Buscando respuestas (priv.Yatterwa)

Eisenheim me dijo que debía encontrar los demás digispirits. Era cierto, debía encontrarlos cuanto antes, porque ahora sabía que había gente tras ellos y además tras de mí. Cuantos más digispirits tuviera mejor podría defenderme, aunque  en teoría eso haría que mis perseguidores, los asesinos de MedievalGallantmon, centrasen más su atención en mí. Miré a Eisenheim y vi que había vuelto a su aspecto de Wizardmon, realmente parecía encontrarse a gusto con ese aspecto. Luego comentó que no sería malo que volviésemos a encontrarnos.

- No, supongo que no- le dije, aunque en realidad no estaba segura de lo que quería.

Era cierto que yo era el objetivo de los asesinos de MedievalGallantmon y que, alejándome de Eisenheim, evitaría que lo viesen a él como un posible objetivo a abatir. Sin embargo, no quería pensar que no lo volvería a ver. No sé porque me importa tanto una persona a la que conocí hoy pero… realmente odiaría pensar que esa es la última vez que le vería.

Me dejé llevar pensando en si lo echaría de menos cuando noté un ligero temblor y al darme cuenta, la sala empezó a cambiar hasta tal punto que quedó irreconocible. Miré al techo cuando Eisenheim mencionó el mapa. Realmente parecía eso. Reconocí algunas constelaciones pero otras me resultaban completamente desconocidas. Al mirar abajo me di cuenta de que tampoco había suelo, o al menos no lo parecía. Moví un poco las patas, hasta que me di cuenta de que era como si pisásemos sobre un suelo de cristal.

- Es impresionante-murmuré.

Eisenheim paseó por la sala hasta que se detuvo y señaló había un grupo de estrellas, yo me acerqué y me situé a su lado, observando en la dirección que él señalaba. Me habló de la constelación y me contó una preciosa historia de un guerrero que buscaba  a un Wyvern a través de muchos mundos. Y que al final, por el esfuerzo que demostró se le concedió estar en los cielos.

- Es una historia preciosa, Eisenheim- le dije antes de que él me preguntase algo- ¿Una señal?- miré de nuevo a la constelación intentando hallar esa respuesta pero sólo obtuve silencio- No lo sé, pero ojalá lo supiera.

Me quedé un instante en silencio, observando las estrellas. Era realmente agradable estar allí, pero sabía que tenía un camino que seguir y no podía quedarme allí.

- Creo que aquí ya hemos terminado ¿no crees?- le dije, aunque me sabía mal terminar un momento así, además de que sabía que después de eso habría que despedirse.

Me acerqué a la pared de la cambiada sala y aparecieron unos extraños símbolos junto a las estrellas. Esa era la salida que me marcó el digispirit antes de que yo lo usase. Puse mi garra sobre esos símbolos y se abrió una puerta. Tras ella vi unas escaleras que conducían hacia arriba, hacia la salida. Miré a Eisenheim.

- Esta es la salida- le dije antes de empezar a ascender por las escaleras.

Caminé sin volver la vista atrás pero el sonido de los pasos me indicaba que Eisenheim me seguía. No tardamos mucho en llegar al final, salimos a una de las calles prácticamente desiertas de la ciudad, y una vez estuvimos fuera la puerta de mármol que había permanecido abierta se cerró de tal manera que solo una persona que conociese el túnel sabría que allí había una entrada.

- Supongo que ha sido toda una aventura ¿no crees, Eisenheim?- le dije sonriendo- Sencillamente no me esperaba pasar por todo esto en mi primer día en este extraño mundo.

Nunca me imaginé que esto sería tan difícil, y pensar que al conocerlo no me habría importado irme sin despedirme. Sin embargo habían pasado muchas cosas en ese día, y sentía que de algún modo yo era importante para él, de lo contrario no se habría molestado tanto en ayudarme en el laberinto. Además era una buena persona, tal vez pudiésemos ser amigos.

Me encontraba confusa, una parte de mi no quería decir adiós, pero otra sabía que eso sería lo mejor para ambos, sobre todo para Eisenheim. Sentía que de algún modo él también era importante para mí, y después de la amenaza del FlaWizardmon sería peligroso para él estar a mi lado. Lo mejor era alejarme de él para mantenerlo a salvo y evitar que los asesinos de MedievalGallantmon centrasen su atención en él.

- El placer fue mío, Eisenheim- le dije antes de que el tomara mi zarpa y la besara como todo un caballero, poco me importó que tuviese la textura de un trapo.

Sentí que me sonrojaba un poco pero no estaba segura si se notaría siendo una Ryudamon. Pero antes de que pudiera preocuparme más por eso, Eisenheim añadió que esperaba que esas estrellas tuvieran escrito un reencuentro. Realmente yo también lo deseaba, deseaba que esas estrellas pudiesen volver a cruzar nuestros caminos una vez más.

Tras ajustarse el sombrero y la capa empezó a caminar alejándose de mí cada vez más.

- Hasta pronto, Eisenheim- murmuré justo en el momento en el que se levantaba una suave brisa.

No sé por qué, pero deseé que aquel viento ayudara a que mis palabras llegasen a sus oídos. No sabría decir si fue así o no, pero prefería pensar que llegó a escucharlo. Me quedé allí un rato más hasta que lo perdí de vista, en ese momento me volví y me alejé en dirección contraria para salir de esa ciudad, dirigiéndome a lo que parecía ser un pantano a lo lejos…