Las vacaciones de verano [Priv. Runari, Zacharie, Vali]

De unos roqueríos en la costa se alza un delgado chico que viste una máscara de gato y una camiseta blanca de manga blanca con un corazón negro estampado. Sobre su hombro cuelga un bolso de playa manchado de sangre, tiene una mochila negra en la espalda y sostiene un quitasol con una mano. El joven camina por la playa entre las miradas de los demás playistas ya que no es de todos los días ver a un enmascarado caminando públicamente como si nada, pero a él no le importa ser el centro de atención, bajo la máscara está sonriendo de oreja a oreja, esta aliviado, se siente libre.
El enmascarado deja sus cosas sobre la arena una vez escoge una locación para detenerse. Del interior del bolso extrae una toalla que extiende sobre las blancas arenas y clava el quitasol junto a esta. Se recuesta en la toalla e inmediatamente abre su mochila de dónde saca su reproductor de música y un parlante portátil, los que inmediatamente enciende para poner una canción a todo volumen (Link Cancion). Él yace recostado de espaldas, escuchando la música, deja volar su mente,  comienza a revivir los hechos que ocurrieron hace unas horas, su crimen del día...


Botellas de cerveza vacías cubren la playa, una salina brisa de playa sopla serenamente, una chica se baña en el mar bajo la luz de la luna, es el final de una fiesta y ella es la la ultima que queda. Ella es ignorante, no sabe que es observada por un enmascarado.

-¡Mátala! destripa, mátala, apuñala, mata, mata ¡mata!- Dicen las voces en la cabeza del chico, ordenes que él ya no puede seguir resistiendo.

Cuando la muchacha sale del agua y se tambalea hacia su bolso y quitasol, el chico agarra su cuchillo con firmeza y corre hacia su víctima como un león que carga hacia su presa... La arena se tiñe de rojo, una estocada precisa produce una muerte rápida, la víctima no grita esta apenas noto el ataque.
El resto de la noche el chico cubre la sangre de arena, arrastra el cuerpo hacia unos roqueríos donde tira el cuerpo al agua para luego cubrirla de rocas para mantenerla sumergida, operación que tardo bastante tiempo en buscar y manipular las rocas para luego colocarlas sobre el cadáver sin que se caigan. Si todo sale según el plan los cangrejos se la comerán en el transcurso de los días hasta solo dejar huesos.
Al amanecer el chico ya está limpiando su cuchillo en el mar, es un momento de dicha ya que las voces se han ido y el momento es coronado con el sol que se alza lentamente.


Los recuerdos atormentan la mente del chico, pero a la vez siente alivio de no tener que escuchar más a aquellas voces que le atormentan día y noche cuando se hacen presentes, día y noche sin parar, privándolo de sueño e invadiendo sus pensamientos, finalmente puede descansar bajo un gran costo... ¿Pero que es uno más cuando ya perdiste la cuenta?

-I'm going off the rails on a crazy train-

La música suena hasta que se agotan las baterías, el chico duerme una siesta como las que no tomaba hace mucho, sin las voces molestando él puede conciliar el sueño aquella mañana, soñando con tiempos más simples, recuerdos olvidados y con personas que ya no están en este mundo, recuerdos que serán olvidados apenas despierte.
Al atardecer el chico despierta ente el sonido de gritos, pronto se da cuenta de que el alboroto es producido por un grupo de personas discutiendo porque el hijo de una pareja hizo que un hombre increíblemente gordo tropezara haciendo que su helado cayera al suelo. Él mira entretenido como se desarrolla el conflicto, pero pronto tiene el antojo de comer un helado, el chico saca un dispositivo de su pantalón y oprime un botón produciendo que la maquina se proyecte una luz que luego se materializa en una pequeña criatura redonda de color dorado y con dos cuchillos en la cabeza, su digimon Sakuttomon.

-¿Que dices pequeño, quieres helado?- Pregunta el chico.
-Yo quiero dos- Responde la criatura.

Zacharie se levanta del suelo, estira los músculos para luego guardar sus parlantes en su mochila y se marcha en busca de helado, siendo seguido por su compañero digital volviéndose rápidamente en el centro de atención al ser un "perro" muy extraño. Él deja el bolso y quitasol sin preocupación, al fin y al cabo no son su propiedad.

En un sector de la playa se acumulan muchas tiendas, formando un verdadero paseo comercial donde se pueden encontrar desde comida y joyas hasta tatuajes y masajes, hay una carpa, carrito o puesto para casi todo. Uno de esos puestos es un remolque con un enorme cono de helado en el techo para atraer a los clientes como las moscas a la miel, es una estrategia que se muestra bastante efectiva ya que hay una pequeña línea de gente esperando por su postre, sin embargo e chico se cuela en la línea y para cuando es su turno él pone el dinero sobre el mesón junto con su reproductor de música y un cargador.

-¡Tu! guardián del helado, quiero que cargues eso y dame tres helados... hmmm... menta, chocolate y fresa en ese orden, sin conos, en un vaso- Ordena el chico mientras apunta con el dedo al heladero.

Cuando él recibe sus helados pone dos en el suelo para que su digimon los coma, el chico se apoya contra el remolque y sube un poco su máscara para poder comer su helado de chocolate mientras espera que su aparato se recargue.

Comenzó a caminar, paseando con la mirada perdida pues, se hallaba pensando sobre diversos asuntos, tenia mucho que perfeccionar, cartas que agregar a su mazo de cartas para empezar, con mas variedad de estas, podría tener una mayor variedad de combos, a su vez mayor poder, poder que necesitaría para alcanzar el siguiente nivel, un circulo vicioso, un camino largo hacia la cima, hacia sus metas.

Su concentración era tal, que cuando ya se habia dado cuenta, estaba caminando ya a mitad de la playa pública, abandonando la tranquilidad de su playa privada, observó por todas partes al enorme grupo de personas, personas que tomaban el sol, niños que jugaban en la arena, jovenes preciosas que coqueteaban desbordando sus encantos femeninos con trajes de baño que, con enorme escote y tirantes muy delgados, dejaban poco a la imaginación, fijarse en este tipo de mujeres provoco un enrojecimiento en el rostro de Kagura. Mizuki por otra parte estaba que hacia silenciosas rabietas, pues muy a su pesar, no pudo lograr llamar la atención de su tamer de la misma forma que aquellas humanas desvergonzadas lo hacían.

La joven digimon que aún estaba en su disfraz de chica, dio una punzada con una de sus uñas al brazo de su atontado tamer, Kagura dio un pequeño salto de dolor pero al menos su mente volvió a la normalidad, despejada de cualquier pensamiento impuro que cualquier chico de su edad tendría, logro divisar un puesto de helados a lo lejos, observo algo avergonzado a su compañera, estaba molesta, definitivamente, no se saldría de esta facilmente, o ¿si?.

La solución fue sencilla a decir verdad, a Mizuki le encantaba que Kagura le tomara en cuenta, sin duda alguna muy en el fondo era simplemente una niña mimada, un pequeño parecido que este ser digital tiene con la hermana del chico de pelo plateado, por ello mismo, Kagura la tomo de la mano y de un jalón se la llevo al local a comprar un helado para su ahora apenada y sonrojada compañera. - A-a-amo Kagura...- Susurraba con una encantadora y dulce voz, su adorable y linda apariencia sacaba suspiro entre los jóvenes varones que estaban en la playa, no era para menos esperarlo, ver una chica joven reaccionar de esa forma, poner una expresión de rostro rojo y apenada, era casi algo sacado de un manga.

Ah, no tienes porque poner ese rostro mi adorable Mizuki, estoy encantado de tenerte a mi lado. Lo menos que podria hacer es comprarte un helado. -Dijo el chico que con tales palabras provocando la rabieta por envidia en varios chicos por el hecho de tener la compañía de tal chica adorable, esto sin que ellos supieran que tras esa carita se ocultaba una criatura digital y que el chico que peli plateado que estaba con ella en realidad la veía como si fuera casi una mascota, solo era mera coincidencia aquel trato tan fraternal, o tal vez no, después de todo, aquel comportamiento que tenia esa digimon, le recordaba mucho a su hermana, puede por ello mismo la tratara tan bien.

Un helado de vainilla con jarabe de chocolate y uno de chocolate con chispas de colores por favor. -Indicó al comerciante al llegar su turno de pedir, tomó su pedido dándole el helado de chocolate a su compañera y quedándose el con la de vainilla.

