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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
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Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Sigrun estaba molesta, no molesta no era la palabra ideal, furiosa tal vez. Mientras veía como aquellos tres se alejaban, se las había ingeniado para crear un nuevo campo digital para que ahora volvieran a escaparse. Sentía unas ganas terribles de ir tras ellos para que sintieran todo el poder de Ulforce, de haber estado en el Mundo Digital, no habría dudado ni un segundo, pero aquello era el Mundo Humano. Debía controlarse.
Cerró los ojos y respiró hondo, tratando de serenarse. Por su parte, Ulforce sólo ocultó la espada y apartó la mirada del trio que se alejaba. Seimei también parecía muy molesto con toda esta situación, pero el también trató de calmarse y sugirió volver a la cafetería del hotel. Aunque Max sugirió dividirse en dos grupos.
- Seimei tiene razón, deberíamos dejar que ella solucione esto. Si yo me metiera más en el asunto me arriesgaría a que descubrieran a Ulforce, por su tamaño es más difícil de ocultar. Además… - dijo antes de acariciar a Maya- No quiero exponerla a más peligro.
En ese momento tres Wizardmons aterrizaron en la azotea y apoyaron su rodilla en el suelo inclinándose ante sus superiores.
- Lady Sigrun, Lord Ulforce. Hemos logrado eliminar vuestro rastro por la zona. Los humanos que vieron a los digimons no recordarán nada, y aquellos que lograron grabaros o haceros fotos les hemos borrado los archivos.- informó uno de ellos- ¿Cuáles son vuestras ordenes?
Sigrun dijo a los digimons que esperaran y se dirigió a Max, al que le había visto un papel para inscribirse en los Union Saver.
- Espero que logres convertirte en un buen Union Saver, Max. No voy a ser tu superior, ni tengo autoridad para ordenarte nada, pero de serlo, te ordenaría que te tomaras un descanso. Has hecho un buen trabajo con los digimons de antes, tanto tu como tu compañero - luego volvió la vista hacia Yoko y su compañera- Y vosotras también. A pesar de tener aún un nivel bajo os habéis desenvuelto bien. No niego que me gustaría teneros en mis filas a ambos. Y ahora vayamos a celebrar ese cumpleaños mientras vemos las noticias por si acaso. ¿Qué os parece? – añadió con una sonrisa.
Tras eso regresó con los Wizardmon, que la esperaban en la misma posición, mostrando un profundo respeto.
- Extended la niebla hacia abajo del edificio, una vez que ya estemos a salvo de miradas humanas deshacedla y regresad a la base- ordenó- Tomaros el resto del día libre.
- Muchas gracias, Lady Sigrun- dijo uno de los magos agradecido.
Los tres digimons se levantaron y empezaron a extender el campo de niebla para que cubriera el edificio, incluyendo las calles de alrededor. Tras esto, Sigrun le pidió a Ulforce que la bajara a ella y a Maya primero. Para que la perrita pudiera estar con su dueña durante el trayecto y estar más tranquila. Podría haber llevado a alguien más pero Sigrun prefirió que su compañero usara las dos manos para sujetarla bien. Una vez ambas abajo, el Royal Knight volvió a elevarse para recoger a los restantes, aunque se dio cuenta de que Seimei no parecía tener intención de que lo bajaran. Por lo que, en ese segundo trayecto, llevó a Max, Yoko y a sus digimons.
Con todos abajo, Ulforce se metió de nuevo en el digivice de Sigrun y pudieron ver como el campo de niebla iba desapareciendo, una vez los digimon ya estaban a salvo de ser descubiertos.
Cerró los ojos y respiró hondo, tratando de serenarse. Por su parte, Ulforce sólo ocultó la espada y apartó la mirada del trio que se alejaba. Seimei también parecía muy molesto con toda esta situación, pero el también trató de calmarse y sugirió volver a la cafetería del hotel. Aunque Max sugirió dividirse en dos grupos.
- Seimei tiene razón, deberíamos dejar que ella solucione esto. Si yo me metiera más en el asunto me arriesgaría a que descubrieran a Ulforce, por su tamaño es más difícil de ocultar. Además… - dijo antes de acariciar a Maya- No quiero exponerla a más peligro.
En ese momento tres Wizardmons aterrizaron en la azotea y apoyaron su rodilla en el suelo inclinándose ante sus superiores.
- Lady Sigrun, Lord Ulforce. Hemos logrado eliminar vuestro rastro por la zona. Los humanos que vieron a los digimons no recordarán nada, y aquellos que lograron grabaros o haceros fotos les hemos borrado los archivos.- informó uno de ellos- ¿Cuáles son vuestras ordenes?
Sigrun dijo a los digimons que esperaran y se dirigió a Max, al que le había visto un papel para inscribirse en los Union Saver.
- Espero que logres convertirte en un buen Union Saver, Max. No voy a ser tu superior, ni tengo autoridad para ordenarte nada, pero de serlo, te ordenaría que te tomaras un descanso. Has hecho un buen trabajo con los digimons de antes, tanto tu como tu compañero - luego volvió la vista hacia Yoko y su compañera- Y vosotras también. A pesar de tener aún un nivel bajo os habéis desenvuelto bien. No niego que me gustaría teneros en mis filas a ambos. Y ahora vayamos a celebrar ese cumpleaños mientras vemos las noticias por si acaso. ¿Qué os parece? – añadió con una sonrisa.
Tras eso regresó con los Wizardmon, que la esperaban en la misma posición, mostrando un profundo respeto.
- Extended la niebla hacia abajo del edificio, una vez que ya estemos a salvo de miradas humanas deshacedla y regresad a la base- ordenó- Tomaros el resto del día libre.
- Muchas gracias, Lady Sigrun- dijo uno de los magos agradecido.
Los tres digimons se levantaron y empezaron a extender el campo de niebla para que cubriera el edificio, incluyendo las calles de alrededor. Tras esto, Sigrun le pidió a Ulforce que la bajara a ella y a Maya primero. Para que la perrita pudiera estar con su dueña durante el trayecto y estar más tranquila. Podría haber llevado a alguien más pero Sigrun prefirió que su compañero usara las dos manos para sujetarla bien. Una vez ambas abajo, el Royal Knight volvió a elevarse para recoger a los restantes, aunque se dio cuenta de que Seimei no parecía tener intención de que lo bajaran. Por lo que, en ese segundo trayecto, llevó a Max, Yoko y a sus digimons.
Con todos abajo, Ulforce se metió de nuevo en el digivice de Sigrun y pudieron ver como el campo de niebla iba desapareciendo, una vez los digimon ya estaban a salvo de ser descubiertos.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
La batalla había terminado. No la de los invasores que, por intenciones que Roku desconocía, querían atacar a los tamers y generar caos en el mundo humano, sino la de los propios agentes de la ley para con su persona. Él no entendía esa caza de brujas, pues todo lo que hizo fue por proteger Shibuya, implicándose en una batalla que no era la suya. Qué le movió a pelear, a arriesgar su tapadera y su integridad en una cruenta batalla alargada más de lo deseado. Quizás su ética, la humanidad que le quedaba, su deber cívico, o algo más apremiante.
Quizás solo quería sentir, por una vez, qué era “ser un Tamer”.
Deparó en el estado de Sigrun, la cual estaba herida también, pero no en su cuerpo. Ella se sentía frustrada e impotente ante la situación, como dejaba claro en sus ojos cerrados y sus exhalaciones, apretando sus puños. Él estaba siendo egoísta pensando que era el único damnificado por aquella situación. A saber qué monstruos digitales habían tenido que enfrentar, sin contar que igual tenían a sus familias en Shibuya. Sí, su actitud no había estado bien.
-Tranquila, ya ha pasado todo -dijo posando su mano en el hombro de la chica, mientras que el tamer respondía a su acusación inicial- ¿”No soy miembro de los Union Savers”? Eso no es una excusa para no actuar -esto lo decía por su propia experiencia, ya que se enfrentó al digimon que se les escapó en la contienda-. Y lamento decirte que esa forma de pensar es errónea. Dices que vienen “digimons malvados” a nuestro mundo, sí. No puedo refutar eso. ¿Pero quién trajo al tal Blurr? -lo apuntó con el dedo- Del mismo modo que los humanos pueden invadir su mundo, tienen el derecho de atacarnos. ¿Y qué hacemos, matarnos como bestias salvajes? -expiró pesadamente- Así solo conseguimos una Guerra Mundial o que nos exterminemos. Más que “los tamers existimos para acabar con los malos”... Preferiría que intentasen ver qué les ha llevado a eso, comprenderles a ello, y así, a su mundo.
Por supuesto esto nacía del hecho intrínseco de que él se adscribía más a esos invasores, habiendo perturbado el orden en el mundo digital y, a su vez, en el humano. No era un tamer, ni digimon, ni tampoco humano. Una figura que oscila entre tantas realidades, ¿qué acaba siendo en realidad? La pelirroja habló, y esta dejó caer una idea que permitía seguir con su razonamiento.
-A eso me refiero -mientras el chico recogía los papeles, siguió hablando-. Es su primer día, y no se están matando entre ellas. Sí, tienen un digivice que las une, pero, de no existir, ¿tan diferente sería la situación? Igual la pequeña acaba siendo un digimon como Shadowcomosellame, o lo opuesto, no lo sé... Pero en sí, si nadie les explica qué somos, cómo vivimos, y solo nos ven llegar, usar un digimon, e impedirles ser ellos mismos, ¿no es normal que se subleven? -la conclusión era desagradable y obvia- Para ellos, los tamers son “los malos”.
Él afirmaba no acabar comportándose del mismo modo; de nuevo, algo a largo plazo. Nadie podía confirmar su futuro de un modo tan solemne. Exponiendo la situación, el nuevo US (o al menos, a futuro) afirmaba que debían dividirse para detener al digimon corrupto y evaluar la situación, comentando las chicas que era mejor atender a lo segundo.
-Reconozco que es personal, pero en caso de que haya que ir a detenerlo, pese a todo lo que he dicho, no dudaré en arrancarle la cabeza de cuajo.
Los digimons ataviados con negras túnicas llegaron, y casi por instinto se distanció de la valquiria, alejando su mano, pues por el trato que le daban debía de ser tropas a su mando, y él no pintaba nada. Después de proporcionar las directrices pertinentes, el digimon de esta ayudó en el descenso. Regresó para ayudar a los otros tamers, y con un gesto de la mano, Roku rechazó la oferta. Para descender solo necesitaba ver si había gente en la calle, pues el método no iba a ser muy discreto. Más que un hombre-dragón azulado y volador, eso sí. Se asomó y deparó que habían tomado un camino sin civiles.
-Ehm, me he quedado calladito pero que sepas... Que eso que has dicho es muy acertado... Y bonito... Casi diría que tienes un corazón más grande del que quieres demostrar...
-No vas a decir eso cuando veas cómo vamos a bajar -se alejó de la cornisa y preparó su digivice-. No me guardes rencor, ¿de acuerdo?
-¿Y por qué debería...?- el humano pasó a ser un Dracumon tras una breve transformación- No -se dirigió corriendo al abismo- ¡No! -y, por supuesto, saltó al vacío- ¡Noooooo! ¡Mi cuerpo serrano no! ¡Usa el samurai!
Ganando velocidad, el digimon rookie fue calculando, y cuando estaba a unos metros del suelo, dando una patada a la pared, se propulsó hacía delante, pasando la energía de la caída a un lanzamiento lateral. Recubriendo sus manos de energía, apostó los nudillos y se deslizó, perdiendo arranque, y frenándose. De este modo, descendió, como afirmaba, sin ayuda, regresando a su forma humana y acercándose al grupo tranquilamente, silbando.
