Watch Over You [Priv.Scott]

Si bien el pequeño MetalMamemon esperaba una respuesta un poco más concisa y comprensible, no se molestó en reaccionar negativamente al escuchar al Caprimon; después de todo, era un bebe y era justificable que respondiera de una forma tan vaga y poco descriptiva; no obstante su aclaración le llamo la atención. No recordaba haber visto a ningún digimon salvar al bebe en aquel entonces; de hecho, hasta ese instante, Larry tenía entendido que él bebe lo había esquivado con pura habilidad. En parte se sentía bien consigo mismo, puesto no le dio de lleno en el primer disparo únicamente porque alguien más intervino; pero por la otra parte, se sentía intrigado por saber quién exactamente había intervenido. El saber que el digimon misterioso se había ido por los arboles le incito en ir a buscarlo, pero antes de ponerse en marcha, escucho al bebe preguntarse cosas y después gritar en señal de berrinche. Larry se giró para ver a Momo con la cola erizada; entonces redirigió la mirada para ver la escena. Se le dibujo una sonrisa de burla en el rostro, pero no dijo nada; aunque cuando quiso decir algo, su estómago empezó a gruñir extrañamente. Se sujetó el estómago adolorido y empezó a golpear el suelo intentando calmar su ansiedad por el dolor repentino.

Uuugh… santa maquina… ¿Qué rayos… tenían esos dulces? –El digimon tomo la bolsa de dulces y saco uno- ¿tengo pinta de ser de la gente que envenena los dulces de los demás y encima es tan tonta como para comerlos también? –Hiso una pausa de silencio- ugh… mejor no me respondas… haaaa… ¿Qué tienen estas cosas…? ¿Eh…? ¡¿Laxantes?!

Internamente, Larry deseaba gritar de furia y maldecir al digimon que le dio la bolsa de dulces a Momo; pero lo cierto es que su dolor de estómago posterior le impidió siquiera pensar en la furia que sentía. Por otro lado, el saxofonista disfrutaba de su obra, escondido en un tejado lejano sentado comiendo un helado.

Lejos e ignorando la situación que sufrían las 2 esferas; el mercenario observaba a la pelirroja acariciar al cachorro digital, mientras este cerraba los ojos y se dejaba acariciar tranquilamente, moviendo su cola de un lado a otro mientras lentamente se recostaba en el regazo de la pelirroja. Scott sonrió de lado al ver aquella escena; pensando en lo manso que podía llegar a ser Labramon, pero dejándolo pasar ya que bueno, era un cachorro y era algo natural que disfrutaba de ese modo las caricias. Se sentó junto a Selene y alzo la vista para ver directamente al cielo.

Todos sentimos celos, eso incluye a Momo… además, suponiendo que es un bebe, es más natural viniendo de él… un adulto puede disimular, pero un niño no –Ladeo la cabeza para ver a la pelirroja- la idea de esto es que sienta celos de Labramon, un digimon de nivel Rookie, y ver si con tal de estar al nivel de Labramon en cuanto a tu atención, está más dispuesto a evolucionar...
¿Pero funcionara…? Quiero decir, Momo es un amigo para mí y dudo que llega a sentir celos o algo parecido por mi parte… -El cachorro seguía recostado sin moverse ni un poco- aunque no me molesta intentar nada con tal de seguir así un rato
Momo sigue siendo un bebe, y Selene es algo así como su madre o una hermana mayor… si pierde su atención, querrá recuperarla, y eso es otra forma de estar celoso… -El mercenario afirmaba con seguridad, aunque lo cierto es que no estaba del todo seguro- lo único que podemos hacer es esperar y ver de qué modo reacciona…

Sí, he sentido celos, sorprendentemente por una chica, ¿Curioso no? Un Badass como yo sintiendo celos por algo tan común y corriente en lo que se esperaba de una persona de mi edad –Admitió directamente, sin apartar la mirada del cielo- aun así, ya no siento nada… creo que lo que antes fueron celos, ahora son nada más que un piquete de mosquito que puedo ignorar perfectamente para centrarme en las cosas importantes

