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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Waterproof [Priv. Diana]
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Waterproof [Priv. Diana]
Las Islas y Zonas Marítimas. Sí, hacía demasiado tiempo que no me aventuraba por aquellos lares. ¿Cuándo había sido la última vez?. Claro, la ocasión en la cual había salvado a esa chica novata, Yukari era su nombre, y antes de eso, recuerdo bien, me había encontrado con el hombre dios, Kyrie era su nombre, devoto hombre y aparente vocero de lo que eran los Royal Knights. Él me recordaba a Fuji, uno también de los destacados miembros de dicho grupo.
Ahora, ¿qué es lo que hacíamos allí?, ¿qué nos había llevado hasta dichoso lugar por una tercera ocasión?, a decir verdad, a diferencia de las ocasiones anteriores, con la mera intención de quizás buscar relajarnos un poco. Seiryu, como siempre, había estado quejándose todo el camino por caminar demasiado, Yumi se había mantenido callada reposando en mi cabeza habiendo adoptado su forma minina, y por último, Joker, el DemiDevimon se había mantenido aleteando, de hecho, molestando a Seiryu por comportarse de forma tan quejica durante todo el transcurso del viaje.
A decir verdad, nuestro rumbo se había mantenido literalmente a la deriva, mas, sin embargo, con un poco de ayuda de un viejo amigo, Ryūjin, logramos dar finalmente con un destino interesante, al cual él mismo nos llevó, porque claro, a fin de cuentas nada simple era, después de todo, Kingdom Cave era una ciudad marítima subterránea.
Sí, Kingdom Cave. Ciudad marítima subterránea, cuya única entrada y salida es por una cueva escondida en un acantilado. Localizada en la costa sureste del continente Drive. Ciudad que fue construida como principal lugar de comercio para mercados ilegales, aunque con el tiempo también florecieron varios negocios legales. Aquí abundan las baratijas y tesoros mas extraños y extravagantes del Digimundo, ya hayan sido obtenidos de forma legal o ilegal. También suele ser la ciudad con mas ingreso de inmigrantes, puesto es el lugar perfecto para que los mas buscados desaparezcan por un tiempo. viviendo una vida relativamente tranquila.
—Hibiki, tengo hambre —el dragón tiró de mi chaqueta, porque en esta ocasión, para variar, había dejado de lado aquel conjunto más refinado que me había entregado la Union Saver para volver a mi vestimenta habitual, aquella de tonos oscuros y rojizos.
—¿Por qué siempre tienes que decir lo mismo cuando llegamos a un nuevo lugar? —bufé. Y es que era cierto, y de verdad me sorprendía que Seiryu nunca cambiase, lo cual, en parte, le hacía mantener aquel encanto que tanto le caracterizaba, ¿PERO CÓMO SIEMPRE PODÍA TENER HAMBRE?
Yumi encima de mi cabeza se había quedado dormida, pero Joker no aguantó la risa, comenzando a carcajearse entre dientes por mi reacción.
—Oye, Sanjō —el ser volador llamó mi atención tirando de la gorra de mi chaqueta con una de sus filosas garras —, ya que estamos aquí, busquemos algo para divertirnos. Me abuuurro —y cual niño pequeño también comenzó a quejarse. Vaya banda de la cual me estaba haciendo cargo.
Tragué saliva y suspiré pesado. Muy bien, ahora tenía que alimentar a un dragón berrinchudo y averiguar la forma de entretener al molesto de un DemiDevimon. Miré hacia todos lados a la espera de algo que pudiese salvarme, como si de un milagro se tratase. Bueno, por lo menos Yumi se mantenía tan pacífica como siempre, pero realmente hubiese preferido que estuviese despierta para mantener a Joker a raya, ya que por alguna razón, al final, él le tenía miedo a la minina.
—Muy bien, chicos —solo atiné a decir eso. A decir verdad, no sabía qué hacer.
Ahora, ¿qué es lo que hacíamos allí?, ¿qué nos había llevado hasta dichoso lugar por una tercera ocasión?, a decir verdad, a diferencia de las ocasiones anteriores, con la mera intención de quizás buscar relajarnos un poco. Seiryu, como siempre, había estado quejándose todo el camino por caminar demasiado, Yumi se había mantenido callada reposando en mi cabeza habiendo adoptado su forma minina, y por último, Joker, el DemiDevimon se había mantenido aleteando, de hecho, molestando a Seiryu por comportarse de forma tan quejica durante todo el transcurso del viaje.
A decir verdad, nuestro rumbo se había mantenido literalmente a la deriva, mas, sin embargo, con un poco de ayuda de un viejo amigo, Ryūjin, logramos dar finalmente con un destino interesante, al cual él mismo nos llevó, porque claro, a fin de cuentas nada simple era, después de todo, Kingdom Cave era una ciudad marítima subterránea.
Sí, Kingdom Cave. Ciudad marítima subterránea, cuya única entrada y salida es por una cueva escondida en un acantilado. Localizada en la costa sureste del continente Drive. Ciudad que fue construida como principal lugar de comercio para mercados ilegales, aunque con el tiempo también florecieron varios negocios legales. Aquí abundan las baratijas y tesoros mas extraños y extravagantes del Digimundo, ya hayan sido obtenidos de forma legal o ilegal. También suele ser la ciudad con mas ingreso de inmigrantes, puesto es el lugar perfecto para que los mas buscados desaparezcan por un tiempo. viviendo una vida relativamente tranquila.
* * *
—Hibiki, tengo hambre —el dragón tiró de mi chaqueta, porque en esta ocasión, para variar, había dejado de lado aquel conjunto más refinado que me había entregado la Union Saver para volver a mi vestimenta habitual, aquella de tonos oscuros y rojizos.
—¿Por qué siempre tienes que decir lo mismo cuando llegamos a un nuevo lugar? —bufé. Y es que era cierto, y de verdad me sorprendía que Seiryu nunca cambiase, lo cual, en parte, le hacía mantener aquel encanto que tanto le caracterizaba, ¿PERO CÓMO SIEMPRE PODÍA TENER HAMBRE?
Yumi encima de mi cabeza se había quedado dormida, pero Joker no aguantó la risa, comenzando a carcajearse entre dientes por mi reacción.
—Oye, Sanjō —el ser volador llamó mi atención tirando de la gorra de mi chaqueta con una de sus filosas garras —, ya que estamos aquí, busquemos algo para divertirnos. Me abuuurro —y cual niño pequeño también comenzó a quejarse. Vaya banda de la cual me estaba haciendo cargo.
Tragué saliva y suspiré pesado. Muy bien, ahora tenía que alimentar a un dragón berrinchudo y averiguar la forma de entretener al molesto de un DemiDevimon. Miré hacia todos lados a la espera de algo que pudiese salvarme, como si de un milagro se tratase. Bueno, por lo menos Yumi se mantenía tan pacífica como siempre, pero realmente hubiese preferido que estuviese despierta para mantener a Joker a raya, ya que por alguna razón, al final, él le tenía miedo a la minina.
—Muy bien, chicos —solo atiné a decir eso. A decir verdad, no sabía qué hacer.
- Tamer & Digimon
- Faltas :Tener ojos rojosPrueba de Rol :¿Pa' qué?Digi Puntos :398Ficha :NPCs :Nivel On Rol :MegaNivel On Rol de los Digi Aliados :Yumi: Beast Spirit
Jōkā: ChampionIcono :Rango y Unidad :Hibiki Sanjō Y Seiryū
Rango: Sub Oficial
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Swords WisdomRango y Unidad Digi Aliado :Yumi Niimura
Rango: Soldado
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Swords WisdomInventario :
Hibiki Sanjō
Re: Waterproof [Priv. Diana]
Todo pasó tan rápido.