-Ah, y feliz cumpleaños.
Quizás solo quería sentir, por una vez, qué era “ser un Tamer”.
Deparó en el estado de Sigrun, la cual estaba herida también, pero no en su cuerpo. Ella se sentía frustrada e impotente ante la situación, como dejaba claro en sus ojos cerrados y sus exhalaciones, apretando sus puños. Él estaba siendo egoísta pensando que era el único damnificado por aquella situación. A saber qué monstruos digitales habían tenido que enfrentar, sin contar que igual tenían a sus familias en Shibuya. Sí, su actitud no había estado bien.
-Tranquila, ya ha pasado todo -dijo posando su mano en el hombro de la chica, mientras que el tamer respondía a su acusación inicial- ¿”No soy miembro de los Union Savers”? Eso no es una excusa para no actuar -esto lo decía por su propia experiencia, ya que se enfrentó al digimon que se les escapó en la contienda-. Y lamento decirte que esa forma de pensar es errónea. Dices que vienen “digimons malvados” a nuestro mundo, sí. No puedo refutar eso. ¿Pero quién trajo al tal Blurr? -lo apuntó con el dedo- Del mismo modo que los humanos pueden invadir su mundo, tienen el derecho de atacarnos. ¿Y qué hacemos, matarnos como bestias salvajes? -expiró pesadamente- Así solo conseguimos una Guerra Mundial o que nos exterminemos. Más que “los tamers existimos para acabar con los malos”... Preferiría que intentasen ver qué les ha llevado a eso, comprenderles a ello, y así, a su mundo.
Por supuesto esto nacía del hecho intrínseco de que él se adscribía más a esos invasores, habiendo perturbado el orden en el mundo digital y, a su vez, en el humano. No era un tamer, ni digimon, ni tampoco humano. Una figura que oscila entre tantas realidades, ¿qué acaba siendo en realidad? La pelirroja habló, y esta dejó caer una idea que permitía seguir con su razonamiento.
-A eso me refiero -mientras el chico recogía los papeles, siguió hablando-. Es su primer día, y no se están matando entre ellas. Sí, tienen un digivice que las une, pero, de no existir, ¿tan diferente sería la situación? Igual la pequeña acaba siendo un digimon como Shadowcomosellame, o lo opuesto, no lo sé... Pero en sí, si nadie les explica qué somos, cómo vivimos, y solo nos ven llegar, usar un digimon, e impedirles ser ellos mismos, ¿no es normal que se subleven? -la conclusión era desagradable y obvia- Para ellos, los tamers son “los malos”.
Él afirmaba no acabar comportándose del mismo modo; de nuevo, algo a largo plazo. Nadie podía confirmar su futuro de un modo tan solemne. Exponiendo la situación, el nuevo US (o al menos, a futuro) afirmaba que debían dividirse para detener al digimon corrupto y evaluar la situación, comentando las chicas que era mejor atender a lo segundo.
-Reconozco que es personal, pero en caso de que haya que ir a detenerlo, pese a todo lo que he dicho, no dudaré en arrancarle la cabeza de cuajo.
Los digimons ataviados con negras túnicas llegaron, y casi por instinto se distanció de la valquiria, alejando su mano, pues por el trato que le daban debía de ser tropas a su mando, y él no pintaba nada. Después de proporcionar las directrices pertinentes, el digimon de esta ayudó en el descenso. Regresó para ayudar a los otros tamers, y con un gesto de la mano, Roku rechazó la oferta. Para descender solo necesitaba ver si había gente en la calle, pues el método no iba a ser muy discreto. Más que un hombre-dragón azulado y volador, eso sí. Se asomó y deparó que habían tomado un camino sin civiles.
-Ehm, me he quedado calladito pero que sepas... Que eso que has dicho es muy acertado... Y bonito... Casi diría que tienes un corazón más grande del que quieres demostrar...
-No vas a decir eso cuando veas cómo vamos a bajar -se alejó de la cornisa y preparó su digivice-. No me guardes rencor, ¿de acuerdo?
-¿Y por qué debería...?- el humano pasó a ser un Dracumon tras una breve transformación- No -se dirigió corriendo al abismo- ¡No! -y, por supuesto, saltó al vacío- ¡Noooooo! ¡Mi cuerpo serrano no! ¡Usa el samurai!
Ganando velocidad, el digimon rookie fue calculando, y cuando estaba a unos metros del suelo, dando una patada a la pared, se propulsó hacía delante, pasando la energía de la caída a un lanzamiento lateral. Recubriendo sus manos de energía, apostó los nudillos y se deslizó, perdiendo arranque, y frenándose. De este modo, descendió, como afirmaba, sin ayuda, regresando a su forma humana y acercándose al grupo tranquilamente, silbando.
-Ah, y feliz cumpleaños.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Mientras se encontraban en el edificio y guardaba los papeles, el chico cuyo Digimon se encontraba en ese preciso instante descansando sobre la cabeza de su Tamer, escuchó de parte de todos los allí presentes que sería mejor que Ashe y Gato se ocuparan de Blurr. Lo entendía, Seimei estaba bastante cabreado con ellas dos por soltar tal Digimon libre por la ciudad, mientras que Sigrun no podría hacer gran cosa sin arriesgarse a causar una disputa entre los clanes Royal Knights y Union Savers... Y tanto él como Yoko no tenían la fuerza suficiente como para detener a Blurr. Así que todo recaía en manos de Ashely... Esperaba que pudiesen arreglar el estropicio...
Sin más dilación, pudo comprobar que, después de hablar con sus subalternos Wizardmons, Sigrun, la mismísima sublíder de los Royal Knights se dirigió hacia su posición y le felicitó por la labor que él y Xorem habían realizado. No se esperaba tal elogió por lo que sonrió amargamente, mientras miraba en la dirección al hospital, que se encontraba en la dirección opuesta a la que Ashe y Gato se habían llevado a Blurr.
No soy tan bueno. Debo ser más fuerte...- la última frase la dijo casi en un sussurro, aunque estaba seguro que cualquiera que estuviese allí podría haberle oído. Sin embargo, no pronunció ninguna palabra más, mientras su mirada seguía fija en el mismo edificio. Era allí adonde habían trasladado a Natsuki, después del incidente ocurrido en el Coliseo. Sabía que había aparecido su propia cara en numerosos periódicos del Digimundo. Le trataban como un héroe tras desenmascarar los planes de Summoner... Un héroe trágico, pues su novia había quedado en estado de coma y la compañera de ésta había muerto en la batalla. Sin embargo, su atención volvió a sus compañeros, a quienes sonrió con su característica y amable sonrisa antes de que comenzasen a preocuparse por él. Entonces, los tres Wizardmons se dispusieron a extender la niebla que había rodeado al breve "campo de batalla" siguiendo las órdenes de la sublíder, para que, acto seguido, Ulforce bajase de allí a su Tamer y a la mascota de la muchacha de cabello plateado. Mientras el peliverde observaba cómo Ulforce subía de nuevo al alto edificio, el chico miró a la pelirroja.
Sé que no nos conocemos de nada. Y que quizás no soy el más adecuado. Pero te voy a dar mi número de teléfono, por si tienes alguna duda con esto de ser Tamer. Tengo que presentarte a Jijimon.- mencionó el muchacho para después decirle su número de teléfono a la novata Yoko Littner.
Acto seguido, Ulforce volvió a subir hacia la azotea y, mientras cogía a Yoko y a Max entre sus brazos y estos hacian lo propio con sus compañeros Digimons, Seimei rechazó la invitación del Royal Knight, mientras éste se transformaba en un diminuto monstruito, con el que bajaría de un saltó momentos después.
Al llegar al suelo, Ulforce volvió a meterse en el Digivice de Sigrun, mientras que veían a Seimei acercarse una vez más, volviendo a su etapa humana y silbando, tranquilamente, para después felicitar el cumpleaños a Maxwell, a lo que el peliverde hizo una reverencia de gratitud, para después mirar tanto a Sigrun como a Seimei.
Seré más débil que vosotros... Pero como no curemos esas heridas, os quedáis sin tarta... Y os advierto que soy muy buen repostero.- con una sonrisa triunfante, miró a la pareja de Tamers heridos, para después mirar a Yoko, que también había recibido un pequeño rasguño- lo mismo te digo a ti, señorita.
Sin más dilación, pudo comprobar que, después de hablar con sus subalternos Wizardmons, Sigrun, la mismísima sublíder de los Royal Knights se dirigió hacia su posición y le felicitó por la labor que él y Xorem habían realizado. No se esperaba tal elogió por lo que sonrió amargamente, mientras miraba en la dirección al hospital, que se encontraba en la dirección opuesta a la que Ashe y Gato se habían llevado a Blurr.
No soy tan bueno. Debo ser más fuerte...- la última frase la dijo casi en un sussurro, aunque estaba seguro que cualquiera que estuviese allí podría haberle oído. Sin embargo, no pronunció ninguna palabra más, mientras su mirada seguía fija en el mismo edificio. Era allí adonde habían trasladado a Natsuki, después del incidente ocurrido en el Coliseo. Sabía que había aparecido su propia cara en numerosos periódicos del Digimundo. Le trataban como un héroe tras desenmascarar los planes de Summoner... Un héroe trágico, pues su novia había quedado en estado de coma y la compañera de ésta había muerto en la batalla. Sin embargo, su atención volvió a sus compañeros, a quienes sonrió con su característica y amable sonrisa antes de que comenzasen a preocuparse por él. Entonces, los tres Wizardmons se dispusieron a extender la niebla que había rodeado al breve "campo de batalla" siguiendo las órdenes de la sublíder, para que, acto seguido, Ulforce bajase de allí a su Tamer y a la mascota de la muchacha de cabello plateado. Mientras el peliverde observaba cómo Ulforce subía de nuevo al alto edificio, el chico miró a la pelirroja.
Sé que no nos conocemos de nada. Y que quizás no soy el más adecuado. Pero te voy a dar mi número de teléfono, por si tienes alguna duda con esto de ser Tamer. Tengo que presentarte a Jijimon.- mencionó el muchacho para después decirle su número de teléfono a la novata Yoko Littner.
Acto seguido, Ulforce volvió a subir hacia la azotea y, mientras cogía a Yoko y a Max entre sus brazos y estos hacian lo propio con sus compañeros Digimons, Seimei rechazó la invitación del Royal Knight, mientras éste se transformaba en un diminuto monstruito, con el que bajaría de un saltó momentos después.
Al llegar al suelo, Ulforce volvió a meterse en el Digivice de Sigrun, mientras que veían a Seimei acercarse una vez más, volviendo a su etapa humana y silbando, tranquilamente, para después felicitar el cumpleaños a Maxwell, a lo que el peliverde hizo una reverencia de gratitud, para después mirar tanto a Sigrun como a Seimei.
Seré más débil que vosotros... Pero como no curemos esas heridas, os quedáis sin tarta... Y os advierto que soy muy buen repostero.- con una sonrisa triunfante, miró a la pareja de Tamers heridos, para después mirar a Yoko, que también había recibido un pequeño rasguño- lo mismo te digo a ti, señorita.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :67Nivel On Rol :UltimateInventario :
Akira Kurusu
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Parecía que nadie se había percatado de que había mirado el trasero de Max... Nadie salvo Kate, quien, en su estado de Nyaromon, me miraba con una sonrisa traviesa marcada en su rostro, a lo que yo contesté con un golpe suave de mis puños sobre su cabeza.
La discusión se acaloraba. Seimei parecía estar rabioso, mientras discutía que esas no eran formas de tratar a los Digimons. Cuando se calló, todos enmudecimos, aunque yo me mostraba de acuerdo con él, asintiendo con mi cabeza. Sigrun, por otra parte, felicitó tanto a Max y Xorem como a Yoko y Kate, alegando que no importaría tenernos en su clan. No sé nada de los clanes... Pero creo que eso era un cumplido, por lo que sonreí agradeciendo el cumplido, volviendo la vista hacia Max que miraba fijamente un punto. Cuando seguí su mirada, pude apreciar que estaba fijándose en el Hospital Central que se encontraba en esa dirección. En él trabajaban los mejores doctores de la ciudad. Sin embargo, su rostro era... Complejo. Tenía una mirada de odio, pena y tristeza... ¿Había alguien en ese hospital que le importaba a ese chico?
Max... ¿Estás bien?- como respuesta, obtuve únicamente una dulce sonrisa, algo que, según me había fijado, era una de las cosas que mas le caracterizaba. Sin embargo, le preocupaba algo... Estoy segura.- ¿Qué crees que le ocurrirá?- susurré a la pequeña pelotita amarilla que se encontraba entre mis brazos, quien dirigió su mirada hacia mi, sonriendo lascivamente.
¿Oh? ¿Te hace tilín Max?- me provocó mi compañera Digimon mientras yo negaba con mi cabeza, haciendo caso omiso al comentario de Kate, mientras miraba al chico de revoltosos cabellos verdosos.
Instantes después, Ulforce nos bajó a todos de ahí, a excepción de Seimei. En un primer momento, bajaron Sigrun y Maya, la perrita de ésta. Acto seguido, recibí el numero de teléfono de parte de Max, el cual anoté en i propio teléfono y le mandé un mensaje para que él registrsse también mi número. Tras esto, Ulforce nos bajó de allí tanto a mi como a Max y, obviamente, a nuestros respectivos compañeros Digimon.
Una vez abajo, Max negó darnos tarta de cumpleaños a ninguno de los tres hasta que tratasemos nuestras heridas. Lo cierto es que recibí un pequeño rasguño en la pelea anterior. Sigrun y Seimei estaban algo peor que yo, pero tampoco parecía grave. Aún así, parecía no percatarse de que él mismo estaba herido tambien. Como el resto de nosotros, eran tan solo rasguños y magulladoras... Pero conseguiré esa tarta para Kate, ¡lo prometo! Asi que tendré que dejar que me cure alguien...
La discusión se acaloraba. Seimei parecía estar rabioso, mientras discutía que esas no eran formas de tratar a los Digimons. Cuando se calló, todos enmudecimos, aunque yo me mostraba de acuerdo con él, asintiendo con mi cabeza. Sigrun, por otra parte, felicitó tanto a Max y Xorem como a Yoko y Kate, alegando que no importaría tenernos en su clan. No sé nada de los clanes... Pero creo que eso era un cumplido, por lo que sonreí agradeciendo el cumplido, volviendo la vista hacia Max que miraba fijamente un punto. Cuando seguí su mirada, pude apreciar que estaba fijándose en el Hospital Central que se encontraba en esa dirección. En él trabajaban los mejores doctores de la ciudad. Sin embargo, su rostro era... Complejo. Tenía una mirada de odio, pena y tristeza... ¿Había alguien en ese hospital que le importaba a ese chico?
Max... ¿Estás bien?- como respuesta, obtuve únicamente una dulce sonrisa, algo que, según me había fijado, era una de las cosas que mas le caracterizaba. Sin embargo, le preocupaba algo... Estoy segura.- ¿Qué crees que le ocurrirá?- susurré a la pequeña pelotita amarilla que se encontraba entre mis brazos, quien dirigió su mirada hacia mi, sonriendo lascivamente.
¿Oh? ¿Te hace tilín Max?- me provocó mi compañera Digimon mientras yo negaba con mi cabeza, haciendo caso omiso al comentario de Kate, mientras miraba al chico de revoltosos cabellos verdosos.
Instantes después, Ulforce nos bajó a todos de ahí, a excepción de Seimei. En un primer momento, bajaron Sigrun y Maya, la perrita de ésta. Acto seguido, recibí el numero de teléfono de parte de Max, el cual anoté en i propio teléfono y le mandé un mensaje para que él registrsse también mi número. Tras esto, Ulforce nos bajó de allí tanto a mi como a Max y, obviamente, a nuestros respectivos compañeros Digimon.
Una vez abajo, Max negó darnos tarta de cumpleaños a ninguno de los tres hasta que tratasemos nuestras heridas. Lo cierto es que recibí un pequeño rasguño en la pelea anterior. Sigrun y Seimei estaban algo peor que yo, pero tampoco parecía grave. Aún así, parecía no percatarse de que él mismo estaba herido tambien. Como el resto de nosotros, eran tan solo rasguños y magulladoras... Pero conseguiré esa tarta para Kate, ¡lo prometo! Asi que tendré que dejar que me cure alguien...
Última edición por Yoko Littner el Miér Feb 15, 2017 11:59 am, editado 1 vez
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :106Cuentas :Ficha :Relaciones :NPCs :Nivel On Rol :ArmaduraIcono :Rango y Unidad :Yoko Littner
Rango: Soldado
División: Four Holy Best
Unidad/Sub-division: East Blue Dragons
Kate Littner (Gatomon)
Rango: Soldado
División: Four Holy Best
Unidad/Sub-division: East Blue Dragons
Inventario :
Yoko Littner
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Sigrun observó a Seimei bajar del edificio, preocupada por las heridas que presentaba. Aunque estaba bajo la forma de Dracumon, igual deberían de dolerle. La valquiria no se quedó tranquila hasta que lo vio de nuevo en el suelo y en su forma humana. Una vez todos estaban abajo, Seimei felicitó el cumpleaños a Max y Sigrun sonrió.
- Vaya cumpleaños más movido ha tenido- pensó la sublíder.
Tras esto Max amenazó con dejarla a ella y a Seimei sin tarta si no trataban antes sus heridas. Lo cierto era que Sigrun había salido bastante ilesa de la batalla, únicamente tenía algunos rasguños en los nudillos de la mano derecha, de cuando golpeó a ShadowSeraphimon. Usó demasiado poder en ese golpe.
- No tenemos otra opción que aceptar tus condiciones- dijo sonriendo Sigrun- Aunque el que necesita curas es Seimei, yo solo tengo unos rasguños en la mano, nada importante.
Después empezó a pensar en dónde curar las heridas de Seimei, que eran las más graves. En un hospital sería impensable y menos cuando estaría saturado por los heridos por el terremoto. La mejor opción podría ser el hotel, allí podrían descansar y luego celebrar el cumpleaños. Aunque conociese a Max el mismo día, a Sigrun le apetecía celebrar algo tras tanto caos. Se preguntó si sería muy caro, llevaba una tarjeta en su cartera y podría permitirse una habitación para unos pocos días, pero no estaba sola. Seimei, Max y Yoko también necesitaban descansar y recuperarse. Aunque cuatro habitaciones se le saldría un poco de presupuesto. Tampoco podía asegurar que ellos llevaran dinero encima con toda esa batalla.
- En el hotel que había en la cafetería de antes podremos descansar, recuperarnos y celebrar el cumpleaños- luego miró las heridas de Seimei- Tal vez nos haga falta quedarnos un par de días. Con la tarjeta ahora mismo podría reservar dos habitaciones. Si os parece bien, Seimei y Max podrían compartir una y Yoko y yo otra. - luego miró a Maya y se quedó pensando- Aunque tendría que preguntar si allí permiten animales.
- Vaya cumpleaños más movido ha tenido- pensó la sublíder.
Tras esto Max amenazó con dejarla a ella y a Seimei sin tarta si no trataban antes sus heridas. Lo cierto era que Sigrun había salido bastante ilesa de la batalla, únicamente tenía algunos rasguños en los nudillos de la mano derecha, de cuando golpeó a ShadowSeraphimon. Usó demasiado poder en ese golpe.
- No tenemos otra opción que aceptar tus condiciones- dijo sonriendo Sigrun- Aunque el que necesita curas es Seimei, yo solo tengo unos rasguños en la mano, nada importante.
Después empezó a pensar en dónde curar las heridas de Seimei, que eran las más graves. En un hospital sería impensable y menos cuando estaría saturado por los heridos por el terremoto. La mejor opción podría ser el hotel, allí podrían descansar y luego celebrar el cumpleaños. Aunque conociese a Max el mismo día, a Sigrun le apetecía celebrar algo tras tanto caos. Se preguntó si sería muy caro, llevaba una tarjeta en su cartera y podría permitirse una habitación para unos pocos días, pero no estaba sola. Seimei, Max y Yoko también necesitaban descansar y recuperarse. Aunque cuatro habitaciones se le saldría un poco de presupuesto. Tampoco podía asegurar que ellos llevaran dinero encima con toda esa batalla.
- En el hotel que había en la cafetería de antes podremos descansar, recuperarnos y celebrar el cumpleaños- luego miró las heridas de Seimei- Tal vez nos haga falta quedarnos un par de días. Con la tarjeta ahora mismo podría reservar dos habitaciones. Si os parece bien, Seimei y Max podrían compartir una y Yoko y yo otra. - luego miró a Maya y se quedó pensando- Aunque tendría que preguntar si allí permiten animales.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
En las artes marciales un ejercicio que acaba siendo tan elemental como la respiración es la carga del peso. Oscilando entre una y otra pierna o los hombros, un bushi podía desde propinar poderosos golpes hasta demostrar una agilidad inusual alterando el centro de gravedad. Sí, era la diferencia entre un aficionado y un experto, pero Roku no usaba este talento para exhibir su poderío, ni vencer a un oponente. Cargaba todo su peso en la única pierna que podía sentir, simplemente, para no desplomarse y rendirse al abrazo de la inconsciencia.
-¿Cuánto podrás aguantar, superhombre? -inquiría el fantasma- Te lo digo en serio Roku, si sigues emanando tanta fuerza, recurriendo a la barbarie, el único dañado serás tú... Hazme caso... Luchar no es siempre la solución, ni mucho menos la única opción.
“Cállate” pensó, conversando con la presencia, “Es lo único que puedo hacer, luchar hasta que el cuerpo aguante. Dialogar no era una opción contra esas bestias. Merecían... Merecían acabar como han acabado”.
-¿Y arrasar un parque? ¡¿Aplastar sus cuerpos sin más?! O lo de la azotea, ¿y si se hubiera venido abajo? ¡No puedes actuar así!
Lo sabía muy bien, y puede que la adrenalina o la rabia enturbiaran su juicio. Dejó que la bestia tomara el control, ¿no? No, no hubo ensañamiento, ni destrucción sin sentido. Procedió de un modo mesurado, si partimos de lo que verdad podía hacer. Con un solo chasquido,todo habría sido pasto de sus llamas, y el fuego se habría extendido rápidamente por el parque, y la ciudad. Los temblores desmenuzarían los edificios, ¿y luego? El sentimiento vacío de saberse el más fuerte, para nada. Como un animal.
-Tienes razón, eran dos contra uno, y luego un ataque por sorpresa -le sonreía-. No lo hiciste tan mal, es solo que no quiero que acabes, ya sabes... Como yo. Eres buen muchacho, te preocupas en controlar esta fuerza, lo sé. Simplemente, nunca dejes que “esa voz” gane, ¿sí?
Roku pensaba que se refería a esa pulsación de querer imponer la voluntad por la fuerza, pero Bakemono apuntaba a algo más profundo y oscuro, algo que ya estaba creciendo. La carga del Azazel, un bonito regalo, pese a que no era su cumpleaños. El recuerdo de la tarta que mencionó el chico hizo que Roku saliera de su lance.
-Sin querer ofender, no creo estar para degustar un...-palpando el costado, notaba algo tibio y pastoso: sangre- ¿Postre? Antes me gustaría saber si los cuerpos de emergencia han conseguido evacuar la zona -se empezaba a tambalear, y la vista empezaba a ser borrosa-. Puedo rechazar la tarta, pero dudo poder irme por mi camino si no detengo las hemorragias y demás...
Al parecer, Sigrun ya había indicado la necesidad de “Seimei” para recibir tratamiento, pero le costaba centrar su atención, todo empezaba a darle vueltas. Recordaba las visiones que le asaltaban a veces, de guerra, muerte, hambre, y frío. “Ahora no” protestaba, Bakemono ya no le daba conversación, solo oía gritos de lo que esperaba fueran digimons. “Ahora no”, le preocupaba pensar que esos alaridos eran reales, de las víctimas que él mismo había provocado por sus ataques. “Ahora no...”
-¡¡Dos chicas en una misma habitación, Roku!! ¡¡Pringas con el peliverde!! ¡¡Pringaaaaaao!! -intentaba gritar para que le oyera- ¡¡Oye, oye, diles algo!! ¡¡Los japos sois decentes!!
-En sí... No sé si el chico tiene experiencia en primeros auxilios -tosía-. Y perdón por no querer hacer que mi vida dependa de un novel en... Las artes sanitarias -le costaba hablar cada vez más-. Aunque supongo que, si me da conversación, y procura que no me desmaye, podría intentar tratarme yo. Creo...
-¿Cuánto podrás aguantar, superhombre? -inquiría el fantasma- Te lo digo en serio Roku, si sigues emanando tanta fuerza, recurriendo a la barbarie, el único dañado serás tú... Hazme caso... Luchar no es siempre la solución, ni mucho menos la única opción.
“Cállate” pensó, conversando con la presencia, “Es lo único que puedo hacer, luchar hasta que el cuerpo aguante. Dialogar no era una opción contra esas bestias. Merecían... Merecían acabar como han acabado”.
-¿Y arrasar un parque? ¡¿Aplastar sus cuerpos sin más?! O lo de la azotea, ¿y si se hubiera venido abajo? ¡No puedes actuar así!
Lo sabía muy bien, y puede que la adrenalina o la rabia enturbiaran su juicio. Dejó que la bestia tomara el control, ¿no? No, no hubo ensañamiento, ni destrucción sin sentido. Procedió de un modo mesurado, si partimos de lo que verdad podía hacer. Con un solo chasquido,todo habría sido pasto de sus llamas, y el fuego se habría extendido rápidamente por el parque, y la ciudad. Los temblores desmenuzarían los edificios, ¿y luego? El sentimiento vacío de saberse el más fuerte, para nada. Como un animal.
-Tienes razón, eran dos contra uno, y luego un ataque por sorpresa -le sonreía-. No lo hiciste tan mal, es solo que no quiero que acabes, ya sabes... Como yo. Eres buen muchacho, te preocupas en controlar esta fuerza, lo sé. Simplemente, nunca dejes que “esa voz” gane, ¿sí?
Roku pensaba que se refería a esa pulsación de querer imponer la voluntad por la fuerza, pero Bakemono apuntaba a algo más profundo y oscuro, algo que ya estaba creciendo. La carga del Azazel, un bonito regalo, pese a que no era su cumpleaños. El recuerdo de la tarta que mencionó el chico hizo que Roku saliera de su lance.
-Sin querer ofender, no creo estar para degustar un...-palpando el costado, notaba algo tibio y pastoso: sangre- ¿Postre? Antes me gustaría saber si los cuerpos de emergencia han conseguido evacuar la zona -se empezaba a tambalear, y la vista empezaba a ser borrosa-. Puedo rechazar la tarta, pero dudo poder irme por mi camino si no detengo las hemorragias y demás...
Al parecer, Sigrun ya había indicado la necesidad de “Seimei” para recibir tratamiento, pero le costaba centrar su atención, todo empezaba a darle vueltas. Recordaba las visiones que le asaltaban a veces, de guerra, muerte, hambre, y frío. “Ahora no” protestaba, Bakemono ya no le daba conversación, solo oía gritos de lo que esperaba fueran digimons. “Ahora no”, le preocupaba pensar que esos alaridos eran reales, de las víctimas que él mismo había provocado por sus ataques. “Ahora no...”
-¡¡Dos chicas en una misma habitación, Roku!! ¡¡Pringas con el peliverde!! ¡¡Pringaaaaaao!! -intentaba gritar para que le oyera- ¡¡Oye, oye, diles algo!! ¡¡Los japos sois decentes!!
-En sí... No sé si el chico tiene experiencia en primeros auxilios -tosía-. Y perdón por no querer hacer que mi vida dependa de un novel en... Las artes sanitarias -le costaba hablar cada vez más-. Aunque supongo que, si me da conversación, y procura que no me desmaye, podría intentar tratarme yo. Creo...
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Ante la sonrisa de la muchacha nórdica y sublíder de los Royal Knights, Maxwell tan sólo pudo devolverle la sonrisa. Ahora que se fijaba bien, era una hermosa mujer, toda una belleza extranjera. Pero bueno, él sólo tenía ojos para una persona...
Aunque claro, Max era el menos adecuado para hablar de extranjeros. Él y su hermano Demyx eran mestizos: un cruce entre japonés y estadounidense,. Además, tampoco es que fuese normal encontrarse a un sujeto como él en la sociedad nipona. Y menos aún con los cabellos verdes como los tenía. Parecía cualquier desarrapado a ojos de mucha gente, eso era verdad. Aunque también es uno de los motivos por los que se hizo medianamente famoso en el baloncesto juvenil, además de por su juego.
Volviendo al tema, Sigrun aceptó la propuesta, pero sugirió curar primero a Seimei... Quien estaba hecho un desastre en comparación con las dos mujeres. Sigrun tan solo tenía arañazos y rasguños en la mano, al igual que Yoko. Sin siquiera ofrecerse, Maxwell se acercó a Seimei.
Mira, probablemente seas un tipo muy orgulloso... Pero me niego a que cargues con el peso de tu cuerpo con esas heridas. Y no admito un no como respuesta- dijo tajantemente el chico de cabellos verdosos, pasando el brazo derecho de Seimei por detrás de su propio cuello, sirviendo de apoyo al malherido- Me da igual si eres contrabandista de alcohol, pero como futuro Union Saver que pienso llegar a ser no me puedo permitir que vayas por ahí cojeando... Además, que has ayudado bastante contra ese grupo de Digimons... Y vas y recibes este trato-- suspiró mientras recordaba lo sucedido con el Garurumon, llamado Blurr, y su inesperado ataque contra Seimei- No me seas cabezón y déjate ayudar, en parte me siento responsable por lo que ha sucedido- le dijo a Seimei antes de que pudiese quejarse o negarse a recibir ayuda, volviéndose hacia las dos muchachas cuando Sigrun sugirió que deberían descansar en el hotel y que Yoko y Sigrun descansarían juntas en una habitación y Seimei y Max en otra, a lo que el peliverde asintió de acuerdo- Bien, no tardaremos mucho en llegar. Debemos darnos prisa antes de que las heridas de Seimei se pongan peor-- dijo comenzando a andar hacia el hotel, cargando con parte del peso del contrabandista, mientras que Xorem se encontraba en su cabeza.
¿Seguro que no quieres que me transforme en Devidramon? Llegaríamos antes...- Xorem parecía preocupado por el estado de Seimei, mirándolo curiosamente y atendiendo sus heridas con la vista.
Ya hemos llamado suficiente la atención y hemos destrozado bastante el barrio... No, ésta vez no dependeremos de los Digimons-- el chico volvió su vista hacia Seimei, quien hacía un comentario sobre la experiencia de Maxwell en primeros auxilios, a lo que Max respondió- Como exjugador de baloncesto juvenil, sé lo básico... Aplicar alcohol, agua oxigenada, algún ungüento, sé colocar gasas, reanimación cardiopulmonar o RCP, aunque esto último me lo enseñaron en el instituto... Lo dicho, sé lo más básico... Pero no estoy especializado en ese tipo de cosas. Si me das instrucciones, creo que podría hacer un buen apaño, Seimei- explicó brevemente el muchacho intentando recordar todo lo que había aprendido sobre ello, esperando poder ser de ayuda.
Aunque claro, Max era el menos adecuado para hablar de extranjeros. Él y su hermano Demyx eran mestizos: un cruce entre japonés y estadounidense,. Además, tampoco es que fuese normal encontrarse a un sujeto como él en la sociedad nipona. Y menos aún con los cabellos verdes como los tenía. Parecía cualquier desarrapado a ojos de mucha gente, eso era verdad. Aunque también es uno de los motivos por los que se hizo medianamente famoso en el baloncesto juvenil, además de por su juego.
Volviendo al tema, Sigrun aceptó la propuesta, pero sugirió curar primero a Seimei... Quien estaba hecho un desastre en comparación con las dos mujeres. Sigrun tan solo tenía arañazos y rasguños en la mano, al igual que Yoko. Sin siquiera ofrecerse, Maxwell se acercó a Seimei.
Mira, probablemente seas un tipo muy orgulloso... Pero me niego a que cargues con el peso de tu cuerpo con esas heridas. Y no admito un no como respuesta- dijo tajantemente el chico de cabellos verdosos, pasando el brazo derecho de Seimei por detrás de su propio cuello, sirviendo de apoyo al malherido- Me da igual si eres contrabandista de alcohol, pero como futuro Union Saver que pienso llegar a ser no me puedo permitir que vayas por ahí cojeando... Además, que has ayudado bastante contra ese grupo de Digimons... Y vas y recibes este trato-- suspiró mientras recordaba lo sucedido con el Garurumon, llamado Blurr, y su inesperado ataque contra Seimei- No me seas cabezón y déjate ayudar, en parte me siento responsable por lo que ha sucedido- le dijo a Seimei antes de que pudiese quejarse o negarse a recibir ayuda, volviéndose hacia las dos muchachas cuando Sigrun sugirió que deberían descansar en el hotel y que Yoko y Sigrun descansarían juntas en una habitación y Seimei y Max en otra, a lo que el peliverde asintió de acuerdo- Bien, no tardaremos mucho en llegar. Debemos darnos prisa antes de que las heridas de Seimei se pongan peor-- dijo comenzando a andar hacia el hotel, cargando con parte del peso del contrabandista, mientras que Xorem se encontraba en su cabeza.
¿Seguro que no quieres que me transforme en Devidramon? Llegaríamos antes...- Xorem parecía preocupado por el estado de Seimei, mirándolo curiosamente y atendiendo sus heridas con la vista.
Ya hemos llamado suficiente la atención y hemos destrozado bastante el barrio... No, ésta vez no dependeremos de los Digimons-- el chico volvió su vista hacia Seimei, quien hacía un comentario sobre la experiencia de Maxwell en primeros auxilios, a lo que Max respondió- Como exjugador de baloncesto juvenil, sé lo básico... Aplicar alcohol, agua oxigenada, algún ungüento, sé colocar gasas, reanimación cardiopulmonar o RCP, aunque esto último me lo enseñaron en el instituto... Lo dicho, sé lo más básico... Pero no estoy especializado en ese tipo de cosas. Si me das instrucciones, creo que podría hacer un buen apaño, Seimei- explicó brevemente el muchacho intentando recordar todo lo que había aprendido sobre ello, esperando poder ser de ayuda.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :67Nivel On Rol :UltimateInventario :
Akira Kurusu
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Mientras hablábamos de heridas y demás, Sigrun, la chica de cabellos claros que se encontraba allí, de pie frente a nosotros, y nos sugería visitar un hotel. Aceptó la propuesta del "intercambio" de Max en el que él le daba una tarta y ella se dejaba curar. Aunque era cierto que Seimei estaba bastante más herido que Yoko y que Sigrun. Mientras el chico de cabellos verdes ayudaba a Seimei a caminar hacia el hotel, Sigrun propuso que ella y yo compartiesemos una habitación, mientras que Seimei y Max compartiesen otra, a lo que intervine levantando una de mis manos.
Sigrun, ese hotel es propiedad de mi madre. Podemos descansar en habitaciones individuales si gustas... Y totalmente gratis. Tan sólo debo decir que sois amigos míos. Aunque no me niego si preferís que compartamos habitaciones. Pero Sigrun se viene a mi propia habitación- dije haciendo un gesto de negación, indicando a Sigrun que no se le ocurriese pagar- así por lo menos traigo a una amiga a casa, que hace mucho que nadie viene...- sonreí despreocupadamente, recibiendo una queja de mi compañera.
Oye, ¿y yo qué se supone que soy? ¿Una mascota?- preguntó Kate, visiblemente enfadada mientras me daba un golpe con su colita en el brazo.
Me refería a una amiga humana... Que burra que eres... - dije, quejándome del golpe y masajeando la zona en la que mi compañera Digimon me había golpeado anteriormente. Mi compañera tan sólo bufó, quedándose conforme... Aunque la torta me la había llevado igualmente... De todas formas, miré a Seimei- Seimei todos podemos ayudarte. De hecho, igual incluso Sigrun puede hacer más que nosotros. Tiene más experiencia con heridas que Max o yo... Por eso de tener un Digimon más fuerte y que parezca que tiene más experiencia... O eso creo, vamos...- dije sonriendo nerviosamente- Pero lo dicho, no vais a gastar nada en mi hotel. Estáis invitados a pasar el tiempo que necesitéis en él.
Sigrun, ese hotel es propiedad de mi madre. Podemos descansar en habitaciones individuales si gustas... Y totalmente gratis. Tan sólo debo decir que sois amigos míos. Aunque no me niego si preferís que compartamos habitaciones. Pero Sigrun se viene a mi propia habitación- dije haciendo un gesto de negación, indicando a Sigrun que no se le ocurriese pagar- así por lo menos traigo a una amiga a casa, que hace mucho que nadie viene...- sonreí despreocupadamente, recibiendo una queja de mi compañera.
Oye, ¿y yo qué se supone que soy? ¿Una mascota?- preguntó Kate, visiblemente enfadada mientras me daba un golpe con su colita en el brazo.
Me refería a una amiga humana... Que burra que eres... - dije, quejándome del golpe y masajeando la zona en la que mi compañera Digimon me había golpeado anteriormente. Mi compañera tan sólo bufó, quedándose conforme... Aunque la torta me la había llevado igualmente... De todas formas, miré a Seimei- Seimei todos podemos ayudarte. De hecho, igual incluso Sigrun puede hacer más que nosotros. Tiene más experiencia con heridas que Max o yo... Por eso de tener un Digimon más fuerte y que parezca que tiene más experiencia... O eso creo, vamos...- dije sonriendo nerviosamente- Pero lo dicho, no vais a gastar nada en mi hotel. Estáis invitados a pasar el tiempo que necesitéis en él.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :106Cuentas :Ficha :Relaciones :NPCs :Nivel On Rol :ArmaduraIcono :Rango y Unidad :Yoko Littner
Rango: Soldado
División: Four Holy Best
Unidad/Sub-division: East Blue Dragons
Kate Littner (Gatomon)
Rango: Soldado
División: Four Holy Best
Unidad/Sub-division: East Blue Dragons
Inventario :
Yoko Littner
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
- ¿Tratarte tú? – exclamó Sigrun entre indignada y preocupada- ¿Cómo vas a tratarte esas heridas tú solo?
Intentó imaginárselo a él, tratando de coser su propia herida. Simplemente no podía, no podía hacerse esa imagen en la cabeza. Para seguir caminando, Max tuvo que ayudarlo, pasando uno de los brazos de Seimei por encima de sus hombros. Sigrun se acercó para ayudarlo también a caminar, pero debido a sus heridas creyó que le haría más daño. Así que lo único que pudo hacer fue caminar a su lado por si era necesaria su ayuda.
Tras la conversación con Yoko, Sigrun se quedó pensando. ¿Más experiencia? Si es cierto que había tenido que participar en bastantes batallas y había visto heridas de varias clases en la enfermería de la base. Pero nunca había tenido que ser ella la que curase. Sabía primeros auxilios y tratar heridas leve, pero eso era mucho más grave. Haría falta coser seguramente. ¿Podría hacerlo?
- No he tenido que verme en la situación de curar heridas de esta gravedad- dijo la valquiria- Pero haré lo que pueda.
Una vez en el hotel, les entregaron las habitaciones. Al final fueron dos habitaciones dobles. A Maya la dejaron pasar, no hubo problemas con eso, de todos modos Sigrun prometió que no causaría molestia. Estaba bien educada, siempre se esperaba a salir al exterior para hacer sus necesidades y no molestaba a los vecinos con los ladridos o aullidos.
Mientras dejaban a Seimei en una de las dos habitaciones, Sigrun volvió a bajar a recepción para que le dieran el botiquín que habían pedido al entrar. Naturalmente hubo preguntas, no suele entrar nadie en un hotel en ese estado. La valquiria solo dijo que había sido a causa de aquél terremoto, y que no habían podido atenderlo en el hospital por estar abarrotados.
Volvió corriendo a la habitación, cuando entró, Maya movió la cola, alegrándose de ver a su dueña. Sigrun le acarició la cabeza al pasar por su lado y se acercó a Seimei, dejando el botiquín a un lado.
- Espero que sea suficiente…- dijo mirando el botiquín, dudando si contendría todo lo que necesitarían.
Intentó imaginárselo a él, tratando de coser su propia herida. Simplemente no podía, no podía hacerse esa imagen en la cabeza. Para seguir caminando, Max tuvo que ayudarlo, pasando uno de los brazos de Seimei por encima de sus hombros. Sigrun se acercó para ayudarlo también a caminar, pero debido a sus heridas creyó que le haría más daño. Así que lo único que pudo hacer fue caminar a su lado por si era necesaria su ayuda.
Tras la conversación con Yoko, Sigrun se quedó pensando. ¿Más experiencia? Si es cierto que había tenido que participar en bastantes batallas y había visto heridas de varias clases en la enfermería de la base. Pero nunca había tenido que ser ella la que curase. Sabía primeros auxilios y tratar heridas leve, pero eso era mucho más grave. Haría falta coser seguramente. ¿Podría hacerlo?
- No he tenido que verme en la situación de curar heridas de esta gravedad- dijo la valquiria- Pero haré lo que pueda.
Una vez en el hotel, les entregaron las habitaciones. Al final fueron dos habitaciones dobles. A Maya la dejaron pasar, no hubo problemas con eso, de todos modos Sigrun prometió que no causaría molestia. Estaba bien educada, siempre se esperaba a salir al exterior para hacer sus necesidades y no molestaba a los vecinos con los ladridos o aullidos.
Mientras dejaban a Seimei en una de las dos habitaciones, Sigrun volvió a bajar a recepción para que le dieran el botiquín que habían pedido al entrar. Naturalmente hubo preguntas, no suele entrar nadie en un hotel en ese estado. La valquiria solo dijo que había sido a causa de aquél terremoto, y que no habían podido atenderlo en el hospital por estar abarrotados.
Volvió corriendo a la habitación, cuando entró, Maya movió la cola, alegrándose de ver a su dueña. Sigrun le acarició la cabeza al pasar por su lado y se acercó a Seimei, dejando el botiquín a un lado.
- Espero que sea suficiente…- dijo mirando el botiquín, dudando si contendría todo lo que necesitarían.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Veía que movían los labios, que decían algo, pero no podía entenderles. Notó un tacto, e intentó identificarlo, sin tener tampoco suerte en este empresa. Estaba entumecido, frío, y la situación no mejoraba. Sus sentidos, embotados, se iban mitigando, apagando, desvaneciendo, quedando solo un sopor agradable, tenue, tranquilo. “No estaba tan mal”, pensaba, en un delirio que amenazaba su vida, “¿Tú que opinas, Bakemono?”.
La ausencia de respuesta le hizo recapacitar, darse cuenta de que estaba mal. No podía divisar al fantasma, y eso nunca había pasado. Sumado al cansancio, y a la creciente debilidad, era obvio lo que estaba pasando. Se moría. Respiró, lentamente, sabiendo que no iba a morir. Era un lujo fuera de su alcance. De hacerlo, qué pasaría, que males podrían hacer otros con su carga. Sí, sin duda debía sobrevivir.
-Verde, amarillo, y rojo -iniciaba, observando tres figuras borrosas que se movían ante él- ¿Es un semáforo? -lo verde se le acercó, agarrándalo- Puedo cruzar -deliraba, incapaz de reconocer ya a Max, Sigrun y Yoko.
Se tambaleaba, andando como podía, sin rumbo. Las lagunas y neblinas que percibía iban cobrando forma, alterables, cambiantes, siempre diferentes. Solo tres permanecían iguales: verde, amarillo, y rojo, como tres guías en su camino. Las otras, sin embargo, chillaban, rugían, gritaban, lloraban, y él no sabía por qué.
-Yo... ¿Yo hice esto? -le recriminaban, le acusaban- Lo... Lo siento.
Solo era una verdad en parte, una suma de elementos. La pérdida de sangre, las heridas, las presencias en el digivice... Todo se iba sumando. Pudo reconocer dos presencias: Gorimon y MetalPhantomon. Estaban desorientados, intentando moverse en la multitud. Estaban delante de él, mirándole, con ira, preocupación, miedo... Pero Roku no sentía nada por ellos. Intentaron hacer daño a la humanidad. Eran monstruos. Basura.
-Iros... -susurraba- Este ya no es vuestro sitio, volved a casa... -hablaba en voz alta, pero casi sin fuerza- ¡¡Iros de una maldita vez!!
Haciendo un gesto con la mano, los amenazo. Ese simple movimiento hizo que ardieran en un fuego extraño, pálido, que los incineraba. Un grito horrible, peor que el de la guadaña, hizo que solo quedaran cenizas, y humo. Un humo blanco del que salieron otras dos figuras, que se sumaban a la multitud.
-Qué... ¿Qué he hecho? ¿Qué pasa? -no sabía ya en qué pensar- ¿En qué me he convertido? ¿Qué soy... Ahora?
Ninguna respuesta, solo camino. Ni sabía por dónde iba, pues las voces le desorientaban. Proseguía su andar, gritos, alaridos, y entre todas las voces, una risa. ¿Era familiar? Una figura, blanca, pura, familiar. No le podía poner rostro, ni nombre, pero la conocía. Creía conocerla. Intentó correr, y las heridas no le dejaron. Quiso gritar, pero nada salió de su garganta. Quién era.
En sí, el combate no le había debilitado tanto, pero el problema residía en haber oscilado entre tantas formas. Las heridas del humano pasaban a los digimons, y el constante cambio de masa iba acrecentando los cortes. Una mala aplicación del poder, pues el nuevo tejido podía sustituir el dañado. No lo sabía, pues era aún novato, torpe. Debía aprender, con Asuramon sabía distribuir bien los datos, ¿por qué Gaiomon fallaba? En el volcán, pudo proteger a Luna, constituyendo él un peligro mayor, por el descontrol, por el dolor.
