Buscando respuestas (priv.Yatterwa)

Si yo hubiera visto a alguien mirando los adoquines de la ciudad imperial fijamente, habría pensado que era otro de los tantos idiotas que me rodeaban en aquella dimensión. Realmente no me importaba si les parecía raro, aquel sitio era bastante especial, lo único a lo que podía decir tener aprecio en estas tierras bárbaras. Aprecio mezclado con odio porque aún seguía en el adoquín algún resto de sangre por aquella vez que en un estúpido alarde de defender la ciudad, acabé con un golpe que por poco me mata. Sirvió para sacarme de ése estúpido semi-trance en el que me hallaba puesto que al dejar Witchenly, volví a mi forma de Gabumon, y a la personalidad que probablemente tuve como humano, y cuando comencé a estudiar magia en Witchenly. Normal que muriera. Era inocente y estúpido.

No más. El mundo estaba poblado por lobos, y en un tigre debía convertirme para no ser comido.

¿Por qué pensaba así se estaba rodeado de patanes? El otro hecho preocupante era que no recordaba bien las circunstancias en las que tuve que dejar Witchenly. Por supuesto, fue no deseado e involuntario. Día sí, día no, a cada momento, mi mente variaba la historia y eso me desconcertaba a medias y me enfadaba. Yo, Eisenheim, dudando como un crío... simplemente no podía ser, soy demasiado inteligente como para ser simple confusión y me aterra que mi mente sea aún más lista y pretenda ocultarlo sabiendo que si se destapase, podría afectarme.
Siempre sucedía en ese entorno de lobos, una corte donde la tela de los cortinajes, no era lo único rojo. Traición, donaries... sabía que había sufrido ese tipo de cosas, pero era incapaz de ponerles rostro a los ejecutores.

-Y que se preparen si lo consigo. Arrancaré esas sonrisas burlonas de sus despreciables caras... - pensé. Nada de esto se mostraba en mi rostro, por supuesto. La venganza se prepara, se sirve fría y con clase. Simplemente miraba el adoquín, aún con restos de sangre de aquella antigua batalla.

Suspiré y decidí seguir moviéndome, demasiado tiempo pareciendo estúpido podría hacerme un estúpido; debía aumentar mi poder. Tenía el rumbo marcado hacia Atlantis, pero en la Ciudad Imperial había encontrado más que pistas, así que no estaría mal hacer un alto allí para seguir el viaje descansado y tener de paso los ojos abiertos.

Me puse en marcha. No sé porqué algo captó mi atención. Oh, una humana. Se me hacía extraño pensar en los humanos como algo ajeno a mí, cuando yo también lo soy. Aunque mi apariencia no se ha deteriorado mucho -sólo un pelo completamente blanquecino- era ya muy antigua y sólo la utilizo cuando no hay otro remedio, no por el aspecto -puesto que me considero un hombre suficientemente atractivo-sino porque tenía la sensación de que, de una manera u otra limitaba mucho el fluir de la magia en mis venas.

-Sí, ha de reaccionar ante la cercanía de un digispirit -le respondí-Supongo que entonces, si estás aquí es porque ése digispirit está buscándote.

Me encogí de hombros y reí un poco. Me costó, soy un hombre serio, ésa risa tonta de idiotas e incompetentes no es de mi gusto. Mi humor es el inteligente, si puedo conceder que lo tenga. Pero, ¿qué hacía yo bromeando con una desconocida? No lo hice del todo conscientemente, no sabía porqué todo tipo de comportamientos extraños e inusuales en mí se reunían delante de la tal Irina.

Por supuesto, jamás lo diré en alto, cualquier baboso creería que soy lo suficiente tonto como para enamorarme. No, Irina era especial por otra cosa. Su cercanía a la magia era interesante, y según estaba viendo- con mis grandes dotes de deducción- ella no parece el tipo de persona que practique la magia, y de hecho me daba la sensación de que ella miraba la vida desde el suelo que pisaba y no se entretenía con meditaciones sobre lo trascendental. Je, yo tampoco me pierdo en filosofías sin sentido, pero alzo la cabeza de vez en cuando, sabiendo que pronto brillaré más  que cualquier otra estrella.

-O simplemente, es pura casualidad. Sea como sea, puedo ofrecerte amablemente mi inestimable ayuda para encontrarlo -le dije con tono cortés. Sería interesante saber si quizás, su digispirit tenía relación con la magia... lo cual le daría explicación a la reacción del libro-Dejadme deciros que en este punto así de complicado, tendréis que aceptar un pequeño empujón... y mejor que lo de una mano que no os traicionaría y que incluso podría aconsejaros si sois una arcana como yo, a la mano sucia de cualquier estúpido. ¿Qué decís?

Bueno, eso no era del todo cierto si se lo dijera a cualquier otra persona. Todo lo que hago es por mi bien, y por consiguiente, por la gloria que merezco, pero sentía que incluso si me ofrecían el saber más oculto... no la iba a traicionar.

Empezaba a odiar mi comportamiento. Sólo quería descubrirlo todo, para darle una explicación y no admitir que en el fondo hay un pequeño resquicio de esa estúpida sensiblería del populacho.
Aunque, por supuesto, incluso si resultaba ser una aprendiz  de las artes mágicas, está a años luz de mí. Si acepta mis directrices y consejos, quizás entonces pueda siquiera aspirar a acercarse.