OFF: Espero que no les importe si me uno dado que el tema es público. Si tienen alguna objección, pueden mandarme un MP y retiraré mi mensaje ^^

ON: Por primera vez en mucho tiempo, Vali Lucifer había vuelto a su hogar, a su ciudad, al Mundo Humano. Desde que conoció a Albion muchas cosas habían sucedido, todas en el Mundo Digital: había conocido a Hatsune Miku, una muy posible muchacha que formaría parte de sus futuros planes; había establecido contacto con las tres grandes facciones del Mundo Digital: Union Savers, Royal Knights y Chaos Empire, enemistándose con un miembro de éste último grupo y robándole su propio Espíritu Digital; había desbloqueado nuevos poderes que le permitían transformarse en numerosos Digimon: Lucemon, Angemon, Lucemon Falldown Mode o, su más reciente adquisición, HolyAngemon. Según Albion, el Spirit que residía dentro de su Digivice y de su mente, había avanzado más rápido de lo que se había imaginado nunca. Mencionaba que, aunque era un novato aún, resultaba ser un prodigio, un Tamer persistente que perseguía sus sueños, como un cazador que iba tras su presa. Y, aunque aún no había ser lo suficientemente poderoso para empezar su " guerra" particular, había vuelto a aquella ciudad que tantos infortunios le habían causado.

¿Y exactamente por qué te encuentras aquí?- preguntó el dragón espectral de color blanco puro que aparecía en su mente siempre que quería comunicarse telepáticamente con su recipiente.

Soy un artista y un pianista. Y sé que soy bastante bueno en ambos campos, especialmente en el de la música. Tienes acceso a mis pensamientos y a mis recuerdos, también deberías saberlo, sensei- comentó telepáticamente de una manera arrogante, mientras caminaba a través del camino que ascendía hasta el acantilado, pasando justo por la zona al lado de las tiendas.

Entonces su vista se dirigió hacia un ser dorado, similar a un perrito con armadura brillante quien acompañaba al que parecía ser su Tamer, quien vestía una curiosa máscara de gato. Curioso, el chico de cabello grisáceo y figura atractiva, se colocó en cuclillas, como si eso le permitiese concentrarse mejor, dejando caer sus brazos sobre sus rodillas desnudas que se encontraban debajo del final de sus cortos pantalones veraniegos de color azul oscuro. Sobre éstos reposaba una camiseta blanca con un dragón de color celeste dibujado en ella. Por último, sus pies estaban cubiertos por zapatillas de deporte de verano.

Entonces, su vista cambió. Se fijó en una chica que andaba cerca, con una larga melena y siendo acompañada por un Koromon. Al igual que la anterior pareja, pareció estar comiendo un helado, aunque cabía decir que el Koromon parecía que se iba a atragantar de un momento a otro, pues su Tamer había metido el alimento en su boca de una manera demasiado brusca, mientras que el dorado parecía, cada vez más, un can, pues comía del propio suelo los helados que su Tamer le había comprado.

No sabía yo que tener un Digimon era una cosa tan normalizada- seguía sonriendo, divertido, recorriendo con su vista el lugar, en busca de posibles Digimon, sin encontrarlos- Albion, ¿quién es ese Doradito?- preguntó telepáticamente a aquél antiguo guerrero Digimon que residía en su Digivice.

Sakuttomon, un Digimon Arma, al igual que Spadamon. Son Digimon capaces de transformarse en el arma que ellos deseen y combinarse con otros seres, humanos incluidos... Se tratan de Digimon muy raros- las palabras de Albion hicieron que el atractivo chico de la veintena de edad esbozase una sonrisa picarona, mientras se frotaba su barbilla con los dedos, pensativo.

Sería una buena adquisición para nuestra campaña...- entonces pudo observar que un buen numero de voces, masculinas especialmente, se dirigían hacia otra pareja, un chico y una atractiva pero menuda chica caminaban hacia la tienda de helados de la que habían salido los otros "sujetos" de observación. Reconoció al instante a ese chico, era el dueño de una cadena de maid cafes bastante famosilla- Vaya vaya vaya... ¿Qué tenemos aquí?- sonrió, sin importar llamar la atención de cualquier persona que mirase en esa dirección- ¿Sabes cómo se ganan las guerras hoy en día, Albion? Dos cosas: dinero y poder. Y precisamente tenemos un poco de ambas frente a nosotros...- el chico seguía observando al extraño grupo, divertido, mientras mantenía la posición de cuclillas en la que se encontraba y se llevaba una mano a su bolsillo para extraer una chocolatina que, inmediatamente después de quitar el envoltorio, se llevó a su boca- Ah, sí. También he vuelto por esto. Están deliciosas.