Tan fácil como quitarle un dulce a un bebe [Priv. Shin-ah]

Tenías tu atención fija en la forma que tenía esta criatura cuyo nombre suena como el rey de esa novela ligera que leíste hace unas semanas. Aun con ese pensamiento en mente te encontrabas observando y moviendo esas cosas similares a orejas o lo que fuera así como esa punta que..., no se ni que representa.

Incluso al darle la vuelta te preguntabas porque la parte baja de su cuerpo tenía el fondo similar a un vestido, quiero decir, ¿Es su... piel? ¿Puedes levantarlo? Intentaste hacerlo mientras ignorabas que decía que le bajaras, no lo hacías, no es que su opinión fuera importante para ti de todos modos. Aun así, ese pequeño cabeza de búho vino a ti y te miraba como con intención de hacer lo mismo, no dudaste y solo soltaste a ese digimon para ir a por el otro, repitiendo el mismo proceso comenzaste a notar o ser más o menos consciente de su peso. Tenías dudas de si sería posible y le hiciste una señal a Sokar que se acercase a todos. No era como su pudieras hacer gran cosa pero..., tomando al pequeño recién nacido con la mano derecha, metiste tu mano en el bolsillo izquierdo mientras notabas a Sokar acercarse y como un disparo rápido sacaste el digivice de tu bolsillo para dispararle con el. Regresando a su forma de pagumon y apenas consciente de ello soltó un - ¡Hey, al menos avisa!

Ligeramente le diste una sonrisa por eso, porque de decirlo sabría que dirías - De estar atento hubieras esquivado... - Porque lo ha hecho... a veces...; en este caso pusiste tu mano libre cerca suyo después de guardar el digivice para que este saltase a tu mano; sosteniendo ahora dos en ambas manos, ligeramente uno más pesado que el otro, comenzaste levemente y decidido lanzaste uno arriba, lanzaste el otro de mano izquierda a derecha y luego atrapaste al que estaba en el aire con la izquierda. Hiciste esto de nuevo y de nuevo mientras mejorabas la velocidad.

- Son... ligeros... - No son tan ligeros, pero entran en el estándar; aunque si fueras más joven sin duda no podrías llevarlos correctamente de este modo.

El humano parecía no querer hacerte caso, y eso se podía notar claramente con la manera en la que te ignoró. Podrías haber pedido ayuda, pero a estas alturas hasta alguien como tú ya se había dado cuenta que el chico no tenía malas intenciones (o eso es lo que te gustaría pensar). En un acto de reflejo, moviste tus garras hacia la parte baja de tu cuerpo, no porque se tratase de un vestido o tu piel, sino porque te había colocado bocabajo y tener los brazos estirados a merced de la gravedad resultaba incómodo. Cerraste los ojos con fuerza una vez que la sangre se te subió a la cabeza y comenzaste a marearte, tomándote por sorpresa el momento en que el chico te liberó.

- ¡Ah!

La capa de hojas que habían bajo ustedes amortiguo tu caída, y mientras te recuperabas, observaste que el chico tomaba al recién nacido y al pequeño Sokar que ahora era… ¿Un pagumon?

- “Hmm… te imaginaba más tierno.”- Pensó refiriéndose a la forma de bebé que había adoptado Sokar. Observando como este se acercaba.

Una vez que terminaste de levantarte, entraste en pánico cuando Ez comenzó a hacer malabares con ambos digimon bebes, comenzando a balbucear sin saber hacia dónde moverse con temor de que alguno de ellos se cayese por error mientras el otro evaluaba los pesos.

- O-oye, ten más cuidado con ellos, por favor- Dijo preocupada.

Sin embargo, para aumentar aún más tu inquietud, Puwamon parecía estar divirtiéndose. Imaginándose a sí mismo como si estuviese volando y queriendo que lo arrojaran aún más arriba para ver qué tan cerca podía estar de las nubes.  

“Peque, no. Podrías lastimarte…”

Lastimarse..., ligeramente sonreíste escuchando eso - Ese es el chiste... pequeña... - Aceleraste un poco la dificultad intentando lanzarles mas alto, se hacía un poco más complicado pero te detendrías cuando se te cansara el brazo. En este caso, quedaba decirlo - Te caes, te lastimas..., vuelves a hacerlo...; asi es como se juega..., así es como aprendes... - En esta ultima parte pagumon se te cayó y cuando deberías recogerlo en su lugar instintivamente alzaste la rodilla para intentar pararlo como si fuera un balón de fútbol. Lo cual no fue bueno pues reaccionaste apenas a poco de intentar tirar un gol. Uf, luego se hubiera enojado, igual un golpe si se lo llevó.

