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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Noche en vela [Kagura]
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Noche en vela [Kagura]
El cielo había abandonado su brillante color azul para lentamente tornarse en un manto purpúreo, aún con ciertos rasgos diurnos trazándose moribundos en el horizonte, perdiéndose en éstos los últimos rastros del sol y sus rayos.
Bajo el vago par de luceros que comenzaban a asomarse en el firmamento, yacía sentada sobre sus rodillas la figura de Alba. Sus facciones estaban tensas, su iris fijo en el par de rocas que sus manos sostenían, golpeándolas entre sí una, y otra, y otra vez.
—No funciona…—comentó, dejándolas en el suelo para cambiarlas por un par nuevo.
Irguiéndose unos centímetros frente a sus rodillas, estaba la estructura de una fogata, aún apagada. Había visto la Tamer uno que otro programa de sobrevivencia como para encender fuego ocupaban un par de rocas, más ahora que aquella técnica se le era necesaria, sus escasos conocimientos al respecto no le estaban siendo de mucha ayuda.
—A lo mejor no lo haces lo suficientemente fuerte—comentó Tokomon—, ¿crees que podré encenderlo con una burbuja?
Una fulminante mirada fue la única respuesta que recibió.
—Solo vas a desarmarla, y créeme que eso es lo último que ahora necesitamos.
Tiró y cogió piedras varias veces más, cada intento aumentando su frustración. Consideró luego intentar con astillas, frotándolas unas entre otras a medida que intentaba provocar que de éstas escapara alguna chispa. De vez en cuando con las yemas de sus dedos revisó su temperatura, al verificar que ésta aumentaba, su motivación aumentaba y era así como continuó haciendo lo mismo para cuando oscureció.
Estaba ahora recostada contra un árbol, sin fuego, abrazando a Tokomon.
—Vamos a morir aquí—comentó Alba en un suspiro, dejando caer su cabeza y cerrando los ojos en un gesto de cansancio.
Ansiaba una siesta, más una mezcla entre frío y miedo la mantenían despierta y pendiente. Tokomon, por otro lado, acababa de caer dormido entre sus brazos, abrigado por el calor temporal y la delgada capa de pelaje que lo protegía. Para entonces la Tamer ya estaba comenzando a perder consciencia. Su mente le comenzó a fallar poco a poco, hasta que comenzó a cerrar los ojos, cada vez por periodos más largos. Llegó alguna vez a oír su nombre en lo que temió llamar un sueño, despertando abruptamente e, incluso, soltando a su Digimon.
—Alba, ¿qué ocurre?
La Tamer, recobrando ya su sentido de la realidad, se calmó.
—No, no es nada…
Se puso de pie, decidiendo finalmente mantenerse en movimiento. Tenía frío, los árboles se habían vuelto más altos y escasos a medida que caminaba por aquel camino empinado. Hace tiempo que se había percatado de que estaba subiendo a un monte, quizá algún tipo de cordillera. En un comienzo pensó que desde arriba podría encontrar algún lugar seguro donde descansar tranquila, más comenzaba a dudar sobre la altura que sería capaz de alcanzar. No como si la vista que tenía hasta ahora la motivara demasiado, pues no veía nada más que inmensas arboledas a la lejanía.
Tokomon no dijo palabra alguna y, por una vez siquiera, bajo la cabeza y cerró la boca, siguiendo los pasos de su Tamer. Entre tanto Alba, con un deje nostálgico en su mirada, pareció perderse a sí misma a medida que caminaba. El dolor en sus pies y el frío pasó a segundo plano a medida que su mente se inundaba en los recuerdos de algún día en vacaciones de verano.
El súbito sonido de pasos a la lejanía la trajeron de vuelta al mundo como si los auriculares que no llevaba puestos se le hubiesen sido arrebatados. Se volteó alerta junto con su Digimon que, a pesar de no ser precisamente amenazador, hizo lo posible por ponerse en guardia.