Recuerdo como hace tan solo unos momentos me encontraba en mi habitación, estaba discutiendo con quien por años pensé que se trataba de un demonio, un demonio que me ayudaba por que había logrado efectuar el ritual de aquel libro hallado en la biblioteca del castillo. Por años me vi envuelta en aquella ilusión de que había hecho algo fuera de lo normal que me resultaba maravilloso, y justamente fue "hace tan solo unos momentos" en que toda esa ilusión se rompió de forma abrupta y me hizo darme cuenta de que la razón por la que ese demonio, que resultaba ser mas bien un "monstruo digital", me ayudaba era porque se sentía perdido y desorientado. Aún así me sentía en deuda con él, era obvio, me había ayudado desinteresadamente por mucho tiempo hasta el punto de hacer que su propia vida peligrara.
Todo pasó tan rápido.
Abrí mis ojos con debilidad, la luz del sol calaba mis parpados e impedía que siguiera recostada en la arena más tiempo. Elevé mi mano hacia la altura de mis ojos para evitar que siguieran doliendo, pero cuando lo hice, noté con gran sorpresa que mi mano en realidad estaba sosteniendo algo; fue entonces cuando lo recordé.
Sí, justo después de haber hecho un trato formal con aquel monstruo, justo antes de que el mismo se desvaneciera frente a mis ojos, una luz había aparecido frente a ambos hasta tomar la forma del artefacto que tengo ahora sujeto en mi mano derecha; se trataba de una especie de dispositivo pequeño pero lo suficientemente grande como para llenar por completo la palma de esa mano. Su color predominante era un verde muy oscuro, como el de mi vestido actual, acompañado de un color guindo y con pequeños diamantes incrustados alrededor, sin duda parecía estar hecho para mi; pero eso no era lo que más me impactaba por alguna razón, no, lo que hacía que mis ojos se mantuvieran por varios minutos contemplando esa pequeña maquina era el dibujo de un huevo roto en la pantalla.
Ahí fue cuando volví a recordar ese instante en el que Baalmon, como se había presentado antes de desaparecer, se desvanecería en pequeñas figuras irreconocibles y coloridas hasta finalmente ser absorbido por, sí, el mismo aparato que estaba sosteniendo. Fue ese momento en el que el huevo apareció en la pequeña pantalla y un portal surgió bajo mis pies y me llevó al sitio en el que me encuentro ahora.
Constantemente aplanaba los botones como esperando que de esa forma ocurriera algo, pero lo único que aparecía en la pantalla era la figura del huevo roto y un letrero que decía parpadeante "NoDATA".
- Si el huevo esta roto eso debe significar que... -mis ojos se abrieron completamente por la sorpresa y, tan rápido como pude, me alcé del suelo sin importar tener aún arena atrapada entre los pliegues de mi vestido, eso no era para nada importante ahora- ¿Baalmon estará vivo? ¿Estará aquí en esta...? -fijé mis vista hacia mi alrededor y sentí como si la sangre se me helara- ..¿Isla? -Pero no cualquier isla, me hallaba justo encima de un acantilado. Bajé la mirada y fue cuando noté lo cerca que estaba a la punta del risco. Por supuesto que me asusté pero lo único que hice fue alejarme un par de pasos de la zona peligrosa.
- ¿Cómo fue que llegué aquí?... -tras unos segundos intentando hallar una respuesta coherente, agité mi cabeza de izquierda a derecha rápidamente- No, no. Después buscaré las respuestas, primero debo encontrar a Baalmon.
Tras llegar a esa decisión me puse a investigar el acantilado avanzando hacia el único camino posible. Admito que no estaba muy pendiente de mi alrededor como debería, considerando que me encuentro en un sitio completamente desconocido para mí, pues ni siquiera me había dado cuenta de que no estaba completamente sola. Alguien me estaba siguiendo.
Recuerdo como hace tan solo unos momentos me encontraba en mi habitación, estaba discutiendo con quien por años pensé que se trataba de un demonio, un demonio que me ayudaba por que había logrado efectuar el ritual de aquel libro hallado en la biblioteca del castillo. Por años me vi envuelta en aquella ilusión de que había hecho algo fuera de lo normal que me resultaba maravilloso, y justamente fue "hace tan solo unos momentos" en que toda esa ilusión se rompió de forma abrupta y me hizo darme cuenta de que la razón por la que ese demonio, que resultaba ser mas bien un "monstruo digital", me ayudaba era porque se sentía perdido y desorientado. Aún así me sentía en deuda con él, era obvio, me había ayudado desinteresadamente por mucho tiempo hasta el punto de hacer que su propia vida peligrara.
Todo pasó tan rápido.
Abrí mis ojos con debilidad, la luz del sol calaba mis parpados e impedía que siguiera recostada en la arena más tiempo. Elevé mi mano hacia la altura de mis ojos para evitar que siguieran doliendo, pero cuando lo hice, noté con gran sorpresa que mi mano en realidad estaba sosteniendo algo; fue entonces cuando lo recordé.
Sí, justo después de haber hecho un trato formal con aquel monstruo, justo antes de que el mismo se desvaneciera frente a mis ojos, una luz había aparecido frente a ambos hasta tomar la forma del artefacto que tengo ahora sujeto en mi mano derecha; se trataba de una especie de dispositivo pequeño pero lo suficientemente grande como para llenar por completo la palma de esa mano. Su color predominante era un verde muy oscuro, como el de mi vestido actual, acompañado de un color guindo y con pequeños diamantes incrustados alrededor, sin duda parecía estar hecho para mi; pero eso no era lo que más me impactaba por alguna razón, no, lo que hacía que mis ojos se mantuvieran por varios minutos contemplando esa pequeña maquina era el dibujo de un huevo roto en la pantalla.
Ahí fue cuando volví a recordar ese instante en el que Baalmon, como se había presentado antes de desaparecer, se desvanecería en pequeñas figuras irreconocibles y coloridas hasta finalmente ser absorbido por, sí, el mismo aparato que estaba sosteniendo. Fue ese momento en el que el huevo apareció en la pequeña pantalla y un portal surgió bajo mis pies y me llevó al sitio en el que me encuentro ahora.
Constantemente aplanaba los botones como esperando que de esa forma ocurriera algo, pero lo único que aparecía en la pantalla era la figura del huevo roto y un letrero que decía parpadeante "NoDATA".
- Si el huevo esta roto eso debe significar que... -mis ojos se abrieron completamente por la sorpresa y, tan rápido como pude, me alcé del suelo sin importar tener aún arena atrapada entre los pliegues de mi vestido, eso no era para nada importante ahora- ¿Baalmon estará vivo? ¿Estará aquí en esta...? -fijé mis vista hacia mi alrededor y sentí como si la sangre se me helara- ..¿Isla? -Pero no cualquier isla, me hallaba justo encima de un acantilado. Bajé la mirada y fue cuando noté lo cerca que estaba a la punta del risco. Por supuesto que me asusté pero lo único que hice fue alejarme un par de pasos de la zona peligrosa.
- ¿Cómo fue que llegué aquí?... -tras unos segundos intentando hallar una respuesta coherente, agité mi cabeza de izquierda a derecha rápidamente- No, no. Después buscaré las respuestas, primero debo encontrar a Baalmon.
Tras llegar a esa decisión me puse a investigar el acantilado avanzando hacia el único camino posible. Admito que no estaba muy pendiente de mi alrededor como debería, considerando que me encuentro en un sitio completamente desconocido para mí, pues ni siquiera me había dado cuenta de que no estaba completamente sola. Alguien me estaba siguiendo.
