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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Fire {Kagura}
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Fire {Kagura}
La invitación había llegado una semana atrás. La revista para la que solía trabajar como reportera gráfica había decidido celebrar una fiesta por la publicación de su número cien, que llevaba una foto hecha por Alanna de portada. Una bonita foto de un paisaje lluvioso sobre un prado de flores, lo que no sabían era que era una foto sacada del mundodigital, pero, aun así, era preciosa. Incluso ella misma lo deía reconocer, de un tiempo a esa parte había mejorado mucho, probablemente gracias a Cat y su pesimismo, que la obligaba a ver el mundo con más brillo aunque hubiera días que solo quisiera echarse a llorar. Se había hecho fuerte de nuevo, a fuerza de golpes.
Se miró en el espejo, era una gala de etiqueta en una discoteca del centro, habían reservado la sala y debían llevar la invitación, habían hablado de música de bailes de salón, de canapés y de vino en copas de cristal fino que, algunas de las mujeres de la revista, ya habían planeado cambiar pasadas unas horas por ritmos de hiphop y DJ famosos. Pero, aun así, debían vestir con ropa de gala. Saliendo de la ducha, con el pelo envuelto en una toalla. Subió sus medias hasta engancharlas con las pinzas del liguero y se miró al espejo. Con la ropa interior se notaba que había perdido algo de peso desde que había empezado a vagar por el Digimundo, como si de normal no fuera activa, le había faltado que le dieran algo nuevo que explorar.
Se dirigió a su dormitorio y miró la ropa extendida sobre su cama, había decidido hacerse con un vestido de color azul noche con un solo tirante y una ligera abertura a al izquierda, que se ataba con cintas a la espalda. Acarició la tela, aun dudosa, la habían invitado, pero sospechaba que había sido por cumplir, a penas pasaba por la oficina más que para entregar sus trabajos, y, en ocasiones, ni para eso, ya que podía darlos por correo. Pero, después de todo, ya estaba comprado y ella medio vestida, no iba a retirarse ahora.
Se fue al baño y se arregló el pelo y el maquillaje antes de volver al cuarto a ponerse el vestido, se aseguró que los lazos estuvieran bien atados, y lanzó un suspiro al ponerse los tacones, estaba lista y a penas quedaban 20 minutos para que empezara la fiesta. Pidió un taxi y cuando estuvo en su puerta se puso su chaqueta, cogió su bolso con el digivice, el movil y la cartera, y salió hacia la discoteca. Llegó a las puertas donde una cola de gente, algunos de, probablemente, su edad, esperaba para comprar una entrada para la sala normal. Ella sacó la invitación y pasó directamente al reservado. Una sala inmensa llena de luz con mesas alrededor y una pista de baile frente a una alta mesa de DJ que ocupaba la mayor parte del recinto. Una suave música de vals sonaba de fondo mientras camareros paseaban con bandejas.
Dejó la chaqueta y el bolso en el ropero y ató su digivice a la media, no queriendo perderlo de vista. Cat, tranquila, aun no había dicho nada malo esa noche a excepción de su elección, "enseñas demasiado la espalda" había sido el unico comentario que había hecho, y Alanna solo había podido reir, ya que, teniendo en cuenta que su evolución era Kazemon, no debería insinuar que nadie enseñaba demasiado. Tomó una de las copas de vino tinto que rondaban por la sala sobre bandejas que los camareros transportaban con elegancia y sonrió en agradecimiento a la joven que se la había ofrecido, antes de dirigirse a una esquina de la sala para no molestar. Dudaba que pudiera hacer mucho más que beber esa noche, no conocía a penas a nadie y las pocas personas que había visto habían acudido con pareja.
- Bueno, al menos te tengo a ti, Cat.- musitó esperando que la gata la escuchase desde el digivice, que vibró en su muslo en señal de afirmación.
Se miró en el espejo, era una gala de etiqueta en una discoteca del centro, habían reservado la sala y debían llevar la invitación, habían hablado de música de bailes de salón, de canapés y de vino en copas de cristal fino que, algunas de las mujeres de la revista, ya habían planeado cambiar pasadas unas horas por ritmos de hiphop y DJ famosos. Pero, aun así, debían vestir con ropa de gala. Saliendo de la ducha, con el pelo envuelto en una toalla. Subió sus medias hasta engancharlas con las pinzas del liguero y se miró al espejo. Con la ropa interior se notaba que había perdido algo de peso desde que había empezado a vagar por el Digimundo, como si de normal no fuera activa, le había faltado que le dieran algo nuevo que explorar.
Se dirigió a su dormitorio y miró la ropa extendida sobre su cama, había decidido hacerse con un vestido de color azul noche con un solo tirante y una ligera abertura a al izquierda, que se ataba con cintas a la espalda. Acarició la tela, aun dudosa, la habían invitado, pero sospechaba que había sido por cumplir, a penas pasaba por la oficina más que para entregar sus trabajos, y, en ocasiones, ni para eso, ya que podía darlos por correo. Pero, después de todo, ya estaba comprado y ella medio vestida, no iba a retirarse ahora.
Se fue al baño y se arregló el pelo y el maquillaje antes de volver al cuarto a ponerse el vestido, se aseguró que los lazos estuvieran bien atados, y lanzó un suspiro al ponerse los tacones, estaba lista y a penas quedaban 20 minutos para que empezara la fiesta. Pidió un taxi y cuando estuvo en su puerta se puso su chaqueta, cogió su bolso con el digivice, el movil y la cartera, y salió hacia la discoteca. Llegó a las puertas donde una cola de gente, algunos de, probablemente, su edad, esperaba para comprar una entrada para la sala normal. Ella sacó la invitación y pasó directamente al reservado. Una sala inmensa llena de luz con mesas alrededor y una pista de baile frente a una alta mesa de DJ que ocupaba la mayor parte del recinto. Una suave música de vals sonaba de fondo mientras camareros paseaban con bandejas.
Dejó la chaqueta y el bolso en el ropero y ató su digivice a la media, no queriendo perderlo de vista. Cat, tranquila, aun no había dicho nada malo esa noche a excepción de su elección, "enseñas demasiado la espalda" había sido el unico comentario que había hecho, y Alanna solo había podido reir, ya que, teniendo en cuenta que su evolución era Kazemon, no debería insinuar que nadie enseñaba demasiado. Tomó una de las copas de vino tinto que rondaban por la sala sobre bandejas que los camareros transportaban con elegancia y sonrió en agradecimiento a la joven que se la había ofrecido, antes de dirigirse a una esquina de la sala para no molestar. Dudaba que pudiera hacer mucho más que beber esa noche, no conocía a penas a nadie y las pocas personas que había visto habían acudido con pareja.
- Bueno, al menos te tengo a ti, Cat.- musitó esperando que la gata la escuchase desde el digivice, que vibró en su muslo en señal de afirmación.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :41Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :Rookie Spirit
Alanna Tale
Re: Fire {Kagura}
Era la noche de una fiesta, la música sonaba por todo el lugar, los invitados bailaban, comían, bebían, hablaban, esta no era una fiesta cualquiera, era una fiesta de grandes jóvenes de élite, de las familias mas millonarias reconocidas por el mundo, probablemente en esta situación Kagura habría reaccionado con desagrado ante el deber de asistir a una fiesta como esta, debido a que es lo que hacia normalmente con sus hermanos hace mucho tiempo, cuando todavía estaban juntos como la familia que eran, pero las cosas ya no eran como antes, ahora estaba solo, por su propia cuenta, era justamente por eso que se veía la necesidad de hacer sus propios negocios en lugar de ser un chico de cara bonita mas, ya no era solo una imagen representativa de las grandes empresas que su familia manejaba, era algo mas, ahora tenia su propia mini-empresa, la cual estaba creciendo velozmente para convertirse en una gran empresa con un poco mas de tiempo.
Dejando de laso su situación actual como empresario e inversionista, tenia el deber de asistir a esa gran fiesta y tener que convivir con otros magnates, soportar sus ridículas anécdotas y tener que escuchar en que basuras despilfarran el dinero solo para satisfacer sus grandes egos, después de todo, eso es lo que hacían los niños ricos y bonitos, comprar, presumir y comparar, para ellos todo tenia una etiqueta de precio, el mundo es regido por el dinero, cuanto tienes te decía quien eras, cuanto gastas, te decía cuan cuanto ganas, el patético socializar de un mundo ignorante que no quería ver mas haya de las enormes montañas de oro, plata y diamantes, un grupo de personas que no le interesaba ver el otro lado del mundo u "otros mundos", para empeorar las cosas, tuvo que asistir solo, pues seguía solitario en este mundo o mejor dicho, no contaba con compañía humana, solo tenia a su Renamon quien lo seguía a todas partes a donde el fuera, siempre oculta entre las sombras.
Esa noche Kagura habia asistido entrando un poco mas tarde en la fiesta, esperando a que ya algunos invitados se hubieran ido para que no tuviera que lidiar con tantos saludos y tanta atención a su dirección, pues aun seguía siendo reconocido como el hijo de una de las familias empresariales mas poderosas, su apellido seguía sonando en varias partes de cualquier forma, la familia Tenshi, quienes se encargaban de desarrollo de tecnología y productos para la comodidad de millones de personas en el mundo, encargados incluso del desarrollo de los celulares mas avanzados de los cuales la mayoría de las personas usaban y el hecho de que su tecnología formaba parte de los sistemas satélites con varios fines, desde los de comunicación hasta los de uso confidencial para el gobierno japones. Había entrado solo por la puerta del salón, su pelo, el cual estaría normalmente hecho un desastre, se encontraba en esta ocasión bien cuidado y peinado elegantemente, su color seguía siendo un gris plateado siendo característico de el y el cual lo hacia distinguir ante todos los invitados siendo fácil de reconocer, usaba un traje negro elegante que resaltaba su cuerpo definido, ya que el suele entrenar ciertas artes marciales desde los 5 años de edad.
Su corbata color azul contrastaba con el rojo intenso de sus ojos los cuales se veían también llamaban la atención, sus zapatos negros bien lustrados y cuidados, la camisa carmesí que usaba debajo de la chaqueta negra del traje, todo el mundo sin duda puso atención ante su entrada, algunos hombres les molestaba la idea de que el estuviera en el lugar, pues acaparaba la atención de la mayoría de las chicas, y con justa razón, pues si habia algo que compensaba el tener que soportar estas noches, era el poder apreciar las bellezas femeninas, Kagura podría detestar la sociedad rica, pero su galantería y coqueteo con las chicas era un defecto clave para el.
Después de haber sostenido una corta platica con un grupo de chicas y de haber dejado en ridículo a otro chico quien intento dejarlo mal frente a todos con el hecho de que fue expulsado de su hogar por su propia familia, siguió su camino en solitario hasta llegar a un rincón donde vio a una hermosa chica quien bebía una copa de vino tinto, tomo otra copa y se acerco a ella interesado. -Espero no le importe si me uno a este lado tan aparentemente exclusivo mi hermosa dama... - Le hablo en voz un tanto coqueta mientras la miraba a los ojos y levantaba su copa con intención de chocarla con la copa de la joven chica en un brindis. - Se puede saber porque una joven tan hermosa ¿como usted esta tan sola en un lugar como este?, me extraña que ningún intrépido caballero se le acercara a hablarle siendo que todos por lo general con tal belleza que usted tiene harían cualquier cosa por llamar su atención, incluso yo no me atrevería a quitarle los ojos de encima. - Al terminar su dialogo tomo un sorbo a la copa de vino que tenia en mano.
Dejando de laso su situación actual como empresario e inversionista, tenia el deber de asistir a esa gran fiesta y tener que convivir con otros magnates, soportar sus ridículas anécdotas y tener que escuchar en que basuras despilfarran el dinero solo para satisfacer sus grandes egos, después de todo, eso es lo que hacían los niños ricos y bonitos, comprar, presumir y comparar, para ellos todo tenia una etiqueta de precio, el mundo es regido por el dinero, cuanto tienes te decía quien eras, cuanto gastas, te decía cuan cuanto ganas, el patético socializar de un mundo ignorante que no quería ver mas haya de las enormes montañas de oro, plata y diamantes, un grupo de personas que no le interesaba ver el otro lado del mundo u "otros mundos", para empeorar las cosas, tuvo que asistir solo, pues seguía solitario en este mundo o mejor dicho, no contaba con compañía humana, solo tenia a su Renamon quien lo seguía a todas partes a donde el fuera, siempre oculta entre las sombras.
Esa noche Kagura habia asistido entrando un poco mas tarde en la fiesta, esperando a que ya algunos invitados se hubieran ido para que no tuviera que lidiar con tantos saludos y tanta atención a su dirección, pues aun seguía siendo reconocido como el hijo de una de las familias empresariales mas poderosas, su apellido seguía sonando en varias partes de cualquier forma, la familia Tenshi, quienes se encargaban de desarrollo de tecnología y productos para la comodidad de millones de personas en el mundo, encargados incluso del desarrollo de los celulares mas avanzados de los cuales la mayoría de las personas usaban y el hecho de que su tecnología formaba parte de los sistemas satélites con varios fines, desde los de comunicación hasta los de uso confidencial para el gobierno japones. Había entrado solo por la puerta del salón, su pelo, el cual estaría normalmente hecho un desastre, se encontraba en esta ocasión bien cuidado y peinado elegantemente, su color seguía siendo un gris plateado siendo característico de el y el cual lo hacia distinguir ante todos los invitados siendo fácil de reconocer, usaba un traje negro elegante que resaltaba su cuerpo definido, ya que el suele entrenar ciertas artes marciales desde los 5 años de edad.
