Jardín de Estatuas [Misión de Max 'Kenku' y Demyx]-Grupal-

Mientras escuchaba a su amigo Tyrannomon, Soulmon volvió a su forma de Tsukaimon para no gastar energías. En el instante siguiente, el Digimon con aspecto de ratón volador de colores violeta y blanco, se volvió a colocar encima de la cabeza de su amigo y Tamer peliverde, atendiendo a la explicación del Digimon dinosaurio de color rojo. Ambos escuchaban atentamente toda la información que podía darles aquél Digimon dinosaurio rojizo al cual estaban dispuestos a ayudar... Algo que era completamente normal, puesto que estaba sufriendo y, de un momento a otro, moriría irremediablemente a causa de la herida. Max y Tsukaimon eran los culpables del accidente que le había hecho perder la pierna a Tyrannomon pues, aunque había sido con buenas intenciones, su pierna petrificada había sido destruida con el Ataque Punzante de Stingmon que había conseguido Soulmon gracias a una de las cartas del muchacho.

Así que el Espíritu del Fuego está en el Volcán Maximus, el cuál se sitúa en el Ancient Canyon y hay que ir por el Sendero Sofocante ¿eh?- el chaval se acarició la barbilla como pensando en cualquier cosa que podría ayudar a la tarea. Lo que le recorría por todo el cuerpo era un sentimiento de culpa tras haber dañado tanto a Tyrannomon. Sin embargo, ese sentimiento estaba mezclándose con el enfado y la furia que le producían esos retorcidos Digimons con forma de gallos o pollos incapaces de volar pero que, sin embargo y muy a su pesar, tenían el poder de petrificar a todo aquél que recibiese su ataque especial.

Solo te diremos una cosa, no te mueras todavía, tienes que resisitir Tyrannomon, nosotros convenceremos al Espíritu de Fuego de que te salve, aunque sea a golpes- dijo Tsukaimon animando a su amigo mientras ambos se encaminaban con cierta agilidad en sus pasos para no tener que perder tiempo en la travesía, dirigiéndose ambos por el camino que les había indicado Tyrannomon anteriormente. Ambos se encontraban dispuestos a salvar al Tyrannomon, aunque les llevase muchísimo tiempo... Pero debían ser raudos o el Digimon champion de atributos prehistóricos acabaría muriendo irremediablemente.

Tsukaimon se posaba en la cabeza de Max, sujetándose fuertemente con sus pequeñas patas mientras Max corría todo lo veloz que podía llegando al rato a una especie de camino el cuál estaba lleno de agujeros de géiseres con lava en el interior. Seguramente, si Tsukaimon digievolucionase de nuevo en Soulmon, podrían llegar volando... Aunque, en realidad, no lo sabían, pues Soulmon nunca había transportado a Max. Siempre habían preferido ir caminando, corriendo o en algún vehículo por si acaso el Digimon de Maxwell necesitaba reservar sus fuerzas. Sin embargo, estaban pensando seriamente en reconsiderar esa opción... El tiempo apretaba y no era plan de llegar tarde a todos los sitios...

Bien, veamos... esperemos no activar ninguno con nuestros pasos, debemos ser prudentes...- caminaba lentamente el joven peliverde y con sumo cuidado, esperando no provocar ningún desastre. Era lo último que les faltaba ya, que unos géiseres los pulverizaran...

GeoGreymon se quedó en tierra peleando contra uno de los Akatorimons, al cual lo dejó inconsciente con un potente ataque con su robusta cola, mientras que Demyx y Agumon corrían hacia un Blimpmon. Éste raro Digimon se trataba de una especie de Digimon con una apariencia que recordaba a la de un zepelin de los qie había en ocasiones en el Mundo Humano. Se trataba de un globo enorme que se movía con una especie de turbinas o hélices. Se suponía que Blimpmon disponía de un mecanismo practicamente igual.

El Digimon con forma de transporte aéreo transportaba atodos los Digimons que habían sido convertidos en estatuas: Greymons, GeoGreymons, Tuskmons, Tyrannomons, DarkTyrannomons y un largo etcétera. Al ser Agumon más ligero, Demyx agarró su sitar después de sacarlo de su funda y, mostrándoselo a su compañero digital, haciendole señas, lo puso como si fuese un trampolín en sus manos. La pareja de perezosos obsevaba que el Blimpmon cada vez ascendía más y más alto. Para alcanzarlo, Demyx de un salto podía llegar hasta el Digimon... Sin embargo, Agumon, a pesar de ser bastante más ágil que Demyx, al ser tan bajo, no podía alcanzar al Digimon zepelín de un simple salto, por lo que al Tamer de la túnica se le ocurrió una pequeña idea.

Demyx: ¡Salta hacia el sitar, Agumon! ¡Te impulsaré para que llegues

Y así lo hizo el dinosaurio amarillo que provenía del mundo de los Digimons. Agumon saltó hacia el sitar de su Tamer y, como si fuese un muelle, Demyx hizo bastante fuerza para propulsar a Agumon hacia el Blimpmon, poniendo las garras hacia delante, por si tenía la ocasión de dañar a alguno de los Akatorimons.

Agumon: ¡Garra Ardiente!

