Algo no anda bien [Privado] [Garrod Ran, Dante D´Angelo, Yukari, Ryu Paradox, Guillem Telast, Etsu]

Etsu miró el reloj de la estación con aburrimiento, el tren llevaba ya 10 minutos de retraso y por megafonía no habían dado un motivo exacto, simplemente habían dicho que se retrasaba. Era tarde y prácticamente no quedaba nadie en el metro, solo el típico borracho sentado en un rincón, el cual bebía y se reía en solitario. Al lado de Etsu se sentaba una figura de peluche, que tras mover lo ojos con cuidado de un lugar a otro empezó a moverse con lentitud, estirando sus extremidades.

-Oye, ¿crees que tardaremos mucho más en llegar a casa? -preguntó mientras se acurrucaba bajo el brazo de Etsu -tengo hambre… y sueño.

-Lo se, Phos, yo también estoy algo cansado -contestó el joven mientras abrazaba con cariño al digimon.

Los dos se quedaron quietos, esperando durante unos minutos más al tren, el cual no apareció. Etsu se levantó con cuidado de no despertar al pequeño, que se había quedado profundamente dormido. Levantó sus brazos y giró su cuello para desentumecerlo y como esperando ver una luz en el túnel, se acercó a las vías y miró, sin ver nada de nada.
¿Qué estaba pasando?, ¿por qué no venía el tren?, ¿por qué estaba todo tan silencioso? y lo más importante, ¿por qué tenía esa extraña sensación en el cuerpo?
Se giró y volvió al banco, cogió al pequeño Cupimon con cuidado y se colgó su mochila al hombro con la intención de salir de allí, coger el bus y llegar a casa. Pero cuando se disponía a dar los primeros pasos, una luz detrás de él lo deslumbro y el sonido característico del tren anunció su llegada.
Era raro que no hubiesen anunciado por megafonía de la llegada del tren, pero sin darle mucha importancia, Etsu se montó en él. El metro aquel día también parecía raro, el vagón estaba completamente vacío. Pero sin pensar mucho más en aquella situación se sentó.
El tren empezó a moverse y Phos dio un respingo.

-¿Qué pasa, dónde estamos? -preguntó un tanto sobresaltado.

-En el tren -contestó el peliblanco con una voz suave y una sonrisa.

-¡No me gusta este tren Etsu! -contestó Phos poniéndose de pie -algo no está bien

-¡Cómo que no te gusta…? -preguntó Etsu siendo interrumpido por un chillido.

Como si tuviese resortes en los pies, Etsu saltó de su asiento y salió disparado hacia la puerta que se encontraba a su derecha, sin pensarlo mucho la abrió y cruzó al otro vagón. Por la puerta de enfrente se escaba lo que parecía un borrón negro. No sabía lo que había visto, porque a sus pies había dos cosas que parecían digimon. Los dos eran bolas, una de un color rosa chicle y largas orejas, mientras que la otra era una bola de pelo naranja con un cuerno, ambos digimon tenían una cara de dolor.

¡Tsunomon, Koromon! ¿qué os ha pasado? -dijo Phos acercándose a ellos rápidamente.

Phos empezó a llorar mientras que le miraba con su cara de incertidumbre, sus ojitos le preguntaban que qué podía hacer y le exigían que hiciese algo, pero ya era tarde. Los dos pequeños digimon empezaban a desvanecerse hasta que no quedó nada de ellos. Phos se acercó a Etsu y saltó a su regazo para acurrucarse entre sus brazos. Mientras tanto, Etsu miraba con preocupación por la ventana, mientras veía un paisaje que no conocía y que no le parecía típico de Japón y posiblemente tampoco del planeta tierra.
Y mientras su mirada se perdía en el horizonte, dos preguntas acudían a su cabeza, ¿qué ha pasado y dónde estamos?

Luego de aquella experiencia tan..."peculiar" por la que acababa de pasar nada más llegar a aquel lugar,se sentó en una roca a procesar todo lo que sucedía y organizar la información,primero que nada,no estaba en su mundo,segundo no sabía como volver a este,tercero había cosas peligrosas allí,mejor andarse con ojo,además su ropa había cambiado,aun no se había podido ver en un espejo pero creía que algunos mechones de su cabello se habían teñido de morado,y además tenía una "capa" que no recordaba haberse puesto,¡era ridícula!...aunque tampoco se la quitó,por el resto de su vestimenta era normal,una camisa verde con zapatos y pantalones oscuros,y en su cabeza unos goggles,aunque al caer el lente de uno se rompió......muchas cosas que pensar,y por si fuese poco,también tenía a aquel pequeño dinosaurio azul dando vueltas a su al rededor.