Su corbata color azul contrastaba con el rojo intenso de sus ojos los cuales se veían también llamaban la atención, sus zapatos negros bien lustrados y cuidados, la camisa carmesí que usaba debajo de la chaqueta negra del traje, todo el mundo sin duda puso atención ante su entrada, algunos hombres les molestaba la idea de que el estuviera en el lugar, pues acaparaba la atención de la mayoría de las chicas, y con justa razón, pues si habia algo que compensaba el tener que soportar estas noches, era el poder apreciar las bellezas femeninas, Kagura podría detestar la sociedad rica, pero su galantería y coqueteo con las chicas era un defecto clave para el.
Después de haber sostenido una corta platica con un grupo de chicas y de haber dejado en ridículo a otro chico quien intento dejarlo mal frente a todos con el hecho de que fue expulsado de su hogar por su propia familia, siguió su camino en solitario hasta llegar a un rincón donde vio a una hermosa chica quien bebía una copa de vino tinto, tomo otra copa y se acerco a ella interesado. -Espero no le importe si me uno a este lado tan aparentemente exclusivo mi hermosa dama... - Le hablo en voz un tanto coqueta mientras la miraba a los ojos y levantaba su copa con intención de chocarla con la copa de la joven chica en un brindis. - Se puede saber porque una joven tan hermosa ¿como usted esta tan sola en un lugar como este?, me extraña que ningún intrépido caballero se le acercara a hablarle siendo que todos por lo general con tal belleza que usted tiene harían cualquier cosa por llamar su atención, incluso yo no me atrevería a quitarle los ojos de encima. - Al terminar su dialogo tomo un sorbo a la copa de vino que tenia en mano.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :255Ficha :Nivel On Rol :PerfectNivel On Rol de los Digi Aliados :Kiseki: ChampionIcono :Rango y Unidad :Kagura Tenshi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Kagura Tenshi
Re: Fire {Kagura}
Con la copa de vino pegada a los labios, contempló durante largo rato las conversaciones que iban y venían, que volaban por la sala y se elevaban hasta el techo. Fuera, la música, más ensordecedora, quedaba camuflada por las puertas, las conversaciones y el sonido del vals vienes que tenían de fondo. Probablemente los de fuera estuvieran bailando a ritmos latinos o de hip-hop, dejándose llevar por la música y dando golpes de cadera. Algo le decía que cuadraría más fuera que en ese lugar donde no conocía nadie.
Miró a los primeros bailarines, una de las chicas que tenía pensado cambiar la música y el que debía ser su novio y una par de chicas más que parecían querer que las sacasen a bailar y lo habían logrado. Sonrió ante la torpeza de las bailarinas. Era divertido ver como, a pesar de que parecían haber querido lucirse y vivir su momento cenicienta, no eran las princesas, si no que parecían los caballos que tiraban de la carroza y daban pisotones.
Si su profesora de ballet las viera bailar así, les daría un buen golpe en los tobillos con su bastón para que parasen y salieran de la pista, la mujer siempre había dicho “más bale irse de escena que quedar en ridículo” Y lo cumplía a rajatabla, capaz era de cerrar el telón en medio de una actuación si no la veía lo suficientemente buena. Los pies se le movían solos, prácticamente, mientras el ritmo de un tango comenzaba a rebotar por las paredes con el aire pasional que teñía su cadencia.
Si estuviera segura de que no la verían, probablemente habría comenzado a bailar en medio de la nada, pero allí, sin conocer a nadie, y siendo algo de trabajo, prefería pasar desapercibida a hacer gala de su usual torpeza, Cat la mataría como volviera a meter la pata, y no quería recibir una nueva bronca, no cuando había ido a divertirse, aunque el no recibir una regañina implicara justo que no p estar controlaudiera pasarlo bien.
Siguió con la espalda en la pared, las piernas cruzadas y los labios rozando el cristal de la copa sin dar un sorbo, observando la sala. Minutos antes había entrado una persona que parecía llamar la atención, ya que los murmullos se habían elevado cruzando de lado a lado la inmensa estancia. Ella aun no había visto a la persona que levantaba tantos murmullos y, en realidad, le interesaba poco, era más divertido mirar como actuaban algunas chicas, que parecían locas, por que un joven moreno las dedicase, siquiera, un guiño de ojos.
Sonrió contra su copa y sintió vibrar el Digivice, algo quería Cat, pero no era el momento de mirar su dispositivo, aunque no estuviera hablando con nadie, sería de mala educación, nadie tenía los móviles en las manos, ni siquiera los inversores, que probablemente deberían estar controlando la bolsa, suerte que existían los broquers, aunque, bajo su opinión, solo un idiota dejaría que otro arriesgase su propio dinero.
Notó, entonces, una presencia junto a ella y alzó la mirada con una sonrisa, era guapo, probablemente era el chico por el que suspiraba media fiesta. Curioso que se acercase a la única persona que no parecía haberle prestado demasiada atención, demasiado ocupada, como estaba, riéndose de las locas que lo perseguían.
- Adelante, creo que es el sitio más tranquilo de la fiesta.- comento amablemente dando un trago de su copa. Volviéndose a mirar al chico junto a ella cuando su voz volvió a sonar.- ah... es que no conozco a nadie, en realidad.- dijo algo sonrojada por tanto elogio, girándose a mirar al frente.- Solo conozco a un par de personas, pero están ocupadas y no quiero molestar.- comentó bajando la copa.- Soy Alanna, un placer.- se giró nuevamente a él, tendiéndole la mano para darle un apretón, como solía hacerse en las reuniones de trabajo.
Miró a los primeros bailarines, una de las chicas que tenía pensado cambiar la música y el que debía ser su novio y una par de chicas más que parecían querer que las sacasen a bailar y lo habían logrado. Sonrió ante la torpeza de las bailarinas. Era divertido ver como, a pesar de que parecían haber querido lucirse y vivir su momento cenicienta, no eran las princesas, si no que parecían los caballos que tiraban de la carroza y daban pisotones.
Si su profesora de ballet las viera bailar así, les daría un buen golpe en los tobillos con su bastón para que parasen y salieran de la pista, la mujer siempre había dicho “más bale irse de escena que quedar en ridículo” Y lo cumplía a rajatabla, capaz era de cerrar el telón en medio de una actuación si no la veía lo suficientemente buena. Los pies se le movían solos, prácticamente, mientras el ritmo de un tango comenzaba a rebotar por las paredes con el aire pasional que teñía su cadencia.
Si estuviera segura de que no la verían, probablemente habría comenzado a bailar en medio de la nada, pero allí, sin conocer a nadie, y siendo algo de trabajo, prefería pasar desapercibida a hacer gala de su usual torpeza, Cat la mataría como volviera a meter la pata, y no quería recibir una nueva bronca, no cuando había ido a divertirse, aunque el no recibir una regañina implicara justo que no p estar controlaudiera pasarlo bien.
Siguió con la espalda en la pared, las piernas cruzadas y los labios rozando el cristal de la copa sin dar un sorbo, observando la sala. Minutos antes había entrado una persona que parecía llamar la atención, ya que los murmullos se habían elevado cruzando de lado a lado la inmensa estancia. Ella aun no había visto a la persona que levantaba tantos murmullos y, en realidad, le interesaba poco, era más divertido mirar como actuaban algunas chicas, que parecían locas, por que un joven moreno las dedicase, siquiera, un guiño de ojos.
Sonrió contra su copa y sintió vibrar el Digivice, algo quería Cat, pero no era el momento de mirar su dispositivo, aunque no estuviera hablando con nadie, sería de mala educación, nadie tenía los móviles en las manos, ni siquiera los inversores, que probablemente deberían estar controlando la bolsa, suerte que existían los broquers, aunque, bajo su opinión, solo un idiota dejaría que otro arriesgase su propio dinero.
Notó, entonces, una presencia junto a ella y alzó la mirada con una sonrisa, era guapo, probablemente era el chico por el que suspiraba media fiesta. Curioso que se acercase a la única persona que no parecía haberle prestado demasiada atención, demasiado ocupada, como estaba, riéndose de las locas que lo perseguían.
- Adelante, creo que es el sitio más tranquilo de la fiesta.- comento amablemente dando un trago de su copa. Volviéndose a mirar al chico junto a ella cuando su voz volvió a sonar.- ah... es que no conozco a nadie, en realidad.- dijo algo sonrojada por tanto elogio, girándose a mirar al frente.- Solo conozco a un par de personas, pero están ocupadas y no quiero molestar.- comentó bajando la copa.- Soy Alanna, un placer.- se giró nuevamente a él, tendiéndole la mano para darle un apretón, como solía hacerse en las reuniones de trabajo.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :41Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :Rookie Spirit
Alanna Tale
Re: Fire {Kagura}
Un placer... Soy Kagura, Kagura Tenshi. - Tomo su mano y haciendo una leve reverencia le besa la mano cual etiqueta de caballero, después de esto se pone nuevamente de pie. -Entiendo, estos eventos suelen ser algo mas fastidiosos que elegantes... pero descuida, solo piensa que sera por el resto de la noche, después tanto tu como yo podremos hacer otras cosas que queramos jeje. - Sonríe mientras la observa a los ojos. -Mientras tanto si gustas... podríamos bailar un poco si te parece? - Deja la copa a un lado mientras le ofrece la mano y con la otra señala al DJ para que cambiara de música, este apresurado cambia completamente el genero a uno mas tranquilo y menos movido, sonaba un agraciado y seductor Jazz. - ¿Acepta usted... señorita Alanna bailar conmigo?- Con una mano toma la de ella y coloca su otra mano en la cintura de Alanna, el lugar habia vuelto un poco mas silencioso y tranquilo, todos bailaban a la par con sus respectivas parejas mientras la noche avanzaba y las estrellas brillaban en el cielo, la luna resplandecía a través de las ventanas iluminando armoniosamente el interior del salón, todo pareciera ser una especie de show nocturno por lo fascinante que lucia el lugar, pareciera una especie de escenografía para alguna película, pero ambos estaban ahí y era real.
Kagura guiaba a Alanna en el baile, recorriendo todo el salón con cada paso de baile que daban, la mano que sostenía a la de la chica la sujetaba firme pero gentilmente, la mirada fija en la de Alanna, las incidentales leves caricias que los dedos de su mano daban a la cintura y la parte desnuda de la espalda de la chica daba un aire de jugueteo accidental, mientras ambos seguían danzando a la par de la música, los demás invitados los seguían con la mirada como si los estuvieran admirando a cada momento, pareciera como si la pareja principal de esta fiesta eran el chico de pelo gris y su compañera de baile, pues se habían robado la atención de todos. -Entonces... - Comienza con la charla en medio del baile. - Estas aquí por trabajo ¿no?, ¿que clase de trabajo?, espero que no me lo tomes a mal pero no pareces ser una de esas niñas ricas... mas bien yo diría que sabes apreciar hasta el mas pequeño detalle de las cosas... pero no estoy seguro de identificar cual es tu oficio. - Sonríe mientras aun baila observando a la chica.
Llega el momento donde la música jazz vuelve a un ritmo mucho mas lento y los demás comienzan a bailar pegados tal cual pareja son, Kagura solo queda mirando a la chica como si esperara alguna indicación que le permitiera continuar con aquel baile, esperaba la indicación de ella mas que nada por respeto, pues era alguien a quien acababa de conocer y no estaba seguro si se molestaría que bailaran asi de juntos de la nada.
Kagura guiaba a Alanna en el baile, recorriendo todo el salón con cada paso de baile que daban, la mano que sostenía a la de la chica la sujetaba firme pero gentilmente, la mirada fija en la de Alanna, las incidentales leves caricias que los dedos de su mano daban a la cintura y la parte desnuda de la espalda de la chica daba un aire de jugueteo accidental, mientras ambos seguían danzando a la par de la música, los demás invitados los seguían con la mirada como si los estuvieran admirando a cada momento, pareciera como si la pareja principal de esta fiesta eran el chico de pelo gris y su compañera de baile, pues se habían robado la atención de todos. -Entonces... - Comienza con la charla en medio del baile. - Estas aquí por trabajo ¿no?, ¿que clase de trabajo?, espero que no me lo tomes a mal pero no pareces ser una de esas niñas ricas... mas bien yo diría que sabes apreciar hasta el mas pequeño detalle de las cosas... pero no estoy seguro de identificar cual es tu oficio. - Sonríe mientras aun baila observando a la chica.
Llega el momento donde la música jazz vuelve a un ritmo mucho mas lento y los demás comienzan a bailar pegados tal cual pareja son, Kagura solo queda mirando a la chica como si esperara alguna indicación que le permitiera continuar con aquel baile, esperaba la indicación de ella mas que nada por respeto, pues era alguien a quien acababa de conocer y no estaba seguro si se molestaría que bailaran asi de juntos de la nada.
- Musica:
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :255Ficha :Nivel On Rol :PerfectNivel On Rol de los Digi Aliados :Kiseki: ChampionIcono :Rango y Unidad :Kagura Tenshi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Kagura Tenshi
Re: Fire {Kagura}
Se mordió el labio con una sonrisa leve, no esperaba ese trato, pocas veces la trataban como a una dama, siempre era, la fotografa, la chica torpe o esa de ahí que ha roto el escenario antes de salir a escena. Asintió cuando recuperó su mano, si, esa era la mejor descripción que podría haber dado nadie de ese tipo de fiestas, eran un fastidio cubierto de purpurina. Todos sonriendo, todos relacionandose con todos, cuando lo que querían era sacarle un ojo a alguien, desmelenarse o ir al baño a tirarse a alguno de los presentes mientras los demás brindaban, y no podían hacerlo por las apariencias. En el fondo, se sentía bien al saber que no era parte de ese mundo tan falso.
