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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Juegos de husky (priv. Ed Elric)
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Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
-E-estoy bien ¿no ves? -quedándome en silencio un momento luego al entender las palabras que había dicho-. Pe... perdona, no era nada, pido disculpas por eso... y gracias por salvarme, no me di cuenta de donde estaba parado. Gracias a Maya también por darse cuenta -sonriendo nerviosamente.
Mentí, pero lo hice por una razón, no quería preocupar a Sigrun más de lo que estaba. La batalla que se libraba a varios metros de altura no hacía mucho más que tensar la atmósfera con grandes incertidumbres y preguntas. Y no quería sumar una más a todo esto, sin dudas alguien que escucha voces no está completamente bien, no es bien visto. Dejaré esto de lado por ahora, trataré de preocuparme por esto luego, aunque no creo que ella me crea luego de haber insistido tanto, pensé.
-No te preocupes, Sig, tenemos toda nuestra confianza puesta en ustedes. Aero-Veedramon puede atacar.
Me dolía decirlo, pero era un sacrificio había aceptado hacer y ni hablar de mi compañero, era él el que se llevaba la peor parte de todo esto, recibir un golpe directo de un Ultimate podría destruirlo por completo. Era en estas situaciones en las que desearía estar en su lugar, ser yo el que tenga que padecer lo que él padece, pelear por los demás, poner el rostro a cada golpe y devolverlo con el doble de fuerza. Era algo que siempre había tenido en mente, pero nunca lo había mencionado, una carga que llevaba conmigo a cuestas desde el primer momento en el que ese pensamiento vino a mi mente.
Era el momento, Majiramon estaba muy ocupado con Strikedramon tratando de quitárselo de encima y con el dolor de las garras y colmillos clavados en él, Aero-Veedramon comenzó a brillar y a tomar una forma distinta por unos segundos, y en un santiamén, un gran destello azul atravesó a ambos Digimon...
Parecía una escena en cámara lenta, Strikedramon salió despedido hacia atrás y comenzó a caer de espaldas y luego de cabeza. Me miraba, podía notarlo, tenía una expresión de paz en su rostro, como si estuviera contento por lo que acababa de hacer, como si estuviera satisfecho.
-Se hizo justicia.
En un susurro que pude oírlo como si fuera un grito, la piel se me erizó y un frío más frío que la nieve misma recorrió de punta a punta por toda mi espalda. Sentí como desmoronaba por dentro, como mi alma sucumbía ante esa imagen.
Mi amigo, terminó de caer como un peso muerto a través del agujero en el hielo que Majiramon había hecho con anterioridad, directo al agua sin atravesar ninguna capa de hielo. En cuanto al dragón verde golpeó la dura superficie congelada antes de la grieta, pero sin romperlo. En su descenso se veía como como luchaba por mantenerse a flote o al menos trataba de no caer sin al menos intentarlo.
-¡Strikedramon!
Caí de rodillas y dirigí un puñetazo al suelo, no podía rescatarlo, sería un suicidio. No podría meterme al agua sin morir yo también.
-¿Por qué lo hiciste, amigo? Todo esto fue mi culpa, yo te obligué a hacerlo. ¡Yo y la maldita justicia! -secando las lágrimas que comenzaban a caer de mis ojos. ¿Acaso... acaso esto es justo? ¡Yo merezco morir en su lugar!
-Já *Cof* jajaja, pero qué estupidez tan g... grande.
Levanté la mirada y no lo pude creer ¿Cómo podía? El dragón se estaba poniendo de pié casi sin esfuerzos, ¿el sacrificio fue en vano?
Acabas de matar a tu amigo ¿y todo para qué? ¿Sólo para golpearme tan débilmente? Se ve que tenías miedo de lastimar a ese tonto Digimon y redujiste tu poder considerablemente, es por eso que las amistades son inútiles.
-¡Maldito! ¡Te mataré con mis propias manos!
Comencé a correr hacia el hielo, ya no importaba, si se rompía no importaba, encontraría la forma de llegar hasta él, y si encontraba la muerte en el intento, la aceptaría con gusto.
-¡Ya no tiene sentido vivir sin mi compañero, sin mi amigo!
Me detuve en seco ante la orilla, no fue el miedo el que me paralizó, si no, la esperanza. Ese brillo azul debajo del hielo, mucho más intenso que el del agua misma, parpadeaba con fuerza y vigor.
-¿Será posible? -dije en voz baja.
-Y ahora, te liberaré de ese vinculo que disminuye tus poderes, AeroVeedramon, ese lazo incompetente que te une con la escoria humana, ¡y serás poderoso! -girando hacia Sigrun-. Muere niña, deja que la muerte te consuma ¡Bao Sh...!
Una garra envuelta en llamas azules tomó la pata de Majiramon sujetándolo con fuerza a través del hielo...
-Strike Fang... Sig ¡esta es la oportunidad! ¡Acaben con él!
Mentí, pero lo hice por una razón, no quería preocupar a Sigrun más de lo que estaba. La batalla que se libraba a varios metros de altura no hacía mucho más que tensar la atmósfera con grandes incertidumbres y preguntas. Y no quería sumar una más a todo esto, sin dudas alguien que escucha voces no está completamente bien, no es bien visto. Dejaré esto de lado por ahora, trataré de preocuparme por esto luego, aunque no creo que ella me crea luego de haber insistido tanto, pensé.
-No te preocupes, Sig, tenemos toda nuestra confianza puesta en ustedes. Aero-Veedramon puede atacar.
Me dolía decirlo, pero era un sacrificio había aceptado hacer y ni hablar de mi compañero, era él el que se llevaba la peor parte de todo esto, recibir un golpe directo de un Ultimate podría destruirlo por completo. Era en estas situaciones en las que desearía estar en su lugar, ser yo el que tenga que padecer lo que él padece, pelear por los demás, poner el rostro a cada golpe y devolverlo con el doble de fuerza. Era algo que siempre había tenido en mente, pero nunca lo había mencionado, una carga que llevaba conmigo a cuestas desde el primer momento en el que ese pensamiento vino a mi mente.
Era el momento, Majiramon estaba muy ocupado con Strikedramon tratando de quitárselo de encima y con el dolor de las garras y colmillos clavados en él, Aero-Veedramon comenzó a brillar y a tomar una forma distinta por unos segundos, y en un santiamén, un gran destello azul atravesó a ambos Digimon...
Parecía una escena en cámara lenta, Strikedramon salió despedido hacia atrás y comenzó a caer de espaldas y luego de cabeza. Me miraba, podía notarlo, tenía una expresión de paz en su rostro, como si estuviera contento por lo que acababa de hacer, como si estuviera satisfecho.
-Se hizo justicia.
En un susurro que pude oírlo como si fuera un grito, la piel se me erizó y un frío más frío que la nieve misma recorrió de punta a punta por toda mi espalda. Sentí como desmoronaba por dentro, como mi alma sucumbía ante esa imagen.
Mi amigo, terminó de caer como un peso muerto a través del agujero en el hielo que Majiramon había hecho con anterioridad, directo al agua sin atravesar ninguna capa de hielo. En cuanto al dragón verde golpeó la dura superficie congelada antes de la grieta, pero sin romperlo. En su descenso se veía como como luchaba por mantenerse a flote o al menos trataba de no caer sin al menos intentarlo.
-¡Strikedramon!
Caí de rodillas y dirigí un puñetazo al suelo, no podía rescatarlo, sería un suicidio. No podría meterme al agua sin morir yo también.
-¿Por qué lo hiciste, amigo? Todo esto fue mi culpa, yo te obligué a hacerlo. ¡Yo y la maldita justicia! -secando las lágrimas que comenzaban a caer de mis ojos. ¿Acaso... acaso esto es justo? ¡Yo merezco morir en su lugar!
-Já *Cof* jajaja, pero qué estupidez tan g... grande.
Levanté la mirada y no lo pude creer ¿Cómo podía? El dragón se estaba poniendo de pié casi sin esfuerzos, ¿el sacrificio fue en vano?
Acabas de matar a tu amigo ¿y todo para qué? ¿Sólo para golpearme tan débilmente? Se ve que tenías miedo de lastimar a ese tonto Digimon y redujiste tu poder considerablemente, es por eso que las amistades son inútiles.
-¡Maldito! ¡Te mataré con mis propias manos!
Comencé a correr hacia el hielo, ya no importaba, si se rompía no importaba, encontraría la forma de llegar hasta él, y si encontraba la muerte en el intento, la aceptaría con gusto.
-¡Ya no tiene sentido vivir sin mi compañero, sin mi amigo!
Me detuve en seco ante la orilla, no fue el miedo el que me paralizó, si no, la esperanza. Ese brillo azul debajo del hielo, mucho más intenso que el del agua misma, parpadeaba con fuerza y vigor.
-¿Será posible? -dije en voz baja.
-Y ahora, te liberaré de ese vinculo que disminuye tus poderes, AeroVeedramon, ese lazo incompetente que te une con la escoria humana, ¡y serás poderoso! -girando hacia Sigrun-. Muere niña, deja que la muerte te consuma ¡Bao Sh...!
Una garra envuelta en llamas azules tomó la pata de Majiramon sujetándolo con fuerza a través del hielo...
-Strike Fang... Sig ¡esta es la oportunidad! ¡Acaben con él!
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :253Nivel On Rol :UltimateInventario :
Ed Elric
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Sigrun
Aquella energía en forma de dragón atravesó a ambos pero noté que no era la potencia de siempre. El Dragon impulse que estaba acostumbrada a ver era mucho más potente, sin embargo era comprensible que AeroVeedramon hubiese disminuido la potencia para que Strikedramon no sufriese tanto daño.
Pero, a pesar de los esfuerzos de mi compañero en evitar daños innecesarios, no pudo evitar que Strikedramon cayera al lago helado.
- ¡¡No!!- gritó AeroVeedramon viendo como desaparecía en las oscuras aguas heladas- Strikedramon…
Me sentí mal por todo lo que estaba pasando, yo le dije a mi compañero que hiciese ese ataque. Debería haber pensado en otra cosa, otra estrategia en vez de arriesgar la vida de un digimon de esa manera. Vi que Maya agachó las orejas, tal vez comprendiese lo que acababa de pasar, e incluso escuché esos sonidos agudos que suelen hacer los perros cuando están tristes. Lo que podría considerarse el llanto de un perro.
Acaricié a Maya intentando consolarla, también quise acercarme a Ed pero no sabía que decirle. No sé qué es lo que se siente al perder a un compañero, pero debe de ser parecido a lo que sentí cuando vi morir a Aquilamon.
Para colmo, ese lagarto aún seguía vivo. Además parecía que el ataque de AeroVeedramon no le había hecho nada. Maldición, ¿Qué hacemos ahora?
AeroVeedramon
Maldita lagartija deforme… si no hubiese aparecido Strikedramon seguiría vivo. Ese digimon lo dio todo por la justicia y acabó bajo el hielo. Y además Majiramon se atreve a decir que las amistades son inútiles.
- ¿Inútiles?- murmuré antes de dirigirle una mirada de furia a Majiramon- ¡Escúchame bien, lagarto deforme! ¡La amistad no hace débil a nadie, al contrario, lo vuelve aún más fuerte!
Enseguida escuché a alguien corriendo por el hielo y al girar la cabeza vi a Ed corriendo hacia Majiramon. Aquello era una locura. Si el hielo no se rompía, Majiramon lo mataría.
- ¡Ed, retrocede!- le dije pero parecía inútil.
Le habría detenido yo mismo pero lo siguiente que dijo Majiramon me confundió ¿Librarme del vínculo? Cuando quise darme cuenta ya estaba cargando un ataque contra Sigrun.
- ¡¡Sigrun!! – grité volando hacia ella para intentar protegerla, pero no llegaría a tiempo.
Pero el milagro ocurrió y de entre el hielo surgió la garra de Strikedramon que agarró la pata de Majiramon provocando que detenga el ataque. Yo me había quedado a medio camino entre el digimon y Sigrun. Me alegré de ver a Strikedramon con vida.
Tras escuchar a Ed, Sigrun y yo supimos que si teniamos que acabar con Majiramon aquél era el momento.
- ¡Adelante, AeroVeedramon. Que sepa Majiramon lo que pasa cuando ponen en peligro a nuestros amigos!
No necesitaba oír más, rugí y me lancé contra Majiramon a toda velocidad mientras volvía a generar el ataque de antes. Pero ahora que Strikedramon no estaba encima de ese digimon, podría usarlo con mucha más potencia y esta vez no iba a lanzar el aura, esta vez embestiría contra Majiramon con el aura en forma de dragón activada. No iba a arriesgarme a que pudiese evitarlo.
- ¡Dragon impulse!- grite con rabia justo antes de embestir.
- Maldito...- fue lo único que logró decir Majiramon antes de que impactara contra él.
El dragón verde cayó al suelo, concretamente en la orilla del lago. Yo me mantuve en el aire mientras mi aura desaparecía, y lo observaba. Parecía herido pero logró levantarse con cierta dificultad y me miró con furia como si fuese a despegar y abalanzarse sobre mi en cualquier momento.
Sigrun
- Ed, Majiramon se enfadó bastante asi que seguramente ataque a AeroVeedramon. Si Strikedramon ataca antes de que intente algo eso lo distraerá y AeroVeedramon podrá acabar con él- le dije a Ed mientras miraba a mi compañero y su rival.
Efectivamente, el dragón verde se lanzó hecho una furia contra mi compañero y yo vi como AeroVeedramon pretendía atacar.
- ¡Aún no, espera un poco!- le dije.
Si lograbamos distraer a Majiramon podriamos atacarlo por la retaguardia y sería aún más efectivo ya que también disminuiría las posibilidades de que lo esquivara.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
...y la ráfaga azul golpeó con una potencia que nunca antes había visto, una embestida a gran velocidad y poder mandó volando a el verde dragón que cayó desplomado en la orilla opuesta del lago a la que se encontraba Aero Veedramon con anterioridad, pero aún no sería suficiente, él no se daría por vencido aún, ya sea por testarudo o porque sus convicciones y pensamientos de que los humanos eran una plaga para el Digimundo eran tan fuertes como nuestros ideales para mantener la paz.
Luego del ataque no pude ver más esa estela azul bajo el agua lo que significaba que había perdido de vista la posición de mi amigo si es que estaba ahí todavía. ¿Seguía vivo o sólo fue un último reflejo? No podía decirlo con exactitud, pero está claro que es lo que yo quería, quería verlo de nuevo fuera del agua, quería que regresara a mi lado porque nuestra amistad no podía terminar así, no terminaría así, aún faltaba mucho por aprender, conocernos y compartir.
-¡Strikedramon! ¿Dónde estás? -dije mientras daba un gran vistazo al lago para ver si podía captar algo.
Entrecerraba los ojos como si eso me ayudara a ver más lejos y con más claridad pero sin resultado alguno, pensé también en caminar más al medio, pero si lo hacía empeoraría seguramente la situación ya que todo el hielo tenía tanto puntos fuertes como débiles, zonas en las que podía aguantar aguantar el peso de Majiramon sin mucho esfuerzo y otras que tan sólo Maya con pararse lo rompería. No era más que una cuestión de azar y suerte, o caías o no.
El movimiento de aquel dragón verde a lo lejos llamó mi atención, esta vez se lo veía mucho más golpeado y débil, pero aún poseía fuerzas para ponerse de pie y dirigir una mirada asesina a Aero Veedramon.