-Hey,¡Dante,Dante!- exclamaba el pequeño DemiVeemon intentando llamar la atención del humano,el azabache realmente no tenía muchas ganas de lidiar con él,pero le había salvado la vida y era la única fuente de información que tenía respecto a ese mundo,así que le gustase o no,su supervivencia dependía en gran parte de aquel pequeño ser presentado como "Veemon"...o eso había dicho cuando era más grande,por alguna razón luego de aquella pelea se había encogido.
-¿Qué quieres Veemon?- preguntó en el tono más calmado que pudo sacar en esa situación -Ahora que eres mi tamer,¿como empezaremos a entrenar?.
-Escucha,agradezco lo de antes,pero mi prioridad ahora es volver a mi mundo,no tengo tiempo de ser tu "Tamer"- para empezar ni siquiera sabía que significaba eso,al menos en ese contexto,según sus conocimientos de inglés le permitían saber,un tamer era alguien que adiestraba bestias,quizá era un concepto similar.

-Jooo...entiendo- de todos modos,¿quién podría querer a un debilucho como él?,ni siquiera podía mantenerse en su etapa rookie sin tener que volver a In-traning luego de una batalla,no culpaba a Dante por no querer ser su tamer,pero aun así,tenía que ayudarlo a volver a su mundo -No estoy seguro como puedes volver a tu mundo,he visto algunos humanos por aquí,pero no tengo idea de si se mueven libremente entre ambos mundos- escuchar aquello tranquilizaba un poco a Dante,saber que no era el único humano en aquel extraño mundo le quitaba un gran peso de encima,si se encontraba a alguno quizá él supiese como volver al mundo humano -Entonces nuestra prioridad ahora es encontrar un algún humano y rezar porque sepa como volver a mi mundo- se puso se pie con cierta decisión en sus palabras y posteriormente agregó -Y si encontramos alguna pista de esos "digicosos" tuyos,podríamos investigar un poco- escuchar esto alegró muchísimo a DemiVeemon quién con la mirada iluminada saltó sobre su tamer para abrazarlo y treparsele hasta quedar sobre su cabeza -Si,¡vamos Dante!.

Con una meta clara en sus mentes,Dante comenzó a andar con el pequeño dinosaurio azul sobre él,no tenía idea de a donde se encaminaba,pero esperaba que DemiVeemon le alertase si ocurría o veía algo,así caminaron un rato sin saber exactamente hacia donde íban -Mira Dante,es un trailmon- mencionó señalando a un tren que se movía velozmente a lo lejos -¿Trailque?...oye,¿todas las cosas de aquí terminan en "mon"?- preguntó mientras veía al tren alejarse por las vías -Así es,este es el digimundo y aquí habitamos los digimon,ya te lo había dicho,¿no?- en realidad no se lo había dicho,por lo que Dante volteó hacia arriba para verlo un momento y suspiró -Si es un tren alguien debe viajar adentro,o eso intuyo.
-Nunca he estado dentro de uno,pero creo que si transportar personas y digimon,echemos un vistazo.
-Lo dices como si alcanzar un tren fuese sencillo-pero quejarse no solucionaría nada,por lo que comenzó a caminar al borde de la vía hacia la misma dirección que el trailmon se había alejado,no sabía cuanto tardaría en llegar a donde aquel tren se dirigía,e incluso si lo hacía,quizá no habría nadie en aquel lugar,pero de todos modos no tenía nada mejor que hacer que intentarlo.