- Es una suerte que luego seamos libres.- sonrió divertida, era un alivio saber que no era la única que se aburría. La diferencia estaba en, como vio al instante, que él estaba dispuesto a apagar el aburrimiento y ella no se lo había planteado hasta ese momento.- Ahm... me encantaría.- Aceptó tras, a penas, un instante de duda, dejándo su copa a un lado y tomando la mano del que, parecía, se había convertido, por unos instantes, en su acompañante.
Llegaron al centro de la pista cuando la música pasaba de un vals a un sujerente ritmo de Jazz, que pronto les hizo moverse alrededor del suelo marmolado. Kagura era un buen bailarin, llevaba de forma firme pero suave, cubría cualquier error que pudiera llegar a cometer. Cierto era que nunca había bailado Jazz, pero no era difícil, parecía, casi, una mezcla de tango y claqué. Se dejó acercar rezando porque su Digivice no saliera volando y siguió los movimientos fluidos sin notar las miradas que se clavaban en su espalda, divirtiéndose, por fin, por primera vez en toda la noche.
Pasó una pierna por sobre la de él, cuando la música parecía marcar un ritmo más fuerte, y cruzó las piernas dando pasos antes de dejarse bajar medio cuerpo para subir con velocidad, como si no fuera la primera vez que bailasen. Podía parecer sencillo, pero no lo era, para nada, en los bailes de salon los ensayos y la compenetración eran primordiales. Sentía la tela elevarse y rozar sus piernas, flotando, chocando y acariciando el pantalón de su pareja de baile, mientras los demás baialrines se apartaban un poco para dejarsles espacio. De algún modo, se notaba que ese chico era de buena familia, no cualquiera es capaz de bailar con soltura con una persona a quien acaba de conocer, y en Alanna, se notaban las clases de baile que había recibido desde niña.
Sus piernas largas, se movían con velocidad a medida que su estrecha cintura se veía envuelta en los finos dedos de su guía y su cadera se balanceaba al ritmo de la música haciendo moverse la falda del vestido, que dejaba ver la piel hasta su muslo, ya habían cogido el ritmo, ya bailaban pegados sin mayor dificultad, cuando el ritmo se volvió más lento, dándoles un pequeño respiro. Lo miró y observó a su alrededor, sería raro parar en medio de la canción, por lo que, dando un ligero paso, giró para acabar frente a su pecho.
- Así es más fácil hablar.- sonrió tranquila, respirando hondo, notando como el aire entraba en su pecho, que se inflaba para llenar los pulmones, y lo soltó despacio.- Así es, me invitaron porque la portada del número 100 es una de mis fotos.- sonrió.- Supongo que me has calado.- rió un poco.- Soy fotógrafa, lo mío son los detalles, y encontrar belleza en la cosa más ínfima.- afirmó.- ¿y tu? ¿Trabajo o placer?- preguntó lanzándole una mirada curiosa con una media sonrisa.
- Es una suerte que luego seamos libres.- sonrió divertida, era un alivio saber que no era la única que se aburría. La diferencia estaba en, como vio al instante, que él estaba dispuesto a apagar el aburrimiento y ella no se lo había planteado hasta ese momento.- Ahm... me encantaría.- Aceptó tras, a penas, un instante de duda, dejándo su copa a un lado y tomando la mano del que, parecía, se había convertido, por unos instantes, en su acompañante.
Llegaron al centro de la pista cuando la música pasaba de un vals a un sujerente ritmo de Jazz, que pronto les hizo moverse alrededor del suelo marmolado. Kagura era un buen bailarin, llevaba de forma firme pero suave, cubría cualquier error que pudiera llegar a cometer. Cierto era que nunca había bailado Jazz, pero no era difícil, parecía, casi, una mezcla de tango y claqué. Se dejó acercar rezando porque su Digivice no saliera volando y siguió los movimientos fluidos sin notar las miradas que se clavaban en su espalda, divirtiéndose, por fin, por primera vez en toda la noche.
Pasó una pierna por sobre la de él, cuando la música parecía marcar un ritmo más fuerte, y cruzó las piernas dando pasos antes de dejarse bajar medio cuerpo para subir con velocidad, como si no fuera la primera vez que bailasen. Podía parecer sencillo, pero no lo era, para nada, en los bailes de salon los ensayos y la compenetración eran primordiales. Sentía la tela elevarse y rozar sus piernas, flotando, chocando y acariciando el pantalón de su pareja de baile, mientras los demás baialrines se apartaban un poco para dejarsles espacio. De algún modo, se notaba que ese chico era de buena familia, no cualquiera es capaz de bailar con soltura con una persona a quien acaba de conocer, y en Alanna, se notaban las clases de baile que había recibido desde niña.
Sus piernas largas, se movían con velocidad a medida que su estrecha cintura se veía envuelta en los finos dedos de su guía y su cadera se balanceaba al ritmo de la música haciendo moverse la falda del vestido, que dejaba ver la piel hasta su muslo, ya habían cogido el ritmo, ya bailaban pegados sin mayor dificultad, cuando el ritmo se volvió más lento, dándoles un pequeño respiro. Lo miró y observó a su alrededor, sería raro parar en medio de la canción, por lo que, dando un ligero paso, giró para acabar frente a su pecho.
- Así es más fácil hablar.- sonrió tranquila, respirando hondo, notando como el aire entraba en su pecho, que se inflaba para llenar los pulmones, y lo soltó despacio.- Así es, me invitaron porque la portada del número 100 es una de mis fotos.- sonrió.- Supongo que me has calado.- rió un poco.- Soy fotógrafa, lo mío son los detalles, y encontrar belleza en la cosa más ínfima.- afirmó.- ¿y tu? ¿Trabajo o placer?- preguntó lanzándole una mirada curiosa con una media sonrisa.
- Tamer & Digimon
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Alanna Tale
Re: Fire {Kagura}
Si, en eso concuerdo contigo jeje. - Sonrió galante respondiendo a su compañera, coloco sus manos en la cintura de Alanna dando leves caricias con sus manos y deslizando suavemente sus dedos al recorrer lentamente su espalda descubierta. -Ya veo... entonces estaba en lo cierto jeje, la verdad no me sorprende... solo tengo una queja, ¿como es que si tomas fotos de cosas preciosas, no haz publicado alguna foto tuya?, esa hermosura es un delito esconderla. - Cerro un ojo dando un guiño de coqueteo mientras seguía bailando con Alanna en el baile con movimientos lentos y sensuales, al ritmo y armonía de la música.
Mientras seguían bailando proseguía con la conversación. - Bueno... ¿que puedo decir?, digamos que es un poco de ambas, aun que si me lo preguntas... -acerca un poco su rostro a un costado del de ella y le susurra con una sensual y en tono un tanto grave. - En lo intimo... prefiero el placer... - Volvió a su posición anterior para seguir bailando con su pareja actual. - Oh, perdona tal vez debí decir mejor "en lo personal" en lugar de "en lo intimo" jeje. - Sonreía un poco travieso y seguía observando de manera picara a su compañía nocturna.
Seguían siendo observados por todos con gran asombro y los murmullos de las platicas personales no faltaban, chicas que se peguntaban "¿quien era ella?" chicos que se quejaban nuevamente de como les robaban la atención de nuevo, chicas celosas y varios asuntos mas, aun que lo principal es que estaban hablando de la pareja que se habia robado el papel de protagonistas de la fiesta con sus grandes pasos de baile. -La verdad.... solo estoy aquí para cumplir como deber... eso ya es algo que esta marcado en la vida de la familia Tenshi... nuestra carga supongo. Soy... - Dudaba un segundo en proseguir pero tras mirarla a los ojos, decidió confiar por segunda vez en una persona en quien apenas conoce. - Soy un empresario e inversionista que le hubiera gustado mas ser un músico, aun que....
Tomo la mano de Alanna y le hace dar una vuelta completa para volver a tomarla en sus brazos e inclinarla un poco hacia atrás en una posición donde resaltaba el atractivo frontal del pecho de la chica llamando mas la atención de los invitados. -También me ser divertir... y tengo otros pasatiempos que son un poco mas personales. - sin mas que decir termina dándole un leve beso en el cuello a la chica, un beso corto y rápido, pero un beso que pareciera un momento eterno para ambos, apenas habia deslizado sus labios por la piel de la joven, habia colocado una mano en la pierna de ella, esta recorría una parte de su muslo lentamente deslizando los dedos por la piel de ella, ya todos en el salón se habían escandalizado, le termino por darle un jalón atraiéndola de nuevo hacia él sin lastimarla.
Las chicas del salón comenzaban a bufar de lo celosas que estaban, mientras los chicos se quejaban por no haber visto los atributos de la chica con la cual su eterno rival (en general) bailaba, ciertamente ambos de alguna forma robaron completamente la atención de la fiesta dando incluso un tema escandaloso del cual probablemente hablarían por el resto de la semana o mes. La música paro de un instante a otro, tal parece habia llegado el momento de un descanso para todos, el joven de pelo gris hizo una reverencia cortes ante su hermosa acompañante en agradecimiento por hacerle de pareja y le extiende la mano para ver si gustaba seguir con el por el resto de la noche, ya fuera hablando o haciendo otras cosas. Se dirigía a un balcón del lugar solo para apreciar cielo nocturno en compañía de ella
Mientras seguían bailando proseguía con la conversación. - Bueno... ¿que puedo decir?, digamos que es un poco de ambas, aun que si me lo preguntas... -acerca un poco su rostro a un costado del de ella y le susurra con una sensual y en tono un tanto grave. - En lo intimo... prefiero el placer... - Volvió a su posición anterior para seguir bailando con su pareja actual. - Oh, perdona tal vez debí decir mejor "en lo personal" en lugar de "en lo intimo" jeje. - Sonreía un poco travieso y seguía observando de manera picara a su compañía nocturna.
Seguían siendo observados por todos con gran asombro y los murmullos de las platicas personales no faltaban, chicas que se peguntaban "¿quien era ella?" chicos que se quejaban nuevamente de como les robaban la atención de nuevo, chicas celosas y varios asuntos mas, aun que lo principal es que estaban hablando de la pareja que se habia robado el papel de protagonistas de la fiesta con sus grandes pasos de baile. -La verdad.... solo estoy aquí para cumplir como deber... eso ya es algo que esta marcado en la vida de la familia Tenshi... nuestra carga supongo. Soy... - Dudaba un segundo en proseguir pero tras mirarla a los ojos, decidió confiar por segunda vez en una persona en quien apenas conoce. - Soy un empresario e inversionista que le hubiera gustado mas ser un músico, aun que....
Tomo la mano de Alanna y le hace dar una vuelta completa para volver a tomarla en sus brazos e inclinarla un poco hacia atrás en una posición donde resaltaba el atractivo frontal del pecho de la chica llamando mas la atención de los invitados. -También me ser divertir... y tengo otros pasatiempos que son un poco mas personales. - sin mas que decir termina dándole un leve beso en el cuello a la chica, un beso corto y rápido, pero un beso que pareciera un momento eterno para ambos, apenas habia deslizado sus labios por la piel de la joven, habia colocado una mano en la pierna de ella, esta recorría una parte de su muslo lentamente deslizando los dedos por la piel de ella, ya todos en el salón se habían escandalizado, le termino por darle un jalón atraiéndola de nuevo hacia él sin lastimarla.
Las chicas del salón comenzaban a bufar de lo celosas que estaban, mientras los chicos se quejaban por no haber visto los atributos de la chica con la cual su eterno rival (en general) bailaba, ciertamente ambos de alguna forma robaron completamente la atención de la fiesta dando incluso un tema escandaloso del cual probablemente hablarían por el resto de la semana o mes. La música paro de un instante a otro, tal parece habia llegado el momento de un descanso para todos, el joven de pelo gris hizo una reverencia cortes ante su hermosa acompañante en agradecimiento por hacerle de pareja y le extiende la mano para ver si gustaba seguir con el por el resto de la noche, ya fuera hablando o haciendo otras cosas. Se dirigía a un balcón del lugar solo para apreciar cielo nocturno en compañía de ella
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :255Ficha :Nivel On Rol :PerfectNivel On Rol de los Digi Aliados :Kiseki: ChampionIcono :Rango y Unidad :Kagura Tenshi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Kagura Tenshi
Re: Fire {Kagura}
Notó las caricias en su espalda mientras seguían moviéndose con lentitud, la música suave envolvía la conversación mientras las miradas de los presentes perseguían a los dos bailarines que parecían ausentes de la sala. Tal vez por ser extranjera, tal vez porque en realidad le daba igual, Alanna no tenía ni idea de quien era su acompañante, ni de porque todas las miradas se posaban en ellos. Era guapo, cierto, pero... ¿tando como para provocar esas reacciones en las mujeres? Debía haber algo más que un cuerpo y una cara bonita para conseguir que Alanna sintiera, cuando le daba por fijarse, las miradas de las demás jóvenes clavadas en su nuca.
- No me gusta hacerme fotos.- explicó dando un giro para quedar de espaldas a él, y alzar el brazo acarciándole desde el pelo hasta el cuello, y volver a girar para quedar frente a él.- En cambio, prefiero fotografíar cosas que me gustan.- sonrió de medio lado con un ligero brillo en los ojos.