Un poderoso fuego, similar al que almacenaba él en la boca para su característico ataque Llama Bebé, rodeó ambas garras de Agumon, sin tan siquiera saber si iba a dañar a alguno de los Akatorimons que escapaban a bordo del Blimpmon con sus recompensas de piedra a bordo... Pero gracias a la propulsión que había recibido de Demyx y su sitar, Agumon había ganado fuerza extra, por lo que si tenía la suerte de golpear a alguien, le haría bastante daño.

Mientras tanto, Demyx volvía a colocar su sitar en la espalda, dentro de su funda, y corría velozmente todo lo que podía con una manera bastante cómica de correr, pues estaba dando pasos realmente largos y rápidos... Como se abriera de piernas, se iba a hacer muchísimo daño... Aunque consiguió llegar a una especie de montículo que se elevaba y parecía ser la única oportunidad de Demyx de alcanzar al Blimpmon, por lo que decidió saltar y sujetarse al Blimpmon, consiguiéndolo para luego quedar suspendido en el aire a la especie de embarcación que iba enganchada en la parte baja del Blimpmon, subiendo a duras penas hacia arriba.

-Gracias, chicos... os esperaré, pero apresuraos!-les decía Tyrannomon en señal de despedida antes de q ellos partieran.

Mientras caminaban Kenku y su patamon morado por el camino sofocante, los geisers de fuego se activaban tras vuestros pasos. Teníais que estar muy atentos si queríais que el fuego os quemara los pies o a tsukaimon las alas si decidía volar jeje. Al menos si los geisers fueran el único problema no tendríais mucha dificultad al pasarlos pero, sin embargo, de las llamaradas de fuego que salían de los geiseres se materializaron ante vosotros unos flarerizamons por cada llamarada y parecían bastante enfadados de encontrar a extraños en sus tierras, por lo que no dudaron en atacaros, si intentabais huir se activaban los geisers de más adelante del Camino sofocante, pues los flarerizamon rugían y se llamaban los unos a los otros, estábais rodeados.

-Wild Hell!!- atacaban los flarerizamon y al poco a vuestro alrededor aparecían pequeñas llamaradas que iban derechos a quemaros.

¿cómo saldréis de ahi si adelante teníais flarerizamon y un barranco que llevaba a la misma boca del volcán Maximus humeante y cargado de lava, que solo podía ser cruzado por un endeble puentucho de madera, y detrás os esperaban un montón de flarerizamon furiosos preparados para un nuevo ataque?

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Agumon y tú conseguisteis subir al vehículo de los Akatorimons pero a  los digimon no les gustan los polizones y no dudan en haceros placajes y atacaros para tiraros del zepelín.

-Moriros ya malditos rufianes!! Nuestra grandiosa hermana no quiere estatuas como vosotros, largaros!!- os gritaban los akatorimons mientra os placaban sin parar.

Mientras tanto Geogreymon, liberado por el momento del cansino Akatorimon, decidió ayudaros.

-Malditos pollos!! No iréis muy lejos!! MEGA FLAME!!- una bocanada de fuego salió de Geogreymon haciéndole un boquete a la parte flotante del blimpmon el cual al recibir el impacto comenzó a agitarse y a moverse rápidamente en todas direcciones liberando el gas que lo nutría.

Como Geogreymon pensó que le necesitaríais más adelante decidió acompañaros, volvió a ser Agus y saltó hacia el zepelín incontrolable aferrándose  a un trozo de cuerda suelto que sobresalía.
Aprovechando la energía del último hálito vital de Blimpmon llegasteis a una zona muy alta dentro de aquel misterioso cañón, donde nada más aterrizar, por asi decirlo, el blimpmon se convirtió en data y los mareados akatorimon y vosotros salieron dando tumbos de la nave. Ante vosotros se erguía una gran mansión, medio oculta entre las nubes con un jardín lleno de estatuas  con caras de espanto, seguró que resultado de otro botín de esos rufianes, ahora demasiado mareados para hacer nada, ese parecía el lugar donde vivian esos digimon, ¿qué os depararía allí? ¿quien sería la misteriosa hermana de estos pollos?

El Tamer peliverde y su compañero Digimon volador de colores blanco por la parte inferior y morados por el lomo veían que se encontraban en serios problemas. Por un lado, estaban rodeados de cientos de géiseres de lava que podían estallar en cualquier momento, dañándoles seriamente con total probabilidad. Por otro lado, unos Digimons de fuego con aspecto de lagartos humanoides salían de algunos de los géiseres y los atacaban con un calcinador fuego provenientes desde su interior. Y, por si esto fuese poco, el único camino para continuar hacia el espíritu Digital de fuego era un puente de madera no muy resistente y que estaba suspendido sobre un barranco.

Maldita sea...- Tsukaimon revoloteaba alrededor de Max quedándose en el sitio, intentando cargar uno de sus disparos de aire oscuro, aunque, la verdad, era que aquellos Digimon de fuego parecían realmente fuertes, pero, para asegurarse, el Tamer sacó su Digivice para analizar y escanear los datos de esos Digimons.

Flarerizamon, Digimon Dragón de Fuego de nivel Campeón y Atributo Datos. Pertenece a la familia de los Espíritus de la Naturaleza. Su apariencia es muy parecida a la Salamandra de fuego de la mitología medieval. Sus ataques más característicos son: Lluvia de Rayos, Incendio Destructor o Golpe de Llama, entre otros- analizaba el D-arc de Max, almacenando los datos de los Flarerizamon.

Quizás, al ser de Atributo Datos puedan entrar en razón... Hay que intentarlo...-susurró Max a Tsukaimon con una mirada preocupada viendo que los Flarerizamon atacaban insistentemente, aunque sin terminar de dar en el blanco, puesto que ambos esquivaban los ataques ígneos de los Flarerizamon, aunque cada vez con más dificultad- ¡Flarerizamons! ¡Venimos en son de paz! ¡Sólamente queremos hablar con el Espíritu Digital de Fuego para que ayude a un amigo nuestro, un Tyrannomon! ¡Unos Digimons están atacando a la aldea y están petrificando a todas sus gentes!- con gestos de súplica perfectamente inventados y actuados, el joven de pelo verde no deseaba luchar contra esos Flarerizamon por dos motivos: no eran enemigos reales suyos y no tenìan tiempo que perder y, entonces, intentó marcarse un farol-¡Y estoy seguro de que si petrifican a todos los Digimons que hay en el pueblo, luego vendrán a por vosotros!- la verdad es que no sabía a ciencia cierta si los Akatorimons y los Kokatorimons podrían petrificar a unos Digimons compuestos por datos de fuego, pero debía intentarlo-¡Y el Espíritu de Fuego es el único que puede ayudarnos! ¡Incluso vosotros podéis ayudarnos a derrotar a esos Digimons!- ya de paso, si podía reclutar nuevos aliados para derrotar a esos Digimons con forma de pollo que no podían volar, mejor que mejor.

Demyx y Agumon habían logrado abordar el Blimpmom como si ellos fuesen piratas o estuviesen interpretando el papel de dos de aquellos aguerridos guerreros y ladrones de los océanos que aparecían en la historia de la Tierra. Sin embargo, los Digimons Aves que no podían volar se dieron cuenta del abordaje que acababan de sufrir, por lo que decidieron atacar a la pareja furiosamente, intentando que cayeran fuera del Blimpmon. Demyx y Agumon intentaron esquivar los golpes, viendo que los Akatorimon atacaban como si se tratasen de jugadores de rugby o futbol americano, ese deporte tan violento de Estados Unidos. Cuando uno de los Akatorimons estaban a punto de golpear a Demyx, Agumon mandó una bola de fuego desde su boca hacia el mismo Akatorimon, mientrás el se defendía con u n puñetazo hacia otro de los Akatorimons mientras apretaba fuertemente la mandíbula debido a la debilidad en cuanto a número de Digimons que les atacaban.

Demyx: ¡Maldita sea! ¡Qué polluelos más pesados!

Agumon: Ya te digo Demyx... Así no hay quién haga bien su trabajo. ¡Llama Bebé!

Agumon volvió a lanzar otra bola de fuego hacis uno de los Akatorimons mientras esquivaba un nuevo placaje.

Al poco tiempo, GeoGreymon, el Digimon que les había acompañado y ayudado anteriormente, soltó una bola de fuego de su boca mucho mas grande que la de Agumon, volviendo a ser Agus y aferrándose a una de las cuerdas del Blimpmon, mientras éste, con un boquete en su parte que le permitía volar, giraba descontroladamente.

Menudo viaje más movidito estaban sufriendo Agumon, Demyx y los Akatorimons después del ataque de Agus, el GeoGreymon hacia el Blimpmon, quien, después de aterrizar de una brusca manera, se convirtió en datos que, posteriormente formaron un Digihuevo y voló hacia el horizonte. Todo esto lo estaban viviendo Agumon y Demyx mientras la cabeza les daba vueltas a ambos. Entonces vieron a sus enemigos incapaces de volar y, tras ese golpe, de moverse siquiera de lo mareados que estaban. Agumon, incluso, se agarraba la cabeza con sus amarillentas garras.

Agumon: Dios... ¡La cabeza me da vueltas!

Demyx: Ya somos dos...

Demyx intentó sacudirse su cabeza para volver a orientarse de su desorientación, viendo, aún con dificultades, una gran cantidad de Digimons con aspecto de Dinosaurios y Dragones petrificados. Había de todo: Agumons, Greymons, GeoGreymons, Tyrannomons, DarkTyrannomons...

Demyx: Esta debe de ser la base de los polluelos estos...

Agumon: ¿Dónde demonios se encuentra Agus? ¿No había subido a bordo también?

Los Flarerizamon, la verdad no tenían gran comprensión ni mucho cerebro, por lo que hicieron caso omiso a la intención de diálogo de Kenku.

-¡Golpe de llama! ¡Golpe de llama! seguían atacándote!

Pero para colmo, al cabo de un rato de atacarte surgió una rápida llama de la boca del volcán y que milagrosamente no quemó lo que quedaba del puente, parecía que esa llama si había oído tus palabras.

-Nadie puede hablar con el Espìritu del fuego así como asi!- rugió la llama que tras decir esas palabras, se materializó ante vosotros en forma de Meramon mientras los flarerizamon huyeron algunos despavoridos mientras otros parecían componer la guardia del nuevo digimon

-Si queréis, ir a hablar con el gran Espíritu, antes debéis derrotarnos, a todos!! muahahhahahah!!- rió Meramon y los Flarerizamon rieron con él, parece ser que estos ultimos digimon solo hacían caso de lo que dijera Meramon e ignoraban a las demás personas o digimon que quisieran hablarles.