Diana S. Bennet
Re: Waterproof [Priv. Diana]
Kingdom Cave. Aún no podía asimilar el hecho de que me encontrase en semejante lugar, y es que sí, no es un lugar que normalmente concurriría, ni estando solo, ni para una misión, y no por miedo o algún similar, sino por el hecho de que simplemente no era el lugar que frecuentase, y por demás, la Union Saver tampoco me había adjudicado un destino como ese con anterioridad. Reí entre dientes como pude, más que nada por la ironía, después de todo al final no estaba allí del todo por voluntad mía, sino que, en realidad había sido por juicio de aquel Digimon con forma de serpiente marina que nos había recomendado el lugar.
Por demás, nos manteníamos cerca de un visible acantilado. No había demasiado camino, o más bien, no habían muchos más caminos a los cuales concurrir. De la nada, un bostezo llamó mi atención, y es que la minina sobre mi cabeza parecía finalmente sentar cabeza de los acontecimientos. Sonreí instintivamente al sentir como aquel apenas palpable peso sobre mi cabeza desaparecía y finalmente la misma cayó sobre sus dos pies frente a mi, sobándose uno de sus ojos con los guantes que tenía por patas.
—¿Dónde estamos? —bostezó somnolienta la minina.
—Kingdom Cave —respondí, sin mayor problema.
—¿King--? —aún dubitativa, seguramente producto del sueño y la desorientación fue que comenzó a hablar una vez más ella, sin embargo una interrupción no le permitió terminar.
—¡HIBIKI! —gritó el dragón mientras me apuntaba hasta la posición de una chica de rubios cabellos que parecía estar siendo asediada de forma indirecta por un sujeto encapuchado que parecía seguirle con un... ¿UN CUCHILLO?, eso parecía ser, e incluso mucho más grande.
En esta ocasión reaccioné rápidamente. Usualmente, en el pasado, hubiese esperado a darle alguna indicación a Seiryu o a cualquiera de los chicos para que interviniesen rápidamente en el asunto. Una sonrisa socarrona se dejó ver desde dentro de la capucha de aquel sujeto que entre manos traía aquella gran versión de un cuchillo carnicero en una mano, y claro, ni qué hablar de el bulto que parecía asomarse por lo alto tras lo que se suponía que tenía que ser su espalda. ¿Qué Digimon se suponía que era ese?, o más bien, ¿sería en realidad un Digimon o un humano?. Fuese cual fuese el caso, quizás por azar del destino, en el instante mismo en que la figura humanoide atentó con abalanzarse en contra de la fémina fue que yo mismo, con mi puño impregnado en aquella red de datos de tonalidad rojiza, terminé por darle un golpe que además de hacerle retroceder, le hizo caer, y así mismo, le quitó la capucha que traía encima.
—¿Quién te crees que e-- —no, no logré terminar la frase, pues, tras verle acallé.
Sí, no es que no me lo hubiese esperado desde un principio, y bueno, tampoco lo hacía, pero eso esclarecía una de las dudas que tenía en mi cabeza. Una vez observé la piel escamosa del mismo y su curioso ropaje todo se hizo más claro. Era un Dinohumon el que parecía querer atacar a la chica. En su mejilla había quedado el rastro de mi puño que le había dado con todo. Tras su espalda el gran arma que traía significaba el bulto que sobresalía por aquel trapo que había funcionado como capucha. Di un paso en frente, y temeroso, el gran Digimon humanoide volvió a su forma anterior, un pequeño Koemon que echó a correr. Seiryu y el resto se encaminó hasta mi posición, todos boquiabiertos a excepción de la minina que no parecía aún percatarse de lo que acababa de suceder.
—¡ESO FUE INCREÍBLE! —gritó el pequeño dragón, emocionado.
En realidad, prefería no prestarle demasiada atención, y así, solo sobando mi nuca con la zurda, busqué dirigir mi vista y completa atención hasta la chica que esperaba siguiese allí.
—¿Te encuentras bien? —pregunté antes que cualquier cosa. Lo mejor sería primero asegurarme de su seguridad —Pareces perdida, o algo, no lo sé —no le había estado viendo desde antes ni nada de eso, pero su sola expresión me decía eso, no sabía por qué.
Por demás, nos manteníamos cerca de un visible acantilado. No había demasiado camino, o más bien, no habían muchos más caminos a los cuales concurrir. De la nada, un bostezo llamó mi atención, y es que la minina sobre mi cabeza parecía finalmente sentar cabeza de los acontecimientos. Sonreí instintivamente al sentir como aquel apenas palpable peso sobre mi cabeza desaparecía y finalmente la misma cayó sobre sus dos pies frente a mi, sobándose uno de sus ojos con los guantes que tenía por patas.
—¿Dónde estamos? —bostezó somnolienta la minina.
—Kingdom Cave —respondí, sin mayor problema.
—¿King--? —aún dubitativa, seguramente producto del sueño y la desorientación fue que comenzó a hablar una vez más ella, sin embargo una interrupción no le permitió terminar.
—¡HIBIKI! —gritó el dragón mientras me apuntaba hasta la posición de una chica de rubios cabellos que parecía estar siendo asediada de forma indirecta por un sujeto encapuchado que parecía seguirle con un... ¿UN CUCHILLO?, eso parecía ser, e incluso mucho más grande.
En esta ocasión reaccioné rápidamente. Usualmente, en el pasado, hubiese esperado a darle alguna indicación a Seiryu o a cualquiera de los chicos para que interviniesen rápidamente en el asunto. Una sonrisa socarrona se dejó ver desde dentro de la capucha de aquel sujeto que entre manos traía aquella gran versión de un cuchillo carnicero en una mano, y claro, ni qué hablar de el bulto que parecía asomarse por lo alto tras lo que se suponía que tenía que ser su espalda. ¿Qué Digimon se suponía que era ese?, o más bien, ¿sería en realidad un Digimon o un humano?. Fuese cual fuese el caso, quizás por azar del destino, en el instante mismo en que la figura humanoide atentó con abalanzarse en contra de la fémina fue que yo mismo, con mi puño impregnado en aquella red de datos de tonalidad rojiza, terminé por darle un golpe que además de hacerle retroceder, le hizo caer, y así mismo, le quitó la capucha que traía encima.
—¿Quién te crees que e-- —no, no logré terminar la frase, pues, tras verle acallé.
Sí, no es que no me lo hubiese esperado desde un principio, y bueno, tampoco lo hacía, pero eso esclarecía una de las dudas que tenía en mi cabeza. Una vez observé la piel escamosa del mismo y su curioso ropaje todo se hizo más claro. Era un Dinohumon el que parecía querer atacar a la chica. En su mejilla había quedado el rastro de mi puño que le había dado con todo. Tras su espalda el gran arma que traía significaba el bulto que sobresalía por aquel trapo que había funcionado como capucha. Di un paso en frente, y temeroso, el gran Digimon humanoide volvió a su forma anterior, un pequeño Koemon que echó a correr. Seiryu y el resto se encaminó hasta mi posición, todos boquiabiertos a excepción de la minina que no parecía aún percatarse de lo que acababa de suceder.
—¡ESO FUE INCREÍBLE! —gritó el pequeño dragón, emocionado.
En realidad, prefería no prestarle demasiada atención, y así, solo sobando mi nuca con la zurda, busqué dirigir mi vista y completa atención hasta la chica que esperaba siguiese allí.
—¿Te encuentras bien? —pregunté antes que cualquier cosa. Lo mejor sería primero asegurarme de su seguridad —Pareces perdida, o algo, no lo sé —no le había estado viendo desde antes ni nada de eso, pero su sola expresión me decía eso, no sabía por qué.