Las siguientes palabras le lograron sacar un ligero sonrojo, no tanto por lo que decía, si no por el modo. Estaba claro que el joven que tenía en frente no era alguien tímido, estaba acostumbrado a tratar con mujeres, sabía guiarlas, moverlas y manejarlas a su antojo. No le sería dificil, claro, solo con lanzar una media sonrisa, las tendría a todas comiendo de la palma de su mano. Lástima que se hubiera encontrado con la horma de su zapato. Ella no sabía manejar a los hombres, no era de esas que hace con ellos lo que le apeteciera, en cambio, era demasiado libre como para que pudieran hacer con ella lo que ellos quisieran.
Empresario e inversor, no sabía nada de su apellido, jamás le había interesado el mundo de los negocios y no pensaba que fuera algo que cambiara, no en ese momento, pero si su apellido era conocido, entendía más que antes esas miradas de odio que, después de todo, no le preocupaban, estaba acostumbrada a que la odiaran e iba a hacer que lo hicieran incluso más. Cuando él la invitó a dar un giro, se mantuvo sobre una pierna como cuando bailaba ballet, dejándo la otra recogida, permitiendo que el vestido dejase ver la liga que se unía a su cadera con las pinzas de lencería, y, de un paso, se acercó a él, que la dejó caer hacia atrás.
Con un brazo en su cuello, la mano enredándose en su pelo, una pierna alzada y la suave tela flotádo desde su cadera hasta el suelo, echó la cabeza hacia atrás para que su pelo callese en mechones desordenados, y, tras un susurro, sintió la caricia de unos labios en su cuello, no tenía claro si Kagura quería provocarla a ella, o a las demás mujeres de la fiesta. Enredó la pierna alzada en la de él, que subió con caricias hasta su muslo antes de, con un tirón suave, quedar de nuevo de pie, con una pierna al rededor de la sulla, sabiendo que con la fina tela de un pantalón de traje podría sentir perfectamente la suavidad de su piel, y los torsos tan pegados que podrían haberlos atado y habrían estado más lejos, dio unos pasos en cruz, notando volar la seda y el roce te la tela y, al acabar la música, ella estaba con los labios sobre la barbilla del joven.
Respiró hondo, llenando el pecho de aire, unos momentos, aun con las manos en el pecho de él. Se alejó con calma, para devolver la reverencia. Había sido divertido provocar un escándalo, aunque sabía que no había sido para tanto, los pasos habían sido, en realidad, sencillos, pero no es el movimiento lo que marca la diferencia, es el aura y el momento. Con una sonrisa leve, aceptó la mano que le tendía y lo acompañó al balcón tomando una copa de champagne en el camino, y bebiendo de ella para ocultar una sonrisa divertida al ver a una mujer abanicándose, roja como un tomate, y no era la única. Ahora, podían odiarla lo que quisieran, ya tenían razones para hacerlo. No había parecido un simple baile, si no, más bien, sexo en movimiento y solo había sido Jazz, si hubiera sido tango, tendrían que haberse salido del cuarto, demasiado escandalizados como para poder seguir viendo.
- Es una lástima.- musitó cuando estuvieron, ya, en el balcón, apoyando los hombros en la balaustrada y cruzando las piernas mirando hacia la sala, de la que la música de una canción country suave sonaba y el viento movía las cortinas impidiendo que nadie los viera.- Que no pueda unir trabajo y placer, digo.- sonrió juguetona, mordiéndose el labio inferior.- es más divertido cuando esas cosas van de la mano.- Comentó acerándose unos pasos quedándo algo más cerca de él, a apenas dos centímetros de volver a estar en contacto.
- No me gusta hacerme fotos.- explicó dando un giro para quedar de espaldas a él, y alzar el brazo acarciándole desde el pelo hasta el cuello, y volver a girar para quedar frente a él.- En cambio, prefiero fotografíar cosas que me gustan.- sonrió de medio lado con un ligero brillo en los ojos.
Las siguientes palabras le lograron sacar un ligero sonrojo, no tanto por lo que decía, si no por el modo. Estaba claro que el joven que tenía en frente no era alguien tímido, estaba acostumbrado a tratar con mujeres, sabía guiarlas, moverlas y manejarlas a su antojo. No le sería dificil, claro, solo con lanzar una media sonrisa, las tendría a todas comiendo de la palma de su mano. Lástima que se hubiera encontrado con la horma de su zapato. Ella no sabía manejar a los hombres, no era de esas que hace con ellos lo que le apeteciera, en cambio, era demasiado libre como para que pudieran hacer con ella lo que ellos quisieran.
Empresario e inversor, no sabía nada de su apellido, jamás le había interesado el mundo de los negocios y no pensaba que fuera algo que cambiara, no en ese momento, pero si su apellido era conocido, entendía más que antes esas miradas de odio que, después de todo, no le preocupaban, estaba acostumbrada a que la odiaran e iba a hacer que lo hicieran incluso más. Cuando él la invitó a dar un giro, se mantuvo sobre una pierna como cuando bailaba ballet, dejándo la otra recogida, permitiendo que el vestido dejase ver la liga que se unía a su cadera con las pinzas de lencería, y, de un paso, se acercó a él, que la dejó caer hacia atrás.
Con un brazo en su cuello, la mano enredándose en su pelo, una pierna alzada y la suave tela flotádo desde su cadera hasta el suelo, echó la cabeza hacia atrás para que su pelo callese en mechones desordenados, y, tras un susurro, sintió la caricia de unos labios en su cuello, no tenía claro si Kagura quería provocarla a ella, o a las demás mujeres de la fiesta. Enredó la pierna alzada en la de él, que subió con caricias hasta su muslo antes de, con un tirón suave, quedar de nuevo de pie, con una pierna al rededor de la sulla, sabiendo que con la fina tela de un pantalón de traje podría sentir perfectamente la suavidad de su piel, y los torsos tan pegados que podrían haberlos atado y habrían estado más lejos, dio unos pasos en cruz, notando volar la seda y el roce te la tela y, al acabar la música, ella estaba con los labios sobre la barbilla del joven.
Respiró hondo, llenando el pecho de aire, unos momentos, aun con las manos en el pecho de él. Se alejó con calma, para devolver la reverencia. Había sido divertido provocar un escándalo, aunque sabía que no había sido para tanto, los pasos habían sido, en realidad, sencillos, pero no es el movimiento lo que marca la diferencia, es el aura y el momento. Con una sonrisa leve, aceptó la mano que le tendía y lo acompañó al balcón tomando una copa de champagne en el camino, y bebiendo de ella para ocultar una sonrisa divertida al ver a una mujer abanicándose, roja como un tomate, y no era la única. Ahora, podían odiarla lo que quisieran, ya tenían razones para hacerlo. No había parecido un simple baile, si no, más bien, sexo en movimiento y solo había sido Jazz, si hubiera sido tango, tendrían que haberse salido del cuarto, demasiado escandalizados como para poder seguir viendo.
- Es una lástima.- musitó cuando estuvieron, ya, en el balcón, apoyando los hombros en la balaustrada y cruzando las piernas mirando hacia la sala, de la que la música de una canción country suave sonaba y el viento movía las cortinas impidiendo que nadie los viera.- Que no pueda unir trabajo y placer, digo.- sonrió juguetona, mordiéndose el labio inferior.- es más divertido cuando esas cosas van de la mano.- Comentó acerándose unos pasos quedándo algo más cerca de él, a apenas dos centímetros de volver a estar en contacto.
- Tamer & Digimon
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Alanna Tale
Re: Fire {Kagura}
Había apenas salido fuera del salón para posar sus manos en la misma balaustrada que lo mantenía seguro ante la altura del edificio, fijo su mirada al oscuro horizonte apenas iluminado por las luces de los demás edificios, dejo escapar un suspiro mientras bajaba la mirada decayendo un poco su animo, al notar la presencia de su compañera volvió a levantar la mirada y sonrió dulcemente. - Bueno... al menos esta noche tuve algo de placer en parte de mi trabajo señorita Alanna.- Respondió a lo que la chica dijo.
No lucia del todo convincente de estar bien, parecía tratar de ocultar algo ante su compañera de baile. -La verdad lo de hoy fue... bastante placentero para ser sincero, no suelo encontrar a tan hermosas compañeras todos los días, me atrevería a decir.... que usted es especial. - Recobro lo mas pronto posible la su actitud y la sonrisa mientras se acercaba a su compañera, la tomo de la mano y mientras hacia una reverencia, beso la mano de Alanna y la observo a los ojos. - La verdad... me atrevería a decir que hicimos una buena conexión y una gran pareja en cuanto al baile.... le agradezco que me brindara tan magnifica noche mi hermosa Alanna. -recobro su postura mientras aun sostenía delicadamente la mano libre de la chica.
Pasaron al menos unos 5 minutos antes que Kagura se diera cuenta que aun sostenía la mano de su compañera a lo que reacciono con un leve sonrojo en sus mejillas y después la soltó dejando salir una torpe risa que daba algo de gracia pues por un momento habia dejado el aire de galantería a un lado y le dejo ver a su compañera la verdadera personalidad de este. -Bien, espero perdones un poco mi atrevimiento, nunca pensé que conocería una chica como tu Alanna. - volvió a sonreír esta vez con mas sinceridad y felicidad.
Se descuido un poco y de un bolsillo habían caído un montón de cartas de colección al suelo, en un reverso color azul con una esfera color verde en el centro de esta, eran cartas que formaban parte del juego de cartas coleccionables de Digimon, la franquicia que todo joven que amara estas criaturas jugaba. - AH!!! mi mazo de cartas. - se inclino a recoger todas las cartas tratando de no descuidar ninguna y tratando de evitar que se ensuciaran. Pareciera que en verdad habia mucho mas en el chico de lo que Alanna pudiera observar al principio.
No lucia del todo convincente de estar bien, parecía tratar de ocultar algo ante su compañera de baile. -La verdad lo de hoy fue... bastante placentero para ser sincero, no suelo encontrar a tan hermosas compañeras todos los días, me atrevería a decir.... que usted es especial. - Recobro lo mas pronto posible la su actitud y la sonrisa mientras se acercaba a su compañera, la tomo de la mano y mientras hacia una reverencia, beso la mano de Alanna y la observo a los ojos. - La verdad... me atrevería a decir que hicimos una buena conexión y una gran pareja en cuanto al baile.... le agradezco que me brindara tan magnifica noche mi hermosa Alanna. -recobro su postura mientras aun sostenía delicadamente la mano libre de la chica.
Pasaron al menos unos 5 minutos antes que Kagura se diera cuenta que aun sostenía la mano de su compañera a lo que reacciono con un leve sonrojo en sus mejillas y después la soltó dejando salir una torpe risa que daba algo de gracia pues por un momento habia dejado el aire de galantería a un lado y le dejo ver a su compañera la verdadera personalidad de este. -Bien, espero perdones un poco mi atrevimiento, nunca pensé que conocería una chica como tu Alanna. - volvió a sonreír esta vez con mas sinceridad y felicidad.
Se descuido un poco y de un bolsillo habían caído un montón de cartas de colección al suelo, en un reverso color azul con una esfera color verde en el centro de esta, eran cartas que formaban parte del juego de cartas coleccionables de Digimon, la franquicia que todo joven que amara estas criaturas jugaba. - AH!!! mi mazo de cartas. - se inclino a recoger todas las cartas tratando de no descuidar ninguna y tratando de evitar que se ensuciaran. Pareciera que en verdad habia mucho mas en el chico de lo que Alanna pudiera observar al principio.
- Tamer & Digimon
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Renamon (Mizuki)
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Kagura Tenshi
Re: Fire {Kagura}
Giró un poco la cabeza mirándolo con curiosidad, parecía decaído, era como si toda esa aura que lo había rodeado en su momento, en la sala, cuando todos lo mirasen, hubiera comenzado a difuminarse junto con la música. Alanna relajó un poco la postura. Y sonrió dulcemente, como solía hacer. Parecía que comenzaban a caer los muros. Y es que, lo entendía. Mucha gente, como ella, construía alrededor de ellos muros de piedra, hielo o goma, lo que fuera con tal de que no se les hiriera. Y pocas eran las ocasiones en las que estos se derrumbaban.
Ella, por ejemplo, tenía sobre su corazón una pared elástica que permitía que todo le llegara al alma, pero que rebotase pronto, para que no le afectara. Pocas eran las ocasiones en las que dejaba ver esa parte de ella que se ocultaba tras su pared, pero, como ella, eran muchas las personas que lo hacían. Había quien se escondía tras su nombre, había quien lo hacía tras su ceño fruncido, y ella, tras sus sonrisas, que, no obstante, siempre tendían a ser sinceras.
Asintió, si, había sido realmente divertido, nunca, o casi nunca, sacaba esa parte provocativa que formaba parte de ella, como la tenía todo el mundo. No obstante, no podía considerarse especial. Especiales eran las personas que, como él, hacían que su sola presencia hiciera girar la cabeza para observarlo, eran quienes llamaban la atención sin pretenderlo, quienes lograban hacer enrojecer con una sola mirada o una media sonrisa. Ella no era nada, ni nadie, solo una chica que había acudido allí, por quedar bien, cuando lo que debería haber hecho era quedarse en casa sabiendo su lugar, y no aceptar una invitación que había sido solo por educación.
- Gracias.- murmuró con mirada gacha.- Sin embargo, te equivocas en algo, no soy especial, no nací para estar frente a las cámaras, si no tras ellas.- le guiñó un ojo intentando restar importancia a su comentario, cediéndole la mano, que el había tomado tan delicadamente.
