa a su compañero, que como de costumbre, se hallaba más pendiente del camino y sus alrededores que con la persona con la que hablaba.
- No conozco muy bien las islas, pero creo que cualquier dirección lejana al mar sería un buen sitio donde explorar –sería su respuesta.
No hablaron más después de eso, se dedicaron a buscar algún otro pueblo donde pudieran encontrar lo que buscaban, pero algo llamaría la atención de Diana quien se hallaba con su vista siempre al frente.
- Baal, ¿Qué es esa luz que viene por allá?
- ¿Una luz? A saber… Seguramente debe tratarse de los rayos del sol chocando con alguna superficie reflejante…
- No, estoy segura de que no es eso. Mira, está viniendo directo hacia acá.
- …Un momento, ¿Luz móvil? ¡¿No será…?!
Para cuando el digimon murciélago se dio la vuelta hacia la misma dirección que donde Diana apuntaba ya había sido muy tarde, un pilar de luz móvil absorbería a la pareja a medio camino y los haría desaparecer… para hacerlos reaparecer en otro lugar.
…
La caída pudiese haber sido dolorosa, si tan solo la joven hubiese chocado contra el suelo, pero la realidad era otra; debajo de ella se hallaba un joven de cabello oscuro y ojos verdes cual esmeralda. Ella aún no recobraba del todo la consciencia, lo último que recordaba era ese pilar de luz cegando sus ojos por instantes.
- ¿Dónde estoy…? ¿Sobre qué estoy recostada? –preguntaría al aire, no esperando exactamente una respuesta.
Diana S. Bennet
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Estaba muy concentrado en su conversación con el Pukamon, aunque no era tanto una conversación debido a que el digimon estaba saltando de aquí para allá al escuchar que era un humano, claramente Haruto no entendía que sucedía - ¿Dónde estoy? – al escuchar la pregunta el digimon se detuvo y se le quedo mirando – Digimundo - mientras él intentaba encontrar alguna explicación a lo que sucedía o si estaba en una alucinación Pukamon olfateo algo proveniente de su mochila a la cual se acercó rápidamente empezando a revisar sacando una de las barras de limón comiéndosela de un bocado – Hey! Eso era mío – el digimon apenas hizo caso de lo que le decía estaba disfrutando aquel manjar desconocido hasta ese momento, incluso intento revisar si había más dentro pero entonces se topó con aquel pequeño dispositivo, Haruto al verlo lo tomo y se lo enseño – Esto fue lo que me trajo aquí, ¿tú sabes qué es? – Pukamon se quedó mirándolo – Ni idea – dijo sonriendo volviendo a la mochila para obtener más barras de limón, pero antes de poder detenerlo, todo de pronto se puso oscuro.
Cuando reacciono, abrió los ojos lentamente aclarando su visión - ¿Qué…paso? - se sobaba un poco la cabeza sintiendo algo encima suyo, aun no recobraba totalmente la consciencia de que sucedía así que decidió palpar lo que tenía encima, podría ser Pukamon pero era muy grande para serlo, él continuo palpando rodeando lo que fuera que tendría encima con sus brazos mientras terminaba de despertar. De pronto escucho una voz femenina fue en ese momento que termino de reaccionar encontrándose cara a cara con el rostro de una chica, sus rostros estaban muy cerca podía sentir su cálida respiración y el calor de su cuerpo, su rostro de inmediato se puso muy rojo no solo por la cercanía sino porque hace un momento la había estado tocado y aun la abrazaba, internamente entro en pánico prácticamente se quedó mudo lo único que pudo hacer fue apartar los brazos para dejar de abrazarla, su respiración estaba muy agitada pero él intentaba mantener la compostura pero realmente era la primera vez que estaba tan cerca de una chica, normalmente nunca tendría el valor para acercarse o hablar con una. Mientras tanto Pukamon solo se giró ante el escándalo observando la situación comiéndose otra barra de limón.
Cuando reacciono, abrió los ojos lentamente aclarando su visión - ¿Qué…paso? - se sobaba un poco la cabeza sintiendo algo encima suyo, aun no recobraba totalmente la consciencia de que sucedía así que decidió palpar lo que tenía encima, podría ser Pukamon pero era muy grande para serlo, él continuo palpando rodeando lo que fuera que tendría encima con sus brazos mientras terminaba de despertar. De pronto escucho una voz femenina fue en ese momento que termino de reaccionar encontrándose cara a cara con el rostro de una chica, sus rostros estaban muy cerca podía sentir su cálida respiración y el calor de su cuerpo, su rostro de inmediato se puso muy rojo no solo por la cercanía sino porque hace un momento la había estado tocado y aun la abrazaba, internamente entro en pánico prácticamente se quedó mudo lo único que pudo hacer fue apartar los brazos para dejar de abrazarla, su respiración estaba muy agitada pero él intentaba mantener la compostura pero realmente era la primera vez que estaba tan cerca de una chica, normalmente nunca tendría el valor para acercarse o hablar con una. Mientras tanto Pukamon solo se giró ante el escándalo observando la situación comiéndose otra barra de limón.
- Tamer & Digimon
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Haruto Yuichi
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
La joven abría poco a poco sus ojos, su mirada se notaba aún borrosa a causa de la luz que le había cegado y absorbido momentos atrás, lo que le ayudaba a recobrar los sentidos era cierto tacto alrededor de su cuerpo. Alguien la estaba tocando, ¿Pero quién?
Cuando abrió lo suficiente los ojos y aclaró su mirada pudo notar que había un chico de cabello oscuro y ojos verdes mirándola directamente a los ojos; su piel estaba completamente enrojecida, posiblemente a causa de los rayos solares o por otro factor que ella no podría imaginarse en esos momentos. La chica entendió lo que estaba sucediendo algo tarde, pero cuando lo logró, reaccionó.
- ¡Ah! Mil… Mil disculpes –exclamó ante la sorpresa y, por supuesto, la vergüenza de haber aterrizado sobre el desafortunado joven.
Ella se ayudó a levantar con sus brazos y piernas, evitando rodar en el suelo para no ensuciar su vestido con el pasto y tierra que había debajo; una vez de pie ella se aseguraría de que su ropa estuviera en buen estado, que no estuviera sucia ni tampoco arrugada, era la prioridad instintiva de que una princesa debía verse presentable en todo momento y en cualquier circunstancia. Una vez comprobado esto, haciendo caso omiso a las pocas heridas que se pudo haber hecho por golpes y raspones en sus brazos y muslos, estando frente al joven agachó la mirada con ambos ojos cerrados, una posición que mostraba arrepentimiento.
- De nuevo me disculpo por haber aterrizado sobre usted… Sé que no es excusa, pero aún no logro acostumbrarme a las excentricidades de este mundo –tras haberse disculpado, procedió al segundo paso- Permítame presentarme, mi nombre es Diana Sophia Bennet, pero por favor, puede llamarme como más le sea cómodo.
Mientras se presentaba ella le brindaba una cálida y formal sonrisa al chico pelinegro. Desviando la mirada por instantes observó a una criatura de piel suave y colores marrones escondida en una mochila que había en el suelo, los ojos de la chica irradiaban un brillo que mostraba su asombro, acercándose a la cría de foca y agachándose a su altura.
- ¡Oh! Que bella criatura, ¿Usted también debe ser un digimon, no es así? ¿Cuál es su nombre? –le preguntaría al Pukamon.
Aparentemente la chica venía sola, o al menos no había nadie cerca con ella, era un poco extraño que un humano estuviera solo en aquel amplio y desconcertante mundo.
Cuando abrió lo suficiente los ojos y aclaró su mirada pudo notar que había un chico de cabello oscuro y ojos verdes mirándola directamente a los ojos; su piel estaba completamente enrojecida, posiblemente a causa de los rayos solares o por otro factor que ella no podría imaginarse en esos momentos. La chica entendió lo que estaba sucediendo algo tarde, pero cuando lo logró, reaccionó.
- ¡Ah! Mil… Mil disculpes –exclamó ante la sorpresa y, por supuesto, la vergüenza de haber aterrizado sobre el desafortunado joven.
Ella se ayudó a levantar con sus brazos y piernas, evitando rodar en el suelo para no ensuciar su vestido con el pasto y tierra que había debajo; una vez de pie ella se aseguraría de que su ropa estuviera en buen estado, que no estuviera sucia ni tampoco arrugada, era la prioridad instintiva de que una princesa debía verse presentable en todo momento y en cualquier circunstancia. Una vez comprobado esto, haciendo caso omiso a las pocas heridas que se pudo haber hecho por golpes y raspones en sus brazos y muslos, estando frente al joven agachó la mirada con ambos ojos cerrados, una posición que mostraba arrepentimiento.