- Tamer & Digimon
- Faltas :Tener ojos rojosPrueba de Rol :¿Pa' qué?Digi Puntos :398Ficha :NPCs :Nivel On Rol :MegaNivel On Rol de los Digi Aliados :Yumi: Beast Spirit
Jōkā: ChampionIcono :Rango y Unidad :Hibiki Sanjō Y Seiryū
Rango: Sub Oficial
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Swords WisdomRango y Unidad Digi Aliado :Yumi Niimura
Rango: Soldado
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Swords WisdomInventario :
Hibiki Sanjō
Re: Waterproof [Priv. Diana]
Me iba adentrando a lo que parecía ser una pequeña zona tropical sobre el acantilado. Al haber solo un camino, o al menos así era como me parecía desde la ubicación en la que me encontraba, no era algo que me preocupase en lo más mínimo. De hecho...
- ¿Cómo no se me ocurrió antes? -pensé mientras me detenía en seco en medio de este. A mi alrededor habían muchas plantas de mediano tamaño, inclusive estas poseían flores muy llamativas de las cuales nunca antes había visto algo similar; también habían grandes palmas, tan altas que a causa del brillo del sol si llegase a alzar la mirada no podría descifrar si tenían o no frutas en ellas- Con tanta vegetación es posible que Baalmon esté por aquí escondido. O... ¿No lo sé? Recuerdo que era bastante alto, más que yo.
Habían claras dudas surcando por mi mente pero tampoco tenía ninguna pista que me pudiese invitar a otro sitio o lugar, por eso antes debía buscar cualquier tipo de huellas o rastros en los sitios en los que me adentraba, eso incluía donde me hallaba ahora. Estuve unos minutos buscando entre las hojas, caminando en círculos y gritando el nombre de quien buscaba- ¡Baalmon! -repetía una y otra vez, pero no había respuesta alguna. Claro que me desanimó en sus momentos, pero tampoco era para tanto, aún había mucha isla por la cual investigar y el camino no se detenía ahí. En el instante en que avancé para adentrarme a la cueva escuché como alguien pisaba unas hojas, o movía las malezas; no podía reconocer exactamente la acción por el sonido, pero el crujir de aquellas plantas era por mucho llamativo. Me giré una vez más, pensé que se trataba de quien estaba buscando, pero...
- ¿Hay alguien ahí? -pregunté. No había absolutamente nadie, ni tampoco hubo respuesta alguna. Suspiré por lo bajo- Seguramente fue algún animalito -respondía mis dudas en mis adentros, y seguí el camino hacia delante.
Tras unos momentos caminando llegaría al final del acantilado. Frete a mi se hallaría lo que podría ser solo roca, una pared, pero estaba cubierta de plantas muy extrañas que también resultaban sospechosas.
- Que extraño, ¿No hay salida acaso? -miraba hacia mi alrededor, la única forma de bajar del acantilado sería saltando hacia lo desconocido y era obvio que no iba a hacer eso. No podía aceptar esa realidad que se hallaba frente a mi, además, las plantas y raíces que se enroscaban en la pared de piedra me llamaban mucho la atención- Muy bien Eddeana, no hay tiempo que perder, prometiste ayudar a Baalmon así que no hay forma de quedarte aquí sin hacer nada -me motivaba a mi misma.
Me acerqué a lo que parecía ser el "final sin salida" y, en cuanto acerqué mi mano para tomar una de las raíces, me di cuenta de que la razón por la que se notaban extrañas era porque...
- ¿Están dentro de la roca? -sí, si mi vista no me engañaba, las raíces y plantas no estaban enredadas en la roca sino que mas bien provenían dentro de ella. Con mucha intriga acerqué mi mano a la superficie y esta de repente... ¡Desapareció! O mas bien, se sumergió en su interior- ¿Esto es una especie de puerta secreta?
No me lo podía creer al inicio pero tampoco dudé demasiado. Mi corazón latía muy deprisa a causa de la emoción, me recordaba a historias de aventuras donde los exploradores necesitaban resolver rompecabezas para llegar al tesoro de las tierras prometidas. Cerré los ojos, tomé una bocanada de aire, y me sumergí en el interior de la roca.
A través de ella lo que había era una cueva, parecía que ese "final sin salida" en realidad solo era una puerta escondida. Me sentí mejor conmigo misma por haber descubierto algo así sin demasiado problema, ¿Quizás algún talento innato? No lo sabía, ni tampoco es que lo creía, pero me divertía un poco pensar en ello.
Seguí avanzando más y más a través del camino por la cueva, por fortuna no era demasiado complicada ya que al igual que antes solo había un camino por recorrer. En todo ese recorrido no podía dejar de pensar en Baalmon y el hecho de que habrían grandes probabilidades de que no pudiese encontrarlo, después de todo la isla desde la altura del acantilado se veía extremadamente grande ¿Y sí él había aparecido en otro lugar?
- No. Definitivamente debe estar aquí, y aún si no, lo encontraré -apreté con un poco de fuerza el dispositivo que aún se hallaba en mi mano derecha. No me iba a rendir fácilmente.
En ese momento algo extraño ocurriría. Tras de mi se presentaría una especie de pelea, un extraño encapuchado con arma blanca en mano se había acercado demasiado a mi sin que me hubiera percatado de ello en algún momento y, al parecer, había recibido un tremendo puñetazo de parte de un chico de cabello largo y oscuro. No sabía si había sido por lo rápido y curioso del momento, o quizá es que el brillo que se escurría escasamente por el techo de la cueva me habría jugado una broma, pero...
- ¿Su mano... estaba brillando? -fue la pregunta que surcó por mi mente en esos escasos momentos en el que ocurría el golpe fatal que revelaría la identidad del encapuchado. Sentí un profundo temor en cuanto noté que la mayoría de la piel de ese sujeto estaba conformada por escamas, pero más me sorprendí cuando éste de repente se hizo más pequeño hasta parecer una especie de mono que saldría huyendo del lugar. No tenía palabras ni forma de reaccionar a eso más que quedarme estática en mi posición.
Hasta ahora solo podía ver al chico que me había salvado de posiblemente una situación muy riesgosa, pero en cuanto oí otra voz que guiaría mi mirada hacia ella, mi sorpresa aumentaría más y más. ¿Un gato, un murciélago y...?
- Un... ¿Un dragón? -y no solo eso. El dragón había hablado, estaba segura que él había sido. Seguiría sin reaccionar unos momentos hasta que el chico, mi héroe del momento, se dirigió hacia mi con un par de preguntas. Sentía mi garganta seca a pesar de no haber gritado ni nada por el estilo, pero aún así intenté responder- S..Sí. Estoy bien. Y sí, también estoy perdida -respondería. Por mi mirada y el tono monótono de mi voz se notaba lo desorientada que me encontraba, todo a causa de que no comprendía nada de lo que se había presentado ante mis ojos en tan poco tiempo.
- Q..¿Quienes son ellos? ¿Ese es... un dragón, verdad? ¿Un dragón... parlante? -no podía organizar mis ideas ni mucho menos sabía como acomodar el orden de mis preguntas. Tenía tantas, tantas que me hubiera gustado decirlas todas en esa oportunidad que se me brindaba, pero tampoco podía ser tan descortés como para incomodar a quien había salvado mi vida- Lo siento, discúlpeme por favor, comenzaré de nuevo.
Cerré mis ojos y aclaré mi garganta, recobré la compostura antes de poder mirarle y sonreirle a él y a todo el grupo que le acompañaba.
- Mi nombre es Eddeana Sif Bennet, princesa de Noruega, y debo darle las gracias por lo que acaba de hacer por mí -me incliné ligeramente hacia delante realizando una reverencia- Permitame informarle de mi situación actual. Estoy buscando a alguien, su nombre es Baalmon, se ha perdido en algún rincón de esta basta isla y me he dado a la tarea de buscarle. De casualidad ¿No lo habrá visto por aquí? -tras preguntar eso me dispuse a hacerle una descripción física de aquel monstruo digital como lo recordaba.