Cuatro digimons en uno, frente a dos. Por supuesto que era más difícil manipularlo, y ese error lo estaba matando. Ya pasó la primera vez con Gaiomon, el exceso de datos, de genomas, o de lo que fuera, dolía, se chocaban, se estorbaban... No había armonía, y era lo que necesitaba. Dejar de herirse a sí mismo, dejar de buscar poder. Equilibrio, justicia, 義 (decisiones correctas), dejar de actuar como el monstruo, y ser Roku.
¿Quién era ella? Alguien importante para Roku, y pese a eso, sin ningún recuerdo. Notó que sus piernas fallaban, se sentó. No tenía idea de dónde estaba, necesitaba pensar, atender a qué le pasaba. ¿Qué quería decirle esa persona? ¿Por qué era un sonido claro en el caos? Alzó su mano hacia delante, la presencia le imitaba. Y cuando casi se tocaban, un rugido, animal, monstruoso, hizo que la figura se deshiciera. En mariposas plateadas. “Ginshô”.
-Lo siento -lloraba, sin saber por qué-, pero no sé quién eres, ni qué te hice... Lo siento.
En aquella habitación, Roku no estaba solo. No hablamos de los demás tamers, sino de algo más siniestro, profundo y oscuro. Una voz, clara, se impuso a los lamentos, y pronunció una palabra, una sola, que recordó al muchacho todas sus fallas: sus crímenes, su monstruosidad, sus errores, sus decisiones. Y fue solo una palabra.
La ausencia de respuesta le hizo recapacitar, darse cuenta de que estaba mal. No podía divisar al fantasma, y eso nunca había pasado. Sumado al cansancio, y a la creciente debilidad, era obvio lo que estaba pasando. Se moría. Respiró, lentamente, sabiendo que no iba a morir. Era un lujo fuera de su alcance. De hacerlo, qué pasaría, que males podrían hacer otros con su carga. Sí, sin duda debía sobrevivir.
-Verde, amarillo, y rojo -iniciaba, observando tres figuras borrosas que se movían ante él- ¿Es un semáforo? -lo verde se le acercó, agarrándalo- Puedo cruzar -deliraba, incapaz de reconocer ya a Max, Sigrun y Yoko.
Se tambaleaba, andando como podía, sin rumbo. Las lagunas y neblinas que percibía iban cobrando forma, alterables, cambiantes, siempre diferentes. Solo tres permanecían iguales: verde, amarillo, y rojo, como tres guías en su camino. Las otras, sin embargo, chillaban, rugían, gritaban, lloraban, y él no sabía por qué.
-Yo... ¿Yo hice esto? -le recriminaban, le acusaban- Lo... Lo siento.
Solo era una verdad en parte, una suma de elementos. La pérdida de sangre, las heridas, las presencias en el digivice... Todo se iba sumando. Pudo reconocer dos presencias: Gorimon y MetalPhantomon. Estaban desorientados, intentando moverse en la multitud. Estaban delante de él, mirándole, con ira, preocupación, miedo... Pero Roku no sentía nada por ellos. Intentaron hacer daño a la humanidad. Eran monstruos. Basura.
-Iros... -susurraba- Este ya no es vuestro sitio, volved a casa... -hablaba en voz alta, pero casi sin fuerza- ¡¡Iros de una maldita vez!!
Haciendo un gesto con la mano, los amenazo. Ese simple movimiento hizo que ardieran en un fuego extraño, pálido, que los incineraba. Un grito horrible, peor que el de la guadaña, hizo que solo quedaran cenizas, y humo. Un humo blanco del que salieron otras dos figuras, que se sumaban a la multitud.
-Qué... ¿Qué he hecho? ¿Qué pasa? -no sabía ya en qué pensar- ¿En qué me he convertido? ¿Qué soy... Ahora?
Ninguna respuesta, solo camino. Ni sabía por dónde iba, pues las voces le desorientaban. Proseguía su andar, gritos, alaridos, y entre todas las voces, una risa. ¿Era familiar? Una figura, blanca, pura, familiar. No le podía poner rostro, ni nombre, pero la conocía. Creía conocerla. Intentó correr, y las heridas no le dejaron. Quiso gritar, pero nada salió de su garganta. Quién era.
En sí, el combate no le había debilitado tanto, pero el problema residía en haber oscilado entre tantas formas. Las heridas del humano pasaban a los digimons, y el constante cambio de masa iba acrecentando los cortes. Una mala aplicación del poder, pues el nuevo tejido podía sustituir el dañado. No lo sabía, pues era aún novato, torpe. Debía aprender, con Asuramon sabía distribuir bien los datos, ¿por qué Gaiomon fallaba? En el volcán, pudo proteger a Luna, constituyendo él un peligro mayor, por el descontrol, por el dolor.
Cuatro digimons en uno, frente a dos. Por supuesto que era más difícil manipularlo, y ese error lo estaba matando. Ya pasó la primera vez con Gaiomon, el exceso de datos, de genomas, o de lo que fuera, dolía, se chocaban, se estorbaban... No había armonía, y era lo que necesitaba. Dejar de herirse a sí mismo, dejar de buscar poder. Equilibrio, justicia, 義 (decisiones correctas), dejar de actuar como el monstruo, y ser Roku.
¿Quién era ella? Alguien importante para Roku, y pese a eso, sin ningún recuerdo. Notó que sus piernas fallaban, se sentó. No tenía idea de dónde estaba, necesitaba pensar, atender a qué le pasaba. ¿Qué quería decirle esa persona? ¿Por qué era un sonido claro en el caos? Alzó su mano hacia delante, la presencia le imitaba. Y cuando casi se tocaban, un rugido, animal, monstruoso, hizo que la figura se deshiciera. En mariposas plateadas. “Ginshô”.
-Lo siento -lloraba, sin saber por qué-, pero no sé quién eres, ni qué te hice... Lo siento.
En aquella habitación, Roku no estaba solo. No hablamos de los demás tamers, sino de algo más siniestro, profundo y oscuro. Una voz, clara, se impuso a los lamentos, y pronunció una palabra, una sola, que recordó al muchacho todas sus fallas: sus crímenes, su monstruosidad, sus errores, sus decisiones. Y fue solo una palabra.
“Asesino”
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Mientras continuaban caminando, Max observaba a Seimei de cuando en cuando. Quería asegurarse de que no cerrase los ojos, de que no se muriera, en definitiva. No lo conocía nada, así como tampoco conocía al resto de los allí presentes. Al menos no lo suficiente. A Sigrun la conocía tan sólo por historias que había oído con anterioridas, especialmente de manos de Jijimon, su maestro. Lo raro sería no haber oído historias de la valerosa valquiria y su compañero, UlforceVeedramon, ambos sublíderes de los poderosos Royal Knights.
Aún así, aunque no los conocía, no quería que ninguno de ellos saliese herido. Ni siquiera Seimei, que era un contrabandista. Puede que Ashe, Gato y Blurr tuviesen razón y tendría que estar arrestado por tráfico de alcohol en el Mundo Digital... Pero no era como para tratarle como había sido tratado, ni por asomo. Es decir, no era un asesino despiadado y peligroso, al menos no lo sabían aún. Y había mantenido con vida a la perra de Sigrun. Mala persona no parecía, desde luego... Aunque si un poco cabezota, pues se resistió a que el chico de cabellos verdosos le llevase, lo cual sólamente condujo a que Max se negase a soltarle.
Por otra parte, la pelirroja, Yoko, se encontraba detrás de ellos, junto a Sigrun. Mantenía su palabra de que el grupo no pagase nada por alojarse en el hotel. Mencionaba que el establecimiento pertenecía a su familia, por lo que podía invitar a alojarse a todo aquél que quisiera. El muchacho, a modo de respuesta, giró su cabeza hacia un lado, observando a las dos muchachas con el rabillo de su ojo derecho.
Muchas gracias, Yoko. Necesitamos esas habitaciones para ayudar a que Seimei... Bueno, no se convierta en un esperpento-- intentó hacer una gracieta, pero no era momento para eso. Ahora, en ese preciso instante, no era buena idea para bromear. Tenían que llegar al enorme edificio que se encontraba a escasos metros de allí.
Una vez dentro, Yoko se encargaría de hablar con los encargados, mientras que Max recibía la tarjeta-llave de una de las habitaciones, mientras que Yoko poseía la otra, perteneciente a su propia habitación. Sin tardar ni un segundo, Sigrun se dirigió a recoger suministros médicos, mientras que Max, simplemente, se montó en el ascensor y seleccionó la primera planta, donde se encontraba la habitación donde residiría Seimei hasta que sus heridas fuesen sanadas.
Personalmente, optaría por llevarte a un hospital. Pero, tal y como ha acabado la cosa entre Blurr y los atacantes... Creo que los hospitales estarán colapsados...- y eso le fastidiaba, en uno de ellos se encontraba Natsuki, su novia que se encontraba en estado de coma... Pero en esos momentos no podía preocuparse por ella. Sabía que estaba en buenas manos, especialmente si Jijimon estaba cerca.
Llegaron al primer piso y el chico de cabellos verdes, después de introducir la tarjeta llave en la habitación 018, cogió al malherido en brazos, recostándolo en la cama. Rápidamente, fue a recoger varias toallas del cuarto de baño. Una vez volvió, se encontró a Sigrun que había vuelto con lo que le habían prestado. Xorem, por otra parte, se había quedado vigilando al malherido.
Bien, Sigrun... ¿Preparada para evitar que este cabezota se muera?- intentó volver a bromear, para aliviar la tensión más que nada, mientras cobservaba el maletín que portaba Sigrun- Bien según mis casi nulos conocimientos sobre medicina... Recuerdo que hay que desinfectar sus heridas con agua y jabón suave o con un suero fisiológico... Y luego se seca con una gasa estéril, dando ligeros toques, sin frotar... Eso recuerdo- se disculpó, frotándose su nuca, mientras se encogía de hombros sin saber qué más hacer por el momento.
Aún así, aunque no los conocía, no quería que ninguno de ellos saliese herido. Ni siquiera Seimei, que era un contrabandista. Puede que Ashe, Gato y Blurr tuviesen razón y tendría que estar arrestado por tráfico de alcohol en el Mundo Digital... Pero no era como para tratarle como había sido tratado, ni por asomo. Es decir, no era un asesino despiadado y peligroso, al menos no lo sabían aún. Y había mantenido con vida a la perra de Sigrun. Mala persona no parecía, desde luego... Aunque si un poco cabezota, pues se resistió a que el chico de cabellos verdosos le llevase, lo cual sólamente condujo a que Max se negase a soltarle.
Por otra parte, la pelirroja, Yoko, se encontraba detrás de ellos, junto a Sigrun. Mantenía su palabra de que el grupo no pagase nada por alojarse en el hotel. Mencionaba que el establecimiento pertenecía a su familia, por lo que podía invitar a alojarse a todo aquél que quisiera. El muchacho, a modo de respuesta, giró su cabeza hacia un lado, observando a las dos muchachas con el rabillo de su ojo derecho.
Muchas gracias, Yoko. Necesitamos esas habitaciones para ayudar a que Seimei... Bueno, no se convierta en un esperpento-- intentó hacer una gracieta, pero no era momento para eso. Ahora, en ese preciso instante, no era buena idea para bromear. Tenían que llegar al enorme edificio que se encontraba a escasos metros de allí.
Una vez dentro, Yoko se encargaría de hablar con los encargados, mientras que Max recibía la tarjeta-llave de una de las habitaciones, mientras que Yoko poseía la otra, perteneciente a su propia habitación. Sin tardar ni un segundo, Sigrun se dirigió a recoger suministros médicos, mientras que Max, simplemente, se montó en el ascensor y seleccionó la primera planta, donde se encontraba la habitación donde residiría Seimei hasta que sus heridas fuesen sanadas.