- De nuevo me disculpo por haber aterrizado sobre usted… Sé que no es excusa, pero aún no logro acostumbrarme a las excentricidades de este mundo –tras haberse disculpado, procedió al segundo paso- Permítame presentarme, mi nombre es Diana Sophia Bennet, pero por favor, puede llamarme como más le sea cómodo.
Mientras se presentaba ella le brindaba una cálida y formal sonrisa al chico pelinegro. Desviando la mirada por instantes observó a una criatura de piel suave y colores marrones escondida en una mochila que había en el suelo, los ojos de la chica irradiaban un brillo que mostraba su asombro, acercándose a la cría de foca y agachándose a su altura.
- ¡Oh! Que bella criatura, ¿Usted también debe ser un digimon, no es así? ¿Cuál es su nombre? –le preguntaría al Pukamon.
Aparentemente la chica venía sola, o al menos no había nadie cerca con ella, era un poco extraño que un humano estuviera solo en aquel amplio y desconcertante mundo.
Diana S. Bennet
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
A pesar de que la chica se había levantado y tomado algo de distancia Haruto aún seguía en conmoción, seguía sin poder decir una palabra, apenas pudo levantarse pegado al tronco del árbol como si buscara atravesarlo, posiblemente pensara en ese momento la expresión “trágame tierra”, hasta ese punto llegaba su nerviosismo y vergüenza interna. Escuchaba la presentación de la joven y solo pudo asentir – Y…yo Haruto…Yuichi… es un placer conocerme.. digo conocerte! – realmente no era capaz ni de ordenar sus pensamientos para articular unas frase completa incluso se le había olvidado por completo que estaban en un lugar desconocido y en lugar de hacer preguntas solo se quedó embobado por la sonrisa de la joven.
Pukamon mientras tanto disfrutaba de comerse la barra de limón, observando la situación desde la mochila - Así es, soy un Pukamon – respondió levantando una de sus aletas con una sonrisa, Haruto al verlo le daba envidia la capacidad que tenía aquella pequeña criatura de ser tan sociable. Aprovecho la distracción para esconderse detrás del árbol y poder calmarse – Respira respira…calma... – decía para sí mismo mientras tomaba aire para calmarse. Claramente su escondite no era muy bueno se le podía ver a simple vista, aun así se mantuvo ahí intentando distraerse su mente para ignorar el hecho de que había tenía una chica encima y la había tocado, no es que le disgustara, al contrario le agrado, pero su timidez y vergüenza lo carcomían por dentro haciéndolo entrar en aquel estado de pánico. Mientras tanto Pukamon seguía hablando con Diana – Otra humana, wow este día si es extraño – dijo mientras miraba a la chica, aunque se percató que tenía algunas heridas leves –Te lastimaste – Al escuchar eso Haruto se giró para ver al a chica notando los raspones en sus muslos y brazos, aunque tuviera mucha pena de hablar el deseo de ayudarle fue suficiente para hacerle salir de su escondite y acercarse. Saco al Pukamon de la mochila y comenzó a buscar sin decir una palabra, hasta que dio con un poco de alcohol y algodón, siempre iba preparado, a fin de cuentas hubo veces anteriores que tuvo atenderse él mismo las heridas. Mojo el algodón un poco con alcohol y agachándose aun con las mejillas un poco sonrojadas la miro – Con ..permiso – dijo en tono algo bajo pero entendible para luego proceder a limpiar los rasguños de la chica, para más tarde ponerles unas banditas, por un instante, se pudo ver una leve sonrisa en su rostro mientras hacia aquello.
Pukamon mientras tanto disfrutaba de comerse la barra de limón, observando la situación desde la mochila - Así es, soy un Pukamon – respondió levantando una de sus aletas con una sonrisa, Haruto al verlo le daba envidia la capacidad que tenía aquella pequeña criatura de ser tan sociable. Aprovecho la distracción para esconderse detrás del árbol y poder calmarse – Respira respira…calma... – decía para sí mismo mientras tomaba aire para calmarse. Claramente su escondite no era muy bueno se le podía ver a simple vista, aun así se mantuvo ahí intentando distraerse su mente para ignorar el hecho de que había tenía una chica encima y la había tocado, no es que le disgustara, al contrario le agrado, pero su timidez y vergüenza lo carcomían por dentro haciéndolo entrar en aquel estado de pánico. Mientras tanto Pukamon seguía hablando con Diana – Otra humana, wow este día si es extraño – dijo mientras miraba a la chica, aunque se percató que tenía algunas heridas leves –Te lastimaste – Al escuchar eso Haruto se giró para ver al a chica notando los raspones en sus muslos y brazos, aunque tuviera mucha pena de hablar el deseo de ayudarle fue suficiente para hacerle salir de su escondite y acercarse. Saco al Pukamon de la mochila y comenzó a buscar sin decir una palabra, hasta que dio con un poco de alcohol y algodón, siempre iba preparado, a fin de cuentas hubo veces anteriores que tuvo atenderse él mismo las heridas. Mojo el algodón un poco con alcohol y agachándose aun con las mejillas un poco sonrojadas la miro – Con ..permiso – dijo en tono algo bajo pero entendible para luego proceder a limpiar los rasguños de la chica, para más tarde ponerles unas banditas, por un instante, se pudo ver una leve sonrisa en su rostro mientras hacia aquello.
- Tamer & Digimon
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Haruto Yuichi
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Diana se hallaba en completo regocijo tras encontrarse con otra de aquellas criaturas llamadas Digimon, aunque aún no se adaptaba del todo al nuevo mundo tampoco le disgustaba y sobretodo sus peculiares habitantes eran lo que más hacía de su disfrute la estadía, después de todo jamás se hubiese imaginado en su vida estar charlando con una foca bebé ni en sus sueños.
- ¿Pukamon? Es un lindo nombre, un gusto conocerle –le respondería un tanto más tranquila pero con su sonrisa aún presente, su expresión pronto cambiaría cuando le surgiera cierta interrogante- ¿Hm? ¿A dónde se fue el joven?
Ella le buscaba de un lado a otro con su mirada, pero no había pistas de su paradero, en aquella zona solo se encontraban ella, la mochila con el Pukamon cerca, y un árbol.
Ella interrumpiría su búsqueda en cuanto “Pukamon” comenzara a hablar de nuevo. Claro que se tomó por sorpresa aquella frase, esto le hacía deducir que él y el chico de antes no estaban del todo relacionados, posiblemente solo fueran compañeros de viaje. En otras ocasiones anteriores Diana ya se había encontrado con otras personas como ella a quienes digimon les acompañaban, algunos de ellos ligados por un dispositivo digivice como era el de su caso con Baal, mientras que otros solamente les acompañaban como si de una amistad casual se tratase, o compañerismo puro. Sentía que se estaba adelantando mucho a los hechos.
- Ya veo, así que no se conocen del todo –pensó casi de inmediato. Ante el siguiente comentario del contrario ella reaccionó con sorpresa- ¿Lastimada?
Acto siguiente, casi por instinto, dirigió su mirada hacia el mismo punto que el Pukamon observaba. Sí, ahí fue cuando se percató mejor de lo que antes ignoraba inconscientemente, y es que en sus brazos había un par de rasguños que marcaban su piel, mientras que en sus piernas había otro par de golpes. Claro que le sorprendía, y es que ella estuvo todo “el viaje” inconsciente, no sabía que pudo haberle ocurrido para que tuviera esa clase de heridas.
El sonido de pasos caminando hacia ella la alertaría y haría que concentrase su mirada hacia al frente, donde aquel chico “desaparecido” se encontraba dirigiéndose hacia su mochila donde sacaría un par de utensilios. Ella los reconoció casi al instante, se trataba de herramientas básicas para tratar heridas no muy importantes, ayudarlas a cicatrizar o simplemente desinfectarlas. Cuando el joven se acercó a ella con intenciones de tocarla no pudo evitar mostrar cierto desagrado, y es que ella no estaba acostumbrada a que personas que no conoce tengan la osadía de tocarla sin que ella se lo permita de antemano; sin embargo recordó, ya no estaba en sus tierras ni tampoco en su mundo, debía comenzar a acostumbrarse a esa nueva vida de la cual aún no sabía si sería permanente o no.