- ¿Cómo no se me ocurrió antes? -pensé mientras me detenía en seco en medio de este. A mi alrededor habían muchas plantas de mediano tamaño, inclusive estas poseían flores muy llamativas de las cuales nunca antes había visto algo similar; también habían grandes palmas, tan altas que a causa del brillo del sol si llegase a alzar la mirada no podría descifrar si tenían o no frutas en ellas- Con tanta vegetación es posible que Baalmon esté por aquí escondido. O... ¿No lo sé? Recuerdo que era bastante alto, más que yo.
Habían claras dudas surcando por mi mente pero tampoco tenía ninguna pista que me pudiese invitar a otro sitio o lugar, por eso antes debía buscar cualquier tipo de huellas o rastros en los sitios en los que me adentraba, eso incluía donde me hallaba ahora. Estuve unos minutos buscando entre las hojas, caminando en círculos y gritando el nombre de quien buscaba- ¡Baalmon! -repetía una y otra vez, pero no había respuesta alguna. Claro que me desanimó en sus momentos, pero tampoco era para tanto, aún había mucha isla por la cual investigar y el camino no se detenía ahí. En el instante en que avancé para adentrarme a la cueva escuché como alguien pisaba unas hojas, o movía las malezas; no podía reconocer exactamente la acción por el sonido, pero el crujir de aquellas plantas era por mucho llamativo. Me giré una vez más, pensé que se trataba de quien estaba buscando, pero...
- ¿Hay alguien ahí? -pregunté. No había absolutamente nadie, ni tampoco hubo respuesta alguna. Suspiré por lo bajo- Seguramente fue algún animalito -respondía mis dudas en mis adentros, y seguí el camino hacia delante.
Tras unos momentos caminando llegaría al final del acantilado. Frete a mi se hallaría lo que podría ser solo roca, una pared, pero estaba cubierta de plantas muy extrañas que también resultaban sospechosas.
- Que extraño, ¿No hay salida acaso? -miraba hacia mi alrededor, la única forma de bajar del acantilado sería saltando hacia lo desconocido y era obvio que no iba a hacer eso. No podía aceptar esa realidad que se hallaba frente a mi, además, las plantas y raíces que se enroscaban en la pared de piedra me llamaban mucho la atención- Muy bien Eddeana, no hay tiempo que perder, prometiste ayudar a Baalmon así que no hay forma de quedarte aquí sin hacer nada -me motivaba a mi misma.
Me acerqué a lo que parecía ser el "final sin salida" y, en cuanto acerqué mi mano para tomar una de las raíces, me di cuenta de que la razón por la que se notaban extrañas era porque...
- ¿Están dentro de la roca? -sí, si mi vista no me engañaba, las raíces y plantas no estaban enredadas en la roca sino que mas bien provenían dentro de ella. Con mucha intriga acerqué mi mano a la superficie y esta de repente... ¡Desapareció! O mas bien, se sumergió en su interior- ¿Esto es una especie de puerta secreta?
No me lo podía creer al inicio pero tampoco dudé demasiado. Mi corazón latía muy deprisa a causa de la emoción, me recordaba a historias de aventuras donde los exploradores necesitaban resolver rompecabezas para llegar al tesoro de las tierras prometidas. Cerré los ojos, tomé una bocanada de aire, y me sumergí en el interior de la roca.
A través de ella lo que había era una cueva, parecía que ese "final sin salida" en realidad solo era una puerta escondida. Me sentí mejor conmigo misma por haber descubierto algo así sin demasiado problema, ¿Quizás algún talento innato? No lo sabía, ni tampoco es que lo creía, pero me divertía un poco pensar en ello.
Seguí avanzando más y más a través del camino por la cueva, por fortuna no era demasiado complicada ya que al igual que antes solo había un camino por recorrer. En todo ese recorrido no podía dejar de pensar en Baalmon y el hecho de que habrían grandes probabilidades de que no pudiese encontrarlo, después de todo la isla desde la altura del acantilado se veía extremadamente grande ¿Y sí él había aparecido en otro lugar?
- No. Definitivamente debe estar aquí, y aún si no, lo encontraré -apreté con un poco de fuerza el dispositivo que aún se hallaba en mi mano derecha. No me iba a rendir fácilmente.
En ese momento algo extraño ocurriría. Tras de mi se presentaría una especie de pelea, un extraño encapuchado con arma blanca en mano se había acercado demasiado a mi sin que me hubiera percatado de ello en algún momento y, al parecer, había recibido un tremendo puñetazo de parte de un chico de cabello largo y oscuro. No sabía si había sido por lo rápido y curioso del momento, o quizá es que el brillo que se escurría escasamente por el techo de la cueva me habría jugado una broma, pero...
- ¿Su mano... estaba brillando? -fue la pregunta que surcó por mi mente en esos escasos momentos en el que ocurría el golpe fatal que revelaría la identidad del encapuchado. Sentí un profundo temor en cuanto noté que la mayoría de la piel de ese sujeto estaba conformada por escamas, pero más me sorprendí cuando éste de repente se hizo más pequeño hasta parecer una especie de mono que saldría huyendo del lugar. No tenía palabras ni forma de reaccionar a eso más que quedarme estática en mi posición.
Hasta ahora solo podía ver al chico que me había salvado de posiblemente una situación muy riesgosa, pero en cuanto oí otra voz que guiaría mi mirada hacia ella, mi sorpresa aumentaría más y más. ¿Un gato, un murciélago y...?
- Un... ¿Un dragón? -y no solo eso. El dragón había hablado, estaba segura que él había sido. Seguiría sin reaccionar unos momentos hasta que el chico, mi héroe del momento, se dirigió hacia mi con un par de preguntas. Sentía mi garganta seca a pesar de no haber gritado ni nada por el estilo, pero aún así intenté responder- S..Sí. Estoy bien. Y sí, también estoy perdida -respondería. Por mi mirada y el tono monótono de mi voz se notaba lo desorientada que me encontraba, todo a causa de que no comprendía nada de lo que se había presentado ante mis ojos en tan poco tiempo.
- Q..¿Quienes son ellos? ¿Ese es... un dragón, verdad? ¿Un dragón... parlante? -no podía organizar mis ideas ni mucho menos sabía como acomodar el orden de mis preguntas. Tenía tantas, tantas que me hubiera gustado decirlas todas en esa oportunidad que se me brindaba, pero tampoco podía ser tan descortés como para incomodar a quien había salvado mi vida- Lo siento, discúlpeme por favor, comenzaré de nuevo.
Cerré mis ojos y aclaré mi garganta, recobré la compostura antes de poder mirarle y sonreirle a él y a todo el grupo que le acompañaba.
- Mi nombre es Eddeana Sif Bennet, princesa de Noruega, y debo darle las gracias por lo que acaba de hacer por mí -me incliné ligeramente hacia delante realizando una reverencia- Permitame informarle de mi situación actual. Estoy buscando a alguien, su nombre es Baalmon, se ha perdido en algún rincón de esta basta isla y me he dado a la tarea de buscarle. De casualidad ¿No lo habrá visto por aquí? -tras preguntar eso me dispuse a hacerle una descripción física de aquel monstruo digital como lo recordaba.
Diana S. Bennet
Re: Waterproof [Priv. Diana]
Ciertamente, no cabía dudas que con el pasar del tiempo, mi fuente de Digisoul y la forma en la cual había aprendido a manejarlo habían aumentado y mejorado considerablemente, después de todo, el golpe que había dado al Dinohumon con mi puño recubierto de apenas cierta cantidad de Digisoul había sido bien suficiente como para aparentemente tumbarlo y hacerle volver rápidamente a su fase preliminar. Sí, yo mismo estaba sorprendido de la evolución que había tenido desde mi propia llegada al Digimundo, porque sí, al final, de cierta forma Seiryu no había sido el único que había llegado a "evolucionar".