Por ahí, no muy lejos, había alguien más.
Bajo el vago par de luceros que comenzaban a asomarse en el firmamento, yacía sentada sobre sus rodillas la figura de Alba. Sus facciones estaban tensas, su iris fijo en el par de rocas que sus manos sostenían, golpeándolas entre sí una, y otra, y otra vez.
—No funciona…—comentó, dejándolas en el suelo para cambiarlas por un par nuevo.
Irguiéndose unos centímetros frente a sus rodillas, estaba la estructura de una fogata, aún apagada. Había visto la Tamer uno que otro programa de sobrevivencia como para encender fuego ocupaban un par de rocas, más ahora que aquella técnica se le era necesaria, sus escasos conocimientos al respecto no le estaban siendo de mucha ayuda.
—A lo mejor no lo haces lo suficientemente fuerte—comentó Tokomon—, ¿crees que podré encenderlo con una burbuja?
Una fulminante mirada fue la única respuesta que recibió.
—Solo vas a desarmarla, y créeme que eso es lo último que ahora necesitamos.
Tiró y cogió piedras varias veces más, cada intento aumentando su frustración. Consideró luego intentar con astillas, frotándolas unas entre otras a medida que intentaba provocar que de éstas escapara alguna chispa. De vez en cuando con las yemas de sus dedos revisó su temperatura, al verificar que ésta aumentaba, su motivación aumentaba y era así como continuó haciendo lo mismo para cuando oscureció.
Estaba ahora recostada contra un árbol, sin fuego, abrazando a Tokomon.
—Vamos a morir aquí—comentó Alba en un suspiro, dejando caer su cabeza y cerrando los ojos en un gesto de cansancio.
Ansiaba una siesta, más una mezcla entre frío y miedo la mantenían despierta y pendiente. Tokomon, por otro lado, acababa de caer dormido entre sus brazos, abrigado por el calor temporal y la delgada capa de pelaje que lo protegía. Para entonces la Tamer ya estaba comenzando a perder consciencia. Su mente le comenzó a fallar poco a poco, hasta que comenzó a cerrar los ojos, cada vez por periodos más largos. Llegó alguna vez a oír su nombre en lo que temió llamar un sueño, despertando abruptamente e, incluso, soltando a su Digimon.
—Alba, ¿qué ocurre?
La Tamer, recobrando ya su sentido de la realidad, se calmó.
—No, no es nada…
Se puso de pie, decidiendo finalmente mantenerse en movimiento. Tenía frío, los árboles se habían vuelto más altos y escasos a medida que caminaba por aquel camino empinado. Hace tiempo que se había percatado de que estaba subiendo a un monte, quizá algún tipo de cordillera. En un comienzo pensó que desde arriba podría encontrar algún lugar seguro donde descansar tranquila, más comenzaba a dudar sobre la altura que sería capaz de alcanzar. No como si la vista que tenía hasta ahora la motivara demasiado, pues no veía nada más que inmensas arboledas a la lejanía.
Tokomon no dijo palabra alguna y, por una vez siquiera, bajo la cabeza y cerró la boca, siguiendo los pasos de su Tamer. Entre tanto Alba, con un deje nostálgico en su mirada, pareció perderse a sí misma a medida que caminaba. El dolor en sus pies y el frío pasó a segundo plano a medida que su mente se inundaba en los recuerdos de algún día en vacaciones de verano.
El súbito sonido de pasos a la lejanía la trajeron de vuelta al mundo como si los auriculares que no llevaba puestos se le hubiesen sido arrebatados. Se volteó alerta junto con su Digimon que, a pesar de no ser precisamente amenazador, hizo lo posible por ponerse en guardia.
Por ahí, no muy lejos, había alguien más.