Lo miró un instante, tal vez más, observando los cambios en sus gestos, y no pudo evitar sonreír mordiéndose los labios, esperando que no malinterpretase su gesto. Había desaparecido esa sonrisa de galán de fiesta, parecía un chico normal, que sentía timidez, preocupaciones y se ensimismaba en sus pensamientos hasta el punto de olvidarse del lugar, la altura, el viento y la fiesta a sus espaldas. Sin tener en cuenta que con un simple soplo de viento se abrirían las cortinas y podrían verlos, sin darse cuenta de que la luz reflejaba en sus ojos y su pelo gris haciendo que parecieran parte del brillo mismo de la luna.
“Ojala tuviera mi cámara” pensó, porque realmente era una escena digna de fotografiar. Con medio rostro de ese joven tímido y sonriente iluminado en plata, y la luna a sus espaldas mezclándose con su pelo, presidiendo un cielo azul manchado de estrellas y antenas. No supo cuanto tiempo había pasado exactamente cuando notó que le soltaban la mano.
Sonrojada, se alejó un paso, apartando un mechón de pelo de su mejilla, mirando al suelo. Se había quedado tan sumamente absorta que había perdido incluso la noción del tiempo. Alzó la cabeza ante la risa torpe del chico, y sonrió abiertamente. Sintiéndose mucho más cómoda que antes, confiando más, al ver a ese chico que parecía tan inocente y tierno frente a ella, en comparación a la bomba de sensualidad que la había atacado en el interior de la sala. Le parecía, incluso, más atractivo con esa parte dulce que parecía mantener oculta, que con la máscara que había llevado durante los primeros momentos de su encuentro.
- No hay nada que perdonar.- afirmó sonriendo en respuesta al gesto de él, pensando que la que había tenido suerte era ella.
Notó entonces algo que caía al suelo desde el bolsillo de Kagura, al verlo preocupado, se agachó para ayudarlo a recogerlo. A esa altura, era probable que se volasen con el viento. Tomó la primera carta y la observó sorprendida. Alzó la mirada hacia el joven que recogía las cartas con nerviosismo y lo miró nuevamente. Era un tamer. Tomó unas cuantas cartas más y se levantó para entregárselas en mano. Suspiró mordiéndose en labio inferior y le tomó una mano.
- Me alegro de encontrar a un compañero.- sonrió un poco.
Le soltó la mano y giró un poco la cadera para abrir un poco la abertura del vestido, donde, enganchado a su liga, se encontraba su digivice. Lo cogió con cuidado, y lo mantuvo en sus manos recobrando la postura para, seguidamente, dar un par de golpecitos a la pantalla. Una Gatomon enfurruñada la saludó en silencio.
- Cat, di “hola”.- le pidió girando el digivice para que lo viera Kagura.- Ella es mi gatomon, se llama Cat.- la presentó.- Cat, este es Kagura.
- Si, el ligón que te ha sacado a bailar.- murmuró tan quejicosa como era usual en ella.
- ¡Cat!- la reprendió con las mejillas rojas.
- Hola...- murmuró la gata rodando los ojos, ante el disgusto de su compañera humana, nunca se pondrían de acuerdo.
Ella, por ejemplo, tenía sobre su corazón una pared elástica que permitía que todo le llegara al alma, pero que rebotase pronto, para que no le afectara. Pocas eran las ocasiones en las que dejaba ver esa parte de ella que se ocultaba tras su pared, pero, como ella, eran muchas las personas que lo hacían. Había quien se escondía tras su nombre, había quien lo hacía tras su ceño fruncido, y ella, tras sus sonrisas, que, no obstante, siempre tendían a ser sinceras.
Asintió, si, había sido realmente divertido, nunca, o casi nunca, sacaba esa parte provocativa que formaba parte de ella, como la tenía todo el mundo. No obstante, no podía considerarse especial. Especiales eran las personas que, como él, hacían que su sola presencia hiciera girar la cabeza para observarlo, eran quienes llamaban la atención sin pretenderlo, quienes lograban hacer enrojecer con una sola mirada o una media sonrisa. Ella no era nada, ni nadie, solo una chica que había acudido allí, por quedar bien, cuando lo que debería haber hecho era quedarse en casa sabiendo su lugar, y no aceptar una invitación que había sido solo por educación.
- Gracias.- murmuró con mirada gacha.- Sin embargo, te equivocas en algo, no soy especial, no nací para estar frente a las cámaras, si no tras ellas.- le guiñó un ojo intentando restar importancia a su comentario, cediéndole la mano, que el había tomado tan delicadamente.
Lo miró un instante, tal vez más, observando los cambios en sus gestos, y no pudo evitar sonreír mordiéndose los labios, esperando que no malinterpretase su gesto. Había desaparecido esa sonrisa de galán de fiesta, parecía un chico normal, que sentía timidez, preocupaciones y se ensimismaba en sus pensamientos hasta el punto de olvidarse del lugar, la altura, el viento y la fiesta a sus espaldas. Sin tener en cuenta que con un simple soplo de viento se abrirían las cortinas y podrían verlos, sin darse cuenta de que la luz reflejaba en sus ojos y su pelo gris haciendo que parecieran parte del brillo mismo de la luna.
“Ojala tuviera mi cámara” pensó, porque realmente era una escena digna de fotografiar. Con medio rostro de ese joven tímido y sonriente iluminado en plata, y la luna a sus espaldas mezclándose con su pelo, presidiendo un cielo azul manchado de estrellas y antenas. No supo cuanto tiempo había pasado exactamente cuando notó que le soltaban la mano.
Sonrojada, se alejó un paso, apartando un mechón de pelo de su mejilla, mirando al suelo. Se había quedado tan sumamente absorta que había perdido incluso la noción del tiempo. Alzó la cabeza ante la risa torpe del chico, y sonrió abiertamente. Sintiéndose mucho más cómoda que antes, confiando más, al ver a ese chico que parecía tan inocente y tierno frente a ella, en comparación a la bomba de sensualidad que la había atacado en el interior de la sala. Le parecía, incluso, más atractivo con esa parte dulce que parecía mantener oculta, que con la máscara que había llevado durante los primeros momentos de su encuentro.
- No hay nada que perdonar.- afirmó sonriendo en respuesta al gesto de él, pensando que la que había tenido suerte era ella.
Notó entonces algo que caía al suelo desde el bolsillo de Kagura, al verlo preocupado, se agachó para ayudarlo a recogerlo. A esa altura, era probable que se volasen con el viento. Tomó la primera carta y la observó sorprendida. Alzó la mirada hacia el joven que recogía las cartas con nerviosismo y lo miró nuevamente. Era un tamer. Tomó unas cuantas cartas más y se levantó para entregárselas en mano. Suspiró mordiéndose en labio inferior y le tomó una mano.
- Me alegro de encontrar a un compañero.- sonrió un poco.
Le soltó la mano y giró un poco la cadera para abrir un poco la abertura del vestido, donde, enganchado a su liga, se encontraba su digivice. Lo cogió con cuidado, y lo mantuvo en sus manos recobrando la postura para, seguidamente, dar un par de golpecitos a la pantalla. Una Gatomon enfurruñada la saludó en silencio.
- Cat, di “hola”.- le pidió girando el digivice para que lo viera Kagura.- Ella es mi gatomon, se llama Cat.- la presentó.- Cat, este es Kagura.
- Si, el ligón que te ha sacado a bailar.- murmuró tan quejicosa como era usual en ella.
- ¡Cat!- la reprendió con las mejillas rojas.
- Hola...- murmuró la gata rodando los ojos, ante el disgusto de su compañera humana, nunca se pondrían de acuerdo.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :41Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :Rookie Spirit
Alanna Tale
Re: Fire {Kagura}
Sonrojado por la acción de la chica al abrir la abertura de su vestido pero guardando la compostura al ver que ella también es una tamer, respiro hondo mientras observaba a la chica y al dispositivo desde el cual se apreciaba una criatura en su pantalla. -Ammm... hola... - No sabia que decir exactamente, principalmente porque nunca imagino conocer otro tamer en una fiesta donde estaba seguro que no pasaría nada interesante como era costumbre, su mirada reflejaba interés en la chica de por si, pero se torno con mas interés ante la revelación de que era una tamer, su rostro aun seguía un poco rojo pues continuaba pensando inconscientemente en la acción que tuvo la chica, lo cual provoco que por un momento, desviara la mirada completamente rojo del rostro y casi echando vapor por los oídos de una manera cómica que dejaba en claro que tenia una personalidad mas compleja.
Es un placer...- Dijo en voz baja, agito su cabeza regresando al momento y ahuyentando el sonrojo de sus mejillas, de sus bolsillos saco un aparato que claramente era su Digivice, lo tenia oculta en un bolsillo en el interior de su chaqueta no era nada mas ni menos que un D-ARK, un modelo de color negro con detalles en rojo, la luz que desprendía la pantalla era rojiza igual, casi semejante al Rojo de sus ojos. -Que pequeño es el mundo eh? - Miraba a Alanna sonriendo levemente. -Así que al final no estoy tan solo... -se puso de pie y prosiguió. -Supongo que no tiene caso que te sigas ocultando... o si Mizuki?- De las sombras de la pared cerca de las cortinas, un ente de figura femenina y esbelta, comenzó a salir procurando no ser vista por las personas que seguían bailando dentro del salón.
Lo siento... creí que las cosas se podrían poner interesantes en la fiesta... uno nunca sabe cuando un digimon o tamer maligno podrían atacar... la ultima vez corrimos con mucha suerte o mejor dicho... corriste con mucha suerte. -Decía con una voz muy femenina y elegante la hermosa Renamon con un pelaje plateado que claramente igualaba al tono del pelo de su tamer. - Tienes razón, pero eso no es una excusa para seguirme cuando claramente te pedí que te quedaras en el departamento... que hubiéramos hecho si un civil te ve?... te imaginas el escándalo que se hubiera armado?- Kagura lucia ahora un rostro un tanto molesto pero sus palabras eran mas de preocupación por su digimon que molestia por haberlo seguido, para el era diferente andar junto a su compañera de pelea, pues a diferencia de otros dispositivos de otros tamers, el no podía ocultar a su digimon dentro del dispositivo.
Un escándalo?, te refieres a algo como lo que provocaste con la humana que bailaste?- las palabras de Renamon pareciera ser de molestia o celos ante la actitud seductora de su tamer ante Alanna, Kagura solo reacciono con un sonrojo en sus mejillas y una mirada, "como sea" pensaba en su mente mientras imaginaba darle un buen castigo a su compañera dentro de su mente, esto no duro mucho, pues recordó lo presencia de Alanna. - D-d-disculpa... ella suele ser un poco celosa conmigo, normalmente no le agrada que este con otras personas, creo que es algo territorial jeje - Camino hacia Alanna y la tomo de la mano para atraerla a la Renamon. - Ya que me presentaste ante tu digimon... lo justo seria que yo te presentara a mi digimon... ella es Mizuki... siempre esta acompañándome entre las sombras... Mizuki... ella es Alanna, nuestra nueva amiga. - Renamon dio un cordial y elegante saludo con reverencia.
Es un placer señorita Alanna... - Su aspecto elegante y figura esbelta solo era comparable con el concepto del erotismo dentro del arte mismo y el pelaje plateado y brillante hacia resaltar aun mas la belleza bajo la luz de la luna, sus ojos eran azules cristalinos y con tal color frió se sintiera congelar el alma al tan solo mirarla, el rojo de los guantes combinaba con el rojo de los ojos de su tamer, en un principio pareciera que ambos hubiesen sido hecho el uno para el otro, como si la relación entre tamer y digimon fuera a llegar a ser mas profunda que cualquier otra dentro de lo que cabe mencionar, este pudiera ser que su unión matrix fuera a ser una de las mas poderosas por la fuerte unión que tienen.
Es un placer...- Dijo en voz baja, agito su cabeza regresando al momento y ahuyentando el sonrojo de sus mejillas, de sus bolsillos saco un aparato que claramente era su Digivice, lo tenia oculta en un bolsillo en el interior de su chaqueta no era nada mas ni menos que un D-ARK, un modelo de color negro con detalles en rojo, la luz que desprendía la pantalla era rojiza igual, casi semejante al Rojo de sus ojos. -Que pequeño es el mundo eh? - Miraba a Alanna sonriendo levemente. -Así que al final no estoy tan solo... -se puso de pie y prosiguió. -Supongo que no tiene caso que te sigas ocultando... o si Mizuki?- De las sombras de la pared cerca de las cortinas, un ente de figura femenina y esbelta, comenzó a salir procurando no ser vista por las personas que seguían bailando dentro del salón.
Lo siento... creí que las cosas se podrían poner interesantes en la fiesta... uno nunca sabe cuando un digimon o tamer maligno podrían atacar... la ultima vez corrimos con mucha suerte o mejor dicho... corriste con mucha suerte. -Decía con una voz muy femenina y elegante la hermosa Renamon con un pelaje plateado que claramente igualaba al tono del pelo de su tamer. - Tienes razón, pero eso no es una excusa para seguirme cuando claramente te pedí que te quedaras en el departamento... que hubiéramos hecho si un civil te ve?... te imaginas el escándalo que se hubiera armado?- Kagura lucia ahora un rostro un tanto molesto pero sus palabras eran mas de preocupación por su digimon que molestia por haberlo seguido, para el era diferente andar junto a su compañera de pelea, pues a diferencia de otros dispositivos de otros tamers, el no podía ocultar a su digimon dentro del dispositivo.