Tina y Guillem ya llevaban varios días de marcha, parecía como si todo aquel mundo consistiera en bosques, prados y otras zonas verdes, no era que al humano le molestara pero le gustaría poder ver alguna otra cosa; playas, montañas, quizá alguna ciudad o pueblo… Sí, eso ultimo sobretodo, ya iba siendo hora de comprar algo de ropa, eso de lavar la misma cada día era un engorro.
Por su lado la Impmon realmente disfrutaba del viaje, sobre todo por la parte de meterse en territorios ajenos y tener una excusa para cazar.
- Que crees que nos encontraremos por esta zona ¿Plantas? ¿Insectos? ¿Mamíferos? ¿Dinosaurios? Quizá encontremos algunas ruinas místicas habitadas por magos hostiles. ¡O incluso un bosque maldito con fantasmas!
El adolescente suspiró - Yo preferiría que nos encontráramos alguien pacifico para variar, o como mínimo alguien con quien no empieces a discutir a la primera de cambio.
- ¡Eh! ¡De no ser por mis consejos ahora mismo podría estar muerta!
La mirada del adolescente se endureció aún más que normalmente - Pensaba que te lo había dejado claro. El tema de la ejecución está zanjado, no hay necesidad de volver a hablar de ello.
A parea siguió andando, ahora en silencio, aún que no duró mucho - Guillem…
- ¿Sí?
- ¿Puedes contarme más cosas sobre ti? Al fin y al cabo casi siempre estas callado.
El chico se quedó pensativo unos segundos pensando pero enseguida respondió - Tengo una hermana mayor.
La respuesta de su compañera causó dudas en la pequeña salvaje que rápidamente las manifestó - ¿Qué es eso?
- ¿Cómo te lo explico? Es mi mejor amiga y mi peor enemiga a la vez, siempre terminamos peleados pero no podemos vivir el uno sin el otro.
- Suena raro, pero a la vez suena bien. ¿Cómo es ella?
- Es muy extrovertida, aunque no tiene demasiada confianza en sí misma. No tiene problema en exponer sus opiniones pero nunca se atreve a defenderlas.
- Pues no se parece mucho a ti, no me extraña que os peleéis.
- Sí, pero nos complementamos. A mí me cuesta relacionarme y a ella defender sus opiniones así que nos ayudamos mutuamente.
- Eso es bonito… - La Impmon se volvió a quedar en silencio, aprovechando que ahora no le miraba Guillem se secó algunas lágrimas de los ojos.
Con las manos en los ojos el chico se tropezó con un algo que no veía desde hacía tiempo.
- ¿Vías de tren? ¿Aquí?  
- ¡Ah! ¡Eso sé lo que es! Es un rastro de trailmon, a veces había alguno de paso por el bosque. Estas cosas las crean para moverse y desaparecen al cabo de un tiempo.
- ¿Entonces ha pasado uno por aquí?
Mientas el humano se levantaba, la diablilla se agachó  y puso su mejilla contra la vía - No, está frio. Aún no ha pasado. ¿Lo esperamos?
- ¿Suele parar?
- No, pero son bonitos de ver.
El chico lo pensó un poco, ya llevaban un buen rato andando, no les haría ningún mal descansar un poco - De acuerdo, así aprovecharemos para descansar un poco. Pero te lo advierto, nada de hacer puntería con las ventanas cuando pase.
La diablilla esbozó una sonrisa mientras se sentaba en el suelo - Je, como si le fuera a dar…

Vidas masacradas, cadáveres marcando las calles, ríos de sangre y tormentas de datos muertos, eso era lo que veía en sus sueños, y no porque eso quisiera, sino porque eso era lo que “el” quería. El humano despertó tranquilo, ya acostumbrado a esas horrorosas visiones que veía en un mundo que hasta hacia antes de su armadura, estaba intacto e inaccesible a las garras corruptas de su parasito espectral. Bostezo plácidamente y se percató de que ya había cruzado la frontera entre los mundos, no por el paisaje, si no por su vestimenta. Aunque el rubio se estuviera acostumbrando lentamente a vestirse de ese modo tan… extravagante cada vez que iba al mundo digital, seguía pareciéndole bastante ridículo, aunque también admitía que viéndolo desde un punto de vista más “anónimo”, era genial; poder verse como uno de los protagonistas de las series que veía de niño, era en cierto modo, curioso y genial. Claro que seguía apenándose cada vez que se veía al espejo, pero al menos esa pena comenzaba a camuflarse mejor para seguir con su rutina.

Fuese como fuese, se encontraba en un tren, en camino a quien sabe dónde exactamente. Lo único que tenía claro en ese momento es que fue su espíritu el que le indico que tren abordar y cuando. A regañadientes hiso caso, puesto no podía decirle que no. Ahora que tenía un mejor control sobre la “Ra-Tora-Rath Armor”, su espíritu tenía ciertas libertades que hasta el momento no había demostrado, aunque claro comprendía el porqué de esas nuevas libertades. Todas sus libertades provenían de los datos de aquellos a quienes había derrotado con esa armadura; absorber datos corruptos, limpiar digicores de la oscuridad… todo era un método para alimentar al espectro y darle una libertad mayor; ser capaz de afectar a otras entidades más débiles, aunque también para darle al propio humano una mayor fortaleza física. Era cierto, se sentía más fuerte, y todo era únicamente para que cuando llegara el momento de la verdad, pudiera usar al espectro directamente usando el dispositivo digital del mismo como catalizador. Si conseguía suficiente fuerza y resistencia digital, podría usar el Digispirit de ChaosDukemon sin morir en el proceso.

Fuese como fuese, cuando se dio cuenta de donde estaba, fue demasiado tarde. Habían llegado prácticamente a la estación. Era un bosque, y donde había bosque, habrían animales, es decir: bestias. El humano tenía un gran desagrado por las bestias; el mero hecho de pensar que estaría rodeado por bestias seguramente todo el día, le daba nauseas; pero allí estaba… ¿para qué? Quien sabe, quizás por mero capricho de su espíritu, pero en cualquier caso, tendría que tolerarlo.

Se levantó de su asiento y comenzó a caminar por los vagones del tren. Estaba en el último vagón, por lo que no se extrañó encontrarse con alguien a medida que avanzaba; lo que si le extraño fuera que ese alguien estuviera llorando…

… parece que este día será mucho más largo de lo que imagine –comento por lo bajo, observando con indiferencia la escena que se mostraba ante sus ojos-