Si bien decía eso, el pelinegro no podía negar que sentía algo. Se había contradicho rápidamente al decir que no sentía nada y posteriormente decir que era como un piquete de mosquito. No obstante le daba igual; al fin y al cabo no tenía sentido negar lo aparente: era humano y tenía errores; quizás demasiados para lo que debería realmente. Fuese como fuese, al momento de escuchar lo segundo de parte de la pelirroja, ladeo ligeramente la vista para prestar mayor atención. Le resulto curioso el hecho de que el pequeño Caprimon los viera como “figuras a seguir”; aunque no terminaba de gustarle ese término, ya que en el fondo el mercenario sabía que era todo menos una figura a seguir. Respiro profundamente para intentar cambiar el tema, aunque en ese instante, se arrepintió completamente de su decisión. Una pestilencia invadió la nariz del mercenario, quien solo hiso una mueca de disgusto y se cubrió la misma con la mano izquierda; mientras que el cachorro reacciono mucho peor, cubriendo su hocico con ambas patas y presiono con fuerza, mientras su pelaje se erizaba en mala señal.

El cachorro, al igual que los perros ordinarios, tenía un sentido del olfato muy desarrollado y sensible; por lo que sentir aquella pestilencia, no fue para nada bueno. El mercenario se giró para ver que ocurría y vio a ambas esferas en la lejanía, sujetándose así mismas como les era posible y en el suelo… bueno, lo imaginable. Se levantó de su asiento, y con la nariz tapada, se acercó al pequeño par, mientras el aroma empeoraba a cada paso. Primero vio a Momo, luego a Larry, quien más que haber hecho del número 2 en el césped, había dejado salir una especie de aceite para motor gelatinoso.

¿Me puedes explicar que ocurrió aquí Larry…? –El pequeño MetalMamemon solo pudo señalar ligeramente, mientras se quejaba de dolor, la bolsa con los dulces- … ¿Y de dónde sacaron estos dulces…? Egh… mejor respóndanme luego de lavarlos…
Haaaa… mi pancita metalica… señor… ayudaaaaaaaaa –Larry continuaba quejándose mientras que su estómago gruñía- dueleeeee
… eres peor que Labramon cuando es Xiaomon… -Admitió francamente, frotándose las sienes- Selene, mejor ven y dame una mano –Llamo a la pelirroja para que esta se encargara del Caprimon; puesto se notaba que sentía pena y no quería hacer comentarios o hacer nada que pudiera hacerlo sentir peor-

Por su parte, el saxofonista disfrutaba de su obra plácidamente en un techo lejano; mientras degustaba los verdaderos dulces que debió entregar. Ciertamente sentía cierto placer al ver sufrir a ese par de esferas; aunque claro, era un sufrimiento irónico, tampoco los estaba matando, por lo que todo era completamente legal. Fuese como fuese, regresando a la auténtica escena; el mercenario estaba cargando con los brazos extendidos al MetalMamemon, con cuidado de no tocar demasiado su retaguardia, era mejor darle una lavada, y para su fortuna, había un par de fuentes para tomar agua en la plaza, por lo que podría usar eso.

Solo pestilencia había en el ambiente. De un agradable paisaje casi silencioso por completo, se había vuelto un festival de eses blandas y malolientes. El mercenario sufría, pero quien sufría aún más era su compañero, quien no dudó ni un instante al momento de ir a buscar algún lugar para poder lavarlos. Scott no se sorprendió en lo absoluto cuando Labramon se fue corriendo a toda velocidad, con sus patas brillando en un aura dorada, al momento en que Selene dijo que fuera a buscar algo de ayuda; no obstante, tampoco se detuvo a apreciar esa escena; tomo a la esfera metálica y se dirigió a una fuente para lavarlo, aunque antes de poder meterlo, la fuente se secó rápidamente, casi por obra de magia. Rechino los dientes ante aquello, y se puso a buscar junto a la pelirroja algún lugar donde pudieran lavar a las pobres victimas de aquellos dulces laxantes. Al inicio solo era mala suerte y más mala suerte; puros azotes de puertas en los rostros de ambos humanos. Era lógico pensar que no hubiera nadie dispuesto a ayudarlos con su problema, puesto por culpa de ambas esferas que tenían en brazos, muchos negocios tuvieron que cerrar temprano y mucha gente perdió bastantes víveres; no era descabellado pensar que al menos 1 de todos los digimons que les cerraron la puerta en la cara, fuera alguno de los afectados. Pero no todo era malo, ya que con una seña de parte de la pelirroja, el mercenario pudo apreciar como un digimon si parecía tener piedad de ambos.