Un escándalo?, te refieres a algo como lo que provocaste con la humana que bailaste?- las palabras de Renamon pareciera ser de molestia o celos ante la actitud seductora de su tamer ante Alanna, Kagura solo reacciono con un sonrojo en sus mejillas y una mirada, "como sea" pensaba en su mente mientras imaginaba darle un buen castigo a su compañera dentro de su mente, esto no duro mucho, pues recordó lo presencia de Alanna. - D-d-disculpa... ella suele ser un poco celosa conmigo, normalmente no le agrada que este con otras personas, creo que es algo territorial jeje - Camino hacia Alanna y la tomo de la mano para atraerla a la Renamon. - Ya que me presentaste ante tu digimon... lo justo seria que yo te presentara a mi digimon... ella es Mizuki... siempre esta acompañándome entre las sombras... Mizuki... ella es Alanna, nuestra nueva amiga. - Renamon dio un cordial y elegante saludo con reverencia.
Es un placer señorita Alanna... - Su aspecto elegante y figura esbelta solo era comparable con el concepto del erotismo dentro del arte mismo y el pelaje plateado y brillante hacia resaltar aun mas la belleza bajo la luz de la luna, sus ojos eran azules cristalinos y con tal color frió se sintiera congelar el alma al tan solo mirarla, el rojo de los guantes combinaba con el rojo de los ojos de su tamer, en un principio pareciera que ambos hubiesen sido hecho el uno para el otro, como si la relación entre tamer y digimon fuera a llegar a ser mas profunda que cualquier otra dentro de lo que cabe mencionar, este pudiera ser que su unión matrix fuera a ser una de las mas poderosas por la fuerte unión que tienen.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :255Ficha :Nivel On Rol :PerfectNivel On Rol de los Digi Aliados :Kiseki: ChampionIcono :Rango y Unidad :Kagura Tenshi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Kagura Tenshi
Re: Fire {Kagura}
Sonrojada por el comentario de Cat, se disculpó en un ligero murmullo. No había creído encontrar a otro tamer en el mundo humano, casi todos se movían principalmente por el mundo digital, excepto, pensaba antes, ella. Que no controlaba aun nada del digimundo y que no había logrado conectar todavía con Cat, no como para llegar a transformarse. No solo Alanna aun no había logrado abrirse, si no que la personalidad de Cat era tan difícil, tan complicada, tan sumamente compleja, que no lograban estar de acuerdo en nada. Las continuas protestas de Cat hacia su Tamer, sus quejas, sus correcciones y sus pullas, habían quebrado la confianza que Alanna había querido tener al principio.
- Lo siento.- musitó con una sonrisa diminuta.- Tampoco esperaba encontrar un Tamer tan cerca.- confesó, para, al poco mirar a su alrededor en busca de esa a la que él había llamado Mizuki.
Fijó su vista en una sombra que comenzó a salir de la pared, hablando con voz suave y seductora. Parecía ser el contrapunto perfecto para su tamer, era, en una palabra, imponente. Alanna nunca había visto a un digimon así, en realidad, desconocía mucho del mundo digital, pero ese zorro plateado era increíble. Parecía que la misma luna lo hubiera sacado de alguno de sus reflejos. Alanna se alejó un poco, dejándolos hablar, intimidada. Se notaba que estaban hechos de otra pasta. De algún modo, tenía suerte. Por complicada que fuera Cat, podía llevarla siempre consigo, aunque, en más de una ocasión, le gustaría dejarla en casa, silenciarla como si fuera un teléfono o simplemente olvidarla en el fondo de algún bolso. Pero sabía que no podía hacerlo, no era justo, la había buscado para pedir ayuda, y, por tonta que pudiera ser al ayudar a alguien que la trataba tan mal como Cat lo hacía, sentía que debía hacerlo.
El rojo volvió a subir a su rostro ante la declaración de la digimon, y apartó la mirada, justo en el momento en el que Cat, como siempre, abría la boca. Parecía que cualquier momento le parecía adecuado a esa Gatomon para dejarla en mal lugar, lanzarle una pulla o recordarle que no era la persona que ella había esperado que le tocase de compañera, pero el colmo era que lo hiciera frente a otros.
- Cierto, y eso que habíamos quedado en que hoy estarías tranquila.- la reprendió Cat.
Alanna suspiró y negó con la cabeza ante la disculpa de Kagura, no era culpa suya, estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, desde niña. Parecía ser que no le acababa de gustar a la gente, ni a los digimons, debía ser un don innato, si es que despertar el odio de los demás sin llegar, siquiera, a abrir la boca. Tenía las manos a la espalda cuando vio que el joven de ojos rojos le tendía la suya para acercarla a su digimon.
Le dio una mano algo temblorosa, más por estar aguantando la situación que por realmente estar nerviosa por conocer a Mizuki, y se dejó acercar con suavidad, para quedar cara a cara con esa Digimon tan alta que la hacía parecer aun más pequeña de lo que era. Si Kagura ya le sacaba cerca de dos cabezas, puede que más, la digimon no se quedaba, para nada, corta. Notó como, bajo la mirada acuciante de Mizuki, se le congelaba la sangre, parecía que se había ganado, ya, una enemiga, sin buscarlo siquiera. Debería haberse quedado en su rincón, con su copa de vino y su aburrimiento.
No obstante, no había llegado hasta allí siendo cobarde, la fría mirada azul de su madre parecía reflejarse en la de esa digimon de pelaje de plata, haciéndola encogerse, pero no era su madre, esa mujer endemoniada estaba bien lejos, y no la alcanzaría, ya no. Por lo que, recuperando la compostura, dejando de temblar ante el semblante educadamente frío y distante de la digimon y tomando con más fuerza la mano de Kagura, sonrió con calidez. Había aprendido, tiempo atrás, a derretir el hielo, no podía dejar que un recuerdo la amedrentase hasta el punto de perderse a si misma.
- Encantada Mizuki.- le sonrió.- Eres preciosa.- afirmó sin faltar a su opinión, realmente era un espectáculo ver a tamer y Digimon juntos.- Estoy segura de que nos llevaremos bien.- porque no, no iba a dejarse vencer por un primer juicio ni iba a permitir que esa relación rara que llevara Mizuki con su tamer impidiera que fueran amigos, tanto con su tamer, como con ella.
Le costaba conocer gente, era lanzada, pero más tímida de lo que parecía, lo que también era cierto era que, cuando encontraba a alguien que le caía bien, o le parecía merecer la pena, no permitía que detalles sin importancia impidieran forjar una amistad. Había pasado demasiado tiempo sola, había aguantado demasiado con su madre, como para aceptar que todo se pudiera ir al traste por nada, cuando ni siquiera había algo que tirar al traste.
- ¿Cómo os conocisteis?- pregunto soltando la mano de Kagura, esperando que Mizuki no siguiera con sus celos, notando el viento frío colarse por su vestido y las tiras finas de su espalda. No había planeado salir al balcón de un piso tan alto con un vestido tan fino, ni bailar, ni... bueno, no había planeado nada de lo que estaba pasando esa noche, para que irse con rodeos.
- Lo siento.- musitó con una sonrisa diminuta.- Tampoco esperaba encontrar un Tamer tan cerca.- confesó, para, al poco mirar a su alrededor en busca de esa a la que él había llamado Mizuki.
Fijó su vista en una sombra que comenzó a salir de la pared, hablando con voz suave y seductora. Parecía ser el contrapunto perfecto para su tamer, era, en una palabra, imponente. Alanna nunca había visto a un digimon así, en realidad, desconocía mucho del mundo digital, pero ese zorro plateado era increíble. Parecía que la misma luna lo hubiera sacado de alguno de sus reflejos. Alanna se alejó un poco, dejándolos hablar, intimidada. Se notaba que estaban hechos de otra pasta. De algún modo, tenía suerte. Por complicada que fuera Cat, podía llevarla siempre consigo, aunque, en más de una ocasión, le gustaría dejarla en casa, silenciarla como si fuera un teléfono o simplemente olvidarla en el fondo de algún bolso. Pero sabía que no podía hacerlo, no era justo, la había buscado para pedir ayuda, y, por tonta que pudiera ser al ayudar a alguien que la trataba tan mal como Cat lo hacía, sentía que debía hacerlo.
El rojo volvió a subir a su rostro ante la declaración de la digimon, y apartó la mirada, justo en el momento en el que Cat, como siempre, abría la boca. Parecía que cualquier momento le parecía adecuado a esa Gatomon para dejarla en mal lugar, lanzarle una pulla o recordarle que no era la persona que ella había esperado que le tocase de compañera, pero el colmo era que lo hiciera frente a otros.
- Cierto, y eso que habíamos quedado en que hoy estarías tranquila.- la reprendió Cat.
Alanna suspiró y negó con la cabeza ante la disculpa de Kagura, no era culpa suya, estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, desde niña. Parecía ser que no le acababa de gustar a la gente, ni a los digimons, debía ser un don innato, si es que despertar el odio de los demás sin llegar, siquiera, a abrir la boca. Tenía las manos a la espalda cuando vio que el joven de ojos rojos le tendía la suya para acercarla a su digimon.
Le dio una mano algo temblorosa, más por estar aguantando la situación que por realmente estar nerviosa por conocer a Mizuki, y se dejó acercar con suavidad, para quedar cara a cara con esa Digimon tan alta que la hacía parecer aun más pequeña de lo que era. Si Kagura ya le sacaba cerca de dos cabezas, puede que más, la digimon no se quedaba, para nada, corta. Notó como, bajo la mirada acuciante de Mizuki, se le congelaba la sangre, parecía que se había ganado, ya, una enemiga, sin buscarlo siquiera. Debería haberse quedado en su rincón, con su copa de vino y su aburrimiento.
No obstante, no había llegado hasta allí siendo cobarde, la fría mirada azul de su madre parecía reflejarse en la de esa digimon de pelaje de plata, haciéndola encogerse, pero no era su madre, esa mujer endemoniada estaba bien lejos, y no la alcanzaría, ya no. Por lo que, recuperando la compostura, dejando de temblar ante el semblante educadamente frío y distante de la digimon y tomando con más fuerza la mano de Kagura, sonrió con calidez. Había aprendido, tiempo atrás, a derretir el hielo, no podía dejar que un recuerdo la amedrentase hasta el punto de perderse a si misma.
- Encantada Mizuki.- le sonrió.- Eres preciosa.- afirmó sin faltar a su opinión, realmente era un espectáculo ver a tamer y Digimon juntos.- Estoy segura de que nos llevaremos bien.- porque no, no iba a dejarse vencer por un primer juicio ni iba a permitir que esa relación rara que llevara Mizuki con su tamer impidiera que fueran amigos, tanto con su tamer, como con ella.
Le costaba conocer gente, era lanzada, pero más tímida de lo que parecía, lo que también era cierto era que, cuando encontraba a alguien que le caía bien, o le parecía merecer la pena, no permitía que detalles sin importancia impidieran forjar una amistad. Había pasado demasiado tiempo sola, había aguantado demasiado con su madre, como para aceptar que todo se pudiera ir al traste por nada, cuando ni siquiera había algo que tirar al traste.
- ¿Cómo os conocisteis?- pregunto soltando la mano de Kagura, esperando que Mizuki no siguiera con sus celos, notando el viento frío colarse por su vestido y las tiras finas de su espalda. No había planeado salir al balcón de un piso tan alto con un vestido tan fino, ni bailar, ni... bueno, no había planeado nada de lo que estaba pasando esa noche, para que irse con rodeos.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :41Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :Rookie Spirit
Alanna Tale
Re: Fire {Kagura}
Ammm... es una historia un poco complicada... y a decir verdad, no creo que sea el lugar adecuado. - Decía Kagura mientras se mantenía atento por la ventana para procurar que ninguna invitado mas se les acercara y viera a tan enorme criatura hablando con ellos.- Si gustas en acompañarnos esta noche... - El chico le extendió la mano a Alanna una vez mas invitándola a que siguiera junto a el para ir a otra parte, su rostro esta algo rojo y sus labios estaban secos, estaba claro que seguía un poco nervioso por lo que habia pasado.
Claro... si no tienes nada mas que hacer... -esperaba la respuesta de Alanna atentamente mientras Renamon solo se quedaba mirándolos como si nada, para ser mas exactos pareciera como si solo estuviera divagando en su mente, pensando en otra cosa, posiblemente en si era buena idea aceptar como si nada a una tamer que apenas conocían, ya han tenido malas experiencia antes con tamer psicópatas que trataban de asesinar al pobre chico, pero ella sabe bien que no podía contradecir a su tamer, simplemente seria perder el tiempo, pues era alguien impulsivo y a veces bastante necio, soltó un suspiro y simplemente siguió observándolos.
La noche aun era joven, no habían pasado mas de 1 hora desde que comenzaron a bailar, los edificios iluminaban las oscuras calles con las luces, ya fuera un letrero de neón, la luz que saliera de una habitación a través de una ventana, las luces de postes en las calles o incluso las de los aparadores de un negocio, sin duda alguna hasta la ciudad tenia cierto encanto extraño en las noches mas oscuras, la naturaleza no se quedaba atrás, pues, la luna y las estrellas hacían competencia iluminando el cielo nocturno.
Era una vista que sin duda todos en el balcón pudieran apreciar desde esa altura, fue solo una escapada momentánea, una visión de todo lo que pudieran experimentar a futuro, todo un lugar por explorar, la invitación seguía en pie, Kagura seguía esperando la respuesta de la chica, noto el helado viento que pasaba y se quito la chaqueta, camino hacia Alanna y se la coloco amablemente mientras la rodeaba con ambos brazos por detrás, estaban juntos cual pareja acaramelada de enamorados, Kagura trataba de compartir su calor corporal con la joven chica, muy a pesar de lo que pensaran los demás que pudieran verlos a través de la ventana, paso su barbilla por sobre el hombro derecho de la joven.
