Un cumpleaños en la Ciudad del Inicio [Priv. Soul]

por Fuji Raikomaru Mar Jul 15, 2014 7:49 am

Hacía tiempo que la soledad no lo molestaba, tal vez por ser uno de esos atípicos días en los que necesitaba oír voces el joven entró a la Aldea del Inicio en busca de entretención en aquella fecha especial para muchos, pero sin sentido para él. Con un libro bajo el brazo, su impecable traje de costura italiana y su sombrero siempre presente, caminaba por las calles de tierra de esa pintoresca aldea llena de garabatos y edificios pequeños, como si fuesen construidos por y para niños, en la cual había tenido una historia pasada que no lo enorgullecía precisamente. Ya habían pasado cuatro años desde la última vez que estuvo allí, en dicha ocasión, invadió este lugar de reencarnación y nacimiento sin fin para causar una gran destrucción liderando una de las tropas del Chaos Empire, clan creado por el simple propósito de expandir el caos, el miedo y la destrucción en el digimundo; del cual en su momento había sido sublíder y fundador del clan.

Pero tras haber cortado alzos con esa organización que hoy en día militarizaba millones de soldados, no poseía motivo alguno por el cual no entraría en ese lugar. Siempre sintió cariño por los Kapurimon, y en ese lugar estaría rodeado de distintos pequeños alegres que seguramente alegrarían un poco ese día; su cumpleaños. Caminó hasta llegar a lo que parecía ser un parque donde decenas de pequeños digimon correteaban felices, jugaban con las burbujas que emitían de sus bocas, y reían sin cesar ignorando todo el mundo o lo pequeños que eran.

- Supongo que para variar está bien… -murmuró con una sonrisa en el rostro, tomando asiento en unas de las bancas vacías de ese pequeño parque, abriendo su libro titulado “El arte de la guerra” para poder posar sus ojos dorados sobre el texto de la pagina 63 y continuar leyendo dicho capitulo adornado por las risas a su alrededor, y los rayos del sol cálidos que lo alumbraban. - los envidio, ignoran su debilidad y lo insignificantes que son; viven sus vidas felices sin importarles nada más que jugar… quisiera contar con su suerte –dejó escapar de sus labios en un susurro, antes de darse cuenta que su presencia alertó a los pequeños, quienes en vez de temer por este desconocido de apariencia extravagante para ellos, se acercaron sin dudar rodeándolo. Dos Punimon intentaban leer el libro posicionados a su derecha, un Tokomon y un Botamon se sentaron cada uno en los hombres del hombre y un Yukibotamon saltaba enérgico a su lado, todos ellos sorprendidos por el cabello verde como esmeraldas del joven, sus ojos dorados y su piel blanca como la nieve. – Buen día, pequeños, hace un clima estupendo, ¿cierto? –exclamó sin quitar la vista de su libro, sin mostrar molestia alguna por la fiesta que se había montado sobre él y a su alrededor, demostrando que la maldad de su pasado era algo que podía dejarse atrás.

por Soul Tamanaka Miér Jul 16, 2014 12:13 am

No había mucho que hacer en casa por lo cual opte por ir al Digimundo para ser más exacta a la ciudad del inicio hace tiempo que no iba por ese lugar y que mejor oportunidad que ahora para comenzar a dibujar nuevamente el bello paisaje que hay, con todos esos bebes e incluso los digihuevos que aún no naces sin duda podría pasarme largas horas en ese lugar dibujando y ese era el plan para el día de hoy. Tome a Nyaramon y entre al mundo digital recorriendo aquella ciudad que bien era construida para niños o en su defecto por niños pero que sin duda era sumamente llamativa para todos aquellos digimon que recién nacen y donde pueden sentirse seguros aunque sea un tiempo, puesto a que no pueden estar aquí para siempre, solamente un par de veces había estado aquí. Tenía que buscar un buen lugar para poderme sentar sin molestar a Babamon y Jijimon en su trabajo simplemente un lugar donde Nyaramon y yo pudiéramos estas y donde yo pudiera dibujar con total tranquilidad.

Sin duda había encontrado el lugar perfecto para lo que tenía en mente el día de hoy pero creo que alguien tenía la misma idea puesto a que estaba sentado con un libro y varios bebes estaba a su alrededor alegres y al parecía que aquello le gustaba puesto a que no hacía nada para que se fueran y aquella escena me había gustado tanto que me acomode lo mejor posible y tome aquel cuaderno especial para estos dibujos – No hagamos ruido nyaramon que no quiero molestarlo – Le indicaba tomando un carboncillo y comenzando con unos simples trazos, quería tener un simple boceto antes de concentrarme en realizar todos aquellos detalles que había en esa perfecta escena “Como me gustaría ser yo quien estuviera en esa situación y ser yo misma quien me dibujara” Pensaba para mi puesto a que no tenía dibujos míos donde estuviera así aunque si tenía algunos con Nyaramon pero esos habían salido de alguna fotografía que con anterioridad me había tomado.

En ocasiones volteaba a ver a mi compañero quien sin duda estaba feliz y aunque me gustaría que estuviera jugando en ese momento, con todos ellos no se lo pedía o mejor dicho, no le decía que fuera tal vez quería quedarse conmigo – Si quieres puedes ir a jugar tú también con ellos pero no sabemos si él se pueda molestar más porque lo dibujo – Le indicaba tranquila siguiendo con aquel trazado simple

por Fuji Raikomaru Sáb Jul 19, 2014 5:06 pm

Todo en esa tarde era en cierta forma una relajación distinta a la que acostumbraba, usualmente, una taza de té de menta exactamente a las cuatro de la tarde horario de Inglaterra con dulces franceses horneados en su mansión y un periódico de ese mismo día, en particular “The Guardian” solían ser perfectos para relajarlo junto con un puro cubano de los que tanto gustaba. Si a eso le agregaba sentarse al aire libre, en una tarde nublada, alrededor de sus rosedales; el joven no podría estar más feliz o al menos en calma. Pero en ese día, el se dijo que era hora de dejar atrás ciertos fantasmas del pasado, o al menos era hora de afrontarlos al ser su cumpleaños número 20. Siguió sonriente su lectura, ahora con un Yukibotamon sobre el sombrero intentando entender aquellas letras que para los digimon de esa etapa no eran más que garabatos. Todos los pequeños estaban concentrados intentando descifrar, que era lo que llamaba tanto la atención del peliverde respecto a ese libro, y más que nada, porque ese montón de hojas de papel le parecía más entretenido que jugar con ellos.

- Son unos pequeños muy traviesos… ¿cierto? –murmuró cerrando el libro, para después suspirar resignado y levantarse, aun con tres digimon sobre él intentando hacer equilibrio para no caerse. Observó el cielo por unos instantes, con una expresión serena en su rostro melancólico por naturaleza en esos momentos, buscó en sus bolsillos y encendió uno de sus cigarros con sabor a menta, exhalando el humo hacia el cielo antes de llevar sus ojos dorados hacia una presencia que no había notado previamente. - ¡Oh! Bonjour –exclamó sonriendo de manera dulce a la jovencita que se encontraba sentada a unos metros de su ubicación, para después volver a tomar asiento en el banco del se había levantado. – no esperaba que nadie me viese hoy… aunque es bueno encontrarme una joven tan hermosa en esta ciudad de bebes –elevó la voz para ser oído por la joven, sin mirarla, pero sin gritar ni por un momento. Su tono de voz aunque variase su volumen, siempre era de gran temple y elegancia al igual que sus modales al caminar, comer y sentarse inclusive.

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