-No está mal, no está mal... hmm... veo que ahora pudiste golpearme con más fuerza, pero entiéndelo, aún eres un debilucho, un Digimon como tú debería estar en lo más alto, en la cima del poder. Eres un simple desagradecido, quería liberar a esa fuerza que llevas dentro pero te negaste, eres un necio ¡un necio! Ahora déjame demostrarte el verdadero poder de aquellos que aborrecen a la raza humana, de aquellos que no los necesitan para creerse fuertes.
El agua... el agua del lago estaba burbujeando, hervía por el agujero que había hecho Strikedramon con su puño y ahora el hielo que se encontraba alrededor se caía en pequeños trozos mientras se derretía con rapidez. Al cabo de pocos segundos mi compañero salió del agua apoyándose en sus garras y una vez que una de sus piernas se encontró afuera, se valió de esta para ponerse de pie por completo, las partes metálicas de su cuerpo estaban envueltas en llamas azules que comenzaban a disminuir hasta el punto en el que se mantuvieron muy bajas, su cuerpo mojado por completo desprendía un vapor denso que podía verse más allá de ser de un blanco parecido al del hielo. Su espalda estaba algo encorvada hacia adelante, un poco más que de costumbre y respiraba con fuerza, su torso se inflaba demasiado, podía pensar que la razón de todo esto era por haber aguantado la respiración por tanto tiempo o porque había usado mucha energía con esa habilidad. Justo en ese momento se me vino a la mente lo que había ocurrido, Strikedramon había usado Strike Fang para rodearse en llamas para calentar el agua a su alrededor y así contrarrestar los efectos del frío.
-¿Por qué... no me lo demuestras a mí esta vez?
-Agh, ¿tú sigues vivo? ¿Cómo es que una pequeña sabandija como tú aún no muere? La verdad que no haces más que molestar, eres un estorbo.
-Si me destruyes no me entrometeré más ¿no es eso lo que quieres?
-¡Strikedramon, ten cuidado!
-No te preocupes, Ed, yo me estoy ofreciendo a luchar esta vez. ¿Y bien, Majiramon? ¿No te parece un justo trato?
-Normalmente no soy de complacer a los gusanos -poniéndose de pie-. Pero si es muerte lo que buscas, yo con gusto la haré llover de los cielos.
Majiramon se lanzó como una flecha con las mandíbulas abiertas hacia mi compañero, el cual saltando hacia un lado pudo esquivar por muy a duras penas, pero no del todo, uno de los colmillos había rozado el brazo de Strikedramon produciéndole un corte por debajo del hombro.
-Por muy poco ¿y así quieres pelear contra mí? Apenas puedes esquivar un ataque tan simple como ese, no tienes posibilidades.
-Si eso crees -expandiendo las llamas a todo su cuerpo quedando completamente envuelto en ellas-. ¿por qué no peleas con todo lo que tienes?
¿Strikedramon volvería a usar esa habilidad al máximo otra vez? ¿En qué estaba pensando? Si gastaba la poca energía que le quedaba sería un blanco perfecto para el enemigo que terminaría acabándolo de una vez por todas.
-Veo tus ansias de morir ¡Vedhaka!
Una bola de fuego salió disparada de su boca en línea recta, pero a pesar de estar a corta distancia con respecto a Strikedramon, este, ahora con más velocidad que antes corrió hacia su derecha esquivando el ataque que impactó en el congelado lago, luego ayudándose con las garras de una de sus manos frenó en seco y saltó hacia el frente golpeando al dragón en la parte de arriba de su cabeza.
-¡Strike Claw!
Comenzó a golpearlo repetidas veces en el rostro desde todas las direcciones posibles y como reacción, la cabeza de Majiramon se movía hacia todos lados con cada impacto hasta que no pudo resistir más y de un manotazo en el estómago repelió a mi compañero haciendo que retroceda hacia atrás resbalándose con el hielo que había comenzado a derretirse en la superficie. Una vez más usó tanto las garras de sus pies como las de sus manos para detenerse.
-Ahhh, ahhh...
-Dijiste que pelearías con todo lo que tienes, ¡pues déjame decirte que tu todo no es nada! Apenas puedes mantenerte de pie ¿y pretendes que alguien de tu nivel sobrepase mi poder? -limpiándose la cara-. ¡Eso es ridículo!
Strikedramon se quedó mirando hacia el hielo un momento como tratando de buscar un pequeño momento para recuperar el aliento para luego ponerse de pié mientras apoyaba su brazo en una de sus rodillas como soporte.
Fue en un abrir y cerrar de ojos en los que comenzó a correr hacia Majiramon nuevamente y este ya lo esperaba con los brazos cruzados en frente de su rostro para cubrirse del ataque, aunque esto iba a ser innecesario, puesto que al bajar la guardia, el gran dragón vio que Strikedramon no corría hacia él, sino que lo hacía a su alrededor dejando rastros de fuego a sus espaldas que se apagaban en el aire.
-¿Ehh? ¿Y ahora qué intentas hacer? ¿Asombrarme con tu velocidad? Pues déjame decirte qué más rápido que tú son mis rayos ¡Bao Shi!
Al pronunciar estas palabras levantó sus brazos y el cielo sobre el lago se tornó negro e infinidad de rayos comenzaron a caer en alrededor de Strikedramon que escapaba de ellos como podía, incluso los que pasaban demasiado cerca de él, pero no cambiaba de dirección siempre se mantenía corriendo en círculos.
-¡Ten cuida...! ¡Ahhhh! -arrojándome hacia un lado y cayendo bocabajo al ver que un pedazo de hielo se dirigía hacia mi-. -Ugh, eso estuvo cerca.
-¡No voy a poder mantener más la velocidad, la superficie... está... muy... re-resbalosa!
Datos lo rodearon y al desvanecerse volvió a su forma anterior, a Monodramon, casi sin reacción, un último rayo de aquella lluvia cayó a su lado haciéndolo volar por los aires hasta caer nuevamente y deslizarse hacia mi lado.
-Pero... ¿cómo? ¡Mo-Monodramon! -trastabillando al intentar pararme y luego acercándome a él a gatas-. Amigo, amigo, responde, por favor.
No había caso, me arrodillé a su lado y levanté su cabeza con uno de mis brazos, pero no reaccionaba, estaba inconsciente, aún respiraba lentamente. Miré a Majiramon.
-Tch... ¡maldito seas, me las pagarás por lo que le hiciste!
-¿Y qué si... los mato primero? A ver tu suerte como la de tu "amigo" como siempre lo has hecho ¿quieres que tú y él mueran congelados o consumidos por las llamas? Tú decides.
-Já, si fuera por mí, preferiría el fuego.
-Entonces por fuego morirán, pero déjame decirte antes que correr como tonto no causa ningún resultado cómo pudiste ver.
-Eso es lo que un dragón tonto como tú diría.
-Vedhaka... ¡Waaah!
El impulso que la bola de fuego saliendo de su boca provocó hizo que él perdiera el equilibrio y el ataque fallara el objetivo. La razón de esto es que ahora mismo se encontraba en una especie de isla en el mismo hielo, un círculo se había separado del resto del agua congelada y su superficie estaba completamente mojada, imposible mantener la estabilidad ahí. Esto era lo que Monodramon tenía pensado.
-¿Por qué no tratas de nuevo? Si es que puedes.
Luego del ataque no pude ver más esa estela azul bajo el agua lo que significaba que había perdido de vista la posición de mi amigo si es que estaba ahí todavía. ¿Seguía vivo o sólo fue un último reflejo? No podía decirlo con exactitud, pero está claro que es lo que yo quería, quería verlo de nuevo fuera del agua, quería que regresara a mi lado porque nuestra amistad no podía terminar así, no terminaría así, aún faltaba mucho por aprender, conocernos y compartir.
-¡Strikedramon! ¿Dónde estás? -dije mientras daba un gran vistazo al lago para ver si podía captar algo.
Entrecerraba los ojos como si eso me ayudara a ver más lejos y con más claridad pero sin resultado alguno, pensé también en caminar más al medio, pero si lo hacía empeoraría seguramente la situación ya que todo el hielo tenía tanto puntos fuertes como débiles, zonas en las que podía aguantar aguantar el peso de Majiramon sin mucho esfuerzo y otras que tan sólo Maya con pararse lo rompería. No era más que una cuestión de azar y suerte, o caías o no.
El movimiento de aquel dragón verde a lo lejos llamó mi atención, esta vez se lo veía mucho más golpeado y débil, pero aún poseía fuerzas para ponerse de pie y dirigir una mirada asesina a Aero Veedramon.
-No está mal, no está mal... hmm... veo que ahora pudiste golpearme con más fuerza, pero entiéndelo, aún eres un debilucho, un Digimon como tú debería estar en lo más alto, en la cima del poder. Eres un simple desagradecido, quería liberar a esa fuerza que llevas dentro pero te negaste, eres un necio ¡un necio! Ahora déjame demostrarte el verdadero poder de aquellos que aborrecen a la raza humana, de aquellos que no los necesitan para creerse fuertes.
El agua... el agua del lago estaba burbujeando, hervía por el agujero que había hecho Strikedramon con su puño y ahora el hielo que se encontraba alrededor se caía en pequeños trozos mientras se derretía con rapidez. Al cabo de pocos segundos mi compañero salió del agua apoyándose en sus garras y una vez que una de sus piernas se encontró afuera, se valió de esta para ponerse de pie por completo, las partes metálicas de su cuerpo estaban envueltas en llamas azules que comenzaban a disminuir hasta el punto en el que se mantuvieron muy bajas, su cuerpo mojado por completo desprendía un vapor denso que podía verse más allá de ser de un blanco parecido al del hielo. Su espalda estaba algo encorvada hacia adelante, un poco más que de costumbre y respiraba con fuerza, su torso se inflaba demasiado, podía pensar que la razón de todo esto era por haber aguantado la respiración por tanto tiempo o porque había usado mucha energía con esa habilidad. Justo en ese momento se me vino a la mente lo que había ocurrido, Strikedramon había usado Strike Fang para rodearse en llamas para calentar el agua a su alrededor y así contrarrestar los efectos del frío.
-¿Por qué... no me lo demuestras a mí esta vez?
-Agh, ¿tú sigues vivo? ¿Cómo es que una pequeña sabandija como tú aún no muere? La verdad que no haces más que molestar, eres un estorbo.
-Si me destruyes no me entrometeré más ¿no es eso lo que quieres?
-¡Strikedramon, ten cuidado!
-No te preocupes, Ed, yo me estoy ofreciendo a luchar esta vez. ¿Y bien, Majiramon? ¿No te parece un justo trato?
-Normalmente no soy de complacer a los gusanos -poniéndose de pie-. Pero si es muerte lo que buscas, yo con gusto la haré llover de los cielos.
Majiramon se lanzó como una flecha con las mandíbulas abiertas hacia mi compañero, el cual saltando hacia un lado pudo esquivar por muy a duras penas, pero no del todo, uno de los colmillos había rozado el brazo de Strikedramon produciéndole un corte por debajo del hombro.
-Por muy poco ¿y así quieres pelear contra mí? Apenas puedes esquivar un ataque tan simple como ese, no tienes posibilidades.
-Si eso crees -expandiendo las llamas a todo su cuerpo quedando completamente envuelto en ellas-. ¿por qué no peleas con todo lo que tienes?
¿Strikedramon volvería a usar esa habilidad al máximo otra vez? ¿En qué estaba pensando? Si gastaba la poca energía que le quedaba sería un blanco perfecto para el enemigo que terminaría acabándolo de una vez por todas.
-Veo tus ansias de morir ¡Vedhaka!
Una bola de fuego salió disparada de su boca en línea recta, pero a pesar de estar a corta distancia con respecto a Strikedramon, este, ahora con más velocidad que antes corrió hacia su derecha esquivando el ataque que impactó en el congelado lago, luego ayudándose con las garras de una de sus manos frenó en seco y saltó hacia el frente golpeando al dragón en la parte de arriba de su cabeza.
-¡Strike Claw!
Comenzó a golpearlo repetidas veces en el rostro desde todas las direcciones posibles y como reacción, la cabeza de Majiramon se movía hacia todos lados con cada impacto hasta que no pudo resistir más y de un manotazo en el estómago repelió a mi compañero haciendo que retroceda hacia atrás resbalándose con el hielo que había comenzado a derretirse en la superficie. Una vez más usó tanto las garras de sus pies como las de sus manos para detenerse.
-Ahhh, ahhh...
-Dijiste que pelearías con todo lo que tienes, ¡pues déjame decirte que tu todo no es nada! Apenas puedes mantenerte de pie ¿y pretendes que alguien de tu nivel sobrepase mi poder? -limpiándose la cara-. ¡Eso es ridículo!
Strikedramon se quedó mirando hacia el hielo un momento como tratando de buscar un pequeño momento para recuperar el aliento para luego ponerse de pié mientras apoyaba su brazo en una de sus rodillas como soporte.
Fue en un abrir y cerrar de ojos en los que comenzó a correr hacia Majiramon nuevamente y este ya lo esperaba con los brazos cruzados en frente de su rostro para cubrirse del ataque, aunque esto iba a ser innecesario, puesto que al bajar la guardia, el gran dragón vio que Strikedramon no corría hacia él, sino que lo hacía a su alrededor dejando rastros de fuego a sus espaldas que se apagaban en el aire.
-¿Ehh? ¿Y ahora qué intentas hacer? ¿Asombrarme con tu velocidad? Pues déjame decirte qué más rápido que tú son mis rayos ¡Bao Shi!
Al pronunciar estas palabras levantó sus brazos y el cielo sobre el lago se tornó negro e infinidad de rayos comenzaron a caer en alrededor de Strikedramon que escapaba de ellos como podía, incluso los que pasaban demasiado cerca de él, pero no cambiaba de dirección siempre se mantenía corriendo en círculos.
-¡Ten cuida...! ¡Ahhhh! -arrojándome hacia un lado y cayendo bocabajo al ver que un pedazo de hielo se dirigía hacia mi-. -Ugh, eso estuvo cerca.
-¡No voy a poder mantener más la velocidad, la superficie... está... muy... re-resbalosa!
Datos lo rodearon y al desvanecerse volvió a su forma anterior, a Monodramon, casi sin reacción, un último rayo de aquella lluvia cayó a su lado haciéndolo volar por los aires hasta caer nuevamente y deslizarse hacia mi lado.
-Pero... ¿cómo? ¡Mo-Monodramon! -trastabillando al intentar pararme y luego acercándome a él a gatas-. Amigo, amigo, responde, por favor.
No había caso, me arrodillé a su lado y levanté su cabeza con uno de mis brazos, pero no reaccionaba, estaba inconsciente, aún respiraba lentamente. Miré a Majiramon.
-Tch... ¡maldito seas, me las pagarás por lo que le hiciste!
-¿Y qué si... los mato primero? A ver tu suerte como la de tu "amigo" como siempre lo has hecho ¿quieres que tú y él mueran congelados o consumidos por las llamas? Tú decides.
-Já, si fuera por mí, preferiría el fuego.
-Entonces por fuego morirán, pero déjame decirte antes que correr como tonto no causa ningún resultado cómo pudiste ver.
-Eso es lo que un dragón tonto como tú diría.
-Vedhaka... ¡Waaah!
El impulso que la bola de fuego saliendo de su boca provocó hizo que él perdiera el equilibrio y el ataque fallara el objetivo. La razón de esto es que ahora mismo se encontraba en una especie de isla en el mismo hielo, un círculo se había separado del resto del agua congelada y su superficie estaba completamente mojada, imposible mantener la estabilidad ahí. Esto era lo que Monodramon tenía pensado.
-¿Por qué no tratas de nuevo? Si es que puedes.