El panorama, una cueva, no era ciertamente el más agradable de los conceptos o lugares para un encuentro, sin embargo, sí parecía ser el propicio para la fechoría que traía entre manos el Dinohumon con la fémina. La posición de la contraria, claramente estática habría de ser producto de la sorpresa de observar lo apenas sucedido, y por que por consiguiente, habría de significar que probablemente no tenía ni la más mínima idea de lo que había sucedido. Reí bajo por instinto. Honestamente, de haber sido ella y de haber estado en su posición, probablemente hubiera reaccionado de forma similar, si es que no igual. Esperé a que pudiera decir algo, sin embargo, notorio era que más perpleja había quedado tras observar a mis acompañantes, Joker, Yumi y Seiryu.
Sí, seguramente sería algo difícil explicarle toda la situación, pero no sería la primera vez que hiciese algo así, de todos modos.
—Perfecto —dije, más bien haciendo alusión a su estado de salud, después de todo, bien había logrado evitar que el Dinohumon bandido hiciese lo que fuese que tenía en mente, sin embargo, no podía celebrar por su estado, mas sí podía servirle como un especie de guía. Por otra parte, el tono de su voz me volvió a confirmar la naturaleza de la situación. Me encontraba junto a una novata —Sí... bueno, lo es. Es algo un poco complicado de explicar —dije, tras llevar la diestra hasta mi nuca sobando por encima. Esperaba poder aplacar su sorpresa y ser racional, y además, rogaba porque ella fuese de mente abierta.
Adicional, grata sorpresa me llevé tras denotar como en su hablar, aquella formalidad se remarcaba desde sus próximas palabras. Su reverencia y capacidad de recobrar la compostura ciertamente me sorprendió e incluso agradó. Al parecer, no sería tan complicado informarle de toda la situación.
—¡Hola princesa, yo soy Seiryū! —más amigable que nunca, Seiryū se presentó incluso primero que yo ante Eddeana. Por lo general, sabía qué vendría a continuación en su presentación, por lo que tan solo una mirada lo suficientemente amenazadora mía hacia él bastó para que no le pidiese comida.
—Soy Hibiki, Hibiki Sanjō —hice una pausa dando un paso hacia el lado para dejar que contemplara mejor al resto del grupo —Ellos son Yumi y Joker —no hacía falta que introdujese al dragón, pues más rápido que yo había sido. Tomé un poco de aire. Honestamente, mucha sorpresa no me trajo que se autoproclamase princesa de Noruega con tanta facilidad, y no es que dudase de la veracidad de sus palabras, pero mucha gente peculiar había conocido hasta el momento. Una princesa no sería nada especialmente raro —Entonces... Baalmon —Baalmon, Baalmon... —¿Tipo alto, pálido que solo muestra un ojo, trae vendas en su cabeza y rostro, y viste ropa holgada? —sí, al final, aquella era la mejor descripción que podía darle, pero creí haber sido lo suficientemente específico.
No. No quería hacerle falsas ilusiones, pero quería saber si estaba en lo correcto.
—No, no le he visto —chasqueé la lengua. No podía dejarla así como si nada —Es tu compañero, ¿no es así? —era posible que no entendiese a lo que me refería por compañero, por lo que, prefería ya empezar a introducir un concepto básico —Ellos, a diferencia de nosotros, son de aquí. Ellos son Digimon —terminé por decir, a lo que sabía que probablemente surgirían más preguntas por parte de ella, que a decir verdad, tenía intención y disposición de responder.
El panorama, una cueva, no era ciertamente el más agradable de los conceptos o lugares para un encuentro, sin embargo, sí parecía ser el propicio para la fechoría que traía entre manos el Dinohumon con la fémina. La posición de la contraria, claramente estática habría de ser producto de la sorpresa de observar lo apenas sucedido, y por que por consiguiente, habría de significar que probablemente no tenía ni la más mínima idea de lo que había sucedido. Reí bajo por instinto. Honestamente, de haber sido ella y de haber estado en su posición, probablemente hubiera reaccionado de forma similar, si es que no igual. Esperé a que pudiera decir algo, sin embargo, notorio era que más perpleja había quedado tras observar a mis acompañantes, Joker, Yumi y Seiryu.
Sí, seguramente sería algo difícil explicarle toda la situación, pero no sería la primera vez que hiciese algo así, de todos modos.
—Perfecto —dije, más bien haciendo alusión a su estado de salud, después de todo, bien había logrado evitar que el Dinohumon bandido hiciese lo que fuese que tenía en mente, sin embargo, no podía celebrar por su estado, mas sí podía servirle como un especie de guía. Por otra parte, el tono de su voz me volvió a confirmar la naturaleza de la situación. Me encontraba junto a una novata —Sí... bueno, lo es. Es algo un poco complicado de explicar —dije, tras llevar la diestra hasta mi nuca sobando por encima. Esperaba poder aplacar su sorpresa y ser racional, y además, rogaba porque ella fuese de mente abierta.
Adicional, grata sorpresa me llevé tras denotar como en su hablar, aquella formalidad se remarcaba desde sus próximas palabras. Su reverencia y capacidad de recobrar la compostura ciertamente me sorprendió e incluso agradó. Al parecer, no sería tan complicado informarle de toda la situación.
—¡Hola princesa, yo soy Seiryū! —más amigable que nunca, Seiryū se presentó incluso primero que yo ante Eddeana. Por lo general, sabía qué vendría a continuación en su presentación, por lo que tan solo una mirada lo suficientemente amenazadora mía hacia él bastó para que no le pidiese comida.
—Soy Hibiki, Hibiki Sanjō —hice una pausa dando un paso hacia el lado para dejar que contemplara mejor al resto del grupo —Ellos son Yumi y Joker —no hacía falta que introdujese al dragón, pues más rápido que yo había sido. Tomé un poco de aire. Honestamente, mucha sorpresa no me trajo que se autoproclamase princesa de Noruega con tanta facilidad, y no es que dudase de la veracidad de sus palabras, pero mucha gente peculiar había conocido hasta el momento. Una princesa no sería nada especialmente raro —Entonces... Baalmon —Baalmon, Baalmon... —¿Tipo alto, pálido que solo muestra un ojo, trae vendas en su cabeza y rostro, y viste ropa holgada? —sí, al final, aquella era la mejor descripción que podía darle, pero creí haber sido lo suficientemente específico.
No. No quería hacerle falsas ilusiones, pero quería saber si estaba en lo correcto.
—No, no le he visto —chasqueé la lengua. No podía dejarla así como si nada —Es tu compañero, ¿no es así? —era posible que no entendiese a lo que me refería por compañero, por lo que, prefería ya empezar a introducir un concepto básico —Ellos, a diferencia de nosotros, son de aquí. Ellos son Digimon —terminé por decir, a lo que sabía que probablemente surgirían más preguntas por parte de ella, que a decir verdad, tenía intención y disposición de responder.
