Lullaby of Birdland [Priv. Kagura]

Kagura observo a Fuji preguntándose el motivo de su incomodidad, de pronto recordó como eran las cosas antes en japón para él, recordó como era su familia conservadora, reservada, muy poco expresiva, definitivamente eran cosas que detestaba bastante, definitivamente vivir un tiempo en el continente americano había cambiado muchas cosas para él, inclusive en el hecho de poder mostrar afecto en publico sin problema alguno, pero en esta ocasión no era apropiado, tenia que guardar el respeto necesario, después de todo eran tan solo simples invitados, y su anfitrión había hecho un llamado de comportamiento. - Lo siento, eh vivido tanto tiempo en el continente americano que me acostumbre a cierto grado de conducta liberal, pero también recuerdo un poco como era vivir en japón pero... no son recuerdos muy agradables. -  Sin mas que decir guardo un poco de distancia de su compañera dejando solo que esta se sentase junta a él. El ambiente había cambiado dramáticamente, se notaba a través de las enormes ventanas de aquella enorme fortaleza, era como si la misma oscuridad se colase hacia el interior, de pronto vio a Fuji levantarse y disculparse para seguido verlo atravesar un portal que el mismo había abierto. - Bueno... parece que algo interesante esta apunto de ocurrir... ¿deberíamos insistir en buscarlo para averiguar que pasa compañera?. - Preguntaba a Mizuki con una media sonrisa en su rostro.

En las afueras del castillo oscuras nubes comenzaron a amontonarse alrededor, era como si una tempestad comenzara a formarse conforme mas se acercaba el castillo. A medida que el castillo atravesara esas nubes, se escuchaba cierto sonido de aleteos, unas siluetas poco a poco parecían formarse entre las oscuras y densas nubes, las siluetas poco a poco tomaron formas hasta ser completamente reveladas, al principio parecían ser solo unos cuantos, después unas decenas, hasta que comenzaron a parecer en centenas, tropas enteras de digimon alados con apariencia algo curiosa, parecían demonios en general, algunos de colores oscuros, otros de color blanco, pero uno era de un color único, de hecho era el unido de su tipo dentro de este gran ejercito, sus alas eran rojas, su piel blanca y las pocas prendas de tela que parecían adornar su cuerpo eran verdes, era un Murmukusmon, el que se encontraba al frente de todo aquel ejercito demoníaco conformados por Devimon, Icedevimon y unos cuantos Devidramon.

Ocultándose en las sombras, Kagura y Mizuki se escabullían de la manera mes sigilosa posible por el castillo para dar al exterior, la curiosidad era muy grande en el joven de pelo plateado, no podía resistir las ganas de querer averiguar que sucedía y que estaba haciendo su anfitrión. La aventura por el castillo cuyos pasillos parecían laberintos no duro mucho, terminaron saliendo al exterior por medio de una ventana, a partir de ahí comenzó todo, vio las oscuras nubes rodear el castillo como neblina y a un grupo enorme de seres parecidos a demonios salir de entre las nubes. - ¿Pero que demonios pasa aquí?, ¿es alguna clase de invasión o algo así?. - Pregunto a su compañera quien se encontraba a su espalda. - Lo mas probable es que ellos fueran el motivo por el cual el señor Fuji se ausento, pero parece muy tranquilo, es como si no estuviese pasando nada en lo absoluto. - Las observaciones de Mizuki estaban en lo cierto, Fuji no tenia expresión alguna en su rostro.

Trataron de acercase un poco, ocultándose en las sombras, pero entonces sucedió, presenciaron la masacre, el joven Kagura quedo boquiabierto al presenciar todo ese devastador poder, todo fue tan rápido y de la manera mas limpia sin dañar siquiera la estructura de aquel castillo flotante. No había quedado nada mas que cadenas de datos, lo único que había quedado de pie era lo que parecía ser el digimon que comandaba aquel enorme ejercito, muy mal herido. Kagura estaba apunto de ir sacar sus cartas, pensando que podría tratar de absorber los datos de aquel digimon que había resistido el primer ataque, pero Fuji ya había ordenado a su compañera Lilithmon que se encargara de ello, lo cual hizo sin poner objeción alguna.

Los sucesos fueron demasiado rápidos, no hubo oportunidad alguna de aprovechar la situación, Fuji siempre tuvo todo bajo control desde el principio, fue algo sorprendente, los elimino sin brindarles oportunidad alguna, estaba consciente de que eran un mayor numero y aun así, no tenia ninguna expresión en su rostro. Tamers increíblemente poderosos no dejaban de aparecer ante Kagura, quedo completamente fascinado por ese increíble control en la batalla, la elegancia de la que Fuji tanto hablaba y el poder enfocado, sin duda alguna, era la clase de tamer que aquel joven peli plata anhelaba ser algún día.