El pequeño estaba bien al menos, por poco..., usando esas orejas acaricio la parte de su cabeza que recibió el golpe estaba enfadado lo suficiente para dirigirse a ti y comenzar a morderte la rodilla. Dolía, no mucho pero..., algo, realmente daban ganas de golpearlo pero en parte fue tu culpa así que supones que deberías remediarlo. ¿Pero cómo? ¿Dejar que te golpee? Realmente no eres tan así como para por golpear a alguien dejar que te peguen. Sino que le pregunten a Runari...; necesitabas pensar en algo..., rascabas tu cabeza mientras dejabas al pequeño búho abajo, necesitabas pensar bien esto, es difícil caminar y no parece querer soltarse. Necesitabas hacer que regresara un poco a sus sentidos, pero... eh...

hmm...

==> EZEQUIEL, EVOLUCIONAR A SOKAR

¿Qué clase de opción es esa? Aquí no se hace eso... creo..., supongo que no, es extraño de algún modo, simplemente consideraras hacerlo por ser la opción que tenías de todos modos. Tomando el digivice le apuntaste luego de considerar cierto pensamiento y disparaste hacia el mismo haciendo que comenzase a brillar y el mismo soltándote al notar lo que hiciste, iba a quejarse pero su voz se apago mientras tomaba algo de distancia por el rango que abarcaría. Aunque de todas las posibles elecciones, una vez la luz desapareció fuiste capturado por una gran mano, con la suficiente presión para lastimarte, considerado aun en ello para que sus uñas malditas no te tocasen y aun moderando la presión haciéndola dolorosa pero nada agonizante ni letal. Aun así fue molesto solo ser capturado y el observándote ante la molestia de evolucionarte de la nada sin su consentimiento.

Su leve movimiento de furia incluso le hizo ignorar a los demás, haciendo algo sorpresivo igual el hecho de que apareciera porque si, pero bueno, así es el...; el pequeño y cruel diablillo..., devimon, es gracioso verle ser tomado por sorpresa.

Tus garras quedaron completamente abiertas mientras no dejabas de quitarle la mirada a ambos digimon que rebotaban en las manos de aquel humano que los balanceaba como juguetes. Puwamon era el menos preocupado de esta situación mientras que tu tan solo te movías de izquierda a derecha con un manojo de nervios temiendo por el momento en el Ez cometiese un error y no los atrapase.

- ¡Ah!- En ese momento, Sokar se cayó de las manos del humano- ¿Te encuentras bien?- Preguntaste, sintiéndote sumamente mal por no haber sido lo suficientemente rápida para atraparlo primero.

Justo cuando decides acercarte lentamente para revisar su estado, Sokar comienza a morder la pierna de su amigo, provocando que te alarmaras aún más.

“Oh, no. ¿Ahora qué hago? ¿Qué hago?” Te quedas pensando mientras los miras a ambos tener su momento. Podrías usar uno de tus ataques para detenerlos, pero temes que eso pueda empeorar las cosas.

No tienes ni un solo minuto para pensar, pues la forma de Sokar cambia de forma, haciéndose ahora más grande y transformándose en un digimon más intimidante en apariencia, con unas enormes garras, unos colmillos igual de afilados y la marca del “mal” en su pecho.

- ¿So-sokar?

Su apariencia actual no era muy diferente a su etapa anterior. Sin embargo, no deja de sorprenderte. Mientras todavía procesas lo que sucede, el digimon captura al humano en su mano, haciendo la suficiente presión en su cuerpo para aparentemente lastimarte.

- ¡Por favor, ya no peleen!- Sueltas de repente, antes de volver adoptar una actitud tímida frente al otro digimon- Podemos… arreglar esto hablando, ¡como amigos que somos!- Caminas hacia donde está el grupo de fruta que habían recolectado antes y regresas con dos de ellas para ofrecerlas a tus compañeros- Me invitaste a comer con ustedes, Sokar. ¿Lo recuerdas? ¡Hagan las paces… y comamos juntos!

