El inicio de un gran resentimiento [Priv.Scott]

Un vacío infinito de oscuridad rodeaba el cuerpo al natural del emperador. La marca del infierno, roja como la más pura de las sangres, brillaba en mitad de la oscuridad, así como la cicatriz que en su rostro yacía. Abrió los ojos, rojos como el fuego pero sin brillo, mientras que su respiración se apagaba completamente. No vivía allí, pero no estaba muerto. Era un viaje “astral”, por decirlo de algún modo, aunque realmente, se trataba de una visita al mismo infierno. No se sorprendió, no reacciono, simplemente se mantuvo quiero y paciente, aguardando a que la sombra del rey del abismo más profundo y putrefacto hiciera acto de presencia, y así fue. Un cumulo de sombras formaron un torbellino para finalmente, unirse en una única sombra cuya forma desagradable e imponente dejaba en claro quién era. Un par de ojos sanguinarios se abrieron, para finalmente escuchar un sinfín de risas y comentarios crueles, grotescos y morbosos; todos provenientes de las distintas partes del cuerpo de aquella sombra. Las voces callaron cuando un resoplido se hiso presente; era la voz de la auténtica sombra. Respiro profundamente y exhalo con desgano, mientras se materializaba a una forma más propia de sí mismo: un hombre con armadura negra como el azufre, y cuyas bocas con colmillos afilados rebosaban por todo el cuerpo.

Aquella criatura grotesca semejante a un hombre levanto un brazo y paso su mano por la barbilla del pelinegro. Los ojos se atacaron como dagas, queriendo matarse mutuamente, pero sin lograr nada más que una lucha sin sentido. La criatura suspiro ligeramente y soltó la barbilla del humano, apartándose tranquilamente. Se dio la media vuelta y chasqueo los dedos, haciendo aparecer un espejo negro de la nada misma.

¿Sabes porque te traje aquí? –Pregunto en seco-
No –Respondió el humano rápidamente-
Uno de los señores demonio está haciendo de las suyas –Paso la palma de su mano por el espejo, mostrando la imagen de una bestia marina de dos colas y mandíbula alargada- Leviamon siempre ha capturado humanos y los ha hecho trabajar para él, intentando encontrar un cuerpo digno de su alma, para así escapar de su torre… y su última adquisición no ha cedido a su poder, ¿sabes qué significa?
¿Qué tiene una fuerza de voluntad muy grande y por tanto, peligrosa?
Exactamente… ve a donde esta esa humana, y asegúrate de que una de estas dos cosas ocurra –La sombra se volteo, mientras que todas las bocas de su cuerpo se abrían, mostrando un sinfín de ojos rojos mirando fijamente al humano- o se vuelve un títere más de Leviamon… o su sangre corre por el suelo al igual que la sangre de un cerdo en el matadero
… muy bien… -Fue lo único que respondió, inmune al temor que generarían aquellos ojos- bueno, despertare y me encargare de ello, ¿alguna pista de donde este?
Deambula por el desierto, y se encamina al bosque, asique… ya sabes que hacer, ve y encárgate del asunto

Sin mediar ninguna otra palabra, la criatura se disolvió en la oscuridad, y el humano despertó. Abrió los ojos repentinamente, viendo el techo de su habitación en aquella base voladora. Suspiro y se tomó su tiempo para prepararse. Comunico a sus asistentes que se encargaran de sus deberes pendientes; así como a comunico a la gente del desierto que viajaría allí. Aquello ultimo era importante, ya que literalmente su compañero era un dios en aquella área, y avisar de su visita, siempre ayudaba a agilizar cualquier trabajo pendiente en aquel lugar. Preparo su traje y su máscara/visor, así como su decodificador de voz; siempre preparado para actuar como el líder del clan más odiado y mal visto.

Las horas pasaron, y el viaje tuvo sus problemas iniciales, como el hecho de que la principal forma de transporte tuvo que despertarse y despabilarse. El compañero del pelinegro seria el dios y juez de las almas, pero desde luego, nada quitaba el hecho de que despertar a las 2 de la mañana y empezar a volar hasta el desierto casi al otro lado del continente era una molestia considerablemente grande. Despertar a las 2 AM, salir a las 3:30 y llegar al desierto cerca de las 2 PM, sin duda el dios necesitaba un tiempo de descanso. Guiados únicamente por el hecho de que debían ir a un bosque en el desierto, humano y compañero debían localizar a una humana, según las palabras de la criatura que vio en “sueños” el humano. Francamente ninguno tenía idea de que harían exactamente, pero desde luego, algo se les ocurriría.