Alba Sans
Re: Noche en vela [Kagura]
La noche habia llegado a la montaña donde cierto joven de pelo plateado habia estado entrenando junto a su compañera digimon, habían montado un pequeño campamento en la helada sima cubierta por blanca nieve, y como habia traido un monton de cosas no tenia la necesidad de bajar a la falda de la montaña a buscar nada mas que un poco de agua de vez en cuando. estos eran uno de esos viajes como los que hacia con su difunto abuelo, esos duros entrenamientos en las montañas mas famosas de japón, los ejercicios constantes, las practicas de supervivencia y el habito de vivir y dormir prácticamente a la intemperie, todo lo hacia no solo para recordar a su abuelo, si no también como legado familiar y del antiguo clan ninja del que su abuelo le habia hablado tanto, esto era parte de su legado, parte de su sangre.
Aquel chico quien estaba practicando unos cuantos movimientos de combate con su compañera digimon, se encontraba un tanto cansado debido al arduo trabajo físico que llevaba haciendo sin parar desde la mañana de ese día, su compañera quien era una Renamon de pelaje plateado propuso una pausa a lo que él accedió, por un instante parecía que habia olvidado partir por un poco de agua, ya que se les habia acabado anteriormente al usarla para preparar alimentos instantaneos que aquel tamer habia traido antes de partir a aquel mundo digital.
-Tranquila yo iré esta vez por el agua, después de todo es fue mi culpa que toda la comida que trajera necesitara agua caliente -decía soltando una carcajada- Esta vez procurare traer lo suficiente.
La Renamon de hermoso pelaje plateado se le quedo mirando. -¿Seguro estaras bien?, ¿no preferirias que te acompañe? - Preguntaba algo preocupada por su tamer.
El chico solo se le quedó mirando unos instantes y sonrió levemente. - Vaya, ya comenzaste a preocuparte por mi y todavia ni me eh ido -
Mientras la digimon de pelaje plateado sufria un leve sonrojo solo desviaba la mirada y con un gesto de su mano le deseaba un buen viaje a su tamer.
Si bien solo se trataba bajar por el camino y subir por otro al traer el agua, el problema era que esa zona era habitada por digimons agresivos, a pesar de que Kagura y Renamon habían acabado con algunos de ellos para recaudar datos; Esta era la manera en que Renamon lograra volverse mas fuerte, absorbiendo los datos de digimon salvajes.
Esta es una de las razones por la cual tanto tamer y digimon viajaran por el mundo digital. En cuanto al chico, seguía en su búsqueda de poder y reconocimiento, seguía aquel ideal de su hermano mayor, seguía el sendero de un ninja, tal vez sonara algo ridiculo, tal vez fuera por ello mismo que siempre que lo imagina diciéndolo en voz alta acababa riendo, pero al fin de cuentas era el camino que eligió recorrer y no podía perder la oportunidad de vivir la aventura de su vida.
El chico tomo 2 baldes de metal y se dispuso a bajar en su búsqueda de agua mientras su compañera cuidaba el campamento, pues a pesar de haber acabado con unos cuantos digimon salvajes, tal vez podrían quedar algunos que pudiera robarle sus pertenencias.
Asi fue como paso el tiempo, el chico bajo apresurado con mucha facilidad, ayudado por su agilidad solo se dejaba caer por las partes mas empinadas y deslizaba sus pies en la tierra para frenar un poco. Una vez abajo, se dirigio al pequeño arrollo del cual sustrajo el agua, lleno los 2 baldes y bebió un trago de agua fresca directo del arroyo antes de partir.
Bajar fue algo sencillo, subir iba a ser lo complicado, pues para ello tenia que tomar otro camino, uno donde no estuviera tan rocoso o empinado, de lo contrario corría el riesgo de perder el agua que habia recolectado, tomo un sendero de arboles enormes, seguramente tardara un poco mas en llegar, pero no derramara ni una gota de agua.
Habia recorrido ya la mitad del camino, cuando vio a lo lejos, frente a él, 2 pequeñas sombras, una pareciera ser de forma humana, la otra le parecia familiar, claro, era la forma de un pequeño digimon. Trato de acercarse cuidadosamente, pues le habia entrado curiosidad, aquella sombra era de un humano o de un digimon, esto debido a que Kagura ya habia tenido experiencias no tan amistosas con digimons que tenían apariencia humana, por otro lado, si en verdad era humana y estaba acompañada por un digimon, lo mas seguro es que ella fuera otro tamer como él.
Kagura siempre ah sido un chico amable, pero no idiota, sabia que si era algún tamer y estaba por el lugar solo significaría 2 cosas, es una pobre alma desdichada perdida en el lugar o, era algún tamer buscando pelea para aumentar el poder de su digimon, por ello mismo se lo pensó 2 veces antes de acercarse lo suficiente como para ver de que se trataba.
Avanzo impulsado por la curiosidad, solo avanzo unos pasos antes de que descubriera a aquella joven chica, no pareciera tener mas de 18 años, a decir verdad pudo ver que solo era una pequeña acompañada de esa bola rosa de enorme boca que pudiera asegurar por la manera en que trataba de protegerla, era su digimon.
Kagura suspiro pesadamente, la tension que habia sentido se habia ido.- Ya veo... así que solo eras una niña después de todo, por un momento pensé que debía de preocuparme. -Dijo mientras la miraba, la preocupación volvió, la veía un tanto en mal estado, agotada, cansada, veía como se abrazaba a si misma, era evidente que aquella chica la paso muy mal. Sin pensarlo 2 veces corrió hacia ella sin importarle lo que su compañero digimon pudiera hacerle, tomo a la chica cargándola en brazos, casi olvidando a su compañero, con un movimiento de su pie lo logra elevar por los aires, para que este cayese sobre la joven logrando así, cargar a ambos y llevarlos los mas aprisa que podía hacia el campamento.
Lamento hacer esto repentinamente... - Miro a la bola rosa que no podía recordar a la especie que pertenece- si me muerdes... los dejare aquí a que mueran de frío, ¿entendiste? - Habian llegado ya al campamento, los coloco junto a la calidad y agradable fogata, pues a pesar de estar en el mundo digital, era evidente que estar tanto tiempo en el helado ambiente del lugar, pudiera generar hipotermia en los humanos.
El chico se quito la chaqueta negra, y con ella rodeo a la chica procurando abrigarla bien, no la miraba siquiera a su rostro, no quería molestarse si quiera en hablar, solo le importaba ver que ella pudiera recuperarse, después de esto, ellos seguirán su camino por separado, o eso pensaba Kagura.
Por otra parte, Renamon parecía sorprendida, esperaba que su tamer regresara con agua, no 2 invitados de ultima hora.
Aquel chico quien estaba practicando unos cuantos movimientos de combate con su compañera digimon, se encontraba un tanto cansado debido al arduo trabajo físico que llevaba haciendo sin parar desde la mañana de ese día, su compañera quien era una Renamon de pelaje plateado propuso una pausa a lo que él accedió, por un instante parecía que habia olvidado partir por un poco de agua, ya que se les habia acabado anteriormente al usarla para preparar alimentos instantaneos que aquel tamer habia traido antes de partir a aquel mundo digital.
-Tranquila yo iré esta vez por el agua, después de todo es fue mi culpa que toda la comida que trajera necesitara agua caliente -decía soltando una carcajada- Esta vez procurare traer lo suficiente.
La Renamon de hermoso pelaje plateado se le quedo mirando. -¿Seguro estaras bien?, ¿no preferirias que te acompañe? - Preguntaba algo preocupada por su tamer.
El chico solo se le quedó mirando unos instantes y sonrió levemente. - Vaya, ya comenzaste a preocuparte por mi y todavia ni me eh ido -
Mientras la digimon de pelaje plateado sufria un leve sonrojo solo desviaba la mirada y con un gesto de su mano le deseaba un buen viaje a su tamer.
Si bien solo se trataba bajar por el camino y subir por otro al traer el agua, el problema era que esa zona era habitada por digimons agresivos, a pesar de que Kagura y Renamon habían acabado con algunos de ellos para recaudar datos; Esta era la manera en que Renamon lograra volverse mas fuerte, absorbiendo los datos de digimon salvajes.
Esta es una de las razones por la cual tanto tamer y digimon viajaran por el mundo digital. En cuanto al chico, seguía en su búsqueda de poder y reconocimiento, seguía aquel ideal de su hermano mayor, seguía el sendero de un ninja, tal vez sonara algo ridiculo, tal vez fuera por ello mismo que siempre que lo imagina diciéndolo en voz alta acababa riendo, pero al fin de cuentas era el camino que eligió recorrer y no podía perder la oportunidad de vivir la aventura de su vida.
El chico tomo 2 baldes de metal y se dispuso a bajar en su búsqueda de agua mientras su compañera cuidaba el campamento, pues a pesar de haber acabado con unos cuantos digimon salvajes, tal vez podrían quedar algunos que pudiera robarle sus pertenencias.
Asi fue como paso el tiempo, el chico bajo apresurado con mucha facilidad, ayudado por su agilidad solo se dejaba caer por las partes mas empinadas y deslizaba sus pies en la tierra para frenar un poco. Una vez abajo, se dirigio al pequeño arrollo del cual sustrajo el agua, lleno los 2 baldes y bebió un trago de agua fresca directo del arroyo antes de partir.
Bajar fue algo sencillo, subir iba a ser lo complicado, pues para ello tenia que tomar otro camino, uno donde no estuviera tan rocoso o empinado, de lo contrario corría el riesgo de perder el agua que habia recolectado, tomo un sendero de arboles enormes, seguramente tardara un poco mas en llegar, pero no derramara ni una gota de agua.
Habia recorrido ya la mitad del camino, cuando vio a lo lejos, frente a él, 2 pequeñas sombras, una pareciera ser de forma humana, la otra le parecia familiar, claro, era la forma de un pequeño digimon. Trato de acercarse cuidadosamente, pues le habia entrado curiosidad, aquella sombra era de un humano o de un digimon, esto debido a que Kagura ya habia tenido experiencias no tan amistosas con digimons que tenían apariencia humana, por otro lado, si en verdad era humana y estaba acompañada por un digimon, lo mas seguro es que ella fuera otro tamer como él.
Kagura siempre ah sido un chico amable, pero no idiota, sabia que si era algún tamer y estaba por el lugar solo significaría 2 cosas, es una pobre alma desdichada perdida en el lugar o, era algún tamer buscando pelea para aumentar el poder de su digimon, por ello mismo se lo pensó 2 veces antes de acercarse lo suficiente como para ver de que se trataba.
Avanzo impulsado por la curiosidad, solo avanzo unos pasos antes de que descubriera a aquella joven chica, no pareciera tener mas de 18 años, a decir verdad pudo ver que solo era una pequeña acompañada de esa bola rosa de enorme boca que pudiera asegurar por la manera en que trataba de protegerla, era su digimon.
Kagura suspiro pesadamente, la tension que habia sentido se habia ido.- Ya veo... así que solo eras una niña después de todo, por un momento pensé que debía de preocuparme. -Dijo mientras la miraba, la preocupación volvió, la veía un tanto en mal estado, agotada, cansada, veía como se abrazaba a si misma, era evidente que aquella chica la paso muy mal. Sin pensarlo 2 veces corrió hacia ella sin importarle lo que su compañero digimon pudiera hacerle, tomo a la chica cargándola en brazos, casi olvidando a su compañero, con un movimiento de su pie lo logra elevar por los aires, para que este cayese sobre la joven logrando así, cargar a ambos y llevarlos los mas aprisa que podía hacia el campamento.