Sabes... aquí afuera te congelaras mientras sigas usando un vestido tan revelador, vayamos a un lugar mas cálido donde podamos hablar cómodos y a solas... un lugar mas seguro. - Sonreía mientras hablaba en voz baja al oído de Alanna
Claro... si no tienes nada mas que hacer... -esperaba la respuesta de Alanna atentamente mientras Renamon solo se quedaba mirándolos como si nada, para ser mas exactos pareciera como si solo estuviera divagando en su mente, pensando en otra cosa, posiblemente en si era buena idea aceptar como si nada a una tamer que apenas conocían, ya han tenido malas experiencia antes con tamer psicópatas que trataban de asesinar al pobre chico, pero ella sabe bien que no podía contradecir a su tamer, simplemente seria perder el tiempo, pues era alguien impulsivo y a veces bastante necio, soltó un suspiro y simplemente siguió observándolos.
La noche aun era joven, no habían pasado mas de 1 hora desde que comenzaron a bailar, los edificios iluminaban las oscuras calles con las luces, ya fuera un letrero de neón, la luz que saliera de una habitación a través de una ventana, las luces de postes en las calles o incluso las de los aparadores de un negocio, sin duda alguna hasta la ciudad tenia cierto encanto extraño en las noches mas oscuras, la naturaleza no se quedaba atrás, pues, la luna y las estrellas hacían competencia iluminando el cielo nocturno.
Era una vista que sin duda todos en el balcón pudieran apreciar desde esa altura, fue solo una escapada momentánea, una visión de todo lo que pudieran experimentar a futuro, todo un lugar por explorar, la invitación seguía en pie, Kagura seguía esperando la respuesta de la chica, noto el helado viento que pasaba y se quito la chaqueta, camino hacia Alanna y se la coloco amablemente mientras la rodeaba con ambos brazos por detrás, estaban juntos cual pareja acaramelada de enamorados, Kagura trataba de compartir su calor corporal con la joven chica, muy a pesar de lo que pensaran los demás que pudieran verlos a través de la ventana, paso su barbilla por sobre el hombro derecho de la joven.
Sabes... aquí afuera te congelaras mientras sigas usando un vestido tan revelador, vayamos a un lugar mas cálido donde podamos hablar cómodos y a solas... un lugar mas seguro. - Sonreía mientras hablaba en voz baja al oído de Alanna
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :255Ficha :Nivel On Rol :PerfectNivel On Rol de los Digi Aliados :Kiseki: ChampionIcono :Rango y Unidad :Kagura Tenshi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
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Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Kagura Tenshi
Re: Fire {Kagura}
Asintió comprendiendo, sí, sin duda hablar de esas cosas era peligroso teniendo a sus espaldas a tanta gente importante, gente importante y reporteros. Ya que, aunque ella no supiera nada de Kagura, parecía ser que era alguien importante, lo bastante, al menos como para poder provocar un escándalo, por lo que habían dicho Digimon y Tamer. ¿Le sentaría mal si le dijera que no tenía ni idea de quien era? Probablemente, o tal vez la tomase por idiota, o ambas, porque dedicándose al periodismo, y sin saber nada de alguien que parecía ser famoso, era de ser idiota. Antes de liarla, prefirió guardar silencio, y antes de que Mizuki la mirase con esos ojos helados, prefirió seguir abrazándose, lamentando no poder tomar la mano del chico que se la tendía tan amablemente, sin embargo, volvió a asentir.
- No tenemos nada que hacer, en realidad, pensaba dejar pronto la fiesta.- explicó con una pequeña sonrisa, algo temblorosa por el frío, incluyendo a Cat.
Lo miró a la espera de que dijera algo más, de que propusiera marcharse o, sencillamente, diera media vuelta esperando que lo siguiera, en realidad, lo haría encantada, sobretodo si eso significaba entrar de nuevo a la sala, donde no alcanzaba el viento frío y la presencia de tanta gente haría que el lugar estuviera cálido, además de la calefacción que, seguro, habían dejado activada. Lo único que no le gustaba de dentro, era el olor. Los japoneses no solían usar perfumes, y eso hacía que muchos no tuvieran en cuenta que, al juntarse muchas personas, el aroma se enrarecía. Ella, en cambio, usaba siempre lavanda y azahar, lo que le había hecho ganarse unas cuantas malas miradas, pero se sentía mejor llevando unas gotas de perfume.
Por suerte, el bailarín que estaba frente a ella, no parecía ser un japonés usual, ni siquiera en cuanto a perfumes se refería. Lo observó quitarse la chaqueta y colocarla sobre sus hombros con suavidad. Algo avergonzada, sonrió, mientras un suave aroma a papel y madera llegaba a ella, no estaba acostumbrada a que nadie fuera así de amable con ella. Musitó un suave "Gracias" y observó el paisaje mientras cogía las solapas de la americana con sus manos frías. Notó que el chico la rodeaba con los brazos, y comenzó a ponerse algo nerviosa, pero procuró, con éxito, que no se le notase. Estaba más acostumbrada a los golpes que a las caricias, a los bofetones que a los abrazos, y eso era algo que, a pesar del tiempo, aun no había logrado solucionar. Seguía teniendo miedo del contacto, sobretodo cuando no había nadie más cerca. Cuando había gente delante, su madre nunca le había puesto un dedo encima, pero cuando la oscuridad las había cubierto, no se había cortado un pelo.
- Probablemente tengas razón.- asintió cuando escuchó el murmullo en su oído, notando un pequeño rubor en sus mejillas, tirando la cabeza hacia atrás, poniéndola en el hombro de él, sintiendo su barbilla en su propio hombro. Divertida, le dio un pequeño beso en la mejilla.- Ya hemos provocado un escándalo, así que... qué más da otro.- sonrió dando un ligero giro para zafarse de los brazos del joven, y, manteniendo sus manos unidas, sonrió.- cuando diga tres, corremos.- indicó juguetona mirando hacia la sala de baile.- ¡Tres!- Exclamó tirando suavemente de él para salir corriendo y cruzar la sala a la carrera, cogiendo la americana del chico para que no se le callera de los hombros.
Llegaron al guarda ropa, donde recuperó su propia chaqueta y su cartera. Salió de la discoteca entre risas, las caras de la gente al verlos cruzar la sala corriendo, como si fueran niños jugando al escondite, había sido un cuadro. No tendrían pruebas y nadie los creería si escribieran sobre ello, pero estaba claro que tendrían tema de conversación para el lunes.
- Alanna...- fue a regañarla Cat cuando se habían alejado un poco del lugar, en busca de la Digimon de Kagura en las sombras.
- No me regañes, ha sido divertido.- La acalló con una sonrisa.- Por cierto... no te lo tomes a mal, por favor, se que eres conocido y esas cosas pero...- dudó un poco mirando al chico.- No me suena tu apellido, lo siento.- arrugó un poco la nariz en señal de disculpa.- Aunque prometo que no olvidaré tu nombre.- aseguró sonriente, decidiendo confesarlo .
- No tenemos nada que hacer, en realidad, pensaba dejar pronto la fiesta.- explicó con una pequeña sonrisa, algo temblorosa por el frío, incluyendo a Cat.
Lo miró a la espera de que dijera algo más, de que propusiera marcharse o, sencillamente, diera media vuelta esperando que lo siguiera, en realidad, lo haría encantada, sobretodo si eso significaba entrar de nuevo a la sala, donde no alcanzaba el viento frío y la presencia de tanta gente haría que el lugar estuviera cálido, además de la calefacción que, seguro, habían dejado activada. Lo único que no le gustaba de dentro, era el olor. Los japoneses no solían usar perfumes, y eso hacía que muchos no tuvieran en cuenta que, al juntarse muchas personas, el aroma se enrarecía. Ella, en cambio, usaba siempre lavanda y azahar, lo que le había hecho ganarse unas cuantas malas miradas, pero se sentía mejor llevando unas gotas de perfume.
Por suerte, el bailarín que estaba frente a ella, no parecía ser un japonés usual, ni siquiera en cuanto a perfumes se refería. Lo observó quitarse la chaqueta y colocarla sobre sus hombros con suavidad. Algo avergonzada, sonrió, mientras un suave aroma a papel y madera llegaba a ella, no estaba acostumbrada a que nadie fuera así de amable con ella. Musitó un suave "Gracias" y observó el paisaje mientras cogía las solapas de la americana con sus manos frías. Notó que el chico la rodeaba con los brazos, y comenzó a ponerse algo nerviosa, pero procuró, con éxito, que no se le notase. Estaba más acostumbrada a los golpes que a las caricias, a los bofetones que a los abrazos, y eso era algo que, a pesar del tiempo, aun no había logrado solucionar. Seguía teniendo miedo del contacto, sobretodo cuando no había nadie más cerca. Cuando había gente delante, su madre nunca le había puesto un dedo encima, pero cuando la oscuridad las había cubierto, no se había cortado un pelo.
- Probablemente tengas razón.- asintió cuando escuchó el murmullo en su oído, notando un pequeño rubor en sus mejillas, tirando la cabeza hacia atrás, poniéndola en el hombro de él, sintiendo su barbilla en su propio hombro. Divertida, le dio un pequeño beso en la mejilla.- Ya hemos provocado un escándalo, así que... qué más da otro.- sonrió dando un ligero giro para zafarse de los brazos del joven, y, manteniendo sus manos unidas, sonrió.- cuando diga tres, corremos.- indicó juguetona mirando hacia la sala de baile.- ¡Tres!- Exclamó tirando suavemente de él para salir corriendo y cruzar la sala a la carrera, cogiendo la americana del chico para que no se le callera de los hombros.
Llegaron al guarda ropa, donde recuperó su propia chaqueta y su cartera. Salió de la discoteca entre risas, las caras de la gente al verlos cruzar la sala corriendo, como si fueran niños jugando al escondite, había sido un cuadro. No tendrían pruebas y nadie los creería si escribieran sobre ello, pero estaba claro que tendrían tema de conversación para el lunes.
- Alanna...- fue a regañarla Cat cuando se habían alejado un poco del lugar, en busca de la Digimon de Kagura en las sombras.
- No me regañes, ha sido divertido.- La acalló con una sonrisa.- Por cierto... no te lo tomes a mal, por favor, se que eres conocido y esas cosas pero...- dudó un poco mirando al chico.- No me suena tu apellido, lo siento.- arrugó un poco la nariz en señal de disculpa.- Aunque prometo que no olvidaré tu nombre.- aseguró sonriente, decidiendo confesarlo .
- Tamer & Digimon
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Alanna Tale
Re: Fire {Kagura}
Kagura la miro por un instante y guardo silencio por un momento, habían salido del salón corriendo, dejando atrás a su compañera Mizuki, probablemente se molestara nuevamente con el por lo que hicieron, pero el silencio no era por lo de su digimon, mas bien por la cuestión, ¿quien era?, hace tiempo que nadie le preguntaba eso, a decir verdad, hasta el le gustaría saber quien es en realidad, saber que camino seguir siempre le ah resultado difícil, era alguien que se metía de por si en muchos problemas por problemas de terceras personas.
Lamente del chico de pelo plateado vagaba en recuerdos crudos, si muchas personas cubrían sus corazones con murallas... la de el sin duda alguna estaba hecho de oscuridad... materia oscura... de manera en que muchas cosas pudieran entrar hacia el, pero jamas salir, que se perdiera todo lo que no tuviera un poco de luz, el chico seguía repasando recuerdos, pero reacciono nuevamente al llegar al mas reciente, el baile con Alanna. La observo nuevamente, camino hacia el elevador presionando el botón y subiendo a el esperando que Alanna lo siguiera.
Una vez dentro rompió el silencio para dar su larga explicación. -Soy Kagura Tenshi... mis padres eran dueños de Angelic Technology, de hecho era un negocio familiar... estábamos centrados en los avances tecnológicos por el beneficio de la humanidad, prótesis roboticas, celulares, cámaras de fotografía y vídeo, incluso computadoras... todo lo relacionado con la tecnología y sus desarrollo, por años fue así... hasta que una compañía rara nos compro y absorbió la compañía de mi familia... mi padre justo ahora es un ejecutivo para esa empresa. La empresa mejoro, obtuvo mas avances y actualmente todos los empleados están felices por ganar mas dinero, nadie tiene ninguna queja porque una compañía rara se adueñara de todo.
El rostro de Kagura se torno inexpresivo, aun cuando claramente algo le pareciera molestar, continuo su explicación. - Hace tiempo... mi padre quería que yo siguiera con lo suyo... volverme ejecutivo, yo por otra parte prefería seguir un camino diferente, quería ser un músico, me metí a una universidad de música, pero hubo un problema con unos chicos... tuve... una pequeña pelea, fui expulsado y mi padre decepcionado me hecho de casa, mis abuelos me brindaron un nuevo hogar, al menos hasta que murieron, pero para no dejarme sin nada, me pusieron como su único heredero en su testamento... así que me quede con una casi infinita fortuna que hicieron cuando eran jóvenes y estaban al mando de la empresa, actualmente, eh puesto otra empresa, algo simple como una cadena de cafetería especial.