No tienes una gran idea de porque se le ocurre a este tipo darte una forma más peligrosa cuando estás intentando herirlo. Un día de estos no te detendrías a tiempo, le dirás eso y aun así haría oídos sordos por, no se, su propio... jodido... afán de emoción; realmente no tienes idea de porqué hace esas cosas.

Estás seguro que hay una vocecita diciéndote que te detengas, pero no suena como la vocecita de siempre. Hay un pequeño digimon allí, dos de hecho, tal vez deberías... aplastarlos...


"Segu..." "¿Volve...?" "...tás aq..." "¿P..."

...

"¿P..r.. q...?"

¿Cómo?

"¿Por... q....?"

Silencio.

"¿Por qué lo hiciste...?"

¿Por qué... lo hiciste...? Y con esa pregunta, viene a ti como un fuerte golpe; como una lanza pasando de tu espalda tras tus alas hacia tu pecho. Como si existiese el dolor físico en ello; como si fuera más que solo unas preguntas sin significado. Tu mano titubea y el tamer cae, en un principio ibas a hacer eso, ¿No? No lo recuerdas muy bien, debería ser así, no lo recuerdas muy bien; es tan complicado de terminar de entender; solo está allí; es algo demasiado fastidioso en el fondo pero... estás aun allí, ¿No?

- Estamos bien, somos hombres; o... hombre-digimon, no se; simplemente estamos acostumbrados a resolver las cosas con daño físico - El tamer habla, interrumpe y sientes que vuelves a pisar tierra, como si te hubieras ido, y como si alguien más estuviera por usurpar tu lugar; el agita sus brazos, parece que te excediste un poco al apretar. No terminas de preparar todas tus palabras, aire sale en lugar de sonidos y luego solo viene un - Si, supongo que realmente no pasa nada - Apartas la mirada, como si no quisieras mirar algo en particular; recuperas tu voz de nuevo. Sigues aquí... y eso te alivia.

El digimon parece haberte escuchado, aunque no estas segura el por qué  ha puerto una cara tan rara. De todas formas, Sokar deja de apretar al humano y ambos parecen estar bien, aunque no quede del todo claro sus razones por las cuales deban arreglar sus diferencias con daño físico.

- Amm… Ok, yo... ¡Me alegro por ustedes!- Dijiste, sonriendoles con timidez, esperando que no comenzaran a pelearse nuevamente justo cuando te voltearas- Eso significa… que podemos comer ahora, ¿no?

Ahora que Sokar parecía menos agresivo e intimidante que hace unos pocos minutos, te acercaste más hacia ambos llevando todavía consigo las frutas. Puwamon te siguió por al lado, dando rebotes por sobre las hoja para tratar seguirte el paso, hasta que te detuviste y dejaste las frutas en el suelo, antes de tomar impulso y picarlas ambas a la mitad con tus garras, bañadas en oscuridad. Cuando  acabaste, tomaste las mitades y comenzaste a repartirlas.

- Una para ti, una para mi…- Comenzaste a contar mientras le dabas una mitad de tu fruta a Puwamon, y apartabas tu parte- ...Y una mitad para Sokar y su amigo- Terminaste diciendo, acercándote y estirando tus brazos para entregarles una mitad a cada uno.

Cuando acabas, procedes a recoger tu parte para unirte a la merienda.

- Buen... ¡Buen apetito!

Puede que sonase raro, pero tu amiga una vez te comentó que decir “buen apetito” era la mejor manera de decir “buen provecho”. Te dijo que mucha gente pretende ser educada utilizando la expresión "buen provecho" para desearle una comida gustosa a quien está sentado a la mesa, sin percatarse de que su real significado implica una verdadera grosería. El "provecho" es lo que hacen los bebés cuando terminan de mamar: es un eructo, a veces acompañado por un vómito corto, que las madres promueven dándole palmadas sobre la espalda, para evitar que se le vaya al intestino y resulte en dolorosos gases.

Era una historia muy larga que leyó hace tiempo, pero en resumen, la expresión había sobrevivido como resabio entre los "hispanohablantes" el decir "buen provecho", que urge reemplazarse por "buen apetito", si lo que se busca es ser cortés y prevenir malentendidos.

OFF ROL: