¿Un poco de arena? [Acabado. Pero si alguien quiere entrar y rolear más, es todo suyo(?)]

Como era de esperar, ni Hibiki ni su compañero Dracomon acudieron a su llamada. Bueno, suponía que le tocaría disculparse la próxima vez que coincidiesen, esperaba no haberles ofendido en demasía. Se quedó unos minutos inmerso en el paisaje. Las nubes ya se habían desplazado del todo, empujadas por el viento, y se veía de fondo el cielo estrellado y las tres enormes lunas, ocultándose perezosamente y dejándole poco a poco el relevo al sol. Había que reconocer que era una bonita vista.
Ensimismado, Keiko se preguntaba que estaban haciendo esos dos en aquel desierto ¿También se habrían perdido? Sinceramente, esperaba que no. Perderse en un desierto, encontrar a alguien conocido y que este les huya como si fuesen unos apestados a él, personalmente, le habría molestado bastante... Genial, ahora también estaba preocupado.

El hilo de sus pensamientos se cortó en cuanto escuchó el impacto de algo dentro de la cueva. Agh ¿Había dejado solo a Moja y le estaban atacando? ¿Es que no podían tener cinco minutos de tranquilidad esa noche? Con rapidez volvió dentro de la caverna, con los puños levantados (Como si fuese a hacer algo útil con ellos), preparado para defender, o al menos intentar, al Koromon de cualquier enemigo. De camino a las profundidades se encontró con un Agumon.
Bajo cualquier otra circunstancia, habría pensado que aquel pequeño dinosaurio había atacado al Koromon, pero... esa cara de pocos amigos... era reconocible en cualquier parte, ningún otro digimon tenía esa expresión agria. — ¿Moja? ¿Eres tu? — Dudando un poco bajó los puños y le miró de arriba abajo. Wow, la gente tiene razón, los bebés crecen a toda prisa. — ¿Qué ha pasado? — Normalmente los digimon solo evolucionaban si estaban en problemas ¿No es así? Al menos esa era la experiencia que tenía Keiko con las digievoluciones, pero Moja no se veía magullado por ninguna parte.

— Ehm ¿Felicidades? Supongo. — Dijo torpemente, frotándose la nuca sin dejar de observale. ¿Las evoluciones eran algo así como un cumpleaños, no? Bueno, no importaba realmente, las fiestas culturales de los digimons no le interesaban, si era sincero. — Ya está saliendo el sol, sería mejor que nos fuesemos ahora, antes de que el calor empiece a pegar fuerte. — Dicho esto, señaló con el pulgar hacia la salida. — Eso solo si nuestro trato aún sigue en pie, claro. ¿Qué me dices? ¿Me harás de guía? — Realmente se moría de sueño, pero por los dioses digimon que no iba a dormir en mitad de ninguna parte, prefería caminar un par de horas y poder descansar en una cama de verdad.

Off:

Miro a Keiko sin todavía fiarme mucho de el pero decido que voy a guiarle hasta la pequeña aldea. Salgo por la entrada de la cueva y le digo a Keiko -Hacia el norte hay una pequeña aldea de gotsumons, esta a un par de horas a andando. Sígueme te llevo-. Empiezo a caminar sin fijarme mucho si aquel humano lleno de luces me seguía. *El sabrá si quiere morir abrasado en mitad del desierto.* El sol ya se había echado ya bastante encima y empezaba a subir la bastante la temperatura. Por el camino mantengo una Baby Flame en mi boca para practicar un poco. *No quiero morir abrasado en mitad del desierto* Pienso mientras dejo de practicar, ya tenia suficiente calor con el que hacia. Continuo caminando.

Ya habían pasado un par de horas desde que empece andar. La verdad en ningún momento me había fijado si Keiko aun me seguía. Bastante tengo con cuidarme de mi mismo como para tener que estar pendiente de los demás. Termino de subir una duna cuando de repente aparece la pequeña aldea de gotsumons. Mas que una aldea era un pequeño oasis con algo mas grande que un charco en medio del que salia poste telefónico, Habia otro par de postes a la orilla y junto a ellos 4 o 5 pequeñas casas echas de barro. Pienso *No es un mal sitio para pasar la noche* entonces me giro a ver si Keiko "el luminoso" seguía detrás de mi pero por razones que desconozco no estaba. Miro al horizonte y consigo ver una silueta una humana *Ese es Keiko, sin duda*. Decido lanzar un par de Baby Flame al cielo para que sepa donde estoy. Espero que las vea aunque sea de día y pueda llegar.