Al momento de entrar, el humano fue directamente al patio de la casa de aquel Digmon, tomo una manguera, coloco a Larry en el suelo y comenzó a rociarlo a toda presión. El MetalMamemon claramente no sentía nada al ser rociado de ese modo; pero el humano si sentía como la peste del problema intestinal del digimon se esparcía poco a poco. Apunto la manguera a la boca de Larry y lo obligo a beber contra su voluntad, algo que claramente le sirvió, ya que su estómago dejo de gruñir al momento en que comenzó a beber el agua, pero claro, aún tenía mucho que liberar.

Larry, de verdad… ¿Qué rayos tengo que hacer para que madures un poco? –musito el humano, rociando al MetalMamemon a diestra y siniestra- egh… espero que Labramon regrese pronto, al final no sabe que encontramos un sitio… igual seguirá buscando por la ciudad… solo espero que no se meta en ningún lio…

El pelinegro se quedó en esa misma acción; mientras que en la ciudad, el cachorro corría de negocio en negocio buscando alguno que tuviera la compasión suficiente como para prestarles un baño, o en su defecto, alguien dispuesto a vender alguna medicina para el dolor de estómago.

Por su parte, 2 sombras aparecieron en un callejón. Se las veía cansadas, pero aliviadas al mismo tiempo; aunque no les duro mucho. En cuanto vieron al cachorro del pelinegro en la distancia, sintieron miedo, aunque al poco tiempo, ese miedo se convirtió en una oportunidad. Si el cachorro estaba allí, pero el pelinegro no, significaba que no estaban todo lo juntos que pudieran y debían estar. Una sonrisa se les dibujo en los rostros, e inmediatamente comenzaron a correr, mientras que sacaban dos dispositivos digitales, con la única idea de usarlos como brújulas para localizar al pelinegro. Si todo salía como ellos querían, lograrían lo que muchos en las ruinas del imperio deseaban: exterminar al nuevo emperador.

Todo ocurrió demasiado rápido como para que el mercenario pudiera procesarlo correctamente. Inicialmente mojo al pequeño Caprimon cuando la pelirroja lo pidió; incluso esbozo una sonrisa al escuchar sus quejas, puesto le recordaba en parte a algunos digimons que él conocía y que debía vigilar constantemente (Larry entre ellos). Se sentía tranquilo y relajado; algo poco usual en la mente del pelinegro, quien al ver regresar a la pelirroja, simplemente sonrió leve y continuo mojando a ambas esferas. Aunque toda esa tranquilidad se esfumo cuando sintió los pasos del digimon que los había dejado entrar en su hogar. No podía explicar cómo o porque, pero algo le resultaba molesto; como una espina en el pie. No hacía nada, pero aun así algo andaba mal. El pelinegro se volteo para ver al Digmon aparecer, y al ver sus ojos perdidos, supo que definitivamente algo andaba mal.

Quiso decirle a la pelirroja que se alejara, pero el digimon insecto fue más rápido, atacando el suelo de su propio patio para abrir una grieta que separara al grupo. Quedaron la humana y su compañero por un lado, y el mercenario junto con el MetalMamemon por el otro; pero al momento de ver los taladros siendo arrojados, el pelinegro se apresuró a sujetar el brazo del MetalMamemon para así arrojarlo del lado de la pelirroja. Debido al malestar físico de Larry, arrojarlo no fue un problema, y el hecho de que varios taladros golpearan su espalda fue un éxito, aunque el pelinegro no tuvo tanta suerte. Al centrarse en usar al digimon metálico como escudo para la pelirroja, el quedo expuesto, y no pudo evitar que los taladros que iban dirigidos hacia él, rozaran su cuerpo. 2 cortes importantes; el primero en el brazo izquierdo, que estaba alzado tras arrojar al MetalMamemon, y el segundo en la zona media del estómago, puesto su camiseta sufrió un corte y permitió ver una leve hilera de sangre.

El mercenario se sujetó el estómago rápidamente. No era una herida de alta gravedad, solo era un corte superficial; pero aun así, el hecho de haber sufrido un corte como ese, le dejaba en claro que el digimon no bromeaba en su comportamiento. Frunció el ceño y llevo su mano derecha al bolsillo trasero de su pantalón, buscando su digivice, pero este no estaba por ningún sitio. Se giró rápidamente buscándolo pero no estaba por allí; en algún momento, se le cayó y no se había percatado de ello hasta ese preciso instante.

Tch… ¡Larry! ¡Protege a Selene cueste lo que cueste! –Ordeno el mercenario, rechinando los dientes mientras veía al insecto avanzar lentamente-
¡Pe-pero señor! Hay… aun me duele… la panza –La esfera metálica se sujetó el estómago con fuerza- egh… no puedo… dejar que lo… lastimen…
¡Te di una orden directa! –Al momento en que el mercenario grito enfadado, observo al digimon, y en sus ojos se veía algo distinto a lo que se podía ver antes en el: ira y decisión. No eran los mismos ojos decididos, no, estos ojos… veían sangre de forma grotesca- ¡Selene! Sal de la casa y llama a los guardias de la calle… yo intentare distraerlo… algo me dice que yo le importo más que ustedes…

El mercenario buscaba señales de algún cambio en el digimon, algún detalle insignificante que poder usar como referencia. Ver esos ojos perdidos era como ver a una quimera recién creada; confundida, sin vida, simplemente guiándose por su instinto de supervivencia, queriendo derribar a todo lo que se mueva con tal de asegurar su supervivencia. Frunció el ceño y al momento en que Digmon volvió a atacar, el pelinegro se lanzó contra unos arbustos del patio, queriendo confundir ligeramente al digimon para pensar en algún plan. No tenía su digivice, debía encontrarlo rápido para comunicarse con su compañero, pero el tener al bicho atacando y buscando solo representaba un problema bastante grande. El mero hecho de que Larry no estuviera en posición de hacer nada también significaba problemas, puesto el pequeño podría derribar a Digmon de un solo puñetazo, pero su dolor estomacal se lo impediría… a menos que…

¡Selene! ¡Busca jugo de fruta! ¡Larry siempre bebe jugo de fruta cuando tiene dolor de algo! –Grito desde los arbustos, solo para esquivar una estocada del Digmon- ¡Rápido!

[justify]El suelo tembló bajo sus pies, Selene quien no era una persona acostumbrada a sufrir ese tipo de desastres sintió el miedo del suelo abriéndose a un costado y a duras penas se mantuvo en pie. El concreto que era parte del patio los separo dejándola a ella con Momo hacia un costado y a Scott y Larry hacia el otro -¡Selene!- llamó el pequeño caprimon asustado, ella fue hacia el para tomarlo entre sus brazos -¡Cuidado!- añadió Momo haciendo que la chica voltease a ver, con horror, como los taladros iban en su dirección. Su cuerpo no reaccionó a tiempo y solo atinó a cerrar los ojos con fuerza, sin embargo el ataque del digmon no llego a dañarlos el golpe de metal contra metal le hizo abrir los ojos solo para ver a Larry a sus pies y a Scott al otro lado afirmándose el estómago, el miedo, el real miedo de que ambos podían morir ahí si no hacia algo rápido la invadió.

Scott era más rápido que ella en estas situaciones y poseía la cabeza más fría, incluso sus palabras certeras le sirvieron a ella para movilizarla, no iba a ir en contra de sus palabras, no en una situación como la que estaban ahora; su parte racional le gritaba que le hiciera caso y fuera a buscar ayuda a fuera, ella no poseía ni la expertis ni el nivel para acabar con el digmon pero su parte emocional le impedía abandonarlo ahí a su suerte, sabía que no dejaría ahí a su suerte. El pelinegro soltó otra orden directa y ella fue testigo como el digimon lanzaba estocadas en su dirección arrinconándolo entre los arbustos, fue suficiente para ponerse en movimiento -¡Vamos chicos, tenemos que ir por ese jugo!- Dejo a momo en la superficie lisa del patio y no hubo necesidad de decirle al pequeño caprimon que fuera hacia la casa, él ya estaba boteando en esa dirección por el jugo que había pedido Scott, Selene cogió a Larry entre los brazos a duras penas notando la preocupación en sus ojos y ella cometió el error de voltear para ver como el digmon volvía a atacar partiendo el suelo donde se encontraba Scott, arrinconándolo cada vez más.