Finalmente al llegar al desierto, el hombre dios aterrizo en mitad del mismo, regresando a su forma infantil y sencilla. De un hombre chacal se convirtió en un cachorro semejante a un labrador. Por su lado, el humano simplemente se puso la máscara/visor, subió su capucha y coloco el decodificador para comenzar a caminar. Supuestamente debería ser capaz de localizar la energía o residuos de energía del señor demonio, pero claro, en aquel bosque… tendría suerte de encontrar a la humana en menos de un día.

De verdad… odio estos trabajos de sectario…

El tiempo transcurrió lentamente para el pelinegro, quien caminaba tranquilo por aquel bosque, acompañado del cachorro blanco, quien solo veía maravillado el lugar. Él ya lo conocía como la palma de su mano, pero eso no quitaba que siguiera impresionándole la belleza que allí albergaba; aunque para su desgracia, estaban allí para hacer un trabajo bastante horrible, aunque necesario. El humano estaba maldito, y por ende, debía hacer lo que le decía el demonio con el cual pacto.

Desde su llegada hasta que se toparon con cualquier rastro de ser pensante pasaron unas 3 o 4 horas. Ambos caminaban por el bosque, sin ninguna pista o señal de a quien debían encontrar; y en el preciso instante de decidir descansar, una fotografía llego volando al hocico del cachorro. El humano tomo la misma y comenzó a buscar con la mirada al dueño de la fotografía, y lo encontró, o al menos eso creyó. Vio a una chica rubia recogiendo varias fotografías del suelo cerca de una banca de madera junto a un pino. El pelinegro suspiro cansado y se acercó junto con el cachorro, llevando la fotografía en la mano.

Oye, ¿esto es tuyo? –pregunto el humano, y gracias al decodificador de voz, su tono de habla era igual al de una máquina- aunque visto lo visto, eso parece…
Creo que algo más correcto sería ayudarla, ¿sabes? –el cachorro suspiro levemente y se acercó a la humana, comenzando a recoger algunas fotografías para ayudarla- toma, creo que con estas ya son todas
Quitando la que tengo yo –Resignado, el humano se acercó y estiro el brazo con la fotografía que había volado antes- toma

Aunque el humano quisiera haberse ido después de hacer aquel “buen acto del día”, lo cierto es que por su cabeza cruzo la idea de que quizás, la humana que tenía frente a él, era la que estaba buscando; aunque no lo tenía del todo claro. No sentía ningún residuo de energía de Leviamon, o al menos alguno detectable. Eso ya era razón suficiente para marcharse y seguir buscando, pero no podía arriesgarse, menos sabiendo que el demonio lo vigilaba y esperaba resultados de aquella misión. Sin duda alguna, para el emperador, aquel sería un día muy, muy largo.

Ante las caricias y mimos de la humana, el cachorro no pudo evitar mover la cola tranquilamente, dejándose acariciar tranquilamente, mientras que su compañero humano observaba a corta distancia. Le importaba muy poco si alguien acariciaba a Labramon, al fin y al cabo, era un digimon bastante astuto y de algún modo, terminaría siendo el blanco menos débil de la situación, así como el que tuviera menos problemas. Fuese como fuese, cuando llego el momento de responder preguntas y dudas, fue el cachorro quien hablo, ya que por parte del humano, no tenía por qué responder a lo obvio. El cachorro se presentó como Labramon, sin dejar de mover su cola en señal de comodidad con la humana, y en vista del silencio de su compañero, también lo presento, pero en vez de usar su verdadero nombre, uso su seudónimo: Bisuto. En la mente del pelinegro había cierto orgullo porque el cachorro, pese a estar tan cómodo y relajado para estar en una misión, se tomara las cosas con una mínima de seguridad y pudiera mantener los estándares de seguridad necesarios.

Pues realmente si, somos compañeros –Respondió el cachorro ante la duda que el pelinegro veía como obvia- ¿acaso tú no tienes a un digimon que te acompañe?

El humano se mantuvo en silencio mientras su compañero hablaba. Realmente se le daba mejor tratar con las personas a Labramon, ya que él tenía una personalidad más amena para la tarea, todo lo contrario al emperador, que prefería mantenerse apartado. No obstante, en el momento en que la humana comenzó a divagar, el pelinegro la miro de reojo. Inicialmente no la veía como una posible afectada por Leviamon; aunque cierto era que aún no tenía idea de nada, por lo que debería seguir investigando un poco. Al momento en que ella menciono a donde se dirigía, también pregunto al pelinegro que rumbo tomaría él. Eso le llamo la atención, después de todo, no solía recibir preguntas directas; era normalmente el cachorro quien las recibía, debido a su actitud.

El pelinegro simplemente suspiro resignado y acomodo la máscara/visor de su rostro antes de responder a la pregunta.

Aunque no lo parezca, vinimos por “trabajo”… claro que aquí el que parece trabajar soy yo –Dijo con ironía mientras veía de reojo al cachorro- pero sea como sea… te sigo, mi trabajo es caminar por aquí hasta que encuentre algo de lo que no me dieron pistas… deambular será una forma de encontrarlo, y si hay alguien que pueda hacerle compañía a Labramon, mejor
Eso suena un poco cruel, ¿no crees? –Comento el cachorro algo nervioso- pero bueno… ¿no te importa que te acompañemos? Sería algo genial para nosotros… o al menos para mí, no sé qué piense realmente el

El hecho de saber que la humana se encontraba sola llamo ligeramente la atención del pelinegro. Si realmente no tenía un compañero digimon, seguramente sería una usuaria de espíritus digitales; ya que nunca escucho de un humano que pudiera estar en el digimundo sin un digivice y sola. Él se consideraba una excepción a ese hecho porque fue Labramon quien lo trajo, y con él se mantuvo en todo momento al ser un mundo distinto y más peligroso; y si ella no estaba con nadie, significaba eso: que nadie la trajo. En sí, poco a poco reunía la información que necesitaba para dar un veredicto, mientras que el cachorro blanco simplemente se mantenía cerca para permitir que el pelinegro guardara las distancias; esa era la ventaja de Labramon en ese tipo de situaciones: su aura de tranquilidad y comodidad siempre terminaban ayudando de algún modo. Le costaba un poco creer que el cachorro tuviera tanta habilidad para mantener conversaciones con completos desconocidos, pero si consideraba a casi cualquier persona a su alrededor, ciertamente cualquiera era más capaz que él propio pelinegro.

Se confundió un poco al recibir aquel frasco, pero tampoco se negó. Simplemente lo miro un poco y lo guardo en un bolsillo que tenía dentro de la túnica, para posteriormente agradecer; luego volvió a tomar distancia durante la caminata, siguiendo a la humana y al cachorro.

¿Eh? Pues si… es algo callado, jeje… aunque créeme, es buena persona… solo tiene un ritmo distinto para socializar –respondió el cachorro casi susurrante ante la pregunta de la humana- una vez te acostumbras a su silencio, es una excelente compañía, créeme, somos compañeros desde hace mucho

Al final caminaron una gran distancia, llegando a una laguna previa al invernadero; aunque antes de llegar, se escucharon instrumentos musicales bastante… malos. El pelinegro ignoro completamente la música que los Gekomons intentaban hacer, y el cachorro, por otro lado, solo se mantuvo apartado; casi escondido detrás de las piernas de la humana mientras que las ranas tocaban alegres de tener público.

Una vez terminaron de tocar, volvieron a darse la vuelta para practicar, aunque no había mucha diferencia entre tocar de espaldas o hacia el barandal, el cachorro agradecía que fuera de espaldas, ya que así no se lo vería. Suspiro aliviado y siguió a la humana caminando a su lado.

Ciertamente eran muy buenos… pero aun no recuerdan cómo sacar a relucir su talento de hace años –comento Labramon de forma casi inconsciente- espero que recuerden pronto, su música hacia crecer plantas y curaba dolencias espirituales… o al menos eso hacían sentir
¿Seguro que fueron buenos alguna vez? No sonaban muy coordinados –Comento el mercenario- aunque bueno, si tú lo dices, no negare nada

Nuevamente el humano se mantuvo callado y apartado de la conversación. El chiste si bien hiso gracia en el cachorro, no afecto en lo más mínimo al pelinegro, quien solo guardo silencio mientras seguía al mismo ritmo de caminata. Ni siquiera aparto la vista, solo ignoro todo comentario que pudiera venir. El cachorro sonrió algo nervioso ante la actitud de su compañero, puesto ya lo conocía y sabía que ese tipo de bromas no eran de las que más le gustaba, pero tampoco iba a ser algo malo, al fin y al cabo si no hacía nada brusco no había problemas.