Decido irme antes de que llegara Keiko, no me gustan las despedidas y ya había tenido bastante de aquel tipo luminoso por aquella noche. Ademas la próxima aldea esta cerca, alli podre descansar tranquilamente. *Ya le cobrare las tabletas de chocolate en otra ocasión si volvemos a vernos, jajaja*. Así que sujeto bien al cuello para no perderla, mi pequeña bolsa con la botella de agua (que había rellenado en el oasis) y mi trozo de chocolate. Y salgo de la pequeña aldea continuando mi camino...

Offrol:

¡Ja! El trato seguía en pie, menos mal, por fin saldría de aquel maldito páramo desolado y alejado de la mano de dios. Con un gesto de la mano "invitó" al Agumon a abrir la marcha, siguiéndole de cerca, no más de tres pasos detrás de él. Menos mal que habían salido pronto... Si el sol pegaba así de fuerte nada más salir, no quería ni imaginar el calor que habría hecho esa misma tarde, cuando los rayos eran más intensos.

Por otra parte, las altas temperaturas no parecían afectar a Moja, que se entretenía escupiendo bolitas de fuego hacia arriba mientras caminaba (Menos mal que de Koromon no hace eso, sino habría quedado con la cara bonita), parecía encantado con su nueva forma, aunque no era para menos. Caminaron en silencio durante un largo trecho, sinceramente, el paseo se hizo algo incómodo, al menos para Keiko. Estar caminando detrás de alguien en completo silencio era algo... raro y, como se aburría de no hacer nada, empezó a jugar con lo que tenía más cerca, aparte de la arena, claro: Sus luces.

Con la mano dentro de su bolsillo empezó a apagar y encender sus luces de forma intermitente: Primero solo la chaqueta, luego los zapatos, luego las gafas... Era divertido, sobre todo las gafas, ya que si las tenía apagadas, con la luz del sol veía todo con su color natural, pero si las encendía, su visión se tornaba naranja butano. Había que plantearse seriamente cambiar esos led's por unos RGB (De colores), sería mucho más divertido ver un color por cada ojo... Pero eso para más adelante, ahora mismo se entretenía con lo que tenía. Apagar los led's, encender los los led's, apagar los led's, encender los led-... ¿por qué no se encienden ahora?
Keiko se paró en seco, sin darse cuenta de que el Agumon seguía su camino sin reparar en que él se estaba quedando atrás. Está bien, seguramente le alcanzaría luego, ahora lo primero era saber que le había pasado a sus luces. (Si, que misterio, seguro que no tiene nada que ver que las enciendas y las apagues mil veces seguidas como un idiota) Cotilleando un poco en el mando... ¡Ah! E ahí el problema, simplemente una pequeña sobrecarga (¿Ves? Te lo dije) no era nada que no pudiese arreglar, aunque primero necesitaba herramientas.

Cuando levantó la vista del mando a distancia, el Agumon ya no estaba. Genial. Perfecto. Lo que le faltaba. Ya se habían vuelto a perder y, no, no ¡Mira ahí, ahí! En el cielo, no muy lejos de donde se encontraba, se veía una de las Baby Flame que Moja había estado escupiendo mientras caminaba. Con un suspiro de alivio comenzó a trotar hacia aquella dirección, queriendo llegar lo más rápido posible junto al digimon, pero... Cuando llegó no había rastro del Agumon.
Claramente había encontrado la aldea de la que habían hablado, pero por mucho que buscó, no encontró allí a Moja... Lástima, tendría que pagarle su parte del trato la próxima vez que se vieran. Pero mirando el lado positivo ¡¡Aquí tendrían herramientas para arreglar sus luces!!