- Tamer & Digimon
- Faltas :Tener ojos rojosPrueba de Rol :¿Pa' qué?Digi Puntos :398Ficha :NPCs :Nivel On Rol :MegaNivel On Rol de los Digi Aliados :Yumi: Beast Spirit
Jōkā: ChampionIcono :Rango y Unidad :Hibiki Sanjō Y Seiryū
Rango: Sub Oficial
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Swords WisdomRango y Unidad Digi Aliado :Yumi Niimura
Rango: Soldado
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Swords WisdomInventario :
Hibiki Sanjō
Re: Waterproof [Priv. Diana]
Esperaba con paciencia alguna respuesta, fuese del joven que se presentó como Hibiki Sanjo o de alguno del resto que le acompañaba. A juzgar por sus nombres podría jurar que todos ellos eran de ascendencia japonesa, o… ¿Algo así? Me costaba un poco pensar cómo funcionaba la nacionalidad en una criatura como lo era Baalmon o Seiryu, como se presentó el dragón de escamas turquesas- Más y más dudas, no creo que esto tenga algún fin. Me gustaría que Baalmon estuviera aquí, sentiría más confianza en preguntarle esta clase de cosas a él –pensé mientras aguardaba la respuesta.
Tras confirmar la descripción dada por el de cabellos azabaches sentí como si algo en mí se encendiera por instantes, por un momento me dejé invadir por la emoción y dije- Sí, ¡Exactamente! ¿Significa que lo ha visto? -poco después de que terminara de reafirmar; sin embargo, la respuesta no fue para nada la esperada, y pude verlo por cortos instantes en sus ojos antes de que pudiese negarlo de una forma más formal y directa.
Mi vista cayó al suelo, sentí como si me hubiesen dado alas para volar pero me éstas desaparecieran a los pocos segundos de haberme elevado; por lo menos de esa forma la caída no fue tan dolorosa, por lo que pude recuperarme relativamente rápido, y con los ojos cerrados, con un semblante serio, tan solo expresé un- Comprendo… Es una verdadera lástima –
No obstante, tras lo ocurrido, hubo más cosas que el joven Sanjo diría, inminentemente llamando mi atención. Me tomé unos segundos para procesar lo que acababa de decir, y con una interrogante visible en mi tono de voz, pregunté- ¿Compañeros…? –lo medité el tiempo necesario, llevando mi mano hacia la barbilla mientras mi mirada yacía fija en cualquier otro punto; de vez en cuando miraba a Seiryu y después a Sanjo- Puede parecer extraño lo que estoy por decir, pero con todo lo que he visto minutos u horas antes de llegar aquí –en realidad no sabía cuánto tiempo llevaba inconsciente tras mi llegada a este mundo- no puedo evitar sentir curiosidad al escuchar esa palabra: “compañeros”. Observe esto, por favor –
Aún lo mantenía muy sujeto en mi mano derecha, aquel artefacto que se me había encomendado antes de que todo se volviera oscuro y mi consciencia se desvaneciera, y con el cual también desperté. Tras mostrarlo al grupo, haciendo relucir en la poca luz de la caverna que se infiltraba de los huecos del techo su color blanco; botones, correas y anillo de color guindo y, donde en este último, alrededor había pequeñas piedras brillantes similares a pedazos de diamante.
- Hasta hace muy poco, al menos en mi memoria, yo me encontraba en mi cuarto; ahí Baalmon llegó, algo malo le estaba ocurriendo, era como ver a una persona en estado terminal, y aunque él estaba dispuesto a aceptar su destino inminente, yo no pude –mis ojos se mantuvieron fijos en el aparato en mi mano, fruncí leve el ceño sin saberlo mientras continuaba mi anécdota- …Sonará extraño, pero en el momento en que esto apareció en medio de nosotros, cuando lo vi pensé que “eso” que estaba sintiendo en ese momento, ese fervor, había tomado forma. Después de eso… -traté de recordar pero lo que le seguía a eso era tan irreal que me parecía más bien un sueño, y de ser así, no cabía dentro de esta conversación- …Solo perdí la consciencia, y al despertar aparecí aquí. Baalmon no estaba conmigo, así que por eso estoy buscándolo. Eso… ¿Todo eso que ocurrió convertiría a Baalmon en mi compañero? –y así, sin quererlo, pensé- De ser así… ¿Por qué me abandonó? -
Me di cuenta en ese instante, acababa de decirle toda mi situación a un desconocido. No me había puesto a pensarlo bien, quizá fue el impulso de querer compartir todo esto que estoy guardando desesperadamente con alguien; no quería admitirlo pero me sentía sola, confundida, y… perdida. Necesitaba un apoyo, e inconscientemente, quería hallarlo en ese joven héroe que me había rescatado recién. No obstante, tras acomodar mejor mis ideas, me sentí mal; lo que había hecho no era correcto.
- Lo lamento, sé que no debí haber compartido mis penas contigo –fue aquella mi disculpa, mirándole a los ojos en señal de que dichas palabras eran honestas; considero que era la mejor forma, después de todo los ojos son como una ventana hacia tu alma.
Tras confirmar la descripción dada por el de cabellos azabaches sentí como si algo en mí se encendiera por instantes, por un momento me dejé invadir por la emoción y dije- Sí, ¡Exactamente! ¿Significa que lo ha visto? -poco después de que terminara de reafirmar; sin embargo, la respuesta no fue para nada la esperada, y pude verlo por cortos instantes en sus ojos antes de que pudiese negarlo de una forma más formal y directa.
Mi vista cayó al suelo, sentí como si me hubiesen dado alas para volar pero me éstas desaparecieran a los pocos segundos de haberme elevado; por lo menos de esa forma la caída no fue tan dolorosa, por lo que pude recuperarme relativamente rápido, y con los ojos cerrados, con un semblante serio, tan solo expresé un- Comprendo… Es una verdadera lástima –
No obstante, tras lo ocurrido, hubo más cosas que el joven Sanjo diría, inminentemente llamando mi atención. Me tomé unos segundos para procesar lo que acababa de decir, y con una interrogante visible en mi tono de voz, pregunté- ¿Compañeros…? –lo medité el tiempo necesario, llevando mi mano hacia la barbilla mientras mi mirada yacía fija en cualquier otro punto; de vez en cuando miraba a Seiryu y después a Sanjo- Puede parecer extraño lo que estoy por decir, pero con todo lo que he visto minutos u horas antes de llegar aquí –en realidad no sabía cuánto tiempo llevaba inconsciente tras mi llegada a este mundo- no puedo evitar sentir curiosidad al escuchar esa palabra: “compañeros”. Observe esto, por favor –
Aún lo mantenía muy sujeto en mi mano derecha, aquel artefacto que se me había encomendado antes de que todo se volviera oscuro y mi consciencia se desvaneciera, y con el cual también desperté. Tras mostrarlo al grupo, haciendo relucir en la poca luz de la caverna que se infiltraba de los huecos del techo su color blanco; botones, correas y anillo de color guindo y, donde en este último, alrededor había pequeñas piedras brillantes similares a pedazos de diamante.
- Hasta hace muy poco, al menos en mi memoria, yo me encontraba en mi cuarto; ahí Baalmon llegó, algo malo le estaba ocurriendo, era como ver a una persona en estado terminal, y aunque él estaba dispuesto a aceptar su destino inminente, yo no pude –mis ojos se mantuvieron fijos en el aparato en mi mano, fruncí leve el ceño sin saberlo mientras continuaba mi anécdota- …Sonará extraño, pero en el momento en que esto apareció en medio de nosotros, cuando lo vi pensé que “eso” que estaba sintiendo en ese momento, ese fervor, había tomado forma. Después de eso… -traté de recordar pero lo que le seguía a eso era tan irreal que me parecía más bien un sueño, y de ser así, no cabía dentro de esta conversación- …Solo perdí la consciencia, y al despertar aparecí aquí. Baalmon no estaba conmigo, así que por eso estoy buscándolo. Eso… ¿Todo eso que ocurrió convertiría a Baalmon en mi compañero? –y así, sin quererlo, pensé- De ser así… ¿Por qué me abandonó? -
Me di cuenta en ese instante, acababa de decirle toda mi situación a un desconocido. No me había puesto a pensarlo bien, quizá fue el impulso de querer compartir todo esto que estoy guardando desesperadamente con alguien; no quería admitirlo pero me sentía sola, confundida, y… perdida. Necesitaba un apoyo, e inconscientemente, quería hallarlo en ese joven héroe que me había rescatado recién. No obstante, tras acomodar mejor mis ideas, me sentí mal; lo que había hecho no era correcto.