Personalmente, optaría por llevarte a un hospital. Pero, tal y como ha acabado la cosa entre Blurr y los atacantes... Creo que los hospitales estarán colapsados...- y eso le fastidiaba, en uno de ellos se encontraba Natsuki, su novia que se encontraba en estado de coma... Pero en esos momentos no podía preocuparse por ella. Sabía que estaba en buenas manos, especialmente si Jijimon estaba cerca.
Llegaron al primer piso y el chico de cabellos verdes, después de introducir la tarjeta llave en la habitación 018, cogió al malherido en brazos, recostándolo en la cama. Rápidamente, fue a recoger varias toallas del cuarto de baño. Una vez volvió, se encontró a Sigrun que había vuelto con lo que le habían prestado. Xorem, por otra parte, se había quedado vigilando al malherido.
Bien, Sigrun... ¿Preparada para evitar que este cabezota se muera?- intentó volver a bromear, para aliviar la tensión más que nada, mientras cobservaba el maletín que portaba Sigrun- Bien según mis casi nulos conocimientos sobre medicina... Recuerdo que hay que desinfectar sus heridas con agua y jabón suave o con un suero fisiológico... Y luego se seca con una gasa estéril, dando ligeros toques, sin frotar... Eso recuerdo- se disculpó, frotándose su nuca, mientras se encogía de hombros sin saber qué más hacer por el momento.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :67Nivel On Rol :UltimateInventario :
Akira Kurusu
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
En poco tiempo llegamos al hotel propiedad de mi familia, la familia Littner. Mi madre era la dueña del hotel, lo que nos permitía a nuestra familia tener una habitación propia. Además, dábamos la posibilidad de que, a cambio de una reducción de sueldo, los trabajadores pudiesen vivir en el hotel también. La reducción del sueldo era el pago que se daría por el alquiler de la habitación, aunque por sus servicios prestados, se les daba un buen descuento.
Mientras Sigrun se dirigía hacia donde yo le dije a por las medicinas, indiqué a Max que acompañase a Seimei hacia una de las habitaciones libres que sabía que estaban libres, puesto que ese mismo día se había marchado el cliente que se hospedaba. De todas formas, lo confirmé con Aoi, una de las recepcionistas.
¿Quién es ese chico que está herido?- preguntó la recepcionista, con quien me llevaba realmente bien a lo que le contesté una vez que me encogí de hombros.
¿No has escuchado que ha habido varios incidentes en Shibuya? Bueno, él ha sido uno de los que ha resultado herido- no era totalmente falso, aunque obviamente no le estaba contando la verdad... Como para contarle que había ángeles caídos, samurais gigantes y demás...
¡Ah! ¡¿Entonces es verdad que había un lobo gigante corriendo por las calles?!- se alarmó a lo que contesté con un asentimiento y subí corriendo hacia la habitación donde se debían encontrar ya Seimei, Sigrun y Max. Entonces, prendí la pantalla plana que era la televisión, viendo en ella a un enorme lobo portando a un muchacho en su enorme boca, reproduciendo la escena que habíamos vivido con anterioridad. Habíamos sido grabados por la televisión humana...
Chicos... Los Digimons ya no son un secreto...- dije, temerosa, pues sabía que habría gente que se aprovecharía de los poderes de los Digimon. Veía entonces a Sigrun, Max e incluso a mi aparecer con nuestros compañeros Digimon en plena televisión. Entonces, miré a Sigrun y a Max e, incluso, a un inconsciente Seimei. ¿Qué haríamos ahora...?
Mientras Sigrun se dirigía hacia donde yo le dije a por las medicinas, indiqué a Max que acompañase a Seimei hacia una de las habitaciones libres que sabía que estaban libres, puesto que ese mismo día se había marchado el cliente que se hospedaba. De todas formas, lo confirmé con Aoi, una de las recepcionistas.
¿Quién es ese chico que está herido?- preguntó la recepcionista, con quien me llevaba realmente bien a lo que le contesté una vez que me encogí de hombros.
¿No has escuchado que ha habido varios incidentes en Shibuya? Bueno, él ha sido uno de los que ha resultado herido- no era totalmente falso, aunque obviamente no le estaba contando la verdad... Como para contarle que había ángeles caídos, samurais gigantes y demás...
¡Ah! ¡¿Entonces es verdad que había un lobo gigante corriendo por las calles?!- se alarmó a lo que contesté con un asentimiento y subí corriendo hacia la habitación donde se debían encontrar ya Seimei, Sigrun y Max. Entonces, prendí la pantalla plana que era la televisión, viendo en ella a un enorme lobo portando a un muchacho en su enorme boca, reproduciendo la escena que habíamos vivido con anterioridad. Habíamos sido grabados por la televisión humana...
Chicos... Los Digimons ya no son un secreto...- dije, temerosa, pues sabía que habría gente que se aprovecharía de los poderes de los Digimon. Veía entonces a Sigrun, Max e incluso a mi aparecer con nuestros compañeros Digimon en plena televisión. Entonces, miré a Sigrun y a Max e, incluso, a un inconsciente Seimei. ¿Qué haríamos ahora...?
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :106Cuentas :Ficha :Relaciones :NPCs :Nivel On Rol :ArmaduraIcono :Rango y Unidad :Yoko Littner
Rango: Soldado
División: Four Holy Best
Unidad/Sub-division: East Blue Dragons
Kate Littner (Gatomon)
Rango: Soldado
División: Four Holy Best
Unidad/Sub-division: East Blue Dragons
Inventario :
Yoko Littner
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
Sigrun podía notar la presión, había una persona muriéndose frente a ella y tenía que salvarlo, no podía dejar que muriese. Debía hacer algo y hacerlo ya. Agarró el botiquín y sacó de allí lo que le dijo Max, algo para desinfectar la herida, gasas… Lo tenía todo y enseguida empezó a aplicar las curas, usó un desinfectante en las heridas mientras observaba y escuchaba como Seimei deliraba. Se disculpaba con alguien, no sabía con quién y no le importaba en lo absoluto, solo quería salvarlo. Estaba perdiendo sangre. Demasiada. La valquiria solo disponía de unos minutos, quién sabe cuántos.
Fue corriendo a un armario, lo abrió y empezó a revolverlo todo, sacando unas sábanas de repuesto. Poco le importó manchar el armario y los cajones con la sangre que ahora tenía en sus manos, debía actuar rápido. Aunque realmente estaba actuando por instinto, nunca se había topado con una situación así, y estaba nerviosa, tenía el corazón a mil. Regresó y puso las sábanas sobre la herida de Seimei, presionando para tratar de detener la hemorragia.
Si la situación no era lo bastante grave, Yoko puso las noticias y allí vieron a Blurr e incluso a ellos mismos. La calidad del video no era muy alta, pero aun así Sigrun se preocupó aún más. Debía hacer algo, pero tenía la vida de Seimei en sus manos. No podía dejarlo morir. Decidió darle prioridad a él, a pesar de que, como Royal Knight debería encargarse primero del Mundo Digital y la amenaza que Blurr provocó.
Revisó las heridas, seguían sangrando, no podía detener la hemorragia. La sublíder estaba desesperada ¿Qué podía hacer? No había aguja ni hilo ¿cómo podía cerrar la herida? Lo único que tenía era… DigiSoul. Fuego digital, energía, calor. Si lo concentraba, podría llegar a cauterizar su herida y hacer que dejara de sangrar. Decidió intentarlo, era su último recurso. Mientras que con una mano seguía presionando la herida, la otra empezó a generar Digisoul, y una llama digital azul fue ardiendo en su mano con fuerza. La valquiria miró a Seimei unos instantes, rezando a Yggdrassil para que funcionara.
- Espero que no te duela mucho… - le dijo antes de retirar las sabanas y poner su mano cargada de DigiSoul sobre su herida.
En cuanto hubo contacto, el fuego digital se extendió por el tejido dañado, cubriendo las heridas y cauterizándolas, mientras una tenue luz azul resplandecía. Mientras Sigrun seguía generando DigiSoul, quiso hacer algo para detener los delirios.
- ¿Puedes oírme, Seimei? Céntrate en mi voz, ignora todo lo demás, sólo escúchame a mí. – le hablaba la valquiria intentando que volviera en sí, que dejara de sufrir por esos delirios- Estás en Shibuya, en un hotel. Sigue mi voz y regresa de nuevo. Solo sigue mi voz, no sigas a nada más.
Fue corriendo a un armario, lo abrió y empezó a revolverlo todo, sacando unas sábanas de repuesto. Poco le importó manchar el armario y los cajones con la sangre que ahora tenía en sus manos, debía actuar rápido. Aunque realmente estaba actuando por instinto, nunca se había topado con una situación así, y estaba nerviosa, tenía el corazón a mil. Regresó y puso las sábanas sobre la herida de Seimei, presionando para tratar de detener la hemorragia.
Si la situación no era lo bastante grave, Yoko puso las noticias y allí vieron a Blurr e incluso a ellos mismos. La calidad del video no era muy alta, pero aun así Sigrun se preocupó aún más. Debía hacer algo, pero tenía la vida de Seimei en sus manos. No podía dejarlo morir. Decidió darle prioridad a él, a pesar de que, como Royal Knight debería encargarse primero del Mundo Digital y la amenaza que Blurr provocó.
Revisó las heridas, seguían sangrando, no podía detener la hemorragia. La sublíder estaba desesperada ¿Qué podía hacer? No había aguja ni hilo ¿cómo podía cerrar la herida? Lo único que tenía era… DigiSoul. Fuego digital, energía, calor. Si lo concentraba, podría llegar a cauterizar su herida y hacer que dejara de sangrar. Decidió intentarlo, era su último recurso. Mientras que con una mano seguía presionando la herida, la otra empezó a generar Digisoul, y una llama digital azul fue ardiendo en su mano con fuerza. La valquiria miró a Seimei unos instantes, rezando a Yggdrassil para que funcionara.
- Espero que no te duela mucho… - le dijo antes de retirar las sabanas y poner su mano cargada de DigiSoul sobre su herida.
En cuanto hubo contacto, el fuego digital se extendió por el tejido dañado, cubriendo las heridas y cauterizándolas, mientras una tenue luz azul resplandecía. Mientras Sigrun seguía generando DigiSoul, quiso hacer algo para detener los delirios.
- ¿Puedes oírme, Seimei? Céntrate en mi voz, ignora todo lo demás, sólo escúchame a mí. – le hablaba la valquiria intentando que volviera en sí, que dejara de sufrir por esos delirios- Estás en Shibuya, en un hotel. Sigue mi voz y regresa de nuevo. Solo sigue mi voz, no sigas a nada más.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
-No tuerzas la boca, Max.
Fue la reacción de Roku en su estadio de vigilia, apenas percibiendo la realidad como una serie de retazos que mezclaban la percepción y el imaginario, en un desorden de imágenes que alternaba la muchedumbre que se guarecía en el lugar, por miedo a las réplicas, aquellas almas condenadas, y recuerdos vagos y sueltos de una mente herida. Muchos de ellos eran jirones, imágenes quebradas como un espejo roto, mostrando muchos reflejos, pero nada en realidad.
La duda corroía sus pensamientos, sin tener respuesta. Una figura que quería atrapar, conocer, sin éxito alguno, y luego aquella presencia sin rostro que se reía de él, tornándose a partir de lo etéreo solo para atormentarle. Lentamente, la mano de este se iba acercando hacia el torso de Roku, rubricando su huella en él. Dolía, quemaba, era una sensación desagradable.
-Citando Luces de Bohemia, una vez más, “Deja que me encargue yo”, y es que toda luz, debe apagarse- ¿por qué su voz era la única clara, la única que podía entender sin problema alguno?-. Buenas noches, Roku, es hora de reclamar lo que es mío: tú.
