Une danse avec le passé est plus dangereux qu'il n'y paraît {Priv. Scott}

Retrocedí un poco al notar a Scott acercarse, pero era inútil, ya que había topado con la pared. Me sentía asechada, indefensa. No había escapatoria de la situación en la que me había metido, y eso estaba mal. No había una sola jugada en la que pudiera ponerme a salvo, o en la que sería intocable... Sin embargo, deseaba estar en dicha posición.

Cuando sus ojos quedaron encajados en los míos, no pude apartar la mirada. Mis inhalaciones eran pesadas, y mis exhalaciones sólo denotaban mis nervios. Scott me estaba mirando de una forma que me hacía sentir avergonzada, inquieta... Y a la vez estaba feliz por ello. No recordaba una sola vez en la que me hubiese visto con esa expresión tan deseosa. Era un magnetismo el que me hacía querer que me mirara más, y que me hacía sentir culpable.

Sus palabras limpiaron todos mis pensamientos, y me vi sumergida en un mar de su voz. Podía sentir la veracidad de sus palabras, y también las intenciones tras ellas. Era todo tan tentador, me seducía de tal manera que no reaccionaba correctamente. Por más que le pedía a mi cuerpo por alejarse de su rostro, el calor de su aliento tan cerca de mí hacía que este no respondiese. Había sido hechizada por ese muchacho, y no podía hacer nada para evitarlo.

Me estremecí al sentir su tacto en mi mejilla, y me sentí derretir cuando sus labios se posaron sobre los míos. Era un tacto suave y torpe, sencillo y lleno de sentimientos. Mi cara comenzó a arder al verlo cerrar sus ojos, e instintivamente cerré los míos, dejando desbordar las lágrimas que había contenido desde el inicio. Aquellas lagrimas de nerviosismo y alegría, que se mezclaban junto con las que salían por temor y culpabilidad, no me detuvieron para corresponder su gesto.

De no haber sido porque él se había apartado, no hubiera sido capaz de volver en mi. Estaba sin palabras, pero con una sonrisa pintada de oreja a oreja. Tuve la oportunidad de mirarlo un segundo antes de ser abrazada. Estaba actuando como una muñeca de trapo, en silencio absoluto y sin control alguno sobre mi cuerpo. Mi pensamiento era rápido, y cada una de las imágenes se guardaba como fotografía, pero no podía hablar. No tenía palabra alguna que pudiera expresar con exactitud lo que estaba sintiendo.

Tras escuchar sus últimas palabras, acomodé mi cabeza en su hombro y pude mover mis brazos hacia su espalda, para por fin corresponder a su abrazo.
-Scott...  Te... -Logré hablar con una voz sencilla y transparente, pero instantáneamente me corté. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué iba a decir? Me aparté un poco para poder ver al muchacho a los ojos. Un escalofrío me erizó la piel en un santiamén y llevé ambas manos a mis labios al abrir mis ojos como platos. ¿Qué acababa de pasar?

Retrocedí para nuevamente toparme con la pared. Comencé a temblar y la cabeza me empezó a doler. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Qué iba a decirle a Fuji? Quería quedarme con Scott, quería besarlo de nuevo. No, no quería. Quería correr a los brazos de Fuji. Mis respiración se volvió frenética y comencé a mirar alrededor moviendo únicamente mis ojos. Quería gritar... ¿Qué quería gritar? ¿Scott o Fuji? Por más que intentaba no pensar, era como si alguien estuviese jugando con todas las imágenes en mi cabeza y las mostrase pasa hacerme sufrir.

Me comencé a sentir mareada, y todo parecía perder su lugar en la composición. Vi un segundo a Scott, y luego todo quedó en negro.



Verme tentado a espiar no era novedad en ningún sentido, estaba intrigado por ver a Elluka fuera de la habitación de Scott. Ella no era ese tipo de mujer ¿o sí? Era gracioso el pensar que Elluka se escabulliría entre las sábanas de un hombre por su atención. Sin embargo, yo sabía que era una chica densa. Era imposible que tuviera intenciones tan carnales e impuras.

La curiosidad me ganó tras escuchar el silencio después de las palabras de Scott. Me asomé ligeramente y abusé de mis habilidades de espionaje para ver la escena. Se estaban besando, por lo que podía apreciar. Elluka se veía tensa, pero en cuanto relajó los hombros, fruncí el ceño.
-Tch... -Mi envidia era evidente, pero gracias al cielo no tenía testigos. ¿Qué se sentiría estar enamorado? Me sentía raro de pensar que estaba ayudando a dos personas a reencontrarse, cuando ni yo mismo me daba la oportunidad a sentir algo por una mujer.

Me dispuse a dejarlos solos, las cosas podrían haber subido de tono en cualquier momento y no quería visualizar eso. Sin embargo, me detuve al escuchar a Scott de nuevo. Su discurso parecía honesto, y la adorable cara que estaba poniendo Clockworker me hacía enojar ligeramente. Sentí unas repentinas ganas de cortar la escena. Me percaté de que estaba cayendo en el hechizo de Elluka al preguntarme de dónde salían aquellas emociones que no eran positivas. Sacudí la cabeza. No iba a caer, sólo se trataba de una mujer bonita.

Quise ver la expresión de Clockworker, pero me encontré con una postura que ya conocía. No era bueno lo que iba a pasar. La chica se estaba tambaleando en su lugar, con los ojos buscando clavarse en un punto seguro que nunca iba a encontrar. La sangre me bajó a los pies ¿Qué acababa de provocar?
-Demonios. -Musité y me lancé a la escena corriendo hacia ellos. -¡Elluka! -La llamé para que entrara en razón, pero era inútil. Era muy tarde, Elluka ya había perdido el conocimiento.

Logré aproximarme al lugar lo suficiente como para verla cerrar sus ojos, y me arrodillé de una pierna para dar soporte a su cuerpo que se desplomaba, con mis brazos listos para recibirla.
-Quizás fue demasiado para ella... -Murmuré, dirigiendo lentamente mi vista hacia arriba, hacia Scott. -No te preocupes, es parte de la rutina diaria. -Traté de absolverlo de culpas, esperando que no se sintiera responsable por la chica desmayada.

Tomé el pulso de Elluka en su cuello, y verifiqué que siguiera con vida durante un minuto. Su pulso era débil, pero constante, así que descarté un infarto.
-De verdad que eres problemática. -Me burlé, y quité el flequillo de la cara de la chica para revisar los signos de su cara. -Estará bien. -Suspiré aliviado y regresé la mirada a Scott. -Excelente jugada, tigre. -Le sonreí de una manera insinuante, y mis ojos se posaron en el medallón que portaba. ¿Eso era lo que le dio Elluka? No recordaba habérselo notado antes. -¿Debería decir lobo? -Me mostré confundido en un principio, pero luego recuperé mi mirada de tinte pícaro.