- Tamer & Digimon
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Ed Elric
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
AeroVeedramon
Maldito… ese dragón estaba aguantando más de lo que pensé en un principio. Con todo lo que había recibido ya debería haber caído sin embargo aún seguía aguantado. Strikedramon se lanzó al ataque intentando usar su velocidad y agilidad para esquivar los ataques de Majiramon. Parecía que le iba bien, pero el poder de ese digimon era abrumador para Strikedramon estando en ese estado tan agotado.
Sus fuerzas lo abandonaron antes de que pudiese seguir y volvió a ser Monodramon. Por suerte, el rayo que venía no le dio de lleno. Monodramon se deslizó por el hielo hasta llegar donde se encontraban los demás. Ahora todo dependía de Sigrun y de mí. Si caíamos, no habría nadie más para salvarnos la vida.
Pero el plan de Monodramon funcionó, si era eso lo que planeaba. El hielo bajo Majiramon se separó del resto. El dragón quedó a la deriva en una superficie que resbalaba mucho.
- ¡Es nuestra oportunidad, AeroVeedramon!- me dijo mi compañera- ¡No le dejes levantar el vuelo! ¡Un digimon como él en tierra es más vulnerable!
- ¡Entendido, Sigrun!- le dije antes de volar hacia Majiramon y mientras mis garras se rodeaban de energía- ¡Twister Claw!
Golpeé con fuerza a Majiramon hiriéndole en el lomo, el dragón verde trató de defenderse golpeándome con su cola. Por suerte, debía de estar cansándose porque el golpe no fue tan duro como me imaginé. De todos modos tuve que apartarme un poco para evitar otro golpe.
- ¿Por qué ayudas a los humanos? No son más que una plaga que mancha nuestro mundo y corrompe a los digimons- me dijo Majiramon- Seres como ellos no merecen vivir.
- Te equivocas. Humanos y digimons somos muy similares. Ellos sienten, ríen y lloran como nosotros, y cuando ambos seres unen sus fuerzas son capaces de llevar su poder a nuevos niveles.- le dije.
- ¿A costa de qué? ¿de ser sus esclavos y someternos a ellos?
- No lo has entendido, Majiramon- dije con calma.
- ¡No me importa! ¡Te mataré junto a esos malditos humanos!- rugió Majiramon intentando levantar el vuelo.
Embestí contra él desde arriba para mantenerlo en tierra, pero ese lagarto deforme me frenó con sus garras. Los dos nos negábamos a ceder terreno ante el otro, así que seguimos ejerciendo fuerza contra el otro, tratando de empujarnos.
- ¡Proteger el Mundo Humano es una pérdida de tiempo! ¿¡Por qué proteges este mundo y no el tuyo?!- me gruñó mostrando sus colmillos.
- Vuelves a equivocarte. Sigrun y yo protegemos el Mundo Digital e incluso con nuestras vidas si fuese necesario.
- ¿Por qué una humana iba a proteger el Mundo Digital?- dijo con desprecio.
Sigrun
- ¡Porque somos Royal Knights y ese es nuestro deber! – contesté en cuanto Majiramon habló.
Majiramon pareció quedarse en shock al escuchar mis palabras. AeroVeedramon se alejó un poco para prepararse para un posible contraataque pero el dragón verde seguía inmóvil sobre el trozo de hielo flotante.
- ¿Una humana… en los Royal Knights?- murmuró mientras la ira volvía a sus ojos.
- Tamer & Digimon
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Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Ambos dragones colisionaban, atacándose el uno al otro, daban a entender que ninguno de los dos se rendiría. Aún pareciendo que la situación era más favorable para AeroVeedramon, Majiramon todavía podía resistir demasiado los ataques a pesar de que logramos hacer mella en él una buena cantidad de veces. Los dos combatientes eran del mismo nivel, pero no podía lograr comprender cómo era posible que consiguiera seguir de pie todo este tiempo. Debía haber algo más, tenía que haber algo detrás de ese Digimon que le diera la fuerza necesaria para no ceder ante el poder de la forma evolucionada de Veemon, que sin dudas poseía gran fuerza, pero no parecía ser la suficiente para derrotarlo. Temo que si la batalla se desarrollaba uno contra uno desde el principio, las posibilidades de vencer de Sigrun y su compañero hubieran sido bajas. Espero estar equivocado, no, quiero estar equivocado.
Al bajar la mirada pude ver nuevamente a Monodramon inconsciente y malherido mientras sostenía su cabeza con mi brazo. La batalla que se llevaba a cabo a metros de mi, me tenía pendiente y a la vez tan preocupado que había olvidado por completo que estábamos en medio del hielo, no sería bueno para mi compañero permanecer mucho más tiempo aquí.
-Amigo, ¿me oyes? -dándole pequeñas palmadas en el rostro para que reaccionara. Ni siquiera su rostro se movía. Algo me hizo posar mi mano y dejarla allí en vez de retirarla. A pesar de que tenía guantes puestos y que no había perdido del todo el calor, pude notar que su temperatura estaba muy baja, incluso la diferencia entre la superficie del lago y él, era muy poca, casi nula. Recién ahí, justo en ese momento después de dar un vistazo con detenimiento, noté que su pecho no se movía-. ¡¿Q-qué te ocurre?! ¡Responde, Monodramon!
Me acerqué poniendo mi oído sobre su boca y nariz para sentir el aire que exhalaba sin resultado, y luego me moví hacia su corazón, sólo oía un eco que se alejaba cada vez más, como si se hundiera en el fondo del mar lentamente, estaba muriendo. El frío lo había debilitado más de lo que ya estaba hasta el punto en el que se encontraba, se había sobre exigido tanto que su corazón palpitaba en sus últimos latidos.
El combate hacía temblar el hielo, y el agua debajo de este formaba olas que llegaban hasta nuestros pies, algún ataque, un rayo o una explosión podía suceder sobre nosotros, y nos aniquilaría a mi y a lo que quedaba de Monodramon, que ahora no era más que un cuerpo frío. Tenía miedo de lo que ocurría, quería salir de ahí cueste lo que cueste, no quería quedarme ni un minuto más en ese lugar. Sólo tomar a mi amigo y correr a un lugar seguro en donde pudiera salvarlo. Saqué mi Digivice del bolsillo, sería la forma más sencilla de llevarlo hasta la orilla para tratar de reanimarlo, así que extendiendo el dispositivo hacia el frente, apreté el botón para que ingresara... pero no funcionó. Lo apreté varias veces y con más fuerza, pero él seguía sin desmaterializarse, dando sus últimos latidos.
-No, no, no, no, no ¿qué es lo que ocurre? ¿Por qué tiene que ocurrir esto? No es el momento de que esto falle.
Dirigí la pantalla al frente de mi rostro y estaba apagada, pero no era como siempre, aquel negro brillante al que estaba acostumbrado, esta era una oscuridad opaca y profunda, ni siquiera podía verme reflejado en el cristal.
-¡Vamos, vamos, funciona maldita sea! -dándole golpes con la mano y apretando todos los botones-. ¡¿Por qué no responde?! Agh, no tengo otra opción. Monodramon, no... no importa que tan pesado seas, siempre estaré dispuesto a cargarte cuando no puedas caminar. Es por eso que somos compañeros de equipo ¿recuerdas? Para que uno se apoye en el otro cuando no puede avanzar. Ahora es mi turno de cargarte, por todas esas veces que recibiste golpes por mí y... los devolvías con el doble de fuerza. Por involucrarte en situaciones que de seguro sólo me importaban a mi, pero tú siempre participabas con la excusa de que eramos... somos un equipo y eso es lo que los equipos hacen. Nunca te lo dije... -guardé el Digivice nuevamente y puse su brazo más alejado por detrás de mi cuello-. ...pero siempre quise luchar a tu lado, golpear y ser golpeado, eso es lo que hacen los equipos para mí, así que esa será mi excusa para la próxima vez. ¿Y recuerdas que siempre digo que nunca te cargaría siendo Rookie? Pues, siento romper mi promesa -llevando uno de mis pies hacia adelante para apoyarlo sobre el hielo-. Pero te prometo otra cosa, ¡que esta será la última vez que lo haga! ¡HAAAA!
Hice toda la fuerza que pude para levantarlo del suelo sobre mis espaldas, al principio fue difícil y me costó poder apoyar el otro pie, pero una vez que lo hice creí que ya lo tenía, que comenzar siempre es lo que más esfuerzo pide. Así que me volteé y comencé a caminar hacia donde Sigrun y Maya se encontraban, a la orilla del lago, trataba de no mirar hacia allí directamente concentrándome en donde ponía mis propios pies, la distancia no me importaba, después de todo llegaría así fuese arrastrándome. Pero debí haber tenido en cuenta algo más, y eso era sobre qué estaba caminando, era tarde para darme cuenta de que si el hielo se había roto en varios lugares sólo con mi peso, ahora podía colapsar por completo si le sumaba el peso de Monodramon. No importa, no tengo tiempo, tengo que llegar rápido o sino... me arrepentiré toda mi vida. Pensé mientras trataba de que el miedo no me invadiera por completo, si no era por el hecho de que la vida de mi compañero se apagaba, era porque el hielo se rompería y sería aún peor. Debía apresurarme, y eso hice, los pasos continuaron uno tras de otro más rápido que antes. Aunque las rodillas me flaqueaban luchaba para mantenerme en pie y no era sólo por el peso sino también por el temor, un temor que se hizo más grande cuando apoyé mi pie izquierdo y se hundió en el agua por un agujero del tamaño justo, por fortuna pude flexionar la rodilla antes de caer por completo. Una vez más estaba en el punto del principio, sólo que ahora no sabía si podría ponerme de pie nuevamente.
-El hielo no aguantará mucho más, sin dudas era más fácil llevarte cuando eras un huevo...
Un huevo, como el día en el que regresamos de nuestro viaje, Monodramon se había vuelto un huevo por que no envié la cantidad correcta de Digi Soul, y pensar que por poco lo logro. Estuvo en ese estado casi todo el regreso hasta llegar a casa, lo había olvidado por completo. Aunque no entiendo por qué no quiso seguir enseñándonos sabiendo que no eramos podíamos evolucionar... en realidad, él sí, siempre pudo, fui yo el que no lo permitió, por mi culpa no pudo obtener más poder. Amigo, dame una oportunidad más, si no lo logro, es porque nunca seré capaz de sacar lo mejor de ti, pero hasta eso...
-Tienes que vivir ¡Vamos... maldito panzón!
Esta vez me ayudé con la mano menos ocupada para pararme, aún estaba la posibilidad de volverme a caer, pero no importa, nadaría si ese fuera el caso, me ahogaría, pero él jamás tocaría el agua, ni siquiera una sola gota.
Tierra firme.
-¡Sig! Ayúdame, su corazón se detuvo y tampoco respira, habrá que reanimarlo -dejándolo suavemente sobre un lecho de hojas secas-. Comprime su pecho treinta veces cuando te diga -incliné la cabeza de Monodramon hacia atrás y le practiqué respiración boca a boca como pude, tratando de que el aire no se escapara-. Ahora.
La primera vez no funciono, tampoco la segunda ni la tercera.
-Resiste, resiste, resiste. No te dejaré, quédate conmigo. ¿Por que no sirve, Sigrun? ¿Por qué no respira? ¡Por favor, dime...! Dime por qué no respira -soltando una lágrima de mis ojos y golpeando el pecho de Monodramon entre sollozos.
Fue en ese instante en el que un brillo me hizo abrir los ojos, era él el que lo emitía mientras se encogía de tamaño hasta quedar como un balón pequeño. Al principio no lo entendía, no sabía qué ocurría hasta que la luz desapareció, había regresado a ser Ketomon. Lo primero que hice cuando reaccioné fue tomarlo con ambas manos e inmediatamente tosió un par de veces, respiraba, podía ver cómo se inflaba, pero aún estaba frío y sin conocimiento. Tomé mi abrigo que había quedado en el suelo y lo envolví en una especie de nido mientras lo acercaba a mi para darle lo poco de calor que me quedaba.
-Está vivo, Sig. Está... vivo -dije mientras la miraba con una leve sonrisa en el rostro y secándome las lágrimas con la manga de mi camisa.
No había nada más que pudiera hacer, estaba completamente fuera de la batalla. Esperaba que AeroVeedramon no corriera la peor de las suertes, después de todo era nuestra única esperanza de poder vencer, aunque eso no detenía los pensamientos en donde lo veía ser despedazado por las garras del enemigo, una escena en donde el lago quedaba completamente devastado habiendo perdido toda la belleza que tuvo cuando lo encontramos, si algo llegara a ocurrir, tomaría a Sigrun y huiría, no dejaría que se quedara aquí viendo cómo su compañero era destruido. Después de todo Majiramon vendría por nosotros y nos esperaría el mismo destino. Prefería no mirar hacia adelante, sólo hacia abajo por temor a ver que mis pensamientos se volvieran realidad. Aunque algo me hizo levantar el rostro, no fue la curiosidad ni el miedo, fue ella y su valor, que a pesar del destino incierto de la pelea, se mantenía firme junto a su compañero de equipo por el deber de proteger al mundo digital, después de todo... ¿Ellos son verdaderos Royal Knights?
Sin pensarlo puse de nuevo la vista en el lago.
-¿Una humana... en los Royal Knights? ¡¿Pero qué clase de blasfemia es esa?! ¿De verdad que mancharon el nombre del que una vez fue mi amado clan... con un humano? Y aún así se cuestionan por qué el motivo de mi ira, de mi venganza. No es más que obvio que quiero limpiar nuestro hogar, erradicar la plaga que son ustedes, criaturas inferiores y débiles. Apuesto a que no eres la única allí, ¡dime! ¿Cuántos más hay? ¿Cien, doscientos? No les alcanzó con tocar el fondo así que lo traspasaron. Ahora no será suficiente con destruir a la raza humana, no... ahora habrá que acabar con el clan que nos acogió, el que nos prometió que siempre y para siempre pelearíamos para detener las amenazas y hacer del Digimundo un lugar puro y limpio. Debí haberlo visto venir, promesas vacías y fáciles de romper. Fuimos tontos al creerles a nuestros líderes, líderes que siempre fueron más débiles que nosotros, los soldados que sacrificábamos todo para establecer el orden. Hasta que llegaron los humanos, ohh... como aborrezco ese día ¡y lo maldigo por siempre! Si se preguntan quién soy, me presento como Majiramon, ex lugarteniente de los Royal Knights. Fuimos traicionados, por querer hacer lo correcto y llevar las leyes al pie de la letra. Juntos con otros antiguos miembros del clan nos fuimos al exilio por cuenta propia una vez que los humanos comenzaron a vivir en nuestro mundo. Huíamos cada vez que eramos perseguidos por nuestros propios camaradas, sólo por llevar en el alma el sello de nuestro clan y tratar de expulsar a los hombres de aquí por cualquier método, como siempre lo hicimos, así sea sacrificando a nuestros propios soldados. Quedarán marcados bajo la vista de los Death Knights de ahora en adelante. Vayan a donde vayan, ustedes cuatro serán perseguidos por la muerte misma hasta el fin de los tiempos.
Off: acá no sé que quedaría mejor, que Majiramon peleara o que se fuera. Luego me lo dices por chat ^^
Al bajar la mirada pude ver nuevamente a Monodramon inconsciente y malherido mientras sostenía su cabeza con mi brazo. La batalla que se llevaba a cabo a metros de mi, me tenía pendiente y a la vez tan preocupado que había olvidado por completo que estábamos en medio del hielo, no sería bueno para mi compañero permanecer mucho más tiempo aquí.