No lo pensó, su acción fue impulsiva e incluso podría catalogarse de estúpida, en un momento Larry estaba en el suelo, en otro tenía un trozo de escombro en su mano y finalmente su brazo izquierdo, el bueno, el que tenía más fuerza y precisión lanzó la piedra en dirección al digmon. Si bien el peñasco no le dio de lleno en la cabeza como si estuviese jugando call of dutty o algún video juego donde tuviese que matar algo, le impacto en el costado. Todos ahí sabían que algo así no acabaría con un digimon pero Selene no buscaba acabar con él, ahora tenía su atención y mientras el digmon se preparaba para lanzar los taladros en su dirección para acabar con quienes intervenían en su objetivo final de una vez, ella tomaba a Larry de un brazo y salía corriendo en dirección a la casa, los taladros no dieron en su objetivo pero si rozaron una de las pantorrillas de la pelirroja justo cuando ella y Larry se perdían en el interior del pasillo lanzándose al piso, al menos Selene había conseguido lo que esperaba, darle unos valiosos segundos a Scott para que saliera de ahí.

La pierna le ardía a causa del desgarro que había sido leve, un roce para su suerte, el sonido vibrante del metal aun clavado en parte de la casa del digmon le recordó que debía ponerse en movimiento con rapidez -¡Por aquí!- chilló Momo desde un lugar al interior de la casa -¡Encontré el jugo!- Le ardían las rodillas por el golpe que había recibido al lanzarse al piso en el interior de la casa en último momento -Larry espero que el jugo te sirva- volvió a coger al metalmamemon entre sus brazos cojeando lo más rápido que pudo hacia los chillidos de Momo y fue ahí en la cocina, que se dio cuenta que algo estaba muy mal. El lugar era un completo desastre, platos rotos, sillas volcadas, el jabón que les había prometido en el piso, un taladro clavado en la pared y otro en la sala -Que carajos…- lo había dicho en voz alta. Selene dejo a Larry en el suelo y fue por la jarra que el pequeño caprimon no dejaba de botear a su lado dejando en segundo plano cualquier tipo de dolor físico que ella pudiese sentir, se agacho a la altura de Larry sin detenerse a pensar que podía cortarse las piernas con los vidrios que ahí habían esparcidos -Larry, no lo mates, por favor- ella ayudó a la esfera a beber el jugo esperando que este le hiciera sentir un poco mejor, su petición no era precisamente por piedad sino porque, quería averiguar que era lo que había ocurrido ahí “Scott, aguanta, ya vamos”.

En el patio de la casa solo se escuchaban golpes y el insoportable choque de metal contra roca. El pelinegro se centraba en evitar al insecto con taladros tanto como le era posible; había aprovechado la distracción de la pelirroja para tomar distancia y pensar que hacer. A esas horas, los vecinos deberían de estar en sus casas, pero nadie llegaba para ver qué diablos ocurría; algo que le llamo mucho la atención al pelinegro. Se veía acorralado constantemente, pero de algún modo, se las ingeniaba para salir adelante y esquivar a Digmon, con la sola idea de querer frenarlo por un momento. Creía saber que le ocurría al insecto, pero debía tenerlo quieto y consciente por al menos un minuto para confirmarlo; y esa era la parte difícil: tenerlo consciente. Si era lo que él creía, dejarlo inconsciente solo borraría todo rastro de su teoría, por lo que estaba obligado a mantenerlo despierto.

Mientras tanto, en la casa, el MetalMamemon solo balbuceaba adolorido, mientras su estómago rugía con furia, amenazante con la clara intención de liberar una bomba de olor que podría, o no, matar a corta distancia. Alzo su mano izquierda y trato de tomar el vaso de jugo que tenía frente a él, pero le era imposible. Para su fortuna, la humana lo ayudo a beber, y cuando el líquido entro completamente en el estómago del digimon mecánico, los ojos del mismo se abrieron como platos y dio un gran salto, atravesando el techo de la habitación. Por toda la casa se escucharon todo tipo de rebotes, choques de metal contra madera, y porque no, gases. Finalmente hubo silencio dentro de la morada, dejando como único ruido, el que se producía en el exterior.

Pasaron unos segundos, y se escuchó un vidrio rompiéndose repentinamente, y posterior a eso, silencio absoluto, tanto en la casa como en el patio trasero.