No dijo nada en inicios, cerró los ojos y dejó que el chico comenzara a curarla. Ardía, claro que dolía, pero en ningún momento parecía mostrar señales de eso, ella resistía y permanecía serena como debía ser. Una vez hallase la tranquilidad interna, y el ardor comenzaba a ser algo tolerable, volvió a abrir sus ojos para brindarle la misma sonrisa calma de antes al joven frente a ella.
- Se lo agradezco. Es demasiado amable, me gustaría poder recompensarle de alguna forma pero me temo que en estos momentos carezco de algo que dar a cambio… -Diana se quedó un momento pensativa, hasta que recordó algo- …¿O quizás…?
Sin embargo la tranquilidad sería brutalmente interrumpida cuando un par de proyectiles afilados rozaron las mejillas del chico que atendía a la joven. Aquellos proyectiles perdieron fuerza después del roce y se clavaron en el suelo revelando que se trataba de un par de jeringas. Después de que Diana las reconociera alzaría la mirada para observar a su compañero a una distancia moderada, volando a las espaldas de Haruto.
- Considera eso como una advertencia, humano. La próxima vez no fallaré –el digimon oscuro observaba al chico ojiverde de una forma tan amenazadora como el tono de voz que había utilizado previamente.
- ¡Baal! Por fin le encuentro, ¿Dónde se había escondido, y porque hay tantas hojas sobre su cabeza?
- En primer lugar no estaba escondido, y en segundo… -el digimon se sacudía, quitándose el exceso de hojas de árbol que tenía encima- …estoy así porque al intentar detener tu caída acabé desviando la mía, terminé aterrizando en un árbol no muy lejos de aquí.
La chica y el murciélago se quedaron hablando entre ellos, este último explicándole a la primera sobre lo que había sucedido con aquel extraño pilar de luz y sobre el asunto de “la caída”.
- ¿Pukamon? Es un lindo nombre, un gusto conocerle –le respondería un tanto más tranquila pero con su sonrisa aún presente, su expresión pronto cambiaría cuando le surgiera cierta interrogante- ¿Hm? ¿A dónde se fue el joven?
Ella le buscaba de un lado a otro con su mirada, pero no había pistas de su paradero, en aquella zona solo se encontraban ella, la mochila con el Pukamon cerca, y un árbol.
Ella interrumpiría su búsqueda en cuanto “Pukamon” comenzara a hablar de nuevo. Claro que se tomó por sorpresa aquella frase, esto le hacía deducir que él y el chico de antes no estaban del todo relacionados, posiblemente solo fueran compañeros de viaje. En otras ocasiones anteriores Diana ya se había encontrado con otras personas como ella a quienes digimon les acompañaban, algunos de ellos ligados por un dispositivo digivice como era el de su caso con Baal, mientras que otros solamente les acompañaban como si de una amistad casual se tratase, o compañerismo puro. Sentía que se estaba adelantando mucho a los hechos.
- Ya veo, así que no se conocen del todo –pensó casi de inmediato. Ante el siguiente comentario del contrario ella reaccionó con sorpresa- ¿Lastimada?
Acto siguiente, casi por instinto, dirigió su mirada hacia el mismo punto que el Pukamon observaba. Sí, ahí fue cuando se percató mejor de lo que antes ignoraba inconscientemente, y es que en sus brazos había un par de rasguños que marcaban su piel, mientras que en sus piernas había otro par de golpes. Claro que le sorprendía, y es que ella estuvo todo “el viaje” inconsciente, no sabía que pudo haberle ocurrido para que tuviera esa clase de heridas.
El sonido de pasos caminando hacia ella la alertaría y haría que concentrase su mirada hacia al frente, donde aquel chico “desaparecido” se encontraba dirigiéndose hacia su mochila donde sacaría un par de utensilios. Ella los reconoció casi al instante, se trataba de herramientas básicas para tratar heridas no muy importantes, ayudarlas a cicatrizar o simplemente desinfectarlas. Cuando el joven se acercó a ella con intenciones de tocarla no pudo evitar mostrar cierto desagrado, y es que ella no estaba acostumbrada a que personas que no conoce tengan la osadía de tocarla sin que ella se lo permita de antemano; sin embargo recordó, ya no estaba en sus tierras ni tampoco en su mundo, debía comenzar a acostumbrarse a esa nueva vida de la cual aún no sabía si sería permanente o no.
No dijo nada en inicios, cerró los ojos y dejó que el chico comenzara a curarla. Ardía, claro que dolía, pero en ningún momento parecía mostrar señales de eso, ella resistía y permanecía serena como debía ser. Una vez hallase la tranquilidad interna, y el ardor comenzaba a ser algo tolerable, volvió a abrir sus ojos para brindarle la misma sonrisa calma de antes al joven frente a ella.
- Se lo agradezco. Es demasiado amable, me gustaría poder recompensarle de alguna forma pero me temo que en estos momentos carezco de algo que dar a cambio… -Diana se quedó un momento pensativa, hasta que recordó algo- …¿O quizás…?
Sin embargo la tranquilidad sería brutalmente interrumpida cuando un par de proyectiles afilados rozaron las mejillas del chico que atendía a la joven. Aquellos proyectiles perdieron fuerza después del roce y se clavaron en el suelo revelando que se trataba de un par de jeringas. Después de que Diana las reconociera alzaría la mirada para observar a su compañero a una distancia moderada, volando a las espaldas de Haruto.
- Considera eso como una advertencia, humano. La próxima vez no fallaré –el digimon oscuro observaba al chico ojiverde de una forma tan amenazadora como el tono de voz que había utilizado previamente.
- ¡Baal! Por fin le encuentro, ¿Dónde se había escondido, y porque hay tantas hojas sobre su cabeza?
- En primer lugar no estaba escondido, y en segundo… -el digimon se sacudía, quitándose el exceso de hojas de árbol que tenía encima- …estoy así porque al intentar detener tu caída acabé desviando la mía, terminé aterrizando en un árbol no muy lejos de aquí.
La chica y el murciélago se quedaron hablando entre ellos, este último explicándole a la primera sobre lo que había sucedido con aquel extraño pilar de luz y sobre el asunto de “la caída”.
Diana S. Bennet
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Una vez había terminado de limpiar las heridas de la chica, guardo las cosas nuevamente listo para salir huyendo del lugar a esconderse de nuevo detrás de aquel árbol, no tenía intenciones malas al hacer eso, simplemente el impulso de querer ayudarle termino por ser más fuerte que su timidez, colocándolo en un especie de modo automático donde dejaba de lado aquel complejo por unos momentos – N-no es..necesario – respondió ante el ofrecimiento de una recompensa por su amabilidad, lentamente fue retrocediendo para tomar distancia de Diana, sin embargo se detuvo en seco al ver por el rabillo del ojo como un objeto pasaba a gran velocidad a su lado, dejando un corte poco profundo en su mejilla, trago saliva algo asustado, fue tan imprevisto, un poco más y pudo terminar con eso clavado en el ojo, al girarse para ver que eran, eran unas jeringas muy grandes, entonces un voz se escuchó amenazándole con una advertencia que la próxima no fallaría, al girar en dirección a la voz vio una especie de murciélago. Pukamon al ver el ataque por parte del murciélago se acercó rápidamente lanzando un montón de burbujas hacia él, aunque las burbujas no eran útiles para causar daño real, más bien sería una molestia aquello de recibir burbujas en la cara - ¿Por qué le atacas? – Pregunto Pukamon acercándose luego hacia Haruto – ¿Estas bien? – la pequeña foca preocupado por él – Sí… - con el pulgar se limpió las sangre que salía de la herida en su mejilla - ¿Qué fue eso? - pregunto al Pukamon, realmente no entendía porque le atacaban de la nada, ¿acaso los digimons son como animales salvajes pero que pueden hablar? – Es un Demidevimon, dicen que son digimons malos que les gusta molestar a otros digimons bebes – dijo Pukamon con la mirada fija en Diana y aquel murciélago que hablaban de algo que ellos no alcanzaban a escuchar. Haruto comenzaba a cuestionarse si los digimons eran como los animales de su mundo que tienen un hombre según su especie, que cada uno no posee un nombre propio en estado original, esto lo pensaba en base a que la foca se presentaba como un pukamon, ósea que puede que haya más, pero se aclaró mas esta idea cuando ella llamo al murciélago por un nombre propio el cual era Baal.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :37Ficha :Nivel On Rol :RookieInventario :
Haruto Yuichi
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
- ¿Entonces ese pilar…?
- Sí, en el mundo digital suelen existir esa clase de situaciones, personalmente no entiendo muy bien cuál es su razón de ser, pero es más que conocido que cuando eres absorbido por ellos sueles aparecer en otro sitio aleatorio en el digimundo.