-Amigo, ¿me oyes? -dándole pequeñas palmadas en el rostro para que reaccionara. Ni siquiera su rostro se movía. Algo me hizo posar mi mano y dejarla allí en vez de retirarla. A pesar de que tenía guantes puestos y que no había perdido del todo el calor, pude notar que su temperatura estaba muy baja, incluso la diferencia entre la superficie del lago y él, era muy poca, casi nula. Recién ahí, justo en ese momento después de dar un vistazo con detenimiento, noté que su pecho no se movía-. ¡¿Q-qué te ocurre?! ¡Responde, Monodramon!
Me acerqué poniendo mi oído sobre su boca y nariz para sentir el aire que exhalaba sin resultado, y luego me moví hacia su corazón, sólo oía un eco que se alejaba cada vez más, como si se hundiera en el fondo del mar lentamente, estaba muriendo. El frío lo había debilitado más de lo que ya estaba hasta el punto en el que se encontraba, se había sobre exigido tanto que su corazón palpitaba en sus últimos latidos.
El combate hacía temblar el hielo, y el agua debajo de este formaba olas que llegaban hasta nuestros pies, algún ataque, un rayo o una explosión podía suceder sobre nosotros, y nos aniquilaría a mi y a lo que quedaba de Monodramon, que ahora no era más que un cuerpo frío. Tenía miedo de lo que ocurría, quería salir de ahí cueste lo que cueste, no quería quedarme ni un minuto más en ese lugar. Sólo tomar a mi amigo y correr a un lugar seguro en donde pudiera salvarlo. Saqué mi Digivice del bolsillo, sería la forma más sencilla de llevarlo hasta la orilla para tratar de reanimarlo, así que extendiendo el dispositivo hacia el frente, apreté el botón para que ingresara... pero no funcionó. Lo apreté varias veces y con más fuerza, pero él seguía sin desmaterializarse, dando sus últimos latidos.
-No, no, no, no, no ¿qué es lo que ocurre? ¿Por qué tiene que ocurrir esto? No es el momento de que esto falle.
Dirigí la pantalla al frente de mi rostro y estaba apagada, pero no era como siempre, aquel negro brillante al que estaba acostumbrado, esta era una oscuridad opaca y profunda, ni siquiera podía verme reflejado en el cristal.
-¡Vamos, vamos, funciona maldita sea! -dándole golpes con la mano y apretando todos los botones-. ¡¿Por qué no responde?! Agh, no tengo otra opción. Monodramon, no... no importa que tan pesado seas, siempre estaré dispuesto a cargarte cuando no puedas caminar. Es por eso que somos compañeros de equipo ¿recuerdas? Para que uno se apoye en el otro cuando no puede avanzar. Ahora es mi turno de cargarte, por todas esas veces que recibiste golpes por mí y... los devolvías con el doble de fuerza. Por involucrarte en situaciones que de seguro sólo me importaban a mi, pero tú siempre participabas con la excusa de que eramos... somos un equipo y eso es lo que los equipos hacen. Nunca te lo dije... -guardé el Digivice nuevamente y puse su brazo más alejado por detrás de mi cuello-. ...pero siempre quise luchar a tu lado, golpear y ser golpeado, eso es lo que hacen los equipos para mí, así que esa será mi excusa para la próxima vez. ¿Y recuerdas que siempre digo que nunca te cargaría siendo Rookie? Pues, siento romper mi promesa -llevando uno de mis pies hacia adelante para apoyarlo sobre el hielo-. Pero te prometo otra cosa, ¡que esta será la última vez que lo haga! ¡HAAAA!
Hice toda la fuerza que pude para levantarlo del suelo sobre mis espaldas, al principio fue difícil y me costó poder apoyar el otro pie, pero una vez que lo hice creí que ya lo tenía, que comenzar siempre es lo que más esfuerzo pide. Así que me volteé y comencé a caminar hacia donde Sigrun y Maya se encontraban, a la orilla del lago, trataba de no mirar hacia allí directamente concentrándome en donde ponía mis propios pies, la distancia no me importaba, después de todo llegaría así fuese arrastrándome. Pero debí haber tenido en cuenta algo más, y eso era sobre qué estaba caminando, era tarde para darme cuenta de que si el hielo se había roto en varios lugares sólo con mi peso, ahora podía colapsar por completo si le sumaba el peso de Monodramon. No importa, no tengo tiempo, tengo que llegar rápido o sino... me arrepentiré toda mi vida. Pensé mientras trataba de que el miedo no me invadiera por completo, si no era por el hecho de que la vida de mi compañero se apagaba, era porque el hielo se rompería y sería aún peor. Debía apresurarme, y eso hice, los pasos continuaron uno tras de otro más rápido que antes. Aunque las rodillas me flaqueaban luchaba para mantenerme en pie y no era sólo por el peso sino también por el temor, un temor que se hizo más grande cuando apoyé mi pie izquierdo y se hundió en el agua por un agujero del tamaño justo, por fortuna pude flexionar la rodilla antes de caer por completo. Una vez más estaba en el punto del principio, sólo que ahora no sabía si podría ponerme de pie nuevamente.
-El hielo no aguantará mucho más, sin dudas era más fácil llevarte cuando eras un huevo...
Un huevo, como el día en el que regresamos de nuestro viaje, Monodramon se había vuelto un huevo por que no envié la cantidad correcta de Digi Soul, y pensar que por poco lo logro. Estuvo en ese estado casi todo el regreso hasta llegar a casa, lo había olvidado por completo. Aunque no entiendo por qué no quiso seguir enseñándonos sabiendo que no eramos podíamos evolucionar... en realidad, él sí, siempre pudo, fui yo el que no lo permitió, por mi culpa no pudo obtener más poder. Amigo, dame una oportunidad más, si no lo logro, es porque nunca seré capaz de sacar lo mejor de ti, pero hasta eso...
-Tienes que vivir ¡Vamos... maldito panzón!
Esta vez me ayudé con la mano menos ocupada para pararme, aún estaba la posibilidad de volverme a caer, pero no importa, nadaría si ese fuera el caso, me ahogaría, pero él jamás tocaría el agua, ni siquiera una sola gota.
Tierra firme.
-¡Sig! Ayúdame, su corazón se detuvo y tampoco respira, habrá que reanimarlo -dejándolo suavemente sobre un lecho de hojas secas-. Comprime su pecho treinta veces cuando te diga -incliné la cabeza de Monodramon hacia atrás y le practiqué respiración boca a boca como pude, tratando de que el aire no se escapara-. Ahora.
La primera vez no funciono, tampoco la segunda ni la tercera.
-Resiste, resiste, resiste. No te dejaré, quédate conmigo. ¿Por que no sirve, Sigrun? ¿Por qué no respira? ¡Por favor, dime...! Dime por qué no respira -soltando una lágrima de mis ojos y golpeando el pecho de Monodramon entre sollozos.
Fue en ese instante en el que un brillo me hizo abrir los ojos, era él el que lo emitía mientras se encogía de tamaño hasta quedar como un balón pequeño. Al principio no lo entendía, no sabía qué ocurría hasta que la luz desapareció, había regresado a ser Ketomon. Lo primero que hice cuando reaccioné fue tomarlo con ambas manos e inmediatamente tosió un par de veces, respiraba, podía ver cómo se inflaba, pero aún estaba frío y sin conocimiento. Tomé mi abrigo que había quedado en el suelo y lo envolví en una especie de nido mientras lo acercaba a mi para darle lo poco de calor que me quedaba.
-Está vivo, Sig. Está... vivo -dije mientras la miraba con una leve sonrisa en el rostro y secándome las lágrimas con la manga de mi camisa.
No había nada más que pudiera hacer, estaba completamente fuera de la batalla. Esperaba que AeroVeedramon no corriera la peor de las suertes, después de todo era nuestra única esperanza de poder vencer, aunque eso no detenía los pensamientos en donde lo veía ser despedazado por las garras del enemigo, una escena en donde el lago quedaba completamente devastado habiendo perdido toda la belleza que tuvo cuando lo encontramos, si algo llegara a ocurrir, tomaría a Sigrun y huiría, no dejaría que se quedara aquí viendo cómo su compañero era destruido. Después de todo Majiramon vendría por nosotros y nos esperaría el mismo destino. Prefería no mirar hacia adelante, sólo hacia abajo por temor a ver que mis pensamientos se volvieran realidad. Aunque algo me hizo levantar el rostro, no fue la curiosidad ni el miedo, fue ella y su valor, que a pesar del destino incierto de la pelea, se mantenía firme junto a su compañero de equipo por el deber de proteger al mundo digital, después de todo... ¿Ellos son verdaderos Royal Knights?
Sin pensarlo puse de nuevo la vista en el lago.
-¿Una humana... en los Royal Knights? ¡¿Pero qué clase de blasfemia es esa?! ¿De verdad que mancharon el nombre del que una vez fue mi amado clan... con un humano? Y aún así se cuestionan por qué el motivo de mi ira, de mi venganza. No es más que obvio que quiero limpiar nuestro hogar, erradicar la plaga que son ustedes, criaturas inferiores y débiles. Apuesto a que no eres la única allí, ¡dime! ¿Cuántos más hay? ¿Cien, doscientos? No les alcanzó con tocar el fondo así que lo traspasaron. Ahora no será suficiente con destruir a la raza humana, no... ahora habrá que acabar con el clan que nos acogió, el que nos prometió que siempre y para siempre pelearíamos para detener las amenazas y hacer del Digimundo un lugar puro y limpio. Debí haberlo visto venir, promesas vacías y fáciles de romper. Fuimos tontos al creerles a nuestros líderes, líderes que siempre fueron más débiles que nosotros, los soldados que sacrificábamos todo para establecer el orden. Hasta que llegaron los humanos, ohh... como aborrezco ese día ¡y lo maldigo por siempre! Si se preguntan quién soy, me presento como Majiramon, ex lugarteniente de los Royal Knights. Fuimos traicionados, por querer hacer lo correcto y llevar las leyes al pie de la letra. Juntos con otros antiguos miembros del clan nos fuimos al exilio por cuenta propia una vez que los humanos comenzaron a vivir en nuestro mundo. Huíamos cada vez que eramos perseguidos por nuestros propios camaradas, sólo por llevar en el alma el sello de nuestro clan y tratar de expulsar a los hombres de aquí por cualquier método, como siempre lo hicimos, así sea sacrificando a nuestros propios soldados. Quedarán marcados bajo la vista de los Death Knights de ahora en adelante. Vayan a donde vayan, ustedes cuatro serán perseguidos por la muerte misma hasta el fin de los tiempos.
Off: acá no sé que quedaría mejor, que Majiramon peleara o que se fuera. Luego me lo dices por chat ^^
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Ed Elric
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Sigrun
Me encontraba frente aquél enorme dragón verde cuyo rostro de ira parecía aumentar por momentos. Por cada palabra que decía, su furia y sus deseos de eliminar a los humanos eran mayores. Pero yo no me dejaba intimidar. Hace un momento habíamos estado a punto de perder a Monodramon y alguien que hace daño a mis amigos no merece sentir mi miedo.
Pero lo que dijo fue inesperado ¿Fue un Royal Knight? Y por lo visto no sólo eso sino que también fue el lugarteniente y que, al igual que otros, desertó del clan.
- Debo informar de esto cuando regrese- pensé mientras dejaba que avanzase con su discurso.
AeroVeedramon también estaba escuchando con mucha atención y pude notar desde mi posición como apretó el puño cuando Majiramon dijo lo de acabar con el clan. Comprendí su reacción, ni él ni yo dejaríamos que acabase con el clan, que se había convertido en nuestro hogar y que para mí era como una segunda familia.
Estuve a punto de soltarle un par de cosas a ese digimon cuando este finalizó. Si cree que me asustaré con eso de los Death Knights está muy equivocado.
- ¿Death Knights? ¿Así habéis llamado a vuestro grupo de renegados? No me asusta tu amenaza, Majiramon. Si la muerte nos persigue nos volveremos contra ella y la afrentaremos pero no os saldréis con la vuestra- le dije con firmeza.
- No te conviene desafiarnos y menos en tu estado- le dijo AeroVeedramon- Te daré una oportunidad de que te marches, de lo contrario…- dijo mientras las cuchillas de sus brazos comenzaban a cargarse de energía.
Majiramon gruñó pero a medida que las cuchillas de AeroVeedramon se iban iluminando su gruñido fue disminuyendo.
- Recordad mis palabras porque algún día pienso cumplir mi amenaza- dijo el enorme dragón mientras se preparaba para marcharse.
Majiramon emprendió el vuelo, era muy inestable por el agotamiento y las heridas. Poco a poco el enorme dragón se alejó por los cielos hasta perderse de vista. Yo suspiré de alivio, una batalla así entre digimons ultimates podría haber llamado la atención de otros humanos de haber durado más tiempo. No era buena opción intentar eliminarlo y arriesgarnos a alargar la batalla. Aunque ahora sabía sobre esos Death Knights y podría prevenirme de ellos.
AeroVeedramon aterrizó en la orilla y volvió a ser Veemon, en ese momento Maya saltó sobre él y le lamió la cara. Tal vez hasta ella comprendiese de algún modo que aquella batalla fue difícil y se alegraba de que estuviera bien.
- Jajaja Maya para…- dijo Veemon mientras reía- ya sé que te alegras.
Me acerqué a Ed y Monodramon, que aún parecía estar inconsciente. Pero por el esfuerzo de la batalla había vuelto a una etapa anterior, pero por lo menos seguía vivo. Aquella batalla había estado a punto de llevárselo por delante y eso habría sido horrible para Ed. Yo no soy capaz de imaginarme mi vida sin Veemon. Ambos somos un equipo que se apoya el uno en el otro y que se destruiría si una de ambas partes faltara.
- No te preocupes. Estoy segura de que se recuperará enseguida ya lo verás, sólo necesita descansar y comer algo- le dije para animarle un poco.
En ese momento Maya se acercó a Ed y se quedó mirándolo un rato antes de lamerle la mejilla.
- Ella también piensa lo mismo- le dije sonriendo.
Veemon se quedó en la orilla del lago limpiándose las babas de Maya que tenía por toda la cara.
- Tamer & Digimon
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Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
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Sigrun Vinter
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
En los últimos momentos de la batalla Majiramon había revelado su pasado y su presente, como así también las verdaderas intenciones de por qué quería destruir a los humanos. En el fondo sabía que debía haber una razón más fuerte que sólo el deseo de hacerlo, pero por algún motivo no parecía sorprenderme, nada lo hacía.
El enemigo había sido anteriormente un Royal Knight, miembro importante de uno de los clanes más poderosos del mundo digital, los guardianes que lo protegían desde épocas de antaño. Pero el pasado de aquel Digimon, junto con el de otros, no parecía haber sido como las historias contaban. Ahora eran rebeldes que se habían tornado contra el cambio de ideales del clan, ellos seguían teniendo en mente que cualquier otro que no fuera un Digimon, sería una amenaza para su mundo... y debía ser destruido.
Sigrun y Aero-Veedramon parecían hacer caso omiso a las amenazas y promesas de venganza, incluso desafiaban al gran dragón diciéndole que enfrentarían a la muerte misma. ¿E-en qué está pensando? ¿Cómo era capaz de decir tantas incoherencias? ¿No se da cuenta que es mejor huir en estos casos? Quería detenerla para que dejara de provocarlo, pero no podía, algo me lo impedía. Sólo era capaz de pensar en cosas que es mejor no mencionar. Pero mientras más me hundía en esos pensamientos, menos me dí cuenta que dejaban a Majiramon escapar. Al verlo, sobrevolaba sobre los árboles dirigiéndose a algún lugar, alejándose como podía, rápidamente. Sin darme cuenta todo había terminado de manera inesperada, pero sabía que sería sólo momentáneo, que regresaría otra vez y de seguro sería con compañía. No me imagino qué ocurriría si ellos nos superaran en número, con lo mucho que nos costó deshacernos momentáneamente de él.