- Lo lamento, sé que no debí haber compartido mis penas contigo –fue aquella mi disculpa, mirándole a los ojos en señal de que dichas palabras eran honestas; considero que era la mejor forma, después de todo los ojos son como una ventana hacia tu alma.
Diana S. Bennet
Re: Waterproof [Priv. Diana]
Sí, lo sabía, quizás sí había hecho mal con darle tantas esperanzas al darle una caracterización tan específica de aquel parecía estar buscando, pero, lo quisiese hacer o no, aquel era uno de los pasos para poder explicarle con algo más de detenimiento el resto de los detalles. Que no existía tan solo uno que tuviese la forma del sugerido Baalmon, o que quizás fuese su compañero o no, todo realmente llegaba a depender. Sí, por un momento me llegué a sentir mal al observar su sola mirada un tanto afligida, sin embargo, ya era demasiado tarde para retractarme de mis palabras. Al final, sería por un bien mayor, y honestamente esperaba poder ayudar a la chica en un momento tan difícil y desesperado como el que parecía estar pasando.
—Lo siento —murmuré sin lograr aguantar una risilla algo avergonzada. Yumi pareció fruncir el ceño, como casi desilusionada, y por otra parte, el DemiDevimon rió burlón por la estupidez que acababa de cometer. El tono formal que utilizaba la de cabellos pálidos era a destacar, y honestamente, no sabía que tan bien me sentía que me tratase con tanto cuidado, sin embargo, para nada podía culparle, sino que, quizás con algo más de contacto llegase un tanto más a la informalidad, incluso confianza. Tiempo al tiempo, eso lo tenía más que claro.
A continuación me dediqué a oírle, y por consiguiente, observar con detenimiento aquel artefacto que parecía querer mostrarme. Debido a la falta de luz un tanto de dificultad me costó, por lo que, sin demasiado problema me apoyé en la capacidad que había comenzado a desarrollar con el tiempo, y haciendo la diestra hacia adelante, cerca de su mano, pero al mismo tiempo guardando las distancias suficientes para no herirle, rodeé mi mano de aquel brillante y rojizo Digisoul, logrando iluminar un tanto más en las cercanías. Observé luego con cuidado aquello que me mostraba, divisando características propias de cierto Digivice que había visto con anterioridad, mas portando también lo que parecía ser uno que otro extra estético.
No. No hablaría, no interrumpiría su relato, pues si bien sabía y comenzaba a comprender sus sentimientos y simpatizaba con su situación, no podía evitar verme tan solo en parte reflejado en ella, después de todo, en algún momento yo también había sido alguien nuevo y con nula instrucción en el Digimundo, y por demás, el primero contacto con mi compañero, Seiryu, tampoco había sido el más fácil de todos. Cerré mis párpados y esbocé una sonrisa por cortos segundos, para luego, con mis rojizos orbes observar a los aquamarina de ella.
—No tienes por qué disculparte —respondí, buscando ser lo más benevolente posible, tratando de también transmitirle la quietud que traía conmigo, y que sí, podía ser muy complicado, pero nada perdía con intentarlo, ¿no? —Venga, te ayudaremos a encontrarlo —DemiDevimon con cara de pocos amigos solo soltó un suspiro, mientras que Yumi y Seiryu asintieron en su lugar, manteniendo el silencio, pero con ojos parcialmente brillantes dada la convicción del tamer —Averiguaremos si es tu compañero cuando lo encontremos, y entonces me darás las gracias, ¿qué te parece? —sí, no era para nada necesario que me diese las gracias, pero ella parecía tan en aquel punto, que tampoco desagradecería sus modales y honradez.
Reí ligero. Sí me veía un tanto reflejado en ella.
—Verás, hay un montón como Baalmon allá afuera, es por eso que pude reconocerlo, pero no te aflijas, si terminaste en este lugar, es probable que él también —ahora, ¿portaría él aquella forma o en una anterior o posterior? —Pregunta lo que quieras mientras lo buscamos. Responderé todo lo que pueda —y comencé a caminar, buscando tomar la delantera por un camino incierto, claro, esperando no caer por un acantilado —Dispara —finalicé.
Vaya aventura en la que nos había metido.
—Lo siento —murmuré sin lograr aguantar una risilla algo avergonzada. Yumi pareció fruncir el ceño, como casi desilusionada, y por otra parte, el DemiDevimon rió burlón por la estupidez que acababa de cometer. El tono formal que utilizaba la de cabellos pálidos era a destacar, y honestamente, no sabía que tan bien me sentía que me tratase con tanto cuidado, sin embargo, para nada podía culparle, sino que, quizás con algo más de contacto llegase un tanto más a la informalidad, incluso confianza. Tiempo al tiempo, eso lo tenía más que claro.
A continuación me dediqué a oírle, y por consiguiente, observar con detenimiento aquel artefacto que parecía querer mostrarme. Debido a la falta de luz un tanto de dificultad me costó, por lo que, sin demasiado problema me apoyé en la capacidad que había comenzado a desarrollar con el tiempo, y haciendo la diestra hacia adelante, cerca de su mano, pero al mismo tiempo guardando las distancias suficientes para no herirle, rodeé mi mano de aquel brillante y rojizo Digisoul, logrando iluminar un tanto más en las cercanías. Observé luego con cuidado aquello que me mostraba, divisando características propias de cierto Digivice que había visto con anterioridad, mas portando también lo que parecía ser uno que otro extra estético.
No. No hablaría, no interrumpiría su relato, pues si bien sabía y comenzaba a comprender sus sentimientos y simpatizaba con su situación, no podía evitar verme tan solo en parte reflejado en ella, después de todo, en algún momento yo también había sido alguien nuevo y con nula instrucción en el Digimundo, y por demás, el primero contacto con mi compañero, Seiryu, tampoco había sido el más fácil de todos. Cerré mis párpados y esbocé una sonrisa por cortos segundos, para luego, con mis rojizos orbes observar a los aquamarina de ella.
—No tienes por qué disculparte —respondí, buscando ser lo más benevolente posible, tratando de también transmitirle la quietud que traía conmigo, y que sí, podía ser muy complicado, pero nada perdía con intentarlo, ¿no? —Venga, te ayudaremos a encontrarlo —DemiDevimon con cara de pocos amigos solo soltó un suspiro, mientras que Yumi y Seiryu asintieron en su lugar, manteniendo el silencio, pero con ojos parcialmente brillantes dada la convicción del tamer —Averiguaremos si es tu compañero cuando lo encontremos, y entonces me darás las gracias, ¿qué te parece? —sí, no era para nada necesario que me diese las gracias, pero ella parecía tan en aquel punto, que tampoco desagradecería sus modales y honradez.
Reí ligero. Sí me veía un tanto reflejado en ella.
—Verás, hay un montón como Baalmon allá afuera, es por eso que pude reconocerlo, pero no te aflijas, si terminaste en este lugar, es probable que él también —ahora, ¿portaría él aquella forma o en una anterior o posterior? —Pregunta lo que quieras mientras lo buscamos. Responderé todo lo que pueda —y comencé a caminar, buscando tomar la delantera por un camino incierto, claro, esperando no caer por un acantilado —Dispara —finalicé.
Vaya aventura en la que nos había metido.
- Tamer & Digimon
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