- ¿Sería algo así como un portal?
- Sí lo quieres ver de esa manera, no está del todo incorrecto. Ya te lo dije antes, no sé mucho sobre el asunto, pero eso es lo que hace –liberó un suspiro que bien podía interpretarse de alivio, extenuación o un poco de ambos- Al menos aparecimos en el mismo lugar ambos, hay ocasiones en que no se corre con la misma suerte.
- Ya veo… -ella le dedicó una sonrisa a su compañero y suavemente acarició su cabeza- En ese caso habrá que tener más cuidado para la próxima, no querremos que vuelva a suceder.
El digimon se notaba obviamente incomodo por el tacto de su Tamer y, aunque por segundos le dejó darse el gusto, se apartó poco después de forma abrupta. No dijo nada, pero con la mirada que le dedicó era obvio decir que estaba realmente molesto por la osadía de tratarle de esa manera.
Diana, en vez de reaccionar a eso, estaba más entretenida jugando con sus dedos, los mismos de la mano que acarició al DemiDevimon, los cuales tenían una sensación extraña y pegajosa.
- Baal, ¿Por qué estás tan pegajoso?
El murciélago emitió un leve gruñido- Fue aquel Pukamon, cuando ataqué al humano él contraatacó con una serie de burbujas pegajosas. No hacen ningún daño, pero son bastante molestas –explicaba con su ceño fruncido y desviando la mirada como si intentara buscar una manera de limpiarse.
La chica se acercó a su compañero y, tras sacar un pañuelo de seda bordado con el sello de su familia, intentó limpiarle con él; sin embargo, el digimon solamente le evitaba, huyendo del paño.
- No te he pedido ayuda, no necesito que me cuides.
- Baal, no estoy de broma, solicito que dejes de actuar como un cretino y vengas aquí ahora –la chica diría esto con un tono de voz autoritario y serio. El murciélago se estremeció un poco, pero sin mostrar sumisión en su expresión, era más bien resignación. Él se acercó a donde estaba ella, quien además le brindó su brazo como reposo y, permaneciendo ambos en silencio, estuvo unos momentos limpiándole los residuos de las burbujas hasta que estuviese sin rastro de ello- Listo, ¿No se siente mejor así?
- Sí, como sea… -parecía no querer volver a tocar el tema. Emprendió nuevamente el vuelo.
Diana guardó el paño de seda y se acercó una vez más al joven que le había salvado y atendido previamente, se le veía muy entretenido hablando con Pukamon, y al verle más de cerca notaría que era su turno de brindar algo de ayuda.
- Les ofrezco mis más sinceras disculpas de parte de mi compañero, no logro entender por qué actuó de esa manera, quiero suponer que fue un malentendido –Diana le dedicó una mirada a su compañero esperando que éste se disculpara, pero él en respuesta solo les dio la espalda al grupo, bufando. Ella no indagó más al respecto y volvió su vista hacia Haruto- Eso que tienes en la mejilla es una herida, ¿Cierto? –con un gesto de mano le invitaría a sentarse, ahí mismo bajo la sombra que brindaba ese árbol- Permítame por favor auxiliarle, considerando que fue mi compañero el que causó esto corro con la responsabilidad de hacer algo al respecto; además, tengo algo que me gustaría compartir con ustedes –dijo, intentando mostrarse cortés; también daba el aire de no estar dispuesta a recibir un “no” por respuesta.
- Sí, en el mundo digital suelen existir esa clase de situaciones, personalmente no entiendo muy bien cuál es su razón de ser, pero es más que conocido que cuando eres absorbido por ellos sueles aparecer en otro sitio aleatorio en el digimundo.
- ¿Sería algo así como un portal?
- Sí lo quieres ver de esa manera, no está del todo incorrecto. Ya te lo dije antes, no sé mucho sobre el asunto, pero eso es lo que hace –liberó un suspiro que bien podía interpretarse de alivio, extenuación o un poco de ambos- Al menos aparecimos en el mismo lugar ambos, hay ocasiones en que no se corre con la misma suerte.
- Ya veo… -ella le dedicó una sonrisa a su compañero y suavemente acarició su cabeza- En ese caso habrá que tener más cuidado para la próxima, no querremos que vuelva a suceder.
El digimon se notaba obviamente incomodo por el tacto de su Tamer y, aunque por segundos le dejó darse el gusto, se apartó poco después de forma abrupta. No dijo nada, pero con la mirada que le dedicó era obvio decir que estaba realmente molesto por la osadía de tratarle de esa manera.
Diana, en vez de reaccionar a eso, estaba más entretenida jugando con sus dedos, los mismos de la mano que acarició al DemiDevimon, los cuales tenían una sensación extraña y pegajosa.
- Baal, ¿Por qué estás tan pegajoso?
El murciélago emitió un leve gruñido- Fue aquel Pukamon, cuando ataqué al humano él contraatacó con una serie de burbujas pegajosas. No hacen ningún daño, pero son bastante molestas –explicaba con su ceño fruncido y desviando la mirada como si intentara buscar una manera de limpiarse.
La chica se acercó a su compañero y, tras sacar un pañuelo de seda bordado con el sello de su familia, intentó limpiarle con él; sin embargo, el digimon solamente le evitaba, huyendo del paño.
- No te he pedido ayuda, no necesito que me cuides.
- Baal, no estoy de broma, solicito que dejes de actuar como un cretino y vengas aquí ahora –la chica diría esto con un tono de voz autoritario y serio. El murciélago se estremeció un poco, pero sin mostrar sumisión en su expresión, era más bien resignación. Él se acercó a donde estaba ella, quien además le brindó su brazo como reposo y, permaneciendo ambos en silencio, estuvo unos momentos limpiándole los residuos de las burbujas hasta que estuviese sin rastro de ello- Listo, ¿No se siente mejor así?
- Sí, como sea… -parecía no querer volver a tocar el tema. Emprendió nuevamente el vuelo.
Diana guardó el paño de seda y se acercó una vez más al joven que le había salvado y atendido previamente, se le veía muy entretenido hablando con Pukamon, y al verle más de cerca notaría que era su turno de brindar algo de ayuda.
- Les ofrezco mis más sinceras disculpas de parte de mi compañero, no logro entender por qué actuó de esa manera, quiero suponer que fue un malentendido –Diana le dedicó una mirada a su compañero esperando que éste se disculpara, pero él en respuesta solo les dio la espalda al grupo, bufando. Ella no indagó más al respecto y volvió su vista hacia Haruto- Eso que tienes en la mejilla es una herida, ¿Cierto? –con un gesto de mano le invitaría a sentarse, ahí mismo bajo la sombra que brindaba ese árbol- Permítame por favor auxiliarle, considerando que fue mi compañero el que causó esto corro con la responsabilidad de hacer algo al respecto; además, tengo algo que me gustaría compartir con ustedes –dijo, intentando mostrarse cortés; también daba el aire de no estar dispuesta a recibir un “no” por respuesta.
Diana S. Bennet
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Haruto se recomponía levantándose y sacudiéndose la tierra, en su mente solo cabía la idea de que hoy no era su día de suerte, debido a todos los eventos que habían sucedido hasta ahora, su cuerpo estaba algo adolorido pero no es nada que no pueda manejar. Mientras Diana hablaba con el murciélago llamado Baal, él se centró en Pukamon – ¿Por qué me defendiste? Además ¿cómo es que lanzas burbujas? – El digimon se quedó mirándola un poco antes de responder – Me caes bien, además te ataco injustamente. Y las burbuja es mi ataque es especial – respondió girándose para ver a Baal todo pegajoso por las burbujas, lo cual le causo gracia - ¿Seguro que no fue para que te dé más barras de limón? – Pregunto un poco incrédulo – Puede ser – respondió Pukamon levantando su aleta, ante esto Haru suspiro sin embargo le dio un poco de risa.