En aquel sitio ya no se veía la escena del humano escapando del Digimon, si no que ahora Digmon estaba siendo sujetado por los brazos por parte de MetalMamemon, quien además tenía su cañón apuntando al cuello del insecto, cargado y listo para disparar si este llegaba a moverse.

Ya no eres tan rudo, ¿eh bicho? –Comento el MetalMamemon mientras presionaba los brazos del insecto- ¿está bien señor? ¿Quiere que lo ejecute ahora mismo?
No Larry… tengo que confirmar algo –El humano se acercó al digimon insecto y paso su mano por la espalda del mismo hasta llegar a su nuca- … asique eso ocurría… tch… -Respiro profundamente y saco su digivice, pasándolo por la nuca del insecto- un collar de quimeras…
¿Collar de quimeras…? –La esfera metálica vio como un collar de metal negro aparecía alrededor del cuello del Digimon y luego se abría para evaporarse en el aire- ¡Imposible! ¡¿Cómo llego eso al cuello de este sujeto?! –Una vez confirmado que no había problema, Larry soltó al prisionero- no será que… ¿traidores?
Seguramente… pero solo este sujeto puede decirnos que ocurrio –El mercenario observo al Digmon caer inconsciente al suelo- esos collares son muy fuertes, no despertara en un rato… tch… -El humano se sujetó el estómago por un momento- necesito… descansar –Se dejó caer en el césped del jardín-
¿Traigo vendas?
Asegúrate que Selene y Momo están bien, ya me encargare yo de esto… egh…

El mercenario abrió los ojos como platos cuando sintió la voz del pequeño Caprimon, y su respiración se cortó ligeramente cuando lo escucho preguntar al respecto de todo lo que habían mencionado. Se sentó rápidamente y giro su cuerpo, haciendo una mueca de dolor al hacerlo, para ver a Momo y tratar de decirle que nunca más volviera a preguntar sobre esas cosas; que se olvidara completamente de lo que había escuchado, pero no pudo hacerlo. El pelinegro simplemente suspiro leve y dijo que no era nada importante, que cuanto menos supieran ellos, mejor para todos los presentes. Larry soltó al Digmon y se acercó a Momo para decirle que todo lo que había escuchado, eran cosas secretas y que por ende, nadie, ni siquiera su tamer, debían enterarse si no era Scott quien les contaba de aquello personalmente. Esperaba que él bebe digimon pudiera entender por qué tanto secreto, pero tampoco podía esperar mucho; comprendía lo que era esa curiosidad infantil, al fin y al cabo, Larry rebosaba de la misma en varios aspectos de la vida.

Al momento en que Scott sintió la voz de Selene, giro leve la cabeza para verla, aunque con cierta dificultad. Su cuerpo seguía lastimado y apenas si se sentía con fuerzas para mantenerse de pie. Tenía heridas meramente superficiales, nada mortal, pero eso no quitaba que estuviera cansado y exhausto. Volvió a recostarse cuando la pelirroja pecosa pidió ver la herida; no iba a decirle que no, podía ver la preocupación en sus ojos, y negarle algo tan simple como revisar su herida sería bastante desconsiderado de su parte, además de peligroso, puesto si se infectaba, seguramente las cosas irían a peor. Cerro los ojos espero pacientemente a que Selene tratara su herida, pero al notar que se tardaba en hacerlo, los abrió nuevamente, justo en el instante donde la pelirroja pecosa prácticamente se abalanzaba sobre el mercenario, atrapándolo en un abrazo inesperado; aunque también parecía que ella intentaba usarlo de colchón, o al menos eso llego a cruzar por la cabeza del pelinegro.

Scott se sonrojo genuinamente al sentir el cuerpo de la pelirroja pegado al suyo en un abrazo tan repentino. Sentía la fuerza con la que lo apretaba, y aunque le dolía, no emitió ningún quejido de dolor; simplemente dejo que el abrazo continuara y que ella se desahogara. Estiro los brazos ligeramente, y con cuidado, fue correspondiendo el abrazo, rodeando la espalda de Selene para apegarla más a él, cerrando los ojos lentamente. Una vez que sus manos se posaron por completo en la espalda de la pelirroja, comenzó a moverlas de arriba abajo, acariciándola tranquilamente en un intento por calmarla. Su herida seguía doliendo, pero por algún momento, el mero hecho de sentir a Selene abrazándolo, calmaba todos los dolores y molestias del pelinegro. Sentía como si todo se borrara a su alrededor, como si no quedara nada más que ellos y de alguna forma, eso lo tranquilizaba. Se sintió melancólico y nostálgico; nuevamente la pelirroja pecosa le hacía revivir sentimientos y recuerdos que él creía extintos. Se veía a sí mismo, en esa misma posición, pero con una persona distinta abrazándolo.