-Flame Tower!!- los Flarerizamon que quedaban hicieron un ataque combinado y crearon una torre de llamas que asemejaba a un tornado con el fin de engullirte dentro de él. Una vez dentro del tornado de fuego, Meramon os lanza bolas de magma que estallaban provocando muchas mas llamas.
¿Como saldréis de alli??
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Agumon se baja de lo que queda del zepelín y os advierte:

-Chicos! Menos mal que hemos conseguido llegar a su guarida! Será mejor alejarnos de estos Akatorimons, no sabemos cuando volverán a atacar....

Si camináis por el jardín, descubriréis que abundan las estatuas y las  estatuas convertidas en fuentes, que observándolas de cerca podeis ver que son dolphmon y demás digimon acuáticos a los que se les ha instalado un mecanismo de agua. Es un paisaje grotesco que hace que a cualquiera se le ericen los pelos con la sensación de que miles de ojos impotentes os miran desde todos los ángulos, los digimon siguen vivos dentro de las estatuas, eso si debéis tener cuidado de no romper ninguna pues sino, los datos de los digimon que moran en las estatuas volverían a la ciudad inicio para renacer de nuevo.

Agumon te guía a ti y a tu digimon por el jardín de la gran mansión, hasta que oís una estatua caer y una nube de datos viajando por el aire. Aguardáis un instante y aparece un tapirmon muy asustado q os ve.

-Rápido salid de aquí!! este sitio es un infierno!!-os suplica
-Pero que, que pasa aqui, pequeño amigo?-se interesa Agumon

Unos pasos acompañados de unos graznidos os indican que algo se acerca
-Es el, Kokatorimon se acerca! Huid!! Id a la mansión-os advierte Tapirmon

Las nubes formadas, debido a la altitud de la meseta donde se encuentra la mansión, os impiden ver con claridad a lo lejos como si fuera la zona en la que estais un campo digital o un paisaje con niebla, pero si podéis apreciar que una silueta polluna y muy grande y gorda se acerca a vosotros.

-Te encontraré maldito polizón!-grita Kokatorimon cada vez mas cerca.

Kokatorimon tampoco tiene muy buena visibilidad con las nubes eso os dará tregua para escapar como os indica tapirmon....o queréis hacerle frente?

Max y Tsukaimon seguían esquivando los ataques del grupo de  Flarerizamons. No querían pelear contra ellos, pero veían que no tenía ninguna opción más. Entonces, después de un rato, del volcán surgió un Meramon acompañado de otros Flarerizamon que hicieron que los primeros Flarerizamons huyesen. Parecía, por sus palabras, más bien el guardián del Espíritu del Fuego en vez de un enemigo real, por lo que, viendo que había oído sus palabras y les desafiaba, Max agarró su carta azul mirando a Meramon y los Flarerizamon que le acompañaban, sin querer enfrentarse a ellos al 100%, pero debía hacerlo. Antes, para informarse mejor de cómo era Meramon, sacó su Digivice, escaneando los datos de éste.

Meramon, Digimon Llama de nivel Campeón y Atributo Vacuna. Es un Digimon muy temperamental que cuanto más fuego inunda su cuerpo, más fuerte se hace. Sus ataques son la Bola de Fuego, el Puño de Fuego, la Bomba Magma y el Fuego Carmesí- recopiló la información el Digivice de Max.

¡Tsukaimon, Digievoluciona!- entonces, puso su Digivice D-arc en posición diagonal, mientras pasaba uno de los bordes de la carta por el Digivice- ¡Carta leída! ¡Carta Azul! ¡Digievolución Champion!- terminó de decir Max  al terminar de pasar su carta azul por la ranura lectora de cartas de su Digivice.

¡Tsukaimon digievoluciona en...!- las orejas en forma de ala comenzaron a volverse datos, transformándose en un gorro de brujo, el cuerpo de Tsukaimon entonces, comenzó a hacerse más grande, blanco y más ligero, sus patas desaparecieron para convertirse en dos negruzcas garras cubiertas bajo un manto- ¡Soulmon!

Mientras Tsukaimon digievolucionaba en Soulmon, Flarerizamon hicieron una especie de tornado de fuego que avanzaba hacia ellos, mientras que Meramon utilizaba su ataque Bola de Fuego repetidamente. Debían de tener una carta que les ayudase a detener a Meramon y los Flarerizamons y poder derrotarles. Entonces recordó una de las cartas más nuevas que había conseguido, por lo que, rápidamente, agarró su baraja de cartas para buscarlas, cogiéndola a los pocos segundos tras verla.

¡Carta leída! ¡Cadenas del Infierno!- dijo Max pasando una carta en la que aparecían unas cadenas de hierro forjadas desde el mismísimo Infierno o Dark Area del Digimundo, capaces de retener a cualquier enemigo.

¡Cadenas del Infierno!- Soulmon extendió sus garras negruzcas hacia el grupo de los Meramon y los Flarerizamons de las que salieron las mismas cadenas que aparecían en la carta que perseguían insistentemente a los Digimons de fuego, como si tuviesen vida propia. Si no podían atraparles y derrotarles, por lo menos con esas cadenas podían evitar controlar aquél tornado, aunque, para asegurarse, Soulmon lanzó un ataque propio, recargando magia negativa oscura en sus manos-[color=darkviolet] ¡Necro Magia!-[/color una bola de color rojizo salió disparada de las manos de Soulmon hacia donde se encontraban Meramon y sus súbditos.

Demyx y Agumon se encontraban acompañados de Agus, el otro Agumon que había subido en última instancia al zepelin Digimon. El trío de Tamer y los dos Digimons se encontraban ante un palacete con unas pintas algo siniestras. En el recorrido que había a través del jardín del palacio se podían observar innumerables estatuas de piedra de distintos Digimons decorando el área, en forma de objetos como fuentes y demás. Daba realmente miedo ver todas esas estatuas de Digimons aún vivos, pero atrapados en sus cuerpos convertidos en piedra a causa de los ataques de los Digimons pajaros.

Cualquiera que caminase cinco minutos por la zona, podía percibir cómo cientos, quizá miles, de ojos impotentes e implorantes les suplicaban ayuda mientras los observaban. A algunos se les ocurriría la idea de romper las estatuas para liberar a los Digimons que se encontraban dentro pero, si lo hacían, muy probablemente estos Digimons se convertirían en simples datos que, poco después, formarían un Digitama que volvería a la Ciudad del Comienzo, donde van los Digimons al morir para renacer.

Al poco rato de caminar, un Tapirmon les advirtió que se escapasen, que ese lugar era un auténtico infierno. Para desgracia del Digimom mamífero, Demyx y Agumon, a pesar de tener miedo o, al menos, estar parcialmente asustados, negaron con la cabeza con una sonrisa valiente.

Agumon: No nos echaremos atrás

Demyx: Estamos aquí para ayudar

Acompañando a las súplicas de Tapirmon, gritos y pasos rápidos se acercaban adonde se encontraba el grupo. Esos ruidos provenían de uno de los Digimons encargados de petrificar al resto de criaturas digitales. Sin embargo, las nubes que allí se hallaban, nublaban toda la vista de más de 5 metros lo que hacía que, el Digimon pollo gigante que, seguramente, perseguía a aquél Tapirmon, no les viesen, Demyx pretendía entablar combate contra ese Digimon, por lo que comenzó a trazar un plan.

Demyx: Agus, tu rodéale ahora que no te ve, digievoluciona en GeoGreymon y atácale por la espalda. Por otra parte,Tapirmon, tu huye si quieres ahora que puedes. Agumon y yo le atacaremos de frente.

Agumon: Le venceremos, estoy seguro.

[color=blue]Demyx: Se acabó la temporada de estatuas Digimons, de eso estoy totalmente seguro al cien por cien. ¡Acabaremos con estos pollos que no pueden volar!

Meramon y sus amigos Flarerizamon se vieron sorprendidos cuando unas extrañas cadenas surgieron del suelo amarrándolos e impidiendo que se movieran y continuaran atacando. El tornado de fuego cesó. Después Soulmon lanzó un ataque que les dio de lleno a sus oponentes inmóviles sin poder defenderse.

-Te he subestimado chico, supongo que el Espíritu de fuego querrá conoceros... -dijo Meramon antes de volverse data junto a sus amigos los flarerizamon apresados.

No teníais más salida que seguir por el puente quebradizo, Meramon no os había dado más pistas sobre la ubicación exacta del Espíritu de Fuego, confiais en que esté al otro lado del volcán. Sin embargo el puente es muy endeble y no pensáis que sea capaz de aguantar vuestro peso... Aun así no tenéis más opción que atravesarlo o al menos intentarlo.

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-Idiotas!-os insulta tapirmon por vuestra osadía y echa a correr o a flotar rápidamente maldiciendo el tiempo que ha perdido en entretenerse con vosotros, pues Kokatorimon estaba ya muy cerca

Kokatorimon seguía acercándose, sus ojos brillaban de forma siniestra pues es lo unico que podíais ver entre las nubes y la niebla además de su enorme silueta gorda.

-Nadie osa entrar en los jardínes de la poderosa Harpymon!!-gritaba, al menos ya conocíais la identidad de la famosa hermana del grupo, tras decir esto empezó a lanzar rayos verdes por los ojos petrificando todo a su paso, plantas, arbustos el agua de las fuentes... pues una estatua ya petrificada no puede repetrificarse jeje.

-Agachaos!!-os grita Agumon mientra os empuja como haciendo la maniobra militar de "cuerpo a tierra"-Tras las estatuas deprisa! A ellas ya no les afecta ese ataque-rodais tras una estatua de un mammothmon la cual por su gran envergadura puede protegeros mejor de los rayos petrificadores.

-Y tapirmon?-recuerda de momento Agus pues hacía un rato que no le veíais huir. Pronto descubrís por qué: A pocos metros de donde vosotros habíais estado podeís apreciar una estatua redondita con cara de asustado, es tapirmon que cayó en combate, por asi decirlo.