Entonces Diana nuevamente se acercó a ellos ofreciendo una disculpa en nombre del digimon – Dile que no sea malo o sino lanzare más burbujas – dijo con toda seguridad Pukamon como si sus burbujas fueran el arma de destrucción definitiva, en cierta forma se veía adorable al decir eso. Diana se fijó en la herida que tenía en la mejilla ofreciéndose a atenderlo – E-estoy bien… no es nece…-se quedó mirándola fijamente notando que no iba a aceptar un no, asi que solo asintió un poco acercándose a ella despacio para dejarse atender, Pukamon le siguió preguntando – ¿compartirás comida? –
Entonces Diana nuevamente se acercó a ellos ofreciendo una disculpa en nombre del digimon – Dile que no sea malo o sino lanzare más burbujas – dijo con toda seguridad Pukamon como si sus burbujas fueran el arma de destrucción definitiva, en cierta forma se veía adorable al decir eso. Diana se fijó en la herida que tenía en la mejilla ofreciéndose a atenderlo – E-estoy bien… no es nece…-se quedó mirándola fijamente notando que no iba a aceptar un no, asi que solo asintió un poco acercándose a ella despacio para dejarse atender, Pukamon le siguió preguntando – ¿compartirás comida? –
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :37Ficha :Nivel On Rol :RookieInventario :
Haruto Yuichi
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Baal se mantenía en su trabajo autoimpuesto de vigilar que no se acercara ningún peligro como el de antes o peor hacia el grupo, ignorando de forma consciente las palabras y amenazas del Pukamon. Él era así, los problemas no le asustaban, pero cuando los veía innecesarios pensaba que era mejor ignorarlos o pasar de ellos.
Diana, por otro lado, emitió una leve risa por la petición del digimon bebé, respondiéndole de inmediato- No creo que vuelva a hacerlo, estoy segura de que ha aprendido su lección muy bien –esta vez ni siquiera se molestaría en voltear a ver a su compañero; no llevaban mucho tiempo conociéndose, pero las actitudes predominantes de uno y el otro ya eran muy bien conocidas, como por ejemplo la indiferencia hacia casi cualquier tema que no parezca relevante de parte del murciélago.
Diana esperaba la respuesta de Haruto aunque ya asumía su respuesta, ella estaba acostumbrada a que las personas hicieran lo que ella pidiese o sugiriera así que, en respuesta al silencio abrupto del contrario, le respondió con una sonrisa- Gracias –ella sabía que el dejarse cuidar por ella podría ser algo vergonzoso, así que aun así apreciaba su disposición- …¿Me permites? –mientras preguntaba eso señalaba la mochila del propio, obviamente para curarle necesitaba las mismas herramientas que él había usado para cuidarla a ella, cosas que ella no disponía en su bolso, así que le pidió amablemente que pudiese compartirlas.
Tras aceptar esto, se dispuso a dar una rápida observación a lo que tenía en la mochila y qué podía ayudar en este momento- Solo es una cortada, no muy profunda, igualmente algo de desinfectante y una bandita servirá para evitar que la contaminación se propague, además de que quizás esta crema de hierbas ayudará a que cicatrice más rápido –pensaba mientras tomaba dichos objetos.
Diana tomó de la mano a Haruto y lo llevo debajo del árbol donde lo ayudó a sentarse; ella no era tonta, los nervios y timidez del chico no podían ser ignorados con facilidad, pero ella tenía la costumbre de tratar con ese tipo de actitudes y no le parecían para nada incomodas; además, sentía un gusto innato por ayudar al prójimo aunque prácticamente le estuviese obligando a acatar sus peticiones, estas no eran del todo egoístas.
Una vez en posición, uno frente al otro, Diana se dispuso a aplicar con un poco de algodón el líquido desinfectante en la herida; sus manos eran habilidosas, bastante suaves, sabía lo que hacía y las formas de evitar que el ardor fuese notorio- Es una fortuna que uno de los dos esté bien preparado, dígame ¿Lleva mucho tiempo aquí? –no fue muy específica con la pregunta, pero se refería a su estadía en el descabellado mundo digital. Más allá de la previa deducción de que aquel Pukamon podía o no ser su compañero, no había nada más que le dijera a Diana cuan novato era Haruto ahí.
Mientras quitaba el algodón de la herida y se disponía a aplicar la crema, ella escuchó la pregunta del Pukamon y respondió- Oh, ¿Cómo es que adivinó? –rió leve- De hecho así es, pensaba compartir comida con ustedes, espero les guste tanto como a mí, ¿Tienen hambre ahora, o desean esperar para otro momento? –preguntaría a ambos.
Diana, por otro lado, emitió una leve risa por la petición del digimon bebé, respondiéndole de inmediato- No creo que vuelva a hacerlo, estoy segura de que ha aprendido su lección muy bien –esta vez ni siquiera se molestaría en voltear a ver a su compañero; no llevaban mucho tiempo conociéndose, pero las actitudes predominantes de uno y el otro ya eran muy bien conocidas, como por ejemplo la indiferencia hacia casi cualquier tema que no parezca relevante de parte del murciélago.
Diana esperaba la respuesta de Haruto aunque ya asumía su respuesta, ella estaba acostumbrada a que las personas hicieran lo que ella pidiese o sugiriera así que, en respuesta al silencio abrupto del contrario, le respondió con una sonrisa- Gracias –ella sabía que el dejarse cuidar por ella podría ser algo vergonzoso, así que aun así apreciaba su disposición- …¿Me permites? –mientras preguntaba eso señalaba la mochila del propio, obviamente para curarle necesitaba las mismas herramientas que él había usado para cuidarla a ella, cosas que ella no disponía en su bolso, así que le pidió amablemente que pudiese compartirlas.
Tras aceptar esto, se dispuso a dar una rápida observación a lo que tenía en la mochila y qué podía ayudar en este momento- Solo es una cortada, no muy profunda, igualmente algo de desinfectante y una bandita servirá para evitar que la contaminación se propague, además de que quizás esta crema de hierbas ayudará a que cicatrice más rápido –pensaba mientras tomaba dichos objetos.
Diana tomó de la mano a Haruto y lo llevo debajo del árbol donde lo ayudó a sentarse; ella no era tonta, los nervios y timidez del chico no podían ser ignorados con facilidad, pero ella tenía la costumbre de tratar con ese tipo de actitudes y no le parecían para nada incomodas; además, sentía un gusto innato por ayudar al prójimo aunque prácticamente le estuviese obligando a acatar sus peticiones, estas no eran del todo egoístas.
Una vez en posición, uno frente al otro, Diana se dispuso a aplicar con un poco de algodón el líquido desinfectante en la herida; sus manos eran habilidosas, bastante suaves, sabía lo que hacía y las formas de evitar que el ardor fuese notorio- Es una fortuna que uno de los dos esté bien preparado, dígame ¿Lleva mucho tiempo aquí? –no fue muy específica con la pregunta, pero se refería a su estadía en el descabellado mundo digital. Más allá de la previa deducción de que aquel Pukamon podía o no ser su compañero, no había nada más que le dijera a Diana cuan novato era Haruto ahí.
Mientras quitaba el algodón de la herida y se disponía a aplicar la crema, ella escuchó la pregunta del Pukamon y respondió- Oh, ¿Cómo es que adivinó? –rió leve- De hecho así es, pensaba compartir comida con ustedes, espero les guste tanto como a mí, ¿Tienen hambre ahora, o desean esperar para otro momento? –preguntaría a ambos.
Diana S. Bennet
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
En silencio aceptaría darle permiso a Diana para que tomara lo necesario de su mochila para que ella le atendiera, Él mientras miraba a Pukamon quien le pediría el digivice para verlo, su plan no era más que cual niño, toquetearlo para ver que hacía con gran curiosidad, Haru solo le observaba toquetear el aparato sin que este mostrara algún signo de funcionar o tener alguna función útil. Entonces mientras estaba distraído Diana tomo su mano y lo arrastro bajo el árbol donde tuvo que sentarse, ella se mostraba muy amable, pero en su mente pensaba que ella le recordaba a ese tipo de chicas que aunque son muy amables y tranquilas, realmente son princesas que le gusta que todo se haga a su manera, no sabía bien porque pero le daba esa sensación, no es que eso fuera algo malo en sí, solo le resultaba curioso.
Una vez ella empezó el tratamiento, experimento un sentimiento cálido al recibir sus atenciones, su tacto y movimientos eran muy suaves, se sentía bien recibir aquellas atenciones, estaba acostumbrado a hacerlo él mismo, pero cuando lo hacia ella era diferente, simplemente sentía calidez y un cosquilleo agradable, en el fondo deseaba que no se detuviera nunca, pero claro tenía que hacerlo una vez termino – No sé cuánto tiempo llevo aquí….solo desperté en este lugar hace poco - respondió en tono bajo. Mientras tanto Pukamon se había acercado con el digivice en la boca colocándolo sobre la hierba para seguir toqueteándolo – ¿Esta dañado? – Se preguntó a sí mismo, sin embargo su intriga sobre el aparato se disipo completamente al escuchar que Diana compartiría comida - ¡¿ENSERIO?! – Los ojos del bebé digimon se iluminaron al escuchar eso – ¡Sí! ¡Tengo hambre! – respondió alegremente aunque Haru estaba algo incrédulo si se supone que se había comido unas cuantas barras de limón de su mochila, él aún no había respondió sobre la oferta de comida, pero no fue necesario su estómago termino por delatarlo con un gruñido – Comer no vendría mal… - comento sonriendo un poco tonto.