Sabia de quien se trataba, de la misma persona que Selene le había recordar; pero diferente… siempre diferente de un modo u otro. No obstante, el recuerdo esta vez fue muy vago y difuso; no sabía que ocurría exactamente pero así era: no recordaba con claridad.

… lo siento… intentare no repetirlo –Dijo casi por inercia, sin dejar de acariciar la espalda de la pelirroja para calmarla- aunque… ya sabes que mi vida es un torbellino de emociones y riesgos… si fuera un gato, seguro sería un gato negro imbuido en mala suerte –bromeo, cerrando los ojos y pegando su frente a la de la pelirroja- je… todo se pone… negro… -Al decir eso, el mercenario cerro los ojos, quedando fuera de combate-
Yo nunca… había visto al señor sonreír tan plácidamente… jamás –Larry se rasco la cabeza bastante confundido- parece una persona completamente distinta… -hiso una pausa durante un instante, luego se acercó y toco el hombro de la pelirroja- em… lamento interrumpir este meloso momento pero… creo que deberíamos cerrar ese corte que tiene en el estómago y otras partes del cuerpo antes de que se infecte

La ansiedad y nerviosismo del cachorro blanco eran algo que nunca antes se había visto, y tener que lidiar con la idea de que quizás eso pudo evitarse de no haberse separado lo empeoraba todo. Inicialmente Labramon se mostró casi agresivo al ver a su compañero inconsciente, pero al escuchar a la pelirroja pecosa, se calmó rápidamente. El hombre dragón por su parte, tuvo una charla bastante seria con el MetalMamemon, quien mostro bastante nervioso cuando su superior lo envolvió con su mano y lo levanto como si nada hasta la altura de su rostro.

¿Qué paso aquí?
Un collar de quimeras… seguro fue obra de los traidores, no pude hacer nada, estaba enfermo del estómago –se excusó el digimon, cerrando los ojos esperando no ser castigado- lo siento mucho, soy una decepción…
Ahora mismo no hay tiempo para lamentarse… tendremos que proteger a este sujeto y llevar a Scott a un sitio seguro…

Una vez finalizaron su pequeña charla, el cachorro se unió a la conversación para planificar su siguiente movimiento. Si de verdad habían traidores en la ciudad, tendrían que andarse con cuidado; deberían pensar muy bien cada una de sus jugadas, ya que sin el pelinegro para poder actuar o contribuir a la acción, todo se complicaba significativamente. Finalmente y con ayuda de la pelirroja, el grupo se puso a trabajar. Larry aprovecharía y se redimiría por su estado de salud vigilando al Digmon, mientras que los demás buscaban un lugar seguro. Nova tomo a Scott y como a un saco de patatas, lo cargo por toda la ciudad hasta que encontraron un lugar seguro en una plaza. Había varios Knightmons cerca vigilando, y con un intercambio de palabras (Y algunas miradas agresivas del BlackWarGreymon) pudieron llegar al acuerdo de que nadie más entrara en la plaza además del propio hombre dragón, al menos hasta que el pelinegro despertara finalmente.

Una vez en el parque, hubo algo de silencio mientras el pelinegro descansaba. Labramon se mantenía alerta, actuando como un perro guardian de toda la vida; muy diferente a como era habitualmente. La permanente sonrisa y tranquilidad que emanaba el cachorro ahora no estaban presentes; se veía atento, serio e inclusive bravo si uno se atrevía a pensarlo. Estaba claro que estaba preocupado por su compañero, aunque al sentir que le hablaban, todo lo anterior se esfumaba como por arte de magia, volviendo a mostrar esa adorable actitud suya. El cachorro se volteo al sentir que la pelirroja le hablaba, e inclusive se acercó para no volver el momento algo incómodo para ninguno de los dos.