-Creo q habría sido más sensato huir de ese pollo gigante con él...-comentó Agumon mientras Kokatorimon no cesaba en su ataque de rayitos petrificadores, estaba como fuera de control como si fuera una forma corrupta cuyo único objetivo era proteger el jardín de su ama, hermana o lo que fuera d intrusos.

Delante de vosotros, tenéis un camino prácticamente seguro que lleva derecho a la mansión con varias estatuas de digimon corpulentos que os pueden servir de escudo de los ataques de Kokatorimon. La mansión parece un lugar mucho más seguro que el jardín visto lo visto....

La verdad era que ni Max ni Soulmon querían que Meramon y los Flarerizamon se volviesen datos que, posteriormente, formarían Digihuevos que se elevarían en el aire y se dirigirían hacia la Ciudad del Inicio para renacer posteriormente... Después de todo, ellos seguramente fuesen los guardianes de ese lugar, únicamente eso. Eran inocentes, no tenían nada que ver con los Digimons que se habían encargado y divertido a costa de petrificar la aldea en la que se encontraban tantos y tantos Digimons Dinosaurios convertidos en estatuas, desde Greymons hasta DarkTyrannomons, pasando, por supuesto, por el caso del Tyrannomon que habían dejado atrás, herido gravemente de muerte por culpa del descuido de la pareja conformada por Tsukaimon, en ese entonces Soulmon, y Max.

Sin embargo, era una cuestión de vida o muerte.... Al menos para Tyrannomon. Sin embargo, el puente por el que se cruzaba el volcán, era de madera y era demasiado frágil: un ataque flamígero de Meramon o de Flarerizamon y adiós muy buenas, dado que la madera ardía con demasiada facilidad y más aún si se trataba de un fuego realmente violento como el que recorría el cuerpo digital de esos Digimons flamígeros. A pesar de ello, cruzar el puente parecía ser la única forma viable que tenían ambos amigos para pasar hacia el otro lado.

¿No podrías trasladarme volando, Soulmon?- preguntó el peliverde a su compañero Digimon de nivel Campeón, queriendo evitar riesgos. Asi, de paso solucionaría una de las dudas que tenía Max con su Digimon digievolucionado, ya que, al ser, éste un Digimon fantasma, no sabía si podría transportarle o no... Se supone que los fantasmas pesan poco o, mejor dicho, no pesan nada. Se trataban de entes endoplasmáticos... Aunque bueno, quizás siendo un Digimon cambiaban las tornas...

Si que puedo, pero si nos ataca algún Airdramon o cualquier otro Digimon volador, no podré defenderte... por no hablar de esos Digimons de fuego que hay allí, que quizás tengan mala puntería, pero no creo poder esquivar todas las bolas de fuego que nos lancen si se coordinan bien- dijo Soulmon negando con la cabeza de manera triste- de todas formas, el puente no tiene por qué aguantar el peso de ambos, yo puedo flotar en el aire... Podemos intentar cruzar

Eso es cierto...- asintió el muchacho de ojos color esmeralda sin dejar de fijarse en la lava de la que manaba una ardiente lava, capaz de calcinarlo todo- pero quédate cerca de mi, no creo que aguante mi peso- dijo Max mientras Soulmon asentía y el Tamer, temeroso, comenzó a caminar poco a poco por el puente, aunque, no tenían mucho tiempo, por lo que comenzó a acelerar con cuidado su ritmo mientras avanzaba por el puente, aunque con sumo cuidado. Soulmon le seguía de cerca, si se caía, podía usar su ataque Garra Tenebrosa para estirar una o dos de sus manos y agarrarle a tiempo, confiaba en sus reflejos.

Tras insultar a los recién llegados, Tapirmon huyó rápidamente, presa del miedo mientras flotaba. Umos enormes ojos aterradores se podían apreciar a través de la espesa niebla que había en el castillo a esas alturas. Pero los tres amigos lograron una información muy valiosa: conocer la identidad del Digimon que estaba detrás de todo este problema con las estatuas y esa era Harpymon. Tras decir esto, el Kokatorimon comenzó a disparar rayos por los ojos que tenían la capacidad de petrificar. Éste era el método que utilizaba para petrificar a todos los Digimons que se cruzaban con ellos. Mientras se escondían de los ataques del pollo digimon, comenzaron a buscar a Tapirmon, dándose cuenta de que éste había sido alcanzado por un rayo de Kokatorimon y se había quedado de piedra... Nunca mejor dicho.

Demyx: Odio escapar de una pelea, pero Agus tiene razón.

Agumon: ¡Mira lo que le ha hecho a Tapirmon! ¡Debemos vengarle! ¡Trato de ayudarnos!

Demyx: ¡Y la mejor forma de vengarle es vencer a Harpymon! ¡Sin jefe están perdidos! ¡Correrán como pollos sin cabeza!

Agumon: ¿Te das cuenta del chiste TAN malo que acabas de hacer?

Demyx: Sí pero mejor haz como que no lo has oído, no lo he hecho a posta... Es una expresión que utilizamos los humanos.

Mientras se encogía de hombros, indiferente, Agumon comenzó a generar una bola de fuego en su boca, por lo que saltó hacia un lado, lo suficiente para ver esos ojos locos y lanzar rápidamente un ataque para después volver a cubrirse.

Agumon: ¡Llama Bebé!