Una vez ella empezó el tratamiento, experimento un sentimiento cálido al recibir sus atenciones, su tacto y movimientos eran muy suaves, se sentía bien recibir aquellas atenciones, estaba acostumbrado a hacerlo él mismo, pero cuando lo hacia ella era diferente, simplemente sentía calidez y un cosquilleo agradable, en el fondo deseaba que no se detuviera nunca, pero claro tenía que hacerlo una vez termino – No sé cuánto tiempo llevo aquí….solo desperté en este lugar hace poco - respondió en tono bajo. Mientras tanto Pukamon se había acercado con el digivice en la boca colocándolo sobre la hierba para seguir toqueteándolo – ¿Esta dañado? – Se preguntó a sí mismo, sin embargo su intriga sobre el aparato se disipo completamente al escuchar que Diana compartiría comida - ¡¿ENSERIO?! – Los ojos del bebé digimon se iluminaron al escuchar eso – ¡Sí! ¡Tengo hambre! – respondió alegremente aunque Haru estaba algo incrédulo si se supone que se había comido unas cuantas barras de limón de su mochila, él aún no había respondió sobre la oferta de comida, pero no fue necesario su estómago termino por delatarlo con un gruñido – Comer no vendría mal… - comento sonriendo un poco tonto.
- Tamer & Digimon
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Haruto Yuichi
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Diana estaba muy centrada en lo suyo, lo cual no era para nada exhaustivo, pronto terminaría con el proceso curativo de la pequeña herida, colocando como finalizador una bandita en su lugar- Listo, ya quedó –serían sus palabras para anunciarle a Haruto que podía levantarse o separarse sin problemas, ella mientras escuchaba las respuestas de los contrarios solo se limitaba a devolver las herramientas que había usado dentro de la mochila del mismo, incluso tomándose la osadía de ordenar todo lo que había dentro para que sea más cómodo encontrar las cosas la próxima vez que el chico lo necesitase.
Una delicada risa escaparía de entre sus labios ante la reacción y respuesta del que parecía más joven, Pukamon, quien daba la sensación de tener la edad de un niño pequeño.
- En ese caso hay que comenzar a ordenar todo, le pediría ayuda a Baal con esto, pero creo que está “muy ocupado vigilando los alrededores” –mientras decía esto se sacaba la bolsa del rededor de su cuello- Pobresillo, seguro ha de perder el apetito con tantas preocupaciones surcando por su cabeza –diría ella mientras desviaba la mirada hacia el sitio contrario donde se encontraba su compañero volando.
- Oye… ¿Estás hablando de mí, cierto? Que sepas que estoy escuchándote –suspiró- No tengo interés en ordenar nada, así que tampoco voy a pedirles nada a cambio, solo… hagan lo que quieran –tras responder esto el digimon oscuro se alejaría de ellos y se dispondría a colocarse sobre la rama de un árbol.
Diana permanecería en silencio por la respuesta del DemiDevimon. Ella sabía que eso podría pasar, sus palabras habían sido dichas con la intención de jugarle una broma a su compañero, por lo que no dejaba de parecerle incorrecto que el orgullo del murcielago se sobrepusiera incluso a sus necesidades básicas y arruinando por completo la comedia que ella estaba intentando darle a la situación; no iba a rogarle, no estaba en su naturaleza hacerlo tampoco, si él quería seguir actuando como un infante… entonces debía tener el mismo castigo que un infante.
- Ignoren lo que acaba de pasar por favor, de nuevo me disculpo por las actitudes de mi compañero –ella diría, dirigiéndose al otro dúo que le estaría acompañando el día de hoy, sin perder la compostura en ningún momento.
Ella abrió su bolso, un bolso que había sido regalado por otro Tamer veterano que la había ayudado con los problemas iniciales del Tamer novato, éste se notaba había sido tejido a mano por los lugareños de la Ciudad playera, tenía un diseño humilde pero cálido, con un color carmesí que le caracterizaba y el dibujo de una palmera cubriendo los rayos del sol. El bolso era amplio y cómodo de llevar.
Dentro de este se hallaban algunos platillos sellados y un par de termos, uno que cargaba bebida de fruta y otra con algo de caldo de mariscos. Si colocabas tu mano a su alrededor podía sentirse aún frío o caliente, dependiendo lo que fuese, ya que ambos envases permitían que la temperatura se mantuviese.
Ella dejó el bolso en medio de los tres y comenzó a acomodar las cosas en su sitio, ellos podían ayudar si querían. Todos los alimentos que tenían se trataban de bocadillos que podías encontrar en una ciudad donde abundaban los mariscos.
- Sírvanse sin miedo, hay suficiente para todos –diría ella, esperando con esto darles la confianza de que pudieran tomar y comer como gustaran y sin temores- Mientras disfrutamos de la comida, ¿Les parece sí hablamos de la situación que nos acontece? –ella esperó un momento su respuesta, después de eso, continuó- Haruto, creo que ya debió de darse cuenta en su momento, pero se lo confirmare… Este no es el mundo que conoce, ya no nos encontramos en el planeta Tierra, sino en un sitio que es conocido como “Mundo digital” –Diana le daría unos momentos al chico para que digiriese la información, una información sencilla de decir pero difícil de comprender cuando era tu primera vez ahí- Como su nombre lo sugiere, este lugar esta creado gracias a las redes digitales de internet que existen en nuestro mundo, podría decirse que están ligadas las unas con las otras, pero de alguna forma este mundo logró tener individualidad, funcionando ahora de forma separada al nuestro… Pero no por eso deja de tener muchas cosas en común, como este paisaje vivo que estamos viendo ahora. No parece muy digital que digamos, ¿Verdad? –mientras explicaba ella en ningún momento se mostraba trastornada por eso, como si ya se hubiese acostumbrado a las rarezas de ese lugar, al menos eso era lo que aparentaba.
- Ahora, como ya te lo podrás imaginar, los habitantes de este mundo no somos los humanos, sino unas criaturas conocidas como “Digital Monster” o, de forma abreviada, “Digimon” –dijo, mostrando con su mano extendida al Pukamon- … Al igual que tú soy nueva en todo esto, no llevo ni una semana aquí, pero en lo que he experimentado me he topado a muchas personas como nosotros, humanos que son compañeros de ciertos digimon, como si fuésemos una especie de “Elegidos”. Es… ¡Es alucinante! –los ojos de la princesa parecían un par de centellas, no podía ocultar la emoción de ser partícipe de algo tan maravilloso y fuera de lo usual.
Una delicada risa escaparía de entre sus labios ante la reacción y respuesta del que parecía más joven, Pukamon, quien daba la sensación de tener la edad de un niño pequeño.
- En ese caso hay que comenzar a ordenar todo, le pediría ayuda a Baal con esto, pero creo que está “muy ocupado vigilando los alrededores” –mientras decía esto se sacaba la bolsa del rededor de su cuello- Pobresillo, seguro ha de perder el apetito con tantas preocupaciones surcando por su cabeza –diría ella mientras desviaba la mirada hacia el sitio contrario donde se encontraba su compañero volando.
- Oye… ¿Estás hablando de mí, cierto? Que sepas que estoy escuchándote –suspiró- No tengo interés en ordenar nada, así que tampoco voy a pedirles nada a cambio, solo… hagan lo que quieran –tras responder esto el digimon oscuro se alejaría de ellos y se dispondría a colocarse sobre la rama de un árbol.
Diana permanecería en silencio por la respuesta del DemiDevimon. Ella sabía que eso podría pasar, sus palabras habían sido dichas con la intención de jugarle una broma a su compañero, por lo que no dejaba de parecerle incorrecto que el orgullo del murcielago se sobrepusiera incluso a sus necesidades básicas y arruinando por completo la comedia que ella estaba intentando darle a la situación; no iba a rogarle, no estaba en su naturaleza hacerlo tampoco, si él quería seguir actuando como un infante… entonces debía tener el mismo castigo que un infante.
- Ignoren lo que acaba de pasar por favor, de nuevo me disculpo por las actitudes de mi compañero –ella diría, dirigiéndose al otro dúo que le estaría acompañando el día de hoy, sin perder la compostura en ningún momento.