Los chicos me detestan por ser independiente de mis padres y poseer una fortuna de tamaño colosal, las chicas... algunas simplemente les interesa conseguir un esposo con un futuro prometedor y de buen renombre, debo mencionar que casi nadie se ah enterado de lo que ah pasado entre mi familia y yo, así que para ellos sigo siendo un futuro Sr,Tenshi, ejecutivo de una gran empresa... Imagina lo que hubiera ocurrido si se enteraran que no tengo ya esa conexión con mi familia... -Termino su explicación con una gran sonrisa, que si bien era fingida para no preocupar a su nueva amiga, ocultaba un gran dolor, para él, un chico ahora solitario y una gran peso en encima, con la única compañía de su digimon, le era un grato alivio conocer a otro tamer.
El tiempo parecía avanzar lento mientras descendían por el ascensor, el ambiente se torno profundo tras la confesión de quien era, le era muy difícil hablar de estas cosas con alguien mas, básicamente porque no tenia a nadie mas con quien hablar de ello, Alanna era la primer chica, la primera persona con quien hablaba con sinceridad, para Kagura, Alanna se habia vuelto aun mas especial de lo que él ya pensaba.
Lamente del chico de pelo plateado vagaba en recuerdos crudos, si muchas personas cubrían sus corazones con murallas... la de el sin duda alguna estaba hecho de oscuridad... materia oscura... de manera en que muchas cosas pudieran entrar hacia el, pero jamas salir, que se perdiera todo lo que no tuviera un poco de luz, el chico seguía repasando recuerdos, pero reacciono nuevamente al llegar al mas reciente, el baile con Alanna. La observo nuevamente, camino hacia el elevador presionando el botón y subiendo a el esperando que Alanna lo siguiera.
Una vez dentro rompió el silencio para dar su larga explicación. -Soy Kagura Tenshi... mis padres eran dueños de Angelic Technology, de hecho era un negocio familiar... estábamos centrados en los avances tecnológicos por el beneficio de la humanidad, prótesis roboticas, celulares, cámaras de fotografía y vídeo, incluso computadoras... todo lo relacionado con la tecnología y sus desarrollo, por años fue así... hasta que una compañía rara nos compro y absorbió la compañía de mi familia... mi padre justo ahora es un ejecutivo para esa empresa. La empresa mejoro, obtuvo mas avances y actualmente todos los empleados están felices por ganar mas dinero, nadie tiene ninguna queja porque una compañía rara se adueñara de todo.
El rostro de Kagura se torno inexpresivo, aun cuando claramente algo le pareciera molestar, continuo su explicación. - Hace tiempo... mi padre quería que yo siguiera con lo suyo... volverme ejecutivo, yo por otra parte prefería seguir un camino diferente, quería ser un músico, me metí a una universidad de música, pero hubo un problema con unos chicos... tuve... una pequeña pelea, fui expulsado y mi padre decepcionado me hecho de casa, mis abuelos me brindaron un nuevo hogar, al menos hasta que murieron, pero para no dejarme sin nada, me pusieron como su único heredero en su testamento... así que me quede con una casi infinita fortuna que hicieron cuando eran jóvenes y estaban al mando de la empresa, actualmente, eh puesto otra empresa, algo simple como una cadena de cafetería especial.
Los chicos me detestan por ser independiente de mis padres y poseer una fortuna de tamaño colosal, las chicas... algunas simplemente les interesa conseguir un esposo con un futuro prometedor y de buen renombre, debo mencionar que casi nadie se ah enterado de lo que ah pasado entre mi familia y yo, así que para ellos sigo siendo un futuro Sr,Tenshi, ejecutivo de una gran empresa... Imagina lo que hubiera ocurrido si se enteraran que no tengo ya esa conexión con mi familia... -Termino su explicación con una gran sonrisa, que si bien era fingida para no preocupar a su nueva amiga, ocultaba un gran dolor, para él, un chico ahora solitario y una gran peso en encima, con la única compañía de su digimon, le era un grato alivio conocer a otro tamer.
El tiempo parecía avanzar lento mientras descendían por el ascensor, el ambiente se torno profundo tras la confesión de quien era, le era muy difícil hablar de estas cosas con alguien mas, básicamente porque no tenia a nadie mas con quien hablar de ello, Alanna era la primer chica, la primera persona con quien hablaba con sinceridad, para Kagura, Alanna se habia vuelto aun mas especial de lo que él ya pensaba.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :255Ficha :Nivel On Rol :PerfectNivel On Rol de los Digi Aliados :Kiseki: ChampionIcono :Rango y Unidad :Kagura Tenshi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Kagura Tenshi
Re: Fire {Kagura}
En el ascensor, camino a la calle, el silencio tras su comentaiopesaba como una losa. ¿Se lo había tomado a mal? Debería haber guardado silencio, pero era demasiado impulsiva como para saber cerrar la boca. Cogió con fuerza su Digivice, que vibró un instante en señal de reproche. Alanna evitó rodar los ojos, Cat se lo restregaría por días, incluso semanas, lo sabía, pero, después de todo, era culpa suya. Sin embargo, cuando la voz del chico comenzó a sonar, nuevamente, en sus oidos, giró a mirarlo dejando caer su peso en la pared del ascensor.
Parecía que el pasado lo perseguía y que la soledad lo había tragado, hundiendolo en la osucridad como había hecho con ella tempo atrás, pero no podía dejarse caer, no podía dejar que una mala situación lo hiciera aislarse. Porque aunque la soledad no es igual cuando uno la busca, que cuando se la encuentra de golpe, se debe entender que no es malo estar solo, lo malo es sentirse solo y eso es una elección. Ella misma podría estar llorando por las esquinas. Su padre la había abandonado a los tres años, su madre, culpándola había sido la persona más cruel del mundo con ella, hasta el punto que, en ese momento, la fotografa se había dado cuenta de que habría preferido que la dejase en un orfanato, aunque, por supuesto, una niña no entiende eso.
De pequeña, Alanna había querido, simplemente, que su madre la quisiera, no quería que la golpease, pero le importaba poco que lo hiciera mientras estuviera con ella, porque los niños, como los perros, dan su amor incondicional a pesar del dolor que se les cause. A medida que crecía, lo comenzó a entender, no era solo que su madre no la quisiera a ella, era que no se quería a si misma, y a los diecisiete entendió que, la mujer, para darse cuenta de sus errores, necesitaba soledad, porque ella no era la culpable, en realidad, de su estado, y tampoco tenía porque seguir aguantandolo. Fue entonces cuando se mudó sola a un piso compartido para acabar sus estudios en fotografía y comenzar los de arte. Pero aun estaba lo bastante cerca como para que la sombra de la mujer la alcanzase, el volar a Japón había sido la salvación que había buscado.
Sola, en un lugar desconocido, sin nadie que la quisiera cerca, al final, había encontrado paz, se había llegado a convencer, con los años, de que no necesitaba a nadie mientras tuviera su cámara. Y aunque sabía que no era más que un engaño, toda la situación había vuelto a ella con la llegada de Cat y ese caracter que, por desgracia, tanto le recordaba al de su progenitora, porque, al final, aunque esa mujer la había dado a luz, no había sido su madre. No lo había pasado bien de niña, ni en casa ni en la escuela, pero había salido de eso, sola, y sabía que podía mejorarse.
- No se nada de dinero, ni inversiones, ni I+D, ni... bueno, nada, solo se de arte, tampoco me interesan esas cosas, mientras tenga mi cámara, puedo ir a cualquier sitio.- murmuró.- pero si que conozco lo que es tener una mala situación familiar, tu tuviste a tus abuelos, que te querían y apoyaron todo lo que pudieron, fuiste afortunado, da gracias por eso, es mejor centrarse en lo bueno. Tuviste, y estoy segura, tienes, a gente que te quiere, aunque no sea de tu familia, no le restes importancia a esas cosas, te lo digo desde la experiencia.- sonrió un poco en respuesta a su sonrisa triste.- Yo soy extranjera, vengo de Noruega, vine sola, sin apoyo alguno, ni nadie quisiera ayudarme, pero aquí estoy, y estoy bien, tu tuviste la fortuna de contar con personas maravillosas que te querían, disfruta lo máximo que puedas, por ellos, no puedes dejar que su cariño por ti caiga en saco roto. afirmó mientras se abría la puerta del ascensor y les permitía salir a la calle.- ¿Vamos?- le tendió la mano tras dar un par de pasos para salir, esperando que la tomase para seguir su camino.
Era la primera vez que hablaba de su situación, ni siquiera Sigrun sabía sobre estas cosas, y el silencio que había desde su Digivice le decía que Cat había estado atenta y parecía rumiar algo en su mente. No había querido entrar en detalles, las profundas heridas cubiertas por maquillaje de su cuerpo, las marcas de cigarrillos de su estómago, las de correa de su espalda, la cicatriz que tenía en la cabeza, cubierta por su pelo, había milheridas físicas que no desaparecerían nunca, la que llevaba e su hombro, quemado, y ya con la piel recuperada, pero que siempre tenía que cubrir con base para que no se notase el tono rosado, tenía planeado taparla pronto para siempre con un tatuaje, pero era algo que debía plantearse bien, porque, aunque odiaba verlas, eran parte de ella, y le daban fuerza para enfrentarse a lo que se acercase.
- ¿A dónde vamos?- le preguntó, por fin, en la calle.- ¿Dónde podemos encontrar a Mizuki?- lo miró con curiosidad, temblando u poco al sentir el viento elevar la falda de su vestido y colarse entre la tela.
Parecía que el pasado lo perseguía y que la soledad lo había tragado, hundiendolo en la osucridad como había hecho con ella tempo atrás, pero no podía dejarse caer, no podía dejar que una mala situación lo hiciera aislarse. Porque aunque la soledad no es igual cuando uno la busca, que cuando se la encuentra de golpe, se debe entender que no es malo estar solo, lo malo es sentirse solo y eso es una elección. Ella misma podría estar llorando por las esquinas. Su padre la había abandonado a los tres años, su madre, culpándola había sido la persona más cruel del mundo con ella, hasta el punto que, en ese momento, la fotografa se había dado cuenta de que habría preferido que la dejase en un orfanato, aunque, por supuesto, una niña no entiende eso.
De pequeña, Alanna había querido, simplemente, que su madre la quisiera, no quería que la golpease, pero le importaba poco que lo hiciera mientras estuviera con ella, porque los niños, como los perros, dan su amor incondicional a pesar del dolor que se les cause. A medida que crecía, lo comenzó a entender, no era solo que su madre no la quisiera a ella, era que no se quería a si misma, y a los diecisiete entendió que, la mujer, para darse cuenta de sus errores, necesitaba soledad, porque ella no era la culpable, en realidad, de su estado, y tampoco tenía porque seguir aguantandolo. Fue entonces cuando se mudó sola a un piso compartido para acabar sus estudios en fotografía y comenzar los de arte. Pero aun estaba lo bastante cerca como para que la sombra de la mujer la alcanzase, el volar a Japón había sido la salvación que había buscado.
Sola, en un lugar desconocido, sin nadie que la quisiera cerca, al final, había encontrado paz, se había llegado a convencer, con los años, de que no necesitaba a nadie mientras tuviera su cámara. Y aunque sabía que no era más que un engaño, toda la situación había vuelto a ella con la llegada de Cat y ese caracter que, por desgracia, tanto le recordaba al de su progenitora, porque, al final, aunque esa mujer la había dado a luz, no había sido su madre. No lo había pasado bien de niña, ni en casa ni en la escuela, pero había salido de eso, sola, y sabía que podía mejorarse.
- No se nada de dinero, ni inversiones, ni I+D, ni... bueno, nada, solo se de arte, tampoco me interesan esas cosas, mientras tenga mi cámara, puedo ir a cualquier sitio.- murmuró.- pero si que conozco lo que es tener una mala situación familiar, tu tuviste a tus abuelos, que te querían y apoyaron todo lo que pudieron, fuiste afortunado, da gracias por eso, es mejor centrarse en lo bueno. Tuviste, y estoy segura, tienes, a gente que te quiere, aunque no sea de tu familia, no le restes importancia a esas cosas, te lo digo desde la experiencia.- sonrió un poco en respuesta a su sonrisa triste.- Yo soy extranjera, vengo de Noruega, vine sola, sin apoyo alguno, ni nadie quisiera ayudarme, pero aquí estoy, y estoy bien, tu tuviste la fortuna de contar con personas maravillosas que te querían, disfruta lo máximo que puedas, por ellos, no puedes dejar que su cariño por ti caiga en saco roto. afirmó mientras se abría la puerta del ascensor y les permitía salir a la calle.- ¿Vamos?- le tendió la mano tras dar un par de pasos para salir, esperando que la tomase para seguir su camino.
Era la primera vez que hablaba de su situación, ni siquiera Sigrun sabía sobre estas cosas, y el silencio que había desde su Digivice le decía que Cat había estado atenta y parecía rumiar algo en su mente. No había querido entrar en detalles, las profundas heridas cubiertas por maquillaje de su cuerpo, las marcas de cigarrillos de su estómago, las de correa de su espalda, la cicatriz que tenía en la cabeza, cubierta por su pelo, había milheridas físicas que no desaparecerían nunca, la que llevaba e su hombro, quemado, y ya con la piel recuperada, pero que siempre tenía que cubrir con base para que no se notase el tono rosado, tenía planeado taparla pronto para siempre con un tatuaje, pero era algo que debía plantearse bien, porque, aunque odiaba verlas, eran parte de ella, y le daban fuerza para enfrentarse a lo que se acercase.
- ¿A dónde vamos?- le preguntó, por fin, en la calle.- ¿Dónde podemos encontrar a Mizuki?- lo miró con curiosidad, temblando u poco al sentir el viento elevar la falda de su vestido y colarse entre la tela.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :41Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :Rookie Spirit
Alanna Tale
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