Veemon ya estaba con nosotros y por suerte no parecía herido, sólo tal vez agotado por la pelea. Se había hecho muy fuerte desde la vez que lo vi por primera vez. Junto con Sig ya podían controlar sin problemas la etapa Ultimate y enfrentarse a enemigos del mismo nivel. Podían dar un paso más, no como nosotros que a pesar del tiempo nos habíamos rezagado hasta quedar muy atrás. Aunque sigo pensando que el culpable de eso soy yo, Monodramon siempre fue capaz de evolucionar, pero de algún modo bloqueo ese poder dejándolo al mismo nivel siempre. No puede avanzar por culpa mía.
En un momento sentí algo en el rostro, los lamidos de Maya que ahora estaba a mi lado.
-Yo... lo siento. No pude ser capaz de hacer algo más, tan sólo si los hubiera ayudado un poco más... -miré a Ketomon envuelto en mi abrigo respirando lentamente y recordé lo que había ocurrido con el Digivice anteriormente-. Cuando... estaba en el hielo... no pude lograr que Monodramon entrara al Digivice, no sé por qué. Se apagó por completo, la... la pantalla está más oscura de lo normal, ni siquiera me veo reflejado en ella. No funciona en lo absoluto ¿sabes qué puede haber ocurrido? ¿Y tú, Veemon? -extendiendo el dispositivo hacia las manos de la Tamer para que lo revisara.
Me puse de pié con algo de dificultad, las rodillas me temblaban, era la mezcla de adrenalina y miedo que llevaba sintiendo desde hace tiempo, pero que recién ahora podía darme cuenta de ello.
-Espero que tengas razón y que se recupere, tendré que pedirle disculpas cuando despierte. Cre-creo que debemos regresar a su casa, chicos, al menos por un momento
En realidad quería irme de ahí, muy lejos y no volver, pero no podía por dos cosas; la primera, tenía que esperar hasta que Ketomon se pusiera bien nuevamente, incluso esperar hasta que volviera a su forma Rookie, así estaría más seguro de que no hubiera sufrido daños graves. La otra causa era que no podía dejar a Veemon y a Sigrun, porque era su invitado, no porque Majiramon podía volver y atacarnos, para eso no me necesitarían. Sería nada más y nada menos que un estorbo.
-¿Deberíamos irnos ya? Tus padres deben estar algo preocupados y ya será hora de la comida. Supongo que la idea de la fogata quedará de lado.
El enemigo había sido anteriormente un Royal Knight, miembro importante de uno de los clanes más poderosos del mundo digital, los guardianes que lo protegían desde épocas de antaño. Pero el pasado de aquel Digimon, junto con el de otros, no parecía haber sido como las historias contaban. Ahora eran rebeldes que se habían tornado contra el cambio de ideales del clan, ellos seguían teniendo en mente que cualquier otro que no fuera un Digimon, sería una amenaza para su mundo... y debía ser destruido.
Sigrun y Aero-Veedramon parecían hacer caso omiso a las amenazas y promesas de venganza, incluso desafiaban al gran dragón diciéndole que enfrentarían a la muerte misma. ¿E-en qué está pensando? ¿Cómo era capaz de decir tantas incoherencias? ¿No se da cuenta que es mejor huir en estos casos? Quería detenerla para que dejara de provocarlo, pero no podía, algo me lo impedía. Sólo era capaz de pensar en cosas que es mejor no mencionar. Pero mientras más me hundía en esos pensamientos, menos me dí cuenta que dejaban a Majiramon escapar. Al verlo, sobrevolaba sobre los árboles dirigiéndose a algún lugar, alejándose como podía, rápidamente. Sin darme cuenta todo había terminado de manera inesperada, pero sabía que sería sólo momentáneo, que regresaría otra vez y de seguro sería con compañía. No me imagino qué ocurriría si ellos nos superaran en número, con lo mucho que nos costó deshacernos momentáneamente de él.
Veemon ya estaba con nosotros y por suerte no parecía herido, sólo tal vez agotado por la pelea. Se había hecho muy fuerte desde la vez que lo vi por primera vez. Junto con Sig ya podían controlar sin problemas la etapa Ultimate y enfrentarse a enemigos del mismo nivel. Podían dar un paso más, no como nosotros que a pesar del tiempo nos habíamos rezagado hasta quedar muy atrás. Aunque sigo pensando que el culpable de eso soy yo, Monodramon siempre fue capaz de evolucionar, pero de algún modo bloqueo ese poder dejándolo al mismo nivel siempre. No puede avanzar por culpa mía.
En un momento sentí algo en el rostro, los lamidos de Maya que ahora estaba a mi lado.
-Yo... lo siento. No pude ser capaz de hacer algo más, tan sólo si los hubiera ayudado un poco más... -miré a Ketomon envuelto en mi abrigo respirando lentamente y recordé lo que había ocurrido con el Digivice anteriormente-. Cuando... estaba en el hielo... no pude lograr que Monodramon entrara al Digivice, no sé por qué. Se apagó por completo, la... la pantalla está más oscura de lo normal, ni siquiera me veo reflejado en ella. No funciona en lo absoluto ¿sabes qué puede haber ocurrido? ¿Y tú, Veemon? -extendiendo el dispositivo hacia las manos de la Tamer para que lo revisara.
Me puse de pié con algo de dificultad, las rodillas me temblaban, era la mezcla de adrenalina y miedo que llevaba sintiendo desde hace tiempo, pero que recién ahora podía darme cuenta de ello.
-Espero que tengas razón y que se recupere, tendré que pedirle disculpas cuando despierte. Cre-creo que debemos regresar a su casa, chicos, al menos por un momento
En realidad quería irme de ahí, muy lejos y no volver, pero no podía por dos cosas; la primera, tenía que esperar hasta que Ketomon se pusiera bien nuevamente, incluso esperar hasta que volviera a su forma Rookie, así estaría más seguro de que no hubiera sufrido daños graves. La otra causa era que no podía dejar a Veemon y a Sigrun, porque era su invitado, no porque Majiramon podía volver y atacarnos, para eso no me necesitarían. Sería nada más y nada menos que un estorbo.
-¿Deberíamos irnos ya? Tus padres deben estar algo preocupados y ya será hora de la comida. Supongo que la idea de la fogata quedará de lado.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :253Nivel On Rol :UltimateInventario :
Ed Elric
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Sigrun
A pesar de mis intentos por tranquilizarlo, Ed seguía preocupado y eso es algo que comprendo. Después de todo lo que ha pasado veo normal que se preocupe por su compañero. Tras comentarme lo raro que resultaba que el digivice estuviese en ese estado me lo entregó para que le echara un vistazo, también saqué el mío para comparar mejor. Si que era cierto que su pantalla estaba más apagada que la mía, más negra incluso.
- Es la primera vez que veo que a un digivice le ocurre esto. Pero no te preocupes, tal vez se deba al agotamiento de Monodramon. Estoy segura de que esto será temporal.
En realidad no estaba muy segura pero quería pensar que si y que pronto el digivice de Ed volvería a la normalidad. Tras devolverle el digivice a Ed, se levantó y sugirió que lo mejor sería volver a casa. Estuve de acuerdo con eso, todos necesitábamos descansar y sería mejor en una casa con todas las comodidades que en un bosque. Sería mejor para Monodramon, bueno, su etapa anterior.
Luego Ed mencionó que si era mejor irse ya porque mis padres podrían preocuparse. A decir verdad, mis padres empezaban a comprender que desde que conocí a Veemon me había vuelto más autosuficiente y capaz de cuidar de mi misma. El hecho de haber vuelto sin rasguños, ni que nada malo ocurriese ya era prueba más que suficiente.
- No te preocupes, Ed. Mis padres saben que puedo cuidarme sola y ahora saben que esta Veemon conmigo, y eso sin contar a Maya ni a vosotros- le dije sonriendo- Si estoy acompañada se preocupan mucho menos.
- ¿Entonces volvemos a casa? Estoy tan cansado que creo que dormiré como un tronco en cuanto me tumbe en algún sitio cómodo- dijo Veemon.
- Bueno, entonces volvamos- dije antes de ponernos en camino.
Bajamos de la montaña y en cuanto llegamos a la ciudad metí a Veemon en el digivice para que no llamase la atención. Por el digimon de Ed no me preocupé en ese aspecto, podía hacer de peluche, de todos modos yo no vivía en el centro así que tampoco nos encontraríamos con mucha gente.
Cuando llegamos llamé a la puerta pero como no contestaban abrí con las llaves que me había llevado. Mis padres me habían dado una copia de las llaves por si alguna vez volvía del Mundo Digital y no estaban en casa. Nada más abrir, Maya entró en casa y se fue a su rincón del salón donde tenía su manta, el bebedero y su comida.
- Parece que no están- dijo Veemon al darle un vistazo rápido al interior.
- Por favor, sentíos como en casa- les dije a Ed y a su compañero, si podía escucharme- Puedo darte una taza de chocolate caliente si te apetece. Tambien a Monodramon cuando despierte.
Colgué mi chaqueta en el perchero que había junto a la puerta y dejé las llaves en un cuenco que había en una mesita junto al perchero. Allí vi una nota, era de mis padres.
- ¿Qué dice, Sigrun? – preguntó Veemon.
- Parece que estarán unos días fueras. Han vuelto a Noruega a visitar a unos tíos míos y a recoger a mi hermana para que venga aquí.
- Me gustaría conocerla
- Para cuando vuelvan lo más seguro es que estemos en el Mundo Digital, recuerda que ahora no podemos estar mucho tiempo fuera de ese mundo. Pero te la presentaré la próxima vez.
Tras eso, ofrecí a Ed el sofá para que pudiese sentarse y descansar, además saqué un par de mantas por si Ketomon o el propio Ed las necesitaban. Veemon se sentó en un sillón, estaba realmente agotado. Mientras tanto, yo estaba en la cocina preparando un par de tazas de chocolate caliente.
A pesar de mis intentos por tranquilizarlo, Ed seguía preocupado y eso es algo que comprendo. Después de todo lo que ha pasado veo normal que se preocupe por su compañero. Tras comentarme lo raro que resultaba que el digivice estuviese en ese estado me lo entregó para que le echara un vistazo, también saqué el mío para comparar mejor. Si que era cierto que su pantalla estaba más apagada que la mía, más negra incluso.
- Es la primera vez que veo que a un digivice le ocurre esto. Pero no te preocupes, tal vez se deba al agotamiento de Monodramon. Estoy segura de que esto será temporal.
En realidad no estaba muy segura pero quería pensar que si y que pronto el digivice de Ed volvería a la normalidad. Tras devolverle el digivice a Ed, se levantó y sugirió que lo mejor sería volver a casa. Estuve de acuerdo con eso, todos necesitábamos descansar y sería mejor en una casa con todas las comodidades que en un bosque. Sería mejor para Monodramon, bueno, su etapa anterior.
Luego Ed mencionó que si era mejor irse ya porque mis padres podrían preocuparse. A decir verdad, mis padres empezaban a comprender que desde que conocí a Veemon me había vuelto más autosuficiente y capaz de cuidar de mi misma. El hecho de haber vuelto sin rasguños, ni que nada malo ocurriese ya era prueba más que suficiente.
- No te preocupes, Ed. Mis padres saben que puedo cuidarme sola y ahora saben que esta Veemon conmigo, y eso sin contar a Maya ni a vosotros- le dije sonriendo- Si estoy acompañada se preocupan mucho menos.
- ¿Entonces volvemos a casa? Estoy tan cansado que creo que dormiré como un tronco en cuanto me tumbe en algún sitio cómodo- dijo Veemon.
- Bueno, entonces volvamos- dije antes de ponernos en camino.
Bajamos de la montaña y en cuanto llegamos a la ciudad metí a Veemon en el digivice para que no llamase la atención. Por el digimon de Ed no me preocupé en ese aspecto, podía hacer de peluche, de todos modos yo no vivía en el centro así que tampoco nos encontraríamos con mucha gente.
Cuando llegamos llamé a la puerta pero como no contestaban abrí con las llaves que me había llevado. Mis padres me habían dado una copia de las llaves por si alguna vez volvía del Mundo Digital y no estaban en casa. Nada más abrir, Maya entró en casa y se fue a su rincón del salón donde tenía su manta, el bebedero y su comida.
- Parece que no están- dijo Veemon al darle un vistazo rápido al interior.
- Por favor, sentíos como en casa- les dije a Ed y a su compañero, si podía escucharme- Puedo darte una taza de chocolate caliente si te apetece. Tambien a Monodramon cuando despierte.
Colgué mi chaqueta en el perchero que había junto a la puerta y dejé las llaves en un cuenco que había en una mesita junto al perchero. Allí vi una nota, era de mis padres.
- ¿Qué dice, Sigrun? – preguntó Veemon.
- Parece que estarán unos días fueras. Han vuelto a Noruega a visitar a unos tíos míos y a recoger a mi hermana para que venga aquí.
- Me gustaría conocerla
- Para cuando vuelvan lo más seguro es que estemos en el Mundo Digital, recuerda que ahora no podemos estar mucho tiempo fuera de ese mundo. Pero te la presentaré la próxima vez.
Tras eso, ofrecí a Ed el sofá para que pudiese sentarse y descansar, además saqué un par de mantas por si Ketomon o el propio Ed las necesitaban. Veemon se sentó en un sillón, estaba realmente agotado. Mientras tanto, yo estaba en la cocina preparando un par de tazas de chocolate caliente.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Tomé nuevamente el dispositivo y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón.
-Espero que sea algo así, aunque no estoy muy seguro de ello. Incluso cuando Monodramon volvió a su forma de huevo el... Digivice estaba normal. Supongo que sólo tendré que esperar lo mejor.
Luego de escucharla decir que podía cuidarse sola, preferí no decir nada al respecto. No quería meterme más en aquel tema que de seguro no traería nada bueno al asunto, porque por una parte le creía y sabía que ella podía protegerse, o al menos eso pensaba en aquel momento. pero había algo más que me hacía dudar.
Tomamos el mismo camino por el que subimos para regresar a casa de Sig; primero por el bosque entre árboles distanciados, luego por el lugar en donde en donde nos divertimos en la nieve, aun quedaban las huellas y marcas que habíamos dejado, también el pequeño montículo en el que me habían enterrado. Sentía que quería sonreír al recordarlo, pero no podía. Más adelante, el camino de tierra algo empinado que bajaba luego de varias curvas hacia el pie de la montaña. Una vez que llegamos, luego de Veemon entrara al Digivice de su Tamer, cubrí a Ketomon con ambas mangas de mi abrigo dejando sólo un pequeño espacio para que respirara. Lo hacíamos para que las pocas personas que cruzábamos en nuestro regreso, no vieran a nuestros compañeros.
Su casa parecía bastante cómoda y cálida, más allá de la diferencia de temperatura que había con respecto al exterior. Se podía sentir el verdadero aroma de la palabra hogar, y todo lo que esto trae. Hacía mucho que no me sentía así, habían pasado muchos años en los que había convivido solamente con Monodramon, ya sea fuera o dentro de nuestra casa, éramos nuestra única familia. Más allá de esto, la amabilidad de nuestros amigos, hacía que la situación fuese mucho mejor, y por alguna razón, ahora al estar en una casa, tener una cierta sensación de seguridad por más que fuera momentánea.
-Eso suena bien, te agradecería una taza de chocolate para él -dirigiendo la mirada hacia mi compañero que aún estaba dormido.