No sabía si la bola de fuego de Agumon le había dañado o incluso si había impactado en el Kokatorimon, pero Demyx no se lo pensó dos veces y, agarrando de la garra de Agumon, se dirigió hacia el interior del palacio, pasando de estatua en estatua para protegerse de los ataques de Kokatorimon.

Demyx: ¡Vamos vamos vamos! ¡Maldita sea! ¡No quiero convertirme en piedraaaaaa!

A medida que corrían Demyx y Agumon hacia la puerta, esta se notaba más y más cerca... ¡Tan sólo quedaban unos pocos metros para alcanzar la salvación! Al menos por ahora....

El endeble puente se rompió bajo el peso de Kenku, abajo había lo que parecía lava ardiente. Sin embargo extrañamente había algo en el corazón de ese volcán que parecía atraer a Kenku y a su digimon hacia él y podíais ver la lava cada vez más cerca, más cerca.... Ese susto podría hacer perder el conocimiento a cualquiera, sin embargo todo se quedaría en eso, un susto pues la amenazante lava parecía ser solo una ilusión digital que no os causaría mucho daño. Tras caer, aparecéis como en una cueva muy iluminada que es atravesada por el río de lava donde os encontraríais. Sentís el poder del fuego muy cerca, hace también calor, quizá esa sea la guarida del Espíritu del Fuego!! Sin embargo solo veís ante vosotros un pequeño digimon que parece estar orinando en una roca de espaldas a vosotros.

-Upps! Hola! no sabía que tenía visitas...- dijo mientras se limpiaba y se volvía hacia vosotros.-Me llamo Coronamon, qué os trae por aqui?-dijo el digimon de manera amistosa.

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Kokatorimon estaba muy enfadado, detectó entre la niebla que había alguien más junto a Tapirmon y empezó a escudriñar el jardín buscando a Demyx y a su compañero entre las estatuas. Parecía creer que solo se trataba de su imaginación cuando una minúscula bola de fuego le dio de lleno en todo el ojo al grito de "llama bebé".

-GRRRUUUAAAARKKK!!-gritó de dolor el pollo gigante-Malditos gusanos!!! RAYO PETRIFICADOR!!!- A pesar de tener un ojo dolorido, con el sano seguía lanzando su ataque más potente. Al avanzar enfurecido hacia vosotros pisó en una de sus zancadas la estatua del pequeño tapirmon haciendo que sus datos volvieran a Ciudad Inicio donde se convertiría de nuevo en digihuevo.

Por suerte fuisteis rápidos y el rayo os alcanzó cuando justo cerrasteis la puerta de la mansión, convirtiendo la misma en piedra y bloqueándoos la salida. En cambio para vuestro pesar Agus, vuestro valiente aliado había quedado atrás, esperando que saliera vivo de esta.... Se debió despistar cuando corristeis hacia la casa.
Ante vosotros se os presentaba una mansión de lo más extraña, hacia arriba se levantaba una espiral de palos enormes como de gallinero pero de tamaño descomunal formando como una torre. Mirando arriba veis que la espiral está descubierta arriba donde hubiera quedado bien una cúpula, se veía el cielo donde empezaba a anochecer y parecía que la niebla formada por las nubes digitales, se estaba disipando. En lo alto de la torre veis como una silueta volar, lo mismo es la malvada Harpymon!! pero tenéis un largo camino hacia arriba si queréis comprobarlo. El suelo está lleno de guano (basurilla de gallinero, para que me entendais, desechos de pajarracos), y si avanzáis un poco veréis la zona donde empiezan a ascender los palos de esa pajarera gigante q parece ser la morada de los kokatorimon y akatorimons, y en la zona que los une con la pared de la mansión hay unas escaleras que recorren por dentro todos los palos hasta arriba del todo y también en ese lugar hay una puerta cerrada pero no con llave que lleva hacia el resto de dependencias de la mansión, ¿qué camino escogeréis?

¡Uaaaaaah!- gritó el peliverde mientras caía, aterrorizado. ¿Iba a morir en ese momento? En serio, se había enfrentado a terribles monstruos: hombres y lagartijas de fuego, un dinosaurio controlado por un sádico demonio en el Mundo Real, es decir, el Mundo Humano. También se había enfrentado a un pollo gigante que podía petrificar con unos rayos que salían de sus ojos. Un ratón de color rosa que se dedicaba a robar. Unos pequeños murciélagos que tiraban jeringuillas... ¿E iba a morir ahí? ¿De ese modo? ¿Por una simple caída? No lo podía creer... A lo lejos, veía que Soulmon, al no encontrarse en el puente, sino flotando, permanecía en el mismo sitio mientras que él, el muchacho atlético de cabellos verdes. Sin embargo, el Digimon fantasma, al percatarse del peligro que corría su amigo humano, descendió rápidamente, aprovechándose de la escasa fuerza de gravedad que el Mundo Digital podía afectarle... Menos es nada. El Digimon debía evitar que Max se cayera a la lava y se convirtiese en sopa de humano... O que se estampase contra una de las rocas que aún no se habían fundido y sus restos quedasen esparcidos por todos lados, creándose así una visión más bien grotesca del paisaje...