Ella abrió su bolso, un bolso que había sido regalado por otro Tamer veterano que la había ayudado con los problemas iniciales del Tamer novato, éste se notaba había sido tejido a mano por los lugareños de la Ciudad playera, tenía un diseño humilde pero cálido, con un color carmesí que le caracterizaba y el dibujo de una palmera cubriendo los rayos del sol. El bolso era amplio y cómodo de llevar.
Dentro de este se hallaban algunos platillos sellados y un par de termos, uno que cargaba bebida de fruta y otra con algo de caldo de mariscos. Si colocabas tu mano a su alrededor podía sentirse aún frío o caliente, dependiendo lo que fuese, ya que ambos envases permitían que la temperatura se mantuviese.
Ella dejó el bolso en medio de los tres y comenzó a acomodar las cosas en su sitio, ellos podían ayudar si querían. Todos los alimentos que tenían se trataban de bocadillos que podías encontrar en una ciudad donde abundaban los mariscos.
- Sírvanse sin miedo, hay suficiente para todos –diría ella, esperando con esto darles la confianza de que pudieran tomar y comer como gustaran y sin temores- Mientras disfrutamos de la comida, ¿Les parece sí hablamos de la situación que nos acontece? –ella esperó un momento su respuesta, después de eso, continuó- Haruto, creo que ya debió de darse cuenta en su momento, pero se lo confirmare… Este no es el mundo que conoce, ya no nos encontramos en el planeta Tierra, sino en un sitio que es conocido como “Mundo digital” –Diana le daría unos momentos al chico para que digiriese la información, una información sencilla de decir pero difícil de comprender cuando era tu primera vez ahí- Como su nombre lo sugiere, este lugar esta creado gracias a las redes digitales de internet que existen en nuestro mundo, podría decirse que están ligadas las unas con las otras, pero de alguna forma este mundo logró tener individualidad, funcionando ahora de forma separada al nuestro… Pero no por eso deja de tener muchas cosas en común, como este paisaje vivo que estamos viendo ahora. No parece muy digital que digamos, ¿Verdad? –mientras explicaba ella en ningún momento se mostraba trastornada por eso, como si ya se hubiese acostumbrado a las rarezas de ese lugar, al menos eso era lo que aparentaba.
- Ahora, como ya te lo podrás imaginar, los habitantes de este mundo no somos los humanos, sino unas criaturas conocidas como “Digital Monster” o, de forma abreviada, “Digimon” –dijo, mostrando con su mano extendida al Pukamon- … Al igual que tú soy nueva en todo esto, no llevo ni una semana aquí, pero en lo que he experimentado me he topado a muchas personas como nosotros, humanos que son compañeros de ciertos digimon, como si fuésemos una especie de “Elegidos”. Es… ¡Es alucinante! –los ojos de la princesa parecían un par de centellas, no podía ocultar la emoción de ser partícipe de algo tan maravilloso y fuera de lo usual.
Diana S. Bennet
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Una vez había terminado Haru se levantó con las mejillas aun algo sonrojadas haciendo una leve reverencia en agradecimiento a Diana. Él solo se quedaba mirando a Diana acomodar su mochila, pensaba en detenerla y hacerlo él, no era necesario que ella se tomara tal molestia, pero pensó que lo mejor era dejarlo así, aunque si podía notar como el murciélago tenía un carácter bastante repelente, mostrándose arrogante incluso ante Diana, teniendo que la misma disculparse en su nombre – No importa, solo está haciendo un berrinche – comento Pukamon, él sabía de qué hablaba a fin de cuentas era un bebe, para él Demidevimon solo era un digimon haciendo un berrinche haciéndose el malo.
Con curiosidad Haru se acercó a ver qué es lo que sacaba Diana y ya que ella se había tomado la molestia de acomodar su mochila, lo mínimo que podía hacer es ayudarle a sacar la comida así que lentamente se acercó colocándose a un lado para ayudar a sacar la comida sin decir mucha cosa, por otro lado Pukamon observaba todo lo que sacaban, estaba casi babeando seguramente imaginando como se iba a comer todo el banquete. Una vez había terminado de colocar toda la comida, Diana dio el aviso para comer, Pukamon estaba que se lanzaba encima de todo pero Haru lo detuvo en el aire – Oye compórtate estamos frente a una señorita – le dijo en tono bajo aunque al estar al lado de Diana ella fácilmente podría escucharle; en cuanto a Pukamon, si le molesto que no le dejaran hacer lo que quería pero tampoco iba a hacer un berrinche, así que se quedó tranquilo, al ver esto Haru le sirvió una porción a Pukamon – Agradezco que comportas tu comida..- comento mirando un poco a Diana con una leve sonrisa tonta – Ittadakimasu – agradeció antes de dar el primer bocado, realmente esta delicioso y aun mas con el hambre que tenía. Diana comenzó a hablar sobre la situación actual que experimentaban, aunque la información era útil solo despertaba más dudas - Elegidos…. ¿Para qué? – dijo para sí mismo pero nuevamente Diana podía escucharle con solo poner un poco de atención en su persona – Hem…yo solo recuerdo….un destello y luego despertar aquí…también un sonido como la alarma de un reloj que venía de esto – dijo mostrándole aquel dispositivo que le había traído a ese lugar.
Con curiosidad Haru se acercó a ver qué es lo que sacaba Diana y ya que ella se había tomado la molestia de acomodar su mochila, lo mínimo que podía hacer es ayudarle a sacar la comida así que lentamente se acercó colocándose a un lado para ayudar a sacar la comida sin decir mucha cosa, por otro lado Pukamon observaba todo lo que sacaban, estaba casi babeando seguramente imaginando como se iba a comer todo el banquete. Una vez había terminado de colocar toda la comida, Diana dio el aviso para comer, Pukamon estaba que se lanzaba encima de todo pero Haru lo detuvo en el aire – Oye compórtate estamos frente a una señorita – le dijo en tono bajo aunque al estar al lado de Diana ella fácilmente podría escucharle; en cuanto a Pukamon, si le molesto que no le dejaran hacer lo que quería pero tampoco iba a hacer un berrinche, así que se quedó tranquilo, al ver esto Haru le sirvió una porción a Pukamon – Agradezco que comportas tu comida..- comento mirando un poco a Diana con una leve sonrisa tonta – Ittadakimasu – agradeció antes de dar el primer bocado, realmente esta delicioso y aun mas con el hambre que tenía. Diana comenzó a hablar sobre la situación actual que experimentaban, aunque la información era útil solo despertaba más dudas - Elegidos…. ¿Para qué? – dijo para sí mismo pero nuevamente Diana podía escucharle con solo poner un poco de atención en su persona – Hem…yo solo recuerdo….un destello y luego despertar aquí…también un sonido como la alarma de un reloj que venía de esto – dijo mostrándole aquel dispositivo que le había traído a ese lugar.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :37Ficha :Nivel On Rol :RookieInventario :
Haruto Yuichi
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Ella primero esperó a que sus invitados tomaran sus primeras porciones de la variada selección de alimentos que había frente a ambos mientras esperaba las preguntas seguras que vendrían más delante de la explicación que acababa de comentar a quienes parecían incluso ser más novatos que ella con todo el tema del mundo digital y los seres digitales. De vez en cuando los ojos grisáceos de la princesa desviaban su atención del par con el que sostenía una conversación hacia donde yacía su compañero.
El murciélago se encontraba reposado sobre una de las ramas del árbol cercano, dando la espalda al grupo y en ningún momento se le vio voltear hacia ellos ni siquiera por curiosidad. A Diana le preocupaba, claro, aunque no le gustaba externarlo le angustiaba tener un compañero que, muy al contrario de ella que se sentía con el entusiasmo de desvelar los misterios que ese nuevo mundo, o al menos nuevo para ella, guardaba… su compañero era más de tomar un papel de guardian cuyas propias aficiones o placeres importaban poco o nada. Estar cerca de él se sentía frío, sí, igual que como se sentía con cualquier otra persona en su castillo, las preocupaciones de Baal, al igual que las de su familia y sociedad ¿Estaban solamente interesados en el bienestar de Diana por su título? Eso… le hacía perder un poco de ánimos.
La angustia en el rostro de Diana se hizo notar por instantes, instantes en los que el brillo característico de sus ojos simplemente se apagaría; pero reaccionaría lo suficientemente pronto como para evitar causar que el resto se alarmara. Así, recapitularía lo que acababa de suceder, y continuaría con la plática.