Escuché a medias una pequeña conversación entre Sigrun y Veemon, al parecer no había nadie más en casa y me hacía cuestionar sobre cosas con respecto a su seguridad. Así que una vez que nos dieron un par de toallas, armé con una de ellas una especie de nido en la que coloqué a Ketomon dentro de esta y lo puse sobre una pequeña mesa.
-Oye, Veemon, ¿podrías cuidar de mi amigo mientras ayudo a Sig en la cocina? No creo que se despierte, pero... por ocurre algo sólo avísame -tomando la toalla que restaba para mi y acompañé a Sig hasta la cocina-. Con permiso. Oye, disculpa que haya oído algo de la conversación de hacer rato, pero ¿tus padres se fueron? Es que me preguntaba si estarían bien, Ma-Majiramon no podría ser el único por aquí.
Luego de que me explicó que habían vuelto a su país natal, un poco de tranquilidad regresó a mí, aunque fue una sorpresa para mi saber que había alguien más de lo poco que conocía de su familia.
-¿Tienes una hermana? Eso no me lo esperaba para nada. ¿C-cómo es su nombre? ¿Es más grande o pequeña que tú? Por cierto -secándome con la toalla algunas partes de mi cuerpo que permanecían mojadas-, ¿necesitas que haga algo aquí? Podría ayudarte con la comida, de seguro a Veemon le vendrá muy bien un plato caliente, sé que está exhausto de verdad, sería lo mínimo que podría hacer por ustedes.
Me senté nuevamente en el sillón y puse a mi compañero sobre mis piernas aún envuelto en la toalla y dándole pequeños toques en su cuerpo traté de despertarlo hasta que finalmente abrió los ojos.
-¿Keto...?
-Ahí estás, amigo. ¿Cómo te encuentras?
-K-ke...to...
-Mira, tengo algo para ti que te hará sentir mejor. S-siento que falte el pastel, pero... luego podrás comer todos los que queiras, lo prometo.
Llené una pequeña cucharada con el chocolate y se lo acerqué a su boca, tomó un sorbo y frunció sus grandes ojos al mismo tiempo que temblaba.
-Lo... lo siento, no pensé que estuviera tan caliente -tomé otro poco más y esta vez soplé varias veces para que se enfriara hasta el punto en el que él pudiera beber con tranquilidad-. Prueba ahora, amigo.
Pude hacer que bebiera un poco más de la mitad de la taza hasta que terminó durmiéndose de repente luego de que bostezara en un par de ocasiones.
-Bueno, al menos pude hacer que bebiera un poco, aunque no creo que sea suficiente, sin importar en la etapa en la que esté su estómago es tan grande como su cabeza jaja -sonriendo levemente-. Quisiera que evolucione rápido, pero no voy a presionarlo. De todas formas, por más que lo desee el Digivice parece no funcionar, así que creo que daría igual de todas formas.
-Espero que sea algo así, aunque no estoy muy seguro de ello. Incluso cuando Monodramon volvió a su forma de huevo el... Digivice estaba normal. Supongo que sólo tendré que esperar lo mejor.
Luego de escucharla decir que podía cuidarse sola, preferí no decir nada al respecto. No quería meterme más en aquel tema que de seguro no traería nada bueno al asunto, porque por una parte le creía y sabía que ella podía protegerse, o al menos eso pensaba en aquel momento. pero había algo más que me hacía dudar.
Tomamos el mismo camino por el que subimos para regresar a casa de Sig; primero por el bosque entre árboles distanciados, luego por el lugar en donde en donde nos divertimos en la nieve, aun quedaban las huellas y marcas que habíamos dejado, también el pequeño montículo en el que me habían enterrado. Sentía que quería sonreír al recordarlo, pero no podía. Más adelante, el camino de tierra algo empinado que bajaba luego de varias curvas hacia el pie de la montaña. Una vez que llegamos, luego de Veemon entrara al Digivice de su Tamer, cubrí a Ketomon con ambas mangas de mi abrigo dejando sólo un pequeño espacio para que respirara. Lo hacíamos para que las pocas personas que cruzábamos en nuestro regreso, no vieran a nuestros compañeros.
Su casa parecía bastante cómoda y cálida, más allá de la diferencia de temperatura que había con respecto al exterior. Se podía sentir el verdadero aroma de la palabra hogar, y todo lo que esto trae. Hacía mucho que no me sentía así, habían pasado muchos años en los que había convivido solamente con Monodramon, ya sea fuera o dentro de nuestra casa, éramos nuestra única familia. Más allá de esto, la amabilidad de nuestros amigos, hacía que la situación fuese mucho mejor, y por alguna razón, ahora al estar en una casa, tener una cierta sensación de seguridad por más que fuera momentánea.
-Eso suena bien, te agradecería una taza de chocolate para él -dirigiendo la mirada hacia mi compañero que aún estaba dormido.
Escuché a medias una pequeña conversación entre Sigrun y Veemon, al parecer no había nadie más en casa y me hacía cuestionar sobre cosas con respecto a su seguridad. Así que una vez que nos dieron un par de toallas, armé con una de ellas una especie de nido en la que coloqué a Ketomon dentro de esta y lo puse sobre una pequeña mesa.
-Oye, Veemon, ¿podrías cuidar de mi amigo mientras ayudo a Sig en la cocina? No creo que se despierte, pero... por ocurre algo sólo avísame -tomando la toalla que restaba para mi y acompañé a Sig hasta la cocina-. Con permiso. Oye, disculpa que haya oído algo de la conversación de hacer rato, pero ¿tus padres se fueron? Es que me preguntaba si estarían bien, Ma-Majiramon no podría ser el único por aquí.
Luego de que me explicó que habían vuelto a su país natal, un poco de tranquilidad regresó a mí, aunque fue una sorpresa para mi saber que había alguien más de lo poco que conocía de su familia.
-¿Tienes una hermana? Eso no me lo esperaba para nada. ¿C-cómo es su nombre? ¿Es más grande o pequeña que tú? Por cierto -secándome con la toalla algunas partes de mi cuerpo que permanecían mojadas-, ¿necesitas que haga algo aquí? Podría ayudarte con la comida, de seguro a Veemon le vendrá muy bien un plato caliente, sé que está exhausto de verdad, sería lo mínimo que podría hacer por ustedes.
Me senté nuevamente en el sillón y puse a mi compañero sobre mis piernas aún envuelto en la toalla y dándole pequeños toques en su cuerpo traté de despertarlo hasta que finalmente abrió los ojos.
-¿Keto...?
-Ahí estás, amigo. ¿Cómo te encuentras?
-K-ke...to...
-Mira, tengo algo para ti que te hará sentir mejor. S-siento que falte el pastel, pero... luego podrás comer todos los que queiras, lo prometo.
Llené una pequeña cucharada con el chocolate y se lo acerqué a su boca, tomó un sorbo y frunció sus grandes ojos al mismo tiempo que temblaba.
-Lo... lo siento, no pensé que estuviera tan caliente -tomé otro poco más y esta vez soplé varias veces para que se enfriara hasta el punto en el que él pudiera beber con tranquilidad-. Prueba ahora, amigo.
Pude hacer que bebiera un poco más de la mitad de la taza hasta que terminó durmiéndose de repente luego de que bostezara en un par de ocasiones.
-Bueno, al menos pude hacer que bebiera un poco, aunque no creo que sea suficiente, sin importar en la etapa en la que esté su estómago es tan grande como su cabeza jaja -sonriendo levemente-. Quisiera que evolucione rápido, pero no voy a presionarlo. De todas formas, por más que lo desee el Digivice parece no funcionar, así que creo que daría igual de todas formas.
- Tamer & Digimon
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Ed Elric
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Veemon
Tras desplomarme en el sillón, cerré los ojos para relajarme un poco. Había sido una dura batalla y, desgraciadamente, no habíamos podido eliminar a Majiramon. Al luchar en el Mundo Humano podríamos haber llamado la atención y la situación habría empeorado. No me apetecen más problemas con Digital Inc. Aunque me preocupaba un poco esas amenazas de Majiramon no dejé que me molestaran demasiado. La próxima vez que volviésemos a encontrarnos seguramente sería en el Mundo Digital y ahí podría luchar con todo mi poder.
Antes de que pudiese quedarme dormido, Ed me preguntó que si podía cuidar de su compañero un momento.
- Claro, ningún problema- le contesté mientras él se iba.
Miré al pequeño digimon durmiente. Si he de ser sincero él fue quien más luchó y el que más dio en la batalla. Pero sé que es un digimon fuerte y que se pondrá bien pronto.
Sigrun
Mientras ponía el chocolate a calentar en el microondas, Ed se acercó y me preguntó por mis padres. Estaba preocupado por lo que pudiese hacer Majiramon.
- No te preocupes, Ed. Volvieron a Noruega unos días para traer a mi hermana- ante eso, Ed me preguntó varias cosas que le respondí con gusto- Se llama Freya y sólo tiene diez años. Y antes de que lo preguntes, ella no tiene compañero digimon. De hecho desconoce por completo su existencia.
Despues de eso, Ed preguntó que si podía ayudar en algo en la cocina. Ya había un par de tazas de chocolate ya listas y podía encargarme del resto.
- No te preocupes, Ed. Puedo encargarme de esto. Pero tu compañero ahora te necesita.
Tras decir esto vi que Ed volvió con su digimon. Yo me quedé en la cocina un rato más. Por culpa de ese dragon deforme Monodramon había acabado así, esperaba que no fuese nada grave. De todos modos, ese dragón lo iba a pagar cuando me encontrase de nuevo con él. Iba a lamentar todo el daño que había causado. Aunque antes informaría de esto en la base para investigar más sobre el enemigo. No iba a lanzarme a una batalla sin conocer nada de ellos.
Por el momento dejaría que Ed y Ketomon descansasen en mi casa el tiempo que necesitasen. Si era necesario, avisaría de que regresaría mas tarde de lo previsto a la base, pero no me atrevía a dejarlos solos y menos con Monodramon en este estado.
- Tamer & Digimon
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Ulforce
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Sigrun Vinter
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Sentía los hombros pesados, por lo que me recosté en el respaldo del sillón dejando caer mi cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. En momento, luego de unos segundos, me daba cuenta, no era sólo la parte superior, si no que todo mi cuerpo estaba tenso y en cuanto más pensaba en ello, más notable se hacía. Como si una gran roca me aplastara por completo y cada segundo que pasara aumentara su peso. Traté de relajarme y hacer fuerza para que esa sensación desapareciera o al menos se hiciera más leve, pero parecía que sería inútil. Ocurría todo lo contrario, empeoraba, y ahora incluso me costaba respirar.
No estoy seguro si el tiempo que transcurrió desde que cerré los ojos fue mucho o apenas un instante. Lo que sí sé, es que sentí algo, un ruido, o al menos esa sensación de que algo se aproxima, por lo que me incorporé en el asiento de golpe, como si hubiera despertado de una pesadilla tragando una gran bocanada de aire. En ese instante, todo lo que pasaba por mi cuerpo y mi mente, desapareció de repente. Miré hacia un lado y vi a Sigrun entrando en la habitación, seguramente ella fue quien había interrumpido aquella especie de sueño tan extraño. Pero lo cierto es que no había llegado a dormirme.
Recordé la conversación que había tenido con ella hace un momento atrás, así que continué preguntándole sobre su familia, más precisamente, sobre su hermana. Que enterarme de ello había sido una sorpresa, sin dudas.
-¿Qué ocurrirá cuando tu hermana menor venga? ¿Tienes pensado mencionarle acerca de los Digimon? Creo que si lo haces, lo tomará bien, después de todo es una niña y puede que se encariñe mucho con Veemon -dije, para luego dirigir una mirada algo espeluznante al Digimon que se encontraba en el sillón de al lado-. Ya sabes, podría verlo como su mascota, tú te quedarías con Maya y ella con él, luego harían carreras de trineos en la nieve jajaja -sonreí, cerrando ambos ojos.
De inmediato dejé de sonreír, soltando un suspiro y apoyando mis codos sobre mis rodillas, de manera que quedé con la espalda algo inclinada hacia adelante, dejando que el peso de mi cabeza la dejara caer. Guardé silencio por un momento, pensaba en muchas cosas, numerosos problemas, tantos que era difícil concentrarme en uno solo y así tratar de buscar una respuesta o una forma de resolverlos. Pero después de un momento, me di cuenta de que mi manera de comportarme podría ser muy notable para los demás que estaban allí, ni siquiera se debía ser muy observador para darse cuenta. Debía parecer fuerte, al menos hasta el punto en el que los demás no necesitaran preocuparse por mí o ver que algo extraño ocurría, aunque algo en el fondo me llamara mentiroso y cobarde.
Levanté nuevamente la cabeza, mirando al frente, hacia nada en particular, y solté una pregunta al aire sin algún destinatario en específico:
-¿Qué es lo que haremos ahora? Supongo que la idea de acampar a la noche sigue en pie. ¿Cierto? -esta vez me dirigí a nuestra pareja amiga, aunque de alguna manera ya sabía la respuesta-. Entonces deberíamos comenzar a preparar lo que necesitamos, y creo que lo que primero necesitamos, es comida para nuestros hambrientos amigos. ¿Qué les parece si Sigrun y yo vamos a alguna despensa a buscar lo que necesitamos, mientras Veemon busca una tienda para protegernos del frío y demás objetos que podríamos llegar a necesitar? Por cierto, ti-tienes una tienda, ¿verdad? No me harán dormir en la nieve, ¿ci-cierto? -pregunté, algo nervioso. Sin lugar a dudas, no me gustaría dormir en la intemperie. Ya lo había hecho muchas veces durante nuestros viajes a través del Digimundo, pero siempre y cuando el clima estuviera de nuestro lado. Y en esta ocasión, no lo estaba. En esos casos, junto con Monodramon, buscábamos una cueva o construíamos nuestro propio refugio y así pasábamos las noches. Claro que el fuego tampoco era un problema gracias a mi compañero, siempre y cuando tuviéramos algo de leña a disposición. Si bien aquí el clima no era tan extremo, y que podía soportarlo usando el abrigo que tenía puesto, que era más apto para bajas temperaturas, sabía que a la noche, se pondría más frío y necesitaríamos de algo más de ayuda.
-Entonces, ¿qué dicen? ¿Comenzamos? Y Veemon, no te preocupes por Ketomon, lo conozco y sé que seguirá durmiendo por un buen rato más. Procura descansar, mereces relajarte un momento, hoy diste una buena batalla, veo que te hiciste muy fuerte en todo este tiempo -le dije al Digimon, apoyando mi mano sobre su cabeza y frotándola un par de veces-. Gracias por haber cuidado de mi amigo allá en la montaña. Soy yo el que te debo una, amigo.
No estoy seguro si el tiempo que transcurrió desde que cerré los ojos fue mucho o apenas un instante. Lo que sí sé, es que sentí algo, un ruido, o al menos esa sensación de que algo se aproxima, por lo que me incorporé en el asiento de golpe, como si hubiera despertado de una pesadilla tragando una gran bocanada de aire. En ese instante, todo lo que pasaba por mi cuerpo y mi mente, desapareció de repente. Miré hacia un lado y vi a Sigrun entrando en la habitación, seguramente ella fue quien había interrumpido aquella especie de sueño tan extraño. Pero lo cierto es que no había llegado a dormirme.
Recordé la conversación que había tenido con ella hace un momento atrás, así que continué preguntándole sobre su familia, más precisamente, sobre su hermana. Que enterarme de ello había sido una sorpresa, sin dudas.