Lamento hacer esto repentinamente... - Miro a la bola rosa que no podía recordar a la especie que pertenece- si me muerdes... los dejare aquí a que mueran de frío, ¿entendiste? - Habian llegado ya al campamento, los coloco junto a la calidad y agradable fogata, pues a pesar de estar en el mundo digital, era evidente que estar tanto tiempo en el helado ambiente del lugar, pudiera generar hipotermia en los humanos.
El chico se quito la chaqueta negra, y con ella rodeo a la chica procurando abrigarla bien, no la miraba siquiera a su rostro, no quería molestarse si quiera en hablar, solo le importaba ver que ella pudiera recuperarse, después de esto, ellos seguirán su camino por separado, o eso pensaba Kagura.
Por otra parte, Renamon parecía sorprendida, esperaba que su tamer regresara con agua, no 2 invitados de ultima hora.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :255Ficha :Nivel On Rol :PerfectNivel On Rol de los Digi Aliados :Kiseki: ChampionIcono :Rango y Unidad :Kagura Tenshi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Kagura Tenshi
Re: Noche en vela [Kagura]
La seguidilla de eventos que vinieron a continuación ocurrió de formas confusas.
Continuaba Alba con su caminata por el bosque, luciendo en su rostro aquella cara de muerto viviente y sin seguir un rumbo en específico. Fue entonces cuando, de pronto, el suelo bajo sus pies dejó de ser el apoyo de sus plantillas. Un pequeño chillido abandonó sus labios al percatarse de que alguien la sostenía a poco más de un metro del suelo.
No como que la luz la ayudara a reconocer una figura clara, pero parecía ser un hombre, chico, ni idea. Estaba lista para gritar, más el amenazador tono de sus palabras hacia Tokomon la hizo abstenerse y guardar silencio.
Durante su corto periodo de estancia en el Digimundo había aprendido una que otra cosa, entre ellas estaba la siguiente: no todo aquello de figura humanoide sería un humano, mucho menos un aliado.
Aun así ni chistó cuando aquel extraño la tomó por la espalda y la cargó cuesta arriba. Una mezcla de cansancio y sorpresa la mantuvo pasmada y en silencio a medida que era llevada a quién-sabe-donde.
Finalmente quedó sentada junto a su Digimon frente al fuego, la tenue y cambiante luz que éste producía revelándole los rasgos de la pareja que ahora los acompañaba. El que la había llevado era un chico, unos años mayor que ella por lo que infirió.
A su lado iba un Digimon, con la apariencia de un zorro con figura humanoide, casi femenina. Su pelaje, de apariencia suave, era de un tono plateado brillante que, en un primer pensamiento, Alba sintió ganas de acariciar. Tras recaer en su severo rostro, aquella idea se esfumó rápidamente.
No fue hasta que él la cubrió que su chaqueta que Alba se aseguró de que aquello no era un secuestro.
—¿Quiénes son ustedes?—preguntó extrañada, antes de siquiera soltar un mísero gracias.
Continuaba Alba con su caminata por el bosque, luciendo en su rostro aquella cara de muerto viviente y sin seguir un rumbo en específico. Fue entonces cuando, de pronto, el suelo bajo sus pies dejó de ser el apoyo de sus plantillas. Un pequeño chillido abandonó sus labios al percatarse de que alguien la sostenía a poco más de un metro del suelo.
No como que la luz la ayudara a reconocer una figura clara, pero parecía ser un hombre, chico, ni idea. Estaba lista para gritar, más el amenazador tono de sus palabras hacia Tokomon la hizo abstenerse y guardar silencio.
Durante su corto periodo de estancia en el Digimundo había aprendido una que otra cosa, entre ellas estaba la siguiente: no todo aquello de figura humanoide sería un humano, mucho menos un aliado.
Aun así ni chistó cuando aquel extraño la tomó por la espalda y la cargó cuesta arriba. Una mezcla de cansancio y sorpresa la mantuvo pasmada y en silencio a medida que era llevada a quién-sabe-donde.