¡Garra Tenebrosa!- gritó Soulmon intentando alcanzar con sus dos garras negruzcas de color azabache, agarrando a su Tamer en el aire, pero sin impedir que el peliverde tocase con su ropa la lava en el momento justo en el que las dos manos alcanzaron al chico de la camisa blanca... Sin embargo, la lava se trataba únicamente de una especie de ilusión, por lo que Soulmon descendió junto al peliverde hacia abajo, hacia el suelo que acababa de "formarse", aunque, en realidad, estuviese oculto bajo la ilusión de la falsa masa formada por el magma y la roca. Ambos se quedaron observando una iluminada cueva, donde había una especie de Digimon con aspecto de león bípedo de color rojo y símbolos de soles, el cuál estaba orinando, disculpándose después por ello al detectar la presencia de los dos forasteros, mientras se presentaba como Coronamon.

Hola Coronamon, yo soy Maxwell Miyamoto- dijo el peliverde sonriendo, observando que, tras tocar suelo, Soulmon volvió a convertirse en su digievolución anterior, Tsukaimon. El Tamer hizo caso omiso a la orina del Digimon para no incomodarle... Aunque un fuerte olor a azufre le llegó hasta lo más profundo de las fosas nasales.

¡Y yo soy Tsukaimon! ¡Su compañero Digimon!- sonrió Tsukaimon mientras observaba todos los detalles de esa rocosa cueva mientras Coronamon les preguntaba qué hacían allí.

Verás... estamos buscando al Espíritu del Fuego para salvar a nuestro amigo Tyrannomon- comenzó a explicar Max sin saber por donde empezar.

¿Sabes dónde se encuentra?- entonces ambos, Tamers y Digimons, le explicaron a Coronamon de su encuentro con Kokatorimon, la pelea contra éste y por qué Tyrannomon tenía peligro de muerte.

Agumon y Demyx lograron adentrarse dentro del complejo edificio que se encontraba ante ellos, cerrando bien las puertas, haciendo que éstas bloquearan el Ataque Petrificante de Kokatorimon. La mala noticia era que Agus, el amigo Agumon de ambos dos, se quedó fuera del edificio.

Demyx: ¡Demonios! ¡Agus!

Agumon: ¡Mierda! ¡Tenemos que volver a por él

Demyx y Agumon intentaron abrir la puerta pero el ataque petrificante de Kokatorimon volvió totalmente rígida la puerta e hizo que no pudiesen abrir dicha puerta.

Demyx: ¡Maldita sea! ¡No se abre!

Agumon: ¿¡Qué hacemos, Demyx?¡

Demyx: Solo podemos esperar que Agus pueda con Kokatorimon... Nos toca seguir hacia delante

Ambos vieron una puerta cerrada y unas escaleras que ascendían hacia arriba, lo que vendría a ser el nido de los Digimon pajarracos. Arriba del todo se veía una silueta sobrevolando la zona por lo que ambos comenzaron a subir.

Demyx: Si acabamos con el líder, que me apuesto lo que sea a que es ese que está volando, acabaremos con el enemigo

Agumon: ¡Entonces vamos a por ese pajarraco! ¡Por lo menos este puede volar!


OFF: Ya me dijo Max que no habia problemas de continuar con la misión asi que... perdón por el retraso y tranquila Ashely, que no volveré a fallar

-Gusto en conoceros pero...¿para qué queréis el Espíritu de Fuego?-preguntó Coronamon.-El Espíritu de Fuego es una deidad que mora en las profundidades de este volcán, siempre he querido que me escuche, pero yo solo no puedo-se resignó Coronamon. -Seguidme...-el digimon os invitó a seguirle hacia una gruta en la roca que se encontraba cerca de donde vosotros os encontrábais. La sala era amplia, en el techo muy a lo lejos se veía el cielo pero antes de llegar a la boca del volcán había unas esferas flotantes similares a las que rodeaban el cuello de algunas deidades digitales. El suelo del lugar no era regular pues era roca y en algunos puntos ese suelo se abría dejando ver los ríos de lava del volcán, debías tener cuidado de donde pisar porque dudo mucho que esa lava fuera una ilusión como cuando caisteis en el volcán. En las paredes había extrañas pinturas antiguas con unos dibujos que representaban a un digimon similar a Coronamon y otro que parecía ser un agumon, parecían fusionarse formando algo similar a esto.

Podeis inspeccionar el lugar y preguntarle todo lo que queráis a Coronamon, el responderá a vuestras preguntas en el siguiente post.

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Estábais ya cerca de la cima cuando el guano de vuestro alrededor se condensó y apareció una gran montaña de... bueno masas misteriosas, excremento digimon o como queráis decirlo, vamos que no era muy agradable ni a la vista ni al olfato, parecía que los pajarracos habían tenido una colitis de órdago o que en la vida se hubiera limpiado aquel lugar. Para colmo de pronto algo de dentro de la montaña empezó a lanzaros parte de la misma, en la lluvia de cacotas aparecieron de pronto varios numemons y sukamon que no querían poneros fácil el ascenso a la cumbre.

-No os dejaremos ver a nuestra señora!-decían mientras os lanzaban masas misteriosas a porrillo que además de mancharos hacían más resbaladizo el lugar y si pisabais mal podíais caer al principio de la pendiente. ¿cómo os librareis de esos bichitos algo guarrillos?