-¿Qué ocurrirá cuando tu hermana menor venga? ¿Tienes pensado mencionarle acerca de los Digimon? Creo que si lo haces, lo tomará bien, después de todo es una niña y puede que se encariñe mucho con Veemon -dije, para luego dirigir una mirada algo espeluznante al Digimon que se encontraba en el sillón de al lado-. Ya sabes, podría verlo como su mascota, tú te quedarías con Maya y ella con él, luego harían carreras de trineos en la nieve jajaja -sonreí, cerrando ambos ojos.
De inmediato dejé de sonreír, soltando un suspiro y apoyando mis codos sobre mis rodillas, de manera que quedé con la espalda algo inclinada hacia adelante, dejando que el peso de mi cabeza la dejara caer. Guardé silencio por un momento, pensaba en muchas cosas, numerosos problemas, tantos que era difícil concentrarme en uno solo y así tratar de buscar una respuesta o una forma de resolverlos. Pero después de un momento, me di cuenta de que mi manera de comportarme podría ser muy notable para los demás que estaban allí, ni siquiera se debía ser muy observador para darse cuenta. Debía parecer fuerte, al menos hasta el punto en el que los demás no necesitaran preocuparse por mí o ver que algo extraño ocurría, aunque algo en el fondo me llamara mentiroso y cobarde.
Levanté nuevamente la cabeza, mirando al frente, hacia nada en particular, y solté una pregunta al aire sin algún destinatario en específico:
-¿Qué es lo que haremos ahora? Supongo que la idea de acampar a la noche sigue en pie. ¿Cierto? -esta vez me dirigí a nuestra pareja amiga, aunque de alguna manera ya sabía la respuesta-. Entonces deberíamos comenzar a preparar lo que necesitamos, y creo que lo que primero necesitamos, es comida para nuestros hambrientos amigos. ¿Qué les parece si Sigrun y yo vamos a alguna despensa a buscar lo que necesitamos, mientras Veemon busca una tienda para protegernos del frío y demás objetos que podríamos llegar a necesitar? Por cierto, ti-tienes una tienda, ¿verdad? No me harán dormir en la nieve, ¿ci-cierto? -pregunté, algo nervioso. Sin lugar a dudas, no me gustaría dormir en la intemperie. Ya lo había hecho muchas veces durante nuestros viajes a través del Digimundo, pero siempre y cuando el clima estuviera de nuestro lado. Y en esta ocasión, no lo estaba. En esos casos, junto con Monodramon, buscábamos una cueva o construíamos nuestro propio refugio y así pasábamos las noches. Claro que el fuego tampoco era un problema gracias a mi compañero, siempre y cuando tuviéramos algo de leña a disposición. Si bien aquí el clima no era tan extremo, y que podía soportarlo usando el abrigo que tenía puesto, que era más apto para bajas temperaturas, sabía que a la noche, se pondría más frío y necesitaríamos de algo más de ayuda.
-Entonces, ¿qué dicen? ¿Comenzamos? Y Veemon, no te preocupes por Ketomon, lo conozco y sé que seguirá durmiendo por un buen rato más. Procura descansar, mereces relajarte un momento, hoy diste una buena batalla, veo que te hiciste muy fuerte en todo este tiempo -le dije al Digimon, apoyando mi mano sobre su cabeza y frotándola un par de veces-. Gracias por haber cuidado de mi amigo allá en la montaña. Soy yo el que te debo una, amigo.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :253Nivel On Rol :UltimateInventario :
Ed Elric
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Sigrun
- Tardará unos días en venir, así que seguramente cuando venga yo ya esté en el Mundo Digital. Tengo responsabilidades allí y no puedo estar mucho tiempo seguido en este mundo- le comenté a Ed tras beber un poco de mi taza de chocolate- Así que tengo tiempo de ver cómo se lo digo. De todos modos, no creo que se asuste de Veemon. No sé si es porque ya estoy acostumbrada, pero Veemon no parece una criatura temible ni nada parecido.
Luego de eso, Ed se quedó en silencio. Me pregunto si le estaba dando vueltas a todo lo que había ocurrido hoy. Fueron muchas cosas, pero lo de Majiramon se lleva la palma. Tuvo suerte ese digimon de que este no fuese el mejor lugar para una pelea, de haber ocurrido esto en el Mundo Digital no le habría dejado huir. Bueno, ya pagará por lo que ha hecho.
Ed preguntó si lo de la acampada seguía en pie. Después de lo que había pasado, lo más seguro sería quedarse aquí pero no creo que ese lagarto quiera recibir otra paliza por parte de AeroVeedramon.
- Claro, Ed. Por supuesto que sigue en pie-le dije, poco antes de terminar mi taza y dejarla en el fregadero- Y claro que tengo una tienda, no te haré dormir en la nieve para que pilles un resfriado. Iré a por las mochilas y los sacos de dormir. Ed, en esa despensa de ahí podrás encontrar lo que necesitaremos.
Mientras todos preparábamos la acampada, Maya se encontraba durmiendo en el salón, cerca de donde se encontraba Ketomon.
Veemon
Cuando Sigrun se fue a su habitación a por los sacos de dormir y las mochilas. Yo fui a un armario de la habitación de sus padres a por la tienda de campaña. Era plegable y ligera, así que no sería ningún problema trasladarla. Volví al salón, que daba también a la cocina y donde Ed estaría sacando las provisiones. Dejé la tienda de campaña apoyada en el sofá y me entretuve viendo las fotos que había en las paredes y en algunas estanterías. En algunas aparecía con su hermana pequeña, en otra aparecían ambas con el equipo completo de perros de trineo. Incluyendo a Maya, eran seis Husky adultos. Algunos tenían el pelaje gris y blanco, otros blanco y negro como Maya y uno era marrón y blanco. Por un momento me imaginé a todos esos perros persiguiendo al mismo tiempo a Monodramon o a Ed y me entró un poco la risa.
Luego vi una foto en una estantería en la que salía Sigrun de pequeña. Tal vez con nueve o diez años. Estaba al lado de su padre, que parecía llevar un uniforme de piloto militar. En cuanto a Sigrun, ella llevaba un casco de piloto que le venía un poco grande pero que se sujetaba con las manos para que no le tapase la cara. Ambos se mostraban muy felices en la foto.
- Ya tengo las mochilas y los sacos de dormir- dijo Sigrun cuando regresó- He traído para Ed, para Veemon y para mí.
- ¿Para mí también?
- Si, encontré uno más o menos de tu tamaño. Eso sí, espero que no te importe que sea rosa- me dijo al tiempo que me lo mostraba- Era de cuando yo era pequeña.
- No, no pasa nada- le comenté.
¿Rosa? Hubiese preferido cualquier tono de azul… ¿a quién se le ocurre hacer un saco de dormir rosa? Bueno, no importa. Sigrun se tomó la molesta de buscarme uno de mi tamaño así que no voy a poner pegas a eso.
En cuanto estuvimos listos, Maya se despertó y al ver todo lo que habíamos sacado movió la cola alegremente. Parece que estaba feliz por salir de nuevo.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
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Ulforce
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Sigrun Vinter
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Entonces, nuestros planes seguían vigentes. No parecía que aquel enfrentamiento anterior había afectado la idea de Sigrun con respecto a armar un campamento en la montaña y pasar la noche allí. Tampoco quería que eso no ocurriera por culpa mía, sabía que tanto ella como Veemon les gustaría y tenían ganas de que esta noche fuera así. Cuando oí la respuesta positiva, supe que debía hacer lo posible para regresar a ese lugar, afrontar ese miedo que en parte era desconocido para mí. No estaba seguro si obligándome a hacerlo sería la mejor opción, si funcionaría, pero aun así sentía que debía intentarlo. Era así como había hecho las cosas desde que tengo memoria. De todas formas, tenía en mente que lo mejor sería ocultar lo mejor posible el campamento como medida de precaución, cubrir las tiendas con nieve y evitar que la luz de la fogata se viera a la distancia, de esta manera, incluso a un Digimon se les haría difícil encontrarnos.
-Hablando de resfrío... creo que el mío desapareció, no me di cuen... ¿E-en qué despensa? -pregunté al oír las palabras de Sig, pero ya era un poco tarde, había salido de la habitación. A continuación, di un vistazo alrededor y vi una pequeña puerta de madera sobre una de las paredes, así que me acerqué y la abrí lentamente-. Supongo que debe ser esta...
Afortunadamente lo era. Detrás de esa puerta había un pequeño espacio con algunos estantes repletos de comida, tanto como para preparar, como aperitivos y otros bocadillos listos para comer del envoltorio. Debía sacar lo justo y necesario, no quería aprovecharme y llevar de más. En esta ocasión, Ketomon por suerte no estaba en su etapa Rookie, en la que por seguro comería más que todos nosotros juntos. Ni mencionar que para ese entonces, él ya habría revisado de pies a cabeza la heladera y la despensa que se encontraba frente a mí.
Se me ocurrió que lo indispensable sería una cena, sopas instantáneas para combatir el frío y algunos dulces y golosinas. Fui tomando los alimentos con una de mis manos, mientras los colocaba a todos en el espacio entre el brazo contrario y mi pecho. Una vez que conseguí todo lo que necesitaba, lo llevé hacia la pequeña mesa en donde estaba mi amigo y dejé con cuidado los alimentos al lado. De inmediato levanté a Ketomon aún dormido y lo cambié de lugar a uno de los sillones. Hubiera sido algo gracioso que lo confundieran y lo hubieran guardado junto con la comida. De repente, escuché un leve sonido que me hizo levantar la vista y mirar hacia un costado. Veemon estaba de espaldas a mí, observando atentamente unas fotografías que se encontraban dispuestas en algunos muebles. Me llamó bastante la atención, así que lentamente me acerqué por detrás y comencé a mirar las fotos al igual que él. Eran demasiadas y cada una parecía retratar un momento en especial. Esas fotos familiares en las que supongo que en todos los hogares existen. Mantuve el silencio por un momento más.
-Parecen una familia muy unida, ¿no? -pregunté, interrumpiéndolo-. ¿En qué estás pensando ahora mismo?
Momentos luego, Sig regresó cargada de bolsos. Inmediatamente me acerqué para ayudarla tomando las mochilas y llevándolas cerca de los alimentos. Allí elegí una de ellas y comencé a cargar la comida que mantendría nuestros estómagos llenos esta noche, que por suerte entraba toda y aún quedaba uno que otro espacio libre por si necesitáramos más.
-¿En serio, Veemon? ¿Rosa? Oye, Sigrun, ¿de casualidad no tienes un moño del mismo color? Creo que a tu compañero le quedaría bien, además de que combinaría con su bolsa de dormir -dije, con una sonrisa burlona en el rostro-. Me pregunto qué pasará si algún amigo tuyo te encuentra durmiendo en una de esas jeje.
Muy bien -poniéndome nuevamente mi abrigo, cargando con una de las mochilas y sujetando a mi compañero entre brazos-, ya estoy listo. ¿Y ustedes?
Salimos de casa y nos dirigimos por el mismo camino por el que habíamos regresado la primera vez. Había pasado un par de veces por allí y empezaba a familiarizarme con el lugar al punto en el que podía reconocer parte del camino sin ninguna dificultad. Aun era temprano y el cielo estaba claro a pesar de que se encontraba cubierto por completo de nubes, pero era mejor así. Necesitábamos el tiempo suficiente para levantar nuestro campamento y sin dudas era recomendable tenerlo lo antes posible, incluso antes de que anochezca. Además, teníamos que recoger la leña, algunas ramas cubiertas de hojas y dejar absolutamente todo listo para cuando llegara la noche. Al menos, el lugar donde pararíamos creo ya estaba decidido, sería en esos pocos metros antes del lago por el que habíamos pasado antes. Era un buen lugar, en el que, si mal no recuerdo, había unos cuantos árboles muy juntos en donde podríamos crear una especie de muro e instalar las tiendas contra el.
En el camino, recordé nuevamente el tema de la hermana de Sig y todavía quedaban algunas dudas que quería aclarar. Aproveché para preguntar.
-He estado pensado, ¿qué opinan tus padres sobre esto? La verdad no conozco a nadie que haya contado sobre los Digimon a personas tan cercanas como los padres. Sé de algunos que ocultan ese secreto incluso de sus mejores amigos.
Además, por lo visto eres una Royal Knight, supongo que debe ser algo más que un simple Tamer. ¿Te tomó mucho convertirte en una luego de que te conté sobre ellos? Espero que por el momento esté siendo de tu agrado, si soy sincero contigo, no sé mucho de ese clan incluso después de tanto tiempo en el Digimundo. Aún hay tantos misterios allí, y ese es uno de ellos.
¿Nunca te preguntaste qué ocurriría si tu hermana se convierte en una niña elegida? Aunque... creo que es demasiado improbable que eso ocurra. Por el momento deberá acostumbrarse a Veemon, que por cierto, estás en lo correcto, no parece una criatura temible y menos si usa una bolsa de dormir rosada -soltando una pequeña carcajada.[/color]
-Hablando de resfrío... creo que el mío desapareció, no me di cuen... ¿E-en qué despensa? -pregunté al oír las palabras de Sig, pero ya era un poco tarde, había salido de la habitación. A continuación, di un vistazo alrededor y vi una pequeña puerta de madera sobre una de las paredes, así que me acerqué y la abrí lentamente-. Supongo que debe ser esta...
Afortunadamente lo era. Detrás de esa puerta había un pequeño espacio con algunos estantes repletos de comida, tanto como para preparar, como aperitivos y otros bocadillos listos para comer del envoltorio. Debía sacar lo justo y necesario, no quería aprovecharme y llevar de más. En esta ocasión, Ketomon por suerte no estaba en su etapa Rookie, en la que por seguro comería más que todos nosotros juntos. Ni mencionar que para ese entonces, él ya habría revisado de pies a cabeza la heladera y la despensa que se encontraba frente a mí.
Se me ocurrió que lo indispensable sería una cena, sopas instantáneas para combatir el frío y algunos dulces y golosinas. Fui tomando los alimentos con una de mis manos, mientras los colocaba a todos en el espacio entre el brazo contrario y mi pecho. Una vez que conseguí todo lo que necesitaba, lo llevé hacia la pequeña mesa en donde estaba mi amigo y dejé con cuidado los alimentos al lado. De inmediato levanté a Ketomon aún dormido y lo cambié de lugar a uno de los sillones. Hubiera sido algo gracioso que lo confundieran y lo hubieran guardado junto con la comida. De repente, escuché un leve sonido que me hizo levantar la vista y mirar hacia un costado. Veemon estaba de espaldas a mí, observando atentamente unas fotografías que se encontraban dispuestas en algunos muebles. Me llamó bastante la atención, así que lentamente me acerqué por detrás y comencé a mirar las fotos al igual que él. Eran demasiadas y cada una parecía retratar un momento en especial. Esas fotos familiares en las que supongo que en todos los hogares existen. Mantuve el silencio por un momento más.
-Parecen una familia muy unida, ¿no? -pregunté, interrumpiéndolo-. ¿En qué estás pensando ahora mismo?
Momentos luego, Sig regresó cargada de bolsos. Inmediatamente me acerqué para ayudarla tomando las mochilas y llevándolas cerca de los alimentos. Allí elegí una de ellas y comencé a cargar la comida que mantendría nuestros estómagos llenos esta noche, que por suerte entraba toda y aún quedaba uno que otro espacio libre por si necesitáramos más.
-¿En serio, Veemon? ¿Rosa? Oye, Sigrun, ¿de casualidad no tienes un moño del mismo color? Creo que a tu compañero le quedaría bien, además de que combinaría con su bolsa de dormir -dije, con una sonrisa burlona en el rostro-. Me pregunto qué pasará si algún amigo tuyo te encuentra durmiendo en una de esas jeje.