Finalmente quedó sentada junto a su Digimon frente al fuego, la tenue y cambiante luz que éste producía revelándole los rasgos de la pareja que ahora los acompañaba. El que la había llevado era un chico, unos años mayor que ella por lo que infirió.
A su lado iba un Digimon, con la apariencia de un zorro con figura humanoide, casi femenina. Su pelaje, de apariencia suave, era de un tono plateado brillante que, en un primer pensamiento, Alba sintió ganas de acariciar. Tras recaer en su severo rostro, aquella idea se esfumó rápidamente.
No fue hasta que él la cubrió que su chaqueta que Alba se aseguró de que aquello no era un secuestro.
—¿Quiénes son ustedes?—preguntó extrañada, antes de siquiera soltar un mísero gracias.
Alba Sans
Re: Noche en vela [Kagura]
Kagura sonrió levemente, se acercó a la joven invadiendo un poco su espacio personal, la tomo de sus mejillas con sus manos y la miró fijamente a los ojos. - Sabes... normalmente cuando alguien te salva de morir congelado en un oscuro y hostil bosque... lo primero que las personas suelen hacer es agradecer a sus salvadores.- Soltó a la joven dejando una pequeña barra de cereal en manos de ella y prosiguió. - Mi nombre es Kagura y el nombre de ella es Mizuki, yo mismo la nombre así por como brilla su hermoso pelaje cuando la luz de la luna cae sobre ella. -Hizo un breve pausa y siguió. - tiene suerte de que yo la encontrara, pudo haberse topado con algún digimon salvaje en esta zona, que por cierto, son muy agresivos contra los humanos. - La miro de pies a cabeza. - Podría saber ¿que demonios hace una chica como tu en este lugar?, sobre todo con tantos peligros y sin la compañía adecuada, sin ofender, pero esa bola rosada no podría defenderte de los peligros que hay en este lugar. - Al terminar de dirigirle estas palabras miro al compañero de la chica.
Deberías tratar de ser un poco mas delicado con ella, a juzgar por su aspecto le ah ido ya bastante mal como para que alguien le recalque que este lugar es peligroso. -Interfirio la Renamon de pelaje plateado. - Pero lo cierto es que no deberías estar sola por este lugar, es muy peligroso, aun no estas bien preparada para enfrentar los digimon de esta zona. - Termino con un sutil y ligero correctivo sobre la joven humana.
Bueno, con su permiso iré nuevamente por el agua que deje en el camino, después de todo no cenaremos nada sin agua. - Dejo en paz a la chica y se fue alejando caminando lentamente. - los dejare a tu cargo Mizuki, cuida que no se metan en problemas. - Dijo sin siquiera dar la vuelta para verlas, solo estirando la mano y sacudiendola como si se estuviera despidiendo.
Claro, los estare vigilando. - Decía la la digimon zorro mientras tomaba asiento frente a los invitados.
Deberías tratar de ser un poco mas delicado con ella, a juzgar por su aspecto le ah ido ya bastante mal como para que alguien le recalque que este lugar es peligroso. -Interfirio la Renamon de pelaje plateado. - Pero lo cierto es que no deberías estar sola por este lugar, es muy peligroso, aun no estas bien preparada para enfrentar los digimon de esta zona. - Termino con un sutil y ligero correctivo sobre la joven humana.
Bueno, con su permiso iré nuevamente por el agua que deje en el camino, después de todo no cenaremos nada sin agua. - Dejo en paz a la chica y se fue alejando caminando lentamente. - los dejare a tu cargo Mizuki, cuida que no se metan en problemas. - Dijo sin siquiera dar la vuelta para verlas, solo estirando la mano y sacudiendola como si se estuviera despidiendo.
Claro, los estare vigilando. - Decía la la digimon zorro mientras tomaba asiento frente a los invitados.
- Tamer & Digimon
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Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
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Renamon (Mizuki)
Rango: Soldado
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Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
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