- Esa es una buena pregunta, pero en realidad eso que acabo de decir no es una información del todo precisa, estoy basándome mas que nada en deducciones que en otras cosas –trataría de corregirse en un intento de evitar mal entendidos en los oyentes- Me gustaría pensar que somos personas elegidas por este mundo para hacer algo en particular, pero la verdad es que no hay nada que nos lo pueda asegurar, ¿Quién sabe? Puede que incluso se trate de tan solo un poco de buena, o mala suerte. Ya depende de la percepción de cada uno, ¿Y usted, Haruto, cree que su llegada a este colosal mundo es buena o mala suerte? –la chica de cabellos dorados reiría leve, cubriendo su boca por educación- O, claro, también puede ser del grupo en el que no cree en esas cosas. También es una respuesta aceptable al fin y al cabo.
Mientras ella escuchaba la breve historia de cómo había aparecido aquí, serviría en un par de vasos de plástico que llevaba guardados algo de caldo de mariscos que había en el termo, separándolos a una distancia considerable para que no fuesen confundidos después.
- Ya veo, ¿Eso es…? –lo observaría por instantes, mostrando una ligera sorpresa que pudo destacar en el momento en que abrió sus ojos más que antes- Podría casi jurar que este es el dispositivo que le delata como un Tamer, si lo tiene significa que debe tener un compañero digital. Observe. –Diana buscó en su bolso, sin tomarse más alla de un par de segundos, y sacaría de él su propio dispositivo, el cual en apariencia y forma era distinto al de Haruto- Este es el mío, desconozco porque son diferentes, yo diría que estos aparatos se amoldan a nuestra forma de ser, nuestro espíritu, es algo ciertamente fascinante –opinaría, mostrando una sonrisa mientras comparaba ambos aparatos uno cerca del otro.
El murciélago se encontraba reposado sobre una de las ramas del árbol cercano, dando la espalda al grupo y en ningún momento se le vio voltear hacia ellos ni siquiera por curiosidad. A Diana le preocupaba, claro, aunque no le gustaba externarlo le angustiaba tener un compañero que, muy al contrario de ella que se sentía con el entusiasmo de desvelar los misterios que ese nuevo mundo, o al menos nuevo para ella, guardaba… su compañero era más de tomar un papel de guardian cuyas propias aficiones o placeres importaban poco o nada. Estar cerca de él se sentía frío, sí, igual que como se sentía con cualquier otra persona en su castillo, las preocupaciones de Baal, al igual que las de su familia y sociedad ¿Estaban solamente interesados en el bienestar de Diana por su título? Eso… le hacía perder un poco de ánimos.
La angustia en el rostro de Diana se hizo notar por instantes, instantes en los que el brillo característico de sus ojos simplemente se apagaría; pero reaccionaría lo suficientemente pronto como para evitar causar que el resto se alarmara. Así, recapitularía lo que acababa de suceder, y continuaría con la plática.
- Esa es una buena pregunta, pero en realidad eso que acabo de decir no es una información del todo precisa, estoy basándome mas que nada en deducciones que en otras cosas –trataría de corregirse en un intento de evitar mal entendidos en los oyentes- Me gustaría pensar que somos personas elegidas por este mundo para hacer algo en particular, pero la verdad es que no hay nada que nos lo pueda asegurar, ¿Quién sabe? Puede que incluso se trate de tan solo un poco de buena, o mala suerte. Ya depende de la percepción de cada uno, ¿Y usted, Haruto, cree que su llegada a este colosal mundo es buena o mala suerte? –la chica de cabellos dorados reiría leve, cubriendo su boca por educación- O, claro, también puede ser del grupo en el que no cree en esas cosas. También es una respuesta aceptable al fin y al cabo.
Mientras ella escuchaba la breve historia de cómo había aparecido aquí, serviría en un par de vasos de plástico que llevaba guardados algo de caldo de mariscos que había en el termo, separándolos a una distancia considerable para que no fuesen confundidos después.
- Ya veo, ¿Eso es…? –lo observaría por instantes, mostrando una ligera sorpresa que pudo destacar en el momento en que abrió sus ojos más que antes- Podría casi jurar que este es el dispositivo que le delata como un Tamer, si lo tiene significa que debe tener un compañero digital. Observe. –Diana buscó en su bolso, sin tomarse más alla de un par de segundos, y sacaría de él su propio dispositivo, el cual en apariencia y forma era distinto al de Haruto- Este es el mío, desconozco porque son diferentes, yo diría que estos aparatos se amoldan a nuestra forma de ser, nuestro espíritu, es algo ciertamente fascinante –opinaría, mostrando una sonrisa mientras comparaba ambos aparatos uno cerca del otro.
Diana S. Bennet
Re: Fantasia o realidad [Priv. Diana]
Realmente toda la charla de Diana era simple pero bastante profunda, ya que toca el tema del propósito de existencia y del porque estaban donde estaban ahora mismo en sus vidas, realmente era difícil encontrar una excusa o propósito plausible para que se encontrara en ese lugar, no era nadie especial, era solo un chico normal, con una vida normal, no destacaba en ningún ámbito o al menos así pensaba sobre sí mismo, por ende no encontraba ninguna razón para que fuera elegido para realizar algo importante.
-No lo sé, dudo ser alguien especial, tengo responsabilidades como cualquier persona normal, no creo que debería estar aquí – respondió como si fuera un monologo para sí mismo con una expresión pensativa dejando de comer por un momento, pero no tardo en retomar su comida. Pukamon por otro lado seguía comiendo sin detenerse a oír nada. En un dado momento ella le mostro su digivice, realmente era muy distinto al propio, no solo en tamaño sino en diseño además que tenía una ranura – se parece a las ranuras para pasar las tarjetas de crédito o debido- comento más para sí mismo, aunque termino por ver el suyo que era más portátil con solo una pantalla y dos botones uno a cada lado, nada resaltante en el la verdad - ¿Por qué es diferentes? – le pregunto mirándolo a sus grandes ojos grises aunque ella tampoco tenía mucha idea de porque eran distintos, pero ofreció una teoría de lo que ella pensaba que era la razón. Sin embargo todo fue interrumpido ya que el pequeño Pukamon llamo su atención –Oigan me siento extraño – en ese momento una brillante luz surgió del digimon, una luz tan fuerte que los presentes tenían que cubrirse los ojos al estar tan cerca, pero tan solo duro unos instantes, una vez la luz desapareció algo cambio, ya no estaba Pukamon en su lugar estaba una criatura con una cresta naranja, pelaje blanco con detalles en morado parecía una especie de morsa pero en pequeño – ¿Pukamon? … - pregunto Haru acercándose despacio – ¡Ahora soy Gomamon! – Había digievolucionado al parecer al comer tanto consiguió lo necesario para evolucionar a su siguiente etapa de crecimiento, aunque Haru no lo podía creer había visto como aquella pequeña foca había cambiado en un instante, se giró hacia Diana esperando que tuviera una explicación.
-No lo sé, dudo ser alguien especial, tengo responsabilidades como cualquier persona normal, no creo que debería estar aquí – respondió como si fuera un monologo para sí mismo con una expresión pensativa dejando de comer por un momento, pero no tardo en retomar su comida. Pukamon por otro lado seguía comiendo sin detenerse a oír nada. En un dado momento ella le mostro su digivice, realmente era muy distinto al propio, no solo en tamaño sino en diseño además que tenía una ranura – se parece a las ranuras para pasar las tarjetas de crédito o debido- comento más para sí mismo, aunque termino por ver el suyo que era más portátil con solo una pantalla y dos botones uno a cada lado, nada resaltante en el la verdad - ¿Por qué es diferentes? – le pregunto mirándolo a sus grandes ojos grises aunque ella tampoco tenía mucha idea de porque eran distintos, pero ofreció una teoría de lo que ella pensaba que era la razón. Sin embargo todo fue interrumpido ya que el pequeño Pukamon llamo su atención –Oigan me siento extraño – en ese momento una brillante luz surgió del digimon, una luz tan fuerte que los presentes tenían que cubrirse los ojos al estar tan cerca, pero tan solo duro unos instantes, una vez la luz desapareció algo cambio, ya no estaba Pukamon en su lugar estaba una criatura con una cresta naranja, pelaje blanco con detalles en morado parecía una especie de morsa pero en pequeño – ¿Pukamon? … - pregunto Haru acercándose despacio – ¡Ahora soy Gomamon! – Había digievolucionado al parecer al comer tanto consiguió lo necesario para evolucionar a su siguiente etapa de crecimiento, aunque Haru no lo podía creer había visto como aquella pequeña foca había cambiado en un instante, se giró hacia Diana esperando que tuviera una explicación.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :37Ficha :Nivel On Rol :RookieInventario :
Haruto Yuichi
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