Muy bien -poniéndome nuevamente mi abrigo, cargando con una de las mochilas y sujetando a mi compañero entre brazos-, ya estoy listo. ¿Y ustedes?
Salimos de casa y nos dirigimos por el mismo camino por el que habíamos regresado la primera vez. Había pasado un par de veces por allí y empezaba a familiarizarme con el lugar al punto en el que podía reconocer parte del camino sin ninguna dificultad. Aun era temprano y el cielo estaba claro a pesar de que se encontraba cubierto por completo de nubes, pero era mejor así. Necesitábamos el tiempo suficiente para levantar nuestro campamento y sin dudas era recomendable tenerlo lo antes posible, incluso antes de que anochezca. Además, teníamos que recoger la leña, algunas ramas cubiertas de hojas y dejar absolutamente todo listo para cuando llegara la noche. Al menos, el lugar donde pararíamos creo ya estaba decidido, sería en esos pocos metros antes del lago por el que habíamos pasado antes. Era un buen lugar, en el que, si mal no recuerdo, había unos cuantos árboles muy juntos en donde podríamos crear una especie de muro e instalar las tiendas contra el.
En el camino, recordé nuevamente el tema de la hermana de Sig y todavía quedaban algunas dudas que quería aclarar. Aproveché para preguntar.
-He estado pensado, ¿qué opinan tus padres sobre esto? La verdad no conozco a nadie que haya contado sobre los Digimon a personas tan cercanas como los padres. Sé de algunos que ocultan ese secreto incluso de sus mejores amigos.
Además, por lo visto eres una Royal Knight, supongo que debe ser algo más que un simple Tamer. ¿Te tomó mucho convertirte en una luego de que te conté sobre ellos? Espero que por el momento esté siendo de tu agrado, si soy sincero contigo, no sé mucho de ese clan incluso después de tanto tiempo en el Digimundo. Aún hay tantos misterios allí, y ese es uno de ellos.
¿Nunca te preguntaste qué ocurriría si tu hermana se convierte en una niña elegida? Aunque... creo que es demasiado improbable que eso ocurra. Por el momento deberá acostumbrarse a Veemon, que por cierto, estás en lo correcto, no parece una criatura temible y menos si usa una bolsa de dormir rosada -soltando una pequeña carcajada.[/color]
Última edición por Ed Elric el Sáb Dic 27, 2014 1:02 am, editado 1 vez
- Tamer & Digimon
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Ed Elric
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
Veemon
- Sólo pensaba en lo mucho que ha cambiado la vida de Sigrun- eso fue lo que le respondí a Ed antes de que Sigrun llegara.
Cuando ya lo teníamos todo guardado Ed le preguntó si tenía un moño rosa para… ¡Espera un momento! ¡No es culpa mía que el saco de dormir sea rosa! Y tampoco sería culpa de Sigrun, ella me lo dio con buena intención. Grrr… No voy a decir nada, voy a mantenerme callado y tratar de calmarme. Tal vez se aburra y hable de otra cosa.
Sigrun sonrió por el comentario y, tras asentir para indicar que todo estaba listo se colgó una mochila a la espalda y le puso la correa a Maya. Durante a parte inicial del trayecto fui dentro del digivice de Sigrun. Era más bien por seguridad. Si nos encontrábamos a alguien por la calle sería muy difícil ocultarme, lo mejor era prevenir.
Pero cuando ya salimos de la ciudad y empezamos a adentrarnos en el bosque pude salir de allí y caminar por mi cuenta.
Sigrun
Mientras buscaba con la mirada un lugar para poder acampar escuché a Ed que me preguntaba sobre lo que opinaban mis padres sobre los digimons.
- Si, sé que no es algo que muchos tamers suelan contar pero mi deber me obliga a estar pendiente del Mundo Digital, vivo allí y a veces paso semanas sin venir al Mundo Humano. Imagina lo difícil que sería estar inventándome una excusa por cada vez que me ausento de esa manera. Decidí que lo mejor sería contarles la verdad y eso hice. Fue… complicado. Es difícil hablar a alguien sobre mundos paralelos y criaturas digitales cuando creen que sólo existen en libros y películas. Pero lo conseguí. Tras mostrarle a Veemon y tras un par de horas de charla les hice entender que el Mundo Digital era ahora como un segundo hogar para mí, donde habría conocido grandes amistades y no sólo digimons.
Luego me preguntó sobre los Royal Knights y si estaba contenta en ese clan.
- Me tomó un par de días. Encontrar a los Royal Knights puede llegar a ser complicado, aunque todo depende del miembro en cuestión. Pero en mi caso, se podría decir que los Royal Knights vinieron a nosotros. Nos encontramos con su líder después de que Veemon hubiese derrotado a un digimon con data x, él y su compañero habían estado observando nuestra batalla y terminaron por ofrecernos entrar a formar parte del clan.- sonreí al recordar todo eso- Pero te aseguro que estoy feliz donde estoy.
La última pregunta que me hizo fue referente a mi hermana.
- La verdad me lo he preguntado muchas veces. Si eso ocurriera la ayudaría en todo lo posible para que se acostumbrase a los digimons, tal vez la llevaría de “excursión” al Mundo Digital para que lo conociera. Pero hay algo que si que tengo claro, no la dejaría unirse a ninguno de los clanes. Es demasiado pequeña como para estar preocupándose por misiones, ideales y todo eso.- luego escuché el comentario que hizo sobre Veemon y sonreí- Cierto, no es ninguna criatura temible.
- Ed, te estás ganando una buena bola de nieve en esa bocaza- dijo con los brazos cruzados.
- Bueno, busquemos un sitio donde acampar- dije antes de que a mi compañero se le ocurriese empezar a formar la bola de nieve- Este parece un buen sitio ¿no?
Nos encontrábamos en un lugar donde había arboles muy juntos, pero con espacio suficiente para estar a gustos.
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Sigrun Vinter
Re: Juegos de husky (priv. Ed Elric)
-Eso es cierto, Sig, el Digimundo es un lugar peligroso, y siento que mucho más últimamente. Algo me hace pensar que las cosas no van como deberían. Sabemos que siempre habrá Digimon descarrilados, que buscan poder o que son controlados por la oscuridad. Pero comienzo a creer que ahora hay algo más, incluso más serio esperando despertar.
Hice una pequeña pausa, un silencio, y luego continué.
Será mejor que guardes las energías para armar el campamento, Veemon -dije al ver que juntaba una buena cantidad de nieve entre sus manos-. La necesitamos para prender la fogata, luego deberíamos ver hacia donde corre el viento y construir un muro con más ramas y hojas para cubrirnos de el. La nieve podría servirnos también. No necesitamos más de lo que podemos encontrar aquí, así que podríamos empezar lo antes posible, ¿de acuerdo? Yo iré a recoger leña y ramas, ustedes armen la tienda cerca de aquellos árboles -señalando un grupo de unos cuántos árboles que formaban una especie de muro con un poco de imaginación-, luego nos encargaremos de lo siguiente.
Me descolgué la mochila de los hombros y la dejé cerca del lugar en donde pasaríamos la noche. Saqué algunos alimentos haciendo espacio, el espacio suficiente para dejar a Ketomon dentro cubriéndose del frío. Aún estaba profundamente dormido, así que creí que no se despertaría en un buen rato. Por otra parte quería llevarlo conmigo, pero necesitaba las manos libres para traer lo necesario para el campamento, además... recordé que mi Digivice no funcionaba. Lo saqué de mi bolsillo y le eché nuevamente otro vistazo. Nada. Seguía con la pantalla opaca y no respondía al momento presionar los botones. No te muevas de ahí, pensé mientras me puse de pie y me alejaba hacia donde los árboles comenzaban a juntarse más y más.
La nieve allí era más alta y el esfuerzo que tenía que hacer al caminar era mayor. Quizás porque el sol no daba directamente en el suelo cuando el cielo se despejaba un poco a causa de los árboles y de su sombra, por lo tanto, la nieve no tenía la posibilidad de derretirse. A pesar de eso, casi toda mi concentración se la llevaba el Digivice que tenía a mano. Otra vez, me preguntaba qué había ocurrido eso. En todo el tiempo que lo había tenido conmigo, luego de algunos golpes y el uso, ni siquiera tenía un sólo rayón en el cristal. Tampoco se había mojado en la pelea de hace unas horas luego de que mi pierna se metiera en el lago cuando el hielo se rompió.
Al recordar aquello, miré hacia la derecha, hacia donde estaba el lago. Buscando un lugar entre los árboles para poder ver con más claridad, me di cuenta que el agua en aquellos agujeros de la superficie, producto de la batalla, ya empezaba a cristalizase nuevamente. Sin dudas, el clima no daba para mucho más.
Di un paso más y escuché el crujido de algo bajo mi pie. Era una rama seca sobre la nieve que ahora se había partido en dos, sin contar los varios trozos pequeños desparramados por el suelo. Continué con la vista hacia adelante y descubrí que, además de esa, habían muchas otras ramas que servirían para lo que necesitaba. Por suerte los tamaños variaban así que algunas servirían para leña y las demás para construir el muro, inclusive un gran tronco se encontraba enterrado a medias en la nieve. Estaba seco por completo, así que de seguro había caído hacía tiempo o lo habrían talado. Lo cierto es que el resto de sus ramas estaban desperdigadas por todo el sitio.
Tomé todas las que pude cargar con ambos brazos y las llevé al campamento, luego hice el mismo recorrido una vez más. Prefería tener más antes de que faltaran. Al regresar por última vez a donde Sig y Veemon estaban, comencé con la construcción del muro. No era tan complicado, sólo colocar las ramas de manera horizontal entrelazadas con la base de los árboles y luego poner otras más de forma vertical. Luego, usarlas como cimientos para la nieve que iba sobre ellas, que la ayudaría a mantenerse en su lugar. Lo hice de un metro y medio de largo paralelo al lago. No era tan alto, llegaba a penas hasta mis rodillas, pero era lo suficiente para detener el viento que venía desde aquella dirección, nos brindaría protección y evitaría que la fogata se apagase.
El próximo paso era construir aquello que nos brindaría calor durante la noche y lo que evitaría que... muriésemos. Lo había hecho muchas veces y de distintos tipos, ésta sería una fogata normal, así que no llevaría más que unos minutos. Era una de las más simples, pero aun así cumpliría su función a la perfección. Primero cavé un pozo de buen diámetro unos pocos centímetros hasta que llegué al verdadero suelo del bosque, luego hice una base con las ramas y troncos más gruesos y sobre ellos, apilé las demás en forma de pirámide.
-Bueno, creo que mi trabajo ya está hecho -dije, pasando el reverso de mi mano por mi frente secándome un poco la humedad. En vez de retirarla, la dejé ahí por un momento-. Aunque... hace falta el combustible para encenderla. ¡Oye, Veemon! ¿Crees que seas capaz de encender una pequeña llamarada para nosotros?
Hice una pequeña pausa, un silencio, y luego continué.
Será mejor que guardes las energías para armar el campamento, Veemon -dije al ver que juntaba una buena cantidad de nieve entre sus manos-. La necesitamos para prender la fogata, luego deberíamos ver hacia donde corre el viento y construir un muro con más ramas y hojas para cubrirnos de el. La nieve podría servirnos también. No necesitamos más de lo que podemos encontrar aquí, así que podríamos empezar lo antes posible, ¿de acuerdo? Yo iré a recoger leña y ramas, ustedes armen la tienda cerca de aquellos árboles -señalando un grupo de unos cuántos árboles que formaban una especie de muro con un poco de imaginación-, luego nos encargaremos de lo siguiente.
Me descolgué la mochila de los hombros y la dejé cerca del lugar en donde pasaríamos la noche. Saqué algunos alimentos haciendo espacio, el espacio suficiente para dejar a Ketomon dentro cubriéndose del frío. Aún estaba profundamente dormido, así que creí que no se despertaría en un buen rato. Por otra parte quería llevarlo conmigo, pero necesitaba las manos libres para traer lo necesario para el campamento, además... recordé que mi Digivice no funcionaba. Lo saqué de mi bolsillo y le eché nuevamente otro vistazo. Nada. Seguía con la pantalla opaca y no respondía al momento presionar los botones. No te muevas de ahí, pensé mientras me puse de pie y me alejaba hacia donde los árboles comenzaban a juntarse más y más.
La nieve allí era más alta y el esfuerzo que tenía que hacer al caminar era mayor. Quizás porque el sol no daba directamente en el suelo cuando el cielo se despejaba un poco a causa de los árboles y de su sombra, por lo tanto, la nieve no tenía la posibilidad de derretirse. A pesar de eso, casi toda mi concentración se la llevaba el Digivice que tenía a mano. Otra vez, me preguntaba qué había ocurrido eso. En todo el tiempo que lo había tenido conmigo, luego de algunos golpes y el uso, ni siquiera tenía un sólo rayón en el cristal. Tampoco se había mojado en la pelea de hace unas horas luego de que mi pierna se metiera en el lago cuando el hielo se rompió.
Al recordar aquello, miré hacia la derecha, hacia donde estaba el lago. Buscando un lugar entre los árboles para poder ver con más claridad, me di cuenta que el agua en aquellos agujeros de la superficie, producto de la batalla, ya empezaba a cristalizase nuevamente. Sin dudas, el clima no daba para mucho más.
Di un paso más y escuché el crujido de algo bajo mi pie. Era una rama seca sobre la nieve que ahora se había partido en dos, sin contar los varios trozos pequeños desparramados por el suelo. Continué con la vista hacia adelante y descubrí que, además de esa, habían muchas otras ramas que servirían para lo que necesitaba. Por suerte los tamaños variaban así que algunas servirían para leña y las demás para construir el muro, inclusive un gran tronco se encontraba enterrado a medias en la nieve. Estaba seco por completo, así que de seguro había caído hacía tiempo o lo habrían talado. Lo cierto es que el resto de sus ramas estaban desperdigadas por todo el sitio.
Tomé todas las que pude cargar con ambos brazos y las llevé al campamento, luego hice el mismo recorrido una vez más. Prefería tener más antes de que faltaran. Al regresar por última vez a donde Sig y Veemon estaban, comencé con la construcción del muro. No era tan complicado, sólo colocar las ramas de manera horizontal entrelazadas con la base de los árboles y luego poner otras más de forma vertical. Luego, usarlas como cimientos para la nieve que iba sobre ellas, que la ayudaría a mantenerse en su lugar. Lo hice de un metro y medio de largo paralelo al lago. No era tan alto, llegaba a penas hasta mis rodillas, pero era lo suficiente para detener el viento que venía desde aquella dirección, nos brindaría protección y evitaría que la fogata se apagase.
El próximo paso era construir aquello que nos brindaría calor durante la noche y lo que evitaría que... muriésemos. Lo había hecho muchas veces y de distintos tipos, ésta sería una fogata normal, así que no llevaría más que unos minutos. Era una de las más simples, pero aun así cumpliría su función a la perfección. Primero cavé un pozo de buen diámetro unos pocos centímetros hasta que llegué al verdadero suelo del bosque, luego hice una base con las ramas y troncos más gruesos y sobre ellos, apilé las demás en forma de pirámide.
-Bueno, creo que mi trabajo ya está hecho -dije, pasando el reverso de mi mano por mi frente secándome un poco la humedad. En vez de retirarla, la dejé ahí por un momento-. Aunque... hace falta el combustible para encenderla. ¡Oye, Veemon! ¿Crees que seas capaz de encender una pequeña llamarada para nosotros?
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