De la marca, una luz violácea se iba extendiendo, carbonizando la carne, reduciendo el dolor, la duda y la preocupación a nada. Al calor le seguía el frío, y después, nada. No tenía miedo, estaba en paz, tranquilo. Solo podía oír la risa de aquel ser, pero pronto llegaría el silencio. De no ser por esa otra mano, cálida, que contrarrestaba ese gélido sopor. Una sensación de vida que reavivaba su ser, que le sacaba de las profundidades de su propia mente. Todo se hacía más claro, desvaneciéndose la confusión, las sombras, y Él.
-No, ¡¡no!! ¡¡Estaba tan cerca!! ¡¡Tan cerca!! ¡¡Solo debes oírme a mí!! ¡¡Ni la escuches!! ¡¡Solo yo sé la verdad, sé qué y quién eres!! ¡¡Tu nombre, lo sé!!¡¡Te llamas ...!!
-Te oigo -pudo articular, débilmente-, ya puedo oírte -como pudo, aferró la mano de la chica y la retiró de la herida, evaluando el estado de esta-. De momento, creo que esto servirá. ¿Se sabe algo de las noticias? Si ha habido víctimas, los daños, y eso -generalmente, daría más especificaciones, pero las fuerzas aún no se habían repuesto.
-La pelirroja dice nosequé de que los digimons ahora son públicos -informaba el fantasma, retornando de su hiatus-. Por las noticias y eso, pero no del parque, sino lo del perrete.
-Ah, eso -tomó aire y carraspeó un poco-. No os preocupéis por las noticias y rumores. Los digimon llevan años existiendo, y nunca han tenido repercusión en los medios. No hay que olvidar que algunos son enormes, ¿alguna vez habéis visto un Titamon? -rascó su sien- No interesa escandalizar a la gente, por ello se encubrirá de algún modo: que si es un animal del zoo, imágenes filtradas de alguna película, o así -se quejó por las heridas, pero siguió hablando-. El terremoto se usará para apartar la atención, y la gente empezará a pensar por sí sola alguna explicación razonable. ¿Quién va a deducir que coexisten dos mundos por solo un lobo gigante? El problema se arreglará solo -y tras esto, notó que seguía sosteniendo la mano de ella, por lo que la liberó-. Disculpa, no me percaté -inclinó su cabeza en muestra de gratitud-. Gracias por la ayuda.
Fue la reacción de Roku en su estadio de vigilia, apenas percibiendo la realidad como una serie de retazos que mezclaban la percepción y el imaginario, en un desorden de imágenes que alternaba la muchedumbre que se guarecía en el lugar, por miedo a las réplicas, aquellas almas condenadas, y recuerdos vagos y sueltos de una mente herida. Muchos de ellos eran jirones, imágenes quebradas como un espejo roto, mostrando muchos reflejos, pero nada en realidad.
La duda corroía sus pensamientos, sin tener respuesta. Una figura que quería atrapar, conocer, sin éxito alguno, y luego aquella presencia sin rostro que se reía de él, tornándose a partir de lo etéreo solo para atormentarle. Lentamente, la mano de este se iba acercando hacia el torso de Roku, rubricando su huella en él. Dolía, quemaba, era una sensación desagradable.
-Citando Luces de Bohemia, una vez más, “Deja que me encargue yo”, y es que toda luz, debe apagarse- ¿por qué su voz era la única clara, la única que podía entender sin problema alguno?-. Buenas noches, Roku, es hora de reclamar lo que es mío: tú.
De la marca, una luz violácea se iba extendiendo, carbonizando la carne, reduciendo el dolor, la duda y la preocupación a nada. Al calor le seguía el frío, y después, nada. No tenía miedo, estaba en paz, tranquilo. Solo podía oír la risa de aquel ser, pero pronto llegaría el silencio. De no ser por esa otra mano, cálida, que contrarrestaba ese gélido sopor. Una sensación de vida que reavivaba su ser, que le sacaba de las profundidades de su propia mente. Todo se hacía más claro, desvaneciéndose la confusión, las sombras, y Él.
-No, ¡¡no!! ¡¡Estaba tan cerca!! ¡¡Tan cerca!! ¡¡Solo debes oírme a mí!! ¡¡Ni la escuches!! ¡¡Solo yo sé la verdad, sé qué y quién eres!! ¡¡Tu nombre, lo sé!!¡¡Te llamas ...!!
Sigrun Vinter escribió:-¿...Seimei? Céntrate en mi voz, ignora todo lo demás, sólo escúchame a mí.-poco a poco, recuperaba el oído, y el resto de sus sentidos- Solo sigue mi voz, no sigas a nada más.
-Te oigo -pudo articular, débilmente-, ya puedo oírte -como pudo, aferró la mano de la chica y la retiró de la herida, evaluando el estado de esta-. De momento, creo que esto servirá. ¿Se sabe algo de las noticias? Si ha habido víctimas, los daños, y eso -generalmente, daría más especificaciones, pero las fuerzas aún no se habían repuesto.
-La pelirroja dice nosequé de que los digimons ahora son públicos -informaba el fantasma, retornando de su hiatus-. Por las noticias y eso, pero no del parque, sino lo del perrete.
-Ah, eso -tomó aire y carraspeó un poco-. No os preocupéis por las noticias y rumores. Los digimon llevan años existiendo, y nunca han tenido repercusión en los medios. No hay que olvidar que algunos son enormes, ¿alguna vez habéis visto un Titamon? -rascó su sien- No interesa escandalizar a la gente, por ello se encubrirá de algún modo: que si es un animal del zoo, imágenes filtradas de alguna película, o así -se quejó por las heridas, pero siguió hablando-. El terremoto se usará para apartar la atención, y la gente empezará a pensar por sí sola alguna explicación razonable. ¿Quién va a deducir que coexisten dos mundos por solo un lobo gigante? El problema se arreglará solo -y tras esto, notó que seguía sosteniendo la mano de ella, por lo que la liberó-. Disculpa, no me percaté -inclinó su cabeza en muestra de gratitud-. Gracias por la ayuda.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Un cumpleaños que se tuerce [Priv. Max, Yoko, Roku, Sigrun & Ashe]
La repentina contestación que Seimei le hizo a Max al principio sorprendió al muchacho de cabellos verdosos, aunque luego le hizo esbozar una sonrisa al entender la referencia que había hecho el moribundo que se encontraba a escasos metros de él, recostado en la cama y siendo atendido por Sigrun, la sublíder de los Royal Knights.
Así que Luces de Bohemia ¿eh?- mientras susurraba el título de la obra escrita por el autor español Ramón María del Valle-Inclán, Maxwell le entregaba todo el material que necesitase su compañera para solucionar las heridas del contrabandista herido. Al poco tiempo, Yoko entró por la puerta y, tras ver que Max y Sigrun se encargaban de las heridas de Seimei, ella encendió la televisión y comenzó a buscar en las noticias algún indicio de los sucesos ocurridos tanto con el equipo de ShadowSeraphimon como con Blurr, Ashely y la locura del lobezno gigante.
Tras limpiar la herida, la sublíder de los Royal Knights, tras comprobar que seguía sangrando, decidió utilizar su DigiSoul. En estos momentos, Max se sentía un completo inútil, al no poder ayudar... Por lo que sujetó a Seimei para que no se moviese debido al dolor. El fuego digital de color azul rodeó las manos de la hermosa valquiria que, decidida, decidió aplicar sobre la herida para tratar de cauterizarla, además de llamarle con su tierna y dulce voz.
No sabía que el DigiSoul tenía ese tipo de usos...- sonrió amargamente en un susurro, pues Sigrun había hecho todo el trabajo. Mientras Seimei se reponía poco a poco, Yoko apuntó que la gente sabía ahora de la existencia de los Digimons, pues aparecían en la televisión todos los allí presentes, de manera algo borrosa. Entonces Seimei, despierto y consciente, mencionó que el gobierno taparía el asunto, ya fuese diciendo que se trataba de parte de una película o algo por el estilo y que utilizarían el terremoto para apartar la atención de los "monstruos de cine", a lo que el peliverde asintió- No es la primera vez que pasa... Me alegro de que estés bien, "Don Latino"- le dijo a Seimei devolviéndole la referencia y estirando sus brazos en el aire, mirando a la pareja, rescatadora y rescatado, cogerse de la mano, a lo que profirió una sonrisa- He oído que el chocolate viene bien para reponer fuerzas... Voy a buscar un poco... O quizás haga la tarta ya, si Yoko y los cocineros de su hotel me lo permiten- con un gesto de sus ojos indicó a Yoko que deberían dejar solos a Sigrun y a Seimei, por si querían hablar de algo con tranquilidad.
Me pido el primer bocado a esa tarta- mencionó Xorem, saliendo junto a Max de la habitación, simulando ser un muñeco de peluche entre los brazos del peliverde.
El que cumple años soy yo, no tú- susurró el muchacho mientras caminaban por el extenso pasillo, dirigiéndose hacia las cocinas del hotel, con paso decidido, mientras pensaba en sus propios problemas.
Así que Luces de Bohemia ¿eh?- mientras susurraba el título de la obra escrita por el autor español Ramón María del Valle-Inclán, Maxwell le entregaba todo el material que necesitase su compañera para solucionar las heridas del contrabandista herido. Al poco tiempo, Yoko entró por la puerta y, tras ver que Max y Sigrun se encargaban de las heridas de Seimei, ella encendió la televisión y comenzó a buscar en las noticias algún indicio de los sucesos ocurridos tanto con el equipo de ShadowSeraphimon como con Blurr, Ashely y la locura del lobezno gigante.
Tras limpiar la herida, la sublíder de los Royal Knights, tras comprobar que seguía sangrando, decidió utilizar su DigiSoul. En estos momentos, Max se sentía un completo inútil, al no poder ayudar... Por lo que sujetó a Seimei para que no se moviese debido al dolor. El fuego digital de color azul rodeó las manos de la hermosa valquiria que, decidida, decidió aplicar sobre la herida para tratar de cauterizarla, además de llamarle con su tierna y dulce voz.
No sabía que el DigiSoul tenía ese tipo de usos...- sonrió amargamente en un susurro, pues Sigrun había hecho todo el trabajo. Mientras Seimei se reponía poco a poco, Yoko apuntó que la gente sabía ahora de la existencia de los Digimons, pues aparecían en la televisión todos los allí presentes, de manera algo borrosa. Entonces Seimei, despierto y consciente, mencionó que el gobierno taparía el asunto, ya fuese diciendo que se trataba de parte de una película o algo por el estilo y que utilizarían el terremoto para apartar la atención de los "monstruos de cine", a lo que el peliverde asintió- No es la primera vez que pasa... Me alegro de que estés bien, "Don Latino"- le dijo a Seimei devolviéndole la referencia y estirando sus brazos en el aire, mirando a la pareja, rescatadora y rescatado, cogerse de la mano, a lo que profirió una sonrisa- He oído que el chocolate viene bien para reponer fuerzas... Voy a buscar un poco... O quizás haga la tarta ya, si Yoko y los cocineros de su hotel me lo permiten- con un gesto de sus ojos indicó a Yoko que deberían dejar solos a Sigrun y a Seimei, por si querían hablar de algo con tranquilidad.
Me pido el primer bocado a esa tarta- mencionó Xorem, saliendo junto a Max de la habitación, simulando ser un muñeco de peluche entre los brazos del peliverde.
El que cumple años soy yo, no tú- susurró el muchacho mientras caminaban por el extenso pasillo, dirigiéndose hacia las cocinas del hotel, con paso decidido, mientras pensaba en sus propios problemas.
- Tamer & Digimon
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Akira Kurusu
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