El pelinegro se detuvo de pronto al ver la reacción de la humana ante… ¿ante qué? No lo sabía, ella solo se mostró rara durante un breve instante, y eso fue lo que necesito para acelerar el paso y acercarse a ella junto al cachorro. Labramon por su parte ladeo la cabeza, queriendo preguntar que ocurría, pero el paso rápido de Eli le gano y tuvo que él acelerar también para poder mantenerse cerca. No obstante, cuanto más preguntaba y menos se le respondía, su preocupación crecía más y más sin parar; el hecho de que una persona tan agradable se callara de pronto no era una buena señal, e incluso Bisuto lo tenía claro. Quiso estirar la mano para tomar a la chica por los hombros y obligarla a hablar, pero para cuando quiso intentarlo, ya estaban en el invernadero y eso sería algo totalmente imposible.

Resoplo molesto en cuanto Eli desapareció, y fue en ese momento que todo comenzó a ir en cámara lenta para él. Sabía lo que tocaba, una conversación con el diablo que lo había enviado allí en primer lugar.

¿Aún no la has encontrado?
Creo que ya la encontré… pero no sé si realmente fue la influencia de un Demon Lord la que la afecto u otro factor externo…
Usa tu digivice, al ser un dispositivo que se hundió en el infierno, debería poder localizar o indicarte de alguna forma cuando está en presencia de un dispositivo similar
De acuerdo… ¿algo más?
Si… no olvides, que ella debe someterse o extinguirse
No lo olvidare…

Tras esa rápida conversación mental, el humano saco su digivice y comenzó a caminar entre los digimons que estaban allí. Labramon por su parte comenzó a olfatear, buscando el rastro de la humana, mientras de paso curioseaba un poco la fauna de su propia tierra.

Hay demasiada gente aquí… -dijo el pelinegro rindiéndose finalmente ante la idea de caminar sin que nadie molestara- Labramon, necesito que te lleves a todos los visitantes…
¿Y cómo esperas que haga eso exactamente? –El cachorro se detuvo a su lado- espera… ¿en serio tengo que hacerlo? No quiero que me saquen fotografías, sabes que el flash me molesta en los ojos
Entonces diles que sin flash, pero de verdad tienes que sacar a toda esta gente… si de verdad es Eli, aquí no ocurrirá nada bueno… asique andando

5 minutos después de hacer aquella petición, fuera del invernadero, se proyectó una gran sombra, la cual atrajo naturalmente la atención de todos los visitantes. Cuando todos fueron a ver, pudieron ver al dios del desierto, a un Anubismon de ojos rojos aterrizar al otro lado del lago; y naturalmente esa aparición hiso que todos salieron corriendo del lado para ir a ver. Ningún turista tenía una oportunidad como esa para ver a un dios digital tan de cerca. El pelinegro lo sabía y por eso había pedido a su compañero que hiciera aquello.

Muy bien Eli… solo quedamos tu y yo… -hablo tranquilamente, sacando su digivice del bolsillo para ver que la pantalla parpadeaba- y tenemos mucho de qué hablar…

Cuando finalmente todo el lugar se vacío por completo, y con ayuda de las indicaciones de “frio y caliente” que emitía el digivice parpadeando, el emperador pudo encontrar rápidamente a la humana. Realmente él no tenía ganas de tener que hacer nada, simplemente quería regresar rápido a su hogar para hacer cualquier otra cosa, pero sabía que si no hacía algo al respecto sobre Eli, claramente el diablo que se autoproclamaba su jefe no estaría feliz y se desquitaría rápidamente y sin escrúpulos contra su persona. Suspiro levemente y comenzó a caminar hacia ella, acomodando su visor durante el camino.

La humana huyo en cuanto vio al emperador acercarse, adentrándose en un laberinto de rosas. El humano observo el letrero con cierto asco y odio simultaneo; él ya había tenido suficientes laberintos para una sola vida, pero aparentemente debería volver a sufrir uno para cumplir con su deber. Respiro profundamente y comenzó a caminar por el laberinto. Chasqueo los dedos para cerrar la entrada que usaron ambos humanos con una pared de virus; Eli no regresaría por donde vino, aunque dudaba que fuera a hacerlo realmente. Bisuto observo la pantalla de su digivice parpadeando constantemente pero a un ritmo normal, claramente no estaba cerca, o al menos no la tenía en un radio lo bastante cercano como para que el digivice enloqueciera.

Bisuto observaba a su alrededor, viendo las paredes de arbustos con flores de todo tipo creciendo de estos. Se detuvo en mitad de un pasillo para ver una flor en concreto. Era de color violeta azulado con manchas blancas en sus pétalos y un centro que se volvía más y más rojo conforme se acercaba al tallo. Acaricio la flor ligeramente y se dispuso a hablar.

¿Por qué te escondes Eli? ¿No sería mejor para ambos ver las flores juntos? Aquí encontré una flor que me gusta… la llamamos “Noche del Desierto”… es realmente curioso como parece un cielo estrellado atrapado en una pequeña flor –Hablo tranquilamente el humano, pero con un tono lo bastante alto como para que fuera escuchado- ¿Por qué no te quedas donde estas y esperas a que te encuentre? Créeme, no tengo ganas de ponerme a buscar como loco… y en todo caso, ¿Cómo piensas enfrentarlo?

El humano hiso una pausa. Sabía que debía recurrir a métodos más cuestionables, pero que según él, eran más efectivos. Dejo la flor y volvió a caminar tranquilamente por los pasillos, observando la pantalla del digivice de vez en cuando a ver si este le daba señales.

¿Cómo planeas afrontar la oscuridad que te está consumiendo? ¿Cómo crees que vas a frenar a un demonio? –Preguntaba tranquilamente mientras caminaba- ¿de verdad crees que tienes escapatoria con esa actitud pasiva que tienes?

Al escuchar que la chica no huiría más, el emperador se tranquilizó y llego a sonreír con cierta satisfacción. Continuo caminando por los pasillos con calma, intentando escuchar los pasos de la contraria, aunque sin demasiado éxito, pero para su fortuna, pudo dar con el rastro de flores. Observo los pétalos rojos en el suelo y los siguió tranquilamente, observando como las paredes de flores parecían hacerse más y más grandes, así como los pasillos eternos. Finalmente, luego de unos 10 minutos siguiendo el rastro de pétalos rojos, el emperador llego a aquella sala donde se encontraba la rubia. Se quedó en la entrada observándola en silencio unos instantes, para ver como ella miraba una foto con 2 personas. Intento ver mejor desde su posición, pero no consiguió nada más que ver a la dueña de la foto arrojarla al agua.

Bisuto respiro profundamente y exhalo tranquilo, caminando hacia Eli tranquilamente, aunque no se detuvo junto a ella. Metió un pie en el agua, demostrando que la laguna no era excesivamente profunda. Camino hasta llegar a la foto y el tomo para echarle un vistazo, ignorando lo que pudiera decir la rubia al respecto. Una vez con la foto en su poder, el emperador se dio la media vuelta y camino de regreso fuera de la lagua. Giro la cabeza para ver a la humana y enseño la foto que tenía en la mano antes de hablarle.

Me sorprende que tires una fotografía tan bonita –una vez dicho eso, guardo la foto dentro de su abrigo- será mejor que la guarde hasta que vea que la atesoraras como corresponde

El emperador guardo silencio durante unos instantes. Se cruzó de brazos y permaneció observando a la humana atentamente, dejando sus ojos cubiertos por el visor que llevaba encima. La marca de su espalda quiso hacerse presente, haciendo arder su espalda, pero el permaneció inmóvil. Su digivice comenzó a emitir más y más luz, queriendo llamar su atención, pero Bisuto permaneció indiferente ante ese hecho.

Voy a preguntarlo directamente, ¿Por qué te resistes al poder de Leviamon? ¿Y porque decides intentar enfrentarlo cuando se ve que no tienes ni siquiera una pizca de conocimiento al respecto de lo que un señor demonio puede hacer? –Al decir eso, el emperador llevo su brazo diestro a la cintura, tomando el mango de una espada, y al retirarlo de su cintura, la espada se materializo en forma de data corrupta- ¿recuerdas que te dije que vine por trabajo? Bueno… mi trabajo era encontrar a la afectada por Leviamon, y tras encontrarla… convertirla en un títere completo del demonio, o enviarla a una mejor vida… -Clavo la espada en el suelo- pero ahora mismo, quiero saber tus motivos para resistir a ese demonio