Donde vivimos podríamos operarlo de ser necesario, inclusive reparar huesos rotos en cuestión de horas –dijo tranquilamente el cachorro- pero no te preocupes… él es fuerte, se repondrá si solo recibió unos cortes… diferente seria si esos cortes hubieran sido más profundos… entonces quizás habríamos tenido que llevarlo a toda prisa a casa… a Scott no le gusta que traten sus heridas otras personas

El cachorro observo al pelinegro hacer muecas de incomodidad. Levanto las orejas al verlo y se acercó rápidamente, y para el momento en que había llegado a su lado, el mercenario ya había abierto los ojos. Guardo algo de silencio y giro la cabeza para ver al cachorro a su lado, a punto de saltarle encima.

Labramon… por favor no me saltes encima… siento que mis órganos están sueltos… -Se expresó antes de intentar sentarse- egh… también siento que soy un juguete viejo al que se le caerán los brazos…
Considerando la cantidad de cortes que recibiste… me sorprende que solo te sientas de ese modo
Egh… ¿Dónde está ese Digmon…? Tengo que… hacerle un par de preguntas –se llevó una mano al rostro, intentando despabilarse- egh… espera… ¡¿Dónde está Selene?! –Se giró para buscarla, y aunque moverse tan bruscamente le hiso sentir bastante molestia, se tranquilizó al ver que la pelirroja estaba cerca- okey, una preocupación menos…

El pelinegro simplemente frunció levemente el ceño antes de volver a recostarse en la banca de madera, observando el cielo fijamente. Hubiera añadido, para continuar con la broma de la pelirroja, que entonces ella debía tumbarse junto a él porque no habría otra forma de tenerlo quieto, pero opto por no decir nada; sentía que quizás sería pasarse un poco de la raya, mas considerando que sus propios recuerdos y sentimientos aún seguían siendo confusos. Quería recordar que había ocurrido exactamente; lo último que recordaba era recostarse para que la pelirroja limpiara sus heridas, y a partir de ese momento hasta el presente, todo era borroso y confuso. Lo poco que podía recordar era que le hablo a una silueta de cabello largo y de un tono rojizo claro, tirando hacia el rosado… pero francamente, le costaba saber si era o no correcto. Decidió asumir simplemente que se lo había dicho a Selene en un momento de “borrachera por dolor y cansancio físico”, aunque de todas formas permanecía en su cabeza duda de porque había dicho eso de tal modo.

Fuese como fuese, cuando escucho las dudas que tenía Selene, Scott cambio su expresión. Él sabía que había ocurrido, y para su desgracia sabía que ocurriría nuevamente si no localizaban a los responsables pronto. Suspiro con pesadez y se froto el rostro con ambas manos intentando despabilarse a sí mismo.

Algo habrá ocurrido para que se pusiera violento… créeme, es la primera vez que alguien inexplicablemente decide que quiere matarme a toda costa –Giro la cabeza para ver a la pelirroja- normalmente para que quieran eso, primero tengo que frustrar los planes de alguna organización del mal, o invadir Polonia… pero bueno, tarde o temprano alguien aparecería con ganas de matar y yo sería su blanco por ser el primero que se le cruzo por la cabeza
Te lo estas tomando con demasiado humor, ¿seguro que estas bien? –Pregunto el cachorro ladeando la cabeza-
Estoy bien, solo se me contagio la necesidad de burlarme o bromear sobre los momentos tensos de cierta persona –Bromeo nuevamente, mirando de reojo a la pelirroja- en cualquier caso… tenemos que regresar con Digmon… o al menos yo tengo que hacerlo, tengo que sacarle toda la información posible…
Nova y Larry ya deben estar haciendo eso mismo… ¿Por qué tanto empeño en hacerlo tú?
Porque creo saber cómo conseguir la verdad… la auténtica verdad –Miro fijamente al cielo- pero claro, tengo que estar allí… egh… tenemos que llevar a ese Digmon a casa… no confió en que Nova y Larry puedan obtener toda la información que necesitamos… egh… -Trato de sentarse nuevamente, pero incapaz de hacerlo, volvió a acomodarse- ¿no tendrán por ahí algún calmante o algo que no me han dado para evitar que me levante y trabaje, verdad?
Yo por lo menos sé que no lo tengo… pero cálmate… considerando que los Knightmons están vigilando… podría intentar ir corriendo a decirle a Nova y Larry que lleven a Digmon a casa…